AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
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Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
Jacob yace tumbado debajo de su mesa de trabajo, está dormido. La habitación se encuentra en total penumbra, se oye crujir la madera del edificio por el cambio de temperatura, lleva no menos de media hora que ha anochecido. Abre los ojos, dos puntos brillando en la oscuridad. Una extraña sensación recorre su piel, ¿no habrá noche que no sienta algo nuevo? Pensó hastiado, se despabiló y se puso de pie.
Alejando los recuerdos frescos de sus sueños cuales moscas carroñeras, prendió una vela y se dispuso a observar su bitácora. Un objeto bizarro lleno de hojas de diferente composición, algunas demasiado grandes, otras de distinto color, grueso y forrado de piel bovina; contenía cada detalle de su vida desde que vivía con su amado tío. Lo abrió y leyó la penúltima página: “Madame Matilde Bernard. Cita. Reloj de Péndulo. Centro de París.” Suspira. Para su manutención pensó que sería divertido pasarse por relojero, una actividad que requería, para sus capacidades intelectuales, lo que un marinero ocupa para maldecir a sus prójimos. Lo hace por encargo y siempre acostumbró a visitar él mismo a sus clientes para evitarse la molestia de decir: “Conde Monsieur. Dos puntos. Se solicita que traiga su reloj de 2 metros de altura y 80 kilogramos de volumen al corazón de los callejones de París”. Tú entiendes.
Ocupaba mentalizarse, las enigmáticas visiones deberán estar escondidas en el interior de su cerebro por lo menos la mitad de la noche. Visiones. Tan solo pensar en eso le hacía recordar situaciones que jamás ha vivido. Como cuando vio a su discípula que derramaba lágrimas y él respiraba entrecortadamente, abrió la palma de su mano y le acarició la mejilla. Y veía esos grandes ojos grises, tan inocentes como el azul del cielo. Y cuando ella se inclinó hacía él, miró el cuello de su túnica boquear y pudo verle los senos… ¡Carajo! Jacob ni siquiera tenía discípula.
Se mentalizó, puso su rutinaria expresión, reservada exclusivamente para visitar la zona residencial de París. Jamás le ha gustado la alta sociedad, aborrece las pláticas que le hacen los condes. Entendió que si pone una expresión de “profesional”: frío y poco sociable; la gente lo deja en paz, mientras él hace su trabajo y, así le pagan sin decir palabra y él se va con un cortés “Au revoir”. A los pavos reales les encanta. Te escriben adulando el fantástico trabajo que lograste y, tengo un primo lejano que necesita de tus servicios.
Se vistió con su mejor traje de gala, el cual usa únicamente cuando tiene llamados de ésta índole: Un traje típico hecho con telas de mediana calidad, la verdad algo pasado de moda. Una camisa blanca mal almidonada, adornado con una corbata que se esconde bajo el chaleco que, según él, le da un aire de nobleza, aunque yo no lo creo. Se ajustó su saco y observo su reloj de bolsillo, tenía cuarenta minutos para llegar al centro de parís, su sentido de compromiso le hizo dar un paso veloz. Digamos que puso pies en polvorosa (en términos de vampiro, claro).
El coche estaba estacionado cerca de la plaza central de París, se presentó ante el conductor y éste le atendió como a un duque. Iniciaron el camino aburrido y tedioso hacia la zona residencial. Después de lo que a Jacob le parecieron siglos al fin llegaron a la residencia de Monsieur Bernard, se estacionaron en la entrada y el cochero le pidió a Jacob que aguardara mientras era anunciado. ¡Ja! Exclamo para sí, Jacob ¡Anunciar! Asintió.
Alejando los recuerdos frescos de sus sueños cuales moscas carroñeras, prendió una vela y se dispuso a observar su bitácora. Un objeto bizarro lleno de hojas de diferente composición, algunas demasiado grandes, otras de distinto color, grueso y forrado de piel bovina; contenía cada detalle de su vida desde que vivía con su amado tío. Lo abrió y leyó la penúltima página: “Madame Matilde Bernard. Cita. Reloj de Péndulo. Centro de París.” Suspira. Para su manutención pensó que sería divertido pasarse por relojero, una actividad que requería, para sus capacidades intelectuales, lo que un marinero ocupa para maldecir a sus prójimos. Lo hace por encargo y siempre acostumbró a visitar él mismo a sus clientes para evitarse la molestia de decir: “Conde Monsieur. Dos puntos. Se solicita que traiga su reloj de 2 metros de altura y 80 kilogramos de volumen al corazón de los callejones de París”. Tú entiendes.
Ocupaba mentalizarse, las enigmáticas visiones deberán estar escondidas en el interior de su cerebro por lo menos la mitad de la noche. Visiones. Tan solo pensar en eso le hacía recordar situaciones que jamás ha vivido. Como cuando vio a su discípula que derramaba lágrimas y él respiraba entrecortadamente, abrió la palma de su mano y le acarició la mejilla. Y veía esos grandes ojos grises, tan inocentes como el azul del cielo. Y cuando ella se inclinó hacía él, miró el cuello de su túnica boquear y pudo verle los senos… ¡Carajo! Jacob ni siquiera tenía discípula.
Se mentalizó, puso su rutinaria expresión, reservada exclusivamente para visitar la zona residencial de París. Jamás le ha gustado la alta sociedad, aborrece las pláticas que le hacen los condes. Entendió que si pone una expresión de “profesional”: frío y poco sociable; la gente lo deja en paz, mientras él hace su trabajo y, así le pagan sin decir palabra y él se va con un cortés “Au revoir”. A los pavos reales les encanta. Te escriben adulando el fantástico trabajo que lograste y, tengo un primo lejano que necesita de tus servicios.
Se vistió con su mejor traje de gala, el cual usa únicamente cuando tiene llamados de ésta índole: Un traje típico hecho con telas de mediana calidad, la verdad algo pasado de moda. Una camisa blanca mal almidonada, adornado con una corbata que se esconde bajo el chaleco que, según él, le da un aire de nobleza, aunque yo no lo creo. Se ajustó su saco y observo su reloj de bolsillo, tenía cuarenta minutos para llegar al centro de parís, su sentido de compromiso le hizo dar un paso veloz. Digamos que puso pies en polvorosa (en términos de vampiro, claro).
El coche estaba estacionado cerca de la plaza central de París, se presentó ante el conductor y éste le atendió como a un duque. Iniciaron el camino aburrido y tedioso hacia la zona residencial. Después de lo que a Jacob le parecieron siglos al fin llegaron a la residencia de Monsieur Bernard, se estacionaron en la entrada y el cochero le pidió a Jacob que aguardara mientras era anunciado. ¡Ja! Exclamo para sí, Jacob ¡Anunciar! Asintió.
Joseph Henri- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 04/10/2011
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Re: Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
El cochero se metió, a hacer su payasada, pues al parecer, los señores no estaban en casa. El hombre regresó, escoltándolo hasta la recepción, donde le pidió que esperara, lo atenderían inmediatamente. La mansión de los Bernard, era el típico lugar hogareño custodiado por el bosque y liberado hacia el sur por el valle. Íntimo y acogedor.
Aunque la opulencia no se le veía por ningún lado, la familia, al parecer, tenía un buen gusto. Por aquí o por allá se veía una modesta pieza de arte. De las modernas, que eran más baratas. Pero también, tenían cosas bastante interesantes, como fragmentos de tapicería rumana, o souvenirs de Europa de Este. Algo ecléctico, pues al parecer, los Bernard nada tenía que ver con dicha región.
Todo olía a leña quemada. A lo lejos, escuchó pasitos que se dirigían a él, apresuradamente. A veces se detenían, a veces aminoraban, a veces aumentaban la velocidad. Al parecer, la persona que iba hacia él tenía la concentración dividida en algo más que caminar. Era una impresión rara, pero cuando ella entró al recibidor, apenas se iba quitando el mandil. Eso hacía, forcejeaba con su mandil mientras caminaba. Y para alguien observador, era obvio, pues estaba rasgado del moño.
- Bonne Soir Monsieur... - Hizo algo de memoria - Henri... - Inclinó la cabeza, en señal de saludo y respeto-Je suis Elizabetha Szilagy... S'il vous plaît appelez-moi Lisa... - Tenía un acento extraño. Ella estaba algo agitada, y nadie podría pasar por alto, que estaba toda tiznada. Su rostro parecía el de un trabajador de una mina. Suspiró, recobrando compostura. Temió dar la impresión de ser una chica acelerada y atrevida, y pues no había nada más alejado de la realidad.
- Madame Bernard se disculpa, no lo podrá atender. Madame y monsieur tuvieron que salir de emergencia... pero por favor... pase por aquí... - Le indicó el camino, hacia la sala, donde se veía el reloj detenido a las 3:33 exactamente. Cuando pasaron frente a la vitrina que contenía una colección estúpidamente grande de figuras de porcelana color pastel, Lisa se detuvo de golpe, y notó en el reflejo del cristal su falta de presentación. Se pasó las manos frágiles sobre su cabello dorado, y se cubrió la boca, apenada, con la sangre agolpada en el rostro.
Agachando la cabeza, le señaló el reloj.
- Le traeré algo de té, por favor, póngase cómodo... - Y la chica, apenada, salió corriendo de la habitación, dejándolo en la soledad y la semi-penumbra. Podría inspeccionar el problema, sin que nadie lo molestara... por el momento.
*****
Lisa, convenientemente, se tardó bastante en regresar, con una bandeja entre las manos. Se veía profundamente concentrada, equilibrando la tetera, el azúcar, la crema, los platos, los bocadillos, las cucharas y las tazas. Si, las tazas. ¿Tal vez planeaba quedarse ahí? ¿A mirar? ¿A estorbar?.
Ya regresaba limpia, y peinada. El vestido grisáceo mal sacudido, pero hizo su intento. Ahora, sin el tizne, era extraño que alguien como ella oliera a ahumado. Sin molestarlo, sirvió las tazas.
Dio un sobresalto, dándose cuenta de su falta - ¡Disculpe! - Casi gritó. Luego del silencio mortal de la casa, su voz aturdió bastante. - No le prendí suficientes lámparas... Lo tengo trabajando en penumbras... - Agregó mientras con unas cerillas, encendía toda lámpara que se encontraba a su paso. En definitiva, ella pensaba por qué alguien como él trabajaría a esas horas tan inconvenientes. Acercó todas las lámparas ya prendidas, mirando de reojo lo que hacía el relojero. Regresó a las tazas.
- ¿Cuantas de azúcar?... Aquí hay bocadillos...- ¿Hacía referencia despectiva a su inusual delgadez? -¿Crema?....
Mantenía su concentración dividida (al parecer algo común en ella), entre lo que hacía Monsieur Henri, y lo que hacía ella.
Aunque la opulencia no se le veía por ningún lado, la familia, al parecer, tenía un buen gusto. Por aquí o por allá se veía una modesta pieza de arte. De las modernas, que eran más baratas. Pero también, tenían cosas bastante interesantes, como fragmentos de tapicería rumana, o souvenirs de Europa de Este. Algo ecléctico, pues al parecer, los Bernard nada tenía que ver con dicha región.
Todo olía a leña quemada. A lo lejos, escuchó pasitos que se dirigían a él, apresuradamente. A veces se detenían, a veces aminoraban, a veces aumentaban la velocidad. Al parecer, la persona que iba hacia él tenía la concentración dividida en algo más que caminar. Era una impresión rara, pero cuando ella entró al recibidor, apenas se iba quitando el mandil. Eso hacía, forcejeaba con su mandil mientras caminaba. Y para alguien observador, era obvio, pues estaba rasgado del moño.
- Bonne Soir Monsieur... - Hizo algo de memoria - Henri... - Inclinó la cabeza, en señal de saludo y respeto-Je suis Elizabetha Szilagy... S'il vous plaît appelez-moi Lisa... - Tenía un acento extraño. Ella estaba algo agitada, y nadie podría pasar por alto, que estaba toda tiznada. Su rostro parecía el de un trabajador de una mina. Suspiró, recobrando compostura. Temió dar la impresión de ser una chica acelerada y atrevida, y pues no había nada más alejado de la realidad.
- Madame Bernard se disculpa, no lo podrá atender. Madame y monsieur tuvieron que salir de emergencia... pero por favor... pase por aquí... - Le indicó el camino, hacia la sala, donde se veía el reloj detenido a las 3:33 exactamente. Cuando pasaron frente a la vitrina que contenía una colección estúpidamente grande de figuras de porcelana color pastel, Lisa se detuvo de golpe, y notó en el reflejo del cristal su falta de presentación. Se pasó las manos frágiles sobre su cabello dorado, y se cubrió la boca, apenada, con la sangre agolpada en el rostro.
Agachando la cabeza, le señaló el reloj.
- Le traeré algo de té, por favor, póngase cómodo... - Y la chica, apenada, salió corriendo de la habitación, dejándolo en la soledad y la semi-penumbra. Podría inspeccionar el problema, sin que nadie lo molestara... por el momento.
*****
Lisa, convenientemente, se tardó bastante en regresar, con una bandeja entre las manos. Se veía profundamente concentrada, equilibrando la tetera, el azúcar, la crema, los platos, los bocadillos, las cucharas y las tazas. Si, las tazas. ¿Tal vez planeaba quedarse ahí? ¿A mirar? ¿A estorbar?.
Ya regresaba limpia, y peinada. El vestido grisáceo mal sacudido, pero hizo su intento. Ahora, sin el tizne, era extraño que alguien como ella oliera a ahumado. Sin molestarlo, sirvió las tazas.
Dio un sobresalto, dándose cuenta de su falta - ¡Disculpe! - Casi gritó. Luego del silencio mortal de la casa, su voz aturdió bastante. - No le prendí suficientes lámparas... Lo tengo trabajando en penumbras... - Agregó mientras con unas cerillas, encendía toda lámpara que se encontraba a su paso. En definitiva, ella pensaba por qué alguien como él trabajaría a esas horas tan inconvenientes. Acercó todas las lámparas ya prendidas, mirando de reojo lo que hacía el relojero. Regresó a las tazas.
- ¿Cuantas de azúcar?... Aquí hay bocadillos...- ¿Hacía referencia despectiva a su inusual delgadez? -¿Crema?....
Mantenía su concentración dividida (al parecer algo común en ella), entre lo que hacía Monsieur Henri, y lo que hacía ella.
Lisa Szilagy- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 03/04/2011
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Re: Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
“Perfecto, los señores Bernard no están en casa, al parecer trabajaré viento en popa sin distracciones ni molestias”, todo eso pensaba Jacob cuando estaba siendo escoltado hacía la recepción, y de verdad la perspectiva de la situación le daba un semblante alegre a su rostro. Pero, no contaba con ésta chiquilla que se comporta como hormiga obrera.
Al principio pensó que su presencia sería momentánea y toleró su acento y sus modales tropezados y su vocecita molesta. La chiquilla le mostró el reloj y Jacob puso toda su concentración en él, como excusa para poder ignorarla. Acaricio la suave madera, acabada con barniz de primera; observo las manecillas del reloj hechas de ornamentos rebuscados y que daban las 3:33, qué curioso… espera un momento ¿La niña acaba de decir que regresará con algo de té? Contuvo su expresión de molestia llevándose la mano a la barbilla y observando las líneas divisorias del reloj como si contuvieran un mensaje secreto.
Jacob se puso manos a la obra mientras Liza estaba ausente. Del bolsillo interno de su saco extrajo el estuche que contenía sus herramientas de relojero, que era un pequeño paquete de tela enrollado, demasiado austero. Al desenrollarlo sobre una mesa que estaba a un lado del reloj, se dejaron ver unos utensilios metálicos, muy ordenados y muy lustrados, agarrados al paquete por compartimientos hechos a su medida, sobraba un pedazo de tela del paquete usado para colocar los mecanismos del reloj a reparar. Simple y funcional, como le gusta a Jacob, nada de botiquines pesados que ocupan medio carruaje, ni herramientas llenas de grabados ostentosos e inútiles.
Se dispuso a desarmar el reloj, la parte más complicada del proceso, la parte favorita de Jacob. Convenientemente, Liza se ausentó el tiempo necesario para quitar el cuadrante y dejar los mecanismos al descubierto. Jacob moría por continuar y largarse de una vez por todas, sin embargo la chiquilla llegó trayendo en una bandeja lo que parecía ser la cocina completa. Con un suspiro de contenida molestia, sacó un trapo de su bolsillo y comenzó a limpiar el cuadrante con una calma exasperante, monótona, aburrida y totalmente innecesaria, su único propósito era ahuyentar a la niña. La nariz de Jacob estaba metida en un engrane que contenía un poco de polvo sin embargo su atención estaba plenamente enfocada en los movimientos de la niña, había notado que traía más de una taza lo cual lo irrito aún más, la pequeñaja pensaba quedarse a husmear su trabajo.
-¿Cuántas de azúcar?... aquí hay bocadillos ¿Crema?- La niñita era muy atenta con él y eso no le molestó en absoluto aunque aún no le perdonaría que le estorbara en su labor. Carraspeó levemente – Señorita Liza, le agradezco todas sus atenciones para conmigo, pero no me permito tomar el té ni comer bocadillos cuándo estoy trabajando, si algún residuo de alimento o bebida caen en los delicados mecanismos del reloj podrían dañar su funcionamiento- dijo con voz monótona (que aprendió de su profesor de filosofía), amigable y le añadió una leve sonrisa antes de regresar a su teatro con el engrane.
Después de cierto tiempo, Jacob se hartó de su juego ya que la niña no se aburría y al contrario parecía estar realmente interesada en lo que hacía, así que se dispuso a buscar el problema del reloj en el mecanismo principal. Se dirigió al estuche de herramientas y cogió las pinzas de latón que le servían como extensiones de sus dedos y que se asemejaban a las garras de un cuervo, con esas puntas delgadas para llegar con delicadeza a esos lugares difíciles. Así fue quitando engrane por engrane, contando y memorizando meticulosamente la posición de cada parte del reloj. Dividiendo su concentración en dos, una para su delicada tarea y otra en la chiquilla, ya que ella podía pasar un rato en silencio y sin previo aviso soltar una palabra con estruendo y de manera aleatoria, decidió que si quería terminar algún día con el reloj de los Bernard tenía que acostumbrarse a la enfadosa presencia de la niña.
Al principio pensó que su presencia sería momentánea y toleró su acento y sus modales tropezados y su vocecita molesta. La chiquilla le mostró el reloj y Jacob puso toda su concentración en él, como excusa para poder ignorarla. Acaricio la suave madera, acabada con barniz de primera; observo las manecillas del reloj hechas de ornamentos rebuscados y que daban las 3:33, qué curioso… espera un momento ¿La niña acaba de decir que regresará con algo de té? Contuvo su expresión de molestia llevándose la mano a la barbilla y observando las líneas divisorias del reloj como si contuvieran un mensaje secreto.
Jacob se puso manos a la obra mientras Liza estaba ausente. Del bolsillo interno de su saco extrajo el estuche que contenía sus herramientas de relojero, que era un pequeño paquete de tela enrollado, demasiado austero. Al desenrollarlo sobre una mesa que estaba a un lado del reloj, se dejaron ver unos utensilios metálicos, muy ordenados y muy lustrados, agarrados al paquete por compartimientos hechos a su medida, sobraba un pedazo de tela del paquete usado para colocar los mecanismos del reloj a reparar. Simple y funcional, como le gusta a Jacob, nada de botiquines pesados que ocupan medio carruaje, ni herramientas llenas de grabados ostentosos e inútiles.
Se dispuso a desarmar el reloj, la parte más complicada del proceso, la parte favorita de Jacob. Convenientemente, Liza se ausentó el tiempo necesario para quitar el cuadrante y dejar los mecanismos al descubierto. Jacob moría por continuar y largarse de una vez por todas, sin embargo la chiquilla llegó trayendo en una bandeja lo que parecía ser la cocina completa. Con un suspiro de contenida molestia, sacó un trapo de su bolsillo y comenzó a limpiar el cuadrante con una calma exasperante, monótona, aburrida y totalmente innecesaria, su único propósito era ahuyentar a la niña. La nariz de Jacob estaba metida en un engrane que contenía un poco de polvo sin embargo su atención estaba plenamente enfocada en los movimientos de la niña, había notado que traía más de una taza lo cual lo irrito aún más, la pequeñaja pensaba quedarse a husmear su trabajo.
-¿Cuántas de azúcar?... aquí hay bocadillos ¿Crema?- La niñita era muy atenta con él y eso no le molestó en absoluto aunque aún no le perdonaría que le estorbara en su labor. Carraspeó levemente – Señorita Liza, le agradezco todas sus atenciones para conmigo, pero no me permito tomar el té ni comer bocadillos cuándo estoy trabajando, si algún residuo de alimento o bebida caen en los delicados mecanismos del reloj podrían dañar su funcionamiento- dijo con voz monótona (que aprendió de su profesor de filosofía), amigable y le añadió una leve sonrisa antes de regresar a su teatro con el engrane.
Después de cierto tiempo, Jacob se hartó de su juego ya que la niña no se aburría y al contrario parecía estar realmente interesada en lo que hacía, así que se dispuso a buscar el problema del reloj en el mecanismo principal. Se dirigió al estuche de herramientas y cogió las pinzas de latón que le servían como extensiones de sus dedos y que se asemejaban a las garras de un cuervo, con esas puntas delgadas para llegar con delicadeza a esos lugares difíciles. Así fue quitando engrane por engrane, contando y memorizando meticulosamente la posición de cada parte del reloj. Dividiendo su concentración en dos, una para su delicada tarea y otra en la chiquilla, ya que ella podía pasar un rato en silencio y sin previo aviso soltar una palabra con estruendo y de manera aleatoria, decidió que si quería terminar algún día con el reloj de los Bernard tenía que acostumbrarse a la enfadosa presencia de la niña.
Joseph Henri- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 04/10/2011
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Re: Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
– Señorita Liza, le agradezco todas sus atenciones para conmigo, pero no me permito tomar el té ni comer bocadillos cuándo estoy trabajando, si algún residuo de alimento o bebida caen en los delicados mecanismos del reloj podrían dañar su funcionamiento
- Bueno, siempre puede tomarse un descanso... - Agregó.
Miró lo que Jacob hacía, y se tomó la molesta de inspeccionar el cuadrante que él limpiaba con tanto ahínco. Si tenía alguna partícula de polvo, ella la sacudió. Se puso a su lado, mirando como desarmaba el reloj. Se cambió de lado, pues de ahí no veía. Le tapó toda la luz. Ella, al notarlo, se cambió de vuelta al lado original. Se acercó más, pero luego se alejó. Miró. Miró. Miró.
Tomó una de las herramientas de Jacob, la giró, la examinó, se picó su dedo indice con ella, y luego la jugó en sus manos con dejadez. Suspiró, por que no entendía que hacía, y quería saber. Observó las piezas que removía, muy de cerca, y con el desarmador en la mano, trató de encajarlo en algún agujero de algún engrane. Y estornudó. El estornudo es de esos agudos e infantiles. Los más molestos. Y no solo eso. A parte de escupir todas las piezas, tiró dos engranes y el desarmador, al haberse intentado tapar la boca con las dos manos.
Se puso roja.
- Bueno, siempre puede tomarse un descanso... - Agregó.
Miró lo que Jacob hacía, y se tomó la molesta de inspeccionar el cuadrante que él limpiaba con tanto ahínco. Si tenía alguna partícula de polvo, ella la sacudió. Se puso a su lado, mirando como desarmaba el reloj. Se cambió de lado, pues de ahí no veía. Le tapó toda la luz. Ella, al notarlo, se cambió de vuelta al lado original. Se acercó más, pero luego se alejó. Miró. Miró. Miró.
Tomó una de las herramientas de Jacob, la giró, la examinó, se picó su dedo indice con ella, y luego la jugó en sus manos con dejadez. Suspiró, por que no entendía que hacía, y quería saber. Observó las piezas que removía, muy de cerca, y con el desarmador en la mano, trató de encajarlo en algún agujero de algún engrane. Y estornudó. El estornudo es de esos agudos e infantiles. Los más molestos. Y no solo eso. A parte de escupir todas las piezas, tiró dos engranes y el desarmador, al haberse intentado tapar la boca con las dos manos.
Se puso roja.
Lisa Szilagy- Humano Clase Media
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Re: Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
Alguna vez Jacob, escuchó hablar del continente africano, un entorno difícil e incómodo para trabajar, le decían que era por el calor infernal, pero sobre todo por los molestos y gigantescos insectos que ahí revolotean alrededor de la gente para picar y comer. Jacob observó de reojo a Lisa y la imaginó con alas de insecto y también se imaginó que en áfrica los insectos lucían como ella y se estremeció de asco.
Le impuso celeridad a su labor, quitando aquel engrane de ahí, revisando la pesa, inspeccionando ese otro engrane de allá, calibrando el péndulo… hasta que un ruido semejante al chillido de un violín lo interrumpió violentamente. Se giró sobresaltado hacia la niña y pudo ver como su boca escupía y como su herramienta caía junto con dos engranes de manera muy, muy lenta.
El vampiro contuvo un grito de furia, apretando muy fuerte los labios y mordiéndose la lengua. Por su mente pasaban imágenes de Lisa siendo atravesada con una pica, o de Lisa siendo arrojada por la ventana, o Lisa siendo aplastada por los cascos de un caballo; irónicamente a Jacob le sirvió este conjunto de imágenes tan agradables para calmarse un poco. Tomó el pañuelo que tenía en el bolsillo del chaleco y se lo arrojó a Lisa –Ten cuidado pequeña, por qué no recoges el desastre que has armado y limpias un poco esos utensilios, ¿quieres?-. O Lisa siendo arrojada por un risco alto y verla rodar y rodar hasta perderla de vista. Jacob le sonrió. –Ahora acércate y acomoda las partes en la mesa, la pequeña va del lado izquierdo, la grande en el derecho, falta un tornillo, ¿Podrías buscarlo por mí? No olvides poner el desarmador en su sitio- Jacob volvió la mirada al reloj. O Lisa siendo devorada por feroces, hambrientos y enormes lobos.
Le impuso celeridad a su labor, quitando aquel engrane de ahí, revisando la pesa, inspeccionando ese otro engrane de allá, calibrando el péndulo… hasta que un ruido semejante al chillido de un violín lo interrumpió violentamente. Se giró sobresaltado hacia la niña y pudo ver como su boca escupía y como su herramienta caía junto con dos engranes de manera muy, muy lenta.
El vampiro contuvo un grito de furia, apretando muy fuerte los labios y mordiéndose la lengua. Por su mente pasaban imágenes de Lisa siendo atravesada con una pica, o de Lisa siendo arrojada por la ventana, o Lisa siendo aplastada por los cascos de un caballo; irónicamente a Jacob le sirvió este conjunto de imágenes tan agradables para calmarse un poco. Tomó el pañuelo que tenía en el bolsillo del chaleco y se lo arrojó a Lisa –Ten cuidado pequeña, por qué no recoges el desastre que has armado y limpias un poco esos utensilios, ¿quieres?-. O Lisa siendo arrojada por un risco alto y verla rodar y rodar hasta perderla de vista. Jacob le sonrió. –Ahora acércate y acomoda las partes en la mesa, la pequeña va del lado izquierdo, la grande en el derecho, falta un tornillo, ¿Podrías buscarlo por mí? No olvides poner el desarmador en su sitio- Jacob volvió la mirada al reloj. O Lisa siendo devorada por feroces, hambrientos y enormes lobos.
Joseph Henri- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 04/10/2011
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Re: Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
Se limpió la nariz con el pañuelo de Jacob
–Ten cuidado pequeña, por qué no recoges el desastre que has armado y limpias un poco esos utensilios, ¿quieres? -
- Si..perdón...
Lisa recogió los engranes inmediatamente, y buscando el tornillo a gatas. - ♬ ♪Tornillo♬ ♪ - Canturreó. Cuando lo vió, entre los pies de Jacob, lo empujó suavemente, avalanzandose emocionada hacia la pieza - ¡Lo encontré! - Expresó emocionada, y se puso de pie, de un salto. Estando tan cerca de él, al levantarse, se pegó en la cabeza con su anguloso codo, y se llevó las manos a la cabeza - ¡AAAUCH! . Se quejó, y se sobó imparable la cabeza. - Perdón pero... esta vez sin me dolió... - Dijo en realidad excusándose...
Se alejó de él, dándole la espalda, y alejándose para colocar el tornillo en la mesa. Aún se tomaba la cabeza con una mano, y colocó el destornillador en su lugar, luego de limpiarlo.
Iba pensando en como disculparse, pues el contacto físico estaba fuera de la mesa. Apenas terminó de acomodar su herramienta, cuando se giró y lo miró...
- Oiga, le gustan los....uhm... uhm....los gear... gear gear...- Pensaba profundamente, pues no recordaba la traducción... - ¡Los engranes!... ¿Le gustan los mecanismos? Tengo algo con lo que me podría ayudar.... ¡Si! Que buena idea... - Sin dejarle contestar, se disculpó y salió corriendo, dando brinquitos por la sala. Estaba muy pero muy contenta. Se ausentó, por unos minutos y volvió, gracias a dios más tranquila, con una caja angosta y alargada en sus manos
- Monsieur Henri... - Lo llamó, para llamar su atención. Puso sobre la mesa la caja de música. Jacob la reconocía, alguna vez escuchó hablar de ese tipo de cajas. Eran Suizas, y muy raras. Era de olivo salvajese, con un trabajo fino y acabados indescriptibles. Aún así, muy sencilla. Sobre la tapa, tenía un medallón de plata, y él sabía que de ahí, tenía un mecanismo bastante peculiar. Estaba bien cuidada, a pesar de ser antigua.
Lisa no la activó.
–Ten cuidado pequeña, por qué no recoges el desastre que has armado y limpias un poco esos utensilios, ¿quieres? -
- Si..perdón...
Lisa recogió los engranes inmediatamente, y buscando el tornillo a gatas. - ♬ ♪Tornillo♬ ♪ - Canturreó. Cuando lo vió, entre los pies de Jacob, lo empujó suavemente, avalanzandose emocionada hacia la pieza - ¡Lo encontré! - Expresó emocionada, y se puso de pie, de un salto. Estando tan cerca de él, al levantarse, se pegó en la cabeza con su anguloso codo, y se llevó las manos a la cabeza - ¡AAAUCH! . Se quejó, y se sobó imparable la cabeza. - Perdón pero... esta vez sin me dolió... - Dijo en realidad excusándose...
Se alejó de él, dándole la espalda, y alejándose para colocar el tornillo en la mesa. Aún se tomaba la cabeza con una mano, y colocó el destornillador en su lugar, luego de limpiarlo.
Iba pensando en como disculparse, pues el contacto físico estaba fuera de la mesa. Apenas terminó de acomodar su herramienta, cuando se giró y lo miró...
- Oiga, le gustan los....uhm... uhm....los gear... gear gear...- Pensaba profundamente, pues no recordaba la traducción... - ¡Los engranes!... ¿Le gustan los mecanismos? Tengo algo con lo que me podría ayudar.... ¡Si! Que buena idea... - Sin dejarle contestar, se disculpó y salió corriendo, dando brinquitos por la sala. Estaba muy pero muy contenta. Se ausentó, por unos minutos y volvió, gracias a dios más tranquila, con una caja angosta y alargada en sus manos
- Monsieur Henri... - Lo llamó, para llamar su atención. Puso sobre la mesa la caja de música. Jacob la reconocía, alguna vez escuchó hablar de ese tipo de cajas. Eran Suizas, y muy raras. Era de olivo salvajese, con un trabajo fino y acabados indescriptibles. Aún así, muy sencilla. Sobre la tapa, tenía un medallón de plata, y él sabía que de ahí, tenía un mecanismo bastante peculiar. Estaba bien cuidada, a pesar de ser antigua.
Lisa no la activó.
Lisa Szilagy- Humano Clase Media
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Re: Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
– Monsieur Henri… - Aún no se acostumbraba a la voz de la pequeña, sin embargo ya no le irritaba de manera violenta, ya que imaginarse a Lisa envuelta en diferentes situaciones fatales le calmaban deliciosamente; parece que desde ahora será la mejor manera de pasar el tiempo cuando esté aburrido. Lisa siendo arrojada, amarrada a un bloque de piedra, a las profundidades del océano. Dejó sus instrumentos en la mesa para dedicarle la más fingida atención a lo que Lisa quería decirle – ¿Mm?- Canturreó su garganta.
Jacob observó la impecable caja de madera fina, arqueando una ceja y exhalando un puñado de escepticismo. Lo que más irrita a Jacob en este mundo, lo que es su deber erradicar de la faz del planeta, es el desperdicio de la ciencia aplicada a un artilugio inútil para el divertimento de (echó una mirada llena de sarcasmo hacia Lisa, mientras le sonreía) pequeñas niñas descerebradas. Sin embargo, en contraste con el interés de la pequeña hacía éste tipo de mecanismos y el hecho de que no le ha dejado en paz desde que llegó, hizo que a Jacob le picará, en lo más profundo de su inconsciente, una curiosidad ponzoñosa. Y todo eso aunado a que no siempre tienes el placer de echarle un ojo a antiguos artilugios, Lisa ha llamado la atención del vampiro.
Es así como Jacob decidió probar si dentro de la desaliñada cáscara rubia de Lisa giraban engranes como los que hay dentro de su cajita de olivo. Tomó el dicho objeto entre sus delgados dedos y lo examinó con (nada fingido) interés –Interesante objeto,- Dijo e hizo una pausa para parecer solemne- ¿Para qué me lo muestras? – Sin dejar tiempo para que Lisa respondiera, inmediatamente soltó varias preguntas más - ¿Cuánto tiempo tiene éste objeto en tu poder? ¿Tienes idea de cuándo fue elaborado? ¿Sabes cómo funciona?- Estiró su cadavérica mano que aferraba la caja hacía Lisa para que la tomara. Le dedicó otra sonrisa y sus ojos le brillaron.
Jacob observó la impecable caja de madera fina, arqueando una ceja y exhalando un puñado de escepticismo. Lo que más irrita a Jacob en este mundo, lo que es su deber erradicar de la faz del planeta, es el desperdicio de la ciencia aplicada a un artilugio inútil para el divertimento de (echó una mirada llena de sarcasmo hacia Lisa, mientras le sonreía) pequeñas niñas descerebradas. Sin embargo, en contraste con el interés de la pequeña hacía éste tipo de mecanismos y el hecho de que no le ha dejado en paz desde que llegó, hizo que a Jacob le picará, en lo más profundo de su inconsciente, una curiosidad ponzoñosa. Y todo eso aunado a que no siempre tienes el placer de echarle un ojo a antiguos artilugios, Lisa ha llamado la atención del vampiro.
Es así como Jacob decidió probar si dentro de la desaliñada cáscara rubia de Lisa giraban engranes como los que hay dentro de su cajita de olivo. Tomó el dicho objeto entre sus delgados dedos y lo examinó con (nada fingido) interés –Interesante objeto,- Dijo e hizo una pausa para parecer solemne- ¿Para qué me lo muestras? – Sin dejar tiempo para que Lisa respondiera, inmediatamente soltó varias preguntas más - ¿Cuánto tiempo tiene éste objeto en tu poder? ¿Tienes idea de cuándo fue elaborado? ¿Sabes cómo funciona?- Estiró su cadavérica mano que aferraba la caja hacía Lisa para que la tomara. Le dedicó otra sonrisa y sus ojos le brillaron.
Joseph Henri- Vampiro Clase Media
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Re: Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
Ella miraba la caja, y la expresión de Jacob. Estaba muy concentrada en su rostro. A veces, como relámpagos que le cegaban la razón y lo correcto, tenía ante ella visiones del lugar, o en este caso de la persona. Estas visiones le mostraban el pasado, el futuro, o el alma de estas gentes. Parpadeó, luego de ver como de las cuencas hundidas de sus ojos, brotaban gusanos de panteón especialmente gordos y bien alimentados. Vio como sus marcados pómulos se hacían más prominentes luego de que su cabeza de inclinaba hacia atrás, como seguramente lo hiciera la de un cuerpo sin vida, exhalando el alma, mostrando entre sus labios roídos las fauces de una bestia, que quería salir.
Se despabiló. Parpadeó un par de veces más, y meneó la cabeza. Un atisbo de miedo se vio en sus ojos. Dentro, muy dentro de ella, la maquinaria del talento comenzó a funcionar, y supo inconscientemente lo que su visión le mostraba: los ojos consumidos por los gusanos, tan llenos de vida y de carroña, le dejaron saber que él era sin duda una persona con una mente increíble, tan vasta y tan nutrida como los gusanos que comieron de su cerebro, suficiente para mantener rebosantes a tantos de ellos. Su cabeza, que se inclinó hacia arriba como si Dios lo obligara a mirarlo, podía significar que Jacob, lo más puro y benevolente de Jacob, todavía existía y estaba por escapar. Las fauces de una bestia no podían significar nada bueno. Tampoco lo sombrío de todo el asunto. Nada bueno.
Tomó la caja, y se estremeció cuando la recibió. La puso de vuelta en la mesa. Pensó en su respuesta, hilándose a la realidad de nuevo.
- Ahhhmmm - "Regresa Lisa, regresa" se decía a si misma - E-este... esta caja me la ha dado mi niñera. Dice que perteneció a mi madre, o a la familia de mi madre... Nada me consta... Se lo muestro por que sé cómo funciona, pero no lo hace... - Le señaló la hendidura, donde iba algún tipo de llave - He hecho de todo, y nada parece funcionar... - Ahora todo era claro, para una mente como la de Jacob. Ella no es tan estúpida. Si lograba llamar la suficiente atención de Jacob, se ahorraría unas muchas monedas. Y tal vez lo hizo inconscientemente, ¿Por qué él? después de todo hay todo tipo de extranjeros haciendo de relojeros. - Ahora mire, por favor... Aquí tiene el mecanismo para abrirlo, debe de ser lo suficientemente fino, por el tipo de llave que poseo. La pequeña cerradura fue hecha para encajar en la llave, y sorpresivamente no al revés. Yo no entiendo por qué alguien gastaría en hacer una caja tan cara, solo por eso. No puedo abrir la caja por abajo, no sin dañarla irremediablemente. Ni por atrás, pues ahí está el rollo de música. Por el frente tiene una placa de metal de una sola pieza sobre tres caras de la caja. Así que no se puede forzar el cerrojo - Suspira - Separé la parte de arriba, pero como le decía, esta capa de metal forma una caja interna. No sé que hay adentro. Gracias a Dios que dejaron el mecanismo afuera.
Lisa tomó la cuchilla que trajo para la mantequilla, y la pasó por un borde de la tapa. Muy cuidadosamente, quedando en profundo silencio con solo su expresión de concentración, y separó la madera. El medallón de plata ahí se quedó, siendo parte del mecanismo básico. Lisa sopló el agujero que quedó en la tapa, quitando el polvo y la dejó a un lado.
A pesar de su inteligencia dudosa, era obvio que la mocosa tenía capacidades de observación. Jacob vio que sin la tapa, era visible toda la descripción que ella le dió. El mecanismo abría con la llave, o no se podría abrir sin destruirla. Punto.
Lisa se inclinó y acercó una vela, para poder ver.
- Mire... acérquese... - Insistió, y hasta que no lo tuvo a pocos centímetros de ella, no desistió. Quería que viera lo que ella veía - Ha! Das ist die schlechte... Ese engrane no es el original. - Miró el engrane, queriéndolo arrancar de ahí, tan protegido por el resto, y esperó que Jacob mirara lo que ella le indicaba.
Se despabiló. Parpadeó un par de veces más, y meneó la cabeza. Un atisbo de miedo se vio en sus ojos. Dentro, muy dentro de ella, la maquinaria del talento comenzó a funcionar, y supo inconscientemente lo que su visión le mostraba: los ojos consumidos por los gusanos, tan llenos de vida y de carroña, le dejaron saber que él era sin duda una persona con una mente increíble, tan vasta y tan nutrida como los gusanos que comieron de su cerebro, suficiente para mantener rebosantes a tantos de ellos. Su cabeza, que se inclinó hacia arriba como si Dios lo obligara a mirarlo, podía significar que Jacob, lo más puro y benevolente de Jacob, todavía existía y estaba por escapar. Las fauces de una bestia no podían significar nada bueno. Tampoco lo sombrío de todo el asunto. Nada bueno.
Tomó la caja, y se estremeció cuando la recibió. La puso de vuelta en la mesa. Pensó en su respuesta, hilándose a la realidad de nuevo.
- Ahhhmmm - "Regresa Lisa, regresa" se decía a si misma - E-este... esta caja me la ha dado mi niñera. Dice que perteneció a mi madre, o a la familia de mi madre... Nada me consta... Se lo muestro por que sé cómo funciona, pero no lo hace... - Le señaló la hendidura, donde iba algún tipo de llave - He hecho de todo, y nada parece funcionar... - Ahora todo era claro, para una mente como la de Jacob. Ella no es tan estúpida. Si lograba llamar la suficiente atención de Jacob, se ahorraría unas muchas monedas. Y tal vez lo hizo inconscientemente, ¿Por qué él? después de todo hay todo tipo de extranjeros haciendo de relojeros. - Ahora mire, por favor... Aquí tiene el mecanismo para abrirlo, debe de ser lo suficientemente fino, por el tipo de llave que poseo. La pequeña cerradura fue hecha para encajar en la llave, y sorpresivamente no al revés. Yo no entiendo por qué alguien gastaría en hacer una caja tan cara, solo por eso. No puedo abrir la caja por abajo, no sin dañarla irremediablemente. Ni por atrás, pues ahí está el rollo de música. Por el frente tiene una placa de metal de una sola pieza sobre tres caras de la caja. Así que no se puede forzar el cerrojo - Suspira - Separé la parte de arriba, pero como le decía, esta capa de metal forma una caja interna. No sé que hay adentro. Gracias a Dios que dejaron el mecanismo afuera.
Lisa tomó la cuchilla que trajo para la mantequilla, y la pasó por un borde de la tapa. Muy cuidadosamente, quedando en profundo silencio con solo su expresión de concentración, y separó la madera. El medallón de plata ahí se quedó, siendo parte del mecanismo básico. Lisa sopló el agujero que quedó en la tapa, quitando el polvo y la dejó a un lado.
A pesar de su inteligencia dudosa, era obvio que la mocosa tenía capacidades de observación. Jacob vio que sin la tapa, era visible toda la descripción que ella le dió. El mecanismo abría con la llave, o no se podría abrir sin destruirla. Punto.
Lisa se inclinó y acercó una vela, para poder ver.
- Mire... acérquese... - Insistió, y hasta que no lo tuvo a pocos centímetros de ella, no desistió. Quería que viera lo que ella veía - Ha! Das ist die schlechte... Ese engrane no es el original. - Miró el engrane, queriéndolo arrancar de ahí, tan protegido por el resto, y esperó que Jacob mirara lo que ella le indicaba.
Lisa Szilagy- Humano Clase Media
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Re: Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
No es fácil llamar la atención de Jacob, sin embargo con cada palabra que la niña decía, él se interesaba más en la caja y aún más en la cabeza de Lisa la cual enfrascaba un cerebro despierto, ágil y curioso. Sintió un pequeño escalofrío al no poder contener recuerdos de su propia infancia que le martilleaban la sien. Las visiones estuvieron a punto de atacar su conciencia pero la explicación de Lisa lo mantuvo en la realidad.
Lo que llamó más su interés fue el hecho de que la niña tampoco daba razón de por qué alguien se empeñaría en hacer un objeto tan complejo con una finalidad tan absurda, en cómo logró desarmar la caja y más aún en el hecho de que haya reconocido en un sistema así un engrane falso. No es difícil de identificar para un profesional y eso es lo que inquietó a Jacob, Lisa era una niña y pudo hacer una observación correcta que casi hace a Jacob preguntar “¿Cómo rayos lo supiste?” pero se pensó que no sería correcto parecer un estúpido en presencia de una mente tan vivaz.
-Entiendo a lo que te refieres…- dijo casi distraído –Los demás engranes son sólidos, como monedas; pero éste en particular tiene el cilindro eje y el cilindro dentado unido con ésta estructura en forma de cruz – explicó mientras señalaba con sus pinzas las partes del engrane falso – hacen éste tipo de engranes por dos motivos: ahorrar material y para reducir su volumen- Hubo un momento de silencio mientras Jacob pensaba, no se había dado cuenta pero en realidad estaba muy concentrado en enseñar a Lisa, y lo que hilaba su mente era una manera de explicarle lo que veía en el mecanismo de una forma fácil de entender. – Solo hay una manera de ver qué es lo que está fallando en tu caja- dijo al mismo tiempo que tomaba con sus pinzas de relojero al engrane con mucho cuidado ya que estaba un poco en el fondo del sistema –voy a girar éste engrane y a observar cómo trabaja - Lo giró con sus pinzas y descubrió que el engrane giraba pero sus dientes resbalaban con los de los engranes que conectaba – Sí. Observa, está desajustado lo cual hace que no cuadren los dientes y se patinen, es normal porque no fue hecho para éste sistema, sin embargo puedo ajustarlo si quieres, pero no te durará mucho así… -Se detuvo a pensar una vez más, se llevó automáticamente su mano a la barbilla – Podría hacerte un engrane para tu sistema, solo necesito determinar cuántos dientes y qué diámetro tienen, pero necesitaría llevarme tu caja a mi taller…- Tomó su trapo y limpio sus pinzas mientras veía a Lisa a los ojos. Se dijo que sería una mente brillante si no fuera por su infantil personalidad y sintió empatía ya que le recordaba sus propios inicios en la universidad y pensar que hace un momento solo quería que se la devorara una jauría de lobos gigantes y hambrientos.
Lo que llamó más su interés fue el hecho de que la niña tampoco daba razón de por qué alguien se empeñaría en hacer un objeto tan complejo con una finalidad tan absurda, en cómo logró desarmar la caja y más aún en el hecho de que haya reconocido en un sistema así un engrane falso. No es difícil de identificar para un profesional y eso es lo que inquietó a Jacob, Lisa era una niña y pudo hacer una observación correcta que casi hace a Jacob preguntar “¿Cómo rayos lo supiste?” pero se pensó que no sería correcto parecer un estúpido en presencia de una mente tan vivaz.
-Entiendo a lo que te refieres…- dijo casi distraído –Los demás engranes son sólidos, como monedas; pero éste en particular tiene el cilindro eje y el cilindro dentado unido con ésta estructura en forma de cruz – explicó mientras señalaba con sus pinzas las partes del engrane falso – hacen éste tipo de engranes por dos motivos: ahorrar material y para reducir su volumen- Hubo un momento de silencio mientras Jacob pensaba, no se había dado cuenta pero en realidad estaba muy concentrado en enseñar a Lisa, y lo que hilaba su mente era una manera de explicarle lo que veía en el mecanismo de una forma fácil de entender. – Solo hay una manera de ver qué es lo que está fallando en tu caja- dijo al mismo tiempo que tomaba con sus pinzas de relojero al engrane con mucho cuidado ya que estaba un poco en el fondo del sistema –voy a girar éste engrane y a observar cómo trabaja - Lo giró con sus pinzas y descubrió que el engrane giraba pero sus dientes resbalaban con los de los engranes que conectaba – Sí. Observa, está desajustado lo cual hace que no cuadren los dientes y se patinen, es normal porque no fue hecho para éste sistema, sin embargo puedo ajustarlo si quieres, pero no te durará mucho así… -Se detuvo a pensar una vez más, se llevó automáticamente su mano a la barbilla – Podría hacerte un engrane para tu sistema, solo necesito determinar cuántos dientes y qué diámetro tienen, pero necesitaría llevarme tu caja a mi taller…- Tomó su trapo y limpio sus pinzas mientras veía a Lisa a los ojos. Se dijo que sería una mente brillante si no fuera por su infantil personalidad y sintió empatía ya que le recordaba sus propios inicios en la universidad y pensar que hace un momento solo quería que se la devorara una jauría de lobos gigantes y hambrientos.
Joseph Henri- Vampiro Clase Media
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Re: Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
Lisa miraba atenta lo que Jacob le señalaba. A veces era tanto su insistencia, que empujaba a Henri para poder verlo más claramente.
– Podría hacerte un engrane para tu sistema... - Siendo sincera, divagó un poco. -... necesitaría llevarme tu caja a mi taller…- Lisa lo miró a los ojos.
- Woo! Espere un segundo... ¿Llevarse la caja?... - Según ella eso era algo impensable - Usted huele raro... - No pudo evitar anotar, al estar tan cerca del "aliento" de Jacob. - Mire, esa caja es una de las pocas cosas que quedan de mi familia inmediata. Espero que dársela así como así, me es imposible... Aunque... podría darle un voto de buena voluntad si me promete la seguridad de la caja...
Pensó que decir algo así era bastante arriesgado, y por mucho bastante estúpido. Él no tenía por que arreglarla, en primer lugar; pero en cuestiones familiares, ella tiende a ser aprehensiva y hermética. Le costaría trabajo separarse de la caja, y más aún de la llave, pero si quería saber que había adentro, sabe que tendría que arriesgarse.
Llegando a la libertad que le da su nuevo empleo y en la comodidad que su posición, se dio cuenta que empezó a ser un poco más consciente de ella misma, de lo que quería, de lo que fue, y de lo que será.
Sabía que tendría que empezar a tomar decisiones, y empezaban con la maldita caja. Sobretodo, por que muy en el fondo, sabía que dentro de esa caja, estaba la explicación de por que va, hacia donde va.
– Podría hacerte un engrane para tu sistema... - Siendo sincera, divagó un poco. -... necesitaría llevarme tu caja a mi taller…- Lisa lo miró a los ojos.
- Woo! Espere un segundo... ¿Llevarse la caja?... - Según ella eso era algo impensable - Usted huele raro... - No pudo evitar anotar, al estar tan cerca del "aliento" de Jacob. - Mire, esa caja es una de las pocas cosas que quedan de mi familia inmediata. Espero que dársela así como así, me es imposible... Aunque... podría darle un voto de buena voluntad si me promete la seguridad de la caja...
Pensó que decir algo así era bastante arriesgado, y por mucho bastante estúpido. Él no tenía por que arreglarla, en primer lugar; pero en cuestiones familiares, ella tiende a ser aprehensiva y hermética. Le costaría trabajo separarse de la caja, y más aún de la llave, pero si quería saber que había adentro, sabe que tendría que arriesgarse.
Llegando a la libertad que le da su nuevo empleo y en la comodidad que su posición, se dio cuenta que empezó a ser un poco más consciente de ella misma, de lo que quería, de lo que fue, y de lo que será.
Sabía que tendría que empezar a tomar decisiones, y empezaban con la maldita caja. Sobretodo, por que muy en el fondo, sabía que dentro de esa caja, estaba la explicación de por que va, hacia donde va.
Lisa Szilagy- Humano Clase Media
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Re: Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
“¡Qué insensatez!” Pensó Jacob y su rostro se endureció, dejó a la niña hablando sola mientras se dedicaba a armar rápidamente el reloj pues ya había terminado de ajustarlo. La mejor manera de que confíen en un relojero es en los resultados de su propio trabajo. Activó el reloj de los Bernard que comenzó a trabajar como nuevo a ritmo fresco, colocó su oreja en la caja donde yacía el mecanismo del reloj y comprobó su funcionamiento durante un minuto, su pie derecho golpeaba el piso siguiendo al segundero. Satisfecho de su trabajo se dispuso a limpiar sus instrumentos y a colocarlos en su respectiva funda.
-Al igual que los Bernard…- Dijo con aire solemne – Todas las familias para las que he llegado a trabajar… - se detuvo a limpiar con detenimiento sus pinzas – Vienen a mí por recomendación de otro cliente que ha requerido mis servicios…- enrolló el estuche de sus bienes y lo colocó bajo su brazo dio media vuelta para observar a Lisa – Ellos me necesitan más que yo a ellos y la buena voluntad se ve reflejada en mis referencias – Se detuvo para aclararse la garganta – Ahora, si gustas, puedo venderte un juego de herramientas para que tú misma arregles la caja…- Y erguido con el orgullo grabado en su rostro observó a Lisa en espera de su respuesta.
-Al igual que los Bernard…- Dijo con aire solemne – Todas las familias para las que he llegado a trabajar… - se detuvo a limpiar con detenimiento sus pinzas – Vienen a mí por recomendación de otro cliente que ha requerido mis servicios…- enrolló el estuche de sus bienes y lo colocó bajo su brazo dio media vuelta para observar a Lisa – Ellos me necesitan más que yo a ellos y la buena voluntad se ve reflejada en mis referencias – Se detuvo para aclararse la garganta – Ahora, si gustas, puedo venderte un juego de herramientas para que tú misma arregles la caja…- Y erguido con el orgullo grabado en su rostro observó a Lisa en espera de su respuesta.
Joseph Henri- Vampiro Clase Media
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Re: Knock, Knock... Tic, Tac... SAAAANG!! (Lisa Szilagy)
Lisa permaneció en silencio un rato, con la mirada baja realmente pensando. Vio una uva sobre la mesa, en la charola que había traído con bocadillos y se la llevó a la boca.
Monsieur Henri tenía toda la absoluta razón, pero significaba arriesgar el último vestigio palpable de su familia. Bueno, y ¿Qué es lo peor que podía pasar? De todos modos, la caja no le traería a su madre, no le contaría la historia de su vida, ni iba a regresar a su abuelito a la vida. Qué más da.
- Está bien, Monsieur Henri... Por favor perdone mis dudas y temores. A veces dejo aflorar demasiado ese lado sentimental que todos llevamos dentro. - Tomó la caja y la envolvió en una carpeta tejida.
Lisa lo acompaño gentilmente a la puerta, tomándose la confianza de engancharse de su brazo, cordialmente, mientras se dirigían a la salida. Mientras le iba diciendo.
- Cuando termine... ¿Requiere que vaya al centro por ella? No necesitará la llave, ¿o si? Se separó de él en la recepción y ya hasta el umbral, le ofreció la caja. Jacob sabía que era como un ritual de desprendimiento.
No dijo nada, no necesitó decir nada. Ya estaba hecho y ahora Jacob podría manipularla por cualquier cosa, pues tenía en su poder algo a lo que Lisa le tenía bastante apego. Le estiró un sobre sellado, con su nombre en al frente, a nombre de Monsieur Bernard; era su pago completo, seguramente.
Lisa le sonrió, a pesar de tenerle un leve miedo a Jacob, fue sorpresivamente cálida.
Monsieur Henri tenía toda la absoluta razón, pero significaba arriesgar el último vestigio palpable de su familia. Bueno, y ¿Qué es lo peor que podía pasar? De todos modos, la caja no le traería a su madre, no le contaría la historia de su vida, ni iba a regresar a su abuelito a la vida. Qué más da.
- Está bien, Monsieur Henri... Por favor perdone mis dudas y temores. A veces dejo aflorar demasiado ese lado sentimental que todos llevamos dentro. - Tomó la caja y la envolvió en una carpeta tejida.
Lisa lo acompaño gentilmente a la puerta, tomándose la confianza de engancharse de su brazo, cordialmente, mientras se dirigían a la salida. Mientras le iba diciendo.
- Cuando termine... ¿Requiere que vaya al centro por ella? No necesitará la llave, ¿o si? Se separó de él en la recepción y ya hasta el umbral, le ofreció la caja. Jacob sabía que era como un ritual de desprendimiento.
No dijo nada, no necesitó decir nada. Ya estaba hecho y ahora Jacob podría manipularla por cualquier cosa, pues tenía en su poder algo a lo que Lisa le tenía bastante apego. Le estiró un sobre sellado, con su nombre en al frente, a nombre de Monsieur Bernard; era su pago completo, seguramente.
Lisa le sonrió, a pesar de tenerle un leve miedo a Jacob, fue sorpresivamente cálida.
Lisa Szilagy- Humano Clase Media
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