Mi comienzo se esboza en un fino teatro de París [ Libre]

Acababa de llegar a Paris, me entusiasmaba salir a observar su fino y exquisito arte fue entonces cuando me llamó la atención un teatro fuera de lo común, podía pecibir con certeza que allí se encontraban seres como yo: Vampiros; sin embargo mi sorpresa fue aun mas grande al descubrir que otras especies se daban cita allí para disfrutar de las magnificas obras representadas por los de mi especie.
Decidí entrar todo estaba infestado de vampiros, licantropos, brujos y lo mas bello los humanos, goce junto con ellos infinitamente la puesta en escena de Romeo y Julieta y me entusiasme en querer inmiscuirme en la proxima puesta en escena.
Con ayuda de mi amado creador logre entrar en menos de una semana, adoraba el teatro ademas del arte y mas allá mi intención era conocer mas seres como yo y como era su vida en París.
La siguiente puesta era Hamblet de William Shakespeare, me adentre a un gran salón y allí encontre un grupo de vampiros actores y actrices suspire profundo y me dirigí a hacia ellos - Buenas noches- todos me observaron y no me importó solo me interesaba presentarme y aguardar una repuesta de alguno de ellos, termine mi presentación diciendo:- Soy recién llegada a París y a este teatro tambien, soy una de las actrices secundarias ¿Ustedes tambien lo son?- y aguarde una respuesta.
Uno de ellos se puso de pie y espere inpaciente escuchar su respuesta.

El unico ser que se levanto, fue una hermosa mujer como era logíco de mi especie cuyo nombre era Amélie Freire , con cordialidad y amabilidad me dio la bienvenida al teatro, me explico su ocupación y con un toque de sarcasmo la gran sociabilidad que poseian los vampiros en aquel recinto de arte.
Me percaté que los allí presentes nos miraban a las dos con gran odio y frialdad, lo cual no me importó pues por lo menos alguien mostraba tolerancia y amabilidad con los recién llegados.
Así que le devolví el saludo - Bonne nuit, mademoiselle- esbozandole una ligera sonrisa aunque no era mi costumbre sin embrago le di menos importancia a mis costumbres y prosegui:-Muchas gracias por la bienvenida, al parecer eres la unica a la que no le ha quemado la lengua la luz del sol . Mi nombre es Montserrat Shapplin Brightman.-
Dije con cierta timidez por mi forma de hablar claramente se notaba que era un vampira inglesa que hablaba frances hace poco tiempo, lo cual en ocasiones eso me avergonzaba.
-Y quiero felicitarte, lo mejor del arte es el canto, es un acto hermoso y desgerrador sobre todo cuando procede de los de nuestra especie, parecen angeles cantando a nuestra madre noche-Dije sobresaltada pero al mismo tiempo encantada por conocer a aquella dama.
- ¿ Y llevas tiempo trabajado aquí?- le pregunte y nuevamente guarde silencio esperando una respuesta de la amable dama

Cuando Amélie hablaba intui que era mucho mayor que yo, se notaba que tenía basta experiencia ante la inmortalidad.
Note que cada vez que hablaba ella me analizaba con gran detenimiento, se deleitaba con mis palabras y quedaba anonadada con mis alagos, hacia su profesión, sin embargo era sincera a lo que le decía y con un acento de facinación hacia los de nuestra especie.
Sin embargo había aprendido de mano de mis creadores que un vampiro siempre pensaría en el y nadie mas que en el, aunque a mi parecer aquella amable dama no era así.
Amélie me agradecio los alagos con un sonrisa, y siguia mirando a los vampiros a nuestro alrededor su mirada parecía compadeciente hacia su actitud dura y cerrada, ambas coincidiamos en que era imposible que aquellos seres pudieran dar vida hablando en forma literal a personajes tan humanos y hermosos siendo en especial personajes de William Shakesperare pues en mi larga estancia en palazzo de mi creador había leido sus obras y las amaba me hacían comprender la complejidad de los humanos simplemente el autor es m iescritor favorito, note nuevamente su sarcasmo y su burla ante ellos eso realmente me deleitaba, yo estaba aprendiendo.
Contesto amablemente a mi pregunta y de pronto ella me cuestiono acerca de mi nacionalidad realmente me sorprendio cuando preguntó si yo era inglesa, no comprendía como había acertado, ademas parecía que amaba París, tambien me cuestiono sobre mi llegada y mi estancia, al menos para mi la platica comenzaba a ser interesante. Entonces conteste: -Efectivamente mademoiselle, soy inglesa, de Hertfordshire, al sureste de Inglaterra, una tierra llena de ópera y arte pintoresco, donde por desgracia existen humanos indeseables-, mientras esto lo decía hacia una mueca de odio hacia los humanos, pues tenia mas que entendido que yo los odiaba por lo que me habían hecho sufrir en el pasado.
-Llegue a este bello país hace unos cuantos días y me sentí hipnotizada por este teatro, ademas escuche que París era una cuna de las artes, mis creadores me influencieron mucho en este sentido- tenia un tono extraño en la voz como de enamoramiento hacia el arte y el lugar. -Vine aquí a aprender mas acerca de los de nuestra especie puesto que soy un vampiro muy joven y necesito aprender del nuevo mundo en el que ahora habito, de sus habitantes y de los placeres mas bellos que pueda disfrutar- dije un cuanto apenada y temerosa.
-Como lo haz dicho, nuestras caracteristicas y arte pueden ser mas que celestiales cosas del mismo infierno... somos como.... angeles de alas negras, si bien nuestro "don" es una bendición tambien puede ser una maldición, así es como lo veo y quiero aprender para comprender- pronuncie en tono serio y pensativo.
-Lo que me da basta alegría es que no soy la unica recien llegada en este teatro,que me lleva a pensar que nos llevaremos bien ¿no lo cree?- Dibuje una pequeña sonrisa.
¿ y usted cuanto tiempo lleva viviendo en este hermoso país?- pregunte con cierta curiosidad y volvía a observar a los vampiros, los cuales muchos habían regresado a sus actividades actorales, solo unos cuantos nos miraban con cierto interes y desconcierto ante nuestros dialogos, volvi a obsevar a aqulla dama prestando nuevamente mi atención a la conversación...

Mientras yo conversaba con aquella fina dama, me percataba que no dejaba de facinarle mi forma de hablar, y a mi embriagaba su forma de mirarme y de analizarme, me veia de una manera dulce y con cierta simpatia, que en ocasiones llegaba por un momento a tener grabados sus ojos en mi vampirica memoria.
A mi parecer se dio cuenta de mi odio hacia los mortales, pero... que podía hacer en el momento en que me dieron esta vida mi mortal murio odiando a sus semejantes y la inmortal despresiandolos sin piedad de tal manera que era evidente mis constantes muecas al hablar de aquellos mise.... Humanos.
Me explico sobre los antiguos que si bien tenian bastos conocimientos no los comparten con ninguno pues ella me informo que para ellos ninguno de estos seres de oscuridad semejantes a ellos somos aptos a esto yo le respondí:
-Tiene mucha razón, mis creadores eran antiguos y me abandonaron a mi suerte quiza por la razón que usted mencina- dije con aire pensativo -Sin embargo, la practica hace al maestro, asi que se que hay demasiados de nosotros dispersos en todo París, es muy probable que ninguno se digne a hablarme o enseñarme, pero he trasado un plan en mi mente, mi limitaré a observarlos y usted sabe lo que dicen por allí la mirada dice mas que mil palabras, de lo que observe lo practicare me basta y sobra con saber lo básico... lo de mas la experiencia y mi destino eterno me ira proporcionando conocimiento- Ella me miraba fijamente como dicendome que todo era una locura, pero ante esta racción yo agregue: -Si lo sé, es peligroso, pero esta vida esta llena de enormes trances y riesgos- cierto tono de sarcasmo salia de mi boca, me atrevi a lanzar una pequeña risa, pero nuevamente adopte mi conpostura, supongo que en mis palabras utilizaba cierta filosofía, ella se empezaba a percatar de este pequeño detalle en mi persona.
Me dio a conocer su agrado hacia mi persona, ella creia que todos los jovenes eran engreidos pero que habia sus excepciones, eso me agrado, a decir verdad ella tambien me agradaba esboce una ligera sonrisa en mi mente yo decia la justificación de mi agrado hacia ella: -Los jovenes, si.... tiene tanta razón, pero lo mismo puedo decir de los maduros, engreidos como todas estas sombras que acechan a nuestro alrededor lo que decimos, sin embargo esta mademoiselle Amelie, marca tambien las excepciones de los vampiros mas maduros- iba a comentarlo en voz alta cuando ella se atrevio a responder la pregunta hecha unos instantes antes sobre su estancia en París, al principio le causo gracia, por primera vez vi su blanca dentadura color de perla y sus pequeños caninos, pertenecientes a los de nuestra especie. luego dio media vuelta, comenzo a caminar del punto donde habiamos platicado largo tiempo, la miré extrañada, no comprendía pensé que había cometido alguna idiscreción y se había molestado, -Ni modo si ,lo hechaste a perder, ya habra alguien más con quien conversar sino es en este sito quizas en otro hechando a perder se aprende Montserrat- Pense yo en mi interior arqueando ligeramente la ceja, pero nuevamente mis meditaciones eran interrumpidas por su aterciopelada voz que invitaba a conocer los camerinos,
Por un mometo me extraño, pero luego alcanze a analizar y prontamente a entender todo: no queria que los presentes se enterarán de su historia persona,l de cualquier modo yo suponía que escucharian, pero acepte.
Caminaba tras de ella hasta nivelarme a su pasó me deleito su forma de caminar sumamente elegante y discreta una gran vampiresa crei ver en aquellos momentos.
Voltee hacia atras y me percate que todos los otros ya habian regresado a sus actividades,[color:0232=violet] -Sus actitudes me tienen sin cuidado, ¡Ja!, ya aprenderán a conocerme- pense volviendo la vista al frente.
La respuesta me proporcino cierta sensación de sorpresa, ella me decia que tiene toda su existencia viviendo en estas tierras, los vampiros y gente que la rodeaban la creian recién llegada, debido a sus rasgos.
¡Oh! sus rasgos... si, eran extremadamente perfectos y bellos en toda la extención de la palabra, una cara fina, ojos rasgados, piel extremadamente blanca y unos labios muy delicados , un claro ejemplar de un vampiro de procedencia asiatica con aire a inocencia y fina belleza pero un reflejo de maldad aunque este ultimo era casi imperseptible.
A ella le gustaba hacerlos creer que tenian la razón me aseguro, lo cual me dio a entender que de cierta manera era una forma de diversión para ella este aspectó y realmente a mi tambien me agradaba jugar a que algunos sujetos de mi humilde hogar paricno creyeran tener la razon sobre ciertas cosas mias y yo se los aseguraba para ilusionarlos, simplemente yo lo defino como pasatiempo.
Ella me miraba, despues de aquellas palabras de tal manera que entendiera que debía guardar este secreto que amablemente me confío a pesar de que me conocía de unos instantes antes hasta aquellos momentos, me limite a asentir levemente con la cabeza.
Nos topamos con unas escaleras que delicadamente ella comenzó a bajar, y que yo posteriormente la seguí haciendo la misma acción. Nos adentramos por un pasillo donde habia cientos de candiles de oro con velas encendidas, me detenía curiosa a ver algunas estauas que las detenían o figurillas grabadas en los propios candiles realmente eran obras de arte. -Exqusitas piezas- murmuré y ella esbozó una leve sonrisa no sabía que había pensado en aquel momento aunque supongo que fue referido a mi comentario y de allí nacio su sonrisa.
Al fin llegamos a los camerinos, caminabamos en un pasillo mas ancho, con enormes puertas pintadas de color marfíl, y adornos referidos a las artes escenicas, simplemente estaba facinada y eso se me asomaba en el rostro.
En el final del pasillo llegamos a su camerino, era obvio por que las pinturas que lo decoraban eran sinbolismos de las artes que ella dominaba: El canto.
Me invito a pasar con un gesto, haciendo una sutil reverencia y con la mano indicandome el interior que se asomaba ante la puerta abierta. Dentro habia un gran espejo, un elegante tocador con botes de maquillaje y dos candelabros con las velas encendidas acompañadas por unas figurillas igual de curiosas que las ubicadas en el exterior, tambien se encontraban cuatro mesas que rellenaban los huecos de los cuatro muros un floreros de arte florentino, pero sin flores, sabia que no podia tener de esas bellezas naturales debido a que nos causan algunas.... molestias.
Cerro la puerta y extendio dos sillas de madera recubierta de color oro forradas con terciplo azul parecido al de alfombra en el piso, que tenia pequeños toques dorados simulando figurillas como un teselado.
Me invito a sentarme y las dos habiendo tomado asiento nos miramos la una a la otra, decidi romper el hielo para continuar la charla ¿¡Florentinos cierto?- Me miró con extrañeza, yo reparé -Me refiero a los floreros- volteo hacia los floreros y luego su mirada regreso a mí sorprendida. -Oh no se sorprenda, mi creador tenia cientos de esos, en su palazzo en Venecia, estuve allí todo un año en lo que me acostumbraba a mi nueva fisionomía y adquirir conocimientos un día yo los admire y me explico su pocedencia, ¡Bah! pero eso es historia antigua... y hablando de eso, no se preocupe, yo no dire nada de lo que me confio en el sitio de allá arriba, pero debo corresponderle de alguna manera, ahora pregunteme a mi,vamos con confianza, quiza tambien llegue a obtener de mi los intimos secretos de mi interior- Le dije mirandola detenidamente a los ojos, y ella me miraba entusiamada, quizá empezaba a formular preguntas dentro de si, que quiza tenia curiosidad de preguntar aunque en ningún momento vi esa sensación en su rostro.
Ahora la platica se hacia mas profunda, y quien sabe donde pararia... pero donde quiera que fuese seria una deleitante conversación con algún resultado positivo hasta ahora incierto....
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No te procupes por la tardanza, creo que esta vez yo tambien me tarde... una disculpa igualmente
Saludos.