Ronda al anochecer (Pablo Díaz-Reixa )

por **Kaine de Ronsard** Miér Jul 06, 2011 11:27 pm

Tenia la respiración agitada y sus piernas quemaban de tanto correr, aquel era uno de esos días en los que no había parado de moverse y es que, para que detenerse?? La mayoría de la gente creía que si volteabas a ver lo que ocurría a tu alrededor y te tomabas un respiro las cosas saldrían mejor y tu humor sabría aunque sea un poco, sin embargo el había aprendido después de un tiempo que las cosas no era así, prueba de ello fue lo que ocurrió aquella noche, cuando, como buen ciudadano habia ido a la iglesia a orar… bien a quien trataba de engañar, se perdió en alguna taberna de mala muerte en la que bebió hasta no dejar ni una gota en cada botella y perder la conciencia en medio de un basurero donde además, le robaron todo lo que tenia encima… excepto la ropa claro, esa se salvo gracias a sus fieles guardianes a los que tendría que restar una porción de su comida por no evitar que le quitaran todo lo demás

- JODER!!!!-grito mientras a lo lejos lograba captar el olor de sus mascotas, cerro los ojos por unos segundos y ante el apareció la imagen mas asquerosa que había visto en su vida, el cuerpo destrozado de una persona y un montón de hocicos alimentándose de ella- demonios!!!!-grito mientras comenzaba a correr con mas fuerza, porque esas imágenes insistían en aparecer en su cabeza!! Cuando despertó hacia unas semanas se había encontrado en una situación de lo mas extraña ya que no recordaba nada acerca de lo que ocurrió en su… vida pasada?? Y se encontraba en una extraña situación, en la que se había encontrado a si mismo viviendo con una grupo de cazadores los cuales fueron amables al principio pero ahora… todos se comportaban extraños y un aire tenso inundaba el ambiente…

por Invitado Vie Jul 08, 2011 3:30 pm

Una caminata durante el crepúsculo resultaba tranquilizante después de un arduo día de trabajo. Ahora, por fortuna no tenía que estar preocupado por buscar un lugar para refugiarse por la noche, tener a Nell había resultado una bendición, sin embargo aún existían mil cosas que lo agobiaban, por eso, después de tocar en una plaza azarosa de París como el músico desconocido que era le venía bien salir a dar una vuelta sólo él con sus pensamientos, la eterna incógnita sobre su futuro, sobre su sueño, sobre si lograría concretar lo que lo había llevado a París de todos modos. Ser un violinista reconocido cada vez lucía más lejano y más difuso, y por más que quería guardar celosamente esa visión (la de su sueño) cada vez le resultaba más difícil.

Los últimos rayos se escapaban entre las nubes y la línea del horizonte, pintando las nubes de color mandarina y oro, era como observar un cuadro del Renacimiento, Pablo los conocía por los libros a los que llegó a acceder cuando niño, y porque su madre gitana siempre le mostró las maravillas del arte. Rió para sí mismo cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, parado a media calle mirando aquel cuadro digno de Miguel Ángel, pero esto, pensó, era mejor, porque era real y efímero. Suspiró el momento previo a continuar su caminata cuando por acto del destino chocó con un joven que venía calle abajo corriendo como si en ello le fuera la vida, Su complexión y distracción provocaron que Pablo cayera sentado al suelo, golpeando de lleno su coxis y trasero.

-Lo siento –dijo, aunque podría decirse que había sido culpa de ambos-, estaba distraído –eso, sin embargo, era verdad y tal vez por eso sentía que había sido completamente su culpa, por eso y para evitar discusiones.

por **Kaine de Ronsard** Sáb Jul 23, 2011 2:19 am

Nuevamente sentía aquel dolor tan extraño, ese que se siente cuando te haces te da un golpe pero no se hacen raspaduras, solamente queda la sensación de ardor en la piel y un terrible mal humor que te hace querer gritar, y es que con lo gruñón que estaba los últimos días se sentía completamente explosivo y hasta la mas mínima gota de agua que tocase su piel merecía morir de la manera mas terrible posible, sin embargo aquello no iba a ser posible, porque obviamente el era una buena persona, nada de destrozar cosas vivías era su política, a menos claro que se tratara de algún ser que por azares del destino hubiese sido transformado en algo no humano

- Que mierda te pasa imbécil!!!!!- Contesto de malos modos, el que fuese una persona completamente pacifica, amable y humilde no quería decir que dejase que se metiesen con el tan fácilmente, porque aunque se tratara de un niño bueno en realidad el jamás se dejaba de nadie que pudiese molestarlo y menos un joven que además de andar comiendo moscas en medio de la calle ahora le decía claramente que aquel accidente fue a propósito porque en realidad le tenia mala fe y al parecer lo había odiado a primera vista

Claro que, meses antes se hubiese levantado como si nada, le extendería su mano y se disculparía también, porque le gustaba ser amable con las personas humildes aunque eso no le quitase lo bruto, sin embargo las cosas ahora eran un poquito diferentes porque al pasar de los días su enfermedad había avanzado a niveles alarmantes , su paranoia inicial se multiplico por tres y la violencia de sus reacciones podían ser desastrosas, sin embargo no duraba mucho ya que solía pasar del frio al caliente en segundos y viceversa

por Invitado Lun Jul 25, 2011 4:36 am

Lo miró completamente consternado, dando un paso temeroso hacía atrás y con las cejas torcidas en la frente con un gran signo de interrogación cruzando su faz. ¿En realidad había sido tan grave su falta que provocaba esa reacción en aquel joven?, puso ambas manos al frente como evitando un empujón que sintió inminente, aunque el chico no lo hizo, no por ahora.

-¡Hey!, calma, no lo hice a propósito –habló fuerte aunque conforme fue avanzando su tono se fue suavizando hasta ser casi un susurro y luego escondió la cabeza entre los hombros, no sabía de dónde había sacado valor para refutarle-. ¿Estás bien? -mantuvo esa voz pequeña y hasta sumisa.

Miró de reojo al otro pero no pudo mantener la vista alzada por mucho tiempo, se llevó las manos a los bolsillos y se quedó ahí parado como tonto, si el otro quería atacarlo no le iba a costar trabajo, era casi como si Pablo se estuviera ofreciendo para una golpiza, no iba a meter ni las manos. Pensó en sus posibilidades y la mejor era que su sanación acelerada hiciera el trabajo. Pensando en su condición olfateó cual perro de manera inconsciente y notó el aroma de su interlocutor. Era como él y con ojos abiertos como plato lo miró. Iba a preguntarle pero tuvo que morderse la lengua para no hacerlo, aquel chico no lucía muy amigable.

-No creo… -tartamudeó –no creo que haya sido tan malo –agachó la cabeza otra vez y cerró los ojos, esta vez se imaginó un golpe contundente en la quijada, incluso sintió un cosquilleo en esa parte de su rostro.

por **Kaine de Ronsard** Vie Sep 23, 2011 10:21 pm

Los ojos del licano se levantaron furiosos dirigiéndole una retadora mirada al joven delante de él, durante los últimos días se había metido en más peleas que las que podía contar debido a aquel endemoniado carácter que solía atormentarlo los últimos días, parecía que cada vez que miraba los rostros de las personas encontraba algo en ellos que lo irritaba, el jamás fue realmente alguien bueno o paciente, ni siquiera podía considerarse un miembro medianamente aceptable de la sociedad, sin embargo siempre tuvo un límite pintado delante de él, una línea roja que le decía que eso era suficiente y que si avanzaba más algo malo sucederá, una línea a la que solo en contadas veces había ignorado dándose cuenta de las terroríficas consecuencias que podían traer sus acciones

- Claro que estoy bien imbécil pero no gracias a ti-comento de aquella manera grosera y altanera que lo había marcado hacía semanas, después de su accidente el pasar las noches en bares no era algo extraño, probablemente aquello había contribuido a su mal humor- Claro que, si supieras cuanto me costó esta camisa no pensarías de la misma manera, ¿Qué harás para pagármela? No creo que un pobretón como tu pueda siquiera soñar en tener algo como esto en toda su vida-ahí estaba jamás se había interesado, ni se interesaría en las cosas materiales, sin embargo, en las últimas semanas tomo aquella costumbre de mostrarle a los demás lo que no tenían

Él no lo noto pero sin darse cuenta, aquellas palabras agresivas lo lastimaban tanto como a aquella persona a la que estaba gritando, su garganta dolía como nunca pero él no era de las personas que estaban dispuestas a ceder ante un poco de sangre y carne desgarrada, siempre tan furioso comenzaba a consumirse el mismo.

por Invitado Miér Sep 28, 2011 4:12 am

Lo primero que hizo ante las vociferaciones del otro fue encogerse ligeramente en sí mismo, no entendiendo qué de todo era lo más grave, lo que sí tuvo claro era que evidentemente el otro chico estaba furioso y temió que descargara ese enojo en su persona. Aunque ambos eran licántropos, Pablo jamás había sido especialmente bueno en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, su única ventaja era que el daño era mínimo considerando su naturaleza, la cosa era que en ese instante se enfrentaría a otro igual a él con todo lo que eso significaba. Sacudió la cabeza deshaciéndose de esa imagen, del escenario de una posible pelea a puño limpio en la que él saldría mal parado.

Tensó las mandíbulas ante las palabras del otro, apretó los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos, qué se suponía que debía hacer, el chico frente a él estaba convencido que había sido su culpa, y no sólo eso, sino que debía pagar por ello. La gota que colmó su vaso fue ese comentario sobre la camisa, y la insinuación nada sutil sobre su pobreza. Él que había sido el niño de oro en la casa Sant Jordi ahora no tenía nada, y ni cómo refutarle al patán que tenía en frente, pues hablaba con la razón de su lado, ni soñando Pablo tenía para pagar por esa camisa, quizá si le pedía un favor a Antonella, pero no, volvió a negar para sí mismo, él no tenía por qué pagarle nada a ese sujeto, no había sido su culpa.

-¡Basta! –exclamó aunque la voz le tembló, nunca había sabido pararse seguro ante nadie, mucho menos alguien que claramente estaba dispuesto a atacarlo de ser necesario-, estás exagerando –su posición era como la de una flecha que apunta al cielo, los brazos bien rectos y completamente erguido, aunque mantenía la vista gacha-, yo no he hecho nada malo como para recibir tanto odio, ¿entiendes? –finalmente alzó el rostro, sus ojos delataban el miedo que sentía, pero al mismo tiempo destellaban como pocas veces. Pablo era un sujeto bastante calmado y pasivo, no se conocía enojado, pero tal vez eso estaba a punto de cambiar.

por **Kaine de Ronsard** Miér Sep 28, 2011 6:09 pm

Un dolor increíblemente tangible comenzó a surgir en su estómago, hacia un tiempo que le estaba sucediendo sin embargo el maldito médico de la familia le había dicho que era por no comer bien y que si tomaba apropiadamente sus medicinas se curaría, mentira, ya había pasado bastante tiempo y no parecía querer curarse del todo. Una de sus manos se movió por instinto hacia él, sin embargo su rostro no demostró en absoluto su estado, sinceramente hacia un tiempo ya no sabía meterse en peleas era realmente divertido o estresante pero no dejo de hacerlo muy a pesar de sus dudas.

Una sonrisa cínica apareció en su rostro de inmediato, al ver la expresión en su acompañante, claro que valía la pena, últimamente el dolor ajeno era el único que podía menguar el suyo propio, sin embargo aunque nuevamente su desalmada expresión de sadismo se mantenía fría había algo que comenzaba a preocuparle desde hacía tiempo, y se trataba de aquella necesidad de lastimar, de desgarrar y de destruir que apareció en él, ignoraba completamente todo lo que vivió en su vida pasada pero después de su encuentro con la condesa Vinográdova habían comenzado a aparecer las piezas de rompecabezas, y luego estaba aquella chica… Lenneth… la bella Lenneth, la muchacha de la que se enamoró, estaba feliz cuando sus recuerdos llegaron a el y corrió a buscarla encontrándose con una habitación vacía y una fría tumba, ella había muerto meses antes de leucemia

- Claro que no has hecho nada malo pobretón, nada aparte de cruzarte con este hijo de perra- Repentinamente toda aquella furia se arremolinaba dentro de su ser y trataba de arremeter con todo aquello que tenía cerca, aunque en ese instante no supiera si estaba enojado con la persona frente a el o consigo mismo

por Invitado Vie Oct 07, 2011 11:19 am

Tragó saliva ante la mirada del otro, lucía furioso pero no entendía el por qué, no entendía de dónde venía todo aquello, quizá no tuviera nada que ver con él y con ese choque accidental, no, es más, comenzaba a creer que a él sólo le tocaría ser el chivo expiatorio de cualquier asunto que amedrentara al otro. Al caer en cuenta en ello se encogió un poco, vaticinando ya la golpiza a la que se iba a hacer acreedor por el simple hecho de haberse cruzado con ese hijo de puta, según las propias palabras de su agresor.

Como reflejo dio un paso hacia atrás y llevó las manos al frente para repeler, desde ya, el ataque del otro.

-Tranquilo –alcanzó a decir, pero sabía que esa simple palabra no aseguraba su integridad física-, ¿por qué te quieres desquitar conmigo?, a penas si me conoces, yo… -decía todo aquello mientras seguía dando paso tras paso para alejarse de su agresor-. Es mejor hablar, ¿quieres hablar? –aquello sonaba absurdo, pero era su última carta en aras de no ser golpeado sin razón.

A sus más de cuarenta años de edad eran contadas las ocasiones en las que se había visto envuelto en una pelea, básicamente porque, consciente de su propia debilidad, las evitaba a toda costa. A penas si conocía el sabor de su propia sangre, o la apariencia de su ojo amoratado. Cuando era Pablo Sant Jordi, pues por ser el niño Sant Jordi, y cuando los gitanos lo rescataron, pues porque estos jamás lo incitaron a ser alguien violento (ladrón tal vez, violento jamás), y así, a sus años, levantar los puños era algo completamente ajeno a él, algo que no iba con su persona y comenzaba a creer que haber estado inmiscuido en más enfrentamientos ahora pudo haberle salvado el pellejo. Pero no era así, carecía de experiencia en el ámbito, esa era la verdad.

por **Kaine de Ronsard** Vie Oct 21, 2011 6:49 pm

Una ceja se levantó de inmediato al escuchar las palabras de aquel joven al que había agredido con sus palabras, acaso se veía tan mal como para que incluso después de aquella manera tan déspota en que lo trato se comportase de buena manera, bueno, tenía que admitir que desde hace unos días estaba hecho una mierda, había tenido múltiples enfermedades por estrés y aquel medico mediocre al que contrato no lograba darle algo que le ayudase a mejorarse, pero claro, debió haberlo supuesto, no había cura para el mal carácter, suspiro sintiendo a seba acariciarle las manos con su nariz fría, parecía queresa consolarlo de alguna manera y eso lo hacía sentirse aún más inútil de lo que ya era, sin embargo era agradable… giro el rostro hacia atrás, en que momento había llegado??? Negó con la cabeza y bajo la vista, últimamente no lograba

- No es acaso algo lógico esto??-pregunto mientras se limpiaba la mano con la ropa haciendo una mueca de disgusto, el perro tenía el hocico lleno de sangre y le había manchado la piel- Porque no te conozco es más fácil ser malo contigo, mis habilidades sociales no son algo de lo que estoy orgulloso por lo tanto cuido de no desquitarme con los pocos conocidos que tengo, asi no me quedare completamente solo…-esto lo dijo en tomo más bien indiferente, como si simplemente no se hubiese dado cuenta de lo que hacía, de hecho, mientras sus labios se movían el estaba más concentrado revisando en el hocico de su pequeño-gran-Mastín-Napolitano, después de haberse cerciorado de que no hubiese nada malo con el soltó un chasquido poniendo de nuevo su cara de molestia pero sin denotar dicho sentimiento en su tono de voz- Donde diablos te metiste animal estúpido-el perro solamente movió la cola soltando un ladrido y Kaine se volvió hacia su acompañante humano-Supongo que comprendes mi punto-comento como tratando de recordar porque demonios estaba hablando con aquel joven

por Invitado Vie Oct 28, 2011 8:15 pm

No podía bajar la guardia, aunque la intervención de perro pareció tranquilizar el ambiente por unos momentos, miró al animal con el hocico sangrando, se preguntó como un perro, una criatura en esencia noble, podía mancharse de sangre; no importaba, regresó la vista hacia su interlocutor, no muy seguro de qué decir o hacer. De lo que sí estuvo seguro era que su renuencia a combatir físicamente desconcertaba al otro.

No se iba a poner a explicarle que no sólo no le gustaba pelear, sino que le tenía pavor a hacerlo incluso cuando el dolor y las heridas eran relativos para él en su condición de hombre lobo. Parpadeó cuando el otro habló, escuchó atento y algo en todo lo que estaba diciendo le hablaba a él en otro plano, se podía identificar con eso mismo, aunque no comprendía por qué sus actitudes ante la vida eran tan diametralmente opuestas, quizá el factor clave radicaba en que sus historias eran eso, dos vértices contrarios separados por un vector diagonal.

-Está bien –dijo asintiendo, atreviéndose a hablar de nuevo-, entiendo eso, pero… -se negaba a mirarlo a los ojos, pues sentía que si se tomaba aquel atrevimiento su acompañante no se aguantaría más y soltara finalmente el primer golpe-, mira, yo puedo entenderte, mis habilidades sociales tampoco son las mejores –quiso reír que consideró que no era prudente, así que aguardó a que ese impulso se calmara –pero no ando golpeando a la gente que se cruza en mi camino, aunque claro… tú no debes tener problemas con la ley a juzgar por tu ropa –se encogió de hombros, sabía, porque él había estado en ambas posiciones, que los ricos gozaban de más privilegios ante un tribunal, si él golpeaba a alguien sin razón aparente, seguro iría a la cárcel sin si quiera haber tenido un juicio justo-. No importa, si quieres podemos hablar, arreglar este… malentendido, si después de eso aún quieres desquitarte conmigo, te dejaré –eran demasiadas palabras para lo que Pablo estaba acostumbrado a hablar, pero estaba ganando tiempo en lo que encontraba algo que hiciera desistir al otro.

por **Kaine de Ronsard** Mar Ene 10, 2012 5:57 pm

- Waaaa estas hecho una porquería…-exclamo con asco sin mirar a su interlocutor, el parecía haber calmado de repente sus nervios y ya no olía tanto a miedo aun cuando persistía una suave resistencia a relajarse por completo, parecía ser uno de esos jóvenes precavidos que se andaban cuidando las espaldas de todo, entonces se negó a indagar más en su mente acerca de razones y actitudes atribuyendo todas sus maneras a una sola cosa, el era pobre, y los pobres siempre se comportan de la misma manera.

Levanto una ceja volteando hacia el muchacho delante de el mientras pensaba como hace una semana alguien le había llamado insensible cuando en medio de una pelea con algún sirviente habían comenzado un debate acerca de las obras de caridad y la mejor forma de ayudar a la economía del reino mientras hacías una contribución a la sociedad el simplemente había mirado al montón de desconocidos los cuales apestaba a hipocresía y lanzando una irónica sonrisa le dijo: “Si quieren acabar con la pobreza y el hambre, que los hambrientos se coman a los pobres y problema resuelto” Todos lo miraron horrorizados cuando se levantó y se fue, sin embargo ahora que contemplaba a este muchacho se daba cuenta realmente de su error, si todos los hambrientos eran como tan blandengues como el probablemente no podrían comerse a ningún pobre, por otro lado si creía en la posibilidad de que dejase que se lo comiesen sin embargo de alguna manera creía que al final el muchacho evitaría servirse en bandeja solo por evitar el dolor de las mordidas

- Eso es porque eres un debilucho y tienes miedo de que te lastimen-comento dándole un pequeño empujón al hombro de una manera no agresiva tratando de refutar su inseguro dialogo, por un momento se preguntó cómo se pondría si de verdad se molestara tanto con algo o alguien como para explotar y tratar de írsele encima, pero no dijo nada porque no tendría sentido en aquel momento además, no habría sorpresa si se le ocurría intentar enfadarlo en cualquier momento así que lo miro por un instante antes de continuar, se sentía calmado en ese momento pero la calma no era algo que durara para siempre durante sus arranques- ¿Qué es lo que deberíamos hablar?¿Dime, hay algo de lo que puedas decirme que me dé una mejor solución para mi ira? Soy una persona testaruda pero me gusta divertirme, expón tu argumento, si me dices algo que me guste te dejare en paz, si no, entonces te moleré a golpes o dejare que mi cachorro juegue contigo, ¡Vamos! Te daré tres intentos-sonrió de manera divertidamente maliciosa mientras observaba el rostro del joven

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