Frío encuentro nocturno [Carmmine Von Misson]

por **Des Yusei** Miér Jun 22, 2011 6:07 am

Tranquilo, frente a las lapidas me encontraba, no había pasado mucho tiempo desde que este don o maldición se me había concedido, imagine que algún día, mis padres, hermanos, primos, amigos, conocidos, descansarían aquí, era duro de aceptar, pero así iba a ser, así fue como la melancolía se apodero de mi.

Debería estar feliz, iba a poder disfrutar de todos los placeres de la vida eternamente, pero no se que servia sin la gente que siempre te rodeo, quizá tendría que aceptarlo tarde o temprano, el tiempo enseña dicen, por el momento aún no lo asimilaba del todo, al rato, sentí una presencia, no sabía a ciencia cierta, qué o quién podría ser.

Por unos momentos me incomodo, pero debía aceptar que otros también podrían disfrutar de esto como yo la hacia, quizá esta soledad era ficticia.

Camine entre las lapidas, pensar que en algún momento, tomare este camino y pensare...

Oh el barbero, oh la cortesana con la que solía pasar noches de placer muy alocadas, mi padre.., , mi madre..., tiempo después, mi hermano, uno que otro primo, tíos, cada uno era una puñalada a mi estado mental, me detuve, algo raro sucedió, sentí algo húmedo en mis dedos, lagrimas...

No había llorado desde mi vida anterior, en ese momento la recordé, las lagrimas brotaron con más rapidez, yo que pensaba que ya no tenia lagrimas y que ya no me podría doler.

Me senté al costado de la lapida de mi abuela, por la cual lloré tanto su muerte, nunca me di el tiempo de estar con ella, si la visitaba era por obligación o por qué no tenia de otra, nunca me lo perdone, seguro que ahora podré estar a su lado mucho más tiempo del que algún día soñé, quizá no de la forma que quería, pero supongo que así estará bien.

Pero, nuevamente esa presencia, ahora la sentí mucho, mucho más cerca que antes, es más, sentí que me espiaba, me sentí observado a no tan larga distancia, me levante bruscamente y grite en la penumbra, ¿Quién anda allí?, me sentí algo ingenuo pensando que me responderían...

Al pasar unos minutos comprobé que mi inocencia fue estúpida, así que algo ofendido conmigo mismo emprendí búsqueda de este ser.

No tenia pista alguna de donde estaba, un momento después, por fin, algo vino ami, sentía su aroma, "Rosas", rosas..., lo relacione con una mujer, pensé al principio que era una humana y mi sed de sangre despertó, pero al acercarme más me di cuenta que no, no era una humana, la forma de esconderse y de moverse, no podía ser más rápida que yo, siendo una simple e débil mortal.

Intente enviarle un mensaje mental, ¿Tienes miedo?, muéstrate..

Hasta que por fin, me tope con un cuerpo esbelto e delgado.

La tenia ante mis ojos, su cabello era rizado y sus facciones muy finas....

¿Quién eres? y ¿Qué quieres de mi?, esas fueron mis preguntas.

por **Carmmine Von Misson** Jue Jun 23, 2011 12:00 am

Había llegado al cementerio nuevamente como víctima de sus habituales cavilaciones, seguía huyendo de su pasado con un paso cada vez más vertiginoso. ¿Se había perdido de nuevo? No, simplemente se había dejado llevar por la voluntad propia que su cuerpo tenía en ciertas ocasiones. El dichoso cementerio que parecía estar vacío por las noches era la cuna de muchos inmortales que se habían relegado a aquel lugar de descanso junto con los cadáveres de los mortales de los que se habían alimentado. Así que no esperaba encontrarse con un recién, aunque lo más probable es que el romanticismo y la melancolía de su esencia le hubiesen embargado, como a ella misma solía ocurrirle.

Ella había llegado antes, pero no por eso se había ganado el derecho a estar ahí sola ahuyentado al joven recién transformado. Le parecía realmente frágil, sentado en aquella lápida, seguramente su maestro no le había enseñado aun los secretos de su especie o bien era que el joven era realmente descuidado pues había dejado su mente abierta al escrutinio de cualquier ser que tuviese algo de habilidad para leer la mente.

Carmmine lo escuchó llorar, pero no podía hacerse parte de su dolor porque por respeto dejó de meterse en su mente, al momento en que se escondía arrimándose a un árbol a varios metros de distancia. También la escuchó llamarle, preguntarle quien era, pero en ese momento ocultó su presencia para no incomodarlo más.

- No le tengo miedo – dijo saltando ágilmente de aquel árbol que la cobijaba – He estado aquí desde antes que usted llegara, Monsieur Yusei – dijo mientras se le acercaba a un distancia prudente – Así que como podrá ver, no tengo necesidad de esconderme –

Ya lo tenía lo suficientemente cerca como para ver que al menos físicamente ambos tenían la misma edad, aunque estaba claro que ella tenía muchos más años recorridos en la vida.

- Carmmine Von Misson – dijo dedicándole una pequeña reverencia – Y no necesito nada – dijo con una simpática sonrisa.

No quería ofenderlo con aquello, pero en cierto modo solo le estaba respondiendo aquellas preguntas que habrían parecido producto de la rabia. Quizás sería mejor que lo dejase llorar solo, sabía lo orgullos que podían ser algunos hombres, así que le dio la espalda para despedirse de él.

- No quería causarle problemas, Monsieur Yusei – dijo mientras comenzaba a caminar en la dirección contraria a él – Buenas noches –

por **Des Yusei** Jue Jun 23, 2011 4:37 am

Al tener respuesta cortante, me sentí raro, pero sentí que no debía dejarla ir, Carmmine Von Misson dije, detente, tome su hombro, te debo una disculpa, no me incomodaste ni me ofendiste, me ofendí yo mismo y me deje dominar por la rabia e tristeza, por otro lado, usted se me hace llamativa, el olor de su cabello es muy peculiar, me agrada mucho, además siento que no tienes malas intenciones.

Por lo visto, eres más hábil que yo, tengo que reconocerlo, pienso que ya tienes más noches que yo, corrígeme si no es así, seria interesante, tener una buena compañera, sabia sobre todo.

Me senté encima de una lapida sin nombre y la invite a mi lado, le pregunte, si estaba triste por ser lo que era, también si extrañaba ah alguien.

Creo que a simple vista, salía a la luz, lo vulnerable que me sentía, pero no me importaba mucho, realmente sentía confianza en ella, no sabia el motivo, solo lo sentía y ya.

Quizá vi en ella, una figura materna o algo por el estilo, nunca tuve el mejor trato con mi madre y por mi situación ahora tampoco lo tenia.

Era tonto, pensaba más cosas, que supuse eran captadas por ella, detesto sentirme vulnerable y expresar lo que siento, estaba inconforme, pero a la vez, quería su ayuda.

Baje la mirada para no verla a los ojos, a pesar de saber que eso no ayudaría en nada, mi orgullo ya estaba mellado.

por **Carmmine Von Misson** Vie Jun 24, 2011 1:25 am

El joven era sin duda alguien vulnerable, lo había admitido él mismo, quizás su maestro no le había enseñado ni advertido que aquello podría ser la condena más grande cuando se es primerizo en la vida de los inmortales, tal vez ni siquiera tenía un maestro, y aquello podría tener consecuencias más que trágicas para él.

Se quedaría con él un rato, hasta saber si podía ayudarlo en algo, pues de seguir solo su cordura no duraría más que un par de décadas. No es que le importara tanto, pero sintió que tenían muchas en cosas en común, cosas que él mismo le acababa de preguntar, dando en el blanco de las cosas de las que más le costaba hablar.

- No tiene de que disculparse, fui yo la que debió haberle avisado de mi presencia, pero tengo la costumbre de ocultarla por todo este revuelvo de los cazadores – dijo al tiempo en que se volteaba para responder al resto de sus interrogantes – No es que no tenga malas intenciones, Monsieur, es que simplemente no tengo intención alguna – dijo obviando su comentario sobre el peculiar aroma de su cabello.
-
Quizás esa última frase había sido un poco ruda, pero no iba a molestarse en mentirle, después de todo aun eran apenas un par de desconocidos. ¿Quería ayudarle? Sí, pero tampoco es que fuese a desvivirse por ello.

- Tenemos la misma edad física, como puede ver – dijo señalando su cuerpo de adolescente de diecisiete años – Pero sí, en realidad soy mucho mayor que usted, le triplico en edad y un poco más – dijo evitando contarle que había un modo de averiguar la edad de los suyos.
-
Aceptó aquella invitación a charlar, de todos modos no tenía ningún otro compromiso hoy, se sentó en una lápida contigua ignorando completamente a quien pertenecía ¿Acaso importaba?

- No es que uno pueda escoger estar triste por lo que se es, menos en nuestro caso, solo es cuestión de asimilarlo ¿No cree? Y eso solo ocurre con el paso del tiempo – dijo más bien aconsejándolo – Lo que me pone triste es la forma en que sobrevivimos, como podrá notar mi ética es muy diferente a la de muchos de nuestra raza, creo que soy la única inmortal a la que llega a darle asco la sangre – dijo riendo.

Su consciencia era demasiado frágil, demasiado humana, a pesar de todos los años que habían pasado desde que dejó de serlo, sabía que podía matar por placer o por sobrevivencia, pero ambas opciones pugnaban con su forma de ser.

- ¿Cree que se puede extrañar a alguien de quien se ha huido? – le preguntó como respuesta a su segunda pregunta – Supongo que sí, pero yo escogí alejarme de esa persona así que acepto las consecuencias de aquello – dijo aquello pensando en que estaba hablando más de la cuenta, pues el vulnerable era aquel joven y no debía ponerle más dilemas en la cabeza.

Con ello había respondido a todas las preguntas que el joven le había hecho, ahora era su turno de preguntar, sería solo lo básico para saber con quién estaba tratando en estos momentos, aunque también para saber si realmente podría hacer algo por él.

- ¿Su creador ya le explicó lo básico? – preguntó cambiando bruscamente de tema – Es una mecánica muy simple, pero fundamental, más con los últimos individuos que han estado llegando a la ciudad – dijo refiriéndose a la oleada de cazadores que habían llegado a París.

por **Des Yusei** Sáb Jul 02, 2011 5:56 am

No tiene de que disculparse, fui yo la que debió haberle avisado de mi presencia, pero tengo la costumbre de ocultarla por todo este revuelvo de los cazadores

Cazadores, sí, eh oído a hablar de ellos...

No es que no tenga malas intenciones, Monsieur, es que simplemente no tengo intención alguna

Entiendo, le mire intrigado.

Tenemos la misma edad física, como puede ver, pero sí, en realidad soy mucho mayor que usted.

Al escuchar esas palabras, presentí que no eran del todo verdad o escondía algo más.

Esa ultima respuesta me ah dejado un sin sabor sabe, ¿por qué sera?

Asintió sentando en la lapida próxima en la que yo estaba, ah lo que yo solo atine a mirarle fijo expectante.

No es que uno pueda escoger estar triste por lo que se es, menos en nuestro caso, solo es cuestión de asimilarlo ¿No cree? Y eso solo ocurre con el paso del tiempo – Lo que me pone triste es la forma en que sobrevivimos, como podrá notar mi ética es muy diferente a la de muchos de nuestra raza, creo que soy la única inmortal a la que llega a darle asco la sangre

Su tono burlesco al final la oración no me tranquilizo para nada, creo que ese es mi problema, no a pasado mucho tiempo desde que me convertí, así que presumo que tiene razón, por cierto, beber sangre no me causa asco, lo disfruto bastante, pero solo lo hago para no estar débil, afirmo.

¿Cree que se puede extrañar a alguien de quien se ha huido?

Pensé que esta había dejado a su familia para evitar el sufrimiento, cosa que yo no hice y que realmente tampoco tenia pensado hacer, no tenia sentido hacerlo según yo, luego de mis hermanos y mis primos, nadie se acordaría más de mi.

¿Su creador ya le explicó lo básico? Es una mecánica muy simple, pero fundamental, más con los últimos individuos que han estado llegando a la ciudad

No le conozco, solo se que fue una mujer delgada, esta me mordió y no supe más, se refiere a los cazadores, ¿verdad?, solo se que debo beber sin ser visto obviamente, pero realmente no soy de los que huyen de los problemas, si veo un cazador le matare, no me esconderé.

Me levante, sabes retumbando en su cabeza, eh descubierto cosas, como mi sorprendente fuerza también que puedo leer la mente de ciertas personas, algunas con más facilidad de otras, incluso mandarles mensajes, como lo hago contigo ahora.., cambiar los estados de animo de mis familiares y incluso inducir a personas hacer ciertas cosas que yo deseo, imagino que eso es parte de esto, ¿verdad?, mientras me miraba las manos y frotaba mis colmillos con la lengua.

Di vuelta hacia ella, tomando su hombro, me ha servido hablar contigo, sabes, me tranquiliza ver que hay más como yo, claro, al menos accesibles, le dije.

por **Carmmine Von Misson** Miér Jul 06, 2011 3:43 am

Le causaba algo de tristeza ver a un novicio así, tampoco es que fuera lástima, pero si alguien más se hubiese encontrado con él la historia habría sido diferente, si hubiese sido La Madre, probablemente lo hubiese fulminado con tan solo una mirada al ver la ingenuidad que le regalaba su desconocimiento de las reglas más básicas.

Dio un pequeño salto al oír que no había conocido a su creador, aquello le evocaba tristes recuerdos del pasado que a veces preferiría no haber tenido nunca. Al menos a ella le habían enseñado los secretos de su especie, y otros tantos que no tenían nada que ver con ello pero que de todos modos habían ampliado su mundo considerablemente.

Solo pudo negar con un ademan cuando el joven le comentó que mataría a cualquier cazador que se le cruzara. Ese ímpetu sería su condena si no aprendía a controlarlo. Al parecer era como los típicos vampiros recién creados que se creían dueños del mundo, invencibles. Eso hasta que uno de los más antiguos se le cruzaba para sesgarle la vida, o bien podía ser un cazador que se valdría de su inexperiencia.

Buscaba una forma de hacerle entender que eso no lo llevaría a ningún lado, pero no se dio cuenta y ya tenía su mano en uno de uno de los hombros. ¿Servirle? Aquello no había sido nada, debía dejarle las cosas claras antes de que si inexperiencia comenzara a jugarle malas pasadas.

- No le serviría de nada aprender más sobre sus dones si no aprende antes a controlar ese ímpetu suyo – dijo levantándose de la desgastada lápida – Y tenga algo en cuenta, los cazadores rara vez trabajan solos –

Aquello último había sido más bien una advertencia, pero no pudo evitar esbozar una sonrisa ante la sola idea de tener que encontrarse con uno de ellos, aunque probablemente no estaría tan sola. Ya no tenía tiempo para ello con su agitada vida en París.

- Si vas a alimentarte se cuidadoso – dijo comenzando a caminar, dándole la espalda – No dejes que las ansias terminen devorándote también a ti, te hará bajar la guardia –

Volvió a subirse al árbol que otrora le había servido de escondite, con un ágil salto, aunque se jugaba un poco la suerte, porque no sabía hasta qué punto la rama resistiría su peso si es que el joven decidía acompañarla.

- ¿Puedes adivinar mi nombre? – dijo como si quisiera jugar con él, pues había cerrado su mente a los pensamientos e intrusiones ajenas – Inténtalo, Des –

Dijo comenzado a tratarlo de manera menos formal, sabía que fallaría, pero sería una pequeña lección para que no dejara que algún día sus cavilaciones fueran oídas por alguien más que tuviese dones similares a los suyos.

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