AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cuatro años después {André}
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Cuatro años después {André}
Cené algo y me duché. Abrí el armario sacando uno de los conjuntos de lencería, escogí uno negro con liguero y transparencias, que tapé poniéndome el vestido rosa y el respectivo corsé. Me senté ante el espejo mirándome como cada vez que iba a salir de casa. Con un suspiro comencé a maquillarme y peinarme, ojos negros, algo de color en las mejillas y un toque rosado en los labios haciéndolos aun más apetecibles. Me recogí el pelo en un rápido moño con un hábil movimiento y la ayuda de un palito de nácar. Me levanté y cogiendo el chal y el bolso salí de casa.
Debían ser más de las 10 de la noche, me dirigía como cada noche al burdel por las calles que tan bien conocía. Sería una noche más, una de tantas. Unas copas, algún hombre, una mentira y tendría mi dinero en la mano.
Sumida en mis pensamientos me deslicé a un callejón para acortar el camino. La zona solía estar desierta pero esta noche escuché unos pasos tras de mi. Aceleré y paso y agudice mis sentidos, poniendo atención a su reacción. Cada uno de mis movimientos era seguido por esa persona, pero no quedaban ni 5 minutos para llegar al burdel así que eché a correr, sujetando mi vestido por encima de las rodillas. Conseguí refugiarme en él, yendo directa a mi habitación habitual.
Me senté en la cama con la respiración aún acelerada y me coloque el pelo de nuevo. Dejé el bolso a un lado junto al chal y me senté junto a la ventana esperando que la puerta se abriera para el primero de mis clientes de esa noche.
Debían ser más de las 10 de la noche, me dirigía como cada noche al burdel por las calles que tan bien conocía. Sería una noche más, una de tantas. Unas copas, algún hombre, una mentira y tendría mi dinero en la mano.
Sumida en mis pensamientos me deslicé a un callejón para acortar el camino. La zona solía estar desierta pero esta noche escuché unos pasos tras de mi. Aceleré y paso y agudice mis sentidos, poniendo atención a su reacción. Cada uno de mis movimientos era seguido por esa persona, pero no quedaban ni 5 minutos para llegar al burdel así que eché a correr, sujetando mi vestido por encima de las rodillas. Conseguí refugiarme en él, yendo directa a mi habitación habitual.
Me senté en la cama con la respiración aún acelerada y me coloque el pelo de nuevo. Dejé el bolso a un lado junto al chal y me senté junto a la ventana esperando que la puerta se abriera para el primero de mis clientes de esa noche.
Ana Bessette- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 73
Fecha de inscripción : 10/06/2011
Edad : 36
Re: Cuatro años después {André}
Habían pasado 4 años y 2 días desde que llegué a París de vuelta de mis estudios. Me toco tarde ajetreada y es normal puesto que mis padres han muerto y tenía que acudir al banco a tramitar la herencia y todos los archivos de propiedades de mi familia. Esa noche los abogados y los banqueros terminaron bastante tarde su reunión, me pusieron toda una mano en el hombro en señal de compa decencia y luto por la muerte de mi padre. Ya que era bastante influyente. Les agradecí su amabilidad con la cabeza cabizbaja y me dieron papeles en una carpeta de piel que poseía toda mi nueva fortuna. Había dado a mi cochero el pequeño maletín y la chaqueta que había llevado encima del trajo, saqué de una pitillera un cigarro blanco que me puse en la boca y encendía un fósforo que ilumino mi cara con un ligero parpadeo. Fue cuando me puse el cigarro en los labios que creí verla.
Di una calada al cigarro notando como ardían mis pulmones y lo tiré al suelo siguiendo a la mujer. Iba con un vestido rosa un chal por encima de los hombros y con un ligero paso, su perfume me dibujo un rastro que seguí atento levantando la cabeza por el vaivén de la gente.
Eran las 10 de la noche y, aun las luces de los establecimientos iluminaban las aceras y la gente entraba a ellos. Señores, damas, niños, perros…por un momento empezaba a agobiarme tantos sonidos. Solo podía seguir el olor que desprendía esa mujer, la que hizo que se me volcara el corazón y me hiciera parecer un acosador o un pervertido siguiéndola por la calle. Debía seguirla, tenía la duda y no me gusta quedarme con la duda. Tenía su imagen grabada en mi cabeza, jamás olvido una cosa que he visto pero tendría que hacerme un favor a mi mismo para evitar la locura y seguirla.
Fue cuando levanté la vista hacia el edificio al que se dirigía, se escuchaban voces, risas, el perfume envolvía el lugar y salía gente ebria de placer. Lo miré de arriba abajo tres veces hasta que fruncí el ceño. Un burdel. Ana jamás iría a un burdel.
Empuje la puerta de madera y para mi sorpresa encontré unas escaleras a mi derecha con mujeres preciosas, jóvenes y con vestidos caros, ebrias y sonriendo. Frente a mí a jóvenes risueños que se dejaban acariciar por señoras viudas o adulteras. Botellas de absenta, Whisky, Ginebra y Vodka relucían en cada mesa que encontraba, olía a opio que salía de las bocanadas de hombres rodeados de mujeres pasando una larga pipa de madera. Cerré los ojos intentando descifrar el perfume de la que creía que era Ana y tras unos segundos lo encontré.
Seguí el rastro escaleras arriba y me quedé en la puerta con el brazo levantado debatiéndome con el valor de entrar en dicha habitación. Fue cuando respiré hondo y empuje suavemente la puerta, temiendo a lo que podría encontrarme dentro. El corazón me latía rápido, rozando la taquicardia y fue cuando unos ojos se encontraron con los míos y mi respiración se cortó. No pude más que articular en un pequeño susurro desgarrado-¿Ana?
Di una calada al cigarro notando como ardían mis pulmones y lo tiré al suelo siguiendo a la mujer. Iba con un vestido rosa un chal por encima de los hombros y con un ligero paso, su perfume me dibujo un rastro que seguí atento levantando la cabeza por el vaivén de la gente.
Eran las 10 de la noche y, aun las luces de los establecimientos iluminaban las aceras y la gente entraba a ellos. Señores, damas, niños, perros…por un momento empezaba a agobiarme tantos sonidos. Solo podía seguir el olor que desprendía esa mujer, la que hizo que se me volcara el corazón y me hiciera parecer un acosador o un pervertido siguiéndola por la calle. Debía seguirla, tenía la duda y no me gusta quedarme con la duda. Tenía su imagen grabada en mi cabeza, jamás olvido una cosa que he visto pero tendría que hacerme un favor a mi mismo para evitar la locura y seguirla.
Fue cuando levanté la vista hacia el edificio al que se dirigía, se escuchaban voces, risas, el perfume envolvía el lugar y salía gente ebria de placer. Lo miré de arriba abajo tres veces hasta que fruncí el ceño. Un burdel. Ana jamás iría a un burdel.
Empuje la puerta de madera y para mi sorpresa encontré unas escaleras a mi derecha con mujeres preciosas, jóvenes y con vestidos caros, ebrias y sonriendo. Frente a mí a jóvenes risueños que se dejaban acariciar por señoras viudas o adulteras. Botellas de absenta, Whisky, Ginebra y Vodka relucían en cada mesa que encontraba, olía a opio que salía de las bocanadas de hombres rodeados de mujeres pasando una larga pipa de madera. Cerré los ojos intentando descifrar el perfume de la que creía que era Ana y tras unos segundos lo encontré.
Seguí el rastro escaleras arriba y me quedé en la puerta con el brazo levantado debatiéndome con el valor de entrar en dicha habitación. Fue cuando respiré hondo y empuje suavemente la puerta, temiendo a lo que podría encontrarme dentro. El corazón me latía rápido, rozando la taquicardia y fue cuando unos ojos se encontraron con los míos y mi respiración se cortó. No pude más que articular en un pequeño susurro desgarrado-¿Ana?
André Lautrec- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/06/2011
Edad : 38
Localización : Tratando de encontrate.
Re: Cuatro años después {André}
Abrí la ventana para recuperar el aliento, miré fuera en dirección a la calle pero no vi nada fuera de lo común. Di unos paseos cortos por la habitación y finalmente me senté en el borde de la cama.
Desabroché la parte de arriba del corsé dejando ver algo más de pecho. El sonido de botellas, risas, gemidos, gritos y golpes se introducía en la habitación como los hombres en nuestras camas, al igual que la mezcla de olores; perfumes, alcohol, tabaco, drogas, sudor… Cada día que pasaba me resultaba menos molesto pero empezaba a creer que nunca conseguiría adaptarme a las noches en el burdel.
Los pasos por la escalera siempre eran constantes ya que llevaban directos a las habitaciones de las chicas, pero me quedé escuchando unos en concreto. Si no me equivocaba eran los mismos que me siguieron de camino hacia aquí. Mi oído no solía fallarme gracias a mi condición de cambiaformas. Los pasos se detuvieron un segundo ante mi puerta, mi cuerpo se erizó como el de un gato por la tensión.
Lentamente el pomo llegó al tope y la puerta se abrió, dejando ver a un hombre en la entrada de mi habitación. Me volví tan rápido hacia él que el picho que sujetaba mi pelo salió volando cayendo al suelo. Me quedé plantada mirándole sin saber qué hacer, no era posible, me negaba a creerlo pero al salir mi nombre de su boca de esa manera supe que era él. El único hombre que había amado en mi vida y el que me había dejado sola cuando más le necesité. André Lautrec.
-¿André…qué…?-no salía nada de mi boca y mis pensamientos eran confusos y contradictorios. Deseaba lanzarme a abrazarlo y a la vez pegarle con los puños tan fuerte como pudiera. Me avergoncé de mi trabajo, de mi vida, de mi aspecto… Él en cambio estaba fuerte, elegante, tan guapo como siempre sino más. Sus ojos habían cambiado tenía un matiz más serio y decidió, como si no temiera nada. Me sentí desnuda delante de él y me senté de nuevo sintiéndome sin fuerzas.
Desabroché la parte de arriba del corsé dejando ver algo más de pecho. El sonido de botellas, risas, gemidos, gritos y golpes se introducía en la habitación como los hombres en nuestras camas, al igual que la mezcla de olores; perfumes, alcohol, tabaco, drogas, sudor… Cada día que pasaba me resultaba menos molesto pero empezaba a creer que nunca conseguiría adaptarme a las noches en el burdel.
Los pasos por la escalera siempre eran constantes ya que llevaban directos a las habitaciones de las chicas, pero me quedé escuchando unos en concreto. Si no me equivocaba eran los mismos que me siguieron de camino hacia aquí. Mi oído no solía fallarme gracias a mi condición de cambiaformas. Los pasos se detuvieron un segundo ante mi puerta, mi cuerpo se erizó como el de un gato por la tensión.
Lentamente el pomo llegó al tope y la puerta se abrió, dejando ver a un hombre en la entrada de mi habitación. Me volví tan rápido hacia él que el picho que sujetaba mi pelo salió volando cayendo al suelo. Me quedé plantada mirándole sin saber qué hacer, no era posible, me negaba a creerlo pero al salir mi nombre de su boca de esa manera supe que era él. El único hombre que había amado en mi vida y el que me había dejado sola cuando más le necesité. André Lautrec.
-¿André…qué…?-no salía nada de mi boca y mis pensamientos eran confusos y contradictorios. Deseaba lanzarme a abrazarlo y a la vez pegarle con los puños tan fuerte como pudiera. Me avergoncé de mi trabajo, de mi vida, de mi aspecto… Él en cambio estaba fuerte, elegante, tan guapo como siempre sino más. Sus ojos habían cambiado tenía un matiz más serio y decidió, como si no temiera nada. Me sentí desnuda delante de él y me senté de nuevo sintiéndome sin fuerzas.
Ana Bessette- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/06/2011
Edad : 36
Re: Cuatro años después {André}
Deje la boca abierta al mirarla, por un momento desaparecí de la faz de la tierra y me encontré de lleno con los ojos de Ana. Había pensado en ella 4 largos años, me quede un minuto recordando con nostalgia cuando era pequeño y la vi por primera vez, cuando jugábamos al escondite y siempre perdía contra ella, cuando leíamos poesía cuando estábamos juntos en el jardín cuando era mi princesa y yo la rescataba de cualquier bestia.
Pero volví a la realidad cuando se movió para sentarse al borde de la cama y la vio mirar a un punto fijo de la habitación apoyándose como sin fuerzas, como sin aire. La pasaba lo mismo que a mi. Fue una sorpresa encontrarla y en parte una buena alegría y una inmensa tristeza. Levanté la mirada al ver la habitación y vi como iba vestida. Era una Cortesana, vendía su amor a los hombres por dinero. No pude hacer otra cosa que levantar los brazos en señal de no entender la situación y la miré fijamente mientras ella clavaba su mirada en los ojos con gesto serio y ganas de llorar. El corazón latiendo más rápido que el mío y muchísimo más dolido.-¿Qué demonios estás haciendo aquí?¿Cómo es posible que hayas terminado aquí? Te dije que volvería, que no te olvidaría y he estado esperando a encontrarte cuatro largos años. Para seguirte por las calles y ver que trabajas en un Burdel. Dime Ana ¿Cómo es posible?-Me senté en una silla junto al tocador apoyando mi cabeza en la frente y separando el flequillo de mi cara, mirándola sin comprender. Intenté no gritar pero el tono de incertidumbre agridulce que me invadió fue una daga en el corazón. Mi princesa, era una princesa por dinero.
Aun sintiéndome mal por verla en esa situación, sin entender como acabó ahí. Se me inundo el cuerpo de ganas de rodearla con mis brazos mecerla y llorar. Jamás lloraba delante de la gente ni si quiera cuando era niño. Pero ahora me corrompió la tranquilidad de verla, de saber que seguía en Paris de saber que había crecido como toda una mujer atractiva, viendo en sus ojos un atisbo de salvajismo animal y sobre todo de tenerla frente a mi tras cuatro años de estar esperándolo. Me temblaban las piernas, la respiración las palabras y hasta el corazón. Me quede analizando su cuerpo de arriba abajo esperando una buena respuesta a mis preguntas pues las necesitaba.
Pero volví a la realidad cuando se movió para sentarse al borde de la cama y la vio mirar a un punto fijo de la habitación apoyándose como sin fuerzas, como sin aire. La pasaba lo mismo que a mi. Fue una sorpresa encontrarla y en parte una buena alegría y una inmensa tristeza. Levanté la mirada al ver la habitación y vi como iba vestida. Era una Cortesana, vendía su amor a los hombres por dinero. No pude hacer otra cosa que levantar los brazos en señal de no entender la situación y la miré fijamente mientras ella clavaba su mirada en los ojos con gesto serio y ganas de llorar. El corazón latiendo más rápido que el mío y muchísimo más dolido.-¿Qué demonios estás haciendo aquí?¿Cómo es posible que hayas terminado aquí? Te dije que volvería, que no te olvidaría y he estado esperando a encontrarte cuatro largos años. Para seguirte por las calles y ver que trabajas en un Burdel. Dime Ana ¿Cómo es posible?-Me senté en una silla junto al tocador apoyando mi cabeza en la frente y separando el flequillo de mi cara, mirándola sin comprender. Intenté no gritar pero el tono de incertidumbre agridulce que me invadió fue una daga en el corazón. Mi princesa, era una princesa por dinero.
Aun sintiéndome mal por verla en esa situación, sin entender como acabó ahí. Se me inundo el cuerpo de ganas de rodearla con mis brazos mecerla y llorar. Jamás lloraba delante de la gente ni si quiera cuando era niño. Pero ahora me corrompió la tranquilidad de verla, de saber que seguía en Paris de saber que había crecido como toda una mujer atractiva, viendo en sus ojos un atisbo de salvajismo animal y sobre todo de tenerla frente a mi tras cuatro años de estar esperándolo. Me temblaban las piernas, la respiración las palabras y hasta el corazón. Me quede analizando su cuerpo de arriba abajo esperando una buena respuesta a mis preguntas pues las necesitaba.
André Lautrec- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/06/2011
Edad : 38
Localización : Tratando de encontrate.
Re: Cuatro años después {André}
Mi cuerpo no reaccionaba y mi mente trabajaba a tal velocidad que lo único que conseguía era mezclar ideas y volverme loca. Respiré repetidas veces dejando que el aire llenara mis pulmones. No era capaz de moverte, mi vista se clavó en el chal y mis manos en la colcha de la cama.
“¿Por qué? ¿Por qué aquí? Hay mil sitios en Paris donde encontrarnos tras 4 años y tiene que ser aquí… y ahora ¿qué le digo?” me sentía tan usada, tan sucia y tan humillada que las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas. Notaba sus movimientos por la habitación su incredulidad ante lo que veía. Dios le quería tanto… Su mirada se clavó en mi, supuse que estaría analizando todo intentando explicarse el por qué.
Lanzó las preguntas una tras otra sin descanso con miedo a la posible respuesta, con dolor y rencor por no haberle esperado y con un deje de preocupación. Tomé aire lentamente y me dispuse a contestar. – “No trabajo aquí por gusto. Antes de tu partida mis padres y supongo que los tuyos se enteraron de nuestro… romance. La decisión de los tuyos fue enviarte lejos con el pretexto de que estudiaras una buena carrera en una prestigiosa universidad. Yo no tuve tanta suerte”- alcé la mirada y clavé mis ojos en él, seria, dolida – “Una tarde llegué a casa después de uno de mis paseos cerca del lago y mi padre soltó toda clase de insultos hacia mi, me dio una paliza excusándose en que yo había deshonrado a la familia yaciendo contigo. Me echó de casa. Mi madre no hizo nada por evitarlo. Tenía 18 años y a nadie a quien recurrir. En el burdel fue en el único sitio donde encontré refugio, comida y dinero. Y no me creas si no quieres pero no he amado a ningún otro hombre en mi vida André. Esto es de lo que vivo, les hago creer lo que quieren creer, ellos se van felices y yo con el bolsillo lleno”
Parpadeé un par de veces. No me creía haber explicado de esa forma la situación, había sido totalmente a la defensiva. Me avergonzaba estar donde estaba, pero él no era nadie para criticarlo cuando siempre había tenido todo a su favor. No sabía lo que era estar tirada en la calle pidiendo limosna y huyendo de hombres que quieren calmar sus apetitos con cualquiera. Me levanté y me apoyé en la ventana con los brazos cruzados, aun mirándole, esperando ver su reacción ante mis palabras.
“¿Por qué? ¿Por qué aquí? Hay mil sitios en Paris donde encontrarnos tras 4 años y tiene que ser aquí… y ahora ¿qué le digo?” me sentía tan usada, tan sucia y tan humillada que las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas. Notaba sus movimientos por la habitación su incredulidad ante lo que veía. Dios le quería tanto… Su mirada se clavó en mi, supuse que estaría analizando todo intentando explicarse el por qué.
Lanzó las preguntas una tras otra sin descanso con miedo a la posible respuesta, con dolor y rencor por no haberle esperado y con un deje de preocupación. Tomé aire lentamente y me dispuse a contestar. – “No trabajo aquí por gusto. Antes de tu partida mis padres y supongo que los tuyos se enteraron de nuestro… romance. La decisión de los tuyos fue enviarte lejos con el pretexto de que estudiaras una buena carrera en una prestigiosa universidad. Yo no tuve tanta suerte”- alcé la mirada y clavé mis ojos en él, seria, dolida – “Una tarde llegué a casa después de uno de mis paseos cerca del lago y mi padre soltó toda clase de insultos hacia mi, me dio una paliza excusándose en que yo había deshonrado a la familia yaciendo contigo. Me echó de casa. Mi madre no hizo nada por evitarlo. Tenía 18 años y a nadie a quien recurrir. En el burdel fue en el único sitio donde encontré refugio, comida y dinero. Y no me creas si no quieres pero no he amado a ningún otro hombre en mi vida André. Esto es de lo que vivo, les hago creer lo que quieren creer, ellos se van felices y yo con el bolsillo lleno”
Parpadeé un par de veces. No me creía haber explicado de esa forma la situación, había sido totalmente a la defensiva. Me avergonzaba estar donde estaba, pero él no era nadie para criticarlo cuando siempre había tenido todo a su favor. No sabía lo que era estar tirada en la calle pidiendo limosna y huyendo de hombres que quieren calmar sus apetitos con cualquiera. Me levanté y me apoyé en la ventana con los brazos cruzados, aun mirándole, esperando ver su reacción ante mis palabras.
Ana Bessette- Cambiante Clase Alta
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Re: Cuatro años después {André}
Sentí como la bestia de mi interior intentaba corromper mi cuerpo, sentía como una gota de sudor caía por mi patilla al mirarla. Estaba furioso con mis padres por alejarme, con los suyos por despreciarla y culpable por ver como se encontraba. Intenté no pensar en la bestia que intentaba adueñarse de mi cabeza, luchaba por controlar mis palabras y el tono de mi voz cuando la contestara. Me miré de reojo en el espejo y vi como una sonrisa salía en mi rostro y yo no la ponía. ¡Ahora no por favor!-Ana…-susurré-Siento mucho verte así. Pero si es cierto he de decirte que no tengo problemas con tu trabajo-me costó decir aquello, porque la persona que más me había importado vendía su amor a los hombres-Estoy furioso de encontrarte aquí, de lo que hicieron nuestros padres y de todo lo que ha pasado desde que me marché-Hundí el rostro en mis manos suspirando, notando la presión humana en mis sentimientos y las lágrimas que brotaban y resbalaban por la tex suave y perfecta de Ana.
No quería quitarla tiempo, tampoco sabía que decirla. Me sentía inseguro, hacía dos años que no me sentía así.- ¿Qué puedo hacer?-añadí-Necesito hablar contigo tranquilamente-La miré a los ojos al decir esto.
Respiré profundamente tres veces para que mi respiración y mi corazón se igualaran. Después la sonreí porque detrás de toda esta situación, se encontraba mi mejor amiga. Tanto tiempo esperé para contarla lo que me pasó. Esperaba poder invitarla a la mansión Lautrec o invitarla a un restaurante para ponernos al día de nuestras cosas. Pero todo ha girado completamente.
Me levanté y esta vez con duda me arrodille junto a ella para levantar su rostro esperando sus respuestas.
No quería quitarla tiempo, tampoco sabía que decirla. Me sentía inseguro, hacía dos años que no me sentía así.- ¿Qué puedo hacer?-añadí-Necesito hablar contigo tranquilamente-La miré a los ojos al decir esto.
Respiré profundamente tres veces para que mi respiración y mi corazón se igualaran. Después la sonreí porque detrás de toda esta situación, se encontraba mi mejor amiga. Tanto tiempo esperé para contarla lo que me pasó. Esperaba poder invitarla a la mansión Lautrec o invitarla a un restaurante para ponernos al día de nuestras cosas. Pero todo ha girado completamente.
Me levanté y esta vez con duda me arrodille junto a ella para levantar su rostro esperando sus respuestas.
André Lautrec- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/06/2011
Edad : 38
Localización : Tratando de encontrate.
Re: Cuatro años después {André}
Notar sus manos en mi cara fue como una descarga eléctrica, me perdí en sus ojos. Sabía que no era el mismo que había perdido cuatro años atrás pero no era capaz de descifrar su mirada. Me mantuve un rato en esa postura disfrutando de tenerle conmigo y a menos de 5 centímetros de distancia, quería besarlo pero no debía.
Escuché sus palabras y comprendí que había sido quizás demasiado dura con él. No sabía nada, todo lo que había ocurrido le fue oculto para evitar su regreso, pero ¿Qué hacía en Paris ahora? La puerta se abrió de un golpe dejando ver a un hombre. - ¡Ana, es mi turno!- apreté los ojos dolida porque André presenciara eso. – Estoy ocupada, ¿no lo ves? Hoy no atenderé a nadie díselo a la “Madame”, y la próxima vez llama antes de entrar- me levanté obligándole a salir aunque a regañadientes y tranqué la puerta por dentro.
- Lo siento – el gesto de dolor de André no me pasó desapercibido pero actué como si no me diera cuenta, una de las facetas que había tenido que desarrollar debido a mi trabajo – ahora podemos hablar nadie entrará aquí – me quité el corsé y me senté en la cama cruzando las piernas, di dos palmadas a mi lado para que me imitara.
- André ¿Qué te ha hecho volver? ¿Por qué justo ahora? – quería que me contara todo incluso que le había pasado para estar tan cambiado pero no sabía cuál era el límite de nuestra confianza. -¿Quieres un whisky o algo para beber?
Escuché sus palabras y comprendí que había sido quizás demasiado dura con él. No sabía nada, todo lo que había ocurrido le fue oculto para evitar su regreso, pero ¿Qué hacía en Paris ahora? La puerta se abrió de un golpe dejando ver a un hombre. - ¡Ana, es mi turno!- apreté los ojos dolida porque André presenciara eso. – Estoy ocupada, ¿no lo ves? Hoy no atenderé a nadie díselo a la “Madame”, y la próxima vez llama antes de entrar- me levanté obligándole a salir aunque a regañadientes y tranqué la puerta por dentro.
- Lo siento – el gesto de dolor de André no me pasó desapercibido pero actué como si no me diera cuenta, una de las facetas que había tenido que desarrollar debido a mi trabajo – ahora podemos hablar nadie entrará aquí – me quité el corsé y me senté en la cama cruzando las piernas, di dos palmadas a mi lado para que me imitara.
- André ¿Qué te ha hecho volver? ¿Por qué justo ahora? – quería que me contara todo incluso que le había pasado para estar tan cambiado pero no sabía cuál era el límite de nuestra confianza. -¿Quieres un whisky o algo para beber?
Ana Bessette- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/06/2011
Edad : 36
Re: Cuatro años después {André}
Escuche el sonido del cerrojo de la puerta al cerrarse y por un momento me sentí encerrado, claustrofóbico y nervioso. Noté como se quitaba el molesto corsé que dibujaba su figura y levantaba sus pechos y por un momento desee tenerla.
Me dijo que ahora podríamos hablar y sentí el calor de su cuerpo pasando a mi lado y sentándose en la cama indicándome que me acomodara junto a ella. Me levanté de estar sobre mis rodillas y miré el sitio que palpaba la mano fina de Ana. Era un situación extraña que una cortesana me marcara el lugar donde sentarme para hablar con ella. Fruncí el ceño y desee evitar clasificarla como una cortesana vulgar. La miré de pie dirigiéndome a la doble puerta de madera blanca que daban paso un balcón de piedra adornado con flores-¿Te importa..Si abro la puerta para que entre algo de aire ? Necesito más aire fresco que alcohol, no quiero que me nuble el juicio-Esperé que asintiera con la cabeza y se mordiera el labio inferior sin comprender porque quería abrir la ventana.
Me acerque con paso lento sin hacer ruido algo sobre humano y giré el picaporte de la ventana empujándolo hacia afuera y dejando que el olor de rosas entrar por la ventana acompañado por una brisa que acariciaba las cortinas de satén.
Ahora si avancé hasta donde estaba ella y se senté a su lado entrelazando mis manos y suspirando antes de hablarla-He vuelto porque mis padres han fallecido y me llegó el notificado para tramitar todos los papeles de la herencia-la miré para después añadir-He venido para eso y, para buscarte.
Me dijo que ahora podríamos hablar y sentí el calor de su cuerpo pasando a mi lado y sentándose en la cama indicándome que me acomodara junto a ella. Me levanté de estar sobre mis rodillas y miré el sitio que palpaba la mano fina de Ana. Era un situación extraña que una cortesana me marcara el lugar donde sentarme para hablar con ella. Fruncí el ceño y desee evitar clasificarla como una cortesana vulgar. La miré de pie dirigiéndome a la doble puerta de madera blanca que daban paso un balcón de piedra adornado con flores-¿Te importa..Si abro la puerta para que entre algo de aire ? Necesito más aire fresco que alcohol, no quiero que me nuble el juicio-Esperé que asintiera con la cabeza y se mordiera el labio inferior sin comprender porque quería abrir la ventana.
Me acerque con paso lento sin hacer ruido algo sobre humano y giré el picaporte de la ventana empujándolo hacia afuera y dejando que el olor de rosas entrar por la ventana acompañado por una brisa que acariciaba las cortinas de satén.
Ahora si avancé hasta donde estaba ella y se senté a su lado entrelazando mis manos y suspirando antes de hablarla-He vuelto porque mis padres han fallecido y me llegó el notificado para tramitar todos los papeles de la herencia-la miré para después añadir-He venido para eso y, para buscarte.
André Lautrec- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 10/06/2011
Edad : 38
Localización : Tratando de encontrate.
Re: Cuatro años después {André}
André no estaba cómodo y eso era obvio. Se movía demasiado y observaba todo como deseando quedarse con cada detalle de la habitación, de mi y del momento. Tras preguntarme si podía abrir la ventana, se levantó y se acercó a la puerta de madera, dejando entrar una leve brisa cargada del olor a las rosas que estaban plantadas fuera. Ambos respiramos hondo, aún incómodos por la situación. Dudó un poco antes de sentarse a mi lado no sé si porque no quería acercarse a mi o por no aceptar una “orden” de una…cortesana.
Se acomodó a mi lado y noté una gota de sudor cayendo por desde su frente, me extrañó pues no hacía tanto calor como para eso. Supuse que sería por la tensión del momento. Cuando me respondió las preguntas me quedé tan atrapada en ellas que dejé de respirar. –Lo siento mucho André, no sabía nada- me acerqué algo dudosa pensando en un posible rechazo y le abracé notando como mi estomago se encogía, como su olor me recordaba tiempos pasados y dándome cuenta de lo mucho que lo había extrañado. Un segundo después me puse tensa al recordar sus últimas palabras “He venido para eso y, para buscarte”, me separé de él volviendo a mi postura original y le miré – Ya me has encontrado…- bajé la mirada de nuevo y me puse a jugar con las sábanas de satén.
No sabía que hacer y mucho menos que decir. No podía tirarme a sus brazos, y decirle todo lo que sentía, era pronto y su reacción podía ser tan dura como para romperme de nuevo el corazón asi que esperé de nuevo que él hablara.
Se acomodó a mi lado y noté una gota de sudor cayendo por desde su frente, me extrañó pues no hacía tanto calor como para eso. Supuse que sería por la tensión del momento. Cuando me respondió las preguntas me quedé tan atrapada en ellas que dejé de respirar. –Lo siento mucho André, no sabía nada- me acerqué algo dudosa pensando en un posible rechazo y le abracé notando como mi estomago se encogía, como su olor me recordaba tiempos pasados y dándome cuenta de lo mucho que lo había extrañado. Un segundo después me puse tensa al recordar sus últimas palabras “He venido para eso y, para buscarte”, me separé de él volviendo a mi postura original y le miré – Ya me has encontrado…- bajé la mirada de nuevo y me puse a jugar con las sábanas de satén.
No sabía que hacer y mucho menos que decir. No podía tirarme a sus brazos, y decirle todo lo que sentía, era pronto y su reacción podía ser tan dura como para romperme de nuevo el corazón asi que esperé de nuevo que él hablara.
Ana Bessette- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/06/2011
Edad : 36
Re: Cuatro años después {André}
Note su cuerpo rozando el mío y una descarga electrizante me recorrió la espalda. Eso hizo despejar un poco a la bestia y después de que me intentara consolar por el hecho de haber perdido a mis padres, noté como se empezaba a impacientar y al verme tan nervioso y pendiente de todo mi alrededor.
Me giré para mirarla y ser totalmente sincero con ella.-Ana tengo que…quiero contarte una cosa, quizás te suene fantasioso-suspiré al continuar hablando como si yo mismo no creyera en mis palabras-pero cuando estuve en América estudiando me paso una cosa que me hizo cambiar radicalmente y además …físicamente-Espere a que se preparara y a ver la predisposición que tenía para escucharme pues era algo bastante serio que nadie más sabia y que siendo quien era ella debía demostrarle que seguía confiando en ella, aunque fuera contando el mayor secreto que tenía y el peor relato para intentar afianzar mi confianza nuevamente con ella. Tuve miedo de que me rechazara, pues ya lo había estado pasando mal, pero me sentía solo y desde siempre ella era la única a la que contaba las cosas. Y, ahora especialmente la cosa más importante que jamás haya dicho. Quizás tuve un tono serio al decir aquello, pero no quería que se lo tomara a broma pues era realmente importante. Miré por la ventana al cielo y escudriñé una luna casi completa y puse una mueca de recelo apartando la mirada rápidamente de ella.
-Verás-comencé a decirla con tono serio y en apenas un susurro- en una partida de caza cuando iba con mis compañeros de universidad, nos separamos había plenilunio y una especie de bestia había dejado sin ganado al pueblo cercano a nuestra residencia.-Hice una pausa para coger aire y respirar mirándola a los ojos-Bueno…nos separamos los cuatro y una bestia enorme se abalanzó sobre mí, tirándome al suelo, logré empujarla con las piernas e ir hasta el arma, estuve lento porque en apenas unos segundos-hice otra pausa al recordar aquel suceso-Me mordió.-Me levante de su lado sirviendo ahora un vaso de Whisky y bebiéndolo de un trago antes de continuar la historia.-Como puedes ver estoy bien, me recuperé con ligera rapidez aun con mucha fiebre pero note algún cambio en mi personalidad y en mi cuerpo-Bebí de nuevo del vaso apretando los labios con razón.
Esperé a ver su reacción y a que me formulara las preguntas correspondientes, siendo como era, se preocuparía por mí, preguntaría y al contarla que en vez de ser el príncipe que rescataba a la princesa de la bestia, era yo la bestialidad, la muerte y el salvajismo personificado.
Me giré para mirarla y ser totalmente sincero con ella.-Ana tengo que…quiero contarte una cosa, quizás te suene fantasioso-suspiré al continuar hablando como si yo mismo no creyera en mis palabras-pero cuando estuve en América estudiando me paso una cosa que me hizo cambiar radicalmente y además …físicamente-Espere a que se preparara y a ver la predisposición que tenía para escucharme pues era algo bastante serio que nadie más sabia y que siendo quien era ella debía demostrarle que seguía confiando en ella, aunque fuera contando el mayor secreto que tenía y el peor relato para intentar afianzar mi confianza nuevamente con ella. Tuve miedo de que me rechazara, pues ya lo había estado pasando mal, pero me sentía solo y desde siempre ella era la única a la que contaba las cosas. Y, ahora especialmente la cosa más importante que jamás haya dicho. Quizás tuve un tono serio al decir aquello, pero no quería que se lo tomara a broma pues era realmente importante. Miré por la ventana al cielo y escudriñé una luna casi completa y puse una mueca de recelo apartando la mirada rápidamente de ella.
-Verás-comencé a decirla con tono serio y en apenas un susurro- en una partida de caza cuando iba con mis compañeros de universidad, nos separamos había plenilunio y una especie de bestia había dejado sin ganado al pueblo cercano a nuestra residencia.-Hice una pausa para coger aire y respirar mirándola a los ojos-Bueno…nos separamos los cuatro y una bestia enorme se abalanzó sobre mí, tirándome al suelo, logré empujarla con las piernas e ir hasta el arma, estuve lento porque en apenas unos segundos-hice otra pausa al recordar aquel suceso-Me mordió.-Me levante de su lado sirviendo ahora un vaso de Whisky y bebiéndolo de un trago antes de continuar la historia.-Como puedes ver estoy bien, me recuperé con ligera rapidez aun con mucha fiebre pero note algún cambio en mi personalidad y en mi cuerpo-Bebí de nuevo del vaso apretando los labios con razón.
Esperé a ver su reacción y a que me formulara las preguntas correspondientes, siendo como era, se preocuparía por mí, preguntaría y al contarla que en vez de ser el príncipe que rescataba a la princesa de la bestia, era yo la bestialidad, la muerte y el salvajismo personificado.
André Lautrec- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/06/2011
Edad : 38
Localización : Tratando de encontrate.
Re: Cuatro años después {André}
En una decima de segundo su rostro cambió de expresión, se tornó serio clavando su mirada en mi como pidiendo ayuda. No conseguía entender que le pasaba por la cabeza pero empezó a hablar antes de darme tiempo a preguntar.
La historia que salió por su boca era normal hasta el momento en el que se levantó a por una copa de whisky, una bestia le había mordido dejándole malherido… Me levanté de la cama acercándome a él, pensé preguntarle, instarle a que me contara más pero de nuevo no hizo falta y se me adelantó. Me aclaró, supuse intentando calmarme, que se había recuperado rápidamente pero, ¿Qué quería decir con cambios?
Me puse delante de él quitando el vaso y posándole en la cómoda. Le cogí las manos y me quedé analizando su rostro una vez más, ya había notado que no era del todo el de siempre. Tenía algo más fuerte, más salvaje… pero la única manera de averiguar el qué era preguntando así que – André ¿qué intentes decirme? ¿Qué te ha pasado? – sé que mi voz sonó preocupada pero no me importaba, solo quería una respuesta y esperé ansiosa. Su cuerpo se tensó y como un reflejo le acaricié la mejilla haciendo que me mirara –Pase lo que pase, puedes confiar en mí – sonreí y volví a coger sus manos esperando su reacción y respuesta.
La historia que salió por su boca era normal hasta el momento en el que se levantó a por una copa de whisky, una bestia le había mordido dejándole malherido… Me levanté de la cama acercándome a él, pensé preguntarle, instarle a que me contara más pero de nuevo no hizo falta y se me adelantó. Me aclaró, supuse intentando calmarme, que se había recuperado rápidamente pero, ¿Qué quería decir con cambios?
Me puse delante de él quitando el vaso y posándole en la cómoda. Le cogí las manos y me quedé analizando su rostro una vez más, ya había notado que no era del todo el de siempre. Tenía algo más fuerte, más salvaje… pero la única manera de averiguar el qué era preguntando así que – André ¿qué intentes decirme? ¿Qué te ha pasado? – sé que mi voz sonó preocupada pero no me importaba, solo quería una respuesta y esperé ansiosa. Su cuerpo se tensó y como un reflejo le acaricié la mejilla haciendo que me mirara –Pase lo que pase, puedes confiar en mí – sonreí y volví a coger sus manos esperando su reacción y respuesta.
Ana Bessette- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/06/2011
Edad : 36
Re: Cuatro años después {André}
Clavé mi mirada con sosiego y cansancio. Notaba la incertidumbre del cuerpo de Ana la extrema preocupación en sus ojos y la curiosidad. Era toda una mujer, era la persona más guapa que había visto. Era ante todo mi mejor amiga y tenía que ser sincero con ella.
Carraspeé la garganta y la mire cuando empecé a hablarla-¿Recuerdas aquellas historias de la bestia que leíamos y jugábamos de pequeños?-Hice una pausa para mirarla seriamente y sonríe muy a pesar para intentar tranquilizarla-Yo soy la Bestia-dije serio-Ana en el mundo que vivimos campan libres bestias malditas-la miro-Soy un hombre de ciencia y pensaras que es una broma de mal gusto pero tengo que decírtelo. Yo soy una de esas bestias. Soy un licántropo que se transforma en la luna llena. No puedo controlar mis cambios y no tengo razón cuando me transformo soy un animal-dije con la cabeza cabizbaja y con una mueca en la boca- La gente decía que es mucho más grande y corpóreo que un lobo normal, que sus dientes y garras con lo más terrorífico que han visto y que sus aullidos son estruendos que hace que tu piel se quede electrizada y el miedo se adueñe de ti.
Acabo de explicar a una chica que hace 4 años que no veía el secreto de mi raza, de mi maldición lo que hace dos años juré no decir a nadie, lo que pensé no poder decir, reconocer que bajo la fachada de un hombre había una bestia. La dije a la única persona que quería que era el ser más terrorífico de la tierra una vez al mes. La miré a los ojos está vez con la mirada perdida y esperé encontrar algo de aceptación pero pensándolo fríamente solo quería que se alejara de mi pues no quería hacerla daño.
Carraspeé la garganta y la mire cuando empecé a hablarla-¿Recuerdas aquellas historias de la bestia que leíamos y jugábamos de pequeños?-Hice una pausa para mirarla seriamente y sonríe muy a pesar para intentar tranquilizarla-Yo soy la Bestia-dije serio-Ana en el mundo que vivimos campan libres bestias malditas-la miro-Soy un hombre de ciencia y pensaras que es una broma de mal gusto pero tengo que decírtelo. Yo soy una de esas bestias. Soy un licántropo que se transforma en la luna llena. No puedo controlar mis cambios y no tengo razón cuando me transformo soy un animal-dije con la cabeza cabizbaja y con una mueca en la boca- La gente decía que es mucho más grande y corpóreo que un lobo normal, que sus dientes y garras con lo más terrorífico que han visto y que sus aullidos son estruendos que hace que tu piel se quede electrizada y el miedo se adueñe de ti.
Acabo de explicar a una chica que hace 4 años que no veía el secreto de mi raza, de mi maldición lo que hace dos años juré no decir a nadie, lo que pensé no poder decir, reconocer que bajo la fachada de un hombre había una bestia. La dije a la única persona que quería que era el ser más terrorífico de la tierra una vez al mes. La miré a los ojos está vez con la mirada perdida y esperé encontrar algo de aceptación pero pensándolo fríamente solo quería que se alejara de mi pues no quería hacerla daño.
André Lautrec- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/06/2011
Edad : 38
Localización : Tratando de encontrate.
Re: Cuatro años después {André}
Escuché totalmente atenta cada una de sus palabras analizando sus gestos y el tono de su voz. No me lo podía creer, no por mí, no por lo que era ahora sino por lo mal que lo había tenido que pasar. Descubrir eso estando lejos de tu familia, lejos de casa, sin nadie que te apoye y ayude. No es que no me preocupara la idea de que se transformara en lobo una vez al mes pero supe que no había recibido apoyo desde que lo descubrió, incluso me supuse que no se lo había contado a nadie.
Me acerque y cogí su cara con ambas manos, posándolas en sus mejillas, hice que bajara la mirada y le sonreí dulcemente intentando transmitirle que me daba igual, que él sería siempre André, solo André. – Gracias por confiármelo, y podrás contar conmigo para lo que necesites – elevé mi cara y dejé un beso dulce en sus labios sin poder evitarlo. La sensación de cosquillas y de calma y nerviosismo al mismo tiempo hizo que sonriera aun con mis labios sobre los suyos, le quería incluso más que cuando se fue de Paris.
- Yo también te contaré algo, aunque no es comparable… ¿recuerdas que siempre te ganaba al escondite cuando éramos pequeños? – esperé a que asintiera esbozando una media sonrisa- Bueno digamos que tenía un truco para que no me encontraras, puedo convertirme a mi antojo en tres animales distintos y uno de ellos es en gata. Supongo que recuerdes a la gata gris de rayas que siempre encontrabas husmeando por tu casa. Era yo –le miré esperando ver su reacción.
Era verdaderamente curioso todo lo que estaba pasando después de cuatro años sin verse. André había descubierto su oficio, ella que él era un licántropo y él que ella era cambiaformas. Reí negando con la cabeza y me alejé un poco de él dejándole un espacio ya que no sabía su estado de animo en ese momento.
Me acerque y cogí su cara con ambas manos, posándolas en sus mejillas, hice que bajara la mirada y le sonreí dulcemente intentando transmitirle que me daba igual, que él sería siempre André, solo André. – Gracias por confiármelo, y podrás contar conmigo para lo que necesites – elevé mi cara y dejé un beso dulce en sus labios sin poder evitarlo. La sensación de cosquillas y de calma y nerviosismo al mismo tiempo hizo que sonriera aun con mis labios sobre los suyos, le quería incluso más que cuando se fue de Paris.
- Yo también te contaré algo, aunque no es comparable… ¿recuerdas que siempre te ganaba al escondite cuando éramos pequeños? – esperé a que asintiera esbozando una media sonrisa- Bueno digamos que tenía un truco para que no me encontraras, puedo convertirme a mi antojo en tres animales distintos y uno de ellos es en gata. Supongo que recuerdes a la gata gris de rayas que siempre encontrabas husmeando por tu casa. Era yo –le miré esperando ver su reacción.
Era verdaderamente curioso todo lo que estaba pasando después de cuatro años sin verse. André había descubierto su oficio, ella que él era un licántropo y él que ella era cambiaformas. Reí negando con la cabeza y me alejé un poco de él dejándole un espacio ya que no sabía su estado de animo en ese momento.
Ana Bessette- Cambiante Clase Alta
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