las doce, la hora mágica de la muerte ~.libre.~

-¿Cuanto tiempo llevaba alli sentado? bastante, tenia interés en los espiritus que estaban en aquel tren que segun muchos estaba embrujado, pocos tomaban el desierto ferrocarril de las doce donde los espiritus empezaban a cobrar vida, por la mañana se les podia ver pero no con tanta intensidad que cuando empezaba a atardecer, ahi los mas traviesos empezaban a hacer de las suyas pero los que realmente atemorizaban a la población empezaban sus traviesas horas más tarde. Colocó la mano en el mentón elevándolo, mientras dirigia una callada mirada a ese ferrocarril, eran las doce y no veia nada usual...fantasmas que sin cabeza movian las manos gesticulando, otros con un disparo en alguna parte de su cuerpo estaban caminando por los vagones como si nada.

Sonrio ante tal espectáculo de una marea de espiritus llegando a cruzar las vias del trén, esfumándose con un quejido agónico pues seria lo más cerca que estarian de cruzar a paris, los espiritus solo podian ir a donde habian conocido en vida incluso podrian ir a sus vidas anteriores sus pueblos, sus casas pero algo fuerte les mantenia pegados a ese ferrocarril, pasaron unos minutos y despues como si la misma mole de hierro tuviera miedo de quedarse más tiempo, empezó a avanzar dejando al brujo con una satisfecha sonrisa. Se levantó dejando que su camisa holgada acariciase su piel, llamandole la atencion, reclamando que volviesen-

¿No te excita esa vision? -reclamo a uno de sus guardianes que estaba escondido jugando a las cartas, siempre ganaba, siempre tenia las mismas cartas, la misma baraja ganadora y nunca le habia visto aburrise, él solamente nego dejando un suspiro quedo para esfumarse también, sus guardianes estaban aburridos de la monotonía de la tranquilidad, si pudiera prometerles accion estarian más dedicados, bueno, solo sus guardianes masculinos estaban atravesando ese tipo de "depresion" pues los guardianes femeninos estaban tranquilos acompañandole mucho más de lo que acostumbraban a hacer, especialmente el guardian femenino dedicado exclusivamente a la defensa del brujo-

-finalizo las conversaciones consigo mismo a medida que la presencia de alguien se hizo un poco más visible o mejor dicho a lo mejor estuvo allí suficiente tiempo como para verle pero se había acercado ahora haciendo que el brujo pudiera sentir su presencia. Era alguien extraño eso parecía pues sus músculos permanecían agradablemente tensos por si era un enemigo o alguien que había visto lo que había sucedido y no quería testigos. Cuando habló se relajó un poco pensando en el tren distraídamente- Si –mencionó con voz trémula guardando sus manos en el interior de los bolsillos del pantalón volviendo a pensar que no quería irse demasiado pronto ni quería llegar demasiado tarde aunque el tiempo realmente no era lo que más le importaba. Sonrió al cabo de unos minutos cuando vio al extraño-

Puedo mostrarle ese mundo si usted lo desea claramente –Aetos al ser un brujo que podía ser capaz de rivalizar con la misma muerta era capaz de hacer que aquellos que no veian los espiritus los viesen aunque fuera por un corto periodo de tiempo, lo usaba especialmente con aquellos que estaban siendo acosados por algun espíritu de hecho casi nunca había gente que ahora pedia ese servicio y por eso pensó en malgastar uno para vivir una especie de noche que fuera de recordatorio. Admiró después a su acompañante, Aetos era bisexual por lo que la belleza de aquel hombre no le pasaba en alto pero también era suficientemente listo como para sabe distinguir la amistad de la diversión, la diversión del trabajo y por ende el trabajo del sexo-

Solo si gustáis claramente. El tren ahora hace una parada bastante larga alla asi que podréis ver que es lo que sucede en ese tren…¿no? – El también había tenido deseos de verlo en algunas ocasiones, para que negarlo siempre había querido ir alla una vez lo consiguió pero después su guardian le informó que otro espíritu que había estado buscando había hecho aparición y tuvo que dejar ese tren en paz, a pesar de lo que le gustaba también había abandonado a su suerte de olvido el mismo pues a las doce nadie iba alla y si alguien iba y no era capaz de ver a los muertos solo encontraría el silencio o incluso como acompañante su propia tos por el hecho del humo que desprendia el mismo tren. Ahora que no tenia nada que hacer e incluso que sus guardianes estaban ocupados era el momento ideal para dejarse llevar por las emociones junto con un desconocido ¿Qué mejor modo sino de descubrir todo lo que ese tren poseía?-

Tan solo tienes que seguirme, viejo amigo -Le indicó con una sonrisa que ya sabia su secreto, él, estaba con vampiros casi a diario especialmente por las noches que era cuando su circulo se movía un poco más...los fantasmas le confesaban secretos y asesinos o cuando los policias ineptos humanos intentaban atrapar a un asesino que estaba fuera de su alcance siempre llamaban a Aetos quien obviamente no iba a decirles que se trataban de vampiros pues si ya habia algunos que no gustaban de Aetos porque lo usaban como se diria “de medium” para hablar con los muertos y eso en la sociedad actual en la que vivian no era precisamente muy conmovedor pensar que le tomaban por un descerebrado por algo que veía solamente él. Aun no conocia a aquel hombre pero si tenia algo que le atraia, no podia decir que no era bello para ser un hombre pero aun asi se quedo observando hacia los railes con una sonrisa traviesa en la boca pensando ante todo en que podian hacer-

Vamos, nos presentaremos de camino a allá -meditó cuando miró hacia otro lado, nadie los estaba siguiendo y debido a la hora que era se habia dejado sin vigilancia las instalaciones donde estaban ellos asi que no habia problema con caminar a sus anchas. Con descaro propio de él bajó hacia los railes sintiendo en ese momento el aroma a carbón penetrar en su orificio nasal, objetivamente solo carbón, el hedor propio de la gran maquina de hierro tambien era visible pero subjetivamente podia rastrear el aroma a azufre que dejaban muchos fantasmas o escuchar algunos lamentos que desde lejos se oían-

Ya habrás intuido que puedo hablar con los muertos -miró a su acompañante- hay muchos espíritus donde vamos a ir ¿estas seguro de que quieres ir? Yo desde un primer momento iba a ir hacia allá pero no quiero meterte en problemas -Su voz era seria, no habia en el tono del mortal nada que indicase que le estaba llamando cobarde sino era una advertencia, las ánimas podian ser vengativas ante cualquiera, se entendia que aun tenian esos sentimientos que la mayor parte de humanos pensaban apagados, podian sentir ira o tristeza, sonreir (lo cual ya era extraño) e incluso tener un afán insano de venganza. Él seria un brujo y su acompañante ciertamente un vampiro eso nadie lo cambiaria excepto la cordura, Aetos lidiaba a menudo con los espíritus y sabia como dominarlos, en cambio él no podia verlos...ah- Eh, me acabo de acordar que puedo hacer que veas los espiritus igual que yo

-Como si nada sacó un papel pequeño, lo envolvio hasta formar el tamaño de un cigarrillo y despues sacó una cerilla, prendiéndola y encendiendo el papel, se acercó de nuevo hacia donde estaba aquel hombre, cerro los ojos mientras el humo estaba llegando a ambos, empezo a mover sus manos lentamente al ritmo que decia algunas palabras en un extraño lenguaje, finalizada la frase colocó el pergamino en sus labios y exhaló, despues tomó con respeto el mentón de stanislav para dejar sus labios contra los ajenos y dejar que finalmente el humo entrase en el interior bucal ajeno. El contacto de ambos labios no duro mucho solo unos escasos minutos, apartandose para mirarle- ¿lo escuchas? -dijo automaticamente para saber si escuchaba los lamentos de los espiritus que estaban cerca de ellos-

Stanislav eh...es un nombre poco comun pero muy agradable de pronunciar - Sincero le miró a los ojos sonriendo suavemente en cuando dijo que le tenía a sus pies aun cuando era una forma cortes de decir que podia contar con su ayuda o su presencia e incluso con su persona aquello sin duda habia hecho que la imagen de Aetos fuera un poco más diferente pero eso se disfrutaría despues con una copa en la mano relatando loshechos que dentro de poco estarían viviendo...el olorcillo a azufre acariciaba todos sus sentidos volviendo a cerrar los ojos mientras se guiaba por el olorcillo, la oscuridad no era un problema habia caminado mil veces por sitios más oscuros por eso no tropezaba inclusosi lo hiciera no importaria- Todos pecamos de imprudentes, por ejemplo si nos dicen "no te acerques" nosotros lo que hacemos es acercamos pese a que puede que no nos guste lo que veamos, es más, añadimos cierta desesperacion cuando no lo hacemos es como si lo necesitaramos para poder respirar tranquilos. Más que pecado es en la naturaleza de todo ser tanto de los vampiros como de los humanos el pecar de curiosos.

-Le habia dicho claramente que sabia que era un vampiro era fácil adivinarlo por aquellos rasgos casi perfectos como de sus notables modales que solo se daban en los nobles pero tambien ese aroma a sangre metálica que le recorria al completo habia sido el detonante, Aetos desde que trabajaba en aquel mundo desde niño veia cadáveres todos los días pues los espiritus venian con aires de grandeza reclamando que encontrase su cuerpo para poder descansar en paz ( lo cual a menudo como ya habia aprendido era una mentira ya que despues acababan pidiendo mil cosas )- Sufren porque reviven en mil ocasiones su muerte, como un disparo que nunca termina que a las doce en punto sientes de nuevo ese dolor, como esa mujer apuñalada por un marido celoso que vuelve a sentir el acuchillamiento todas las noches

-Explicaba mientras le tomaba de la mano guiandole hacia justamente donde estaba el vagón, primero subió Aetos por una escalerilla que habia en el vagón donde estaban normalmente los de clase mucho más baja que de los nobles- Un hecho que es una tragedia no deja descansar el alma en paz pero a su vez es como un shock que deja al alma perdida en ese momento, puede ser un espiritu normal durante todo el dia pero por la noche como si tu alma recrease el shock apareces en el sitio de tu muerte sintiendo de nuevo ese dolor intenso, el dolor aunque no lo sientas porque estas muerto se debe especialmente a que no sabes como salir o como oponerte sino que solo sabes revivirlo una y otra vez -Le soltó la mano caminando lentamente- cuidado...-Le advirtió mientras se cortaba el dedo indice y pulgar haciendo en la palma de la mano libre un circulo mágico de protección, automáticamente ellos estaban protegidos-

Ahora estamos bien -suspiró, ir solo no era lo mismo que ir con otra persona despues de todo iban solo a mirar no a tocar ni a quedarse con alguien eso parecia tambien advertirle cada vez que hablaba- No podemos liberarles del shock, bueno al menos no está en mi mano -mentia pero no iba a perder su tiempo mandando a todas las victimas al paraíso de donde debian de salir ellas por si solas ya que aetos no tenia como se diría la "ley" como para hacer eso, el espiritu debia de poner de su parte ya que no era una cosa que solo uno pudiera hacer sin la ayuda del que debia de viajar al más allá-

-Era cierto, los nombres en el extranjero eran habituales según el lugar de procedencia más no en París los nombres extranjeros se volvían algo así como exóticos, bastante hermosos por lo que la gente al pronunciarlos podía interactuar con esa persona sentirse como si el Paria que conocía ya no fuera el mismo algo bastante...estúpido en algunas ocasiones pero aquello no dejaba de pasarle también a él, el rponunciar un nombre como el que de su acompañante se le hacía en cierto modo sensual, bastante provocativo ¿no era interesante lo que podía hacer un simple nombre a las personas?- La monotonía no es sino el comienzo de la locura del ser humano debido a ella muchas veces perdemos la cabeza.

-Su voz parecía resonar como un eco perdido en aquel lugar donde estaban, la monotonía era n cuchillo afilado especialmente para aquellas personas que desde su niñez han vivido lo mismo una y otra vez, el asesino mata porque se ha cansado de ver la cara de aquella persona que le ha hecho en algún momento algún mal, la mujer cansada de la infidelidad monótona de su marido le mata, el infiel ahoga su monotonía en el placer del sexo con otra cara, otro rostro sin necesidad de escuchar los mismos gemidos o los mismos sonidos, se convertía en algo especial una droga solo absorbida por aquellos cuya vida no era precisamente la de un cuento de hadas.- Es una decisión que ellos han tomado por el shock que han vivido, quieren seguir viviendo pero no tienen forma de hacerlo. Se requieren al menos unos dos o tres brujos para enviar todas las almas a un sitio mejor si lo hiciese yo solo habría consecuencias.

-Era un mero ser humano aunque tuviera poderes si quisiera abarcar mucho él solo la avaricia o en cierto modo el egoismo, el dese de poder sería lo que le llevase a la tumba podría incluso ser parte de aquellos que vivieron ese recuerdo sufriendo durante el resto de los siglos esa muerte, le miró fijamente a los ojos con una sonrisa de medio labio, aquel vampiro era raramente interesante, otro en su lugar habría sacado el pecho fingiendo que exactamente podía con todo aquello aunque lo desconociese- Nuestro beso no era para aprovecharme de vos -paró en seco volviendo a sonreír de medio labio incluso con aire juguetón- aunque ganas no me faltan -siguió andando- puedes ver los espíritus igual que yo no con mucha claridad pero si verlos...lo que he hecho -señaló el circulo protector- es para protegernos.

Ellos aún están en shock como dije anteriormente -siguió explicando moviendose con sigilo- si hacemos ruido estamos en su territorio asi que se nos lanzarían todos...y no mentiré yo tengo más problema que tu en ese sentido -disimuló drama, no pasaría nada realmente solo los atravesarían un poquito dudaba que algun espíritu de allá tuviera poder suficiente como para hacer daño a un ser humano- quien sabe -abrió una puerta, la escena de una niña jugando con su osito mientras su niñera intentaba seducir al padre de ésta le hizo arquear la ceja cerrando un poco la puerta- puede que te acabe robando otro beso solo para beneficiar mis fines humanos egoistas -se paró en una puerta señalándola, indicándole que si quería él también podía abrir alguna de estas-