AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Mi nuevo hobbie? [Carmmine Von Misson]
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¿Mi nuevo hobbie? [Carmmine Von Misson]
Llevaba poco en la ciudad pero en nada de tiempo la sentía como familiar a mi, ya que no tardé en aprender dónde estaba cada lugar y dónde podía encontrar lo que quisiera. Ahora mismo quería relajarme, aunque tenía que hacer un buen uso de mi auto-control para ello. Llevaba días sin alimentarme me sentía debil y sabía que no iba a poder aguatar más la quemazón de mi garganta. Pero hoy quería visitar este lugar, ver cómo era, qué personas lo visitaban y qué podían ofrecerme. Quizás cuando termine aquí, quede tiempo para alimentarse. "Theatre des Vampires". Esperaba poder allí encontrar seres como yo, conocer un poco más qué es lo que en esta ciudad se esconde. No había tenido tiempo a conocer a muchas personas o seres en este lugar, como bien se sabe, no soy gran habladora, pero esto iba a cambiar, debía tomar las riendas de quíen y qué era. A pesar de mis 100 años me había costado mucho adaptarme, y eso necesitaba cambiarlo radicalmente.
Entré al lugar, realmente me sorprendió, resultó ser más elegante de lo que yo esperaba. Después de pagar su respectiva entrada decidí sentarme en una de las butacas que aparentemente me pareció más cómoda. Esperando a ver qué pasaba, me decidí a esperar y observar atentamente. Disfrutando del agradable aroma del lugar.
Entré al lugar, realmente me sorprendió, resultó ser más elegante de lo que yo esperaba. Después de pagar su respectiva entrada decidí sentarme en una de las butacas que aparentemente me pareció más cómoda. Esperando a ver qué pasaba, me decidí a esperar y observar atentamente. Disfrutando del agradable aroma del lugar.
Re: ¿Mi nuevo hobbie? [Carmmine Von Misson]
Solo había oído rumores de aquel lugar… Inmortales que al mismo tiempo hacían de espectadores y de actores, en una obra de grotesco significado que solía acabar con lo que se creía era la representación de la muerte de un humano, y cuyo secreto solo conocían aquellos cuyos dones los dejaban observar más allá de las imágenes para llegar a los aromas, en específico el de la sangre que corría por el escenario.
Todo aquel espectáculo le parecía sin duda desagradable, pero por algún extraño motivo había acabado ahí, a merced de encontrarse con más seres como ella, que iban a deleitarse con aquel pequeño secreto. Iba cruzando la entrada pensando en si podría venir con Victorio la próxima vez, pero sonrió ante aquel pensamiento pues él no era una persona que pudiese estar mucho tiempo quieto, menos prestándole atención a una obra como aquella. Aunque pensándolo mejor, se regañó a si misma por lo haberlo invitado a él o a alguien más, pues no sabía si podría meterse en problemas, desmayándose en medio del lugar, pues como de costumbre esperaba hasta que su cuerpo apenas resistiera para alimentarse, ya resignada.
Caminó rápidamente hacia una de las butacas del fondo, lo más lejos posible del escenario. Sin duda este teatro era muy diferente al que solía visitar en París, pero no por ello menos elegante, extrañamente elegante… Seguramente aquello era más por arte que por dinero, y aquello que recibían de las entradas no era en absoluto un ingreso importante. Pero nada de eso importaba ahora, ya estaba dentro y se dejó caer pesadamente sobre el asiento, cerrando los ojos hasta que comenzara la función.
De pronto, alguien le pasó a llevar levemente la pierna, alguien de un aroma conocido que no sentía hace mucho tiempo, asustándola un poco, por lo que rápidamente volvió a ponerse la capucha de su capa para esconderse, y bajó rápidamente la mirada.
- ¡Ella! – pensó alarmada – ¿Qué hace en París? –
Carmmine había llegado para dejar atrás su pasado y aclarar sus ideas, pero éste había terminado por perseguirla. Pensó en salir huyendo de ahí, si ella estaba el París caía la remota posibilidad de que Azael viniese con ella, después de todo solían ser más que amigos…
Todo aquel espectáculo le parecía sin duda desagradable, pero por algún extraño motivo había acabado ahí, a merced de encontrarse con más seres como ella, que iban a deleitarse con aquel pequeño secreto. Iba cruzando la entrada pensando en si podría venir con Victorio la próxima vez, pero sonrió ante aquel pensamiento pues él no era una persona que pudiese estar mucho tiempo quieto, menos prestándole atención a una obra como aquella. Aunque pensándolo mejor, se regañó a si misma por lo haberlo invitado a él o a alguien más, pues no sabía si podría meterse en problemas, desmayándose en medio del lugar, pues como de costumbre esperaba hasta que su cuerpo apenas resistiera para alimentarse, ya resignada.
Caminó rápidamente hacia una de las butacas del fondo, lo más lejos posible del escenario. Sin duda este teatro era muy diferente al que solía visitar en París, pero no por ello menos elegante, extrañamente elegante… Seguramente aquello era más por arte que por dinero, y aquello que recibían de las entradas no era en absoluto un ingreso importante. Pero nada de eso importaba ahora, ya estaba dentro y se dejó caer pesadamente sobre el asiento, cerrando los ojos hasta que comenzara la función.
De pronto, alguien le pasó a llevar levemente la pierna, alguien de un aroma conocido que no sentía hace mucho tiempo, asustándola un poco, por lo que rápidamente volvió a ponerse la capucha de su capa para esconderse, y bajó rápidamente la mirada.
- ¡Ella! – pensó alarmada – ¿Qué hace en París? –
Carmmine había llegado para dejar atrás su pasado y aclarar sus ideas, pero éste había terminado por perseguirla. Pensó en salir huyendo de ahí, si ella estaba el París caía la remota posibilidad de que Azael viniese con ella, después de todo solían ser más que amigos…
Carmmine Von Misson- Vampiro Clase Alta
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Re: ¿Mi nuevo hobbie? [Carmmine Von Misson]
Mientras me deleitaba por el gran aroma del lugar, un nuevo aroma entró en mi periferia, un aroma que yo bien conocía. Carmmine. - ¿Cómo es posible que después de tantos años nos encontremos aquí? - pensé alarmada y confundida.- No quiero más problemas, no nos hemos llevado de maravilla estos años.- Estaba nerviosa, no sabía qué hacer. Lo que una vez hubo entre Azael y yo terminó, era parte del pasado, y ello fue lo que nos puso a ambas en esta situación.
Quería tener una nueva vida, dejar atrás el pasado y esto realmente no me iba a ayudar demasiado a lograrlo, pero aún así, debía tomar las riendas, no me iba a dejar acobardar por lo que en un pasado ocurrió. Por lo que decidí hablar con ella, o al menos intentarlo. Me acerqué lo más tranquila que pude, apartando de mi el nerviosismo y la confusión, era hora de enfrentar las situaciones complicadas.
- Hola Carmmine, es una sorpresa verte nuevamente. - dije intentando sonar tan casual como siempre. Si ella vivía aquí y si este iba a ser mi nuevo hogar, no iba a demoler mi dichosa tranquilidad por entablar problemas que no llegarían a solución alguna. Iba a comportarme tan bien como pudiera, iba a guardar mi compostura y no iba a permitir que mi malestar llevase el hilo de mis palabras.
Pensé que la obra realmente quedó en un segundo plano respecto a lo que aquí sucedía. Ya no me interesaba en lo más mínimo ver qué era lo que sucedería, ahora Carmmine tenía toda mi plena atención. Ella y yo, por alguna razón, no nos habíamos llevado bien. Bueno, quién dice razón habla sobre Azael, él y yo fuimos grandes amigos... amigos que llegaron a pasar los límites de esa amistad, pero ambos sabíamos que lo nuestro no tenía futuro, que lo hacíamos porque queríamos sin más razón. Él era muy hermoso, muchísimo, era un gran amigo, pero no veía que fueramos a tener nada más de lo que ya tuvimos. Carmmine fue convertida por él, por lo que guardaban una fuerte conexión entre ambos. Pero ello no me molestaba en lo más minimo, en cambio a ella si le molestaba lo que había entre Azael y yo, realmente se notaba facilmente. Ella me guardó mucho rencor desde que encontró los calzoncillos de Azael tirados por el lugar, por lo que se figuró qué era lo que había sucedido.
Ella estaba enamorada de él y desde entonces yo lo supe. Pero ya era tarde, no sabía si después de tantos años ella seguía odiándome. Yo no la odiaba en ansoluto, pero no nos habíamos llevado bien desde entonces. Tampoco es que hubiesemos sido buenas amigas pues solo nos habíamos visto un par de veces antes de que sucediera algo entre Azael y yo. Y ahora aquí estabamos nuevamente.
Quería tener una nueva vida, dejar atrás el pasado y esto realmente no me iba a ayudar demasiado a lograrlo, pero aún así, debía tomar las riendas, no me iba a dejar acobardar por lo que en un pasado ocurrió. Por lo que decidí hablar con ella, o al menos intentarlo. Me acerqué lo más tranquila que pude, apartando de mi el nerviosismo y la confusión, era hora de enfrentar las situaciones complicadas.
- Hola Carmmine, es una sorpresa verte nuevamente. - dije intentando sonar tan casual como siempre. Si ella vivía aquí y si este iba a ser mi nuevo hogar, no iba a demoler mi dichosa tranquilidad por entablar problemas que no llegarían a solución alguna. Iba a comportarme tan bien como pudiera, iba a guardar mi compostura y no iba a permitir que mi malestar llevase el hilo de mis palabras.
Pensé que la obra realmente quedó en un segundo plano respecto a lo que aquí sucedía. Ya no me interesaba en lo más mínimo ver qué era lo que sucedería, ahora Carmmine tenía toda mi plena atención. Ella y yo, por alguna razón, no nos habíamos llevado bien. Bueno, quién dice razón habla sobre Azael, él y yo fuimos grandes amigos... amigos que llegaron a pasar los límites de esa amistad, pero ambos sabíamos que lo nuestro no tenía futuro, que lo hacíamos porque queríamos sin más razón. Él era muy hermoso, muchísimo, era un gran amigo, pero no veía que fueramos a tener nada más de lo que ya tuvimos. Carmmine fue convertida por él, por lo que guardaban una fuerte conexión entre ambos. Pero ello no me molestaba en lo más minimo, en cambio a ella si le molestaba lo que había entre Azael y yo, realmente se notaba facilmente. Ella me guardó mucho rencor desde que encontró los calzoncillos de Azael tirados por el lugar, por lo que se figuró qué era lo que había sucedido.
Ella estaba enamorada de él y desde entonces yo lo supe. Pero ya era tarde, no sabía si después de tantos años ella seguía odiándome. Yo no la odiaba en ansoluto, pero no nos habíamos llevado bien desde entonces. Tampoco es que hubiesemos sido buenas amigas pues solo nos habíamos visto un par de veces antes de que sucediera algo entre Azael y yo. Y ahora aquí estabamos nuevamente.
Re: ¿Mi nuevo hobbie? [Carmmine Von Misson]
Lo que hace unos instantes había sido confusión, ahora se había transformado en pánico irracional, y es que no podía dejar de pensar en que podrían haber venido juntos en París… aunque si pensara con más cuidado podría haberse dado cuenta de que no calzaba, que de estar juntos no se habrían molestado en buscarla, mucho menos viniendo a París; y de que si él la amara tanto solía profesarle, no la hubiese traído con él. Pero desafortunadamente para Carmmine, aquellos pensamientos que fácilmente podrían desprenderse de su racionamiento normal se trabaron debido a la sorpresa.
La había reconocido, a pesar de todo el tiempo que había pasado, alarmarse por ello era igual de estúpido que la interrogante anterior, pues si ella también había recordado su aroma era de esperarse que alguien más experimentada y con más años en el cuerpo lo hubiese hecho también. Pero ya, su mente no esperaba terminar de sopesar la situación.
- Vaya que sí, señorita Mosleyement – dijo sin atreverse a mencionar su nombre… aquel que seguramente él había pronunciado en medio del éxtasis – Az… Él… ¿No vino con usted? – preguntó también sin ser capaz de pronunciar el nombre su creador, tratando de parecer calmada, aunque por dentro ardiera de deseos de correr de ahí.
No sabía hasta qué punto aquello importaba ahora, no volvería a su lado aunque él mismo viniese a pedírselo. Estaba cómoda en su nuevo hogar, con sus nuevos amigos… con Victorio… Sobre todo con él, y no iba a dejarlo solo porque su creador, por el que creyó sentir algo, lo pidiera. De ser así, no se diferenciaría del déspota de su padre, y salir de su yugo para caer al de otro no era nada alentador para ella.
Aquella sacra admiración que sentía por él no iba a desaparecer, pero si había desenmarañado aquel sentimiento que los ataba, y si tenía que plantarse frente a él para decirle que ya no lo amaba, lo haría, aunque las lágrimas le desgarraran la piel de sus mejillas. Tenía miedo de que los cimientos de la vida que había comenzado a construir en París se destrozaran impidiéndole forjar el camino que ella quería.
Así habiendo elegido luchar, la miró con un semblante ya más decidido. Ya quitándose la capucha de su capa para demostrarle que ya no estaba ocultándose de ella, así como solía hacerlo cada vez que la veía por la mansión de su creador. Antes hubiese preferido esconderse tras lo pilares o las estanterías de la biblioteca con tal de no tener que verla, de tener que sentir el aroma de su maestro impregnado en un cuerpo ajeno. Ahora las cosas eran diferentes. No tenía ningún motivo para odiarla.
La había reconocido, a pesar de todo el tiempo que había pasado, alarmarse por ello era igual de estúpido que la interrogante anterior, pues si ella también había recordado su aroma era de esperarse que alguien más experimentada y con más años en el cuerpo lo hubiese hecho también. Pero ya, su mente no esperaba terminar de sopesar la situación.
- Vaya que sí, señorita Mosleyement – dijo sin atreverse a mencionar su nombre… aquel que seguramente él había pronunciado en medio del éxtasis – Az… Él… ¿No vino con usted? – preguntó también sin ser capaz de pronunciar el nombre su creador, tratando de parecer calmada, aunque por dentro ardiera de deseos de correr de ahí.
No sabía hasta qué punto aquello importaba ahora, no volvería a su lado aunque él mismo viniese a pedírselo. Estaba cómoda en su nuevo hogar, con sus nuevos amigos… con Victorio… Sobre todo con él, y no iba a dejarlo solo porque su creador, por el que creyó sentir algo, lo pidiera. De ser así, no se diferenciaría del déspota de su padre, y salir de su yugo para caer al de otro no era nada alentador para ella.
Aquella sacra admiración que sentía por él no iba a desaparecer, pero si había desenmarañado aquel sentimiento que los ataba, y si tenía que plantarse frente a él para decirle que ya no lo amaba, lo haría, aunque las lágrimas le desgarraran la piel de sus mejillas. Tenía miedo de que los cimientos de la vida que había comenzado a construir en París se destrozaran impidiéndole forjar el camino que ella quería.
Así habiendo elegido luchar, la miró con un semblante ya más decidido. Ya quitándose la capucha de su capa para demostrarle que ya no estaba ocultándose de ella, así como solía hacerlo cada vez que la veía por la mansión de su creador. Antes hubiese preferido esconderse tras lo pilares o las estanterías de la biblioteca con tal de no tener que verla, de tener que sentir el aroma de su maestro impregnado en un cuerpo ajeno. Ahora las cosas eran diferentes. No tenía ningún motivo para odiarla.
Carmmine Von Misson- Vampiro Clase Alta
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Re: ¿Mi nuevo hobbie? [Carmmine Von Misson]
El semblante de Carmmine pasó de la confusión y el pánico a una mirada más decidida, y esto realmente no lo había visto nunca en ella, por lo que me sorprendió. En el tiempo que nos conocíamos a veces la veía por casualidad, o muy lejos de mi, llegué a pensar que le causaba terror o algo semejante, hasta que supe que era lo que realmente pasaba, y no era terror no, era odio y muy probablemente celos. Desde entonces nunca me había sentido agusto junto a ella, pero ahora la notaba difertente, quizás el paso de los años despertó algo en ella. Quizás ya no estaba enamorada de Azael, y de ser así sería otra gran sorpresa.
Pensé detenidamente en su respuesta, apenas podía pronunciar su nombre, y quizás era que el pasado todavía le afectaba, aunque de una forma distanta. Azael..., hacía ya unos años que no sabía de él. Marché de su lado porque no me agradaba ese lugar, él era una gran persona y un gran... amigo, pero ello no me cambiaba de opinión respecto a donde él vivia, por lo que decidí marcharme de allí. Y tras realizar muchos viajes y visitar numerosas ciudades, aquí estabamos, una enfrente de la otra.
- Él no está conmigo, ya no hay nada entre él y yo, seguimos siendo amigos, pero no de la misma forma como anteriormente fuimos - dije. No quería ocultar lo que realmente fue obvio, sería estupido por mi parte. Este tema era tenso para las dos, pero tarde o temprano iba a suceder. - Sinceramente no pretendo seguir con esta tensa relación entre tu y yo. Lo que pasó fue hace muchos años y considero que ambas hemos cambiado mucho. Al menos yo observo que te ves muy distinta a como eras, supongo que es lo que hace el tiempo - dije, y era verdad, era lo que pensaba y era lo que pretendía. Consideraba que era estúpido seguir disgustadas la una con la otra por algo que pasó hace años. No quería tener enemigos aquí, era lo último que quería.
Nunca llegué a sentir amor por Azael, solamente el deseo era lo que nos llevaba a esos momentos, era casi inevitable, pero eso terminó. Mi putrefacto corazón llevaba solitario mucho tiempo, y casi me pedía agritos que acabara con esta soledad, pero era complicado. Deseaba encontrar a alguien que me quitara esta manta de soledad de encima, pero necesitaba dar más tiempo hasta que eso sucediera.
Decidí tomar asiento junto a Carmmine, debíamos hablar, después de tantos años y de tantas malas miradas, debíamos porner fin a esta situación. Debíamos comportarnos como adultas e intentar suavizar las cosas, no ibamos a seguir enfadadas por un hombre que ya no nos trae en cuenta, y que vive a kilómetros de distancia. Debíamos hablar.
Pensé detenidamente en su respuesta, apenas podía pronunciar su nombre, y quizás era que el pasado todavía le afectaba, aunque de una forma distanta. Azael..., hacía ya unos años que no sabía de él. Marché de su lado porque no me agradaba ese lugar, él era una gran persona y un gran... amigo, pero ello no me cambiaba de opinión respecto a donde él vivia, por lo que decidí marcharme de allí. Y tras realizar muchos viajes y visitar numerosas ciudades, aquí estabamos, una enfrente de la otra.
- Él no está conmigo, ya no hay nada entre él y yo, seguimos siendo amigos, pero no de la misma forma como anteriormente fuimos - dije. No quería ocultar lo que realmente fue obvio, sería estupido por mi parte. Este tema era tenso para las dos, pero tarde o temprano iba a suceder. - Sinceramente no pretendo seguir con esta tensa relación entre tu y yo. Lo que pasó fue hace muchos años y considero que ambas hemos cambiado mucho. Al menos yo observo que te ves muy distinta a como eras, supongo que es lo que hace el tiempo - dije, y era verdad, era lo que pensaba y era lo que pretendía. Consideraba que era estúpido seguir disgustadas la una con la otra por algo que pasó hace años. No quería tener enemigos aquí, era lo último que quería.
Nunca llegué a sentir amor por Azael, solamente el deseo era lo que nos llevaba a esos momentos, era casi inevitable, pero eso terminó. Mi putrefacto corazón llevaba solitario mucho tiempo, y casi me pedía agritos que acabara con esta soledad, pero era complicado. Deseaba encontrar a alguien que me quitara esta manta de soledad de encima, pero necesitaba dar más tiempo hasta que eso sucediera.
Decidí tomar asiento junto a Carmmine, debíamos hablar, después de tantos años y de tantas malas miradas, debíamos porner fin a esta situación. Debíamos comportarnos como adultas e intentar suavizar las cosas, no ibamos a seguir enfadadas por un hombre que ya no nos trae en cuenta, y que vive a kilómetros de distancia. Debíamos hablar.
Re: ¿Mi nuevo hobbie? [Carmmine Von Misson]
Se hundió en el asiento agotada, pero al mismo tiempo aliviada, le agradeció interiormente su respuesta, que resultó dándole aún más detalles de los que necesitaba, uno algo más perturbador que el resto. Si ella no estaba con Azael, ni Hayden estaba con él… eso significaba que estaría solo… Nunca había pensado que algo tan simple terminase por ocurrir, y sabía perfectamente la consecuencia que le traía la soledad a su especie, lo había vivido en carne propia, y además tenía conocimiento de lo frágiles que eran ella y su creador en ese aspecto. Temía por él. Tenía que preguntarle a la mujer que tenía ahora sentada a su lado, así tratar de quitase ese nudo de la garganta y del corazón.
- Yo tampoco quisiera que esos roces afectaran nuestra… convivencia – dijo con esa pequeña pausa en medio, pues no sabía si iba a tener que seguir tratando con ella, pero si lo que le decía era cierto, quizás podría aliviar su consciencia de aquellos malos presentimientos – ¿Cómo… está él? – dijo en un quedo susurro, como sí quisiera ocultarle esas tres palabras al resto del mundo.
Esta evidentemente preocupada por él, pero no volvería, fuese cual fuese la respuesta a esa pregunta, ya que de hacerlo se estaría condenando a sí misma, arruinando todo que había avanzado luego de haber huido de Inglaterra.
- Tiene usted razón en lo otro, he cambiado tanto que a veces ni yo me reconozco – dijo con una amarga sonrisa – Pero es mejor que quedarse con un pasado clavado en la memoria a tiempo completo. Así que si gusta usted, podemos… empezar de nuevo –
Si la inmortal que ahora se encontraba sentada a su lado había dado aquel paso, hablándole sinceramente, por primera vez, sobre lo que había ocurrido con Azael. Era porque podía confiar en ella, ya que de ser otro tipo de mujer, probablemente ni siquiera se hubiese molestado en hablarle en primer lugar, a pesar de haberla reconocido.
Esperó impaciente una respuesta para calmar sus ansias, había comenzado a denotar su nerviosismo con las manos, en el momento en que comenzó a acariciar y tirar de los ribetes negros de sus mangas de un rojo aterciopelado, en repetidas ocasiones. Finalmente, y tras un sonoro y largo suspiro, levantó el rostro y lo dirigió directamente a Haylen, para mirarla a los ojos para hacerle entender que estaba siendo sincera.
¿La había odiado realmente? No lo sabía a ciencia cierta, lo que si reconocía eran sus celos y la envidia que la corroía cada vez que se quedaba en casa con ellos, todos esos sentimientos mezclados al miedo de que acabase por remplazarla en la vida de su creador, pues estimaba que era mucho más fuerte, independiente, y por lo tanto más deseable que ella, que por aquel entonces conservaba la consciencia de una débil adolescente humana… Aspecto que tal vez no hubiese cambiado tanto como quisiera, pese a todas las décadas que llevaba siendo… esto.
- Yo tampoco quisiera que esos roces afectaran nuestra… convivencia – dijo con esa pequeña pausa en medio, pues no sabía si iba a tener que seguir tratando con ella, pero si lo que le decía era cierto, quizás podría aliviar su consciencia de aquellos malos presentimientos – ¿Cómo… está él? – dijo en un quedo susurro, como sí quisiera ocultarle esas tres palabras al resto del mundo.
Esta evidentemente preocupada por él, pero no volvería, fuese cual fuese la respuesta a esa pregunta, ya que de hacerlo se estaría condenando a sí misma, arruinando todo que había avanzado luego de haber huido de Inglaterra.
- Tiene usted razón en lo otro, he cambiado tanto que a veces ni yo me reconozco – dijo con una amarga sonrisa – Pero es mejor que quedarse con un pasado clavado en la memoria a tiempo completo. Así que si gusta usted, podemos… empezar de nuevo –
Si la inmortal que ahora se encontraba sentada a su lado había dado aquel paso, hablándole sinceramente, por primera vez, sobre lo que había ocurrido con Azael. Era porque podía confiar en ella, ya que de ser otro tipo de mujer, probablemente ni siquiera se hubiese molestado en hablarle en primer lugar, a pesar de haberla reconocido.
Esperó impaciente una respuesta para calmar sus ansias, había comenzado a denotar su nerviosismo con las manos, en el momento en que comenzó a acariciar y tirar de los ribetes negros de sus mangas de un rojo aterciopelado, en repetidas ocasiones. Finalmente, y tras un sonoro y largo suspiro, levantó el rostro y lo dirigió directamente a Haylen, para mirarla a los ojos para hacerle entender que estaba siendo sincera.
¿La había odiado realmente? No lo sabía a ciencia cierta, lo que si reconocía eran sus celos y la envidia que la corroía cada vez que se quedaba en casa con ellos, todos esos sentimientos mezclados al miedo de que acabase por remplazarla en la vida de su creador, pues estimaba que era mucho más fuerte, independiente, y por lo tanto más deseable que ella, que por aquel entonces conservaba la consciencia de una débil adolescente humana… Aspecto que tal vez no hubiese cambiado tanto como quisiera, pese a todas las décadas que llevaba siendo… esto.
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Re: ¿Mi nuevo hobbie? [Carmmine Von Misson]
Sus palabras me aliviaron en mi interior. Mi mente se sintió más tranquila al saber que ambas estabamos deacuerdo. Ella era una gran persona, y yo lo sabía a persar de todo. Creía que podríamos llevarnos bien y ella al parecer también. Noté la preocupación en su rostro. Puede que hubiera superado lo de Azael pero eso no significaba que dejase de preocuparse por él. Lo que Haylen sabía de Azael actualmente era que estaba en Rusia, donde conoció y se integró fantásticamente con otros vampiros de allí. Por eso estaba tranquila, pero claro, ella no sabía sobre eso, por lo que debería hacer que se sintiera tranquila. A él le fue mejor que ami en ese aspecto.
- Él, por lo que sé, está bien, actualmente vive en Rusia junto a un grupo de vampiros - dije. Hacía mucho tiempo que no recibía alguna carta de él, tambien era dificil localizarme, pero recuerdo exactamente cómo fue la suya. Él me hechaba de menos, al igual yo a él, quizás nos volvieramos a ver algún día. Al fin y al cabo heramos buenos amigos. - También me dijo que si alguna vez te encontraba, que te diera recuerdos de su parte - Él había sido su creador, a pesar de lo que hubo entre él y yo, yo sabía que el guardaba un especial cariño hacia ella, y era normal.
Me alegraba saber que podríamos empezar de nuevo..., no sabía que lo había querido tanto. No me gustaba en absoluto llevarme mal con los demás, incluso nunca pretendí que la relación amarga que llegamos a tener hubiera sido así. No tuve la oportunidad de conocerla bien o hablar con ella más de lo que llegamos ha hablar, si esque lo hicimos alguna vez. Cuando la veía llegaba a pensar que podría ser mi hermana pequeña. Añoraba a mis hermanas, pero siempre había sido la pequeña, me hubiera gustado tener una más pequeña que yo para protegerla.
Nunca la odié, solo que al obtener recelo por su parte me molestaba. Ahora todo podía cambiar por fín. Quizás para avanzar en el cambio podríamos quedar y que me enseñara la ciudad. Apostaba a que ella llevaba mucho más tiempo del que yo aquí. Podría ser interesante. - ¿Qué te parece si quedamos algún día y me enseñas lo bueno de esta ciudad? - le pregunté, y esque tenía ganas de cambiar.
La sensación que tenía ya no era de una completa soledad. La soledad era como una enfermedad en nuestra especie, hacía que la tristeza nos recomiera por dentro, y haber pasado tanto tiempo sola, hizo que algo así me pasara..., que padeciera en parte esta enfermedad. Eso desde que me separé del lado de Azael. La verdad esque no sabía si llegaría a volver a tener una relación igual con alguien, era algo que no podría contestar, aunque en realidad me apeteciera que así fuera.
- Él, por lo que sé, está bien, actualmente vive en Rusia junto a un grupo de vampiros - dije. Hacía mucho tiempo que no recibía alguna carta de él, tambien era dificil localizarme, pero recuerdo exactamente cómo fue la suya. Él me hechaba de menos, al igual yo a él, quizás nos volvieramos a ver algún día. Al fin y al cabo heramos buenos amigos. - También me dijo que si alguna vez te encontraba, que te diera recuerdos de su parte - Él había sido su creador, a pesar de lo que hubo entre él y yo, yo sabía que el guardaba un especial cariño hacia ella, y era normal.
Me alegraba saber que podríamos empezar de nuevo..., no sabía que lo había querido tanto. No me gustaba en absoluto llevarme mal con los demás, incluso nunca pretendí que la relación amarga que llegamos a tener hubiera sido así. No tuve la oportunidad de conocerla bien o hablar con ella más de lo que llegamos ha hablar, si esque lo hicimos alguna vez. Cuando la veía llegaba a pensar que podría ser mi hermana pequeña. Añoraba a mis hermanas, pero siempre había sido la pequeña, me hubiera gustado tener una más pequeña que yo para protegerla.
Nunca la odié, solo que al obtener recelo por su parte me molestaba. Ahora todo podía cambiar por fín. Quizás para avanzar en el cambio podríamos quedar y que me enseñara la ciudad. Apostaba a que ella llevaba mucho más tiempo del que yo aquí. Podría ser interesante. - ¿Qué te parece si quedamos algún día y me enseñas lo bueno de esta ciudad? - le pregunté, y esque tenía ganas de cambiar.
La sensación que tenía ya no era de una completa soledad. La soledad era como una enfermedad en nuestra especie, hacía que la tristeza nos recomiera por dentro, y haber pasado tanto tiempo sola, hizo que algo así me pasara..., que padeciera en parte esta enfermedad. Eso desde que me separé del lado de Azael. La verdad esque no sabía si llegaría a volver a tener una relación igual con alguien, era algo que no podría contestar, aunque en realidad me apeteciera que así fuera.
Re: ¿Mi nuevo hobbie? [Carmmine Von Misson]
Sus palabras la desconcertaron más de lo que hubiese sido la incertidumbre, casi no creyó que aquello fuese posible… Tal vez él también hubiese cambiado, ya que antes no habría creído que estuviese con más compañía. De pronto, como un relámpago, se le vino a la cabeza una idea que le dejaba un sabor amargo en los labios ¿Acaso él no la había buscado cuando huyó de su lado? ¿Si la amaba tanto como decía por qué no lo hizo?
Era casi perturbador si lo veía de aquel modo, pero ella había seguido con su vida ¿Por qué él no? Tal vez todo eso fuese para mejor, así que no tenía para qué darle más vueltas al asunto para encontrar una grieta en la situación, la cual luego trataría de reparar en vano, haciéndola más grande hasta desesperarse. No, debía relajarse, todo estaba bien y en su lugar. O al menos eso parecía…
- Gracias… Haylen – dijo sin querer, apoyando su cabeza cerca del hombro de ella – No sabes cuánto me alivia el saber que está bien – dijo luego de un largo y tendido suspiro.
Para cuando se dio cuenta del gesto que había hecho ya era demasiado tarde, seguramente parecía una adolescente, casi una niña pequeña, de aspecto bipolar a los ojos de Haylen; así que se regañó a si misma mordiéndose la lengua. Eran los pequeños gestos como ese, los que dejaban en evidencia que a pesar de todos los años que llevaba caminando por el mundo, no dejaba de ser eso, una adolescente.
- Claro – dijo mientras se levantaba de su hombro y volvía a sentarse con una postura más correcta sobre el asiento – Hay muchas cosas interesantes que ver en París, ¿Planeas quedarte un tiempo? – dijo entusiasmada pero bajando un poco la voz para lo que le diría a continuación – Hay todo un submundo bajo este teatro, todos son como… nosotras – dijo refiriéndose a los miembros del teatro, quizás sería divertido investigar cómo eran las cosas en el lugar.
No se había dado cuenta cuando le había regalado una sonrisa, estaba comenzando a ¿Entusiasmarse? Esto se parecía bastante a la ocasión en que se encontró con Celeste, una antigua amiga que conocía desde que era humana y que resultó ser de su misma especie. París era la ciudad de las luces, y la vida nocturna se les habría como una flor en todo su esplendor. Muchos de los dueños de las tiendas y cafeterías del centro, muchos de ellos no humanos, sabían de su existencia, por lo que sus negocios permanecían abiertos para los excéntricos clientes que solo podían acudir entrada la noche. Lo que por supuesto se les agradecía. Así que había mucho que podía mostrarle de París, aunque en realidad ella tampoco llevara mucho tiempo aquí.
Era casi perturbador si lo veía de aquel modo, pero ella había seguido con su vida ¿Por qué él no? Tal vez todo eso fuese para mejor, así que no tenía para qué darle más vueltas al asunto para encontrar una grieta en la situación, la cual luego trataría de reparar en vano, haciéndola más grande hasta desesperarse. No, debía relajarse, todo estaba bien y en su lugar. O al menos eso parecía…
- Gracias… Haylen – dijo sin querer, apoyando su cabeza cerca del hombro de ella – No sabes cuánto me alivia el saber que está bien – dijo luego de un largo y tendido suspiro.
Para cuando se dio cuenta del gesto que había hecho ya era demasiado tarde, seguramente parecía una adolescente, casi una niña pequeña, de aspecto bipolar a los ojos de Haylen; así que se regañó a si misma mordiéndose la lengua. Eran los pequeños gestos como ese, los que dejaban en evidencia que a pesar de todos los años que llevaba caminando por el mundo, no dejaba de ser eso, una adolescente.
- Claro – dijo mientras se levantaba de su hombro y volvía a sentarse con una postura más correcta sobre el asiento – Hay muchas cosas interesantes que ver en París, ¿Planeas quedarte un tiempo? – dijo entusiasmada pero bajando un poco la voz para lo que le diría a continuación – Hay todo un submundo bajo este teatro, todos son como… nosotras – dijo refiriéndose a los miembros del teatro, quizás sería divertido investigar cómo eran las cosas en el lugar.
No se había dado cuenta cuando le había regalado una sonrisa, estaba comenzando a ¿Entusiasmarse? Esto se parecía bastante a la ocasión en que se encontró con Celeste, una antigua amiga que conocía desde que era humana y que resultó ser de su misma especie. París era la ciudad de las luces, y la vida nocturna se les habría como una flor en todo su esplendor. Muchos de los dueños de las tiendas y cafeterías del centro, muchos de ellos no humanos, sabían de su existencia, por lo que sus negocios permanecían abiertos para los excéntricos clientes que solo podían acudir entrada la noche. Lo que por supuesto se les agradecía. Así que había mucho que podía mostrarle de París, aunque en realidad ella tampoco llevara mucho tiempo aquí.
Carmmine Von Misson- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/04/2011
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Re: ¿Mi nuevo hobbie? [Carmmine Von Misson]
Observé cómo Carmmine iba asimilando la información que le había dado. Mantenía un debate mental en el que no sabía cómo tomarse lo que acababa de conocer. Realmente era normal. Ella había hecho su vida aquí, y aunque así había sido, los recuerdos del pasado, mejor dicho, el amor que tuvo por él en el paso, poseen un papel en su mente. Pero su nueva vida, hacía un papel más importante que el que llegó a tener en el pasado, por lo que supo asimilarlo, y yo lo noté.
Cuando puso su cabeza sobre mi hombro, no pude evitar sonreir. Eso me hizo sentirla más confiada respecto a mi, y eso me agradó. Podía sentir cómo la cinta de rencor y desconfianza entre ambas, iba empequeñeciendo poco a poco. Cuando se volvió a incorporar, noté que quería parece más seria. No pensaba que no lo fuera en absoluto, pensaba incluso que quizás lo fuera más que yo. El entusiasmo que más tarde mostró me hizo sonreir.
- Si, me agrada este lugar y me gustaría integrarme - dije mientras apartaba la mirada lentamente. Volví a mirarla a los ojos con una sonrisa, intentando apartar nuevamente los momentos de tristeza que usualmente me daban. Miré hacia el escenario. - ¿Hablas en serio? - le pregunté sorprendida. Pasé mi mirada por todo el lugar, intentando verificar que así era. No podía creerlo. Encontré la mirada del acomodador, este me devolvió la mirada con una sonrisa, aunque con una sonrisa de complicidad pensé. Esto era muy estraño. En mis años de vampiro no había sabido de tal lugar en el que tanto vampiros habitaran y se ocultaran a la perfección entre la humanidad, participando en trabajos tan... humanos, que ayudarían a la diversión de los de nuestra especie.
- Sabía que aquí habían muchos como nosotras, pero nunca imaginé que fuera a ser de esta forma - dije mirando embobada a mi alrededor. Volví a mirarla algo sonrojada, seguro que había parecido una boba mirando tan descaradamente a mi alrededor. - Creo que tengo mucho que conocer de Paris - dije con una sonrisa. Me gustaba saber que había tantos como yo, en cada rincón de esta ciudad. Era emocionante. Durante años me había apartado de los demás, pero ahora que decidí cambiar... bueno, pensaba que iba a ser duro, pero no, lo que si estaba siendo era emocionante. Por lo que pensé que quizás si podía acostumbrarme a todo esto, y al ser posible, rápidamente.
Cuando puso su cabeza sobre mi hombro, no pude evitar sonreir. Eso me hizo sentirla más confiada respecto a mi, y eso me agradó. Podía sentir cómo la cinta de rencor y desconfianza entre ambas, iba empequeñeciendo poco a poco. Cuando se volvió a incorporar, noté que quería parece más seria. No pensaba que no lo fuera en absoluto, pensaba incluso que quizás lo fuera más que yo. El entusiasmo que más tarde mostró me hizo sonreir.
- Si, me agrada este lugar y me gustaría integrarme - dije mientras apartaba la mirada lentamente. Volví a mirarla a los ojos con una sonrisa, intentando apartar nuevamente los momentos de tristeza que usualmente me daban. Miré hacia el escenario. - ¿Hablas en serio? - le pregunté sorprendida. Pasé mi mirada por todo el lugar, intentando verificar que así era. No podía creerlo. Encontré la mirada del acomodador, este me devolvió la mirada con una sonrisa, aunque con una sonrisa de complicidad pensé. Esto era muy estraño. En mis años de vampiro no había sabido de tal lugar en el que tanto vampiros habitaran y se ocultaran a la perfección entre la humanidad, participando en trabajos tan... humanos, que ayudarían a la diversión de los de nuestra especie.
- Sabía que aquí habían muchos como nosotras, pero nunca imaginé que fuera a ser de esta forma - dije mirando embobada a mi alrededor. Volví a mirarla algo sonrojada, seguro que había parecido una boba mirando tan descaradamente a mi alrededor. - Creo que tengo mucho que conocer de Paris - dije con una sonrisa. Me gustaba saber que había tantos como yo, en cada rincón de esta ciudad. Era emocionante. Durante años me había apartado de los demás, pero ahora que decidí cambiar... bueno, pensaba que iba a ser duro, pero no, lo que si estaba siendo era emocionante. Por lo que pensé que quizás si podía acostumbrarme a todo esto, y al ser posible, rápidamente.
Re: ¿Mi nuevo hobbie? [Carmmine Von Misson]
Le parecía algo curioso que su ahora acompañante no estuviese al tanto del lugar en que se encontraban, aunque claro, Carmmine solo sabía de él gracias a las historias que había oído de la taberna o los exaltados que predicaban a las afueras para prevenir a los incautos a que entraran al teatro. Pero aquello no hacía más que provocar el efecto contrario, envolviendo el teatro en una atmosfera aún más misteriosa y excéntrica.
- Tal vez puedas visitarme algún día, pero mi casa queda en las afueras – dijo mientras el resto de la gente comenzaba a llenar los asientos que restaban en la fila.
Un agradable cambio, sin duda, ahora pensaba en lo infantil que fue al comportarse de esa manera con ella, no tenía derecho. Pero ahora se esmeraría en enmendarlo siendo una perfecta anfitriona. Por algún extraño motivo, le parecía que ella era un poco ¿Ingenua? o algo similar, no sabría describirlo bien, pero distaba considerablemente de la imagen firme y desconfiada que tenía de cuando la conoció en Londres.
Tal vez fuese la forma en que miraba los alrededores sumado a aquel rubor que llenó su rostro, no pudo evitar sonreír al verla así. Y es que aunque fuese también la primera vez que pisaba este lugar, no se había dejado deslumbrar de aquella manera.
Hizo un leve gesto, llevándose un dedo a los labios en señal de que guardara silencio, y si bien ella había de su condición en voz alta, ahora era un poco peligro seguirlo haciendo, pues un par de mujeres que se sentaron a su lado comenzaron a mirarlas de forma extraña y quizás hasta con un poco de miedo. Así que como castigo jugaría un poco con ese miedo, una simple broma, que en fondo no lo era tanto.
- Dicen que los actores son… vampiros – dijo en un susurro, pero asegurándose que las mujeres a su lado las oyeran – Y que durante las funciones, de verdad beben la sangre de una víctima, incluso dicen que hay gente que desaparece del lugar hasta que se les pierde el rastro –
Miró de reojo a las curiosas hasta que al ver sus horrorizados rostros les dedicó una perfecta sonrisa para hacerles saber que estaba al tanto de estaban espiando en una conversación ajena. Tuvo que hacer acopio de bastante fuerza de voluntad para no reírse de ellas ni mostrarle sus colmillos solo para asustarlas más, pero le fastidiaba que escucharan de forma tan descarada una conversación tan personal.
- Tal vez puedas visitarme algún día, pero mi casa queda en las afueras – dijo mientras el resto de la gente comenzaba a llenar los asientos que restaban en la fila.
Un agradable cambio, sin duda, ahora pensaba en lo infantil que fue al comportarse de esa manera con ella, no tenía derecho. Pero ahora se esmeraría en enmendarlo siendo una perfecta anfitriona. Por algún extraño motivo, le parecía que ella era un poco ¿Ingenua? o algo similar, no sabría describirlo bien, pero distaba considerablemente de la imagen firme y desconfiada que tenía de cuando la conoció en Londres.
Tal vez fuese la forma en que miraba los alrededores sumado a aquel rubor que llenó su rostro, no pudo evitar sonreír al verla así. Y es que aunque fuese también la primera vez que pisaba este lugar, no se había dejado deslumbrar de aquella manera.
Hizo un leve gesto, llevándose un dedo a los labios en señal de que guardara silencio, y si bien ella había de su condición en voz alta, ahora era un poco peligro seguirlo haciendo, pues un par de mujeres que se sentaron a su lado comenzaron a mirarlas de forma extraña y quizás hasta con un poco de miedo. Así que como castigo jugaría un poco con ese miedo, una simple broma, que en fondo no lo era tanto.
- Dicen que los actores son… vampiros – dijo en un susurro, pero asegurándose que las mujeres a su lado las oyeran – Y que durante las funciones, de verdad beben la sangre de una víctima, incluso dicen que hay gente que desaparece del lugar hasta que se les pierde el rastro –
Miró de reojo a las curiosas hasta que al ver sus horrorizados rostros les dedicó una perfecta sonrisa para hacerles saber que estaba al tanto de estaban espiando en una conversación ajena. Tuvo que hacer acopio de bastante fuerza de voluntad para no reírse de ellas ni mostrarle sus colmillos solo para asustarlas más, pero le fastidiaba que escucharan de forma tan descarada una conversación tan personal.
Carmmine Von Misson- Vampiro Clase Alta
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