Placeres vs Instintos [LIBRE]

por **Spencer Reid2** Miér Sep 14, 2011 11:59 am

El ser humano cuenta con placeres simples, los más populares: La comida, la bebida y el sexo. ¡Qué poco creativos resultamos cuando transformamos todo a instintos! Miré el vaso de cognac que tenía en la mano, al cual, no había hecho el intento de tomar un sorbo -“Eau de vie” es la derivación del brandy frutal del cual se realiza el coñac- recordé. Aún no me desprendía del sombrero de copa, el abrigo que llevaba puesto o el bastón que tenía en la mano.

Poco a poco lleve la línea del borde de la copa hasta tocar mis labios y antes de probarlo, estuve seguro de la acidez, delgadez y sequedad del sabor que iba a percibir. Nunca fui un hombre de bebida, pero en ese momento, lo necesitaba más que nunca, mientras más estaba en París, más me daba cuenta de que mi vida iba a comenzar a ponerse muy difícil. Así que tome de un trago todo el vaso. Sentí inmediatamente esa sensación de calidez que provoca el etanol y el ardor en la garganta, cuando pasa por la boca hacia el esófago.

Caminé hacia el extremo derecho de la barra, colocando ahí mi sombrero, mi abrigo y mi bastón, me senté y ordené otro copa. “¿Día difícil? “ me preguntó el encargado a lo que asentí sin ganas. Una mujer se encontraba al otro extremo mirándome fijamente, no pude devolver el interés. Cierto hombre de la corte la miraba a ella y otros tantos hombres lo miraban a él, conscientes de su posición y pendientes de sus acciones. – Vaya orgía de intereses – pensé mientras tomaba un trago de la copa recién servida.

Una mano se posó en mi hombro delicadamente, giré el rostro y vi el brazo, tuve que girar el cuerpo un poco para ver su rostro.

por **Moira Andersen** Miér Sep 14, 2011 1:45 pm

Moira se echó suavemente hacia atrás inconscientemente, debido a la brusquedad de la reacción de Spencer. No tardó en recomponer la compostura y adoptar una dulce sonrisa.

-¡Buenas noches, caballero! ¿Se acuerda de mí? Soy la muchacha del ballet- dijo a medida que le tendía la mano.

En su cara todavía quedaban rastros del maquillaje que se había intentado retirar tras el ensayo, y llevaba una bolsa de lino en la que guardaba con toda probabilidad, sus zapatillas de punta.
Llevaba el pelo recogido y un vestido sencillo de color lavanda.

por **Spencer Reid2** Miér Sep 14, 2011 3:25 pm

La miré por unos segundos, con el ceño fruncido… - Es imposible que la haya conocido antes – pensé, para empezar, en ningún momento había tenido el tiempo ni las ganas de ver algún espectáculo desde mi llegada a París y segundo, jamás la había visto, pero aún así estreché su mano. - ¿El ballet?… no la recuerdo, tengo memoria eidética así que si la hubiera conocido de seguro la recordaría – me aclaré la garganta. – Disculpe, quiero decir que tengo muy buena memoria y me es muy fácil recordar así que no señorita, no hemos tenido el placer de conocernos – Tenía la cara maquillada y cada cabello en su lugar, parecía, más que una espectadora regular del lugar al que había hecho referencia, una bailarina. Me levanté del asiento y jalé la silla contigua hacia fuera, ofreciéndole el lugar - los modales ante todo -.

La mujer al otro extremo de la barra hizo mala cara, mismo gesto que ignoré. –Mi nombre es Spencer, ¿le puedo ofrecer algo de beber? – Esperando a que tomara su lugar – Así como le dije, no he tenido el placer pero sería conveniente hacerlo si le he dado la impresión de habernos visto antes, ¿Puedo saber su nombre? – le dije justo en el momento en que llegó el encargado a esperar por la orden de la señorita que parecía tan segura de conocerme.

User: Perdona que haya colocado aquí que no te conozco, pero como nos conocimos en el cbox y nuestros personajes no han hecho rol... teóricamente no se conocen hehe. Por cierto, que gusto va a ser tener un rol con usted

por **Moira Andersen** Miér Sep 14, 2011 7:51 pm

¿No la recordaba? No era posible. Ella estaba segura de haber conversado con él al poco de su llegada a París. No obstante, decidió no contradecirlo, ya que parecía tan seguro de sus palabras que habría resultado descortés o incluso ofensivo.

-Oh, debo de haberme equivocado pues. Qué bochorno.- dijo a medida que se llevaba suavemente la punta de los dedos de su mano derecha a los labios, en un gesto de rubor.

-Mi nombre es Moira Andersen. Soy bailarina de ballet clásico en la Ópera Garnier, y acabo de llegar a Francia desde Dinamarca, mi tierra natal. Ando algo desorientada todavía, supongo que por eso debo de haberme confundido. Le presento mis disculpas.- dijo al tiempo que ladeaba la cabeza ligeramente y encogía los hombros.

-No deseo nada de beber, la verdad. Acabo de cenar aquí en lugar de en mi residencia ya que se me ha hecho tarde ensayando y este lugar estaba de camino. No quisiera entretenerle demasiado, ya que le he abordado de mala manera con mi torpe confusión. Pero... - sonrió cándidamente -En caso de que acepte mis disculpas y le apetezca conversar con una muchacha algo despistada, estaré encantada de aceptar el asiento y algo de beber-.

por **Spencer Reid2** Miér Sep 14, 2011 8:28 pm

-Por favor – le ofrecí el asiento que ya estaba listo para recibirla – sería un placer para mi, y no tiene que disculparse, la verdad yo soy nuevo también y también me encuentro un poco desorientado – Inconscientemente me había fijado en cada uno de sus movimientos, de sus gestos, todo parecía concordar pues, habiéndome dicho que es una bailarina, se notaba en cada poro de su ser la delicadeza que destilaba.

-Señorita, por favor, ordene lo que le plazca – tomé mi lugar, algo torpe pero ¿Quién era más torpe que yo? Podría ser la copa de cognac que había consumido antes, pero yo lo atribuía más a estar en presencia de una mujer tan bella y refinada como ella. Haciendo conexiones le dije – Señorita Andersen, su tierra natal parece estar a unos 1.665 kilómetros de aquí, me imagino que el baile la ha traído tan lejos – me mordí el labio inferior– que comentario más tonto Spencer – pensé, pero aún así esperaba no haber hecho que ella se sintiera incómoda.

Alternaba la vista entre su rostro y mis manos, un tanto inseguro – Sabe, yo también he venido de lejos… Londres, aunque mi visita no tiene términos tan placenteros como los suyos, quiero asumir – comenzó a jugar con sus manos y tomó, nerviosamente, otro sorbo de cognac.

-Aunque debo confesarle, el viaje a valido la pena por conocer a mujeres tan refinadas como usted, pero si me permite ser sincero, su belleza destaca muchísimo en un lugar como este – Hice una señal al encargado para que se acercara – La señorita está lista para ordenar – el encargado la miró expectante.

por **Moira Andersen** Miér Sep 14, 2011 8:58 pm

-Oh, ¡es usted muy, muy amable!- se dirigó al camarero -Un mosto, por favor-. Volvió a encogerse de hombros -Bailarinas, ya sabe... No se nos permite el alcohol, comer en exceso ni fumar. Claro que no me gusta el humo que desprenden los cigarros...- divagó al tiempo que tomaba la copita que le acababan de servir.
-No obstante, exagera usted. Si destaco por algo debe ser por mi cabellera, nada más.-
Hizo una pequeña pausa mientras se llevaba la bebida a los labios.

Parece algo aturdido. ¿Le incomodará mi compañía? No creo que sea eso, porque me he ofrecido a retirarme y me ha dicho que me quede. ¿Tal vez sólo trataba de ser amable? ¡Santo Cielo, no entiendo la etiqueta francesa! Bueno, no importa. Estaré atenta a ver si se encuentra incómodo, y en tal caso, me marcharé.

Dejó la copa de nuevo sobre la mesa. -Tiene usted razón en parte, he llegado para perfeccionar y ejercer mi ballet en un modo más profesional. Le mentiría si dijera que es todo un placer, pero tampoco sería verdad si le dijera lo contrario. Es un largo sacrifio, pero lo cierto es que merece la pena.- Volvió a dirigirle una sonrisa al tiempo que se tocaba inconscientemente el lóbulo de la oreja izquierda.
-No quisiera ser indiscreta, pero, ¿quiere compartir conmigo el motivo que lo ha traído a París?-.

'Cielos... no sé si ha sido de mala educación hacer una pregunta así, pero se lo ve algo triste y quisiera ayudar en algo. Espero que no surta el efecto contrario y se enoje...'.

por **Spencer Reid2** Miér Sep 14, 2011 10:40 pm

Cuando escuché su última pregunta me perdí un poco en mis propios pensamientos, miraba el cuerpo del cognac dibujarse en los bordes de la copa, cuando regresé en mi traté de desviar un poco la atención. – Cuando una persona hace lo que más le gusta, no importan los sacrificios, ni las pérdidas que tengamos en el camino el resultado siempre resulta en un placer – la miré por fin, sonriendo aunque un poco reticente.

Terminé el contenido de mi copa y ordené otra, estaba bebiendo rápido pero recordar la razón por la que estaba en París no me era placentero para nada. Le dedique una sonrisa apenada, no estaba acostumbrado a soltar tanto de mi vida con nadie – Creo que todos tenemos una historia, ¿no? Otros más oscura que otra, la mía es común pero aún así, me parece dolorosa siendo el directamente involucrado – bajé la vista un tanto apenado al estar a punto de confesar la parte de mi vida que me había definido. – Gracias – miré al encargado cuando me entregaba la copa.

-No quiero que mal interprete mi silencio, señorita Andersen, pero es algo que todavía tengo implantado en la mente y son pocas las veces que puedo despegarme – No solamente tenía que lidiar con el peso que me provocaba el evocar recuerdos, si no también con la idea de verme completamente patético ante los ojos de una mujer tan hermosa.

-Mi madre… - me detuve unos momentos – mi madre es aquejada por determinada enfermedad psicológica que le provoca tener alucinaciones y crisis nerviosas – terminando la frase tomé otro trago de mi copa. – Y mi abuela la ha internado aquí… ¿tu sabes lo que hacen con la gente loca? – la miré a los ojos esperando por que se levantara y se fuera pensando en que no era una persona con la que valía la pena gastar su tiempo.

por **Moira Andersen** Jue Sep 15, 2011 6:59 am

'¿Me tutea?'

A medida que escuchaba su confesión, la expresión de Moira se volvió de extrañeza y apenada. Tenía el ceño fruncido levemente de forma triste, y la boquita enjuta. Lo cierto es que cuando se entristecía, tenía la apariencia de una de esas vírgenes mártires que los católicos tienen en sus estampas.

Miró a la copa de cognac, miró a Spencer. Parecía tan aturdido, tan melancólico. Y todo por su culpa. No debió haberse metido en asuntos ajenos, aquello era peor que haberlo ofendido o agraviado. No pudo evitar sentir compasión, y en ese instante supo con toda claridad que no se marcharía dejándolo en ese estado.

-No, yo...- comenzó a articular, insegura, -Lo cierto es que no, no sé lo que le ocurre a... Pero por su tono, deduzco que no puede ser nada bueno...- posó su mano derecha sobre su escote de marcadas clavículas y garganta, en un gesto de disculpa. -De veras, lamento si he... sonsacado vivencias dolorosas que usted no deseaba compartir. Lo lamento mucho...-.

por **Spencer Reid2** Jue Sep 15, 2011 2:16 pm

A pesar de lo doloroso que podía resultarme mi situación, no pude evitar el notar la perfección de cada una de las expresiones de la chica frente a mi, como si planeara cada movimiento, cuidando cada mirada, cada gesto... era muy bella sin duda y yo me encontraba mostrándome cada vez un poco más patético – no creo que sea posible -.

Tomé otro trago (ahora más discreto) de la copa con la que jugueteaba en las manos, a la que me había aferrado pues sentía que si la soltaba, me caería (y no físicamente ya que eso sería imposible). – Lo siento, no quería hacerla sentir mal de ninguna manera señorita Andersen. No creo que sea necesario darle más detalles acerca del procedimiento que cité hace unos momentos, en realidad no tiene importancia alguna, pero si puedo decirle que estoy aquí para llevar a mi madre de regreso a su país… pero me imagino sabe la cantidad de burocracia con la que me he encontrado y permítame decir, no será un tarea nada fácil y mucho menos placentera – Relajé un poco el cuerpo, sabía perfectamente a lo que me estaba enfrentando y no valía la pena traerlo a flote esta noche y mucho menos, con esta compañía.

Le sonreí discretamente posando la mirada unos instantes en sus ojos, para después voltear el rostro, sonrojado. – Por favor, no permita que mi patética vida le arruine la noche. Si me permite preguntar ¿Está en algún ensayo para alguna presentación próxima? – Bien genio, que pregunta más tonta, si a fin de cuentas esa es la razón de que esté aquí – Cuando levanté la vista la mujer al otro extremo de la barra tenía sus ojos clavados en mi, fruncí el entrecejo –Maldito interés y patética discreción – pensé para después enfocarme por completo en Moira.

por **Moira Andersen** Jue Sep 15, 2011 7:04 pm

Frunció el cejo en un gesto de reproche -Me disgusta que hable así de sí mismo. Entiendo su falta de optimismo, pero, por favor...- inquirió a medida que inclinaba hacia delante su cara para mirarle directamente a los ojos y darle así más seriedad a su argumento, -...no sea tan duro con su persona. Es sencillo ver que realmente quiere y se preocupa por su madre. Le deseo toda la suerte del mundo en lo que a ella respecta.- dijo sonriendo con algo de pesar, -¡Pero abandonemos el tema, como usted tan acertadamente ha sugerido!- determinó en un tono mucho más entusiasta.

-Lo cierto es que sí, estamos manos a la obra con una nueva representación. Es una ópera llamada Dido y Eneas, supongo que ya la conocer...- y dejó sin acabar la frase, ya que se percató que de una intrigante mujer al otro lado de la barra observaba a su acompañante de una forma más que descarada.

Estiró su cuello de cisne cuan largo era para verla bien por encima del gentío, pero a pesar de eso, no consiguió discernir bien su aspecto.
-Esa mujer...- señaló discretamente con un ademán de su mano, -... ¿la conoce usted? Porque no cesa en observarlo...-.

por **Spencer Reid2** Jue Sep 15, 2011 7:52 pm

Me di cuenta de su enojo y di el tema por zanjado inmediatamente aunque su mirada, directo en la mía hizo que se me acelerara el corazón.

Reconocí de inmediato la obra y sonreí un tanto. - ¡Dido y Aeneas! Claro la conozco. Una obra maestra de Nahum Tate escrita en el siglo XVII, una de las obras cumbres del barroco, de hecho la primera ópera de mi nación. Es muy interesante pues hay debates en cuanto su creación, no se sabe si fue en honor a la coronación de Guillermo III y María II o para el cumpleaños 27 de la reina. ¡Una gran tragedia! -

Cuando dejó la frase a medias, me callé – Otra vez has hablado demasiado Spencer – tomé otro trago apenado, después escuché su pregunta. – No señorita Andersen, ni la conozco ni tengo la intensión de conocerla – le dije – Ha estado mostrando, tal vez, demasiado interés en mi desde que entré por esa puerta – me avergoncé por el alto nivel de egocentrismo que desprendía el comentario, traté de explicar el porqué de mi aseveración – No he hablado con ella, pero la delata su comportamiento ¿Sabe a que me refiero? – seguí con el monólogo – Ha buscado mi mirada y cuando la veo, sonríe. Juguetea con su cabello, mira en mi dirección aproximadamente unas 7 veces por minuto. Tiene sus hombros en mi dirección y pasa su dedo índice por la copa cuando cree que la miro. De hecho, estoy seguro de que es una persona con una tendencia narcisista demasiado inflada y busca algún tipo de diversión nocturna que la entretenga por al menos unas horas. – Llevé los labios al interior de mi boca pues otra vez, había pensado más rápido de lo que el habla me lo permitía. – Lo siento… soy muy observador y tiendo a hacer conjeturas muy a prisa – Esta es la razón de que no tienes amigos – pensé e incliné hacia delante la cabeza.

- Pero ella no es importante señorita, si se me permite preguntar ¿Qué papel interpretará en la grandiosa obra que menciona? -

por **Moira Andersen** Jue Sep 15, 2011 8:28 pm

-Oh, ¡conoce usted la obra!- cruzó los dedos y estrecho las manos en un gesto de emoción.
'Veo que es cierto, ¡aquí, en París, la gente entiende de arte y cosas bellas!'
-Qué maravilla. Cuando escribí a casa mis hermanos contestaron tomándome el pelo, porque no conocían de que trataba. Padre lo tuvo que explicar, ¿puede creerlo? Con lo hermosa que es la historia de la reina de Cártago...-.

Al mencionar a sus hermanos, una sonrisa tierna se formó en su cara durante un segundo.
Continuó explicándose con breves pausas en las que terminaba su bebida.

-Pero no hago ninún papel especial, ¡por ahora! Es mi primera semana aquí, demasiado pretenciosa sería si aspirara a despuntar tan pronto. Formo parte del cuerpo de ballet de fondo.- Terminó la bebida y jugueteaba inquieta de forma inconsciente con su copa. -Como usted bien sabe, es una ópera, así que los papeles principales estarán encarnados por cantantes líricos. Nosotras apareceremos en determinadas secuencias a modo de adorno y claro, en los entreactos.-

En ese momento, se dio cuenta de lo que estaban haciendo inconscientemente sus manos y se detuvo.

-Es cierto que es usted muy observador. Eso me resulta fascinante, ya que yo por el contrario, soy algo boba para percatarme de las intenciones de los demás. Como mucho, puedo deducir su estado anímico. En parte le admiro y en parte, temo un poco esa capacidad suya, ya que yo gesticulo constantemente y soy muy efusiva. Y como también soy muy curiosa, dígame, ¿qué conclusión saca respecto de mí?-.

por **Spencer Reid2** Jue Sep 15, 2011 11:52 pm

Solté una risilla nerviosa, la señorita tenía mucho encanto y era bastante paciente conmigo. – No creo que… sea una buena idea… señorita – apunté el resto de mi copa, llamé al encargado para inmediatamente dirigirme a Moira– Ordenaré una taza de té, ¿puedo ofrecerle una? – el encargado me miró extrañado - Alcohol suficiente para ti Spencer – le ofrecí intentando distraerla de su petición. Muchas personas, años atrás, habían tenido reacciones muy intensas y algo… agresivas ante lo que podía deducir de ellos (de hecho, así había obtenido mi primer golpiza) y, primero, ella era muy agradable y segundo, no me gustaría molestarla con algo que pudiera decir.

-Me imagino usted es la más pequeña de sus hermanos, ¿me equivoco?¿Cuántos son? – la miré con una sonrisa escondida detrás de mi expresión más inocente, la forma en que había hablado de ellos la delató, también el cariño con el que se expresaba de su padre aunque… el que no mencionara a su madre me pareció raro, aunque no me iba a atrever a preguntar. Recibí la taza de té y le di un buen sorbo – Maldición – la temperatura de éste había quemado mi lengua, pero traté de no hacer algún gesto para no quedar, más, en ridículo.

Antes de que Moira pudiera contestarme un estrepitoso sonido inundó la quietud que hasta el momento reinaba en la taberna. Me sobresalté, al parecer algunas mesas se encontraban quebradas, y cristales de botellas rotas agonizaban por todo el piso y el contenido oscuro de éstas, bien podía pasar por sangre. Un hombre se encontraba encima de otro, propinándole golpes de manera rítmica, una y otra vez. Todos parecían desconcertados. Me levanté de mi asiento inmediatamente y coloqué mi cuerpo entre Moira y el altercado, a pesar de que se encontraba a unas cuatro mesas de nosotros, la mujer (que se encontraba al otro lado de la barra) se acercó con nosotros por igual.

por **Moira Andersen** Vie Sep 16, 2011 8:19 pm

La disputa sobresaltó a Moira, que ya había despegado los labios para articular una respuesta.
Se puse en pie tras Spencer, y trató de ver la escena.

-Oh, ¿qué ocurre?- preguntó apurada, poniéndose de puntillas, -Es usted muy alto y no consigo ver lo que sucede...-.
Volvió a colocar los pies en el suelo y con delicadeza, se asomó por un costado del caballero y observó el cuadro de aquella situación.

'¡Oh Dios mío, Dios mío, Santo Cielo! ¡Van a matarse! ¿Pero por qué? ¡Es la primera vez que presencio algo así! ¡Qué gente tan incivilizada! ¿Qué consiguen arreglar a golpes?

Uno de los hombres le arreó un sonoro puñetazo al otro, y Moira dio un leve brinco instintivamente, tratando de contener su horror.

¡Santa María, pero qué bruto! ¡Qué lástima dan! Además, un golpe así con seguridad le dejará marca, qué tragedia...

Su curiosidad y su sentido común se vieron confrontados. Por un lado, sentía un poderoso interés en ver cómo acabaría la situación, pero por otro, lo más juicioso sería abandonar la taberna.

Posó la mano distraídamente en la manga de la chaqueta del señor Reid. -Creo que lo más sensato sería pagar y marcharnos...- susurró abstraída sin apartar los ojos del altercado, con una incoherente mezcla de repulsión e interés.

por **Spencer Reid2** Mar Sep 20, 2011 10:43 pm

Miró rápidamente la mano de la señorita en su chaqueta, parecía nerviosa, un tanto, asustada, estaba claro que no estaba acostumbrada a este tipo de desplantes y para ser sincero… tampoco yo. Como ella había dicho “lo más sensato era marcharnos”. Tomé de mi saco el doble de la cuenta, la coloqué en la barra. Caminé yo primero, a pesar de no ser una buena costumbre, pero ella quedaría muy vulnerable si iba primero.

-Con cuidado señorita – le dije mientras seguía caminando con cautela, con el cuerpo casi pegado a la barra. Una botella voló en mi dirección estrellándose a unos centímetros de mis pies, sorprendido, di un pequeño salto por instinto. Por intuición, llevé la vista hacia la dirección de aquellos hombres, los cuales forcejeaban y pude predecir, por el movimiento, en dónde iban a terminar.

Lo más rápido que mi cuerpo me lo permitió empujé ligeramente a Moira, y sin poder ver cual había sido el efecto de esa acción, sentí un golpe en el costado, de pronto, tenía encima a los dos hombres, y sentí los cristales de los vasos rotos incrustarse en mi brazo, una sensación cálida provocada por el líquido que salió de este lo abrazó, para después entumecerse.

Logré escapar algo forzadamente, tomé a la señorita de la mano y salí de la taberna con un paso muy poco delicado. Respire el aire fresco y presioné la herida de mi brazo, ahogando un grito pues aún tenía uno de los vidrios atravesando mi ropa.

por **Moira Andersen** Vie Sep 23, 2011 9:26 pm

Al ver la sangre, Moira no pudo evitar proferir un breve y agudo grito.

-¡Santo Cielo, está usted sangrando!- tomó a Spencer por el brazo sano y lo condujo cerca de una farola. Aprovechó la luz para ver con mayor claridad la herida.
-Es un fragmento muy grande, y también tiene incrustadas numerosas esquirlas...- se quedó pensativa un momento al tiempo que miraba el vidrio, parpadeó y alzó la mirada directamente a los ojos del caballero -Por un casual... ¿No será esto un vaso que...?-.

En ese momento, la muchacha comprendió lo que había sucedido.

Su expresión se tornó decidida y seria. Sacó una toalla de su bolsa y la ató con fuerza a la altura del antebrazo, algo más arriba de donde se hallaba la herida.
-Ahora ejerce presión sobre la arteria principal y cortará la hemorragia, pero debo retirar el cristal cuanto antes con unas pinzas para vendarlo. Mi apartamento no queda muy lejos, así que si lo desea, podemos acercarnos y le sanaré allí. En caso de que prefiera ir a su residencia, no me crea ningún problema, siempre que tenga los enseres médicos necesarios- dijo mientras cerraba de nuevo su equipaje.

por **Spencer Reid2** Lun Sep 26, 2011 11:05 am

Ahogué un quejido cuando sentí el apretón del amarre. Realmente no quería incomodarla con mi presencia y mucho menos arruinarle la noche como, seguramente, había hecho en el tiempo en el que habíamos estado juntos pero en verdad me dolía y por esto, había dejado de sentir los dedos y tenía el brazo completo entumecido, al parecer, los efectos estupefacientes del alcohol no me ayudarían con esto.

-Lamento mucho la molestia – le dije mientras intentaba aplicar más presión dónde me había dicho. – Sería muy amable de su parte si pudiera ayudarme con esto y prometo no molestarla jamás – bajé la vista un poco apenado, a fin de cuentas, no era culpa suya que aquellos animales decidieran mostrar sus instintos de buenas a primeras y molestar al resto de nosotros. Además, la mansión quedaba a una distancia muy considerable de dónde nos encontráramos. –Le enviaré un regalo muy lindo por todas las molestias que le he causado – pensé aún arrepentido por haber decidido entrar a aquel bar aquella noche, pero sin esto… no la hubiera conocido y realmente me agradaba.

Ver su consternada expresión no me sentaba bien… de hecho, comencé a sentir unas pegajosas gotas de sudor frío surcar por mi frente – Maldición, no, NO! – pensé casi atormentado por la presión que sentía en el estómago y ese impulso traicionero de vaciar las entrañas inmediatamente. Levanté la vista, tome una gran bocanada de aire y luego la solté, tratando de no pensar en lo sucedido… el impulso cesó… aunque no sabía cuanto iba a poder contenerlo y sobre todo, estaba consciente del tono amarillento que había tomado mi piel.

-Yo la sigo señorita – le dije con una sonrisa tratando de esconder la consternación que la sensación me había provocado.

por **Moira Andersen** Mar Sep 27, 2011 8:54 am

-No sea ridículo, por favor, no es ninguna molestia.- dijo Moira mientras le limpiaba suavemente el sudor de la frente con un fino pañuelo. -En parte es culpa mía, gracias al Cielo de que mi padre es doctor y me ha transmitido los conocimientos básicos.-

'Pobre hombre, debe dolerle muchísimo, y ni tan solo se queja...'

Le posó con delicadeza una mano en su hombro sano para indicarle que comenzara a andar.
Por el camino, guardó silencio para no demorarse ni agobiar al caballero, y en pocos minutos se encontraron en la puerta de una vivienda de un par de plantas. No era particularmente lujosa, pero era excesiva para una sola inquilina.

En la oscuridad, no se distinguían muy bien los detalles tales como el color de la casa, pero el alumbrado de la calle permitía ver que poseía un modesto jardín y estaba rodeada por una verja no muy alta que estaba plagada de hiedra en sus extremos.

Entraron a la casa, y Moira encendió los quinqués y demás, iluminando la estancia. Condujo a Spencer hasta un canapé que se encontraba en la salita de estar

-No se siente todavía, deme un segundo-.

Corrió ágilmente a otra habitación y volvió con los brazos cargados de diversos útiles y un cajetín. Lo colocó todo en una mesita de té que se encontraba cerca del canapé.
Alargó la mano para coger una amplia toalla limpia y se la echó al hombro. Mientras, le retiró con cuidado la que tenía en el brazo, que ya estaba completamente carmesí, y también la chaqueta. Le remangó la camisa y poniéndole el brazo en horizontal, le colocó la toalla limpia por bajo para que la herida no goteara.

-Sea tan amable de sujetarlo así, y tome asiento, por favor-.

Se retiró de la estancia, llevándose las prendas manchadas, y al volver se sentó junto a él.
Encendió una vela en la mesita y del cajetín, sacó unas pinzas de metal que acercó a la llama de la vela.

-Voy a extraerle los vidrios para comenzar. ¿Qué tal se encuentra?-

por **Spencer Reid2** Mar Sep 27, 2011 3:53 pm

Agradecí inmensamente la ayuda que se me vio ofrecida, nunca fui muy adepto al dolor físico aunque no quería quejarme por miedo a acrecentar la incomodidad de la señorita. Acaté sus instrucciones a la letra. Me sentía increíblemente vulnerable. Ella tomo la toalla y las ropas gesto con el cual me sonrojé debido a que estaba representando más que una carga aquella noche, parecía que nada me había salido bien – Y frente a ella – pensé.

Con cada vidrio que extraía de mi herida sentía un desgarre en la piel, aunque el frío de sus dedos, que rozaban mi piel de cuando en cuando sin intención me reconfortaba, era como un hielo en una quemadura. No pude evitar emitir un leve gemido de dolor. – Estoy bien – le dije tratando de contener la respiración para no parecer, aún más débil.

-Señorita, no sabe cuanto le agradezco esto – le dije pero inmediatamente retiré la vista pues cualquier objeto punzante que se acercara a mi cuerpo me provocaba terror. –Señorita, quería preguntarle… si en algún momento seré bien recibido para verla en alguna de sus obras – tenía que distraer mi mente de su acción pues si no, mi estómago cedería ahí mismo, en el salón exquisitamente adornado.

Tome un respiro sonoro y cerré los ojos sintiéndome cada vez más débil. El ver sus delicadas manos llenas de mi sangre me apené más, al grado de no soportarlo, por lo cual me levanté súbitamente, sujetando la toalla que estaba destinada a cubrir mi herida – Lo lamento, en verdad lo lamento…. Debería irme señorita, es muy tarde, esto sanará pronto, le agradezco la paciencia y lamento todos los… - un mareo me interrumpió y me fui de espaldas.

por **Moira Andersen** Lun Oct 03, 2011 6:31 pm

'Despierta... ¡Despierta'

Moira vio cómo Spencer se incorporaba sobre la mullida cama, algo aturdido y desubicado. Vestía un vestido turquesa, de media manga y escote cuadrado y discreto. La falda, larga y no demasiado abultada, le llegaba al suelo. Estaba construído en tafetán con algunos ribetes de chiffon blanco en el cuerpo. Unas comedidas perlas adornaban su muñeca izquierda y sus orejas, visibles gracias a su melena recogida con un lazo del mismo color que su atuendo, y con algunos bucles sueltos a la altura de la frente.

-Oh, ¡al fin!- dijo retirándole el paño húmedo de la frente y colocándolo en un cuenco de porcelana decorado con flores en suaves tonos pastel. -Ha dormido toda la mañana. No lo desperté antes porque creí que necesitaba el reposo, pero no he querido demorarme más, me daba algo de apuro que se estuviera perdiendo algún compromiso importante. Son las cinco de la tarde, acabo de volver del ensayo de hoy.-

Cerró la tapa de un frasquito cilíndrico de metal con un chasquido y la colocó sobre la mesilla junto a la cama.
-Sales, para el desmayo.- contestó con una dulce sonrisa, adivinando su pensamiento. -He tenido que emplearlas, su sueño era muy profundo. Oh, y le he traído a esta cama con ayuda de mi doncella. Viene todas las mañanas para hacer la casa y algo de comer. Éste es el cuarto para los invitados, y hablando de comer...- extendió con un grácil gesto la palma de su mano derecha, señalando una mesita redonda junto a dos sillones. Se encontraba delante de la enorme ventana de cortinas descorridas por la que entraba una deliciosa luz de esas que sólo acontecen al entretiempo. -Le he dejado algo de 'desayuno'...- acompañó con una risita inocente la ironía del término -...perparado en la mesa. Como no sé exactamente qué le gusta, hay un poco de todo. Pero yo le recomiendo los croissants. ¿Le gustan a usted los croissants? ¡A mí me apasionan! ¡Sobretodo los que hacen aquí, aunque es natural, ya que Francia es su cuna!-. Detuvo de pronto su animado comentario, agachó suavemente la cabeza y carraspeó.

'Muy bien. Ahora comienzo a divagar. Estupendo...' pensó para sí con sarcasmo.

-Teminé de curar su herida después de que se desvaneciera. Dígame, ¿le duele?-.

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