AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Entre aromas y colores (privado)
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Entre aromas y colores (privado)
Sacó la cabeza por la esquina de la calle observando curiosa que al otro lado se encontraba el mercado. Estaba acostumbrada a ir con su hermano cuando vivía en Constantinopla pero esto era algo nuevo, era otro país, con personas y costumbres totalmente diferentes. También había un punto distinto y era que su hermano no estaba en ese lugar junto a ella, eso le entristecía. Apoyó su espalda en la pared y respiró hondo, recordaba cuando ambos solían recorrer las calles del mercado viendo todo tipo de cosas, desde vendedores de comida hasta de armas o de antigüedades. Algunas veces compraban algo otras simplemente paseaban por esas calles de arena.
Volteó la esquina caminando hacia el mercado, esta vez estaría sola, quizá también las siguientes que viniera pero no importaba, estaba contenta de poder pasear por el lugar. Sus ojos se agrandaron cuando vio toda la calle llena de puestos con sus respectivos vendedores, no sabía hacia donde mirar, quería verlo todo. No se atrevía a parar en alguno de los puestos de venta. No dejó de andar con un paso extremadamente lento, volteaba su cabeza a un lado y luego al otro sin perder detalle de todo lo que sus ojos abarcaban a ver.
Una de las tiendas le llamó la atención y sin poder evitarlo se detuvo allí, era un puesto de flores, había de muchas formas y tamaños. Los colores eran brillantes rojos, azules, amarillos… los tallos de color verde con sus hermosas hojas rodeándole. La vendedora estaba atendiendo a una mujer de mediana edad le aconsejaba cuales serían las mejores flores para regalar a su madre, le explicaba el significado de cada flor y como había sido cultivada. Cerró los ojos y aspiró el aroma que desprendían las flores, era dulce y suave que le acariciaba el olfato. Sonrió mientras se separaba del puesto de flores volteándose hacia el otro lado viendo que al frente había una tienda de frutas y verduras. Se acercó hacia el puesto, vio mujeres comprando verduras otras estaban conversando sobre sus respectivos señores a los cuales servían, siempre era tema de conversación los jefes de las sirvientas. Ellas lo encontraban interesante y divertido hablar de todos los trapos sucios de las familias más importantes de la ciudad.
Su atención se la llevó una cesta de mimbre la cual estaba llena de cerezas, se veían hermosas de ese color rojo, una mano se acercó a las cerezas y agarró un par.
- Toma pruébalas – le dijo la mujer que atendía con un delantal y una tierna sonrisa
- eh… no… gracias – sonrió Hedoné mientras daba unos pasos hacia atrás
- Insisto, tómalas no te cobraré tranquila
Hedoné seguía negando con las palmas de sus manos abiertas a la altura del pecho sin dejar de sonreír a la amable mujer que le ofrecía las cerezas. Agradecía el gesto pero se sentía algo extraña que le dieran algo sin más. Sin darse cuenta iba retrocediendo hasta que tropezó con algo, cerró los ojos mientras se volteaba para ver con que había colisionado. Esperaba que no hubiera roto nada o en todo caso no haber causado algún daño a alguien con el choque. Al girar pudo ver que era una chica joven, quedó sorprendida por su apariencia, era hermosa y no dejaba indiferente a nadie. Sus cabellos eran largos y ondulados de un color blanquecino, su rostro era pálido con un ligero color rosado que hacía resaltar esos preciosos y grandes ojos azules.
- Lo… lo siento, disculpe
Volteó la esquina caminando hacia el mercado, esta vez estaría sola, quizá también las siguientes que viniera pero no importaba, estaba contenta de poder pasear por el lugar. Sus ojos se agrandaron cuando vio toda la calle llena de puestos con sus respectivos vendedores, no sabía hacia donde mirar, quería verlo todo. No se atrevía a parar en alguno de los puestos de venta. No dejó de andar con un paso extremadamente lento, volteaba su cabeza a un lado y luego al otro sin perder detalle de todo lo que sus ojos abarcaban a ver.
Una de las tiendas le llamó la atención y sin poder evitarlo se detuvo allí, era un puesto de flores, había de muchas formas y tamaños. Los colores eran brillantes rojos, azules, amarillos… los tallos de color verde con sus hermosas hojas rodeándole. La vendedora estaba atendiendo a una mujer de mediana edad le aconsejaba cuales serían las mejores flores para regalar a su madre, le explicaba el significado de cada flor y como había sido cultivada. Cerró los ojos y aspiró el aroma que desprendían las flores, era dulce y suave que le acariciaba el olfato. Sonrió mientras se separaba del puesto de flores volteándose hacia el otro lado viendo que al frente había una tienda de frutas y verduras. Se acercó hacia el puesto, vio mujeres comprando verduras otras estaban conversando sobre sus respectivos señores a los cuales servían, siempre era tema de conversación los jefes de las sirvientas. Ellas lo encontraban interesante y divertido hablar de todos los trapos sucios de las familias más importantes de la ciudad.
Su atención se la llevó una cesta de mimbre la cual estaba llena de cerezas, se veían hermosas de ese color rojo, una mano se acercó a las cerezas y agarró un par.
- Toma pruébalas – le dijo la mujer que atendía con un delantal y una tierna sonrisa
- eh… no… gracias – sonrió Hedoné mientras daba unos pasos hacia atrás
- Insisto, tómalas no te cobraré tranquila
Hedoné seguía negando con las palmas de sus manos abiertas a la altura del pecho sin dejar de sonreír a la amable mujer que le ofrecía las cerezas. Agradecía el gesto pero se sentía algo extraña que le dieran algo sin más. Sin darse cuenta iba retrocediendo hasta que tropezó con algo, cerró los ojos mientras se volteaba para ver con que había colisionado. Esperaba que no hubiera roto nada o en todo caso no haber causado algún daño a alguien con el choque. Al girar pudo ver que era una chica joven, quedó sorprendida por su apariencia, era hermosa y no dejaba indiferente a nadie. Sus cabellos eran largos y ondulados de un color blanquecino, su rostro era pálido con un ligero color rosado que hacía resaltar esos preciosos y grandes ojos azules.
- Lo… lo siento, disculpe
Hedoné Vlasopoulos- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/06/2011
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Aunque hoy mis hermanos y yo no veníamos a vender al mercado, se me ocurrió ir sola a dar una pequeña vuelta. No tenía mucho dinero, pero necesitaba algunas telas para hacerme un nuevo vestido ya que el rosa claro y el verde siempre se me estaban rompiendo. El azul era para ocasiones especiales y el gris...Bueno, también. Así que buscaría tela, esta vez en tonos blancos para ir a juego con el cabello.
Me metí entra la multitud con una pequeña cesta colgada del brazo y el dinero a buen recaudo en una bolsita que colgaba de mi cuello y se perdía en el escote. Estaba de buen humor, ya que llevaba varios días sin ver a mi padre y mis hermanos y yo comenzábamos a perecer una familia corriente. Por ello, me atreví a comprarme también una pequeña manzana con sabor dulce que no tardé en devorar mientras me acercaba a un puesto y otro, curiosa.
Aunque hacía calor, no había suficiente gente como para sentirme sofocada. Otras veces en el mercado casi ni se podía caminar pero por fortuna hoy estaba relativamente vacío. Anduve tranquila, ignorando las miradas curiosas que lanzaban a mi cabello los que no me conocían. Siempre les parecía extraño ya que sólo los ancianos tenían ese color. Y, aunque solía sentirme intimidada ante tantas miradas, me propuse que hoy todo me daría igual.
Estaba decidiendo que hoy no iba a importarme nada ni nadie cuando de repente sentí un empujón y me giré, asustada, temerosa de ver allí a mi padre preparado para golpearme con fuerza y volver a partirme el labio. Sin embargo, no era mi padre el que me había empujado, sino una chica de cabellos oscuros y piel blanca que se disculpó tartamudeando por la vergüenza de haberme golpeado.
Le sonreí para tranquilizarla.
-¡No pasa nada! Un tropezón tonto lo tiene cualquiera-le dije, amable. No me sonaba su rostro, pero me percate inmediatamente del aura de poder que emanaba. Cosas de gitano. Y supe que era una bruja, seres con los que mi gente se llevaba fenomenal-. Mi nombre es Amaris, ¿Y el tuyo?-le pregunté con la intención de conocerla mejor.
Me metí entra la multitud con una pequeña cesta colgada del brazo y el dinero a buen recaudo en una bolsita que colgaba de mi cuello y se perdía en el escote. Estaba de buen humor, ya que llevaba varios días sin ver a mi padre y mis hermanos y yo comenzábamos a perecer una familia corriente. Por ello, me atreví a comprarme también una pequeña manzana con sabor dulce que no tardé en devorar mientras me acercaba a un puesto y otro, curiosa.
Aunque hacía calor, no había suficiente gente como para sentirme sofocada. Otras veces en el mercado casi ni se podía caminar pero por fortuna hoy estaba relativamente vacío. Anduve tranquila, ignorando las miradas curiosas que lanzaban a mi cabello los que no me conocían. Siempre les parecía extraño ya que sólo los ancianos tenían ese color. Y, aunque solía sentirme intimidada ante tantas miradas, me propuse que hoy todo me daría igual.
Estaba decidiendo que hoy no iba a importarme nada ni nadie cuando de repente sentí un empujón y me giré, asustada, temerosa de ver allí a mi padre preparado para golpearme con fuerza y volver a partirme el labio. Sin embargo, no era mi padre el que me había empujado, sino una chica de cabellos oscuros y piel blanca que se disculpó tartamudeando por la vergüenza de haberme golpeado.
Le sonreí para tranquilizarla.
-¡No pasa nada! Un tropezón tonto lo tiene cualquiera-le dije, amable. No me sonaba su rostro, pero me percate inmediatamente del aura de poder que emanaba. Cosas de gitano. Y supe que era una bruja, seres con los que mi gente se llevaba fenomenal-. Mi nombre es Amaris, ¿Y el tuyo?-le pregunté con la intención de conocerla mejor.
Amaris Thervasi- Gitano
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Fecha de inscripción : 15/05/2011
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Localización : En los bosques de París.
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Una sensación de miedo y preocupación invadió el cuerpo de Hedoné, parecía que le temía a algo pero no sabía a que. Se percató en pocos segundos que esos sentimientos no venían de ella si no de la otra chica, pero esa percepción de sus emociones cambiaron a otras más tranquilas y alegres. Observó que su rostro se iluminaba aun más con una bonita sonrisa y ella no pudo evitar devolverle otra, la chica estaba más calmada al igual que Hedoné al observar que todo iba bien.
La joven de cabellos albinos le habló sin dejar de sonreírle, sus palabras tenían la intención de tranquilizarla y a la vez de ser amable.
- Hedoné – le sonrió y sin pensarlo estiró su mano hacia la de la joven para estrecharla y moverla rápidamente en forma de saludo – un placer – no dejaba de mover la mano sin soltarla – la verdad es que hay mucha gente y no me esperaba todo esto pero me siento mejor
Por un momento se quedó paralizada y bajó su mirada hacia su mano, sin darse cuenta no había soltado la de Amaris y de moverla mientras hablaba. Sus ojos se abrieron de par en par y no pudo evitar sonrojarse levemente soltando al acto la mano de la muchacha. Efectivamente ahora si no sabía donde meterse, primero le da un golpe y luego le secuestra la mano, realmente bochornoso. Dirigió su mirada hacia un lado y al otro en total silencio y ahí a su lado tenía la salvación, la mujer del delantal que le ofrecía minutos antes un par de cerezas. Sin pensarlo dos veces con un movimiento rápido agarró las cerezas que le ofreció dando las gracias a la mujer. Con dos de sus dedos apresaba una de las cerezas y estirando la mano hacia Amaris le ofrecía la otra cereza, esperando que ella la agarrara tirando de la diminuta fruta.
- ¿Quieres probarla? – le preguntó con una sonrisa
La joven de cabellos albinos le habló sin dejar de sonreírle, sus palabras tenían la intención de tranquilizarla y a la vez de ser amable.
- Hedoné – le sonrió y sin pensarlo estiró su mano hacia la de la joven para estrecharla y moverla rápidamente en forma de saludo – un placer – no dejaba de mover la mano sin soltarla – la verdad es que hay mucha gente y no me esperaba todo esto pero me siento mejor
Por un momento se quedó paralizada y bajó su mirada hacia su mano, sin darse cuenta no había soltado la de Amaris y de moverla mientras hablaba. Sus ojos se abrieron de par en par y no pudo evitar sonrojarse levemente soltando al acto la mano de la muchacha. Efectivamente ahora si no sabía donde meterse, primero le da un golpe y luego le secuestra la mano, realmente bochornoso. Dirigió su mirada hacia un lado y al otro en total silencio y ahí a su lado tenía la salvación, la mujer del delantal que le ofrecía minutos antes un par de cerezas. Sin pensarlo dos veces con un movimiento rápido agarró las cerezas que le ofreció dando las gracias a la mujer. Con dos de sus dedos apresaba una de las cerezas y estirando la mano hacia Amaris le ofrecía la otra cereza, esperando que ella la agarrara tirando de la diminuta fruta.
- ¿Quieres probarla? – le preguntó con una sonrisa
Hedoné Vlasopoulos- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/06/2011
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Re: Entre aromas y colores (privado)
-Bonito nombre, aunque extraño-le dije con sinceridad. Me gustaba como sonaba su nombre y supe por ello que no era de aquí. Además, tampoco la había visto nunca antes. Le sonreí y la joven me estrechó la mano sin dejar de molerla mientras me hablaba-.Bueno, sí el mercado suele llenarse bastante aunque hoy hay menos que otras veces-le contesté, riéndome y percatándome de que ella bajaba la visa.
Seguí su mirada y vi que observaba nuestras manos unidas. La reacción en su rostro no se hizo de esperar. Avergonzada, me soltó la mano y miró en todas direcciones buscando un lugar donde meterse. Me recordó a mí, en cierto modo. También era muy entusiasta y cuando me avergonzada deseaba que la tierra me tragase y no me escupiese jamás. Fui a hablar para decirle que no se preocupase cuando ella se giró y agarró las cerezas que le ofrecían en un puesto de frutas. Me las tendió y sonreí, mientras asentía y alargaba la mano pálida para arrancarla y morderla.
-Está muy buena-le dije, notando el sabor en mi boca. Mordí el otro pequeño trozo que quedaba y noté que me había manchado un poco la boca de rojo. Saqué un pequeño pañuelito que llevaba en el pecho y me limpié sonrojada-. Muchas gracias por la cereza, Hedoné. Y lo de la mano no me ha molestado para nada...-la miré un segundo-¿Quieres venir a ayudarme a elegir unas telas?-le ofrecí, simpática.
Me apetecía conocerla mejor. Parecía buena chica y por una vez parecía que había hallado a alguien tan tímido como yo misma, cosa que me alegraba. Había llegado a pensar que yo era la única persona con un carácter tan...¿apagado? Siempre sonriente y amable con todos, sin recibir nada a cambio.
Aunque era pronto para juzgar a Hedoné, algo me decía que era una buena persona. Me mordí el labio pensativa, antes de preguntarle:
-¿De dónde eres? No recuerdo haberte visto nunca por aquí, y soy bastante buena con las caras.
Seguí su mirada y vi que observaba nuestras manos unidas. La reacción en su rostro no se hizo de esperar. Avergonzada, me soltó la mano y miró en todas direcciones buscando un lugar donde meterse. Me recordó a mí, en cierto modo. También era muy entusiasta y cuando me avergonzada deseaba que la tierra me tragase y no me escupiese jamás. Fui a hablar para decirle que no se preocupase cuando ella se giró y agarró las cerezas que le ofrecían en un puesto de frutas. Me las tendió y sonreí, mientras asentía y alargaba la mano pálida para arrancarla y morderla.
-Está muy buena-le dije, notando el sabor en mi boca. Mordí el otro pequeño trozo que quedaba y noté que me había manchado un poco la boca de rojo. Saqué un pequeño pañuelito que llevaba en el pecho y me limpié sonrojada-. Muchas gracias por la cereza, Hedoné. Y lo de la mano no me ha molestado para nada...-la miré un segundo-¿Quieres venir a ayudarme a elegir unas telas?-le ofrecí, simpática.
Me apetecía conocerla mejor. Parecía buena chica y por una vez parecía que había hallado a alguien tan tímido como yo misma, cosa que me alegraba. Había llegado a pensar que yo era la única persona con un carácter tan...¿apagado? Siempre sonriente y amable con todos, sin recibir nada a cambio.
Aunque era pronto para juzgar a Hedoné, algo me decía que era una buena persona. Me mordí el labio pensativa, antes de preguntarle:
-¿De dónde eres? No recuerdo haberte visto nunca por aquí, y soy bastante buena con las caras.
Amaris Thervasi- Gitano
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Amaris tomó la cereza con sus dedos llevándosela a sus hermosos labios, por su sonrisa pareció que le agradó la cereza y gracias a la fruta escurrió el tema de la mano que le había avergonzado. Hedoné se llevó a su boca la otra cereza mordisqueándola lentamente saboreando ese gusto tan dulce y jugoso. La mujer del delantal tuvo un buen detalle al ofrecerles las cerezas y tenía toda la razón, que eran realmente muy buenas. Hedoné le correspondió la sonrisa a la joven, se sentía ahora más tranquila y le gustaba estar cerca de ella.
- Gracias – dio otro mordisco terminándose la cereza –el tuyo es hermoso, nunca lo escuché antes
Le parecía que la joven era muy buena y dulce. Por sus gestos de tomar su pañuelo para limpiarse los labios suavemente y sonrojarse se podía ver que era una persona algo tímida. A Amaris no le importó el gesto de la mano, es más le pareció gracioso. Hedoné abrió los ojos de par en par al escuchar la invitación de la chica. Nunca había ido a comprar telas, de echo oficialmente nunca había salido a comprar, las veces que había salido con su hermano eran a escondidas del resto de la familia.
- Me encantaría acompañarte – asintió rápidamente mientras una gran sonrisa se le dibujaba en su rostro – gracias por invitarme
Hedoné se volteó hacia la mujer del delantal y le pidió unas pocas cerezas para ambas, pensó que podrían tomar unas cuantas mientras compraban. Agarró la bolsita que le dio la mujer y le pagó. Hedoné levantó un poquito la bolsa para mostrarle su primera compra en Paris sonriéndole suave.
- Por si nos apetece comer – abrió la bolsita e hizo un gesto para que le indicara hacia donde tenían que ir – Nací y me crié en Grecia, luego mi padre consiguió un trabajo en Constantinopla y ahí estuvimos viviendo unos años – agarró una cereza de la bolsa llevándosela a sus labios - ¿tu eres de aquí?
- Gracias – dio otro mordisco terminándose la cereza –el tuyo es hermoso, nunca lo escuché antes
Le parecía que la joven era muy buena y dulce. Por sus gestos de tomar su pañuelo para limpiarse los labios suavemente y sonrojarse se podía ver que era una persona algo tímida. A Amaris no le importó el gesto de la mano, es más le pareció gracioso. Hedoné abrió los ojos de par en par al escuchar la invitación de la chica. Nunca había ido a comprar telas, de echo oficialmente nunca había salido a comprar, las veces que había salido con su hermano eran a escondidas del resto de la familia.
- Me encantaría acompañarte – asintió rápidamente mientras una gran sonrisa se le dibujaba en su rostro – gracias por invitarme
Hedoné se volteó hacia la mujer del delantal y le pidió unas pocas cerezas para ambas, pensó que podrían tomar unas cuantas mientras compraban. Agarró la bolsita que le dio la mujer y le pagó. Hedoné levantó un poquito la bolsa para mostrarle su primera compra en Paris sonriéndole suave.
- Por si nos apetece comer – abrió la bolsita e hizo un gesto para que le indicara hacia donde tenían que ir – Nací y me crié en Grecia, luego mi padre consiguió un trabajo en Constantinopla y ahí estuvimos viviendo unos años – agarró una cereza de la bolsa llevándosela a sus labios - ¿tu eres de aquí?
Hedoné Vlasopoulos- Hechicero Clase Alta
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Hedoné aceptó mi invitación y me sentí feliz de tener una acompañante. La joven mujer se volvió hacia la tendera y compró una bolsita de cerezas que me enseñó, sacándome una sonrisa. Yo también debía regalarle algo. Me agarré de su brazo como había visto hacer a las señoritas que paseaban por París y echamos a andar hacia el final del mercado, al puesto de telas. Como aún estaba un poco lejos y la masa humana nos iba a cortar bastante el paso, supe que tendría tiempo para hablar con aquella brujita.
Escuché sobre sus orígenes y le sonreí. Yo jamás había salido de Francia y se lo hice saber.
-Yo nací en el bosque, cerca del campamento gitano y siempre he vivido aquí, en París-le expliqué-. Siempre he querido viajar y conocer mucho, pero debido a mi posición económica no he tenido oportunidad y, además, tengo una gran familia que cuidar. ¿Usted no tiene familia aquí, madame Hedoné?
Quizás había venido sola o traía algún pariente con ella.
Escuché sobre sus orígenes y le sonreí. Yo jamás había salido de Francia y se lo hice saber.
-Yo nací en el bosque, cerca del campamento gitano y siempre he vivido aquí, en París-le expliqué-. Siempre he querido viajar y conocer mucho, pero debido a mi posición económica no he tenido oportunidad y, además, tengo una gran familia que cuidar. ¿Usted no tiene familia aquí, madame Hedoné?
Quizás había venido sola o traía algún pariente con ella.
Amaris Thervasi- Gitano
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Fecha de inscripción : 15/05/2011
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Localización : En los bosques de París.
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Notó como Amaris le agarraba del brazo y se dejó hacer, le miró sonriendo comenzando andar hacía donde ella le guiaba. Se preguntaba como sería el lugar a donde iban ya que nunca tuvo oportunidad de estar en un lugar parecido a ese.
Se veía que era una chica que le entusiasmaba conocer cosas nuevas y a la vez que cuidaba de sus seres queridos, ambas en eso se parecían mucho. Hedoné se preguntaba como sería vivir en un lugar como el de Amaris. Ella había estado siempre rodeada de cosas caras y criada entre algodones, no todo el mundo tenía la suerte por decirlo así, que ella. Ambos mundos carecían de cosas y a la vez poseían grandes cosas, lo que a uno le faltaba el otro lo tenía. Ambos siempre deseaban cosas que en el suyo propio no tenían.
- Por favor, solo Hedoné – le miró sonriente – llámame solo por mi nombre
Llevó una de las cerezas a sus labios mientras no perdía detalle de cada persona y tiendita que se cruzaba por delante de ambas muchachas. Era una experiencia agradable al igual que la muchacha que la acompañaba. Esperaba conocerla más y pudieran llegar ser amigas.
- Vivo con mi hermano y su esposa, el consiguió un trabajo aquí y mi madre quiso que los acompañara – bajó la mirada al suelo y luego la llevó a los hermosos ojos azules de la otra – me gustaría que algún día pudieras venir a Constantinopla o Grecia, creo que te encantaría el lugar
Realmente deseaba poder algún día darle la oportunidad, si ella aceptaba, de invitarla unos días a su casa o al lugar donde nació. Le gustaría que pudiera conocer otros lugares, seguro sonreiría y quedaría sorprendida de las cosas que podría ver.
- ¿tienes muchos hermanos? – se señaló por unos segundos – aparte de mi hermano mayor tengo un gemelo, él se tuvo que quedar
Se veía que era una chica que le entusiasmaba conocer cosas nuevas y a la vez que cuidaba de sus seres queridos, ambas en eso se parecían mucho. Hedoné se preguntaba como sería vivir en un lugar como el de Amaris. Ella había estado siempre rodeada de cosas caras y criada entre algodones, no todo el mundo tenía la suerte por decirlo así, que ella. Ambos mundos carecían de cosas y a la vez poseían grandes cosas, lo que a uno le faltaba el otro lo tenía. Ambos siempre deseaban cosas que en el suyo propio no tenían.
- Por favor, solo Hedoné – le miró sonriente – llámame solo por mi nombre
Llevó una de las cerezas a sus labios mientras no perdía detalle de cada persona y tiendita que se cruzaba por delante de ambas muchachas. Era una experiencia agradable al igual que la muchacha que la acompañaba. Esperaba conocerla más y pudieran llegar ser amigas.
- Vivo con mi hermano y su esposa, el consiguió un trabajo aquí y mi madre quiso que los acompañara – bajó la mirada al suelo y luego la llevó a los hermosos ojos azules de la otra – me gustaría que algún día pudieras venir a Constantinopla o Grecia, creo que te encantaría el lugar
Realmente deseaba poder algún día darle la oportunidad, si ella aceptaba, de invitarla unos días a su casa o al lugar donde nació. Le gustaría que pudiera conocer otros lugares, seguro sonreiría y quedaría sorprendida de las cosas que podría ver.
- ¿tienes muchos hermanos? – se señaló por unos segundos – aparte de mi hermano mayor tengo un gemelo, él se tuvo que quedar
Hedoné Vlasopoulos- Hechicero Clase Alta
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Caminamos cogidas del brazo por el lugar mirando cuanto había a nuestro alrededor. Hedoné se comió una cereza con gracia y sonreír sin poder evitarlo. Me sorprendió que sólo prefiriese que la llamase por el nombre, pero acepté. Me gustaba hablarle de tu a tú. Parecía tan buena persona que me sentía como si la hubiera conocido de antes. Me sentí feliz de tenerla al lado y pensé en que de verdad quería conocerla bien.
-Está bien, Hedoné-sonreí-. Sobra que diga que tu me llames Amaris-reí.
Escuché que vivía con su hermano y su cuñada y sonreí. Tenía que ser una suerte tener parientes viajeros que te llevasen con ellos a todas partes. La miré cuando le dijo que le gustaría que visitase Constantinopla o Grecia y me sonrojé.
-No podía pagarme el viaje, Hedoné-le dije, algo avergonzada-.Los gitanos no tenemos demasiados ingresos y, bueno, todo va para la familia. Para ropa, vestidos...Aunque muchas veces yo cazo en el bosque-sonreí-. Es algo que se me da bastante bien.
Sabía que a menos que el campamento entero decidiese trasladarse yo no me iría nunca de París. Suspiré, triste por ese hecho y miré hacia delante, tratando de divisar el puestecito. Me pareció ver el tenderte, y apreté el paso Con Hedoné, emocionada. Cuando escuché su pregunta la miré sonriendo.
-Tengo seis hermanos. Dos mayores que yo, uno de mi misma edad y tres trillizos que vinieron después de mi...-me mordí el labio un instante antes de seguir-Bueno, no estamos emparentados por sangre, pero son los hijos de la mujer a la que yo llamaba madre-expliqué, sintiendo un pinchazo en el pecho al pensar en ella-. Ella muró, pero yo me quedé al lado de mis hermanos.
Abrí los ojos cuando dijo que tenía un gemelo. Aunque estaba acostumbrada a mis trillizos, había notables diferencias entre ellos.
-¿Y es idéntico a ti?-dije, tratando de imaginarme la versión masculina de Hedoné.
-Está bien, Hedoné-sonreí-. Sobra que diga que tu me llames Amaris-reí.
Escuché que vivía con su hermano y su cuñada y sonreí. Tenía que ser una suerte tener parientes viajeros que te llevasen con ellos a todas partes. La miré cuando le dijo que le gustaría que visitase Constantinopla o Grecia y me sonrojé.
-No podía pagarme el viaje, Hedoné-le dije, algo avergonzada-.Los gitanos no tenemos demasiados ingresos y, bueno, todo va para la familia. Para ropa, vestidos...Aunque muchas veces yo cazo en el bosque-sonreí-. Es algo que se me da bastante bien.
Sabía que a menos que el campamento entero decidiese trasladarse yo no me iría nunca de París. Suspiré, triste por ese hecho y miré hacia delante, tratando de divisar el puestecito. Me pareció ver el tenderte, y apreté el paso Con Hedoné, emocionada. Cuando escuché su pregunta la miré sonriendo.
-Tengo seis hermanos. Dos mayores que yo, uno de mi misma edad y tres trillizos que vinieron después de mi...-me mordí el labio un instante antes de seguir-Bueno, no estamos emparentados por sangre, pero son los hijos de la mujer a la que yo llamaba madre-expliqué, sintiendo un pinchazo en el pecho al pensar en ella-. Ella muró, pero yo me quedé al lado de mis hermanos.
Abrí los ojos cuando dijo que tenía un gemelo. Aunque estaba acostumbrada a mis trillizos, había notables diferencias entre ellos.
-¿Y es idéntico a ti?-dije, tratando de imaginarme la versión masculina de Hedoné.
Amaris Thervasi- Gitano
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Re: Entre aromas y colores (privado)
La escuchaba atentamente todo lo que le estaba contando, eran tan diferentes sus vidas, ella no iba a cazar ni nunca lo hizo. Sonrió cuando le dijo que a ella se le daba bastante bien la caza. Se preguntaba como sería una cacería y si sería muy diferente a la que a veces iban los de su entorno. Pareció unos instantes que la sonrisa de Amaris se desvaneciera y la mirada de Hedoné cambió. Le dio unas palmaditas en la mano y sacó de su bolsa una cereza para ofrecérsela.
- No te preocupes por eso, yo me encargaría de todo – le sonrió dulcemente – y si quieres invitar a alguien más, seréis bienvenidos te lo aseguro
Aceleraron el paso, seguramente porque estaban cerca de su destino. Se encontraba emocionada, se preguntaba que tipo de telas venderían y que colores. Esperaba poder ayudar a su nueva amiga en la elección de las telas. Quizá Amaris sabía coser, en cambio ella nunca había cosido nada en su vida. Le hizo pensar que en su entorno estaba todo lleno de comodidades pero a fin de cuentas muy poco prácticas para uno mismo.
- ¡Vaya! Si que tienes hermanos – sonrió mientras llevaba su mano al rostro de Amaris – no importa si no son de sangre, lo importante es si os queréis como familia – se entristeció al pensar que le hizo recordar algo doloroso – debes echarla en falta
Le dio un tironcito suave en el brazo para que siguieran caminando y volvió a sonreír para intentar que Amaris también lo hiciera. No le gustaba verla triste y hoy no era un día para entristecerse si no al contrario. Cuando escuchó su pregunta no pudo evitar soltar una carcajada y quedó pensativa durante unos segundos.
- Bueno… el color de cabello y de ojos es el mismo – alzó su mano por encima de ella colocándose de puntillas – es así de alto más o menos, sus facciones son bastante masculinas pero somos algo parecidos – rió divertida recordando cuando se intercambiaban – de pequeños el se hacía pasar por mi y yo por él, era muy divertido hasta que crecimos ambos y habían ciertas cosas que no se podían ya esconder
La miró de reojo sonriente sin decir palabra unos minutos.
- ¿Sueles venir sola al mercado?
- No te preocupes por eso, yo me encargaría de todo – le sonrió dulcemente – y si quieres invitar a alguien más, seréis bienvenidos te lo aseguro
Aceleraron el paso, seguramente porque estaban cerca de su destino. Se encontraba emocionada, se preguntaba que tipo de telas venderían y que colores. Esperaba poder ayudar a su nueva amiga en la elección de las telas. Quizá Amaris sabía coser, en cambio ella nunca había cosido nada en su vida. Le hizo pensar que en su entorno estaba todo lleno de comodidades pero a fin de cuentas muy poco prácticas para uno mismo.
- ¡Vaya! Si que tienes hermanos – sonrió mientras llevaba su mano al rostro de Amaris – no importa si no son de sangre, lo importante es si os queréis como familia – se entristeció al pensar que le hizo recordar algo doloroso – debes echarla en falta
Le dio un tironcito suave en el brazo para que siguieran caminando y volvió a sonreír para intentar que Amaris también lo hiciera. No le gustaba verla triste y hoy no era un día para entristecerse si no al contrario. Cuando escuchó su pregunta no pudo evitar soltar una carcajada y quedó pensativa durante unos segundos.
- Bueno… el color de cabello y de ojos es el mismo – alzó su mano por encima de ella colocándose de puntillas – es así de alto más o menos, sus facciones son bastante masculinas pero somos algo parecidos – rió divertida recordando cuando se intercambiaban – de pequeños el se hacía pasar por mi y yo por él, era muy divertido hasta que crecimos ambos y habían ciertas cosas que no se podían ya esconder
La miró de reojo sonriente sin decir palabra unos minutos.
- ¿Sueles venir sola al mercado?
Hedoné Vlasopoulos- Hechicero Clase Alta
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Me sonrojé al pensar que ella se encargaría de todo para que pudiese ver otro lugar. A los gitanos no nos gustaban las deudas, así que más me valía buscar un buen trabajo en el que me pegasen bien. No quería aprovecharme de nadie, así que miré ala joven bruja con una sonrisa.
-Te lo devolveré todo-le prometí, seria.-Todo.
Como ya quedaba poco para llegar al puesto, apretamos el paso esquivando a algunas personas. Debíamos ofrecer un aspecto curioso, uno con el cabello tan oscuro y otra con el cabello blanco. Sonreí al pensarlo y divisé ala mujer de las telas a pocos metros. Miré a Hedoné cuando habló de mi familia, de que los sentía así por la forma en que los quería. Sonreí triste cuando dijo que debía de echar de menos a mi querida madre y asentí. No quería que el recuerdo más triste de mi vida empañara este hermoso día.
Suspiré, agradecida por los intentos de Hedoné de hacerme sonreír, que lo consiguió cuando me contó lo que hacía con su hermano de pequeña. La miré con los ojos chispeante y una ancha sonrisa en el rostro, divertida.
-Tenía que ser muy divertido. Seguro que volvíais locos a vuestros padres, Hedoné-la miré cuando me preguntó lo del mercado y me encogí de hombros-. Suele venir a vender al mercado con mis hermanos. Pulseras, flores, incienso, leer la buenaventura...Tobilleras, collares, pañuelos para el cabello. Todo lo que sé hacer-le expliqué.
Llegamos hasta el puesto de las telas y comencé a mirarlas indecisa. Había telas muy bonitas, de vivos colores; y otras más serias, cosa que no pegaba con mi personalidad. Miré a Hedoné buscando su consejo. Ella era una señorita, y seguro que tenía mejor gusto que yo.
-¿Cuál cogerías tú?-le pregunté-. Si quieres un vestido, sólo dilo. Sé hacerlos. Aunque quizás...Bueno, no son de la mejor calidad-dije algo avergonzada. Las telas que compraban no eran muy buenas-. Lo que sí es seguro es que me llevo tela marrón oscuro para los pantalones de caza nuevos. Los otros están hechos un desastre.
-Te lo devolveré todo-le prometí, seria.-Todo.
Como ya quedaba poco para llegar al puesto, apretamos el paso esquivando a algunas personas. Debíamos ofrecer un aspecto curioso, uno con el cabello tan oscuro y otra con el cabello blanco. Sonreí al pensarlo y divisé ala mujer de las telas a pocos metros. Miré a Hedoné cuando habló de mi familia, de que los sentía así por la forma en que los quería. Sonreí triste cuando dijo que debía de echar de menos a mi querida madre y asentí. No quería que el recuerdo más triste de mi vida empañara este hermoso día.
Suspiré, agradecida por los intentos de Hedoné de hacerme sonreír, que lo consiguió cuando me contó lo que hacía con su hermano de pequeña. La miré con los ojos chispeante y una ancha sonrisa en el rostro, divertida.
-Tenía que ser muy divertido. Seguro que volvíais locos a vuestros padres, Hedoné-la miré cuando me preguntó lo del mercado y me encogí de hombros-. Suele venir a vender al mercado con mis hermanos. Pulseras, flores, incienso, leer la buenaventura...Tobilleras, collares, pañuelos para el cabello. Todo lo que sé hacer-le expliqué.
Llegamos hasta el puesto de las telas y comencé a mirarlas indecisa. Había telas muy bonitas, de vivos colores; y otras más serias, cosa que no pegaba con mi personalidad. Miré a Hedoné buscando su consejo. Ella era una señorita, y seguro que tenía mejor gusto que yo.
-¿Cuál cogerías tú?-le pregunté-. Si quieres un vestido, sólo dilo. Sé hacerlos. Aunque quizás...Bueno, no son de la mejor calidad-dije algo avergonzada. Las telas que compraban no eran muy buenas-. Lo que sí es seguro es que me llevo tela marrón oscuro para los pantalones de caza nuevos. Los otros están hechos un desastre.
Amaris Thervasi- Gitano
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Le miró sonriendo mientras negaba con la cabeza, el rostro de Amaris estaba serio suponía que era porque no quería dejar deudas a nadie. Eso decía mucho de una persona, no solo se preocupaba por los demás si no que era entregada. Hedoné no quería molestarla insistiendo que no debía pagar nada así que se limitó a sonreír y a que ambas se despreocuparan del tema.
Aceleraron el paso, el puesto de telas estaba cerca y esquivaban a las personas que se encontraban en su camino. Tenía ganas de ver como sería el puesto y que telas habrían en el. Su boca se abrió de par en par con lo que le contaba la gitana, vendía cosas en el mercado y leía la buenaventura. Recordaba que había escuchado que los gitanos tenían ciertos dones pero nunca conoció a uno así que pensó que quizá fueran rumores.
- ¡Sabes hacer muchas cosas! Deben ser preciosas – calló unos minutos y luego la miró de reojo – los gitanos… ¿tenéis ciertas habilidades? – preguntó algo tímida
Sin darse cuenta llegaron al puesto de telas, dirigió su mirada hacia el lugar y sus ojos se agrandaron al ver tantos colores distintos. Se dirigió a unas telas de tacto suave de colores pastel, deslizó sus dedos sobre las telas hasta llegar a otras con un tacto más frío y de colores más llamativos. Al fondo observó que estaban las telas más serias con colores más apagados. Estaba cada vez más emocionada, habían telas por todos lados y diferentes cada una de ellas. Observaba como Amaris buscaba entre las telas, parecía indecisa.
- Uhmm… - echó un vistazo en las telas que estaba mirando la muchacha – los colores vivos te quedarían bien porque resaltarían con tu cabello y tus ojos – le miró sonriendo –¿que colores te gustan? – asintió con la cabeza sonriente – me gustaría un vestido hecho por ti, seguro que es precioso. Te podría comprar la ropa a ti.
Aceleraron el paso, el puesto de telas estaba cerca y esquivaban a las personas que se encontraban en su camino. Tenía ganas de ver como sería el puesto y que telas habrían en el. Su boca se abrió de par en par con lo que le contaba la gitana, vendía cosas en el mercado y leía la buenaventura. Recordaba que había escuchado que los gitanos tenían ciertos dones pero nunca conoció a uno así que pensó que quizá fueran rumores.
- ¡Sabes hacer muchas cosas! Deben ser preciosas – calló unos minutos y luego la miró de reojo – los gitanos… ¿tenéis ciertas habilidades? – preguntó algo tímida
Sin darse cuenta llegaron al puesto de telas, dirigió su mirada hacia el lugar y sus ojos se agrandaron al ver tantos colores distintos. Se dirigió a unas telas de tacto suave de colores pastel, deslizó sus dedos sobre las telas hasta llegar a otras con un tacto más frío y de colores más llamativos. Al fondo observó que estaban las telas más serias con colores más apagados. Estaba cada vez más emocionada, habían telas por todos lados y diferentes cada una de ellas. Observaba como Amaris buscaba entre las telas, parecía indecisa.
- Uhmm… - echó un vistazo en las telas que estaba mirando la muchacha – los colores vivos te quedarían bien porque resaltarían con tu cabello y tus ojos – le miró sonriendo –¿que colores te gustan? – asintió con la cabeza sonriente – me gustaría un vestido hecho por ti, seguro que es precioso. Te podría comprar la ropa a ti.
Hedoné Vlasopoulos- Hechicero Clase Alta
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Me reí ante su entusiasmo. Me alegraba que le impresionase los trabajos artesanales que solía hacer para vender. Pensé en hacerle algunos regalitos cuando visitase mi campamento. Tenía la intención de llevármela algún día para que bailase conmigo cerca de la hoguera. Abrí los ojos cuando me preguntó, con timidez, si los gitanos poseíamos "habilidades". Asentí y me acerqué más a ella para susurrarle:
-Sí. Leemos la buenaventura, podemos potenciar nuestra auras y además detectamos a los seres sobrenaturales como vampiros, lobos, cambiaformas...brujos...-dije guiñándole un ojo-. Nos es sencillo, aunque yo tengo algo atrofiada el donde potenciar mi aura ya que no lo uso.
Observé a Hedoné mirar las telas asombrada. Sin duda alguna le gustaban el colorido y el tacto de las telas, ya que parecía no poder parar de tocarlas. Sonreí mientras yo también tocaba algunas y apretaba y estiraba comprobando resistencia y elasticidad. Escuché los consejos de la joven muchacha y me quedé pensativa unos instantes.
-Me gustan los azules, verdes, plata, rosas...-suspiré, recordando el bello vestido que vi una vez a una dama de lejos. Abrí los párpados sorprendida al escuchar que le gustaría un vestido hecho por mí. Me sonrojé al instante-¿En serio? ¿Confiarías en mí para hacerte un vestido?-en mi mente estaba ya tomando nota de sus brazos, su cintura, su busto, el color de su piel, ojos y cabello-¡Me encantaría hacerte uno, Hedoné!-exclamé, feliz, imaginándome que una señorita tan distinguida como ella podía llegar a llevar un vestido mío.
-Sí. Leemos la buenaventura, podemos potenciar nuestra auras y además detectamos a los seres sobrenaturales como vampiros, lobos, cambiaformas...brujos...-dije guiñándole un ojo-. Nos es sencillo, aunque yo tengo algo atrofiada el donde potenciar mi aura ya que no lo uso.
Observé a Hedoné mirar las telas asombrada. Sin duda alguna le gustaban el colorido y el tacto de las telas, ya que parecía no poder parar de tocarlas. Sonreí mientras yo también tocaba algunas y apretaba y estiraba comprobando resistencia y elasticidad. Escuché los consejos de la joven muchacha y me quedé pensativa unos instantes.
-Me gustan los azules, verdes, plata, rosas...-suspiré, recordando el bello vestido que vi una vez a una dama de lejos. Abrí los párpados sorprendida al escuchar que le gustaría un vestido hecho por mí. Me sonrojé al instante-¿En serio? ¿Confiarías en mí para hacerte un vestido?-en mi mente estaba ya tomando nota de sus brazos, su cintura, su busto, el color de su piel, ojos y cabello-¡Me encantaría hacerte uno, Hedoné!-exclamé, feliz, imaginándome que una señorita tan distinguida como ella podía llegar a llevar un vestido mío.
Amaris Thervasi- Gitano
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Sus ojos se abrieron de par en par al escuchar que Amaris podía detectar otros seres, eso significaba que ella ya desde un principio supo que era una bruja. Sus sospechas se confirmaron cuando vio que le guiñaba el ojo cuando nombró a los brujos. Fue muy discreta en todo momento y eso era de agradecer, lo más seguro que ella supiera lo difícil y peligroso que era tener ciertos dones. Asintió con su cabeza y le sonrió.
- Que observadora entonces – rió divertida mirándola – son unos dones increíbles – dijo en un susurro para que solo lo escuchara ella
Estaba sintiéndose muy feliz de poder pasar ese maravilloso rato con Amaris y rodeada de tantas telas preciosas. Buscó telas de colores que le había dicho la muchacha que le agradaban y se las fue mostrando para que pudiera elegir cual le gustaba más.
- Los colores que dices son preciosos y creo que te quedarían muy bien – agarró una tela azul mostrándosela – este azul es muy bonito y ese de ahí tiene estampados – señaló una tela que tenían cerca – mira ese otro de color rosa también es muy hermoso ¿ves alguna que te guste en especial?
Asintió con gran entusiasmo cuando le dijo lo del vestido, Hedoné lo estaba diciendo de todo corazón, en serio que deseaba poder vestir un vestido hecho por Amaris, seguro era precioso y estaba hecho con mucho cuidado y sentimiento. Le gustó ver la emoción y alegría en el rostro de su nueva amiga, esperaba poder presumir del vestido que le haría a los demás y así que le pidieran vestidos hechos por Amaris.
- Claro que confío en ti, seguro que haces vestidos hermosos, tengo ganas de poder llevar uno hecho por ti – sonrió dulcemente mientras agarraba otra tela para mostrarle
- Que observadora entonces – rió divertida mirándola – son unos dones increíbles – dijo en un susurro para que solo lo escuchara ella
Estaba sintiéndose muy feliz de poder pasar ese maravilloso rato con Amaris y rodeada de tantas telas preciosas. Buscó telas de colores que le había dicho la muchacha que le agradaban y se las fue mostrando para que pudiera elegir cual le gustaba más.
- Los colores que dices son preciosos y creo que te quedarían muy bien – agarró una tela azul mostrándosela – este azul es muy bonito y ese de ahí tiene estampados – señaló una tela que tenían cerca – mira ese otro de color rosa también es muy hermoso ¿ves alguna que te guste en especial?
Asintió con gran entusiasmo cuando le dijo lo del vestido, Hedoné lo estaba diciendo de todo corazón, en serio que deseaba poder vestir un vestido hecho por Amaris, seguro era precioso y estaba hecho con mucho cuidado y sentimiento. Le gustó ver la emoción y alegría en el rostro de su nueva amiga, esperaba poder presumir del vestido que le haría a los demás y así que le pidieran vestidos hechos por Amaris.
- Claro que confío en ti, seguro que haces vestidos hermosos, tengo ganas de poder llevar uno hecho por ti – sonrió dulcemente mientras agarraba otra tela para mostrarle
Hedoné Vlasopoulos- Hechicero Clase Alta
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Observé las telas que me iba mostrando con una sonrisa. La azul que había escogido era hermosa, al igual que la rosita de más allá. Las cogí ambas y las examiné mientras me mordía el labio inferior, indecisa. Miré a Hedoné.
-Creo que la azul me gusta más-le dije cogiendo finalmente la tela y dejando las otras. Sonreí mientras lo comparaba con el color de mi piel para ver como quedaba. Era una buena elección.-Deberías escoger telas tú también y te haré un vestido durante estas semanas, si quieres-le propuse.
Le mostré unas verdes con pequeños dibujos en dorado, muy bonitas. También rojas. Buscaba cualquier cosa que combinase con sus labios, cabello, piel y ojos. Era una chica muy bella y tenía que buscarle los colores más favorecedores que pudiera encontrar.
Pagué mi tela que por fortuna no era muy cara, y me acerqué para seguir ayudando a la joven bruja. Le susurré al oído.
-Vosotros...sois chispeantes-le dije, refiriéndome a su magia-. Es como si una corriente eléctrica me recorriese el cuerpo cuando estoy cerca de alguien tan especial.
Trataba de explicarle más o menos como me daba cuenta yo de que alguien era una cosa o la otra. No creía que para todos fuese igual. A los lobos los detectaba por el olor, ya que echaban un ligero aroma a canino. Los cambiaformas siempre tenían algo salvaje en la mirada y la pose. Y los vampiros...los escalofríos me recorría cuando había vampiros. Era mi manera de sentir qué era cada uno. Incluso cuando no había nada en su apariencia que los delatase siempre había un pequeño run run constante dentro de mí que me avisaba de que algo no era normal allí.
-Creo que la azul me gusta más-le dije cogiendo finalmente la tela y dejando las otras. Sonreí mientras lo comparaba con el color de mi piel para ver como quedaba. Era una buena elección.-Deberías escoger telas tú también y te haré un vestido durante estas semanas, si quieres-le propuse.
Le mostré unas verdes con pequeños dibujos en dorado, muy bonitas. También rojas. Buscaba cualquier cosa que combinase con sus labios, cabello, piel y ojos. Era una chica muy bella y tenía que buscarle los colores más favorecedores que pudiera encontrar.
Pagué mi tela que por fortuna no era muy cara, y me acerqué para seguir ayudando a la joven bruja. Le susurré al oído.
-Vosotros...sois chispeantes-le dije, refiriéndome a su magia-. Es como si una corriente eléctrica me recorriese el cuerpo cuando estoy cerca de alguien tan especial.
Trataba de explicarle más o menos como me daba cuenta yo de que alguien era una cosa o la otra. No creía que para todos fuese igual. A los lobos los detectaba por el olor, ya que echaban un ligero aroma a canino. Los cambiaformas siempre tenían algo salvaje en la mirada y la pose. Y los vampiros...los escalofríos me recorría cuando había vampiros. Era mi manera de sentir qué era cada uno. Incluso cuando no había nada en su apariencia que los delatase siempre había un pequeño run run constante dentro de mí que me avisaba de que algo no era normal allí.
Amaris Thervasi- Gitano
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Re: Entre aromas y colores (privado)
Parecía que estuviera indecisa con las telas que iba a comprarse para hacer el vestido pero finalmente se decidió eligiendo una muy hermosa. Hedoné observó como la gitana comprobaba si la tela era adecuada con el color de su piel y asintió cuando le dijo que eligiera unas para ella. Una gran sonrisa apareció en su rostro iluminando su mirada al pensar que llevaría un vestido hecho por Amaris. Estaba emocionada tan solo de pensarlo. Se dirigió hacia unas telas que tenían cerca de ellas comprobando el taco y los colores de cada una de ellas. Estaba indecisa de cual de las telas que le mostró Amaris debía elegir, ambas le gustaban y eran de colores vivos. Se sorprendió por el comentario que le dijo la otra sobre la magia de las brujas y sonrió suavemente mientras volteaba a verla. Eso le hizo pensar en algo que no se había percatado hasta ese día, le recordó a su mejor amigo que también era gitano y él nunca le mencionó nada sobre si ella era bruja o no.
- No imaginé que resultara así la forma de sentir a los demás – rió divertida para luego callar unos pocos segundos - Amaris… ¿todos los gitanos o solo la mayoría tenéis ese don de detectar a gente especial?
Sí ella le confirmaba esa pregunta, entonces significaba que su amigo también lo había detectado. Se sintió por un momento algo confundida por la situación y se preguntaba el porque él no dijo nunca nada al respecto sobre el tema como hizo ahora Amaris. Le gustó que la gitana se lo hiciera saber así tenían algo más en común y era una forma de confianza entre ambas o al menos ella lo creía así. Levantó su mirada hacia la otra carraspeando suave.
- Mi familia es como yo… menos mi madre que odia toda esa parte de nosotros – agarró la tela roja y la miró detenidamente frunciendo el ceño – mi especialidad es los sentimientos, detectarlos tanto si son buenos o malos… y crear ilusiones – dejó la tela roja y agarró la verde sonriendo – creo que esta me gusta más ¿Qué te parece?
- No imaginé que resultara así la forma de sentir a los demás – rió divertida para luego callar unos pocos segundos - Amaris… ¿todos los gitanos o solo la mayoría tenéis ese don de detectar a gente especial?
Sí ella le confirmaba esa pregunta, entonces significaba que su amigo también lo había detectado. Se sintió por un momento algo confundida por la situación y se preguntaba el porque él no dijo nunca nada al respecto sobre el tema como hizo ahora Amaris. Le gustó que la gitana se lo hiciera saber así tenían algo más en común y era una forma de confianza entre ambas o al menos ella lo creía así. Levantó su mirada hacia la otra carraspeando suave.
- Mi familia es como yo… menos mi madre que odia toda esa parte de nosotros – agarró la tela roja y la miró detenidamente frunciendo el ceño – mi especialidad es los sentimientos, detectarlos tanto si son buenos o malos… y crear ilusiones – dejó la tela roja y agarró la verde sonriendo – creo que esta me gusta más ¿Qué te parece?
Hedoné Vlasopoulos- Hechicero Clase Alta
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