Aquí estamos de nuevo... (privado)

por **Henry Birdwhistle** Sáb Jun 25, 2011 2:36 am

Al bajar del carruaje dedicó apenas una mirada al letrero de la pequeña cafetería que se encontraba en la esquina de una de las avenidas mas concurridas en el centro Parisino y también una de las más importantes. En aquél lugar hasta una taza de un simple tè era un lujo. Solamente la gente de una posición acomodada se daba el lujo de pasearse por aquellos lugares. Pero él no reparó en el mesero que le guió hasta su mesa predilecta, ni en las pocas personas que a esa hora, poco mas de las seis de la tarde, se encontraban ya disfrutando de la sobre mesa. Su mente le había estado dando vueltas a un rostro en específico. Desde que había enviado aquella carta para contactar a su... a su... bueno, en realidad no había quedado muy claro en que habían quedado. Primero había sido una conocida, después todo se dio muy rápido y paso a ser algo parecido a una amante. En el siguiente momento ya se encontraba realizando un viaje a Francia. Y había estado muy seguro que una vez abandonado Italia ya no la volvería a ver nunca. Y ahora las cosas habían dado otro giro inesperado y los situaba una vez más juntos.

Pidió una taza de te a la inglesa mientras pensaba que ya debería empezarse a acostumbrar a que las cosas cambiaran repentina y rápidamente. Aunque esperaba que no se convirtiera en algo contra producente, uno no puede darse esa clase de lujos cuando se esta al borde de una Revolución... Miro a la puerta esperando a que apareciera ella, suspiro expectante...

por Invitado Sáb Jun 25, 2011 1:20 pm

Hacía unos dos días había recibido una carta, fue inesperado e incierto el verdadero motivo por el cual este caballero quería reunirse conmigo, no sabía si podía confiar en una persona tan misteriosa como el, pero al final de cuentas, lo que yo quería era verlo, hacía ya algo de tiempo que no nos veíamos, desde Italia casi un año atrás. Respondi la carta aceptando la propuesta de ir a tomar el té en uno de los lugares más concurridos de París, si bien yo no era la clase de chica de alta sociedad que iba a esos lugares acepté, porque era el, Darcy.

Tendría que vestirme con uno de los tantos vestidos finos y caros que todo el tiempo estaban guardados en el closet de mi propiedad, me puse uno rojo, con finas decoraciones hechas con hilo de oro y con encaje dorado decorando el final de las mangas, que acababan en mis codos, y en el escote del pecho, recogí mi cabello y me puse unos guantes caros que cubrian toda la piel desnuda de mis brazos.

Llegué al lugar a la hora exacta, en carruaje se detuvo enfrente del restaurante y tuve que esperar, algo inquieta, a que el carrero me abriera la puerta para poder bajar. El interior detia una decoración lujosa, tipica de los lugares hechos para la gente de alta sociedad, rode los ojos y me dispuse a preguntar por el Sr. Trudeau, un mesero me acompañó a la mesa donde se encontraba el hombre con el que tenía la cita.

por **Henry Birdwhistle** Sáb Jun 25, 2011 11:49 pm

Entonces entro aquella mujer de mirada penetrante y dulce al mismo tiempo, vestida con sus mejores galas de rojo y oro, como una flor de verano. Podía leer en sus ojos que estaba inquieta por el motivo de aquella reunión aunque su rostro parecía tranquilo. A pesar de la sensualidad que podría sugerir su indumentaria, los guantes, el escote un tanto pronunciado... se notaba su agresividad por sobre todo. Hermosa sí, pero letal. Esa era una de las cosas que había llamado su atención en primer lugar mientras visitaba la Piazza Navona, allí junto a la fuente de Neptuno. Una imagen bastante bella y poderosa al mismo tiempo.

La siguió con la mirada mientras recorría el restaurante hasta la mesa donde Darcy se encontraba. Le sonrió al mismo tiempo que se ponía de pie para hacer una pequeña reverencia. El mesero le aparto la silla de la mesa para que pudiera sentarse.

-Tan bella como te recordaba, Angelique- dejó de lado un poco la formalidad tratando de que se sintiera más cómoda con la situación, después de todo se llevaban bien, su relación aunque algo conflictiva siempre había sido muy fácil. -Me da mucho gusto que hayas venido. Te tengo un obsequio de bienvenida- Dicho esto sacó de un bolsillo interior de su chaqueta una caja negra alargada. La abrió y de esta extrajo una rosa azul. -Una flor única para una mujer especial- se la extendió para que pudiera tomarla y tomó asiento de nuevo.

por Invitado Mar Jun 28, 2011 1:38 pm

Inmediatamente después de entrar al lugar sentí el peso de su mirada sobre mi, invadiéndome e intimidandome un poco, siempre había sido de ese modo, a pesar de mi fuerte carácter siempre había sentido respeto y un poco de temor hacía el, su personalidad era fuerte y peligrosa, y eso lo hacía también muy atrayente.

Caminé siguiendo al mesero por casi todo el restaurante, la mesa que había reservado estaba en la esquina más distanciada del lugar, y a pesar de que estaba casi lleno, cerca no había un solo alma, se me hizo extraño, pero todo siempre había sido un misterio en referencia a Darcy, y sabía que con el paso del tiempo eso no cambiaría. Una vez frente al el, vi como se levantaba y hacía una reverencia, la cual correspondí. Lo analice mirandole fijamente y notando que los años no le habían sentado mal, no solo el se veía más maduro y mayor, sus ropas eran más finas y elegantes de lo que antes ya habían sido.

-Los años tampoco fueron malos contigo querido-dije con la mejor voz dulce que tenia, una voz que usaba muy pocas veces y solo con personas de mi total confianza. Note que sacaba una caja con una rosa azul dentro de ella, la rosa era hermosa, con un azul lapislazuli de lo más extraño y desconsertante, pero sumamente exquisito.-Muchas gracias-dije tomándola entre mis manos y llevándola a mi nariz, el olor era tan perfecto como la rosa misma, sonreí al detectar tal deleite en mi nariz y lancé una mirada de profundo agradecimiento e interés al caballero frente a mi-Todo esto es muy hermoso Darcy...pero debo preguntar, ¿Por qué me citaste aquí?-dije siendo directa, el me conocía y sabía que yo siempre iba al grano así que no se tomaría con sorpresa mi descortesía.

por **Henry Birdwhistle** Jue Jul 07, 2011 12:19 am

-El tiempo es dadivoso conmigo, de cierta forma me lo debe...- Repuso tranquilamente, sosteniéndole la mirada. La observaba con curiosidad mientras ella estudiaba el obsequio tan significativo que le había dado. No dejaba las cosas a la casualidad, ninguna de ellas... Angélique tenía una voz armoniosa que sin duda iba muy acorde a su belleza, pero cuando se conocía mejor su carácter resultaba extraño que pudieran convivir la dulzura y la fortaleza de ese modo en una misma persona, claro cuando ella lo dejaba ver. La primera vez casi se había impuesto con las palabras, aunque eso si, conservando esa gracia de las que son poseedoras solo las mujeres.

Asintió con la cabeza como diciendo "de nada" y luego hizo un ademán para invitarla a tomar asiento. Sólo hasta que ella estuvo en su lugar el tomo el propio. La carta que le había mandado, le había dibujado el panorama en el que ahora se encontraba, a pesar de la brevedad había incluido la mayoría de los detalles importantes. Los acontecimientos que se cernían como nubes que anuncian la tormenta sobre Versalles, sobre Francia. Las consecuencias que desencadenaría... y también las razones por las que se llevaría a cabo... es decir, la razón personal de Darcy para arriesgar la vida en este proyecto tan ambicioso. Detallo el sueño que haría realidad para los franceses, sí, pero no dejo de lado la pesadilla que para él representaba. Era una de las pocas que estaba al tanto de todo...

Darcy le dirigió una larga mirada a la Rosa y luego estiró la mano para tomar la de ella entre la suya. La vio a los ojos después.

-Te he dicho todo, Angélique. Incluso lo que tiene que ver con mi imagen... - frunció el ceño -La razón por la que te he citado aquí hoy es porque quiero que seas esa persona. Ella.- tomó la Rosa con la otra mano jugando con ella entre los dedos -Esta flor es única, pero no nació así. Cualquiera puede pensar que es algo natural, pero es sólo una ilusión que algo de tinte vegetal logró. Aún así, lo que encanta no es el proceso, sino la visión de ésta. ¿Puedo contar contigo para ser la visión del mundo etéreo en la tierra? ¿Para compartir una alianza entre dos mundos?- preguntó con una sonrisa lobuna. Confiaba en que ella era la indicada, aún así era extraño dejar entrar tan profundamente a alguien. Pero estaba dispuesto y no dejaba que la duda revolviera sus pensamientos, no con ella...

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