AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Crees en los buenos momentos? [~.Privado.~]
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¿Crees en los buenos momentos? [~.Privado.~]
-Debió de haberlo pensado mejor pero el fantasma de un prostituto calento la anatomia del brujo haciendo que trás aquella visita acabase al final donde siempre había terminado, en el burdel pero esta vez en búsqueda de compañía masculina especialmente alguien capaz de satisfacer sus deseos como dios mandaba ¿dios? preferia optar por otra frase pero ya que a dios precisamente no debia de pedirle nada- Nunca cambia -dijo pendiente de que la mujer más veterana se acomodase a su lado, tenia poder aquella mujer igual que la belleza pero eso no deshizo sus deseos por algo de masculinidad puesto que claro que habia cambiado el burdel en una cosa y era que ahora se permitían la compañia de hombres en esos lugares...algo grato dado la bisexualidad del brujo de este modo se veía satisfecha por dos-
Busco un muchacho - Claramente miró a la mujer, no se habia decepcionado pero el brillo de sus ojos se habia perdido, temería que los hombres pisaran fuerte aquel lugar que tan solo estaba habitado y poblado por mujeres pero eso no le importó cuando le guió hacia una habitación "¿De verdad que quieres a un muchacho? sabes que eres mi cliente favorito" insinuó mientras depositaba su mano en el pecho de Aetos. No era tonto sabia que quien cayese en esos trucos debia de ser verdaderamente idiota asi que sin ninguna sonrisa apartó cortesmente la mano de la dama- Un muchacho -repitió entrando aquella habitacion cuyo aroma intensificó unas nauseas en él, olor a fresa y a sexo, amargo dulzón de los placeres sexuales incluso donde algun que otro espíritu se distraería en las noches mirando aquellos actos.
No esperó a sentarse colocando las manos en un abotella de vino comprobando como mimaban a los más ricos, no era vino aguado sino al parecer una buena cosecha del 67, buen año aunque habia otros mejores con la actualidad, tampoco tuvo deseos de controlarse asi que abrió la botella vertiendo liquido en aquellas dos copas predispuestas, no quiso pensar para que otros fines habian sido usadas pero ahora y solo ahora eran para su disfrute "Han elegido bien amo" escuchó la voz de una mujer riendo "es una excelente carne humana para vos" resopló- Fuera mujer esta vez no estoy para nadie - y con esas risas se marchó sabiendo muy bien que cuando el brujo decia que "no" era no-
[Nota: la voz de oliva son de los espíritus que ve Aetos]
Busco un muchacho - Claramente miró a la mujer, no se habia decepcionado pero el brillo de sus ojos se habia perdido, temería que los hombres pisaran fuerte aquel lugar que tan solo estaba habitado y poblado por mujeres pero eso no le importó cuando le guió hacia una habitación "¿De verdad que quieres a un muchacho? sabes que eres mi cliente favorito" insinuó mientras depositaba su mano en el pecho de Aetos. No era tonto sabia que quien cayese en esos trucos debia de ser verdaderamente idiota asi que sin ninguna sonrisa apartó cortesmente la mano de la dama- Un muchacho -repitió entrando aquella habitacion cuyo aroma intensificó unas nauseas en él, olor a fresa y a sexo, amargo dulzón de los placeres sexuales incluso donde algun que otro espíritu se distraería en las noches mirando aquellos actos.
No esperó a sentarse colocando las manos en un abotella de vino comprobando como mimaban a los más ricos, no era vino aguado sino al parecer una buena cosecha del 67, buen año aunque habia otros mejores con la actualidad, tampoco tuvo deseos de controlarse asi que abrió la botella vertiendo liquido en aquellas dos copas predispuestas, no quiso pensar para que otros fines habian sido usadas pero ahora y solo ahora eran para su disfrute "Han elegido bien amo" escuchó la voz de una mujer riendo "es una excelente carne humana para vos" resopló- Fuera mujer esta vez no estoy para nadie - y con esas risas se marchó sabiendo muy bien que cuando el brujo decia que "no" era no-
[Nota: la voz de oliva son de los espíritus que ve Aetos]
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: ¿Crees en los buenos momentos? [~.Privado.~]
- Y yo le dije "¡Ni pienses que por sólo 200 francos voy a tocar eso! ¡¿Quién crees que soy, una puta?!" -concluyó su historia la chica de prominente busto y escultural figura, en su mano una pequeña copa de vino bastante barato estaba a medio consumir al igual que muchas sobre la mesa en la que varias cortesanas, y él, se reunían. Las risas y aplausos no tardaron en aparecer por la supuesta valentía de la chica y claro, su ironía bien usada y de terminología justa para alguien como ellos. No sabía porqué, pero aquel día no había tenido demasiados clientes importantes o para él buenos, un par bastante inexpertos y otro que lo único que quería era una buena felación sin otorgar placer a cambio, un fiasco para él. La mejor opción parecía entonces, la actual, conversar con el resto de las chicas y uno que otro chico que estuviese en su misma posición y hasta peor, bebiendo un par de tragos que a diferencia de muchas, él recién acababa su primera copa. No es que fuese un mal bebedor o tuviese problemas con su estado etílico muy temprano, pero ciertamente el vino no era un trago que pudiese pasar con tanta facilidad como para echar al hilo tres copas en pocos minutos.
Las historias siguieron así por un par de minutos, ciertamente el ambiente era muy de confianza más si se estaban contando bochornos de alto calibre para unos prostitutos como ellos, pero dichos cuentos llegaron a su pausa cuando una tercera ingresó en el metro cuadrado de la redonda mesa, buscando alguien con la mirada hasta que sus ojos, con cierta molestia quizás, se posaron sobre los suyos fijamente.- Zeth, andando -vociferó y sin esperar dio media vuelta sobre sus tacones y emprendió su marcha. Con prisa el joven se bebió el contenido restante de su copa que le hizo formar una mueca algo graciosa, mientras se alzaba ciertas porras y risas se oyeron entre las chicas, tales como "¡Déjanos uno!" y así, sin mencionar los de tono más elevado para las que ya sufrían los efectos del alcohol, a lo que el muchacho sólo asentía entre risas. Siguió a la mujer en silencio, aun cuando tenía curiosidad de lo que el llamaba pero estaba más que convencido que se trataba de un cliente más del día, por lo que le restaba sólo desear que con ello su día mejorase.
- Ya, entra y hazlo bien -dijo con sorna, el ceño fruncido y poca amistad la mujer antes de retirarse una vez lo dejó frente a una de las habitaciones. Por su parte frunció los labios con incomodidad siguiéndole con la mirada un momento mientras avanzaba con el corredor, no tenía porqué tratarlo así sólo porque no la deseaban a ella, como suponía era su caso, no le hallaba mejor explicación. Le restó importancia y se dedicó a lo suyo, arregló sus ropas para una mejor presentación que claramente iba destinada a su cliente, no creía que nadie más en el cuarto fuese siquiera a notar su presencia al ingresar. Abrió la puerta y repasó el lugar con la mirada, acostumbrado ya al nada agradable aroma que despedían los cuerpos en movimiento y unidos; pasó la vista, expectante, buscando a su quien serviría de compañía, topándose con un apuesto hombre bebiendo en soledad, no parecía para nada asustado o cohibido por el resto, bebiendo como si la sala de estar de su casa fuese.
"Debe tener experiencia" fue su primer pensamiento, el cual se provocó formar una sonrisa cerrando la puerta detrás suyo, al menos éste valdría la pena y mejoraría su nefasto día, o eso esperaba. Caminó esquivando algunos hombres ya bastante borrachos y se paró frente a él.- ¿Usted fue quien requirió mis servicios, señor? -preguntó con una encantadora sonrisa, de esas que encandilas, sobre sus labios, viéndolo más de cerca su mirada era penetrante, como las que adoraba, y por lo mismo, le sostuvo su mirar hasta recibir su contestación.
Las historias siguieron así por un par de minutos, ciertamente el ambiente era muy de confianza más si se estaban contando bochornos de alto calibre para unos prostitutos como ellos, pero dichos cuentos llegaron a su pausa cuando una tercera ingresó en el metro cuadrado de la redonda mesa, buscando alguien con la mirada hasta que sus ojos, con cierta molestia quizás, se posaron sobre los suyos fijamente.- Zeth, andando -vociferó y sin esperar dio media vuelta sobre sus tacones y emprendió su marcha. Con prisa el joven se bebió el contenido restante de su copa que le hizo formar una mueca algo graciosa, mientras se alzaba ciertas porras y risas se oyeron entre las chicas, tales como "¡Déjanos uno!" y así, sin mencionar los de tono más elevado para las que ya sufrían los efectos del alcohol, a lo que el muchacho sólo asentía entre risas. Siguió a la mujer en silencio, aun cuando tenía curiosidad de lo que el llamaba pero estaba más que convencido que se trataba de un cliente más del día, por lo que le restaba sólo desear que con ello su día mejorase.
- Ya, entra y hazlo bien -dijo con sorna, el ceño fruncido y poca amistad la mujer antes de retirarse una vez lo dejó frente a una de las habitaciones. Por su parte frunció los labios con incomodidad siguiéndole con la mirada un momento mientras avanzaba con el corredor, no tenía porqué tratarlo así sólo porque no la deseaban a ella, como suponía era su caso, no le hallaba mejor explicación. Le restó importancia y se dedicó a lo suyo, arregló sus ropas para una mejor presentación que claramente iba destinada a su cliente, no creía que nadie más en el cuarto fuese siquiera a notar su presencia al ingresar. Abrió la puerta y repasó el lugar con la mirada, acostumbrado ya al nada agradable aroma que despedían los cuerpos en movimiento y unidos; pasó la vista, expectante, buscando a su quien serviría de compañía, topándose con un apuesto hombre bebiendo en soledad, no parecía para nada asustado o cohibido por el resto, bebiendo como si la sala de estar de su casa fuese.
"Debe tener experiencia" fue su primer pensamiento, el cual se provocó formar una sonrisa cerrando la puerta detrás suyo, al menos éste valdría la pena y mejoraría su nefasto día, o eso esperaba. Caminó esquivando algunos hombres ya bastante borrachos y se paró frente a él.- ¿Usted fue quien requirió mis servicios, señor? -preguntó con una encantadora sonrisa, de esas que encandilas, sobre sus labios, viéndolo más de cerca su mirada era penetrante, como las que adoraba, y por lo mismo, le sostuvo su mirar hasta recibir su contestación.
Zeth Kouzounis- Prostituta Clase Baja
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Re: ¿Crees en los buenos momentos? [~.Privado.~]
-Tenia buen gusto aquella mujer...tambien lo que le habian dicho era cierto pues el burdel se jactaba de tener a los más hermosos muchachos y muchachas tanto de paris como de diferentes etnías, tenia el cabello negro, facciones no excesivamente delicadas pues se ponía hacer presente su masculinidad sin tampoco dejar que fuera excesivamente grotesca pues los hombres como Aetos buscaban la perfeccion sin la exageración. No le importó en lo más mínimo que ambas miradas se mantuvieran sino que lo prefirió daba a entender que era alguien que no tenía miedo a las miradas del brujo algo que por el momento se sumaba a la mezcla de halagos que nunca serían dichos en sus labios- Me temo que si, soy yo el que te ha hecho llamar
-Acto seguido le tomó por la muñeca acercándolo contra su cuerpo mientras saboreaba la miel de su aroma contempló más aquellos orbes, Aetos era por costumbre directo con lo que deseaba incluso si a la gente le incomodaba no escondía su forma de ser tras una máscara de humanidad; Los dedos viajaron por un segundo hasta su mentón, despues recorrieron su mandibula y finalizaron el recorrido por su espalda apegandole a su cuerpo sonrió con agrado ya que no parecia ser ese gatito asustado que muchos hombres preferían- Bebamos, seguramente estés cansado de los que te colocan la boca en su bragueta antes de consultarte algo - le dejó libre de su agarre mientras alargaba la mano para entregarle una copa de vino, la que habia preparado para su acompañante-Despejad esta habitacion
-Dio una orden a las mujeres que estaban mirando curiosas a través de la puerta, obedecieron con un movimiento rápido de la madame ya que por la cuenta que le traía tenia que tener contento al brujo sino ya sabia las consecuencias, aquella habitacion fué al instante vaciada aunque tardó de instalarse el silencio en la misma ya que era conocido que los borrachos solian ser bastantes ruidosos haciendo honor hasta el último momento de aquel alarde cuando fueron despojados de sus sillones y hechados a otra habitacion que no era tan cómoda. Una vez que se escuchó el silencio y sin los olores de los demás el brujo se permitió otra mirada ante aquel muchacho, carecia de sensibilidad, de caballerosidad necesaria en aquel tipo de situaciones e incluso no era muy dado a cautivarse en las palabras.
Por él habría dicho un "empecemos" pero no le apetecia algo tan aburrido como el trasero de aquel en bandeja, queria oir su voz no sus gemidos, incluso saber que era lo que pretendia y como actuaba, cada cual tenia su forma de ganar clientes eso sería lo mismo para aquel muchacho aunque aun no era del todo garantizado que fuera uno de los favoritos de Aetos tampoco podia negar que no volvería a verle pues cuando estaba satisfecho no era hombre de cambiar rutinas sino que prefería quedarse con lo que ya conocia- La primera pregunta estúpida, ¿como te llamas? -dijo, tras dar un sorbo a su copa-
-Acto seguido le tomó por la muñeca acercándolo contra su cuerpo mientras saboreaba la miel de su aroma contempló más aquellos orbes, Aetos era por costumbre directo con lo que deseaba incluso si a la gente le incomodaba no escondía su forma de ser tras una máscara de humanidad; Los dedos viajaron por un segundo hasta su mentón, despues recorrieron su mandibula y finalizaron el recorrido por su espalda apegandole a su cuerpo sonrió con agrado ya que no parecia ser ese gatito asustado que muchos hombres preferían- Bebamos, seguramente estés cansado de los que te colocan la boca en su bragueta antes de consultarte algo - le dejó libre de su agarre mientras alargaba la mano para entregarle una copa de vino, la que habia preparado para su acompañante-Despejad esta habitacion
-Dio una orden a las mujeres que estaban mirando curiosas a través de la puerta, obedecieron con un movimiento rápido de la madame ya que por la cuenta que le traía tenia que tener contento al brujo sino ya sabia las consecuencias, aquella habitacion fué al instante vaciada aunque tardó de instalarse el silencio en la misma ya que era conocido que los borrachos solian ser bastantes ruidosos haciendo honor hasta el último momento de aquel alarde cuando fueron despojados de sus sillones y hechados a otra habitacion que no era tan cómoda. Una vez que se escuchó el silencio y sin los olores de los demás el brujo se permitió otra mirada ante aquel muchacho, carecia de sensibilidad, de caballerosidad necesaria en aquel tipo de situaciones e incluso no era muy dado a cautivarse en las palabras.
Por él habría dicho un "empecemos" pero no le apetecia algo tan aburrido como el trasero de aquel en bandeja, queria oir su voz no sus gemidos, incluso saber que era lo que pretendia y como actuaba, cada cual tenia su forma de ganar clientes eso sería lo mismo para aquel muchacho aunque aun no era del todo garantizado que fuera uno de los favoritos de Aetos tampoco podia negar que no volvería a verle pues cuando estaba satisfecho no era hombre de cambiar rutinas sino que prefería quedarse con lo que ya conocia- La primera pregunta estúpida, ¿como te llamas? -dijo, tras dar un sorbo a su copa-
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: ¿Crees en los buenos momentos? [~.Privado.~]
El victo bueno de primera impresión su nuevo cliente se lo había ganado pero con creces, con honores y no dudaba que fuese a mejorar con el paso de las copas y el tiempo. A simple vista parecía ser su "tipo", hombre de estatura y cuerpo considerable sin demasiado exagerar en lo último como le solía hasta dar miedo aquello de brazos tan marcados y sus músculos crecientes como globos inflados, el contrario estaba justo, además que había que admitirlo, su rostro era bastante apuesto y le era imposible despegar la mirada de la fija y penetrarte suya, y tampoco es que quisiera mucho menos, simplemente tenía también deseos de recorrer el resto de cuerpo para generar una vista previa por completo en vez de embelesarse tanto con sus orbes, cosa que estaba pasando en ese momento, mas sin embargo la conciencia y lo que sucedía a su alrededor nunca lo perdió. Ante su afirmación una sonrisa rápida se formó en sus labios, quizás tan rápida como la proximidad que a la fuerza el joven había creado entre sus cuerpos. ¿Molestarle? Al contrario, la mano que llevó por instinto a su pecho no era para guardar distancia o apartarle, era sólo eso, instinto, después de todo tarde o temprano él mismo iba a crear aquella cercanía de una u otra forma que esperaba no fuese a ser de la incomodad y disgusto de quien sería su cliente.
Por su comentario, rió.- No tiende idea usted -inquirió hacia su mal día laborioso, y en parte, agradeció que no deseaba entrar en el terreno tan pronto y que al menos le diera tiempo de hablar, en el día había formado aproximadamente ocho orgasmos, tanto en hombres como mujeres, ¿Y él? Con suerte uno y era por acumulación de dos clientes que le encontraron elevado de temperatura al acabar uno e iniciar el otro. Disfrutó y permitió su tacto, midiéndolo en su escala de gustos y luego giró la cabeza para mirar por encima de su hombro a su "público", que bien oyeron su orden se comenzaron a marchar del lugar, sonrió, estarían solos, mucho mejor para él. Despegó la mano en el pecho del contrario sólo para agitarla en el aire y despedirse con una amplia sonrisa de sus "compañeras de trabajo" y dedicarles una mucho más triunfal a aquellas le miraban con recelo y envidia, no era su culpa tener cliente y ellas no, ¿verdad?. Entonces, estando solos ya y la puerta cerrada, regresó su segura mirada al joven de cabellos cortos, su corazón latía con cierta emoción, algo que siempre le ocurría con gente nueva que requería su servicios, emoción y una pizca de nerviosismo experimentaba pero que se apagaba siendo aplacada por la adrenalina que le invadía unos segundos después.
- Oh, muchas gracias -dijo un poco después luego de tener la copa entre sus dedos y dirigirla a sus labios para probarla. Se asombró por le contraste de sabores entre el líquido que consumía y el que estaba presente en su boca, ¿Era vino? ¿De verdad? De seguro era de una mayor calidad que el anteriormente consumido, así que por lo mismo lo consumió con lentitud, degustándolo, grabando el sabor y su olor por si alguna vez debía volver a probarlo, lo más seguro es que a partir de ahora, ese olor y sabor le recordaran al hombre frente a él. Pero sin embargo, volvió a reír con jovialidad por el tacto que tenía al hablar.- Zeth, por favor sólo llámeme Zeth -respondió.- Hace un tiempo hasta a mí mismo se me hacía complicado pronunciar mi apellido, y dudo bastante que vaya a ser vital para usted -agregó y seguido de ello bebió. Estaba mucho más familiarizado con los apellidos y nombres latinos que a su apellido, Kouzounis, origen griego por culpa y parte de su padre, por lo mismo no lo repetía demasiado siendo su nombre tan fácil de decir y recordar.
Analizó al hombre y la situación, el silencio en la habitación era tal que ni siquiera los sonidos sordos de risas y cosas romperse al exterior perturbaban la tranquila y hasta íntima atmósfera que había entre ellos.- Me va a disculpar usted, pero ¿Me permite tutearle? Se me hace complicado hablar con esa labia rebuscada y caballerosa que aquí todos tienen tan fuertemente dictada -se sinceró con una pícara sonrisa que trató de ocultar tras el transparente vidrio de la copa al apoyar el borde de ésta contra su labio inferior, sentía una enorme curiosidad por el muchacho, ¿Qué quería? ¿Qué buscaba en él? ¿Sólo compañía o era una fachada para dar un mejor pie al sexo? incluso su origen o el caso de que si siempre prefería y buscaba chicos y no chicas fueron temas de debraye en su cabeza que mitigó para tomar la palabra, como era su costumbre en el social.- Segunda pregunta estúpida, ¿Puedo yo saber su nombre y sus deseos? Debe tener su condiciones al igual que yo poseo las mías -volvió a llevar su mano al pecho ajeno al tiempo que sonreír, dibujando figura uniformes con su dedo índice cuando aclaraba aquello, no quería rompes alguna ley que tuviera impuesta el contrario como así también deseaba que respetara esa decisión suya de nada de contacto bucal.
Por su comentario, rió.- No tiende idea usted -inquirió hacia su mal día laborioso, y en parte, agradeció que no deseaba entrar en el terreno tan pronto y que al menos le diera tiempo de hablar, en el día había formado aproximadamente ocho orgasmos, tanto en hombres como mujeres, ¿Y él? Con suerte uno y era por acumulación de dos clientes que le encontraron elevado de temperatura al acabar uno e iniciar el otro. Disfrutó y permitió su tacto, midiéndolo en su escala de gustos y luego giró la cabeza para mirar por encima de su hombro a su "público", que bien oyeron su orden se comenzaron a marchar del lugar, sonrió, estarían solos, mucho mejor para él. Despegó la mano en el pecho del contrario sólo para agitarla en el aire y despedirse con una amplia sonrisa de sus "compañeras de trabajo" y dedicarles una mucho más triunfal a aquellas le miraban con recelo y envidia, no era su culpa tener cliente y ellas no, ¿verdad?. Entonces, estando solos ya y la puerta cerrada, regresó su segura mirada al joven de cabellos cortos, su corazón latía con cierta emoción, algo que siempre le ocurría con gente nueva que requería su servicios, emoción y una pizca de nerviosismo experimentaba pero que se apagaba siendo aplacada por la adrenalina que le invadía unos segundos después.
- Oh, muchas gracias -dijo un poco después luego de tener la copa entre sus dedos y dirigirla a sus labios para probarla. Se asombró por le contraste de sabores entre el líquido que consumía y el que estaba presente en su boca, ¿Era vino? ¿De verdad? De seguro era de una mayor calidad que el anteriormente consumido, así que por lo mismo lo consumió con lentitud, degustándolo, grabando el sabor y su olor por si alguna vez debía volver a probarlo, lo más seguro es que a partir de ahora, ese olor y sabor le recordaran al hombre frente a él. Pero sin embargo, volvió a reír con jovialidad por el tacto que tenía al hablar.- Zeth, por favor sólo llámeme Zeth -respondió.- Hace un tiempo hasta a mí mismo se me hacía complicado pronunciar mi apellido, y dudo bastante que vaya a ser vital para usted -agregó y seguido de ello bebió. Estaba mucho más familiarizado con los apellidos y nombres latinos que a su apellido, Kouzounis, origen griego por culpa y parte de su padre, por lo mismo no lo repetía demasiado siendo su nombre tan fácil de decir y recordar.
Analizó al hombre y la situación, el silencio en la habitación era tal que ni siquiera los sonidos sordos de risas y cosas romperse al exterior perturbaban la tranquila y hasta íntima atmósfera que había entre ellos.- Me va a disculpar usted, pero ¿Me permite tutearle? Se me hace complicado hablar con esa labia rebuscada y caballerosa que aquí todos tienen tan fuertemente dictada -se sinceró con una pícara sonrisa que trató de ocultar tras el transparente vidrio de la copa al apoyar el borde de ésta contra su labio inferior, sentía una enorme curiosidad por el muchacho, ¿Qué quería? ¿Qué buscaba en él? ¿Sólo compañía o era una fachada para dar un mejor pie al sexo? incluso su origen o el caso de que si siempre prefería y buscaba chicos y no chicas fueron temas de debraye en su cabeza que mitigó para tomar la palabra, como era su costumbre en el social.- Segunda pregunta estúpida, ¿Puedo yo saber su nombre y sus deseos? Debe tener su condiciones al igual que yo poseo las mías -volvió a llevar su mano al pecho ajeno al tiempo que sonreír, dibujando figura uniformes con su dedo índice cuando aclaraba aquello, no quería rompes alguna ley que tuviera impuesta el contrario como así también deseaba que respetara esa decisión suya de nada de contacto bucal.
Zeth Kouzounis- Prostituta Clase Baja
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Re: ¿Crees en los buenos momentos? [~.Privado.~]
-Aquel cambio de estar atestado de gente a solo contemplarse ellos dos en aquella inmensidad habia agradado sin lugar a dudas a ambos quienes seguramente no habrian deseado que los oidos de los borrachos interceptasen su conversacion, con una sonrisa de lado respondio a aquel mal dia que al parecer ya aseguraba haber tenido aquel muchacho ¿para que engañarse? nunca podria llegar a imaginar que era lo que significaba dar su cuerpo pues a veces habia placer otras en cambio hastio como parecia haber o tener el muchacho que respondia al nombre de Zeth, seguramente Aetos nunca seria un buen cortesano que era a lo que se hubiera dedicado si no fuera por su habilidad a hablar y tratar con la muerte. Mordería seguramente la mano que le diese de comer pues caprichoso como era con sus gustos buscaba siempre ser el mejor sin que nadie le ordenase, pero bien sabia que tanto los hombres como las mujeres del burdel debian de estar atados a las órdenes "quiero esto" "hazme esto" y bien sabia que a esas alturas algun hombre se habria brajado la bragueta y habria dicho "empieza por esto" y el en vez de habe sido complaciente hubiera golpeado la cabeza de aquel hombre contra su propia entrepierna y habria dicho "empieza tu"-
¿Me dices tu apellido? Quiero saber más de ti aunque claramente puedes contarme mentiras o decirme la verdad - Sonrio complacido, ese nombre le gustaba por ende cuando algo le gustaba queria saber más, no era sed de conocimiento por halagar pues a veces decir que un nombre era bonito o que gustaba, se habia convertido en el halago mas frecuentado incluso por los niños especialmente los que alta clase que aun cuando no supieran pronunciar tu nombre lo que si sabian era decirte que era hermoso. ¿Origen griego? él conocia mucha gente de ese paos incluso habia estado tentado en mudarse alli despues de pasar su estancia en Paris aun cuando por el momento parecia que no seria necesario hasta que no cobrase la ultima de sus deudas;
Saboreó el vino, dejando que su paladar ronronease mientras parecia absorber el sabor igual que habia captado unos segundos en aquel muchacho- Aetos...ese es mi nombre y quiero lo que todos pero lo que nadie, hablar, conocerse y seducirse es un arte que muy pocos conocen -sonrio acariciando el menton de aquel muchacho elevando su rostro- y que muy pocos utilizan -acerco sus labios al rostro del que seguramente seria menor que él, avanzó con sigilo pero no se dirigio a sus labios sino que busco su oido, navegando con la lengua por el lobulo auditivo que se localizaba a la derecha tironeando de el con una sutil mordida mientras susurraba en él- ¿te gustaria o quieres que sea como los demás? -dijo sutil alejando su rostro del suyo mientras colocaba su frente sobre la de él con una sonrisa en los labios. Le gustaba su aroma pues no era perfume en exceso lo que le atraia sino la falta de el lo que le excitaba en su mayor parte-
Ahora dime ¿que es lo que deseas de mi? -Separó con cuidado las piernas del muchacho pero no se colo entre ellas solo queria ver un poco mas su cuerpo y que aquel pantalon hiciera su trabajo, seguramente estaria apretado en aquella zona mas sensible lo que seguramente seria un roce directo y constante, algunos no gustaban de este pero cuando la sensualidad era la unica arma para comunicarse ese roce era incluso mas tortuoso que de costumbre pero no de mla manera sino de todo lo contrario. El siempre habia procurado que el placer viniese de las dos personas, no habia gracia en tener uno mismo el placer, era como navegar en un mar sintiendose poderoso cuando en verdad ese mar no es más que una piscina y tu único velero es tu cuerpo que va nadando sin cansarse de una esquina a otra. Por eso nunca se sentia satisfecho si la otra persona no estaba satisfecha, nunca se sumergia en el sexo si la otra persona no disfrutaba, era la razon por la que muchas ocasiones habia hechado hacia atrás a las cortesanas que le saludaban separando las piernas-
Esta noche seré lo que tu desees que sea, ¿Fantasias? ¿deseos? si quieres puedo llegar a ser lo que deseas que sea...aunque estarás pensando que he robado tus frases ¿me equivoco? -Dió un último sorbo, apurando lo que quedaba de vino para volver a hecharse en su copa, tomando la del muchacho hechandole un poco más para que siguiera probándolo, usualmente nunca hablaba demasiado, el brujo reservaba sus palabras pero cuando hablaba o se mostraba generoso o satisfecho e incluso bromista indicaba que...esa noche seguramente iba en buen camino tanto para él como para la persona que tenia al lado-
¿Me dices tu apellido? Quiero saber más de ti aunque claramente puedes contarme mentiras o decirme la verdad - Sonrio complacido, ese nombre le gustaba por ende cuando algo le gustaba queria saber más, no era sed de conocimiento por halagar pues a veces decir que un nombre era bonito o que gustaba, se habia convertido en el halago mas frecuentado incluso por los niños especialmente los que alta clase que aun cuando no supieran pronunciar tu nombre lo que si sabian era decirte que era hermoso. ¿Origen griego? él conocia mucha gente de ese paos incluso habia estado tentado en mudarse alli despues de pasar su estancia en Paris aun cuando por el momento parecia que no seria necesario hasta que no cobrase la ultima de sus deudas;
Saboreó el vino, dejando que su paladar ronronease mientras parecia absorber el sabor igual que habia captado unos segundos en aquel muchacho- Aetos...ese es mi nombre y quiero lo que todos pero lo que nadie, hablar, conocerse y seducirse es un arte que muy pocos conocen -sonrio acariciando el menton de aquel muchacho elevando su rostro- y que muy pocos utilizan -acerco sus labios al rostro del que seguramente seria menor que él, avanzó con sigilo pero no se dirigio a sus labios sino que busco su oido, navegando con la lengua por el lobulo auditivo que se localizaba a la derecha tironeando de el con una sutil mordida mientras susurraba en él- ¿te gustaria o quieres que sea como los demás? -dijo sutil alejando su rostro del suyo mientras colocaba su frente sobre la de él con una sonrisa en los labios. Le gustaba su aroma pues no era perfume en exceso lo que le atraia sino la falta de el lo que le excitaba en su mayor parte-
Ahora dime ¿que es lo que deseas de mi? -Separó con cuidado las piernas del muchacho pero no se colo entre ellas solo queria ver un poco mas su cuerpo y que aquel pantalon hiciera su trabajo, seguramente estaria apretado en aquella zona mas sensible lo que seguramente seria un roce directo y constante, algunos no gustaban de este pero cuando la sensualidad era la unica arma para comunicarse ese roce era incluso mas tortuoso que de costumbre pero no de mla manera sino de todo lo contrario. El siempre habia procurado que el placer viniese de las dos personas, no habia gracia en tener uno mismo el placer, era como navegar en un mar sintiendose poderoso cuando en verdad ese mar no es más que una piscina y tu único velero es tu cuerpo que va nadando sin cansarse de una esquina a otra. Por eso nunca se sentia satisfecho si la otra persona no estaba satisfecha, nunca se sumergia en el sexo si la otra persona no disfrutaba, era la razon por la que muchas ocasiones habia hechado hacia atrás a las cortesanas que le saludaban separando las piernas-
Esta noche seré lo que tu desees que sea, ¿Fantasias? ¿deseos? si quieres puedo llegar a ser lo que deseas que sea...aunque estarás pensando que he robado tus frases ¿me equivoco? -Dió un último sorbo, apurando lo que quedaba de vino para volver a hecharse en su copa, tomando la del muchacho hechandole un poco más para que siguiera probándolo, usualmente nunca hablaba demasiado, el brujo reservaba sus palabras pero cuando hablaba o se mostraba generoso o satisfecho e incluso bromista indicaba que...esa noche seguramente iba en buen camino tanto para él como para la persona que tenia al lado-
- Spoiler:
- Lamento que el post sea algo malo. Mi cerebro a veces esta sequito y no sabe donde coger las ideas xD
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: ¿Crees en los buenos momentos? [~.Privado.~]
Saber cosas de ellos y entre ellos, hablarse más que sólo tocarse y oírse más que entre jadeos y gritos, esa era una situación a la que el joven latino claramente no estaba acostumbrado, nuevo de otro lo nuevo, peculiar de lo que no se ve mucho menos en hombres, tenía experiencias, suyas, de mujeres que además de sexo, venían a quejarse de su vida, de la sociedad, de su marido, o simplemente quejarse de que sus pechos no crecían como ellas deseaban, eso ya casi venía con el paquete que era tratar con mujeres para él y para muchos de sus colegas. ¿Pero hombres? No, eso tenía que ser nada normal, eso o él tenía tal suerte que sólo ahora se tomaba con un macho que quisiese hablar con la cabeza y no con la cabeza de "allá" abajo. Ante ese pensamiento sonrió, una sonrisa que se escondió fácilmente tras el borde del trasparente material de la copa que aun sujetaba y que aprovechó de consumir ese líquido; no era sed, era gula, curiosidad de probar ese vino fuera de su alcance económico. Sus preguntas el divertía y extrañaban a la vez, y eso el provocaba un estado más risueño de lo que acostumbraba, algo que hasta ahora parecía improbable, siendo Zeth alguien que se burlase y riese hasta de porqué uno siente hambre, de lo más vago él veía algo para reír. ¿O eran efectos del alcohol que a pesar de no ser predominante, estaba allí? Se decantaba más por lo primero, la buena compañía.
Así, se dejaba manipular, dejaba su cuerpo que se amoldase y moviese como el aparente mayor lo desease, complaciendo incluso en esos momentos a quien era su cliente más peculiar en el último tiempo y con quien no rompía el contacto visual, ya encantado por su mirar.- Si usted insiste, no soy quién para ocultarlo.. Y no se crea, es sabido que soy el peor de los mentirosos de por aquí, mi nariz se arruga -su último comentario salió como un susurro, un susurro que simulaba esos secretos que mal contaban los niños a sus padres luego de cometer una travesura; acciones propias de él y que jamás cambiaría edad que tuviese.- Kouzounis, Zeth Kouzounis es mi nombre completo -dijo después, marcándose mucho más su acento extranjero cuando pronunció su apellido, un dato que esperaba haber salido desapercibido. Prestó especial atención a su identificación, su memoria era bien traicionera en muchas ocasiones y no deseaba quedar como un desconsiderado si no podía recordar su nombre, "Aetos", mira que incluso su nombre le resultaba fuera de lo común. Pero lo había oído, era un nombre también de origen griego y eso le hizo sonreír, silenciosamente ya tenían algo en común y, sin saber el fundamento de esto, le causó mayor seguridad para socializar con el sujeto en cuestión.
Su acción fue peligrosa, atacar de esa manera uno de sus puntos débiles que, seguramente, desconocía, fue una alerta para él; es por eso que sus labios se cerraron, apretándose uno contra el otro no sin antes tomar una bocanada de aire considerable pero de forma de no hacer un ruido excesivo, sufría bastantes jadeos cuando sus orejas eran atendidas y ya su cuerpo se encontraba suficientemente sensible como para hacer que nada ocurriese.- ¿Está bromeando? Mi día ha sido nefasto por como se comportan todos los demás. No necesito eso más -aclaró cuando su lóbulo fue dejado en paz y sus miradas volvieron a contactarse entre si, mirándole con una divertida expresión, riendo de su infortunio, tenía tantas ganas de arrancarse el pantalón... Faltaba su respuesta, una que no craneó sin antes volver a tomar de la copa rellenada el oscuro líquido, echándoselo de un sólo jalón adentro para ganar más tiempo, mirar a un cliente y exigir cosas, opción negada para él tras años. ¿Dónde había estado "Aetos" todo éste tiempo? pensaba con alegre ironía.
- Por gente como usted, gente como yo se queda sin palabras ni trabajo -respondió unos instantes después, su voz sonaba con ironía nada ofensiva, sólo un cumplido que había pasado oculto en su comentario. Apoyó la mano que tenía libre en el hombro del joven, usando ese como punto de apoyo para estirarse hasta acercarse a su rostro, con la única intención de usar su lengua, en un movimiento lento y hasta calculador, para limpiar el contorno de los labios ajenos y de peculiar forma el excedente de vino que había quedado tras su último consumo del mismo, concentrándose en el inferior.- Placer por placer, gemido por gemido, palabra por palabra... Lo único que deseo en éste momento es ser complacido tanto como vaya a poder hacerlo con usted -había murmurado contra su mejilla casi como un ronroneo indefenso, pero la sonrisa ladeada que pintaron sus labios no era para nada inocente y desconfiada. Era eso precisamente lo que planeaba concretar, el joven cliente ya había demostrado que no era de los que sólo buscaban el placer propio, negándose a tocar a quien le estuviese proporcionando gozo y marcharse dando media vuelta cuando lo hubiese visto completado; lo mínimo que podía hacer para "agradecer" tal compensación era justo eso, entregarle el servicio completo, por así decirlo, estar abierto a sus ideales y deseos. "Llegar a ser lo que desee que sea" eran las palabras más exactas que describían su personas, usadas de ante mano por Aetos.
Se apartó unos centímetros de ese cuerpo cuando su lengua no tenía más vino que limpiar y ya se había saciado, relamiéndose los labios en el proceso para percibir ese sabor que se sentía diferente al que tomaba de su copa, quizás por haberlo retirado directamente de los labios ajenos o era su cabeza la que estaba mal, pero se sentía aun más delicioso así.- Es lo mínimo que puedo hacer por alguien que no me plantó la hombría en el trasero o en la boca antes de saber su nombre -habló de manera demasiado directa para lo que la oración conllevaba, y lejos de dar lástima, su voz se mofaba de eso, mirar al cliente mientras se lamió la yema de su pulgar y sonreír, lo que más deseaba ahora, es que la "sesión" no acabase pronto.- Aetos... ¿Puedo llamarte así nada más, verdad? -preguntó emocionado, ya librándose de hablarle de "usted" de plano y de modales que se requiere para un casi perfecto extraño.- ¿Por qué vienes a lugares como éstos? Eres lo suficientemente apuesto y atrayente como para creerme eso que no tienes pareja -puede que estuviese siendo atrevido, mira que preguntarle a alguien que frecuenta un burdel el porqué no tiene pareja, incluso ese cumplido a su apariencia se había obviado al menos para él, no notando que había delatado su gusto por su físico, sólo por la curiosidad que el hombre le representaba.
Así, se dejaba manipular, dejaba su cuerpo que se amoldase y moviese como el aparente mayor lo desease, complaciendo incluso en esos momentos a quien era su cliente más peculiar en el último tiempo y con quien no rompía el contacto visual, ya encantado por su mirar.- Si usted insiste, no soy quién para ocultarlo.. Y no se crea, es sabido que soy el peor de los mentirosos de por aquí, mi nariz se arruga -su último comentario salió como un susurro, un susurro que simulaba esos secretos que mal contaban los niños a sus padres luego de cometer una travesura; acciones propias de él y que jamás cambiaría edad que tuviese.- Kouzounis, Zeth Kouzounis es mi nombre completo -dijo después, marcándose mucho más su acento extranjero cuando pronunció su apellido, un dato que esperaba haber salido desapercibido. Prestó especial atención a su identificación, su memoria era bien traicionera en muchas ocasiones y no deseaba quedar como un desconsiderado si no podía recordar su nombre, "Aetos", mira que incluso su nombre le resultaba fuera de lo común. Pero lo había oído, era un nombre también de origen griego y eso le hizo sonreír, silenciosamente ya tenían algo en común y, sin saber el fundamento de esto, le causó mayor seguridad para socializar con el sujeto en cuestión.
Su acción fue peligrosa, atacar de esa manera uno de sus puntos débiles que, seguramente, desconocía, fue una alerta para él; es por eso que sus labios se cerraron, apretándose uno contra el otro no sin antes tomar una bocanada de aire considerable pero de forma de no hacer un ruido excesivo, sufría bastantes jadeos cuando sus orejas eran atendidas y ya su cuerpo se encontraba suficientemente sensible como para hacer que nada ocurriese.- ¿Está bromeando? Mi día ha sido nefasto por como se comportan todos los demás. No necesito eso más -aclaró cuando su lóbulo fue dejado en paz y sus miradas volvieron a contactarse entre si, mirándole con una divertida expresión, riendo de su infortunio, tenía tantas ganas de arrancarse el pantalón... Faltaba su respuesta, una que no craneó sin antes volver a tomar de la copa rellenada el oscuro líquido, echándoselo de un sólo jalón adentro para ganar más tiempo, mirar a un cliente y exigir cosas, opción negada para él tras años. ¿Dónde había estado "Aetos" todo éste tiempo? pensaba con alegre ironía.
- Por gente como usted, gente como yo se queda sin palabras ni trabajo -respondió unos instantes después, su voz sonaba con ironía nada ofensiva, sólo un cumplido que había pasado oculto en su comentario. Apoyó la mano que tenía libre en el hombro del joven, usando ese como punto de apoyo para estirarse hasta acercarse a su rostro, con la única intención de usar su lengua, en un movimiento lento y hasta calculador, para limpiar el contorno de los labios ajenos y de peculiar forma el excedente de vino que había quedado tras su último consumo del mismo, concentrándose en el inferior.- Placer por placer, gemido por gemido, palabra por palabra... Lo único que deseo en éste momento es ser complacido tanto como vaya a poder hacerlo con usted -había murmurado contra su mejilla casi como un ronroneo indefenso, pero la sonrisa ladeada que pintaron sus labios no era para nada inocente y desconfiada. Era eso precisamente lo que planeaba concretar, el joven cliente ya había demostrado que no era de los que sólo buscaban el placer propio, negándose a tocar a quien le estuviese proporcionando gozo y marcharse dando media vuelta cuando lo hubiese visto completado; lo mínimo que podía hacer para "agradecer" tal compensación era justo eso, entregarle el servicio completo, por así decirlo, estar abierto a sus ideales y deseos. "Llegar a ser lo que desee que sea" eran las palabras más exactas que describían su personas, usadas de ante mano por Aetos.
Se apartó unos centímetros de ese cuerpo cuando su lengua no tenía más vino que limpiar y ya se había saciado, relamiéndose los labios en el proceso para percibir ese sabor que se sentía diferente al que tomaba de su copa, quizás por haberlo retirado directamente de los labios ajenos o era su cabeza la que estaba mal, pero se sentía aun más delicioso así.- Es lo mínimo que puedo hacer por alguien que no me plantó la hombría en el trasero o en la boca antes de saber su nombre -habló de manera demasiado directa para lo que la oración conllevaba, y lejos de dar lástima, su voz se mofaba de eso, mirar al cliente mientras se lamió la yema de su pulgar y sonreír, lo que más deseaba ahora, es que la "sesión" no acabase pronto.- Aetos... ¿Puedo llamarte así nada más, verdad? -preguntó emocionado, ya librándose de hablarle de "usted" de plano y de modales que se requiere para un casi perfecto extraño.- ¿Por qué vienes a lugares como éstos? Eres lo suficientemente apuesto y atrayente como para creerme eso que no tienes pareja -puede que estuviese siendo atrevido, mira que preguntarle a alguien que frecuenta un burdel el porqué no tiene pareja, incluso ese cumplido a su apariencia se había obviado al menos para él, no notando que había delatado su gusto por su físico, sólo por la curiosidad que el hombre le representaba.
- Spoiler:
- Perdóname si resulta estar burdo, a mitad del post mi mente se bloqueó por completo y se me fue todo lo que quería escribir.. Lo siento~
Zeth Kouzounis- Prostituta Clase Baja
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-¿Se mostraria confuso? Era como un cuento que al ser contado después de todo no producia el efecto que se esperaba aun asi pasaran 1000 años en contarse, él era un chico pero en todo caso era hombre en cambio cuando el brujo le proponia eso a las mujeres cortesanas éstas acudian encantadas especialmente las que habian tenido una noche movidita, le contaban a Aetos (cuando el alcohol ya estaba de sobra) que hombres hacían qué o quienes no lo hacian, que habian descubierto en su oficio pero hasta el pensaba que debido a los cambios que habían entre hombres y mujeres no seria acertado tomarles por iguales, un hombre no pensaba tanto en el valor de la compañía y de las palabras ¿o si? En todo caso era entretenido, observar como reaccionaba ante sus proposiciones o sus actos que claramente eran tambien inconscientemente directos, habia pagado por una noche de sexo no habia de engañarse de ese objetivo inicial pero también estaba con deseos de conocerle, era jodidamente interesante, el color de su piel, sus ojos, su cabello o lo atractivo que era al mirar por encima de su hombro, alguien que se siente superior pero conoce su sitio, era la mirada de un muchacho que conocia usar la sensualidad tanto para su beneficio como para lo contrario.
Una sonrisa nueva se formó en los labios ajenos justo cuando él estaba hablando de que era un mentiroso ¿quien no lo era? Todos se hechaban las manos a la cabeza cuando de aceptar una cosa tan simple como esa se trataba, en la naturaleza del ser humano estaba el ser mentiroso todos claro con sus estimaciones de quien sería más mentiroso o quien lo sería menos pero todos en algun momento de la vida mentíamos- Yo desgraciadamente carezco de apellido, solo Aetos es más simple para un hombre también simple. - “Los apellidos solo daban fama a los nobles” es lo que le habia dicho alguien como él, alguien que no poseía de apellido pero esa persona y él habian visto la mirada de confusion de las personas pues era normal que todo ser nacido tuviera al menos un apellido, se equivocaban, la sociedad que estaba avanzando parecia dejar claro que era obligatorio tener un apellido cuando lo más esencial de la vida diaria es poder tener un hombre, sea como fuere el hecho de que ese hombre fuera griego igual que él hizo que un suspiro se nostalgia se colase inconsciente por sus labios pero que del mismo modo fuera rechazado por la realidad, por el simple carácter y por el hecho de que el brujo pocas veces suspiraba-
Los hombres de hoy en día solo piensan en meterla, pero no consideran si la estan metiendo bien ya que como ellos son los que pagan considerablemente piensan que son los mejores -Estuvo a punto de carcajearse pero solo habia sonrisa satisfecha en sus labios, él no se consideraba menos hombre ni tampoco mejor por obedecer los deseos de zeth en esos momentos tal como el de llenarle la copa, no se preocupaba de aparentar que él tenia el mando o el control porque nunca lo habia tenido, era divertido cuando le hacia pensar que podia doblegarle facilmente...muchs hombres eran asi, querían parecer machos pero ponian el trasero ante una nalgada, gemian roncos de placer ante la anatomia de cualquier hombre dejando su instinto dar rienda suelta- espero metertela bien -acabo diciendo cuando terminó de llenar la copa ajena con una sonrisa traviesa en los labios que dejo visible los dientes del brujo igual que los humedeció con la lengua, su copa estaba mas bien intacta despues de haberla llenado, no le apetecia el vino, después de todo él incluso presumia de poder beber todo el vino que le entrase en gana- por gente como yo, Zeth -le llamó oficialmente- tienes trabajo
-dejo que paseara la lengua por sus labios con esa inocencia tan sensual, ¿inocencia? Sabia que no habia en ello señal alguna de pureza ¿se equivocaba? Notaba ese recorrido de lengua chocar en su boca, incluso se atrevió a dar una lamida a aquella lengua ocasionando un pequeño hilo entre ambas lenguas, dejando despues la mano derecha en su mejilla no sin antes dejar la copa en un lugar seguro para que no se cayese, acaricio mientras con la mano libre el cuerpo de Zeth delineando primero sus cabellos, despues su nuca- Las mujeres solo creen en el amor, los hombres ultimamente también -Mientras hablaba aquellos dedos suyos maniobraban colándose sin ninguna dificultad bajo la camisa de su acompañante, los dedos del brujo eran largos pero sin parecer una aberración y mantenia su calor corporal, suficiente para que el tacto no fuese brusco ni generase movimientos aleatorios por parte del muchacho que tenia en su regazo- Yo no creo en el amor del matrimonio ni el amor del noviazgo, creo en el amor del sexo, de la sinceridad, de ofrecer todo con algo a cambio como ha sido toda mi vida
-Después de todo él se podia tachar como un cruel tirano o un buen samaritano, practicaba la medicina especialmente la ilegal con los pobres, a veces les exigia otra cosa como pago pero siempre exigía, a los ricos le cobraba altas sumas, ninguno se habia quejado, la medicina era extraña y bastaba con soltarles el nombre cientifico de una planta para que te soltasen una bolsa de francos pensando que eso era el elixir de la juvetud- ¿Tu crees en el amor? -Le miró de nuevo fijamente- al final de todo solo el sexo perdura sin cambios...más que unas posiciones pero el amor sigue siendo incluso más egoista que antes – el amar, la atracción era extraño ver como una ciudad que no habia sido devorada por las llamas del tiempo caía como un eunuco ante las promesas de un futuro mejor por la palabra amor, por eso los sacerdotes habian temido tanto a las mujeres, porque una sola mujer podia hacer bailar de su palma a cuanto hombre quisiera y el hombre, loco enamorado haria lo que fuera para entregarse, la diferencia, de nuevo acudiendo a esa diferencia entre mujer y hombre, era la violencia. El hombre tendia a razonar con los puños, cara a cara y la mujer tendía a envenenar con la lengua, o a envenenar otra cosa pero lo que quedaba claro era la destrucción que se sometia siempre y no, no eran “pruebas de amor” como muchos pensaban, sino quebraderos de cabeza e incluso torpeza humana-
Pero ese es un modo de pensar...tu tienes tu opinion como yo tengo la mia, no tengo derecho a querer meter en tu cabeza mis ideales pero si podemos defender lo que pensamos sin llegar a arrancarnos las palabras -finalmente subió, la llema de sus dedos acarició los pezones de su acompañante, primero el derecho después el izquierdo, primero era un roce sutil advirtiendo de su presencia pero despues fue un poco más descarado dejando roces extravagantes en sus tetillas-
Una sonrisa nueva se formó en los labios ajenos justo cuando él estaba hablando de que era un mentiroso ¿quien no lo era? Todos se hechaban las manos a la cabeza cuando de aceptar una cosa tan simple como esa se trataba, en la naturaleza del ser humano estaba el ser mentiroso todos claro con sus estimaciones de quien sería más mentiroso o quien lo sería menos pero todos en algun momento de la vida mentíamos- Yo desgraciadamente carezco de apellido, solo Aetos es más simple para un hombre también simple. - “Los apellidos solo daban fama a los nobles” es lo que le habia dicho alguien como él, alguien que no poseía de apellido pero esa persona y él habian visto la mirada de confusion de las personas pues era normal que todo ser nacido tuviera al menos un apellido, se equivocaban, la sociedad que estaba avanzando parecia dejar claro que era obligatorio tener un apellido cuando lo más esencial de la vida diaria es poder tener un hombre, sea como fuere el hecho de que ese hombre fuera griego igual que él hizo que un suspiro se nostalgia se colase inconsciente por sus labios pero que del mismo modo fuera rechazado por la realidad, por el simple carácter y por el hecho de que el brujo pocas veces suspiraba-
Los hombres de hoy en día solo piensan en meterla, pero no consideran si la estan metiendo bien ya que como ellos son los que pagan considerablemente piensan que son los mejores -Estuvo a punto de carcajearse pero solo habia sonrisa satisfecha en sus labios, él no se consideraba menos hombre ni tampoco mejor por obedecer los deseos de zeth en esos momentos tal como el de llenarle la copa, no se preocupaba de aparentar que él tenia el mando o el control porque nunca lo habia tenido, era divertido cuando le hacia pensar que podia doblegarle facilmente...muchs hombres eran asi, querían parecer machos pero ponian el trasero ante una nalgada, gemian roncos de placer ante la anatomia de cualquier hombre dejando su instinto dar rienda suelta- espero metertela bien -acabo diciendo cuando terminó de llenar la copa ajena con una sonrisa traviesa en los labios que dejo visible los dientes del brujo igual que los humedeció con la lengua, su copa estaba mas bien intacta despues de haberla llenado, no le apetecia el vino, después de todo él incluso presumia de poder beber todo el vino que le entrase en gana- por gente como yo, Zeth -le llamó oficialmente- tienes trabajo
-dejo que paseara la lengua por sus labios con esa inocencia tan sensual, ¿inocencia? Sabia que no habia en ello señal alguna de pureza ¿se equivocaba? Notaba ese recorrido de lengua chocar en su boca, incluso se atrevió a dar una lamida a aquella lengua ocasionando un pequeño hilo entre ambas lenguas, dejando despues la mano derecha en su mejilla no sin antes dejar la copa en un lugar seguro para que no se cayese, acaricio mientras con la mano libre el cuerpo de Zeth delineando primero sus cabellos, despues su nuca- Las mujeres solo creen en el amor, los hombres ultimamente también -Mientras hablaba aquellos dedos suyos maniobraban colándose sin ninguna dificultad bajo la camisa de su acompañante, los dedos del brujo eran largos pero sin parecer una aberración y mantenia su calor corporal, suficiente para que el tacto no fuese brusco ni generase movimientos aleatorios por parte del muchacho que tenia en su regazo- Yo no creo en el amor del matrimonio ni el amor del noviazgo, creo en el amor del sexo, de la sinceridad, de ofrecer todo con algo a cambio como ha sido toda mi vida
-Después de todo él se podia tachar como un cruel tirano o un buen samaritano, practicaba la medicina especialmente la ilegal con los pobres, a veces les exigia otra cosa como pago pero siempre exigía, a los ricos le cobraba altas sumas, ninguno se habia quejado, la medicina era extraña y bastaba con soltarles el nombre cientifico de una planta para que te soltasen una bolsa de francos pensando que eso era el elixir de la juvetud- ¿Tu crees en el amor? -Le miró de nuevo fijamente- al final de todo solo el sexo perdura sin cambios...más que unas posiciones pero el amor sigue siendo incluso más egoista que antes – el amar, la atracción era extraño ver como una ciudad que no habia sido devorada por las llamas del tiempo caía como un eunuco ante las promesas de un futuro mejor por la palabra amor, por eso los sacerdotes habian temido tanto a las mujeres, porque una sola mujer podia hacer bailar de su palma a cuanto hombre quisiera y el hombre, loco enamorado haria lo que fuera para entregarse, la diferencia, de nuevo acudiendo a esa diferencia entre mujer y hombre, era la violencia. El hombre tendia a razonar con los puños, cara a cara y la mujer tendía a envenenar con la lengua, o a envenenar otra cosa pero lo que quedaba claro era la destrucción que se sometia siempre y no, no eran “pruebas de amor” como muchos pensaban, sino quebraderos de cabeza e incluso torpeza humana-
Pero ese es un modo de pensar...tu tienes tu opinion como yo tengo la mia, no tengo derecho a querer meter en tu cabeza mis ideales pero si podemos defender lo que pensamos sin llegar a arrancarnos las palabras -finalmente subió, la llema de sus dedos acarició los pezones de su acompañante, primero el derecho después el izquierdo, primero era un roce sutil advirtiendo de su presencia pero despues fue un poco más descarado dejando roces extravagantes en sus tetillas-
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