AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Desembarque hacia un sueño {Pierrot}
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Desembarque hacia un sueño {Pierrot}
Hacía tan sólo tres amaneceres que habíamos abandonado España. Había sido precioso, todo era música, baile, ruido y diversión. Pero como dice padre, todo tiene un final. Yo nunca creí en eso de los finales, y a mis dieciocho años aún seguía sin creerlo. Salimos desde la punta más lejana de la península Ibérica, y viajamos tres días y una noche en barco, hasta llegar a Francia. Eleazar, mi padre, no quería ir deprisa, quería, como todos, disfrutar del mar.
Me permití quedarme mucho rato sentada en la barandilla del barco, mirando hacia la ciudad que, parecía, iba acercándose a nosotros. Conforme el viejo
tempête (tormenta) iba acercándose a París, más se iba encogiendo mi corazón. La pena que sentía por abandonar el mar era demasiada, pero había añorado mi país, y no había ido demasiadas veces a su capital, París, la ciudad de la luz, la ciudad del amor. Famosa en el mundo entero, todas las personas que conocía fuera de Francia me preguntaban por ése magnífico lugar.
Yo simplemente podía responder que había estado pocas veces, pero que era muy lujoso e iluminado. A todos les brillaba la mirada, y eso me hacía sonreír. Una mano en el hombro me sacó de mi ensoñación.
- "A tan altas horas de la noche deberías estar vigilando el sueño de tus hermanos, Coraline..." - dijo mi padre, con esa voz grave que poseía, pero que yo sabía, en el fondo guardaba un enorme y valeroso corazón. Simplemente asentí, y me dispuse a dormir en las carrozas, que estaban en las bodegas.
No sé cuándo desperté, pero era tan temprano que ni siquiera era de día. Un sonido molesto salió de entre mis labios, pero me levanté, con cuidado de no despertar a Chloé y a Jean, y salí de allí, vistiéndome con ropa cómoda, el cabello suelto y las pulseras de siempre. Cualquiera que me viera por el puerto sabría que yo era Gitana. Me asomé a la barandilla, inhalando el aroma marino que había en el aire. Sonreí, y bajé del barco de un salto, silencioso cual felino, y me dispuse a buscar el lugar por el que había venido. Pero... ¿yo sabía dónde estaba?
Me permití quedarme mucho rato sentada en la barandilla del barco, mirando hacia la ciudad que, parecía, iba acercándose a nosotros. Conforme el viejo
tempête (tormenta) iba acercándose a París, más se iba encogiendo mi corazón. La pena que sentía por abandonar el mar era demasiada, pero había añorado mi país, y no había ido demasiadas veces a su capital, París, la ciudad de la luz, la ciudad del amor. Famosa en el mundo entero, todas las personas que conocía fuera de Francia me preguntaban por ése magnífico lugar.
Yo simplemente podía responder que había estado pocas veces, pero que era muy lujoso e iluminado. A todos les brillaba la mirada, y eso me hacía sonreír. Una mano en el hombro me sacó de mi ensoñación.
- "A tan altas horas de la noche deberías estar vigilando el sueño de tus hermanos, Coraline..." - dijo mi padre, con esa voz grave que poseía, pero que yo sabía, en el fondo guardaba un enorme y valeroso corazón. Simplemente asentí, y me dispuse a dormir en las carrozas, que estaban en las bodegas.
No sé cuándo desperté, pero era tan temprano que ni siquiera era de día. Un sonido molesto salió de entre mis labios, pero me levanté, con cuidado de no despertar a Chloé y a Jean, y salí de allí, vistiéndome con ropa cómoda, el cabello suelto y las pulseras de siempre. Cualquiera que me viera por el puerto sabría que yo era Gitana. Me asomé a la barandilla, inhalando el aroma marino que había en el aire. Sonreí, y bajé del barco de un salto, silencioso cual felino, y me dispuse a buscar el lugar por el que había venido. Pero... ¿yo sabía dónde estaba?
Invitado- Invitado
Re: Desembarque hacia un sueño {Pierrot}
Cuanto amaba el océano. ¿La razón? No lo se, desde que tengo memoria he sentido una extraña fascinación por el. Las olas, su viene y va, quizás algo común para el resto de los humanos, algo extraordinario para mi. Cada que tenía tiempo venia al puerto, en realidad ni siquiera tenia que tener una razón para hacerlo, simple distracción, simple antojo. Hoy era un día de esos en los que solo anhelas algo de paz y no era que mi vida fuera un caos o algo parecido, en realidad no tenia razón alguna para quejarme, mi vida era perfecta. Era pobre, si, pero muy feliz, con toda mi gente, todos éramos hermanos, todos dependiendo los unos de los otros, todos nos respetábamos, ¿que mas se puede pedir?
El sol empezaba a anunciar su despedida mientras yo caminaba por la orilla del puerto aun con mi traje de payaso si es que así se le podía llamar, ya que en realidad era tan solo un traje viejo que poseía desde hace un par de años. La cara pintada de blanco, los labios de un tono oscuro y mi inseparable sombrero de copa que se había convertido casi casi en mi confidente. Amaba mi vida, aun cuando algunas personas pudieran pensar que la vida de un gitano y aparte payaso no es más que decadencias. Mi mejor paga no era el dinero, lo mejor era ver sonreír a las personas, eso era mi sustento diario.
Visualice a lo lejos una embarcación y en ella a algunas personas, muchos barcos se veían por estos rumbos, la mayoría de pescadores pero este no lo parecía. Me senté en la orilla del muelle y fije mi vista en mis zapatos, uno de ellos empezaba a molestarme por lo que decidí descalzarme para ser completamente libre. Cuando alce la vista pude ver que una de las personas que había visualizado anteriormente en el barco ahora iba en mi dirección, una chica de largos y oscuros cabellos, ropas holgadas, pulseras. ¿Una gitana? Sonreí levemente al darme cuenta de lo que era obvio, conocer gente nueva siempre me emocionaba y esta no seria la excepción.
- Hola. – Salude mientras alzaba la mano para sostener el mechón de cabello que el viento había sacado de su lugar en mi cabeza, un día bastante airoso. – Nunca había visto a gitanos viajar en barco. ¿Por que lo eres no es así? – Apostaba las libras que fuesen a favor de mi teoría.
Off: Disculpa por tardar tanto en responder T_T
El sol empezaba a anunciar su despedida mientras yo caminaba por la orilla del puerto aun con mi traje de payaso si es que así se le podía llamar, ya que en realidad era tan solo un traje viejo que poseía desde hace un par de años. La cara pintada de blanco, los labios de un tono oscuro y mi inseparable sombrero de copa que se había convertido casi casi en mi confidente. Amaba mi vida, aun cuando algunas personas pudieran pensar que la vida de un gitano y aparte payaso no es más que decadencias. Mi mejor paga no era el dinero, lo mejor era ver sonreír a las personas, eso era mi sustento diario.
Visualice a lo lejos una embarcación y en ella a algunas personas, muchos barcos se veían por estos rumbos, la mayoría de pescadores pero este no lo parecía. Me senté en la orilla del muelle y fije mi vista en mis zapatos, uno de ellos empezaba a molestarme por lo que decidí descalzarme para ser completamente libre. Cuando alce la vista pude ver que una de las personas que había visualizado anteriormente en el barco ahora iba en mi dirección, una chica de largos y oscuros cabellos, ropas holgadas, pulseras. ¿Una gitana? Sonreí levemente al darme cuenta de lo que era obvio, conocer gente nueva siempre me emocionaba y esta no seria la excepción.
- Hola. – Salude mientras alzaba la mano para sostener el mechón de cabello que el viento había sacado de su lugar en mi cabeza, un día bastante airoso. – Nunca había visto a gitanos viajar en barco. ¿Por que lo eres no es así? – Apostaba las libras que fuesen a favor de mi teoría.
Off: Disculpa por tardar tanto en responder T_T
Pierrot Quartermane- Humano Clase Alta
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Re: Desembarque hacia un sueño {Pierrot}
La brisa conseguía que una sonrisa quedara plasmada en mi rostro, sin razón aparente para los demás, aunque para mí fuera increíble, aquel momento. La brisa me recordaba a todos mis viajes, a todas las personas que había tenido el placer de conocer. Había tantas cosas fuera de Francia, tantas cosas que muy poca gente había tenido el gusto de poder ver, que eso me borraba la sonrisa.
Pero por eso pensaba en cosas como en el mar, o como en la gente que había conocido, simplemente en ellos, no en que me había ido de sus vidas, si no en que los recuerdos eran lindos e inolvidables. Jamás podría olvidarme, por mucho que me doliera pensar que probablemente no los volvería a ver. Pero eso era cosa del destino, y si no recordaba mal, el destino juega mucho con la vida de los humanos, o eso decía mi madre según Eleazar.
Ahora que lo pensaba, ¿qué pensaría mi padre cuando descubriera que el sueño de mis hermanos ya no estaba siendo velado? ¿Un castigo? ¿A mí? Simplemente me interrogaría a fondo para saber dónde había estado, y después, diría que quería pasear.
Comencé a caminar por el puerto, distraída, mientras tarareaba algúna canción -que habría oído en algúna divertida ocasión- por lo bajo. Entonces algo me llamó la atención, mejor dicho, alguien. Bajé mi mirada, y a unos pasos de mí, un chico -o eso me pareció por la voz-, me saludó. Sonreí cuando comentó que era gitana. En seguida me di cuenta de que debía ser evidente. Reí levemente y me senté junto a él en el muelle, mirando sus facciones; iba pintado de algo, algo que había visto antes. Eché mi cabello hacia atrás para poder observarlo mejor.
- Sí, lo soy... Mi familia y yo viajamos por mar gracias a que encontramos un barco con el que navegar. Me apasiona el mar... - Sí, solía perderme en las conversaciones, pero esta ni siquiera había comenzado del todo. Él me tuteaba, así que no podía ser de una clase social demasiado alta para poder hacerlo. Normalmente la gente de clase alta hablaba con un rintintín que me causaba enorme gracia, pero que respetaba. - No puedo apostillar a lo qué tú eres, entiéndeme... - me excusé, tocando su cara con mi dedo índice sin poder evitarlo, retirando en menos de un segundo, para observar la pintura que había quedado en éste. Volví a mirar al chico a los ojos y sonreí. - ¿Payaso? - pregunté, ladeando el rostro sobre mis hombros, curiosa.
Pero por eso pensaba en cosas como en el mar, o como en la gente que había conocido, simplemente en ellos, no en que me había ido de sus vidas, si no en que los recuerdos eran lindos e inolvidables. Jamás podría olvidarme, por mucho que me doliera pensar que probablemente no los volvería a ver. Pero eso era cosa del destino, y si no recordaba mal, el destino juega mucho con la vida de los humanos, o eso decía mi madre según Eleazar.
Ahora que lo pensaba, ¿qué pensaría mi padre cuando descubriera que el sueño de mis hermanos ya no estaba siendo velado? ¿Un castigo? ¿A mí? Simplemente me interrogaría a fondo para saber dónde había estado, y después, diría que quería pasear.
Comencé a caminar por el puerto, distraída, mientras tarareaba algúna canción -que habría oído en algúna divertida ocasión- por lo bajo. Entonces algo me llamó la atención, mejor dicho, alguien. Bajé mi mirada, y a unos pasos de mí, un chico -o eso me pareció por la voz-, me saludó. Sonreí cuando comentó que era gitana. En seguida me di cuenta de que debía ser evidente. Reí levemente y me senté junto a él en el muelle, mirando sus facciones; iba pintado de algo, algo que había visto antes. Eché mi cabello hacia atrás para poder observarlo mejor.
- Sí, lo soy... Mi familia y yo viajamos por mar gracias a que encontramos un barco con el que navegar. Me apasiona el mar... - Sí, solía perderme en las conversaciones, pero esta ni siquiera había comenzado del todo. Él me tuteaba, así que no podía ser de una clase social demasiado alta para poder hacerlo. Normalmente la gente de clase alta hablaba con un rintintín que me causaba enorme gracia, pero que respetaba. - No puedo apostillar a lo qué tú eres, entiéndeme... - me excusé, tocando su cara con mi dedo índice sin poder evitarlo, retirando en menos de un segundo, para observar la pintura que había quedado en éste. Volví a mirar al chico a los ojos y sonreí. - ¿Payaso? - pregunté, ladeando el rostro sobre mis hombros, curiosa.
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Re: Desembarque hacia un sueño {Pierrot}
Había acertado, aunque era bastante obvio lo dicho anteriormente. La chica era una gitana y por sus propias palabras acabada de llegar a Paris. ¿Habría estado ya antes aquí? Por que si era la primera vez, ¡vaya que lo disfrutaría! Paris poseía algo extraordinario que ningún otro lugar podía presumir de tener: magia, y la verdad es que poco era el tiempo que podía decir que había tenido por cobijo las luces parisinas, pero si el suficiente para declararme un enamorado total de esta. Mi naturaleza de gitano me decía que pronto llegaría la hora de abandonar, para seguir nuestro camino, uno de nunca acabar, pero también mi naturaleza de humano sentimental me decía que llegando ese día me deprimiría por tener que dejar esta bella e increíble ciudad. ¿Quedarme? No, mi deber estaba con los míos, jamás lo abandonaría. ¿Y abandonaría mis sueños por seguirlos a ellos? Si, eso y mas, todo lo que fuese necesario.
Sonreí a la joven chica que acababa de sentarse a mi lado, ese gesto me demostró que era bastante amigable lo cual me traía satisfacciones, aunque no era nada extraño en realidad
- Y un mago también. – Respondí ampliando aun más la sonrisa impregnada en mis labios oscurecidos por la pintura. Fije mi vista en la de ella intentando de esa manera sumarle misterio al momento, alce mi mano hasta mi oído derecho y después de un par de movimientos rápidos una moneda yacía en mi mano, expuesta ante ella como una especie de premio. – En realidad puedo encajar en varias categorías si de eso se trata. Payaso, algo de mago y si, gitano aunque no lo parezca a simple vista. – Sonreí una vez mas como si nada de aquello me afligiera, en realidad no lo hacia, al contrario, me enorgullecía. – Se reconocer a los míos, no ha sido una coincidencia el que adivinara tus raices. – Fije mi vista al frente y pude ver la embarcación a la que ella se había referido segundos antes, un barco de no tan grandes dimensiones pero si digno de admirar, justo en ese momento recordé que jamás había estado arriba de uno, pero imaginaba lo maravilloso que debía ser poder disfrutar del mar desde ese ángulo, siendo parte de el, no solo un espectador. - ¿Ellos son tu familia? – No pude evitar el preguntar al ver a un hombre ya entrado en años con un pequeño que se dejaban ver arriba del barco, el hombre levanto la vista y la fijo en nuestra dirección, yo alce la mano y le salude de modo amistoso y por cortesía, aun cuando yo era un desconocido para el. – Parecen agradables. Por cierto, soy Janosh, aunque todos me llaman Pierrot, puedes llamarme como gustes.
Sonreí a la joven chica que acababa de sentarse a mi lado, ese gesto me demostró que era bastante amigable lo cual me traía satisfacciones, aunque no era nada extraño en realidad
- Y un mago también. – Respondí ampliando aun más la sonrisa impregnada en mis labios oscurecidos por la pintura. Fije mi vista en la de ella intentando de esa manera sumarle misterio al momento, alce mi mano hasta mi oído derecho y después de un par de movimientos rápidos una moneda yacía en mi mano, expuesta ante ella como una especie de premio. – En realidad puedo encajar en varias categorías si de eso se trata. Payaso, algo de mago y si, gitano aunque no lo parezca a simple vista. – Sonreí una vez mas como si nada de aquello me afligiera, en realidad no lo hacia, al contrario, me enorgullecía. – Se reconocer a los míos, no ha sido una coincidencia el que adivinara tus raices. – Fije mi vista al frente y pude ver la embarcación a la que ella se había referido segundos antes, un barco de no tan grandes dimensiones pero si digno de admirar, justo en ese momento recordé que jamás había estado arriba de uno, pero imaginaba lo maravilloso que debía ser poder disfrutar del mar desde ese ángulo, siendo parte de el, no solo un espectador. - ¿Ellos son tu familia? – No pude evitar el preguntar al ver a un hombre ya entrado en años con un pequeño que se dejaban ver arriba del barco, el hombre levanto la vista y la fijo en nuestra dirección, yo alce la mano y le salude de modo amistoso y por cortesía, aun cuando yo era un desconocido para el. – Parecen agradables. Por cierto, soy Janosh, aunque todos me llaman Pierrot, puedes llamarme como gustes.
Pierrot Quartermane- Humano Clase Alta
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Re: Desembarque hacia un sueño {Pierrot}
Abrí algo más los ojos al oír lo que dijo. ¿Mago? Oh, la magia era genial, había visto tanta en mi vida. Cuando viajas, siempre consigues descubrir cosas nuevas, gente nueva, y todo eso te enseña cosas como la magia. Increíblemente mágico. Reí al ver como una moneda salía de su oreja y quise aplaudir, pero preferí asentír varias veces, encantada con el truco.
- Vaya, es... increíble. - sonreí de nuevo. Entonces mi rostro se compuso en una mueca de sorpresa cuando dijo que era gitano. Había supuesto que su clase no era muy alta, pero que fuera gitano no había pasado por mi mente. Sería la pintura que había en su rostro. - Me alegra encontrar a más gente como yo.- dije, sonriendo. Parecía estar orgulloso de su étnia, algo fantástico, pues yo jamás me avergonzaría de eso, y eso ya valía para mucho. Desvié la mirada hacia donde miraba el muchacho ahora, hacia la embarcación que se alzaba ante nuestras cabezas, el tempête. Me gustaba su forma, tan antigua, tan extrañamente vieja. Era perfecto, al menos para mí, vaya. Suspiré y asentí ante la pregunta, sonriendo al ver como saludaba a las dos siluetas que había en la popa del barco. Eleazar dio una cabezada con una sonrisa, al ver cómo sonreía, tranquilizandole por cualquier duda que tuviese. Jean se limitó a sonreír y agitar la mano. Supuse que Chloé estaría dormida aún. Me giré hacia el chico de nuevo. - Janosh... Pierrot. Soy Coraline, y a menudo me llaman Cora. - me presenté, sonriendo. - Janosh... me gusta tu nombre. - dije, asintiendo. - Pero Pierrot... me gusta, pero no lo había oído nunca. - comenté, pensando en si algúna vez había pasado por mis oídos.
- Vaya, es... increíble. - sonreí de nuevo. Entonces mi rostro se compuso en una mueca de sorpresa cuando dijo que era gitano. Había supuesto que su clase no era muy alta, pero que fuera gitano no había pasado por mi mente. Sería la pintura que había en su rostro. - Me alegra encontrar a más gente como yo.- dije, sonriendo. Parecía estar orgulloso de su étnia, algo fantástico, pues yo jamás me avergonzaría de eso, y eso ya valía para mucho. Desvié la mirada hacia donde miraba el muchacho ahora, hacia la embarcación que se alzaba ante nuestras cabezas, el tempête. Me gustaba su forma, tan antigua, tan extrañamente vieja. Era perfecto, al menos para mí, vaya. Suspiré y asentí ante la pregunta, sonriendo al ver como saludaba a las dos siluetas que había en la popa del barco. Eleazar dio una cabezada con una sonrisa, al ver cómo sonreía, tranquilizandole por cualquier duda que tuviese. Jean se limitó a sonreír y agitar la mano. Supuse que Chloé estaría dormida aún. Me giré hacia el chico de nuevo. - Janosh... Pierrot. Soy Coraline, y a menudo me llaman Cora. - me presenté, sonriendo. - Janosh... me gusta tu nombre. - dije, asintiendo. - Pero Pierrot... me gusta, pero no lo había oído nunca. - comenté, pensando en si algúna vez había pasado por mis oídos.
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