Noche de Imprevistos {Privado}

por **Alanis Borgette** Jue Jul 28, 2011 10:11 pm

En la vida hay personas que toman muy literalmente eso de “llevar una vida por un recto y claro sendero”. Precisamente, Alanis aplicaba esa regla en el sentido de que su vida era muy lineal, todo a realizar tenía una explicación y cada paso a dar era previamente analizado por la hechicera, a quien no le gustaba dejar pasar nada por alto. Una vida completamente organizada para quien se tomase el tiempo de vislumbrar los cotidianos accionares de aquella peculiar dama que siempre mantenía sobre sí una envoltura de misterio e intriga.

Despertarse a la misma hora todos los días, generar las mismas acciones en un orden exacto y aprovechar el atardecer para dar un paseo en la ciudad. Sí, Alanis premeditaba todo antes de realizarlo, acabando con cualquier indicio de sorpresa o imprevisto ante su persona.
Pero hay ocasiones que hasta la mente más meticulosa se ve en el lamento de que no todo puede controlarse. Sucede que muchisimas cosas no funcionan en torno a un eje central que todo puede manejarlo. Y a veces la anciana hechicera olvidaba ese pequeño gran detalle.

El Sol ya despojaba sus últimos rayos de la jornada cuando la dama solicitó al chofer que se le tenía asignado por una familia clienta de que se le llevase hacia el Norte de la ciudad, pues allí la bruja conocía una pequeña plaza que era de su particular gusto.
Todo estaba pensado; tomaría asiento en una tranquila banca y disfrutaría sin molestia alguna de la veraniega brisa nocturna con intención de despejarse un poco y recordar cada una de las tantas cosas que meticulosamente generaría al otro día.
Vislumbrando desde la pequeña ventanilla del carruaje a la gente que transitaba en las calles parisinas, Alanis mantenía su característica serenidad mientras sus manos recaían sobre la abultada falda color índigo que ésta vestía, haciendo un perfecto juego con el diminuto pero presente broche del mismo tono que recogía de manera precisa sus cabellos rubios. El Sol ya se había escondido por completo cuando poco faltaba para llegar al destino deseado.

Abruptamente, el carruaje donde yacía la madame se detuvo sin advertencia alguna, haciendo que ajustadamente la hechicera tuviera tiempo de apoyar sus manos contra el asiento frente a sí y no golpearse por aquel repentino accidente.
- ¿Qué sucede Henry? – preguntó con cierta molestia Alanis, acercando su rostro a la ventanilla donde trataba de vislumbrar lo acontecido. Extrañamente no veía nada, pero sentía muchos sonidos.
Finalmente y algo preocupado, Henry, el chofer de la hechicera se acercó a ésta para explicar lo sucedido – Madame, disculpad el altercado de hace un instante, parece que nuestro amigo tiene un problema en una de sus herraduras y estaremos quietos por un buen instante – confirió aquel con gotas de sudor en su frente, tal vez, por el miedo a como su patrona reaccionase.
- Parece que no queda más que esperar. De todas formas realizaré mi caminata y cuando vuelva espero el asunto haya sido resuelto – respondió la bruja bajándose del carruaje y posando su mirada de reojo en la defectuosa pata del blanco caballo a su servicio. Una pausa antes de comenzar su andar le hizo notar la sensación de molestia que le generaba internamente a ésta el que sus planes hayan sido truncados ¿Pero quién podría tener presente un altercado de ese tipo? Era en esos momentos que Alanis recordaba que no todo estaba bajo su control.
Dejando aquel inesperado acontecer atrás, unos minutos después y avanzando serenamente llevaron confusamente a la hechicera a otro sitio en lugar del deseado por ésta; pues ahora se veía frente a un llamativo espacio no visitado antes. El parque de diversiones de la ciudad se veía como un lugar donde la noche era bien recibida, pues mucho público se encontraba allí presente, moviéndose de un lado a otros como oleajes de personas alegres que disfrutaran dulces y cómicos espectáculos sin mucho detenimiento.

Sin dudas el lugar era todo lo contrario a lo que Alanis tenía pensado para su relajante paseo. Otra línea para su lista de indeseados imprevistos para el día.
Antes de que la sensación de impotencia o malestar la abordasen, sin pensarlo mucho se sumergió entre la muchedumbre, después de todo ¿Qué otra cosa podría salir diferente a lo deseado?