Noche teñida en drama {Privado}

por **Hela Von Fanel** Jue Jun 23, 2011 11:49 pm

Las enfermizas notas musicales de un violín se escuchan atravesando el silencio. Cada bailoteo de las partituras es una poesía para un alma, aquellos que poseen una no podrán negar la magia que destila de aquel réquiem. Triste, letal, mortífero pero tan delicado y hermoso que los oídos del público no paran de sentirse elogiados por apreciar tan magnífica melodía. El palco principal se galardona con la presencia de Madame Von Fanel a quién la obra con cierto desdén. La copa que sujeta con su mano grácil, está completamente vacía y es justo el momento indicado para solicitar un nuevo trago, pero el vino carece del toque que ella requiere esta noche para sonreír. Aparece en escena la soprano, inicia su ceremonial cántico, la vampiresa desvía su mirada hasta el mozo que porta a bandeja con la botella de vino. Sus pupilas están secas, apetecen líquido carmesí qu s esconde bajo su virginal piel, quiere y desea la joya de sus venas. Una sonrisa, un además de su mano y el chico se encuentra rotundamente perdido entre sus brazos, la sangre corre por su cuello, segundo a segundo pierde la vitalidad, el demonio rejuvenece. El diablo se ha posado sobre el palco principal, sacrificando un alma inocente se regocija entre alaridos de placer. Un cuerpo cae, el sonido es sordo, a nadie le importa que una vida más se haya perdido, el espectáculo debe continuar…

Los aplausos resuenan por todo el teatro, el drama barato que se les ha vendido ha sido del agrado de los ilusos. La fémina se pone de pie, está lo sufrientemente fastidiada como para quedarse al segundo encuentro. Abre la puerta que da al pasillo y respira la frescura de la noche quien, con ráfagas de viento transporta su semblante a través de las rendijas de los ventanales. Acomoda el pomposo vestido y emprende su paso. Afuera una lluvia le esperaba, impaciente, con sus lujosos truenos y los relámpagos iluminando los rincones más sombríos de París. La cuna de la maldad la invita a salir ¿Hace cuánto no te diviertes Lorraine? ¿Hace cuánto has estado sujeta a esa cárcel que tanto aprecias? Una noche descarriada no lastimaría a nadie o… ¿sí? Una mueca, lo más parecido a una sonrisa aparece en los labios de la mujer. Atraviesa el atrio, un caballero le abre la puerta, susurra cerca de su oído palabras que solo las diría un poeta. Iluso… las únicas líricas que ahora le importan son las de él y la noche que los embriaga. Lo atrae hasta ella ¿Quién se le puede negar a ella? El chico la sigue hasta uno de los callejones más obscuros, nuevamente la sangre se derrama y la caricia del viento arrastra un nuevo aroma… seductor, abrazador, letal… Vaya sorpresa le ha traído la noche, un juguete inmortal con el cual divertirse más que un efímero instante…

por **Nicolás D' Lenfent** Mar Jul 19, 2011 1:23 pm

Perdido de nuevo en el camino este camino me es eterno, miserable deseo compañía, deseo poder, deseo que todo acabe y empiece de nuevo. Es hora de levantarse, la hora ha llegado en estas calles. Ya veo la ambición recorrer mi cuerpo, se ha adueñado de mi mente, mi camino persigue y eso deseo que pase y empiece la función. Desde abajo como el demonio le ha enseñado, mostrar las mejores armas que da, cortar el tiempo es mejor, así será vamos que todo esto sea eterno al fin. Un teatro, que fachada, nada comparado con mi hermoso The Theatre Vampires. Pero hay que comenzar el camino. Que fácil seria enamorar a las doncellas, hacer que me den sus fortunas mientras yo disfruto con el placer carnal. De algo hay que aprender del imbécil Lestat, ese idiota que solo se jugaba el tiempo con mejores postores. ¿Quién daba más?, era para él un juego imparable, pero eso sería algo emocionante. No veo pasión por ello ¡Basura! No quiero jugar sin sentir la pasión de la diversión, la miseria por mi existencia, y que más das un poco de odio hacia la humanidad. No era seductor así que mejor seguir disfrutando de la noche, de la luna mientras se muestra ante mis pies relucientes, la lluvia hermosa que adora el matiz de mi cuerpo, deseosa por probarme y seguir esta sed insaciable. Nada será igual, nada cambiara olvida y jugar, olvidar para seguir vivo o muerto. Vamos a retar al destino, vamos a que el mundo no desee mi llegado. Al fin el demento ha salido es hora de la noche jugosa mientras la compañía llega.

Ilusionista maldito, ahora mi mente vagabunda en los sentimientos jugando con la noche a enamorarla, aun el caminar es lento aun la noche no encuentra mi compañía. ¿Quién será la próxima? Donde te has metido mujer que estoy en espera de tu llegada, quien será la que mantenga un mundo irreal al cual desee gozar por completo. ¡Soledad, te imploro! Que llegue, aun ando entre las sombras, muerto estoy y tú lo sabes, pálido, enfermo como creen esos nefastos humanos. Pero aun vivo me siento, si vivo y que.

Mi amada noche, ¿lo has sentido?, lo ¿has olido? Al igual que yo, si es una mujer, que divino dulzor, ¿Me has dado acaso esto?, Es hora de recoger el pedido, ahora estaba en compañía, esa fragancia de maldad y pasión era solo eso que deseaba, el perfume me guiaba pero eran dos. Que ocurra. Alguien tendrá que morir esta noche.
Y ahí en medio de tanto peligro, peligro que se antojaba tocar y sentir, estaba ella. MM Veo que le gustan los juegos. Le miraba mientras oía sus pensamientos, mientras veía apasionarse con aquel joven, si que era un bebe. Vamos a ahuyentar para dar paso al fuego que hierve por quemar.

Tan solo con su presencia hizo que el joven lo sintiera, así que de un momento a otro se encontraba sola, si sola con este vampiro hecho una inmensa bola de pasiones, rodeándola, y acercándose a su oído le susurraba mientras sus manos la envolvían acercándola a su cuerpo. – No hay juguete alguno, solo seremos tu y yo…Le decía con el poder de encandilamiento….

Spoiler:

por **Hela Von Fanel** Vie Jul 29, 2011 8:26 pm

La magia se desliza entre sus pupilas para robarle un beso o quizá hasta la vida. Esas tontas caricias que presumen ser más suaves que la fina seda, atrapan su cuerpo y se restriegan a ella, las notas musicales de un fúnebre encuentro resuenan en medio de aquel tétrico silencio ¿Quién era él? ¿Quién es ella? Las fauces del león están abiertas esperando con impaciencia el bocado que caerá en su boca. Sangre derrapada sobre sus cuerpos y la luna con esa maldita sonrisa burlona siendo testigo del crimen cometido. La velocidad con la que se adueña de sus pensamientos es letal al igual que la navaja que sostiene la mano de un psicópata. Ese manto obscuro de la muerte está cerca, lo puede sentir, lo puede oler… Sus pupilas son el infierno que han fabricado miles de sueños y Von Fanel está allí, sufriendo la consecuencia de sus actos, viviendo en carne viva el dolor y nuevamente dejándose caer en el llanto. No se puede mover ¿No puede o no quiere? Hechizada, cual licántropo atrapado en el influjo de la luna; observa esos labios que seducen sus instintos, ímpetu descarado y morboso que cubre con lascivia su cuerpo inmortal. Se pierde en la neblina que ha traído consigo, un jodido error será su eterno castigo.

El espasmo de cuerpo sintiendo el peligro la despierta con un fuerte golpeteo en su estómago, el hambre cambia a las personas ¿Por qué no habría de ser diferente con ella? Sus ojos se abren por completo. Escasos centímetros la separan de esa bestia sedienta, no es la sangre quien lo llama a él, es el mismo pecado por el cual Lorraine estuvo guiándose todo este tiempo. Maldice sus pensamientos tormentosos. Evita el contacto con sus pupilas, esas que le habían arrastrado hasta el edén de la muerte. La noche apesta a traición, ella hiede a arrepentimiento. Su máscara se ha caído ante un monstruo más ágil que la misma vampiresa, ahora comprende lo que los hombrecillos encantados por su belleza sienten al despertar a una sombría pesadilla. Como ecos en la eternidad, la voz de ese espectro resuena en su cabeza, palpitando contra sus deseos y razón. Su pecho ruge, se siente utilizada… ¿Cómo? Sus frías manos se posan impacientes en los hombros de su captor, su mirada en el suelo, su sonrisa muerta, sus intenciones… Lo aleja con un golpe en su vientre. Nadie, nadie nunca juega con ella, no es la madame que permitirá se le manipule como el vil títere que no puede romper sus hilos y escapar hacia una libertad relativa. Muestra sus caninos agazapándose en el muro, altiva, alerta, calculadora – Sin juguete no hay diversión – Sentencia fulminándolo con la mirada férrea.

Le molesta, sí le molesta que aparquen de su lado a la presa. ¿Dónde está el humano? ¿Acaso él trató de salvarlo? ¡Infeliz y desgraciado! El pomposo atavía le estorba, no puede moverse libremente, sin acechar, sin ser tan rápida como letal. Jadea - ¿Puedo saber el nombre del suplente? –Cuestiona, sépase que no cesará ante un no. Von Fanel, un apellido que fue temido en sus primeros años como neófita en Londres, su nombre mortal igualmente pronunciado con terror. Es ese prestigio el que le obliga a perseguir lo que quiere, en este caso lo quiere a él, sería estúpido pensar que es para saciar su apetito impúdico. Hace una mueca frunciendo el ceño. – Sólo usted y yo – repite con una sonrisa pretenciosa. Baja la guardia ¿qué es lo peor que le puede pasar? Pregunta errónea, mala idea. Se desliza en la obscuridad con lentitud, observa todo lo que lo compone, su atavío, sus cabellos, su fina piel, la galante presencia acompañada por las notas fúnebres de un réquiem jamás escuchado. Música para el deleite de los caídos.

por **Nicolás D' Lenfent** Sáb Sep 03, 2011 7:13 pm

Un instante que no se olvida tan vacio devuelto por las sombras, tan vacio rechazado por los relojes de ese maldito instante adoptado por la malicia el grotesco grosor de la ironía hecha en llamas. Sintiéndose desnudo de sangre de alas, sin ojos para recoger el zumo de las violencias perdidas en el canto de esos helados labios que danzan sin parar a la llegada del viento salvaje. Esperando la cara de la oscuridad.

¡La oscuridad! Es la que asecha a esta criatura, belleza pura, belleza manipulada. Un réquiem de solitos destellos aterradores, un alma maldita que no se compara con las melodías que enfoca su llegada. Pero en el oscuro abismo de su alma parece sangrar su corazón por las sensaciones, buscaba el silencio para que le calmara, pero más pensando en voz alta en sus pesares tormentosos pensamientos que se dan a la luz de la noche. Parecía gritar sin salir su voz urgente y los gritos desgarrados del silencio se perdían en el fondo de su mente.

Farolas cubiertas de lujuria, se hacen deliberar de sus ojos más intensos por decir “Veme” pero en cuantos a su interior solo proclamaba “aléjate” ¿Qué es lo que en verdad desean ver sus ojos? Y ahí pude conocer bien su alma, su pensar, su valentía, sus arrojos, y olvido por un momento a este espectro que le hace ver tormentos con tan solo mirar aquellos ojos.
Pero en este instante solo somos dos extraños pero quien sabe por cuánto tiempo, nadie sabe que pasara ni que ocurrirá tan solo con las miradas. Pero esta noche tendré otra amante. Puedo sentirlo en su cuerpo, envuelto por pecados. ¡Eres mujer! ¡¡Yo soy hombre! Haremos de estos cuerpos uno solo, que cuesta una noche más un cuerpo más.

Atraída a mí sin ningún problema, todo era fácil como siempre pues era la noche que siempre estaba a mi favor, el viento es la atracción de su calor envolviéndola en un manto lleno de deseos y excitaciones, el silencio perfecta melodía para dominar y hacer de este espectáculo una obra más de estas noches apetitosas de pasión y deseo. Puedo sentirla muy cerca sin detenerme en mi pensar, desnuda puedo contemplarla al verle cada vez más con entendimiento, finas curvas se alejan de repente, un momento de distracción hace que eso se aleje ¡No sigas! Todo se desvanecía tan fácil como al principio de verlo, Desciendo de sus pupilas rápidamente, y aun la excitación de sus pensamientos continúa sin cesar.

Mis manos rápidamente toman su alma pero esta desaparece con un golpe al viento y su recuerdo queda en la nada, y es hora de ver como el encantamiento se pierde, es la melodía quien ha terminado este hechizo.

Sentirse ser rechazado le atrae más la victima de esta noche, nadie se escapa, nadie más que él puede decir cuando terminara este juego incapaz de finalizar. Aun no entiende quien es el suplente, ella es la suplente que tendrá este cuerpo en sus manos. - Von Fanel- le dice casi en susuros que casi el viento se lleva sus palabras, una voz bella que aterra a sus sentidos se le acerca envolviéndola de nuevo, su mano va en busca de aquella curva desaparecida y la atrae con brutal fuerza mostrándole que este juego es para él.

-Podria Von Fanel ser una bestia liberada, una súcuba de maldiciones, una mujer de carne fresca que apetece a todo hombre que se le cruza pero a quien le importa, aquí nadie tiene nombre, la noche es oscura como tú no eres nada en este preciso momento. Como el silencio queda y el recuerdo se borra sin saber que existió alguna vez.- Besando aquel cuello lejano y descubierto ante la vista, podría de nuevo desnudarla pero esta vez las manos divinas harán el trabajo con mejor facilidad. Terminando de decirle sin soltarla y mostrarle el nombre que ella quiere, el nombre que le identifica mejor aquel demente en busca de locuras, aquel hombre que desea sesear sus más apetitosos deseos, y aquel violinista del diablo que vendió su alma para obtener lo que tanto quería como ahora es a ella a quien va a poseer. Y es aquella estrella poseída la cual le mostrara el nombre.

por **Hela Von Fanel** Sáb Oct 08, 2011 11:54 pm

Impoluto es el canto de la poesía susurrada en sus oídos, perene es la seducción que encuentra con cada uno de sus sentidos. La noche embriaga y atrapa a las almas desoladas, su manto los cobija, los entrega a la bestia en sus garras. Miles de crepúsculos han caído y oros miles más están por venir, tantas miradas vacías que se han perdido y las que quedan por ver morir. Hechizada con tan sólo una mirada fúnebre, se deja envolver por el misterio que seduce a su piel, imágenes que condecoran sus pensamientos… lujuria que desea liberarse en ese preciso momento. La luna se carcajea mostrando su rostro oculto, a lo lejos los niños lloran soñando con la destrucción del mundo. Las alimañas rodean la putrefacción de la muerte y besan los delicados labios de Lorraine, el deseo se enreda en su cuerpo, la lascivia corre por su piel… No se deja convencer. Ha estado encerrada en su mansión bebiendo de esa fruta prohibida; esa mujer no volvería a ser la misma. Sus orbes se posan fijos en la mirada de un caballero, él destila pasión, ella derrocha deseo. Y escuchar su nombre con esa nota angelical, le sorprende pero atrae. ¿Quién mencionó que Lucifer era desagradable ante la vista? No se deben cometer ese tipo de errores, en las escrituras se habla de él con perfección y encanto, el Arcángel más hermoso de todos y ahora Lorraine lo observaba con sumo decoro. Ataviado por esos cabellos, inmaculado por esa majestuosa silueta, agraciado con voz de soprano y embellecido con un alma de poeta… Su cuerpo cae en manos de la seducción, un juego que busca como resultado un solo ganador. Pero la morena nunca pierde y no comenzaría a hacerlo por el hecho de toparse cara a cara con el dueño de la palabra ‘hermosura’. Sus palabras son capturadas por la razón de la fémina quien las recibe con una tajante sonrisa, ¿Alguna vez alguien no le había deseado tanto como él? Nadie. La resistencia no funciona; sus labios, sus ojos, su cuello, sus hombros, su pecho, su cintura, su vientre, sus caderas, su Altar de Venus, sus piernas, sus tobillos… Todo lo que ella es, fue creado para caer en su red.

El ego crece ante su comentario, la burla encarece el precio que debe pagar. Si él pensó que sucumbiría ante el pecado, entonces Von Fanel demostraría lo contrario. Se disfruta de los retos y se satisface con la maldad. La persigue y devela su nombre, no fue necesario hablar. La ceja de la morena se arquea en lo alto, su rostro es jodidamente arrogante, no ella no es esa clase de juguete, no es un objeto que se puede tomar sin antes preguntar. Y la briza de una laguna aledaña a los callejones se atreve a empapar su rostro con místico temor, la madera en las puertas cruje por el frío bajo la pérdida de su calor; si estuvo a punto de ceder la muerte los encontraría a los dos –Como el fantasma del humo que se desvanece en la hoguera, D’Lenfent- Susurra en respuesta. El movimiento es sordo, ágil, impredecible… Sus manos se posan sobre los hombros de él, su cuerpo busca la forma de arrinconarlo en un muro cercano, estando allí lo empotra con furia. Puede escuchar el bramido de la madera con la cual fue construido, quizá sólo fue el duende que habita en las noches la casa o tal vez la ninfa que aún conserva en el tablón su alma. La lengua viperina de la dama, choca contra la piel desnuda en el cuello del vampiro, recorre ese arco hasta llegar al lóbulo de su oído y murmulla –La lira del mismísimo Orfeo- Él es un violinista y ella ama sus réquiems, pero la muerte les asecha y no puede ante su locura perderse. –No importa que el Hades encuentre la melodía exquisita, aquí no hay chantaje y Orfeo no le venderá su lira- Sentencia. Ha escuchado los gritos en los pensamientos de Nicolas, sabe lo que quiere, lo que desea, lo que necesita… Fue difícil resistirse pues ese rose de su piel la arrastró hasta el borde de su locura, sin embargo, aún conserva en su mente el compromiso y con él la atadura. Se aparca de Nicolas con una sonrisa “inocente” en sus labios, ambos saben que no es más que una mofa de lo que es ella y por supuesto quién es.

por **Nicolás D' Lenfent** Lun Oct 10, 2011 4:13 pm

Este dulce deseo que penetra e invagina mi mente, recorriendo un manantial secreto donde los deseos prueban el excitante cuerpo, deseando estrecharle hasta ahogarle con el aliento, poseerla sin aplomo, sin mesura, sin retén. Mi alma llora por el alma de esta dama, aunque antaño haya adorado su sonrisa, me dice que el destino final no atormenta, ni cuando su belleza no perderá su encanto. Mirándole fijo con esos ojos salvajes, sonriendo al pensar como mi deseo huira cuando su radiante belleza muera, sabiendo que ¡jamás pasara! Que ¡jamás sucederá!

¿Retos? Acaso me veía necesitado ¡Por sus labios! ¡Por su piel! ¡Poseer su cuerpo mientras me deleito con su mirada! ¡Ansioso de besar su boca ardiente! Como esta pasión que le embarga ¡Mentiras! mentiras admito que es más fuerte la pasión que mi rechazo. Si me veo ansioso será por verla ya desnuda bajo las sabanas haciéndole el amor diez veces antes de que el amanecer grite su llegada.

¡Venenosa! ¡Mujer no demuestres tu lado oscuro! Eres única y cautiva, te anhelo besar, deseo hacerlo ya no puedo parar. Pero tus palabras me excitan “Soy aquel humo. La hoguera es mi teatro, mi cuerpo es marioneta y el escenario es el fuego que proclama mi alma. Hermosa eres, pero el encanto es más fuerte al seguirte mirando. Tus manos me fragilizan la tersa piel, deseado se siente, abriendo la boca en ademan de lujuria. ¡No pares! Perdido en su venenosa lengua, exaltado por su caricia. Por un momento sus ojos negaron tal divinidad que fueron cerrados, sensaciones incontrolables, su cuerpo perdido en ardiente pasión. ¿Qué sucede? Este cuerpo ya no es tocado, su piel se aleja cuando ahora más la necesito, sus ojos se abrieron y le vieron una delicia de sonrisa. ¡Oh, hermoso Ángel! En ella se veía aquel ser perdido, ¿Dónde estás? ¡Abrázame! Le decían sus ojos con tanto brillo, encantadora, si no supiera que era diría que es una hechicera, me ha dejado torturante.

El vampiro enloquecido ha quedado no por ella, esta enloquecido por su cuerpo, demandante anhelo se ha encendido en aquel ser, estirando sus brazos con agilidad, rapidez la enjaula con un movimiento racial, donde al fin le besa sin temor. Ahora el momento ha llegado, las cartas se han mostrado y la reina ha caído. ¡Retos! Ama los retos, pues retándola a centrar sus ojos en los míos, no hay necesidad de hechizos ni dones, mientras me obligo a sostenerla, atrevida forma de besarle, la jaula se deshace y le acaricia la mejilla, disfrutando el contacto. Puedo beber de su alma, comer de su aliento cual si fuera la primera noche imaginada a su lado, penetrar en su ser, olvidemos ha dicho el diablo, la muerte nos dice con el ciento olvida todo lo existente y solo ser tu esta noche. Bella mujer no temas estas con el príncipe oscuro.

Es acaso la más valiosa de las formas o las más vil de las armas, besándola con los más apasionados y miente sin temor alguno, puede hacer de un cuerpo la mejor de las esculturas pero también destroza la figura y el respeto. Deseos, palabras y sensaciones lo hacen sueños y también delirios. Su carácter es lo que incita a besarle, la humedad y la miel que enloquecen es lo que trastorna.

La naturaleza es pecadora, la suya hipócrita, mi mente grita lo que mi voz calla, ¡grita! Mi razón ofende a los pecados que tengo en mis brazos. ¿Quién juega con el amor o quien como yo engaña con lujuria y pasión? Me trastorna, me enloquece y me hace conocer placeres. Mis labios rezan y el silencio llega, mi arrepentimiento aparece, la razón me invade y de nuevo invoco sus labios.

- Beauté…Susurraba siendo el arcángel que le ayudara a bajar al infierno y permanecer en el deliro sin consideración ni piedad. Laberintos por encontrar, curvas por definir, manos, manos sigan el camino marquen la aurora de la frialdad divina, es hora de seguir recorriendo el camino. ¡En marcha! Apenas esta comenzando.

por **Hela Von Fanel** Jue Nov 03, 2011 10:47 pm

Y el demonio maldice mil veces la belleza de la luna, hechicera e inalcanzable toda una locura. Observarla en lo alto de los cielos, celosa de las estrellas; el tormento. Quiere extender sus manos para tocarla, conocer a que sabe su piel, descubrir el secreto de la noche y su inmortalidad, pero la luna está tan lejos que él sólo le puede llorar. En el infierno el fuego le quema hasta enloquecer, es allí donde surge esa maldad, donde germina la perdición y se inmola cualquier vestigio de humanidad. Lorraine ha caído en la telaraña de una viuda negra. Sus labios, sus brazos, sus ojos, su encanto… Creado para ser infinitamente hermoso al igual que el réquiem de un violín en manos de un poeta enamorado. Y los acordes vuelan a sus alrededores regalándole una cómplice sonrisa, jamás se sintió tan embrujada como esta noche. Las estrellas tiritan desde las alturas, admirando el pecado emergiendo desde las profundidades de sus entrañas, la Diosa Venus se retuerce sintiendo el orgasmo que la vampiresa trata de negar con la razón. Envuelta por el cobijo de una locura entrelazada con el deseo, su lógica perece. Se funde en un beso.

Suavidad húmeda descubren sus labios, hambre de ponzoña encuentra su pecho y todo le da vueltas. La confusión se adueña de la fémina y golpea su rostro ¿Qué demonios está haciendo? No puede evitar emitir un jadeo al término de esa desgarradora unión. El aliento embriagador de Nicolas se queda impregnado en sus fauces. Un sabor amargosamente incitante. Los dedos de la morena danzan contentos sobre la comisura de sus fauces, son sus colmillos quienes desgarran débilmente su piel. Un diamante rojo germina en la herida y Lorraine lo utiliza como labial para teñir de púrpura la boca de Nicolas. Las manos del extraño conocido, acarician impúdicamente su cuerpo y la bestia que habita en esa mujer se retuerce. En su sexo percibe el efímero espasmo que augura un placer inhóspito. Famélica clava sus colmillos en el cuello del varón, bebe el elixir putrefacto de sus venas corruptas poco a poco, lentamente se excita por el perfume que despide insospechablemente.

Sus manos resbalan por la espalda, la columna vertebral y sus uñas rasgan la prenda que lo viste ¿A quién le importa una simple prenda? Ella pagaría tarde o temprano las consecuencias. Devora sus labios con tono desesperante, quiere acaparar cada centímetro de él. Necesita poseerlo para saciar esa locura instalada en sus fantasías. Utiliza la fuerza, lo obliga a caminar en sentido contrario mientras lo mantiene aferrado a ella. Lo empotra contra un muro, el sonido que ejerce su espalda al chocar contra la fría piedra, formula una sonrisa en los labios de la fémina. Estira su cuello y su lengua alcanza a rosar el lóbulo de su víctima, impregna con su sabia la piel de Nicolas y ella se carcajea en una sonata a la lujuria. Recorre su cuerpo con la mirada, idealizando como se vería sobre y por debajo de su ser, sus orbes destellan como lo harían los ojos de una bestia en la obscuridad. Su pecho ruge, en ese sonido estridentemente fatal, escucha su nombre “Lucern”. ¡Maldita sea la hora en que Lucifer la había tentado! Y es que sus demonios no se han disipado, sólo mutaron.

La orgía que tiene la luna con las estrellas, cae a forma de lluvia helada en la espalda de Lorraine. Su palma se crispa en un puño, rechina sus dientes, sus pupilas verdes se tiñen de negro y un golpe bastante cerca al rostro de Nicolas, se clava en el muro… Cae polvo como copos de nieve desde el lugar del impacto. No puede faltarle el respeto a su prometido y aunque la pasión le grita desde sus caderas, no lo hará – ¡Fuera de mi vista! – Exclama con la mirada clavada en el suelo, arrepentida de lo que estuvo a punto de hacer. Pero la tonalidad de su voz es amenazante. Advierte que, si él no se marcha, algo no muy bueno ocurriría. Se encuentra jadeando por la excitación, el vértigo y la adrenalina de una pena y, el terror de que él lo supiera. Se aparta de su paso caminando junto a la pared, sus uñas dejan cinco líneas marcadas en lo estoico de su ser. Frustración, delirio y miedo, una combinación perfecta para descubrir la noche. Está al borde del colapso mental, está enloqueciendo por culpa de él, por culpa de ella, a causa de una terrible confusión… ¿Sobrevivirá?

por **Nicolás D' Lenfent** Sáb Ene 28, 2012 6:28 pm

El beso se agota, y el arcángel brilla nocturnamente, seducción son sus caricias, ese golpe marcando el masoquismo le atrae, lo añora. La mariposa negra le seduce con su encanto ¡Sigue! Que sus dedos rozando en sus labios le excita, pasando de arcángel al mismo diablo, sus ojos se densa en el contraste del infierno, rojos tan rojos que danzan en un fuego, le mira esperando otra jugada, y eso así como goza y se siente victorioso de que al fin a la mariposa atrapo. La maldad de sus colmillos sabían la delicadeza de su propia piel, el arcángel le comprimía inundando en sus manos respuesta a su mordida, su cuerpo aun inerte ante sus caricias, necesitaba más de ellas para sentirlas. Pero besos, al arcángel caído jamás se le escapan, impregnando en ella el delirio de la seducción, ha de caer solo en sus labios pero ¡Oh! Besos que han de ser copas de vino, donde quiere y sueña beber de la muerte con fruición sombría, el surco de fuego donde logra ensueño aterrado, fuertes semillas de melancolía padece, esa boca que besa a distancia y llamas en silencio, pastilla de locura que no cesa de tocar, color de sed y húmeda de lujuria. ¡Verja de abismos son sus colmillos! Sexo de una alma triste de gloriosa; el placer unge de dolor; su besos, puñal de fuego en vaina de embeleso, se come en sueños como un cárcel de rosas. Es la joya de sangre y luna, un espectro de vaso pleno de rosas de silencio, pero todo es a gritos en el interior, la armonía de las almas juegan contra pensamientos, es un nectario de su piel y veneno de vampiresa vuelta mariposa de llamas. Mariposa negra, tijera ardiente de glaciales lirios, panal de besos, ánfora escondida de deseos, donde brindan delicias y delirios, fresas de aurora en vino de sangre, el maldito estuche de encendidos terciopelos en que su voz es fulgida presa de su ser, alas del verbo amenazando vuelos, cáliz en donde el mundo flamea. Es la bestia, su pico rojo del buitre del deseo que hubiese sangre y alma entre su boca, de un largo y sonante picoteo broto una llaga como flor desesperada. Inaccesible en su templo lirio de muerte ¡flor de su beso que perfuma al arcángel!

Su vacio tocaba las melodías de luz, ¿Como cantaba el ave sin saber que cantaba? Era aquella mordida por los besos bañados en sangre ¿y eso era todo? Pétalos son las espinas de la flor ya marchitas con los sabores presos. Todas esas miradas en espejos, cada quien con reflejo apresador, en un mundo donde solo hay fogosidad, ha despertado su masoquismo donde demostrara su rostro endemoniado. La noche, la lujuria ambas absorben para que olvide su nombre, su cuerpo en sus manos permanece, la muerte y el fin nunca llegara a él. Mezclan en las sombrías y solitarias noches, la espuma del placer con el llanto del suplicio. Ansiosa de infinito, devota, vampiresa, ya crispadas de gritos, ya deshechas en sufrimiento.

Maldita mariposa negra aun sigue y no siente nada, solo goza de sus labios, el arcángel es la maldad lujuriosa, necesita más de ese veneno, anhela el rencor el odio, eso le excita, su temor, su tristeza eso le hacen jugar con ellas, pero aquella solo ve su instinto gemelo, le deja que siga para ver si encuentra el punto ciego que el domine, no hay nada, la luna le dice a la mariposa que jamás lo encontrara pues es la luna quien le conoce. Su acometividad a él lo goza, en su interior se burla de aquella muerta mariposa, pero algo encendió en él, lo que deseaba ya lo sentía. El arrepentimiento, la lejanía que deseaba del lo veía en ella, disfrutando ese instante, todo escenario maravillosos, otro golpe que se desvanece, su voz llena de ferocidad, su mirada le sigue el camino, lamiendo sus propios labios y en seguida la azota contra la pared que notas han de salir, la melodía del dolor se distinguían de ese golpe. Arcángel dichoso de morder la manzana prohibida, pero solo inicia su mano en la entrepierna deslizándola debajo de sus prendas hasta encontrar su clítoris, donde con movimientos bruscos le danzan consecutivamente, sus labios persiguen un gemido por la excitación- Hasta que obtenga lo que quiero, he de irme sin que me lo pida- susurro maldecido, era la danza seguía, sus labios deseosos de sangre que arcángel demoniaco libero los colmillos hundiéndolos en la piel muy ajena en aquel cuello, juntando su cuerpo contra la mariposa negra, esplendido roce que tienen ambos cuerpos, insinuándole su extremidad invitándole a danzar con la seducción.- Canta para mi, sedúceme con tus notas maldiciéndome, dime aquel nombre para que goce de tu tormento…Las víboras de sus palabras parecían ser espinas al decirle, liberando todo especie de burla, descaro mientras continuaba sin parar de lamerle la piel.

por **Hela Von Fanel** Lun Feb 06, 2012 9:30 pm

Dos siglos y medio de existencia afligida. Estuvo vagando por la tierra para encontrar al amante perfecto, aquel que surgiría de la indecencia y poseería su cuerpo para complacer cada uno de sus caprichos. Atrapada entre los brazos de aquel hombre, se disputa internamente las cuestiones e ironías de la vida. Su poesía, su ávido reflejo, los movimientos maestros de sus manos para recorrer su cuerpo, posándose en el cáliz de su ser… Todo lo que en él existe es una amenaza para la cordura que presume su aristócrata presencia. La dama sonríe con sarna y jadea al sentir el allanamiento a su intimidad ¿Para qué ocultar su excitación? Es una mujer que arremete su ira cuando lo necesita, prueba la sangre cuando tiene hambre y calla las voces de su sexo cuando más lo desea… Sin embargo, el demonio aceptó la moralidad, inclinándose ante un Dios, aceptando la derrota. Lorraine ya tiene dueño, la fidelidad que le juró es más grande que cualquier impúdico pensamiento que trate de dominarla en el ahora. Sus caricias, incitan, estimulan, aceleran el sentido en que su piel se hunde en aquellos espasmos libidinosos. Su rostro sonríe complaciente ante las palabras del vampiro. Nunca se debe confiar en la delicada mueca en los labios de la mujer, sus intenciones tras la máscara son retorcidas, pecan de crueldad. Arquea su espalda, sus pechos se levantan con sensual descaro, hace bajar su mano mientras mantiene la vista clavada en él. Sus ojos hechizan a cualquier imberbe mortal, e incluso habían surgido su efecto en los más valientes entes sobrenaturales. Es una bruja, una hechicera… Utiliza su inigualable belleza para controlar los movimientos de los hombres y convertirlos en sus esclavos. Él no sería en lo absoluto diferente. La mano de la vampiresa se encuentra con la de Nicolas, rosa los nudillos de sus dedos con el dorso. Acaricia su piel, empapándose completamente de si misma, de esos jugos que, poco a poco comenzaban a deslizarse desde su interior. Separa la mano de D’Lenfent de su cuerpo. Utiliza sus artimañas para poder escaparse de sus caricias, bloquea la salida del vampiro con su propio cuerpo y ahora es él quien hace chocar su espalda contra el muro.

La vampiresa busca refugio para sus colmillos en el arco de su cuello, lo muerde, bebe de él y se retuerce del placer. ¿Cómo poder fingir que no le apetece, si la sangre de esa criatura es tan antigua como la vida misma? Reconoce en su fuero interno que no tiene escapatoria, que no puede luchar sin terminar herida ¿Qué es peor? ¿Regresar con el cuerpo destrozado a casa por culpa de una batalla que bien se sabía perder o faltarle el respeto a tu pareja? Los ojos de la vampiresa se entrecierran. Sus labios suben por el cuello de Nicolas y muerden delicadamente su barbilla, besa sus labios con decencia, introduce su lengua hasta lo más recóndito y al final muerde la de él desgarrándola a la mitad para volver a degustarlo. Una vez que la sangre atavía sus colmillos con su púrpura color, se separa de él bruscamente clavando sus ojos en los ajenos cual estacas de madera en el corazón. No es un juego. Ella no es un trofeo tampoco. Ruge. -No cantaré para ti, ni hoy, ni nunca...- Sus colmillos amenazan el cuello de Nicolas, lo empotra contra la pared un par de veces con su fuerza, es poca pero aún así puede dominar un cuerpo con facilidad, aunque sea por efímeros segundos. Sus dientes rechinan, sus músculos se tensan, su mirada es fría. Esta jodidamente molesta. La mano de Nicolas que había tocado su flor, cruje desmesuradamente. La dulce melodía desprendida de sus huesos siendo desquebrajados por el poder de la fémina, le embriaga, se deleita se jacta de ello. Hacía bastante tiempo que no lo hacía. Ronronea ante la excitación de su crueldad. Uno a uno los dedos del varón son destrozados por la agilidad de la fémina. –Te puedes largar cuando quieras- Le dice con sarna. Su mano libre se cierra sobre el cuello de Nicolas. El rostro de la vampiresa es serio, como quien realmente desea lastimar a alguien, como quien no reparará dos veces antes de tener que asesinar a alguien. No tiene remordimiento alguno por perder la cabeza y cometer los más atroces actos. –Pero yo me marcho en este preciso momento y será mejor que me dejes ir si deseas conservar esto…- Con su rodilla amenaza el bulto en la pelvis de Nicolas. –En tu cuerpo como una extremidad más y no como el alimento de tus entrañas- La amenaza es arrojada entre los dientes de la morena.

Observa con la mirada periférica cada centímetro del callejón en el que se encuentran. Cajas de cartón y algunos palos de madera decoran el diminuto espacio. Los tejados de las casas se encuentran lo bastante accesibles para que ella de un salto pueda accesar a ellos y desaparecer en la obscuridad de la noche. Las uñas de Lorraine se clavan en el fino cuello de Nicolas, rasgan solo la superficie pero aún así cinco marcas quedan visuales en su piel –Te arrancaré el corazón si es necesario, el conde Ralph me espera- Susurra con un derroche de sensualidad. No puede evitarlo, todo lo que haga, diga o actúe estará acompañado por esa característica suya, es parte de su naturaleza, es lo que Von Fanel representa. El camino al infierno con taludes llenos de pétalos de rosa, sin saber que al final de este, las espinas y el veneno consumirán el alma de quien lo transite estúpidamente. Se separa de él con lentitud, sin quitar esa mirada terrible… Se desliza entre las sombras hasta la salida del callejón pero un hombre le cierra el paso. Un imbécil mortal que la ve desprotegida. Camina hasta ella. Lorraine no tiene tiempo de jugar con su víctima así que se deja ir en su contra, mete su mano en el vientre del humano y le saca las entrañas de un solo tajo. De los labios de este pende una gota de carmín, ella la lame con obscenidad y malicia. Suelta el cadáver. Se escucha como cae al suelo, es pesado y está vacío. Lo mira con desprecio, levanta sus faltas para no ensuciarse con la sangre de esa escoria. Ironía, toda su palma ha sido tintada de escarlata. Su mano se queda tatuada en la fina tela del vestido. ¡Maldición! Ahora tiene que ir hasta sus aposentos a mitad del bosque para buscar una prenda decente y después visitar a su prometido. -¡Maldita sea! No tengo tiempo para esto- Exclama enfadada, lo único que puede alegrar su mal humor es la escenografía de su prometido con ella revolcándose al hacer el amor una vez más. ¡Demonios! Nicolas encendió la brecha, necesita apagarla… pero es evidente que no lo haría con él, al menos que este la poseyera a la fuerza. ¡Que estupidez! ¿Lorraine siendo fiel? Tenía que ser una maldita broma.

por **Nicolás D' Lenfent** Jue Mar 29, 2012 10:01 pm

Hermoso arte ha de admirar, está siendo cegado por la agonía que ve ya en sus propios ojos ¡Maldita estrella negra! Siente aquel momento cuando le cortan las manos, están siendo cortadas por aquel siniestro deseo de poseer su belleza, sigue enloquecido por el movimiento de sus dedos, ese hermoso deseo de desgarrarla, sentir la manzana pútrida del alba, matar cada estrella brillante y ser lo divino que gobierna a esa flor muerta que revive con sus espinas. ¡Juega, sigue jugando, solo es un juego! Que no detiene por el simple hecho de regalarle a su noche ese deseo de un menguarte muerto. Le lastima cada pétalo que encuentra, esperando el cantico que le enloquezca. Sigue, maldita bella rosa muerta, no importa que tan dura sea, no importa nada, solo el maldito deseo de consumir su alma, un deseo por su noche, un intérprete de la burla y ese descaro que sus ojos no ocultan. Enloquece pero solo es un juego, seco y frio esta aun, no siente la excitación que le haga aferrarse al infierno y sumergirse a el mientras arda y arda por la pasión. Aun no encuentra la fuerza que le haga seducirse a sí mismo, excitarse con su rabia, su indiferencia. Cegado entre la oscuridad le mira, no importa que tan bella sea no será ella quien le domine, solo la muerte le ha dominado, cegado y cegado permanece, bajo las sombras y el silencio existe. Ella podrá entrar a sus ojos y mirarle, solo podrá mirar oscuridad que es lo único que encontrara. Mientras ella le mira el penetra mas los dedos de un violinista que busca la nota del lamento de la rosa muerta, aquella estrella del deseo. Sin parar siguen danzando sus dedos ferozmente, danza hermosa, danza furiosa, siente las caricias ajenas como al viento, vienen y se van a su paso, no siente al viento ni a sus caricias solo siente aquel fuljo divino que se apetece con una mordida. Tan solo estrujar y saber cual sabor es esa esencia.

Su vacio suena tan silencioso que su mirada se vuelve misteriosa, sus ojos empiezan con el sacrilegio de la tenue mancha oculta, dejando que la flor nazca para saber que tan profunda es su vida. Como disfruta verla hecha una sañuda a quien domar. Se siente prisionero a la espera de su castigo, eso es lo que desea ser castigado con sus espinas, lastimado para excitarse. Le provoca con sus manos estrujando aquellos orbes sensuales, aquellos senos esperando el golpe que le haga pedirle más hasta obtener lo que busca. Frágil golpe que siente y por burla le muerde sus labios excitándose por su carácter. ¡Se ha cortado! La eterna cuerda de la tranquilidad, su cuerpo desenvuelve a la bestia que se encuentra entre su interior, ardor que le hace sollozar, esta crepitando atrozmente, vocifera su maldita existencia desquiciadamente, con locura instruye su propia piel a que abra paso a esos lucientes colmillos que le dan deleite. ¡Muerta, muerta y tan muerta! Reconoce que es la única que ha podido encontrar la debilidad de este vampiro, ¡maldita, maldita y maldita estrella errante! Desusada, desusada que se enfurece por la rabia de que ha probado su sangre. ¡No! Nadie bebe de el más que en el concúbito, su sangre poseedora de sueños y pesadillas. Se descontrolan sus ojos, esta afanoso al quererla encerrar en una pesadilla. Quitarle de una vez su belleza y dejar que siga con ese carácter que le seduce y le atrae. No desea besos ni caricias suaves, desea la ferocidad, la furia de aquellos labios, que sea ofensiva hasta desangrarle, sentir dolor el que le haga liberar sus notas. Disfruta sin límite, su esencia esta a manos de lo impúdico. Ha dejado de ser un vacio, el vacio es suplantado por la desesperación de hacer que sangre hasta en sus sueños. Sangra enfurecido y anhelante de quedarse con mas, convertido en un demente rabioso. Su lengua le enciende mas que no soporta el ardor en todas partes. Se quema y no ve fuego alguno, mas el fuego lo ve dentro de ella. ¡Oh! Como enloquece al verla alejarse, crujidos siente en toda su piel que se ha vuelto un imán ante sus desplantes. Y la rosa negra se ha despertado de su sueño, tan viva esta que desea sentir la vida y a cambio quiere una muerte. Cada desliz de ella, golpes que solo son caricias para él, rugidos que suenan y los aguarda tras los pétalos que daña con sus manos su jardín salvaje. Y solo finaliza con un hermoso dolor que lo llena y satisface.

-Mi esencia jamás se podrá borrar de la tuya-Maldita voz seductora que musita tras ser revivido con tanto dolor- Mátame, hazlo-Se burla con desdén en sus palabras. Miradas y mas miradas era lo único que podría haber en ese lugar, mostrando su indiferencia por sus palabras- Solo son palabras muertas que se pierden en el viento-sigue gozando que no puede terminar esto- ¡Hazlo! mas no me digas-Espero recargado en la pared donde había sido destrozado con una maravillosa fuerza.

Parecía ser una guerra que tiene estilo, al verla de esa forma en como la sangre se desvanecía de su boca, excitado por la forma de como devoraba la vida de ese miserable humano que busco su muerte en manos bella. No duro como el agua se seca, la sombra que se reflejaba enfrente de ella se hizo su presencia. –Aún no termina-Su cuerpo impedía su paso ahora.-Vamos haz lo que habías dicho-Cruzando de brazos esperando el golpe fatal. ¡Porque esa pasión por ser asesinado! ¡Por desear agonizar sin esperanzas! Todo giraba como el rayo de luciérnagas que desaparecen con sus alas, vuelve a girar y no puede ver los movimientos. Sintiendo que las estrellas se alejan.-Ya no es un deseo tomarte solo es un desafío.-Hermoso rostro fue ladeado liberando cada sensación de maldad, una maldad que suele tener al saber que su sangre fue arrebatada de esa manera.-Todo con desdén solo es mi pasión-Su mano le atrajo de la cintura, como un tallo se enreda-amancebarte conmigo de una vez….Besandole a la fuerza para sentir sus amenazas

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