The Dark Side of the Moon {Edgar Braud}

por **Nypheria** Sáb Sep 24, 2011 5:06 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Oscuro. Así era el cielo en París donde ni siquiera se podían ver las estrellas cubiertas por una capa de nubes y la Luna, por una vez, no iba a ser acompañante de aquel encuentro. Oscuro, como mi estado de ánimo. No me gustaba esperar, no me gustaba nada en absoluto y él lo sabía. Si fuera humana en ese momento hubiera dejado que un suspiro de fastidio se escapara de entre mis labios, pero no lo era por lo que me conformé a mirar el pequeño reloj de bolsillo que llevaba en el interior del bolsito sujeto a mi muñeca. La función ya había empezado y desde el interior se podía escuchar con total claridad el comienzo del concierto de música. Ludwig Van Beethoven se llama el autor de aquella pieza, hasta donde sé ha sido un auténtico éxito en Viena. Hacía tiempo que no voy a la capital austriaca y la verdad es que comenzaba a desear un pequeño cambio de aires.

Apreté con más fuerza que la debida el reloj en mi mano y hasta que no sentí un pequeño pinchazo no me di cuenta de que en realidad lo había aplastado hasta hacerlo puré de forma literal. Abrí la mano observando cómo el mecanismo y la carcasa del mismo, en trozos bastante pequeños, caían hasta la acera. Como aquel reloj, el tiempo se escapaba de entre mis dedos al mismo tiempo que mi paciencia. Tenía mucha, demasiado creía yo, pero si había algo que odiaba sobre todas las cosas era llegar tarde a un concierto. Los violines alzaron su voz, las trompetas llegaron atronando, el Arpa fue tañida con maestría y él todavía no había llegado.

Apreté ligeramente la mandíbula aunque aparentemente estuviera tranquila, quizá demasiado inmóvil, de esa manera que decían que parecía una estatua prácticamente sin parpadear. A pesar de no necesitarlo llevaba una delicada capa blanca forrada de piel de lobo albino, uno de esos caprichos que me permitía llevar como era el caso del vestido de seda, las finas medias de lino o los ligeros zapatos de suave tacón. Lo único que no estaba a la moda imperio era, por supuesto, el cabello que caía de forma libre por mi espalda porque no me había sentido con ánimo de recogerlo.

Fue entonces cuando le olí o le sentí, cualquiera de las dos formas estaría bien dicha. Los vampiros olían de forma diferente y se sentían de igual manera. Además su esencia natural había cambiado ligeramente volviéndose todavía más única que antes. Pude ver sus movimientos acercándose, pero ni siquiera me paré a mirarle cuando se aceró antes de girarme para acercarme hacia la puerta.

— Llegas tarde.— comenté, mirándole de reojo un solo momento, antes de seguir andando hacia la puerta del teatro.

por **Nypheria** Lun Oct 03, 2011 1:03 pm

Lo haría, pero no ese momento. Derriè no sabía que en esa noche había hecho que su sentencia se estableciera. Antes o después, llegaría el momento en el que la muerte le fuera a hacer una visita de la que solo había un final posible. Apreté los labios una vez más, en una línea fina mientras que mi mirada se perdía por un momento lejos de los ojos claros de Edgar y de su cara de niño inocente. Era una lástima que no supiera hasta qué punto su aspecto conseguiría que sus noches fueran más plácidas, más placenteras, más seguras. Podría conseguir que cualquiera confiara en él con una frase calmada y una mirada. Y sin embargo parecía que no terminaba de comprenderlo del todo. Quizá había sido demasiado blanda con él, demasiado poco firme. Negué por un instante mientras le miraba de nuevo hasta que se movió dejando su cabeza en mi regazo.

En un primer momento tuve la tentación de apartarlo, pero finalmente una de mis manos se acercó hasta su cabeza y mis dedos se enredaron lentamente en su pelo, en una caricia ligera mientras veía fascinada cómo sus mechones oscuros se deslizaban por entre mis pálidos dedos. Quizá esa era la razón por la que había terminado por traer a aquel joven músico y escritor a la noche eterna, porque a la larga era el único que parecía calmarme lo suficiente en casos como aquel. Si hubiera sido de otra manera, aquella noche, más tarde, Derriè hubiera sufrido un pequeño colapso mortal que le hubiera llevado junto a su creador sin vuelta de hoja, o quizá hubiera quedado en tal estado que no fuera más que un simple vegetal. Hubiera sido placentero, pero había algo cierto…

—Al menos planeándolo será tan placentero como hacerlo.— comenté con gesto pensativo mientras seguía con la ligera caricia mirando sin ver en realidad lo que sucedía en el teatro. —Aunque no sé hasta qué punto se merece esa molestia.— bajé la mirada entonces de nuevo hacia la cabeza oscura que tenía sobre la falda deteniendo solo un momento la caricia que estaba haciendo. —Es una lástima que él no la tenga, sino le haría sufrir durante años si fuera necesario… hace mucho que no lo hago.

Demasiado tiempo, como siguiera así se me iban a olvidar todas las cosas que había estado practicando y experimentando en el pasado. Aunque, en realidad, aunque fueran durante unas semanas bien podría servirme de utilidad para volver a recuperar las viejas y buenas costumbres.

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