AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La Noche Recien Comienza - Corinne -
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La Noche Recien Comienza - Corinne -
- ¡Ulala! ¡Ulala! - tarareaba a todo pulmón Logan, el vampiro, mientras madame Blanchard lo llevaba a rastras hasta la Capilla Tremere. Por más que Corinne le advertía que se estuviera quieto no conseguía que el "supuesto" joven lograra escucharla siquiera.
- ¿Sabes por qué Napoleón jamás llegará al trono? ¡Porque es un rajado! - exclamaba incoherencias mientras cruzaban el inmenso jardín que llevaba hasta la mansión. ¿Cómo es que Logan había terminado en ésa situación?. Pues se había ido a embriagar a un bar de París, donde terminó confesandole a Corinne que los hombres lobos existían. ¡Por Cain y sus santos colmillos vampiricos! ¿Cómo se le ocurría hablarle a una humana de ése tipo de cosas? De seguro la chica lo tomaría por loco. Lo curioso de ella es que le había conocido la misma noche en que su "familia" habría muerto. Y hoy se reencontraron en el mismo bar donde le conoció y casi le disloca la mandíbula de una bofetada. ¿Es necesario explicar las razones? Podríamos explicarlo simplemente con: Es Logan Demian Resnick. Un hombre que no tiene respeto por nada, o casi nada, pues en ésa ocasión SI había sido un mal entendido. De todos modos, la mujer había aceptado acompañar a Logan a su morada, y bastó con que éste tomara una bocada de aire fuera del local para perder casi completamente el raciocinio.
Una vez dentro Logan cayó sobre el sofá del vestíbulo y se aferró a las piernas de Corinne que permanecía de pie a su lado. - ¡No te vayas, por favor! No ésta noche... No quiero dormir solo, de nuevo - aseguró Logan cual niño pequeño asustadizo. El alcohol como siempre hacía estragos en su personalidad y sacaba a relucir su lado infantil y empalagoso. Su lado más humano.
- ¿Sabes por qué Napoleón jamás llegará al trono? ¡Porque es un rajado! - exclamaba incoherencias mientras cruzaban el inmenso jardín que llevaba hasta la mansión. ¿Cómo es que Logan había terminado en ésa situación?. Pues se había ido a embriagar a un bar de París, donde terminó confesandole a Corinne que los hombres lobos existían. ¡Por Cain y sus santos colmillos vampiricos! ¿Cómo se le ocurría hablarle a una humana de ése tipo de cosas? De seguro la chica lo tomaría por loco. Lo curioso de ella es que le había conocido la misma noche en que su "familia" habría muerto. Y hoy se reencontraron en el mismo bar donde le conoció y casi le disloca la mandíbula de una bofetada. ¿Es necesario explicar las razones? Podríamos explicarlo simplemente con: Es Logan Demian Resnick. Un hombre que no tiene respeto por nada, o casi nada, pues en ésa ocasión SI había sido un mal entendido. De todos modos, la mujer había aceptado acompañar a Logan a su morada, y bastó con que éste tomara una bocada de aire fuera del local para perder casi completamente el raciocinio.
Una vez dentro Logan cayó sobre el sofá del vestíbulo y se aferró a las piernas de Corinne que permanecía de pie a su lado. - ¡No te vayas, por favor! No ésta noche... No quiero dormir solo, de nuevo - aseguró Logan cual niño pequeño asustadizo. El alcohol como siempre hacía estragos en su personalidad y sacaba a relucir su lado infantil y empalagoso. Su lado más humano.
Demian L. Resnick- Vampiro Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Había pasado algo de tiempo en volver a poner un pie en este sitio. No lo había hecho desde aquella noche en que me tope con un ser despreciable para mi gusto, recordaba perfectamente su rostro, su arrogancia y su nombre, Demian. Hoy, precisamente esta noche que regresaba, volvía a toparme con él o mejor dicho era él quien nuevamente se interponía en mi camino, chocando torpemente contra mí. Esta ocasión el hombre se encontraba bastante ebrio y por segunda ocasión, aquella disculpandome ante algo que él habia hecho, esta ocasión termine compadeciéndome de él haciéndole compañía en su mesa y escuchando su “terrible” tragedia.
¿Cómo juzgarlo de loco tras su confesión? si yo era uno de esos seres. Por el momento aparente sorprenderme por el tema e intente actuar simplemente como una “humana” sorprendiéndome un poco de que creyera en los licantropos. Total, seguramente al día siguiente no recordaría nada de lo que hablábamos esta noche.
- Monsieur usted no llegará ni a la esquina por su propio pie - le dije al tiempo que se levanto e intento caminar tambaleándose hasta caer de bruces al suelo, reconocí que no podía abandonarlo a su suerte y acepte que debía acompañarlo a su hogar - lo acompañare hasta su hogar - dije tajantemente..
El estado de Monsieur Resnick dentro del local comenzaba a ser considerablemente deplorable a consecuencia de tanto alcohol. Empeorando este apenas una ligera ráfaga de aire atravesó sus sentidos cuando pusimos un pie fuera.
Agradecí a Gaia por ser una hija de la luna ya que de lo contrario mi fuerza no hubiera sido suficiente para cargar con su pesado cuerpo hasta su domicilio.
- Puede hacerme el favor de no gritar y comportarse!!!!...... - le suplicaba sin éxito. Cada vez que él abría la boca era solo para decir una sarta de incoherencias. – deje de decir tonterías - le insistí durante todo el trayecto. Me sentí aliviada de que pronto ya no tendría que soportarlo más cuando atravesábamos el inmenso jardín de su residencia.
Lo deje caer sobre el primer sofá que tuve frente a mi vista – Monsieur Resnick, luce usted deplorable - le comente mirándole fijamente y negando con la cabeza sin apartarme de su lado.
- No tengo más nada que hacer aquí - le respondí fríamente, ya suficiente había hecho con traerle hasta su mansión
Esta vez no me conmovería ni con su carita de inocente cual niño asustado ni de su voz suplicante. ¿Por qué había yo de quedarme? pensé.
- Si usted duerme solo o no, es cosa que a mi no me importa - zafe mis pernas de su agarre retirándome de él. Continué mirándole, lucia tan indefenso como si en verdad temiera estar solo.
- ¿Por qué habría de acompañarle esta noche? - finalmente pregunte, conmovida una vez más por él.
¿Cómo juzgarlo de loco tras su confesión? si yo era uno de esos seres. Por el momento aparente sorprenderme por el tema e intente actuar simplemente como una “humana” sorprendiéndome un poco de que creyera en los licantropos. Total, seguramente al día siguiente no recordaría nada de lo que hablábamos esta noche.
- Monsieur usted no llegará ni a la esquina por su propio pie - le dije al tiempo que se levanto e intento caminar tambaleándose hasta caer de bruces al suelo, reconocí que no podía abandonarlo a su suerte y acepte que debía acompañarlo a su hogar - lo acompañare hasta su hogar - dije tajantemente..
El estado de Monsieur Resnick dentro del local comenzaba a ser considerablemente deplorable a consecuencia de tanto alcohol. Empeorando este apenas una ligera ráfaga de aire atravesó sus sentidos cuando pusimos un pie fuera.
Agradecí a Gaia por ser una hija de la luna ya que de lo contrario mi fuerza no hubiera sido suficiente para cargar con su pesado cuerpo hasta su domicilio.
- Puede hacerme el favor de no gritar y comportarse!!!!...... - le suplicaba sin éxito. Cada vez que él abría la boca era solo para decir una sarta de incoherencias. – deje de decir tonterías - le insistí durante todo el trayecto. Me sentí aliviada de que pronto ya no tendría que soportarlo más cuando atravesábamos el inmenso jardín de su residencia.
Lo deje caer sobre el primer sofá que tuve frente a mi vista – Monsieur Resnick, luce usted deplorable - le comente mirándole fijamente y negando con la cabeza sin apartarme de su lado.
- No tengo más nada que hacer aquí - le respondí fríamente, ya suficiente había hecho con traerle hasta su mansión
Esta vez no me conmovería ni con su carita de inocente cual niño asustado ni de su voz suplicante. ¿Por qué había yo de quedarme? pensé.
- Si usted duerme solo o no, es cosa que a mi no me importa - zafe mis pernas de su agarre retirándome de él. Continué mirándole, lucia tan indefenso como si en verdad temiera estar solo.
- ¿Por qué habría de acompañarle esta noche? - finalmente pregunte, conmovida una vez más por él.
Corinne Blanchard- Licántropo Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Logan murmuró algo inaudible para el oído humano y calló del sofá aferrándose aún con más fuerza a la pierna de Corinne. ¿Por qué habría de acompañarle? Era una pregunta sensata y coherente. Corinne tenía razón, ella había hecho ya más que suficiente con el hecho de prestarse para llevar a Logan hasta la capilla tremere, pero en la mente del vampiro poco había ya de coherencia. Aunque si podía discernir con total claridad en sus pensamientos el cuerpo de Lyam totalmente quemado por los rayos del sol, el cuerpo de su hermano, aquel que lo acompañó por décadas en su entrenamiento y que hoy ya no existía más.
Su familia, su padre, su madre, su hermano, y la nueva integrante, todos habían muerto, o al menos eso creía Logan. ¿Qué haría ahora solo en París? Quizás era buena idea dar fin con su no-vida, tal como lo había planeado antes de venir, pero la sed de venganza no lo dejaría descansar en paz. Necesitaba saber el por qué habían asesinado a sangre fría a su familia, necesitaba respuestas, necesitaba comprender por qué ésa absurda batalla entre dos razas que eran condenadas por la noche y el día, por la luna y el sol.
- Porque nunca he estado solo - reconoció al fin soltándose de los pies de Corinne para girar en el suelo y quedar de espaldas a éste, apoyando su nuca contra el piso alfombrado de la sala. - Además... - frotó sus ojos con fuerza y se incorporó hasta sentarse. - Es muy tarde para que una dama indefensa ande sola por las calles Parisinas en una noche tan fría, me niego a dejar que se vaya a éstas horas de la madrugada - aseguró frunciendo el ceño, cambiando su estado anímico de hacía unos momento por uno más serio. Así era él, un bipolar como pocos, sobre todo cuando el alcohol invadía su cuerpo. Trató de incorporarse y se afirmó del asiento para ponerse de pie.
- Hay varias habitaciones vacías en la segunda planta, puede escoger entre las tres principales o una de las tantas para los huéspedes si así lo desea, además me siento en deuda con usted. Yo creo que me serviré un poco de café, no tengo sueño - explicó y se adelantó a la cocina con la intensión de servirse un poco de café, pero no pudo dar ni dos pasos y su cuerpo se tambaleó nuevamente viéndose obligado a afirmarse en Corinne. - ¡Uoh, ouh! ¡Está temblando! - exclamó no muy convencido de ése hecho, pero cualquier excusa era valida para justificar su torpeza.
Su familia, su padre, su madre, su hermano, y la nueva integrante, todos habían muerto, o al menos eso creía Logan. ¿Qué haría ahora solo en París? Quizás era buena idea dar fin con su no-vida, tal como lo había planeado antes de venir, pero la sed de venganza no lo dejaría descansar en paz. Necesitaba saber el por qué habían asesinado a sangre fría a su familia, necesitaba respuestas, necesitaba comprender por qué ésa absurda batalla entre dos razas que eran condenadas por la noche y el día, por la luna y el sol.
- Porque nunca he estado solo - reconoció al fin soltándose de los pies de Corinne para girar en el suelo y quedar de espaldas a éste, apoyando su nuca contra el piso alfombrado de la sala. - Además... - frotó sus ojos con fuerza y se incorporó hasta sentarse. - Es muy tarde para que una dama indefensa ande sola por las calles Parisinas en una noche tan fría, me niego a dejar que se vaya a éstas horas de la madrugada - aseguró frunciendo el ceño, cambiando su estado anímico de hacía unos momento por uno más serio. Así era él, un bipolar como pocos, sobre todo cuando el alcohol invadía su cuerpo. Trató de incorporarse y se afirmó del asiento para ponerse de pie.
- Hay varias habitaciones vacías en la segunda planta, puede escoger entre las tres principales o una de las tantas para los huéspedes si así lo desea, además me siento en deuda con usted. Yo creo que me serviré un poco de café, no tengo sueño - explicó y se adelantó a la cocina con la intensión de servirse un poco de café, pero no pudo dar ni dos pasos y su cuerpo se tambaleó nuevamente viéndose obligado a afirmarse en Corinne. - ¡Uoh, ouh! ¡Está temblando! - exclamó no muy convencido de ése hecho, pero cualquier excusa era valida para justificar su torpeza.
Demian L. Resnick- Vampiro Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Desvíe la mirada hacia el interior de la casa, observando el escaso espacio que mis ojos alcanzaban a percibir, admirando el buen gusto y elegancia en ella, sus finos muebles adornando los espacios, las elegantes cortinas cubriendo los enormes ventanales. Volviendo mi atención en el instante en que escuchaba un ligero murmullo y Monsieur Resnick caía de bruces al piso. Corrí a su lado para ayudarle a levantarse. Sin darme oportunidad de inclinarme se aferraba nuevamente, esta vez con mayor fuerza, a mis piernas sin permitirme dar un paso siquiera.
Su deplorable y miserable situación me hacía dudar en dejarle solo, corriendo el riesgo de que continuara bebiendo hasta caer en una congestión alcohólica. Por un lado debía regresar cuanto antes a la mansión Black, con toda seguridad Fenrir esperaba a por mí y al no verme aparecer estaría sumamente preocupado…si hubiera salido acompañada de Thiago, me repetía a mi misma recriminándome por haber salido sola y por otro lado mi instinto humanitario me gritaba que no debía abandonarlo, que al menos por esta noche debía hacerle compañía y ayudarle o intentar ayudarle a combatir su soledad al menos solo hoy.
Pensaba llevarlo nuevamente hasta el sofá a como diera lugar, le gustase o no le gustase a él. Como si hubiera leído mi pensamiento se soltó recostándose de espaldas sobre la obscura alfombra.
Sentí como si finos trozos de cristal escocieran mi piel ante el miedo a la soledad que reflejaban sus palabras.
A pesar de que sus funciones motrices no le respondían debidamente, un poco de coherencia si mantenía su mente.
- Esta bien Monsieur Resnick, usted gana, esta noche me quedaré aquí ….pero eso si, a primera hora de la mañana me marcho - me acerque hasta el cómodo sofá y tome asiento dedicándole una sonrisa de amigable resignación contemplándolo sentado en el suelo sin dejar de mirarle a los ojos imaginando que sucedería si en ese momento se enterará que en realidad no soy una dama indefensa como el creía.
Me levante para dar espacio a que se apoyara cuando con dificultad se incorporaba apoyándose del borde del sofá, tuve el impulso de ayudarlo, ahora su rostro reflejaba al hombre maduro y no al niño indefenso así que lo evite para no lastimar su orgullo de hombre.
- Pierda cuidado ya me encargaré de elegir la habitación en la cual pasaré el resto de la noche – lo había logrado, ahora se mantenía en pie frente a mí observándome con curiosidad quizás pensando de que manera pagarme la deuda que mencionaba tenia ahora conmigo. Y si que la tenia sobretodo después de los problemas que podría acarrearme el no llegar a casa al lado de Fenrir.
- Esta claro que no tienes sueño lo que tú tienes es tremenda borrachera – basto con que intentará dar un par de pasos para demostrar que no era capaz de caminar sin mi apoyo. Lo atrape entre mis brazos – No Deman, no esta temblando, eres tú quien no tiene el control de tus movimientos – mire por un lado de su cuerpo, la cocina no estaba muy lejos, si ya había cargado con el desde aquel bar hasta su domicilio que más daba unos cuantos pasos más – me temo que el alcohol se ha convertido en el dueño de ellos al menos por unas horas más …será mejor que te lleve hasta la cocina y si me lo permites yo misma te serviré esa taza de café que mucho bien te hará – sin esperar respuesta alguna de su parte comencé a caminar llevándolo conmigo hasta lograr que se sentara en una de las sillas. Parecía como si el café esperaba por nosotros, al llegar a la cocina el aroma a café impregnaba el ambiente. Me gire para buscar un par de tazas, unos terrones de azúcar y un poco de leche. Serví café en ellas y volví hasta la mesa – anda bebe que esto te ayudará – le animé acercándole la taza mientras tomaba asiento a su lado. Si me hubieran dicho que yo terminaría sirviéndole café en su propia mesa jamás lo hubiera creído posible. Al parecer nuestra relación cada vez que nos reencontráramos así sería, llena de sorpresa, llena tanto de malos como de buenos momentos.
- ¿Qué piensas hacer para no estar solo? - pregunte realmente interesada. Según me había contado su familia había muerto. Y yo, solo le haría compañía esta noche. Que pensaba hacer ahora, me estaría hablando en serio cuando me dijo que pensaba acabar con su vida. No descansaría hasta conseguir respuestas. Sin darme cuenta mi mano se poso sobre la suya que se encontraba jugueteando con sus dedos sobre la mesa.
Su deplorable y miserable situación me hacía dudar en dejarle solo, corriendo el riesgo de que continuara bebiendo hasta caer en una congestión alcohólica. Por un lado debía regresar cuanto antes a la mansión Black, con toda seguridad Fenrir esperaba a por mí y al no verme aparecer estaría sumamente preocupado…si hubiera salido acompañada de Thiago, me repetía a mi misma recriminándome por haber salido sola y por otro lado mi instinto humanitario me gritaba que no debía abandonarlo, que al menos por esta noche debía hacerle compañía y ayudarle o intentar ayudarle a combatir su soledad al menos solo hoy.
Pensaba llevarlo nuevamente hasta el sofá a como diera lugar, le gustase o no le gustase a él. Como si hubiera leído mi pensamiento se soltó recostándose de espaldas sobre la obscura alfombra.
Sentí como si finos trozos de cristal escocieran mi piel ante el miedo a la soledad que reflejaban sus palabras.
A pesar de que sus funciones motrices no le respondían debidamente, un poco de coherencia si mantenía su mente.
- Esta bien Monsieur Resnick, usted gana, esta noche me quedaré aquí ….pero eso si, a primera hora de la mañana me marcho - me acerque hasta el cómodo sofá y tome asiento dedicándole una sonrisa de amigable resignación contemplándolo sentado en el suelo sin dejar de mirarle a los ojos imaginando que sucedería si en ese momento se enterará que en realidad no soy una dama indefensa como el creía.
Me levante para dar espacio a que se apoyara cuando con dificultad se incorporaba apoyándose del borde del sofá, tuve el impulso de ayudarlo, ahora su rostro reflejaba al hombre maduro y no al niño indefenso así que lo evite para no lastimar su orgullo de hombre.
- Pierda cuidado ya me encargaré de elegir la habitación en la cual pasaré el resto de la noche – lo había logrado, ahora se mantenía en pie frente a mí observándome con curiosidad quizás pensando de que manera pagarme la deuda que mencionaba tenia ahora conmigo. Y si que la tenia sobretodo después de los problemas que podría acarrearme el no llegar a casa al lado de Fenrir.
- Esta claro que no tienes sueño lo que tú tienes es tremenda borrachera – basto con que intentará dar un par de pasos para demostrar que no era capaz de caminar sin mi apoyo. Lo atrape entre mis brazos – No Deman, no esta temblando, eres tú quien no tiene el control de tus movimientos – mire por un lado de su cuerpo, la cocina no estaba muy lejos, si ya había cargado con el desde aquel bar hasta su domicilio que más daba unos cuantos pasos más – me temo que el alcohol se ha convertido en el dueño de ellos al menos por unas horas más …será mejor que te lleve hasta la cocina y si me lo permites yo misma te serviré esa taza de café que mucho bien te hará – sin esperar respuesta alguna de su parte comencé a caminar llevándolo conmigo hasta lograr que se sentara en una de las sillas. Parecía como si el café esperaba por nosotros, al llegar a la cocina el aroma a café impregnaba el ambiente. Me gire para buscar un par de tazas, unos terrones de azúcar y un poco de leche. Serví café en ellas y volví hasta la mesa – anda bebe que esto te ayudará – le animé acercándole la taza mientras tomaba asiento a su lado. Si me hubieran dicho que yo terminaría sirviéndole café en su propia mesa jamás lo hubiera creído posible. Al parecer nuestra relación cada vez que nos reencontráramos así sería, llena de sorpresa, llena tanto de malos como de buenos momentos.
- ¿Qué piensas hacer para no estar solo? - pregunte realmente interesada. Según me había contado su familia había muerto. Y yo, solo le haría compañía esta noche. Que pensaba hacer ahora, me estaría hablando en serio cuando me dijo que pensaba acabar con su vida. No descansaría hasta conseguir respuestas. Sin darme cuenta mi mano se poso sobre la suya que se encontraba jugueteando con sus dedos sobre la mesa.
Corinne Blanchard- Licántropo Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Frunció el ceño ante la aclaración de Corinne. ¿De verdad no estaba temblando?. Parpadeó con fuerza y se dejó guiar por ella hasta la cocina. Su cuerpo calló sobre el silla y sus ojos se cerraron hundiendo su rostro y hombros, cabizbajo. Se mantuvo así al menos hasta que su cuerpo se ladeó tanto que casi pierde el equilibrio. Alzó su vista de forma fugaz y sus ojos se abrieron hasta casi desbordar sus cuentas. Pestañeó nuevamente con fuerza al verse sentado. ¿En qué momento había llegado a la cocina?. Ni siquiera se había percatado, o simplemente ya lo había olvidado.
Siguió con su vista la taza de café y sonrió al percatarse de que Corinne ya lo estaba tuteando. Si había algo que molestaba a Logan eran los títulos y formalidades, al menos en su hogar o donde normalmente se siente cómodo. Sintiendo como la mesa se le movía la tanteó buscando la cuchara, pero en vez de encontrar el cubierto su mano se topó con la de Corinne. Pensó en retirarla rápidamente, pues no quería más problemas con ella, al menos no por ésta noche, pero fue ella misma quien la sujetó con fuerza, con la misma fuerza que su madre solía presionarla cuando lo interrogaba de forma preocupada. ¿Corinne se estaba preocupando por él?. Pensar en aquello lo hizo sonreír, al menos un momento.
- Pensaba en abrir un local en el centro de Paris, algún local nocturno, pero innovador, no cualquier taberna o antro. Trabajar en ello al menos por un tiempo - reconoció entrelazando sus dedos con los de ella en una caricia. Su mirada se posó en Corinne y apartó su mano pues no quería hacerla sentir incomoda y de todos modos ya había conseguido acariciarla, no pretendía abusar de su confianza, por ahora.
- Pero aún tengo que pensarlo - añadió perdiéndose en el remolino que formaba su taza al revolver el azúcar en el café con la cuchara. Alzó la taza tibia entre sus manos y le dio un sorbo, aún estaba algo amargo, con lo mucho que odiaba el café amargo, cargado y con poca azúcar, pero no podía culpar a Corinne, después de todo no conocía sus gustos y se había molestado en ayudarle.
Arrugó su nariz y chasqueó la lengua en una clara expresión de asco. Si, sabía horrible, pero aquello lo hizo recobrar en parte sus sentidos, ya el piso no se le movía tanto. - Por otro lado, también quiero dar caza a los Licantropos que mataron a mi familia. Obviamente procurando ser discreto con el tema para que no me tachen de loco. Después de todo nadie me creería si les hablara de todo lo que he vivido - musitó dando un nuevo sorbo a la taza de café cargado.
- ¿Y tu, Corinne? ¿Siempre has vivido en París? Me gustaría conocer un poco más a la mujer que me sacó de ése antro y se preocupó de un perfecto desconocido - comentó con una acogedora sonrisa, la cual salió sin siquiera darse cuenta. No se había dado cuenta lo cómodo que se sentía junto a Corinne.
Siguió con su vista la taza de café y sonrió al percatarse de que Corinne ya lo estaba tuteando. Si había algo que molestaba a Logan eran los títulos y formalidades, al menos en su hogar o donde normalmente se siente cómodo. Sintiendo como la mesa se le movía la tanteó buscando la cuchara, pero en vez de encontrar el cubierto su mano se topó con la de Corinne. Pensó en retirarla rápidamente, pues no quería más problemas con ella, al menos no por ésta noche, pero fue ella misma quien la sujetó con fuerza, con la misma fuerza que su madre solía presionarla cuando lo interrogaba de forma preocupada. ¿Corinne se estaba preocupando por él?. Pensar en aquello lo hizo sonreír, al menos un momento.
- Pensaba en abrir un local en el centro de Paris, algún local nocturno, pero innovador, no cualquier taberna o antro. Trabajar en ello al menos por un tiempo - reconoció entrelazando sus dedos con los de ella en una caricia. Su mirada se posó en Corinne y apartó su mano pues no quería hacerla sentir incomoda y de todos modos ya había conseguido acariciarla, no pretendía abusar de su confianza, por ahora.
- Pero aún tengo que pensarlo - añadió perdiéndose en el remolino que formaba su taza al revolver el azúcar en el café con la cuchara. Alzó la taza tibia entre sus manos y le dio un sorbo, aún estaba algo amargo, con lo mucho que odiaba el café amargo, cargado y con poca azúcar, pero no podía culpar a Corinne, después de todo no conocía sus gustos y se había molestado en ayudarle.
Arrugó su nariz y chasqueó la lengua en una clara expresión de asco. Si, sabía horrible, pero aquello lo hizo recobrar en parte sus sentidos, ya el piso no se le movía tanto. - Por otro lado, también quiero dar caza a los Licantropos que mataron a mi familia. Obviamente procurando ser discreto con el tema para que no me tachen de loco. Después de todo nadie me creería si les hablara de todo lo que he vivido - musitó dando un nuevo sorbo a la taza de café cargado.
- ¿Y tu, Corinne? ¿Siempre has vivido en París? Me gustaría conocer un poco más a la mujer que me sacó de ése antro y se preocupó de un perfecto desconocido - comentó con una acogedora sonrisa, la cual salió sin siquiera darse cuenta. No se había dado cuenta lo cómodo que se sentía junto a Corinne.
Demian L. Resnick- Vampiro Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
La mezcla de sentimientos que Logan me producía eran tan impredecibles como él mismo. En ocasiones en cuestión de segundos podía lograr sacarme de mis casillas hasta casi perder el control y tratarlo mal, en otras lograba sacarme una sonrisa, en otras, como hoy, lograba que lo compadeciera y terminaba sacando mi lado humanitario y ser sumamente amable y gentil con él. No tenía porque lidiar con una relación así, en verdad que no lo necesitaba pero a la vez eso precisamente me atraía sobremanera.
Sin darme cuenta había comenzado a tutearlo, de pronto sentí como si fueran años los que llevábamos de conocernos y de convivir, a nuestra peculiar manera claro esta pero conviviendo al fin.
Di un pequeño sorbo a la taza de café sin dejar de observarle. Me sentí complacida cuando con el roce de mi mano sobre la suya le arrancaba una tierna sonrisa. Si la pudiera mantener…¿acaso tan difícil era para alguien como Logan sonreír? Pensé y me cuestione a la vez. Aferre su mano a la mía con gran fuerza como si con ese acto le hablará y le alentará desde el fondo de mi corazón.
- No dudo que eso que tienes en mente sea un buen negocio sobre todo si será algo innovador - respondí observando como nuestras manos se entrelazaban. Su mano estaba tan fría más sin embargo no por ello deje de disfrutar su fugaz caricia. Sentí algo de molestia cuando aparto su mano de la mía, intente disimularlo pues era mejor así - Si, debes pensarlo muy bien, porque como tu gusto por el alcohol vaya en aumento irás a la quiebra muy pronto – agregue bromeando. Si que éramos extraños comenzamos la noche peleando y ahora hasta lo bromeaba.
- Esta un poco amargo, lo se, pero créeme de no ser así no te ayudaría en nada esa mágica bebida – tome mi taza entre mis manos y bebí un poco – no me negaras que ya te sientes mejor – su taza estaba ya casi vacía así que me levante y sin preguntarle serví otro poco de café en ella. Más le valía bebérselo o si no yo misma me encargaría de llevar esa taza hasta sus labios y hacerle beber de ella.
De nuevo volvía al tema de los licántropos desvié la mirada, mirando hacía el techo. Realmente ahora no quería escuchar más sobre eso, temía por él, por mi, temía revelarle mi condición, lo que realmente soy, en un arrebato irracional de mi parte.
- Bueno, ahora ya no eres tan desconocido – le dije dedicándole una franca sonrisa. De pronto sentí una especie de nerviosismo, una de mis manos se posó sobre la mesa y mis dedos comenzaron a deslizarse de un lado a otro mientras centraba mi vista en la taza de café frente a mí.
- ¿yo? – suspire sin levantar la vista en tanto pensaba un poco mi respuesta, no poda decirle que llevo 160 años viviendo en París, así que tenía que ser cuidadosa.
- Si, soy Parisina y siempre he vivido aquí,….hasta hace….hace algunos años viví con mis padres – un hilo de nostalgia se asomo a mi voz y a mis ojos, los recuerdos de mi padre siempre eran agradable y me hacia extrañarle muchísimo, mas no tanto así sucedía con los recuerdos de mi madre – fui una niña muy consentida por mi padre – murmure mirándole de reojo. No pensaba perderme su expresión ante la confesión que acababa de hacerle – a pesar de ello gracias a él siempre he sido muy independiente más no por ello voy en contra de los buenos principios – si algo me caracterizaba eran ser una chica recatada siempre y cuando nadie me provocará. Me venía a la cabeza contarle muchas cosas sobre mí pero estas revelarían mi condición de Lycan y esta noche no me apetecía revelarselo.
Sin darme cuenta había comenzado a tutearlo, de pronto sentí como si fueran años los que llevábamos de conocernos y de convivir, a nuestra peculiar manera claro esta pero conviviendo al fin.
Di un pequeño sorbo a la taza de café sin dejar de observarle. Me sentí complacida cuando con el roce de mi mano sobre la suya le arrancaba una tierna sonrisa. Si la pudiera mantener…¿acaso tan difícil era para alguien como Logan sonreír? Pensé y me cuestione a la vez. Aferre su mano a la mía con gran fuerza como si con ese acto le hablará y le alentará desde el fondo de mi corazón.
- No dudo que eso que tienes en mente sea un buen negocio sobre todo si será algo innovador - respondí observando como nuestras manos se entrelazaban. Su mano estaba tan fría más sin embargo no por ello deje de disfrutar su fugaz caricia. Sentí algo de molestia cuando aparto su mano de la mía, intente disimularlo pues era mejor así - Si, debes pensarlo muy bien, porque como tu gusto por el alcohol vaya en aumento irás a la quiebra muy pronto – agregue bromeando. Si que éramos extraños comenzamos la noche peleando y ahora hasta lo bromeaba.
- Esta un poco amargo, lo se, pero créeme de no ser así no te ayudaría en nada esa mágica bebida – tome mi taza entre mis manos y bebí un poco – no me negaras que ya te sientes mejor – su taza estaba ya casi vacía así que me levante y sin preguntarle serví otro poco de café en ella. Más le valía bebérselo o si no yo misma me encargaría de llevar esa taza hasta sus labios y hacerle beber de ella.
De nuevo volvía al tema de los licántropos desvié la mirada, mirando hacía el techo. Realmente ahora no quería escuchar más sobre eso, temía por él, por mi, temía revelarle mi condición, lo que realmente soy, en un arrebato irracional de mi parte.
- Bueno, ahora ya no eres tan desconocido – le dije dedicándole una franca sonrisa. De pronto sentí una especie de nerviosismo, una de mis manos se posó sobre la mesa y mis dedos comenzaron a deslizarse de un lado a otro mientras centraba mi vista en la taza de café frente a mí.
- ¿yo? – suspire sin levantar la vista en tanto pensaba un poco mi respuesta, no poda decirle que llevo 160 años viviendo en París, así que tenía que ser cuidadosa.
- Si, soy Parisina y siempre he vivido aquí,….hasta hace….hace algunos años viví con mis padres – un hilo de nostalgia se asomo a mi voz y a mis ojos, los recuerdos de mi padre siempre eran agradable y me hacia extrañarle muchísimo, mas no tanto así sucedía con los recuerdos de mi madre – fui una niña muy consentida por mi padre – murmure mirándole de reojo. No pensaba perderme su expresión ante la confesión que acababa de hacerle – a pesar de ello gracias a él siempre he sido muy independiente más no por ello voy en contra de los buenos principios – si algo me caracterizaba eran ser una chica recatada siempre y cuando nadie me provocará. Me venía a la cabeza contarle muchas cosas sobre mí pero estas revelarían mi condición de Lycan y esta noche no me apetecía revelarselo.
Corinne Blanchard- Licántropo Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
La mirada perdida del autodenominado Demian cada vez se centraba más en sus objetivos. El café comenzó a hacer efecto y sus sentidos rápidamente se agudizaban. Asintió correspondiendo a cada sonrisa que Corinne le entregaba con una misma y se limitó a escuchar su historia, su breve pero significativa vida.
Le observó servir otra taza de café, lo cual no le apetecía de momento, por lo que comenzó a revolverlo sin cesar creando atrapantes remolinos en el interior de la taza. Su mirada, ya más lucida, se topaba a momentos con los ojos de Corinne, y recién en ésas fugaces miradas se percató de lo hermosa que era aquella mujer. Sus facciones su mirada, su sonrisa, cada gesto le recordaba a la infinita hermosura de su madre sobre todo aquella indomable melena rubia. Era sencillamente hermosa.
- ¿Dar una bofetada a alguien porque pasó a rosar una nalga tuya, por accidente, sin antes preguntar, es de buenos principios? - cuestioné con una sonrisa burlona de medio lado mientras una perfecta ceja se enmarcaba incrédula ante sus palabras.
Por la respuesta la chica asumió que vivía sola; independiente, sin padres y con carácter, era lógico que fuera una de las pocas mujeres exitosas de Francia, aunque fuera difícil de encontrar siempre había excepciones. - ¿A qué te dedicas, Corinne? - se aventuró a preguntar Logan. Si era una mujer independiente también debía de ser su propia sostenedora. De algo tenía que vivir, y aquello le causaba mucha curiosidad al vampiro. Después de todo, la herencia de su padre debía invertirla en algo productivo y Corinne podía ayudarle a sacar ideas.
Logan cogió la taza de café y le dio un sorbo que lo obligó a arrugar tanto el ceño, como la nariz y hasta la frente ante lo amargo de éste, y encima estaba frio. - No quiero más, está frio y ya me siento mejor - recalcó cual niño caprichoso mientras dejaba a un lado la taza haciendo un mohín de asco. Pero al parecer Corinne no lo vería así pues intentó hacerlo beber el café a la fuerza. - No, ya me siento bien Corinne, mira - señaló poniéndose de pie y formando el numero cuatro con su cuerpo afirmado de un pie. Y por si eso no le convencía se aproximó a ella y la levantó con fuerza del asiento en el que se encontraba, tomándola entre sus brazos, obligandola a aferrarse a su cuello para no perder el equilibrio y caer. - ¿Ves, ya me siento mucho mejor? - añadió con una arrogante sonrisa, la cual poco a poco se fue desvaneciendo al ver lo próximo que el hermoso rostro de Corinne estaba del suyo. Su sonrisa se esfumó, y su mirada penetrante, quiso incrustarse en la de ella, parpadeó con tranquilidad, simplemente contemplándola, deleitándose con su hermosura unos instantes. - Gracias -. murmuró en un susurro opaco y casi inaudible.
Le observó servir otra taza de café, lo cual no le apetecía de momento, por lo que comenzó a revolverlo sin cesar creando atrapantes remolinos en el interior de la taza. Su mirada, ya más lucida, se topaba a momentos con los ojos de Corinne, y recién en ésas fugaces miradas se percató de lo hermosa que era aquella mujer. Sus facciones su mirada, su sonrisa, cada gesto le recordaba a la infinita hermosura de su madre sobre todo aquella indomable melena rubia. Era sencillamente hermosa.
- ¿Dar una bofetada a alguien porque pasó a rosar una nalga tuya, por accidente, sin antes preguntar, es de buenos principios? - cuestioné con una sonrisa burlona de medio lado mientras una perfecta ceja se enmarcaba incrédula ante sus palabras.
Por la respuesta la chica asumió que vivía sola; independiente, sin padres y con carácter, era lógico que fuera una de las pocas mujeres exitosas de Francia, aunque fuera difícil de encontrar siempre había excepciones. - ¿A qué te dedicas, Corinne? - se aventuró a preguntar Logan. Si era una mujer independiente también debía de ser su propia sostenedora. De algo tenía que vivir, y aquello le causaba mucha curiosidad al vampiro. Después de todo, la herencia de su padre debía invertirla en algo productivo y Corinne podía ayudarle a sacar ideas.
Logan cogió la taza de café y le dio un sorbo que lo obligó a arrugar tanto el ceño, como la nariz y hasta la frente ante lo amargo de éste, y encima estaba frio. - No quiero más, está frio y ya me siento mejor - recalcó cual niño caprichoso mientras dejaba a un lado la taza haciendo un mohín de asco. Pero al parecer Corinne no lo vería así pues intentó hacerlo beber el café a la fuerza. - No, ya me siento bien Corinne, mira - señaló poniéndose de pie y formando el numero cuatro con su cuerpo afirmado de un pie. Y por si eso no le convencía se aproximó a ella y la levantó con fuerza del asiento en el que se encontraba, tomándola entre sus brazos, obligandola a aferrarse a su cuello para no perder el equilibrio y caer. - ¿Ves, ya me siento mucho mejor? - añadió con una arrogante sonrisa, la cual poco a poco se fue desvaneciendo al ver lo próximo que el hermoso rostro de Corinne estaba del suyo. Su sonrisa se esfumó, y su mirada penetrante, quiso incrustarse en la de ella, parpadeó con tranquilidad, simplemente contemplándola, deleitándose con su hermosura unos instantes. - Gracias -. murmuró en un susurro opaco y casi inaudible.
Demian L. Resnick- Vampiro Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Volvía a ser él, después de beber ese amargo café el Demian que anteriormente había tenido frente a mí estaba de regreso, tan sarcástico, tan arrogante como solo él sabía serlo.
-Cuando una dama siente invadido de tal manera su espacio y su intimidad si…..lo son al menos para mi, así es….mis principios me dictan que nadie debe ponerme una mano encima al menos no sin mi consentimiento así que aquella noche yo simplemente reaccione ante “tu accidentada y desagradable acción” – respondí soberbia, ignorando por completo su risita burlona. Si pensaba intimidarme con eso…..gran error de su parte, por más que me lo haya aclarado no me convencía del todo que había sido un accidente,
- Tengo un negocio bastante rentable – sonreí satisfecha de lo que hasta ahora había conseguido mantener sin tanto esfuerzo, solo bastaba un elegante local en una estratégica y acaudalada zona de París – una perfumería, “Le Parfum de L’amour” es ahí donde suelo pasar gran parte de mi tiempo sobre todo cuando no estoy con….. – musite esta última parte dejando la frase a medias.
Demian cual niño caprichoso se negó a beber más café alegando que ya se encontraba bien, le miraba fijamente negando con la cabeza, se miraba mucho mejor así que no me quedaba mas que esperar a que las apariencias no me engañaran.
- ¿Pe……pero que te pasa Demian? ¿estas loco acaso?.....me tiraras al suelo!!!!!! – le grite reclamándole por su osadía en tanto mis manos reaccionaban de inmediato afianzándome a su cuello, si caía, me aseguraba de caer encima de él.
- Uhmmm, ya lo veo – le comente sin soltarme aún temiendo que en cualquier momento nos desplomáramos ambos hasta el suelo. Sin percatarme le sonreía como estúpida, como si fuera una chiquilla adolescente fascinada porque un chico la tomaba en brazos y el hacía lo mismo, me sonreía de igual manera como si me demostrara su fascinación por haberme tomado en brazos.
- Tus brazos no son tan incómodos – reconocí susurrándole un poco apenada apenas en un murmullo cuando la sonrisa de su rostro se desvaneció. No eran como yo los había imaginado para mi sorpresa eran mucho más confortables de lo que esperaba. Mi mirada por primera vez se clavaba en sus ojos, escudriñando en ellos, reconociendo lo bello de estos y percibiendo lo transparente de su alma, pero claro, eso lo sabía esconder muy bien tras su maldito orgullo y arrogancia.
Pensé en exigirle que me bajara cuando mi vista bajo hasta sus labios al tiempo que él murmuraba un…gracias…. Sentí el deseo, solo quedo en eso en un simple deseo, de acariciarlos al menos con la yema de mis dedos que me olvide de pedirle que me bajara.
- No creo que tengas algo que agradecer – le dije con la voz más dulce que hacía tiempo ni yo misma escuchaba, soltando una de mis manos y deslizando con delicadeza el dorso de esta sobre su mejilla por unos segundos. Retirando mi mano sintiéndome un tanto avergonzada. Podía sentir el rubor en mis mejillas Mas que apenada con él, apenada conmigo y con el caballero que con toda segurdad me esperaba en casa. Aunque algo muy dentro de mi albergarba la esperanza de que esta fuera una de las tantas noches en que sus "negocios" le impidieran regresar a casa..
-Cuando una dama siente invadido de tal manera su espacio y su intimidad si…..lo son al menos para mi, así es….mis principios me dictan que nadie debe ponerme una mano encima al menos no sin mi consentimiento así que aquella noche yo simplemente reaccione ante “tu accidentada y desagradable acción” – respondí soberbia, ignorando por completo su risita burlona. Si pensaba intimidarme con eso…..gran error de su parte, por más que me lo haya aclarado no me convencía del todo que había sido un accidente,
- Tengo un negocio bastante rentable – sonreí satisfecha de lo que hasta ahora había conseguido mantener sin tanto esfuerzo, solo bastaba un elegante local en una estratégica y acaudalada zona de París – una perfumería, “Le Parfum de L’amour” es ahí donde suelo pasar gran parte de mi tiempo sobre todo cuando no estoy con….. – musite esta última parte dejando la frase a medias.
Demian cual niño caprichoso se negó a beber más café alegando que ya se encontraba bien, le miraba fijamente negando con la cabeza, se miraba mucho mejor así que no me quedaba mas que esperar a que las apariencias no me engañaran.
- ¿Pe……pero que te pasa Demian? ¿estas loco acaso?.....me tiraras al suelo!!!!!! – le grite reclamándole por su osadía en tanto mis manos reaccionaban de inmediato afianzándome a su cuello, si caía, me aseguraba de caer encima de él.
- Uhmmm, ya lo veo – le comente sin soltarme aún temiendo que en cualquier momento nos desplomáramos ambos hasta el suelo. Sin percatarme le sonreía como estúpida, como si fuera una chiquilla adolescente fascinada porque un chico la tomaba en brazos y el hacía lo mismo, me sonreía de igual manera como si me demostrara su fascinación por haberme tomado en brazos.
- Tus brazos no son tan incómodos – reconocí susurrándole un poco apenada apenas en un murmullo cuando la sonrisa de su rostro se desvaneció. No eran como yo los había imaginado para mi sorpresa eran mucho más confortables de lo que esperaba. Mi mirada por primera vez se clavaba en sus ojos, escudriñando en ellos, reconociendo lo bello de estos y percibiendo lo transparente de su alma, pero claro, eso lo sabía esconder muy bien tras su maldito orgullo y arrogancia.
Pensé en exigirle que me bajara cuando mi vista bajo hasta sus labios al tiempo que él murmuraba un…gracias…. Sentí el deseo, solo quedo en eso en un simple deseo, de acariciarlos al menos con la yema de mis dedos que me olvide de pedirle que me bajara.
- No creo que tengas algo que agradecer – le dije con la voz más dulce que hacía tiempo ni yo misma escuchaba, soltando una de mis manos y deslizando con delicadeza el dorso de esta sobre su mejilla por unos segundos. Retirando mi mano sintiéndome un tanto avergonzada. Podía sentir el rubor en mis mejillas Mas que apenada con él, apenada conmigo y con el caballero que con toda segurdad me esperaba en casa. Aunque algo muy dentro de mi albergarba la esperanza de que esta fuera una de las tantas noches en que sus "negocios" le impidieran regresar a casa..
Corinne Blanchard- Licántropo Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
bastó de una de aquellas palabras lucidas y patanes de Logan para que Corinne sacara sus garras. Aún así la sonrisa burlona no se apartaba del rostro del vampiro, seguro, arrogante. Fuera o no accidental dicho agarrón la experiencia fue gratificante de todos modos, y no se arrepentía, pues de no haberlo hecho hoy en día no estaría teniendo ésa agradable conversación. Logan simplemente se dedico a sonreír incrédulo.
Aquella perfumería por la que él mismo había pasado contemplando las vitrinas era de Corinne. Aún así no era algo en que a Logan le interesase invertir su dinero, por lo que omitió comentarios al respecto. Los gritos de Corinne solo lograron que una carcajada saliera desde el estomago de Logan, al menos hasta que sus siguiente palabras lo enmudecieron. La sonrisa coqueta y atractiva de Corinne logró que Logan sintiera aquel hormigueo semejante al nerviosismo en su vientre, y más aún cuando Corinne reconoció la comodidad de sus brazos.
Logan cerró sus ojos y ladeó su rostro sintiendo la caricia de Corinne luego de aquellas dulces palabras, pero sus parpados se abrieron de golpe al sentir el frio nuevamente en sus rostro. La piel humana y su calidez era algo que siempre había anhelado. Sus ojos se encontraron nuevamente con los de Corinne, luego de contemplar con una cómplice sonrisa el leve rubor de su rostro. Su mirada se incrustó en la de ella, y ésta vez el deseo se veía reflejado en sus pupilas. - Insisto. - su voz se alzó susurrante reafirmando su agradecimiento. Aquel deseo que se veía reflejado en su mirada consumió su sentido común y lo obligó a atraer con más fuerza a Corinne entre sus brazos y depositar un cálido beso en los suyos, sin preguntar, sin esperar aprobación, sin miedo al rechazo o el detenerse a pensar en la falta de respeto que había cometido. Simplemente la besó, como lo había deseado hacer desde la primera noche en que la conoció.
Su lengua se aferró a la de ella, mientras sus labios capturaban los suyos con insistencia, suave pero con posesión. La dejó caer con lentitud logrando que Corinne se incorporase lentamente hasta poner los pies sobre el suelo, pero poco duraron sobre tierra pues Logan la cogió la cintura nuevamente, luego de separar sus labios de los de ella, y la sentó sobre la mesa de la cocina corriendo la silla que estorbaba con sus pies y las cosas sobre la mesa con sus manos. - Tus labios también son cómodos... - susurró posando sus manos sobre los muslos de Corinne y penetrándola con la mirada. Su mirada reflejaba que anhelaba una sola cosa; probar sus labios nuevamente.
Aquella perfumería por la que él mismo había pasado contemplando las vitrinas era de Corinne. Aún así no era algo en que a Logan le interesase invertir su dinero, por lo que omitió comentarios al respecto. Los gritos de Corinne solo lograron que una carcajada saliera desde el estomago de Logan, al menos hasta que sus siguiente palabras lo enmudecieron. La sonrisa coqueta y atractiva de Corinne logró que Logan sintiera aquel hormigueo semejante al nerviosismo en su vientre, y más aún cuando Corinne reconoció la comodidad de sus brazos.
Logan cerró sus ojos y ladeó su rostro sintiendo la caricia de Corinne luego de aquellas dulces palabras, pero sus parpados se abrieron de golpe al sentir el frio nuevamente en sus rostro. La piel humana y su calidez era algo que siempre había anhelado. Sus ojos se encontraron nuevamente con los de Corinne, luego de contemplar con una cómplice sonrisa el leve rubor de su rostro. Su mirada se incrustó en la de ella, y ésta vez el deseo se veía reflejado en sus pupilas. - Insisto. - su voz se alzó susurrante reafirmando su agradecimiento. Aquel deseo que se veía reflejado en su mirada consumió su sentido común y lo obligó a atraer con más fuerza a Corinne entre sus brazos y depositar un cálido beso en los suyos, sin preguntar, sin esperar aprobación, sin miedo al rechazo o el detenerse a pensar en la falta de respeto que había cometido. Simplemente la besó, como lo había deseado hacer desde la primera noche en que la conoció.
Su lengua se aferró a la de ella, mientras sus labios capturaban los suyos con insistencia, suave pero con posesión. La dejó caer con lentitud logrando que Corinne se incorporase lentamente hasta poner los pies sobre el suelo, pero poco duraron sobre tierra pues Logan la cogió la cintura nuevamente, luego de separar sus labios de los de ella, y la sentó sobre la mesa de la cocina corriendo la silla que estorbaba con sus pies y las cosas sobre la mesa con sus manos. - Tus labios también son cómodos... - susurró posando sus manos sobre los muslos de Corinne y penetrándola con la mirada. Su mirada reflejaba que anhelaba una sola cosa; probar sus labios nuevamente.
Demian L. Resnick- Vampiro Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
¿Pero que diablos me pasaba? ¿acaso era que tan cómoda me sentía entre sus brazos?...que ni su risita burlona ni su carcajada lograron enfadarme ni evitaron apartar mi vista de él y me impedía o exigirle que me bajara o golpearlo para hacerle soltarme sin tener que pedírselo de mi boca, no….esto no estaba nada, nada bien. Al poco parecía recapacitar y ponía alto a su carcajada aunque eso me pareció muy extraño en él, ¿Qué le había hecho detenerse y poner su rostro serio nuevamente?....definitivamente algo pasaba. Mientras de mi rostro no se borraba mi tonta sonrisa semejante a la de una adolescente cuando esta siendo atrapada en las redes del chico de sus sueños yo solo deseaba volver a acariciar su rostro. Sentirme en sus brazos y el contacto de su fría piel en aquella suave e inocente caricia de mi parte había hecho estremecer mi cuerpo entero, esa caricia había despertado en mi inquietudes realmente inesperadas las cuales tenía que obligarme a reprimir.
-Yo también insito- respondí con voz apenas audible, un tanto nerviosa e intimidada por su penetrante, intensa y descifrable mirada clavada en la mía, una vez más negándome a que tuviera que agradecerme. Poseía una linda sonrisa, transmitía en ella mucha ternura, mostraba con ella al hombre agradable que albergaba en su interior y que se empeñaba en mantener oculto.
Estaba tan embelesada admirando su sonrisa que a pesar de mantener mi vista puesta en él sorpresivamente posó sus labios sobre los míos propiciándome un delicado pero a su vez un intenso beso. El poco razonamiento que quedaba en mí después de sentir sus labios, de degustar el sabor de estos me gritaba que debía detenerme, que debía detenerlo, que no debía permitirle semejante acto, me gritaba que en que momento le había yo permitido semejante falta de respeto, que no debía corresponder a sus labios bajo ninguna circunstancia pero como hacerlo cuando el deseo puede más que la razón. Acaso era porque desde aquella noche en que lo conoci desee sentirme entre ss brazos y sentir sus labios. A pesar de saber que no estaba haciendo lo correcto me deje llevar. Mis labios se entreabrieron correspondiendo a cada insistente movimiento de los suyos a cada roce de su lengua sobre la mía. Me besaba como si sus labios fueran el dueño de los míos.
Gruñí en mi interior cuando me soltaba de sus brazos dejándome caer con delicadeza y suavidad hasta afianzar mis pies sobre el piso. Le mire sorprendida, sin entender lo que hacía, al escuchar el sonido que la silla producía al correrse sobre el suelo y al mirar como sus manos ágilmente corrían los objetos sobre la mesa, comprendiendo con esto último su intención. Me tomo nuevamente, como si levantará una pluma, me sentó sobre la mesa. –Nnnnn….no deberías decir eso- sentí miedo de su mirada, de sus intenciones, de sus palabras. Pero quien me había traído hasta aquí, nadie, yo misma por mi propio pie había llegado hasta aquí, así que ahora yo misma tenía que salir de esto. ¿Porque me había besado, porque su intención de hacerlo nuevamente? ¿por simple deseo?...no, me negaba a creer eso posible, él no necesitaba de alguien como yo para satisfacer un simple deseo. ¿Si no era eso?, ¿entonces que era?.
-Demian no es correcto esto que esta pasando…..no puedo ni debo permitirlo- los nervios se apoderaban inconcientemente de mi volviéndose estos cada vez más evidentes. Si esto era lo que quería, ponerme nerviosa, pues ya lo había conseguido. Tome sus manos de sobre mis muslos entrelazando sus dedos entre los míos, deslizándolos con una suave caricia hasta unir nuestras manos perfectamente.
Contrario a mis palabras, a la razón, a lo correcto me acerque lentamente y esta vez fui yo quien capturo sus labios, sin entender el porque, deseaba sentir sus labios una vez más y termine propiciando un corto, intenso y muy posiblemente un último beso, al menos por esta noche.
-No me hagas esto, por favor, no traiciones la confianza que he depositado en ti- le suplique mientras intentaba bajarme de la mesa y alejarme de él. Su fuerza, su cuerpo y sus manos me lo impidieron, o mejor dicho inconscientemente deje que me detuviera, apareciendo de nueva cuenta en su rostro su sello personal, su sonrisa burlona aunque esta vez su sonrisa reflejaba algo más......¿nervios?....tal parecia que no era yo la única en sentirlos y ahora él también lo hacía evidente tal vez inconsientemente como me sucedia a mi, su sonrisa y su mirada comenzaban a delatarlo, no podría ni ocultarlos ni negarlos y lo peor es que esto en el fondo me agradaba, me agradaba mirarle así, tan vulnerable y aún así intentaba mantener su pose de arrogante. ¿Que me pasaba, porque me agradaba mirarle y tenerle así? ¿porque a pesar de parecerme tan insoportable lograba captar mi atención, mis consideraciones? debía alejarme pero su proximidad, su cercanía eran como un imán para mi.
-Yo también insito- respondí con voz apenas audible, un tanto nerviosa e intimidada por su penetrante, intensa y descifrable mirada clavada en la mía, una vez más negándome a que tuviera que agradecerme. Poseía una linda sonrisa, transmitía en ella mucha ternura, mostraba con ella al hombre agradable que albergaba en su interior y que se empeñaba en mantener oculto.
Estaba tan embelesada admirando su sonrisa que a pesar de mantener mi vista puesta en él sorpresivamente posó sus labios sobre los míos propiciándome un delicado pero a su vez un intenso beso. El poco razonamiento que quedaba en mí después de sentir sus labios, de degustar el sabor de estos me gritaba que debía detenerme, que debía detenerlo, que no debía permitirle semejante acto, me gritaba que en que momento le había yo permitido semejante falta de respeto, que no debía corresponder a sus labios bajo ninguna circunstancia pero como hacerlo cuando el deseo puede más que la razón. Acaso era porque desde aquella noche en que lo conoci desee sentirme entre ss brazos y sentir sus labios. A pesar de saber que no estaba haciendo lo correcto me deje llevar. Mis labios se entreabrieron correspondiendo a cada insistente movimiento de los suyos a cada roce de su lengua sobre la mía. Me besaba como si sus labios fueran el dueño de los míos.
Gruñí en mi interior cuando me soltaba de sus brazos dejándome caer con delicadeza y suavidad hasta afianzar mis pies sobre el piso. Le mire sorprendida, sin entender lo que hacía, al escuchar el sonido que la silla producía al correrse sobre el suelo y al mirar como sus manos ágilmente corrían los objetos sobre la mesa, comprendiendo con esto último su intención. Me tomo nuevamente, como si levantará una pluma, me sentó sobre la mesa. –Nnnnn….no deberías decir eso- sentí miedo de su mirada, de sus intenciones, de sus palabras. Pero quien me había traído hasta aquí, nadie, yo misma por mi propio pie había llegado hasta aquí, así que ahora yo misma tenía que salir de esto. ¿Porque me había besado, porque su intención de hacerlo nuevamente? ¿por simple deseo?...no, me negaba a creer eso posible, él no necesitaba de alguien como yo para satisfacer un simple deseo. ¿Si no era eso?, ¿entonces que era?.
-Demian no es correcto esto que esta pasando…..no puedo ni debo permitirlo- los nervios se apoderaban inconcientemente de mi volviéndose estos cada vez más evidentes. Si esto era lo que quería, ponerme nerviosa, pues ya lo había conseguido. Tome sus manos de sobre mis muslos entrelazando sus dedos entre los míos, deslizándolos con una suave caricia hasta unir nuestras manos perfectamente.
Contrario a mis palabras, a la razón, a lo correcto me acerque lentamente y esta vez fui yo quien capturo sus labios, sin entender el porque, deseaba sentir sus labios una vez más y termine propiciando un corto, intenso y muy posiblemente un último beso, al menos por esta noche.
-No me hagas esto, por favor, no traiciones la confianza que he depositado en ti- le suplique mientras intentaba bajarme de la mesa y alejarme de él. Su fuerza, su cuerpo y sus manos me lo impidieron, o mejor dicho inconscientemente deje que me detuviera, apareciendo de nueva cuenta en su rostro su sello personal, su sonrisa burlona aunque esta vez su sonrisa reflejaba algo más......¿nervios?....tal parecia que no era yo la única en sentirlos y ahora él también lo hacía evidente tal vez inconsientemente como me sucedia a mi, su sonrisa y su mirada comenzaban a delatarlo, no podría ni ocultarlos ni negarlos y lo peor es que esto en el fondo me agradaba, me agradaba mirarle así, tan vulnerable y aún así intentaba mantener su pose de arrogante. ¿Que me pasaba, porque me agradaba mirarle y tenerle así? ¿porque a pesar de parecerme tan insoportable lograba captar mi atención, mis consideraciones? debía alejarme pero su proximidad, su cercanía eran como un imán para mi.
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
¿Correcto? Por supuesto que lo que estábamos haciendo no era correcto, y era precisamente eso lo que me excitaba más aún. Corinne era una mujer hermosa que difícilmente se podía dejar escapar una vez cruzabas la linea que yo había cruzado. El por qué ni yo mismo lo comprendía, pero sí estaba completamente seguro de que desde el primer día que la vi llamó mi atención. No sabría decir qué fue exactamente, pero estaba seguro que lo que sentía por ella iba más allá de una simple atracción física o carnal.
Sentí sus manos sobre las mías y creí que las separaría de sus caderas, pero grata fue la sorpresa cuando sentí como sus dedos se entrelazaban a los míos. Sus labios decían una cosa pero sus actos eran totalmente contradictorios. Nuestras manos se sincronizaron en una caricia perfecta. Mi mirada destelleó aquel deseo que emanaba por dentro y sus labios capturaron los míos dándose el tiempo de saborearlos con pasión y posesión. Un beso que al sentir como se alejaba me daba la sensación de que éste sería el último. ¿Así es como debía terminar? No, imposible, yo no lo permitiría.
La razón habló de nuevo a través de su boca. Maldita razón que siempre solía complicar todo. ¿Cómo es que Corinne podía pensar con tanta cordura en un momento como ése?. Entre suplicas me pedía que me detuviera, que no traicionara su confianza.
Por dentro tampoco quería hacerlo, pero aún así me parecía cómico ver como me suplicaba dejarla ir cuando ella misma había reconocido, no con palabras, sino con actos, que también había algo que no la dejaba alejarse de mi. Sonreí, aunque por dentro no sabía bien cómo reaccionar. Negué con la cabeza y le cerré el camino cuando quiso separarse completamente de mi. Con uno de mis dedos sellé sus labios ante sus protestas y volví a negar con la cabeza. Siseé para que se callara y mi mirada se centró en sus hermosos ojos.
- No digas más nada, Corinne. - susurré tomando su mano entre la mía. Con suavidad y lentitud la guié por la cocina rumbo a la salida de ésta. No iba a dejar que se fuera así como así. ¿De verdad éso era lo que quería? ¿Ocultar y reprimir la atracción que sentíamos el uno por el otro? No, eso no es algo que al menos yo haría. La vida, irónicamente, era corta, y yo jamás reprimía mis deseos o instintos, aquello solo conllevaba a futuros lamentos. Muchas cosas lamentaba ya en mi vida, pero no lamentaría el poder averiguar qué clase de conexión podía haber entre nosotros si nos dábamos solo una oportunidad.
Subíamos las escaleras hacía el segundo piso de la mansión y mi mano se mantenía firme y decidida sobre la suya. Pasamos las habitaciones de los huéspedes en completo silencio y me detuve fuera de la mía. Volteé para verla y la atraje con posesión y firmeza hasta mi. Mis labios capturaron los suyos mientras una de mis manos se aferraba a su espalda para sostenerla. Mi otra mano ascendió hasta su rostro y lo acarició, mientras mi lengua se aferraba a su suya con total comodidad.
Corté el beso y me separé nuevamente. - Aquí está mi habitación - señalé. - Y la de al lado es la de invitados de honor - dije ésta vez mostrándola con la mano. La habitación que estaba al lado de la mía era la que usaban normalmente los invitados de honor, osease yo, Lyam o Aleera. Y la más grande era que usaban mis padres. - Puedes escoger entre cual habitación tomar. Eres un mujer con carácter y decisión, demuéstralo - sugerí, no sin antes aclarar. - Pero si escoges mi habitación dormirás en mi compañía. - Aseguré en completa seriedad y serenidad. La elección estaba en sus manos ahora.
Sentí sus manos sobre las mías y creí que las separaría de sus caderas, pero grata fue la sorpresa cuando sentí como sus dedos se entrelazaban a los míos. Sus labios decían una cosa pero sus actos eran totalmente contradictorios. Nuestras manos se sincronizaron en una caricia perfecta. Mi mirada destelleó aquel deseo que emanaba por dentro y sus labios capturaron los míos dándose el tiempo de saborearlos con pasión y posesión. Un beso que al sentir como se alejaba me daba la sensación de que éste sería el último. ¿Así es como debía terminar? No, imposible, yo no lo permitiría.
La razón habló de nuevo a través de su boca. Maldita razón que siempre solía complicar todo. ¿Cómo es que Corinne podía pensar con tanta cordura en un momento como ése?. Entre suplicas me pedía que me detuviera, que no traicionara su confianza.
Por dentro tampoco quería hacerlo, pero aún así me parecía cómico ver como me suplicaba dejarla ir cuando ella misma había reconocido, no con palabras, sino con actos, que también había algo que no la dejaba alejarse de mi. Sonreí, aunque por dentro no sabía bien cómo reaccionar. Negué con la cabeza y le cerré el camino cuando quiso separarse completamente de mi. Con uno de mis dedos sellé sus labios ante sus protestas y volví a negar con la cabeza. Siseé para que se callara y mi mirada se centró en sus hermosos ojos.
- No digas más nada, Corinne. - susurré tomando su mano entre la mía. Con suavidad y lentitud la guié por la cocina rumbo a la salida de ésta. No iba a dejar que se fuera así como así. ¿De verdad éso era lo que quería? ¿Ocultar y reprimir la atracción que sentíamos el uno por el otro? No, eso no es algo que al menos yo haría. La vida, irónicamente, era corta, y yo jamás reprimía mis deseos o instintos, aquello solo conllevaba a futuros lamentos. Muchas cosas lamentaba ya en mi vida, pero no lamentaría el poder averiguar qué clase de conexión podía haber entre nosotros si nos dábamos solo una oportunidad.
Subíamos las escaleras hacía el segundo piso de la mansión y mi mano se mantenía firme y decidida sobre la suya. Pasamos las habitaciones de los huéspedes en completo silencio y me detuve fuera de la mía. Volteé para verla y la atraje con posesión y firmeza hasta mi. Mis labios capturaron los suyos mientras una de mis manos se aferraba a su espalda para sostenerla. Mi otra mano ascendió hasta su rostro y lo acarició, mientras mi lengua se aferraba a su suya con total comodidad.
Corté el beso y me separé nuevamente. - Aquí está mi habitación - señalé. - Y la de al lado es la de invitados de honor - dije ésta vez mostrándola con la mano. La habitación que estaba al lado de la mía era la que usaban normalmente los invitados de honor, osease yo, Lyam o Aleera. Y la más grande era que usaban mis padres. - Puedes escoger entre cual habitación tomar. Eres un mujer con carácter y decisión, demuéstralo - sugerí, no sin antes aclarar. - Pero si escoges mi habitación dormirás en mi compañía. - Aseguré en completa seriedad y serenidad. La elección estaba en sus manos ahora.
Off: Lamento la tardanza u.u pero Demian ya está de regreso e_é Por cierto, en mi penúltimo post, lo de la risa patán y molestosa fue mucho antes de tomarte en brazos xD pero son detalles C:
Demian L. Resnick- Vampiro Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Al apartarlo de mis labios me daba cuenta que mis actos cedían a la razón a esa razón de la cual yo le hablaba e intentaba obedecer y hacer que él la obedeciera, sin éxito ni en mi persona. Que podía esperar de él si yo misma estaba traicionando mis propias palabras.
Como siguiera unos cuantos minutos más teniéndolo cerca o simplemente estando bajo el mismo techo corría el peligro de no lograr mantener la cordura y la razón por mucho más tiempo, no podría contener más ese instinto que la sangre lobuna que corría por mis venas me reclamaba de estarle privando. “instinto Corinne instinto acaso has olvidado lo que verdaderamente eres”.
Mis labios fueron sellados con aquel sutil gesto de sus dedos sobre mi boca y de su boca salía apenas un susurro pidiéndome no decir más. Me deje guiar por él hasta salir de la cocina tomados de la mano y llegar al pie de las escaleras que llevaban al segundo piso…”hora de retirarte Corinne, hora de retirarte lobita”….me torturaba mi conciencia. Lejos de obedecer a la poca cordura que aún me quedaba aferre mi mano con fuerza a la de él y comencé a subir las escaleras a su lado. Recorrimos en silencio el largo pasillo hasta que nos detuvimos frente a una de las habitaciones. Aún sin mediar palabra desde que salimos de la cocina me atrajo a él con determinación para luego atrapar de nuevo mis labios. “¿Por qué lo hacia porque?”. Mis labios sin poder resistirse correspondían a sus labios con lentitud permitiéndose una vez más disfrutarlos y saborearlos. Una de mis manos se aferraba a su cintura y poco a poco se deslizo por su espalda en tanto mi otra mano subía lentamente acariciando con ligereza su pecho, pasaba por su cuello hasta posarla sobre su nuca enredando sus cabellos entre mis dedos. El beso comenzaba a ser más profundo cuando repentinamente se aparto.
Escuche cual habitación era cual, obviamente tomaría la de los invitados de honor pero sus ultimas palabras me exasperaron de tal manera que más que nada tome sus palabras como un reto.
¿Cómo?…¿Se atrevía a retarme? ….sabía perfectamente que mi orgullo me impediría ignorar ese reto…..”maldito, maldito”….grite para mis adentros. Era hora de dar media vuelta, de regresar por ese pasillo bajar esas escaleras e ir derecho a la puerta principal e iniciar el camino de regreso…pero y si lo hacía a estas alturas solo le daría pie a burlarse infinitamente de mi y eso no pensaba permitírselo.
- Bien, soy una mujer de carácter y decisión ahora veamos si tu eres un hombre de palabra y solo dormir en mi compañía como has dicho es lo que precisamente harás – me coloque a su lado, lo tome de la mano mientras con la otra giraba la perrilla de la puerta abriéndola con decisión. Me adentre a la habitación jalándolo a él detrás de mi – Demian, es tarde, necesito dormir – le dije sumamente seria más a pesar de ello esbozando para él una sonrisa.
Como siguiera unos cuantos minutos más teniéndolo cerca o simplemente estando bajo el mismo techo corría el peligro de no lograr mantener la cordura y la razón por mucho más tiempo, no podría contener más ese instinto que la sangre lobuna que corría por mis venas me reclamaba de estarle privando. “instinto Corinne instinto acaso has olvidado lo que verdaderamente eres”.
Mis labios fueron sellados con aquel sutil gesto de sus dedos sobre mi boca y de su boca salía apenas un susurro pidiéndome no decir más. Me deje guiar por él hasta salir de la cocina tomados de la mano y llegar al pie de las escaleras que llevaban al segundo piso…”hora de retirarte Corinne, hora de retirarte lobita”….me torturaba mi conciencia. Lejos de obedecer a la poca cordura que aún me quedaba aferre mi mano con fuerza a la de él y comencé a subir las escaleras a su lado. Recorrimos en silencio el largo pasillo hasta que nos detuvimos frente a una de las habitaciones. Aún sin mediar palabra desde que salimos de la cocina me atrajo a él con determinación para luego atrapar de nuevo mis labios. “¿Por qué lo hacia porque?”. Mis labios sin poder resistirse correspondían a sus labios con lentitud permitiéndose una vez más disfrutarlos y saborearlos. Una de mis manos se aferraba a su cintura y poco a poco se deslizo por su espalda en tanto mi otra mano subía lentamente acariciando con ligereza su pecho, pasaba por su cuello hasta posarla sobre su nuca enredando sus cabellos entre mis dedos. El beso comenzaba a ser más profundo cuando repentinamente se aparto.
Escuche cual habitación era cual, obviamente tomaría la de los invitados de honor pero sus ultimas palabras me exasperaron de tal manera que más que nada tome sus palabras como un reto.
¿Cómo?…¿Se atrevía a retarme? ….sabía perfectamente que mi orgullo me impediría ignorar ese reto…..”maldito, maldito”….grite para mis adentros. Era hora de dar media vuelta, de regresar por ese pasillo bajar esas escaleras e ir derecho a la puerta principal e iniciar el camino de regreso…pero y si lo hacía a estas alturas solo le daría pie a burlarse infinitamente de mi y eso no pensaba permitírselo.
- Bien, soy una mujer de carácter y decisión ahora veamos si tu eres un hombre de palabra y solo dormir en mi compañía como has dicho es lo que precisamente harás – me coloque a su lado, lo tome de la mano mientras con la otra giraba la perrilla de la puerta abriéndola con decisión. Me adentre a la habitación jalándolo a él detrás de mi – Demian, es tarde, necesito dormir – le dije sumamente seria más a pesar de ello esbozando para él una sonrisa.
Corinne Blanchard- Licántropo Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Por un segundo creí que escogería la habitación de huéspedes, e incluso que se iría, pero... Touché. Escogió MI habitación, a sabiendas de que eso implicaría tener que compartir la cama conmigo.
A simple vista pareciera que la tenía en la bolsa, pero aquello estaba muy lejos de suceder. Fue ella misma quien me bloqueó con mis propias palabras o al menos lo intentó.
"Dormir en mi compañía" y solo eso; Dormir. ¿En serio estaba pidiendo eso? ¿A qué estaba jugando?.
Me quedé literalmente boquiabierto al escucharla decir eso. Sonreí negando con la cabeza cuando ya estuvimos dentro. Si quería jugar, entonces jugaríamos y aquella sonrisa divertida que se mostró en mis labios lo indicaba. Lo que dejé ver fue que yo Nunca dije que fuera un hombre de palabra...
- Entiendo - mentí pasando a su lado y aproximándome hasta la cama. Las fresadas eran de color de marrón, y las dos únicas cabeceras eran blancas, rellenas de plumas. De espalda a ella retiré mi corbata y la dejé sobre el velador que estaba junto a la cama. Acto seguido, y sin apuros retiré mi abrigo dejándolo caer al suelo, para luego comenzar a retirar algunos botones de mi camisa, solo para que mi cabeza cupiera con facilidad al retirarla, con ambas manos, desde mi cintura. Lentamente mi espalda quedó en evidencia y ladeé la cabeza para retirar con mayor facilidad el cuello de la camisa que por un instante parecía no querer ceder. Volteé ya con mi torso desnudo.
- Olvidé decirlo... - señalé mientras me sentaba en mi cama y la observaba de soslayo, al tiempo que me inclinaba para desamarrar mis bototos. - pero suelo dormir sin ropa - sonreí con diversión y picardía mientras tiraba los bototos a cualquier parte para luego ponerme de pie nuevamente y retirar el botón de mi pantalón. Éste calló por mis piernas. Luego lo retiré completamente y lo extendí sobre la cama. Solo faltaban los calcetines y la ropa interior de seda. Tiré del elástico de mi ropa interior con diversión, recorriendo toda su extensión con mi dedo.
- Supongo que no te incomoda, ¿cierto? - pregunté con fingida inocencia en mi mirada para luego recostarme sobre la cama, apoyando mi espalda en el respaldo de ésta.
- ¿Tu...? ¿No te vas a quitar la ropa? - mordí mi labio y acomodé mis manos por detrás de mi nuca, como si me preparara para un espectáculo. Todo aquello lo hacía solo para molestarla, pero a la vez, ambos sabíamos que era un reto escondido detrás de una broma. El juego comenzaba y creo no equivocarme al decir que será interesante.
Off: Feliz cumpleaños *-*A simple vista pareciera que la tenía en la bolsa, pero aquello estaba muy lejos de suceder. Fue ella misma quien me bloqueó con mis propias palabras o al menos lo intentó.
"Dormir en mi compañía" y solo eso; Dormir. ¿En serio estaba pidiendo eso? ¿A qué estaba jugando?.
Me quedé literalmente boquiabierto al escucharla decir eso. Sonreí negando con la cabeza cuando ya estuvimos dentro. Si quería jugar, entonces jugaríamos y aquella sonrisa divertida que se mostró en mis labios lo indicaba. Lo que dejé ver fue que yo Nunca dije que fuera un hombre de palabra...
- Entiendo - mentí pasando a su lado y aproximándome hasta la cama. Las fresadas eran de color de marrón, y las dos únicas cabeceras eran blancas, rellenas de plumas. De espalda a ella retiré mi corbata y la dejé sobre el velador que estaba junto a la cama. Acto seguido, y sin apuros retiré mi abrigo dejándolo caer al suelo, para luego comenzar a retirar algunos botones de mi camisa, solo para que mi cabeza cupiera con facilidad al retirarla, con ambas manos, desde mi cintura. Lentamente mi espalda quedó en evidencia y ladeé la cabeza para retirar con mayor facilidad el cuello de la camisa que por un instante parecía no querer ceder. Volteé ya con mi torso desnudo.
- Olvidé decirlo... - señalé mientras me sentaba en mi cama y la observaba de soslayo, al tiempo que me inclinaba para desamarrar mis bototos. - pero suelo dormir sin ropa - sonreí con diversión y picardía mientras tiraba los bototos a cualquier parte para luego ponerme de pie nuevamente y retirar el botón de mi pantalón. Éste calló por mis piernas. Luego lo retiré completamente y lo extendí sobre la cama. Solo faltaban los calcetines y la ropa interior de seda. Tiré del elástico de mi ropa interior con diversión, recorriendo toda su extensión con mi dedo.
- Supongo que no te incomoda, ¿cierto? - pregunté con fingida inocencia en mi mirada para luego recostarme sobre la cama, apoyando mi espalda en el respaldo de ésta.
- ¿Tu...? ¿No te vas a quitar la ropa? - mordí mi labio y acomodé mis manos por detrás de mi nuca, como si me preparara para un espectáculo. Todo aquello lo hacía solo para molestarla, pero a la vez, ambos sabíamos que era un reto escondido detrás de una broma. El juego comenzaba y creo no equivocarme al decir que será interesante.
Demian L. Resnick- Vampiro Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Poco a poco dándome la espalda comenzó a deshacerse de sus prendas hasta que sin pena alguna se giro quedando de frente a mi mostrando su torso desnudo. Que pensaba que continuaría mirando semejante espectáculo. Haber aceptado dormir en su habitación y en su misma cama en su compañía no significaba que aceptaba me ofendiera de tal manera. Tomar su reto para mi no era ir más allá como él pretendía.
Bufe al escuchar su confesión y al mirar sus malditas intenciones reflejadas en lo profundo de su mirada. Sin esperar más corrí al otro lado de la cama. Me deja caer, sentándome en el borde apoyando mis manos sobre la fina textura de las frazadas, dándole completamente la espalda. Me obligo a cerrar los ojos a pesar de estar de espaldas a él. La decisión que transmitían sus palabras y la maldad y perversión en su sonrisa no me dejaban duda de que realmente se desnudaría completamente.
Un maldito tramposo, eso es lo que él era, un maldito tramposo que le gustaba jugar sucio ante una dama. Y que pensaba, que yo estaría dispuesta a seguirle más el jueguito…”te equivocas…querido Demian” pensé mientras la sonrisa en mi rostro se acentuaba. ¿En verdad no le seguiría el juego?
- Si a ti no te incomoda….. ¿a mi porque habría de incomodarme?.... - respondí abriendo los ojos y evitando girar ni un solo milímetro el rostro al sentir como su pesado cuerpo caía y se acomodaba sobre la cama. No necesitaba mirarle a la cara para saber la expresión en su rostro y mucho menos para saber el gozo que debía estar experimentando al ponerme en semejante situación. Sentía su penetrante mirada puesta sobre mi al igual que percibía su sonrisa burlona disfrutando del momento.
- Yo…..jamás duermo desnuda - solté una pequeña risita al imaginarme su rostro desfigurado por la decepción al escuchar tal cosa – en casas ajenas - me levante de la cama dando unos pasos hasta quedar al pie de la cama, sin girarme en ningún momento para verle ni por curiosidad siquiera, además esa no hubiera sido propio de una dama – pero…… - guarde silencio un momento. Lleve mis manos a la altura de mi pecho y tome entre mis manos el cordón al frente de este – supongo que esta noche sería una oportunidad para hacer una excepción - estire mi brazo fingiendo que tiraría del cordón – pero no soy ninguna mujerzuela - finalicé ofendida bajando de golpe los brazos y encaminándome con pasos firmes y apresurados hasta la puerta.
- Que duermas bien - fue lo último que de mi boca salió al momento que abría la puerta y pasaba al exterior de la habitación cerrando bruscamente la puerta detrás de mí sin mirar siquiera si había saltado de la cama para seguirme. Si lo había hecho se dio con la puerta en la nariz. Conociéndolo no se rendiría tan fácil y no tardaría en aparecer detrás de mi. Si no lograba salir de la casa antes que apareciera a mi lado esta vez no pensaba volver a caer ni en sus juegos ni en sus retos.
Off: Gracias.......
Bufe al escuchar su confesión y al mirar sus malditas intenciones reflejadas en lo profundo de su mirada. Sin esperar más corrí al otro lado de la cama. Me deja caer, sentándome en el borde apoyando mis manos sobre la fina textura de las frazadas, dándole completamente la espalda. Me obligo a cerrar los ojos a pesar de estar de espaldas a él. La decisión que transmitían sus palabras y la maldad y perversión en su sonrisa no me dejaban duda de que realmente se desnudaría completamente.
Un maldito tramposo, eso es lo que él era, un maldito tramposo que le gustaba jugar sucio ante una dama. Y que pensaba, que yo estaría dispuesta a seguirle más el jueguito…”te equivocas…querido Demian” pensé mientras la sonrisa en mi rostro se acentuaba. ¿En verdad no le seguiría el juego?
- Si a ti no te incomoda….. ¿a mi porque habría de incomodarme?.... - respondí abriendo los ojos y evitando girar ni un solo milímetro el rostro al sentir como su pesado cuerpo caía y se acomodaba sobre la cama. No necesitaba mirarle a la cara para saber la expresión en su rostro y mucho menos para saber el gozo que debía estar experimentando al ponerme en semejante situación. Sentía su penetrante mirada puesta sobre mi al igual que percibía su sonrisa burlona disfrutando del momento.
- Yo…..jamás duermo desnuda - solté una pequeña risita al imaginarme su rostro desfigurado por la decepción al escuchar tal cosa – en casas ajenas - me levante de la cama dando unos pasos hasta quedar al pie de la cama, sin girarme en ningún momento para verle ni por curiosidad siquiera, además esa no hubiera sido propio de una dama – pero…… - guarde silencio un momento. Lleve mis manos a la altura de mi pecho y tome entre mis manos el cordón al frente de este – supongo que esta noche sería una oportunidad para hacer una excepción - estire mi brazo fingiendo que tiraría del cordón – pero no soy ninguna mujerzuela - finalicé ofendida bajando de golpe los brazos y encaminándome con pasos firmes y apresurados hasta la puerta.
- Que duermas bien - fue lo último que de mi boca salió al momento que abría la puerta y pasaba al exterior de la habitación cerrando bruscamente la puerta detrás de mí sin mirar siquiera si había saltado de la cama para seguirme. Si lo había hecho se dio con la puerta en la nariz. Conociéndolo no se rendiría tan fácil y no tardaría en aparecer detrás de mi. Si no lograba salir de la casa antes que apareciera a mi lado esta vez no pensaba volver a caer ni en sus juegos ni en sus retos.
Off: Gracias.......
Corinne Blanchard- Licántropo Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Observé, divertido, como Corinne se aproximaba hasta la cama y me daba la espalda. La miré de soslayo, aún en aquella posición con mis manos apoyadas en mi nuca y recostado sobre la cama marrón, afirmando mi espalda al respaldo y sintiendo el bulto de la almohada arrugada detrás de mi cintura.
Aquella expresión divertida en mi rostro se esfumó levemente al escucharla hablar, y luego cambió drásticamente por un ceño fruncido al verla ponerse de pie. Mis manos se separaron detrás de mi nuca y se afirmaron sobre las fresadas reclinando un poco mi cuerpo. Mis labios se abrieron y ésta vez una mueca de incomprensión apareció en mi mirada. Aún así, un pequeño rayo de esperanza se asomó en mi cara al escucharle decir ése "Pero..." ¡¿Pero qué?!. ¿Se quitaría el vestido? ¡Sí, se lo quitaría!. "No, no... ¡No, no, no!" gritaba en mi mente cuando noté que no había soltado el tirante.
No lo negaré, sentí una clara y profunda patada en la entrepierna en el instante en que se despedía y se alejaba hasta la puerta. ¡¿Estaba hablando en serio?! Me quedé simplemente petrificado. No supe qué hacer ni como reaccionar. Sonreí nervioso, incrédulo, sin dar crédito a lo que había ocurrido. ¿De verdad se había ido?. Negué con la cabeza sin poder creer que me hubiera dejado semidesnudo en mi habitación. ¿Es que acaso esa mujer estaba loca? .
Me dejé caer en la cama, apoyando mi cabeza en la almohada, sin poder quitar ésa sonrisa que no reflejaba nada de diversión sino incredulidad. Tomé la almohada en mis manos y comencé a golpearla con mis puños, una y otra vez. - Estúpido seas, Logan Demian Resnick. - me dije a mi mismo y luego tomé dicha almohada entre mis manos presionándola contra mi rostro, con clara intensión de ahogarme con ella.
Aquella expresión divertida en mi rostro se esfumó levemente al escucharla hablar, y luego cambió drásticamente por un ceño fruncido al verla ponerse de pie. Mis manos se separaron detrás de mi nuca y se afirmaron sobre las fresadas reclinando un poco mi cuerpo. Mis labios se abrieron y ésta vez una mueca de incomprensión apareció en mi mirada. Aún así, un pequeño rayo de esperanza se asomó en mi cara al escucharle decir ése "Pero..." ¡¿Pero qué?!. ¿Se quitaría el vestido? ¡Sí, se lo quitaría!. "No, no... ¡No, no, no!" gritaba en mi mente cuando noté que no había soltado el tirante.
No lo negaré, sentí una clara y profunda patada en la entrepierna en el instante en que se despedía y se alejaba hasta la puerta. ¡¿Estaba hablando en serio?! Me quedé simplemente petrificado. No supe qué hacer ni como reaccionar. Sonreí nervioso, incrédulo, sin dar crédito a lo que había ocurrido. ¿De verdad se había ido?. Negué con la cabeza sin poder creer que me hubiera dejado semidesnudo en mi habitación. ¿Es que acaso esa mujer estaba loca? .
Me dejé caer en la cama, apoyando mi cabeza en la almohada, sin poder quitar ésa sonrisa que no reflejaba nada de diversión sino incredulidad. Tomé la almohada en mis manos y comencé a golpearla con mis puños, una y otra vez. - Estúpido seas, Logan Demian Resnick. - me dije a mi mismo y luego tomé dicha almohada entre mis manos presionándola contra mi rostro, con clara intensión de ahogarme con ella.
Demian L. Resnick- Vampiro Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Al bajar las escaleras aminore mis pasos percatándome que Demian no me seguía. En ese momento la molestia que sentí en la habitación era realmente una niñería comparado a lo que en este momento sentía. La sangre comenzó a hervirme, Demian era un ser que solo en segundos podía hacerme estallar por la ira y la rabia que era capaz de despertar en mi, mi cuerpo comenzó a temblar incontrolablemente. No sabía a ciencia cierta si me molestaba más por el hecho de no haberme retenido o si por el hecho de no tomarse la molestia de llevarme de regreso a casa. Me quede largos segundos recargada sobre la baranda de las escaleras inhalando y exhalando tanto aire como me era posible, intentando recuperar la calma. No podía salir así en ese estado a la calle.
“Corinne…termina de largarte de una buena vez…¿no es eso lo que querías....regresar a casa?…..pues adelante…hazlo!!!!.....nadie, nadie te detiene….mira a tu alrededor….nadie…..largo de aquí” mi mente me torturaba. Lejos de tranquilizarme era como si la rabia envenenara mi mente, mi cuerpo, como si nada en este mundo fuera a ser capaz de hacerme recuperar la tranquilidad y la cordura. ¿Era posible que Demian me pusiera así?...¿porqué? ¿porqué? ¿Qué tenía este hombre?.
Eche a andar nuevamente hacia el piso de arriba. Al pasar frente a la habitación de Demian me detuve un momento empuñando mis manos con fuerza y apretando los labios decidida a entrar de nuevo. “Si lo haces ahora eres capaz de matarlo”….igual lo mataré!!!...me respondí a mi misma. Esta vez a pesar de mi inmenso deseo de entrar e intentar destrozarlo me contuve. Seguí hasta la habitación de huéspedes. Pocos fueron los segundos que permanecí ahí. Así como entre salí. Abrí con un golpe la puerta de la habitación de Demian sin molestarme en mantener modales y empecé a gritarle – Así como sabes ser un maldito patán y cretino muestra lo poco caballeroso que hay en ti y llévame a casa!!!- le exigí. Mi cuerpo continuaba temblando incontrolablemente por la ira Fue hasta que cerré la boca que lo mire con la almohada contra su rostro, ¿que intentaba hacer?, que al parecer ni mis gritos escucho. Corrí hasta la cama – Demian!!!! - le grite al tiempo que tomaba la almohada con fuerza y la apartaba de su rostro - ¿Qué acaso eres un estúpido? ¿Qué demonios pretendías hacer? - el susto ante la idea de que hubiera sido capaz de atentar contra él mismo desvaneció la rabia que me estaba comiendo el interior. El estaba bien y era lo que importaba.
Me deje caer sobre la cama sentandome al costado de él. Acomode las frazadas cubriendolo - ¿Por qué Demian, dime porque lo hacías? – pregunte un poco asustada acariciando con ternura su mejilla.
“Corinne…termina de largarte de una buena vez…¿no es eso lo que querías....regresar a casa?…..pues adelante…hazlo!!!!.....nadie, nadie te detiene….mira a tu alrededor….nadie…..largo de aquí” mi mente me torturaba. Lejos de tranquilizarme era como si la rabia envenenara mi mente, mi cuerpo, como si nada en este mundo fuera a ser capaz de hacerme recuperar la tranquilidad y la cordura. ¿Era posible que Demian me pusiera así?...¿porqué? ¿porqué? ¿Qué tenía este hombre?.
Eche a andar nuevamente hacia el piso de arriba. Al pasar frente a la habitación de Demian me detuve un momento empuñando mis manos con fuerza y apretando los labios decidida a entrar de nuevo. “Si lo haces ahora eres capaz de matarlo”….igual lo mataré!!!...me respondí a mi misma. Esta vez a pesar de mi inmenso deseo de entrar e intentar destrozarlo me contuve. Seguí hasta la habitación de huéspedes. Pocos fueron los segundos que permanecí ahí. Así como entre salí. Abrí con un golpe la puerta de la habitación de Demian sin molestarme en mantener modales y empecé a gritarle – Así como sabes ser un maldito patán y cretino muestra lo poco caballeroso que hay en ti y llévame a casa!!!- le exigí. Mi cuerpo continuaba temblando incontrolablemente por la ira Fue hasta que cerré la boca que lo mire con la almohada contra su rostro, ¿que intentaba hacer?, que al parecer ni mis gritos escucho. Corrí hasta la cama – Demian!!!! - le grite al tiempo que tomaba la almohada con fuerza y la apartaba de su rostro - ¿Qué acaso eres un estúpido? ¿Qué demonios pretendías hacer? - el susto ante la idea de que hubiera sido capaz de atentar contra él mismo desvaneció la rabia que me estaba comiendo el interior. El estaba bien y era lo que importaba.
Me deje caer sobre la cama sentandome al costado de él. Acomode las frazadas cubriendolo - ¿Por qué Demian, dime porque lo hacías? – pregunte un poco asustada acariciando con ternura su mejilla.
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Estúpida maldición que no me deja morir sofocado. Si hubiera sido un humano cualquiera, y hubiera tenido el valor necesario para hacerlo, me hubiera ahogado hacía ya unos minutos atrás y ahora sería un cuerpo inerte sobre una cama, pero ya había pasado un buen trecho y no conseguía perder el aliento por más que me esforzara. Una lagrima que se secó producto de la tela de la almohada nada más salir de la cuenca de mi ojo, quiso deslizarse sin éxito de mi rostro. No lloraba porque Corinne se hubiera ido o me hubiera rechazado, lloraba porque definitivamente estaba completamente solo. Mi familia se había ido, y todo el mundo sabe que un vampiro no puede vivir solo, un vampiro depende de la compañía de una persona, por algo todos los vampiros de París viven emparejados, pero yo estaba solo, solo y sin futuro conciso para seguir mi vida. ¿Sería buena opción incinerarme y dejarme quemar por el sol a la mañana siguiente?.
Yo había regresado a París para dar fin a mi vida, más que mal ya había vivido todo lo que necesitaba vivir, y solo volví para ver por última vez a mi padre y a Lyam. Lo había conseguido, y con ello solo habían llegado desgracias a nuestras familias. Suspiré con fuerza y de la nada sentí como la almohada me era arrebatada a la fuerza. No fue necesario ver quien era la persona que lo hacía, pues el grito que se escapó de mi garganta, recalcando mi nombre, me hizo darme cuenta quien era. Cerré mis ojos, con molestia al escucharle gritar y encima quitarme la almohada de la cara. Me dejé cubrir por las sabanas y me hice hacía un lado, dándole la espalda a Corinne, mientras me dejaba acariciar por su delicado tacto.
- Por nada - mentí en un susurro casi inaudible. - Tengo sueño - mentí nuevamente cerrando mis ojos. Lógicamente no tenía sueño, había dormido todo el día como era de esperarse y aún me quedaban muchas energías, pero la verdad es que ya no tenía ánimos ni de seguir respirando. - Si quieres puedes quedarte a dormir en la habitación junto a ésta, o donde quieras, a mi me da igual, ya no te molestaré - aseguré apoyando mi mejilla en las manos que estaban juntas a un lado de mi cara, junto a la almohada. Mis ojos se mantuvieron cerrados un tenue suspiro se escapó inevitablemente. - Lo lamento Corinne, nunca pretendí ofenderte, solo buscaba divertirme un poco - señalé aún con los ojos cerrados y acurrucándome sobre la cama. Era lógico que se hubiera molestado por mi actitud, y no negaré que no me divirtió en su momento, pero al verla irse, sin siquiera titubear me di cuenta de lo solo que estaba, y que con esa actitud, por muy divertida que fuera, no llegaría a ningún lado, menos si pretendía comenzar una nueva vida en París. Quizás si era hora de dormir.
Yo había regresado a París para dar fin a mi vida, más que mal ya había vivido todo lo que necesitaba vivir, y solo volví para ver por última vez a mi padre y a Lyam. Lo había conseguido, y con ello solo habían llegado desgracias a nuestras familias. Suspiré con fuerza y de la nada sentí como la almohada me era arrebatada a la fuerza. No fue necesario ver quien era la persona que lo hacía, pues el grito que se escapó de mi garganta, recalcando mi nombre, me hizo darme cuenta quien era. Cerré mis ojos, con molestia al escucharle gritar y encima quitarme la almohada de la cara. Me dejé cubrir por las sabanas y me hice hacía un lado, dándole la espalda a Corinne, mientras me dejaba acariciar por su delicado tacto.
- Por nada - mentí en un susurro casi inaudible. - Tengo sueño - mentí nuevamente cerrando mis ojos. Lógicamente no tenía sueño, había dormido todo el día como era de esperarse y aún me quedaban muchas energías, pero la verdad es que ya no tenía ánimos ni de seguir respirando. - Si quieres puedes quedarte a dormir en la habitación junto a ésta, o donde quieras, a mi me da igual, ya no te molestaré - aseguré apoyando mi mejilla en las manos que estaban juntas a un lado de mi cara, junto a la almohada. Mis ojos se mantuvieron cerrados un tenue suspiro se escapó inevitablemente. - Lo lamento Corinne, nunca pretendí ofenderte, solo buscaba divertirme un poco - señalé aún con los ojos cerrados y acurrucándome sobre la cama. Era lógico que se hubiera molestado por mi actitud, y no negaré que no me divirtió en su momento, pero al verla irse, sin siquiera titubear me di cuenta de lo solo que estaba, y que con esa actitud, por muy divertida que fuera, no llegaría a ningún lado, menos si pretendía comenzar una nueva vida en París. Quizás si era hora de dormir.
Demian L. Resnick- Vampiro Clase Alta
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Re: La Noche Recien Comienza - Corinne -
Recordé había pedido que no le dejará solo, que lo acompañara y que era lo que yo iba a hacer momentos atrás ¿abandonarlo? cuando él lo único que había pedido era no estar solo. Me sentí avergonzada por haberme dejado llevar por sus “juegos” hasta el grado de dejarme envenenar por la rabia que estos me provocaron como si no hubiera sabido que él solo buscaba divertirse y por supuesto estaba más que claro que le gustaba divertirse a mi costa.
- ¿Sabes? no importa si ahora tienes sueño, así que ahora me lo vas a decir, quiero saber la razón porque nadie hace algo por nada, – pedí con determinación y dulzura sin retirar mi mano de su rostro, manteniendo esa sincera caricia. Porque le hablaba así quizás porque ahora parecía que a quien tenía conmigo era a un niño pequeño e indefenso con necesidad de desahogarse y no a un adulto maduro y seguro, además después de todo lo sucedido dudaba que en verdad tuviera sueño. –Mírame Demian, confía en mi y dímelo – ¿sería capaz de confiar en mi? no esperaba respuesta inmediata de su parte era probable que su orgullo ni siquiera le dejará responderme.
- Si, me quedaré….me quedaré aquí en tu habitación…a tu lado – Demian se mantuvo en su posición, dándome la espalda. Guarde silencio un momento mientras lo contemplaba con muchas ternura luciendo así, tan indefenso sobre la cama. Enarque una ceja incrédula por su disculpa ¿en realidad lo lamentaba o de nuevo empezaría a jugar conmigo?. Sonaba tan sincero pero aún así me costaba un poco creerlo en su totalidad ¿y porque no creerlo? En verdad algo le afectaba sobremanera cosa que seguramente le impedía mentir así que sin más acepte su disculpa –Uhmmm y lo conseguiste ehhh y no solo un poco sino un mucho – curiosamente mi comentario no era un reclamo simplemente fue una afirmación haciéndoselo notar y nada más.
Aparte mi mano de su rostro volviendo mi vista hacia el frente. Cerré un breve momento los ojos en tanto un fuerte suspiro se escapaba desde lo más profundo de mi ser. Me incline para quitarme el calzado y enseguida recostarme a su lado. Mi aliento y mi respiración chocaban contra su espalda. Me acerque un poco más a su cuerpo y mi mano sin siquiera ordenárselo se descanso sobre su cintura. Fue en ese momento que Demian giro su cuerpo quedando su rostro frente al mío clavando ambos las mirados del uno en el otro. En silencio sin una sola palabra de por medio mi mano de nuevo se posaba sobre su mejilla acariciándola con delicadeza – yo también lo lamento, lamento haberme comportado de esa manera pero tienes ese poder sobre mi, sacarme de mis casillas y hacerme perder el control y lo peor es que me gusta ¿lo sabias? – mi mano continuaba recorriendo su rostro hasta que finalmente mis dedos se detuvieron sobre sus labios acariciándolos y delineando su contorno recordando en sabor en ellos y el infinito placer de sus apasionados besos.
- ¿Sabes? no importa si ahora tienes sueño, así que ahora me lo vas a decir, quiero saber la razón porque nadie hace algo por nada, – pedí con determinación y dulzura sin retirar mi mano de su rostro, manteniendo esa sincera caricia. Porque le hablaba así quizás porque ahora parecía que a quien tenía conmigo era a un niño pequeño e indefenso con necesidad de desahogarse y no a un adulto maduro y seguro, además después de todo lo sucedido dudaba que en verdad tuviera sueño. –Mírame Demian, confía en mi y dímelo – ¿sería capaz de confiar en mi? no esperaba respuesta inmediata de su parte era probable que su orgullo ni siquiera le dejará responderme.
- Si, me quedaré….me quedaré aquí en tu habitación…a tu lado – Demian se mantuvo en su posición, dándome la espalda. Guarde silencio un momento mientras lo contemplaba con muchas ternura luciendo así, tan indefenso sobre la cama. Enarque una ceja incrédula por su disculpa ¿en realidad lo lamentaba o de nuevo empezaría a jugar conmigo?. Sonaba tan sincero pero aún así me costaba un poco creerlo en su totalidad ¿y porque no creerlo? En verdad algo le afectaba sobremanera cosa que seguramente le impedía mentir así que sin más acepte su disculpa –Uhmmm y lo conseguiste ehhh y no solo un poco sino un mucho – curiosamente mi comentario no era un reclamo simplemente fue una afirmación haciéndoselo notar y nada más.
Aparte mi mano de su rostro volviendo mi vista hacia el frente. Cerré un breve momento los ojos en tanto un fuerte suspiro se escapaba desde lo más profundo de mi ser. Me incline para quitarme el calzado y enseguida recostarme a su lado. Mi aliento y mi respiración chocaban contra su espalda. Me acerque un poco más a su cuerpo y mi mano sin siquiera ordenárselo se descanso sobre su cintura. Fue en ese momento que Demian giro su cuerpo quedando su rostro frente al mío clavando ambos las mirados del uno en el otro. En silencio sin una sola palabra de por medio mi mano de nuevo se posaba sobre su mejilla acariciándola con delicadeza – yo también lo lamento, lamento haberme comportado de esa manera pero tienes ese poder sobre mi, sacarme de mis casillas y hacerme perder el control y lo peor es que me gusta ¿lo sabias? – mi mano continuaba recorriendo su rostro hasta que finalmente mis dedos se detuvieron sobre sus labios acariciándolos y delineando su contorno recordando en sabor en ellos y el infinito placer de sus apasionados besos.
Corinne Blanchard- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/08/2010
Edad : 74
Localización : Donde el viento susurre tu nombre y la luna llena brille
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