¿Distraccion? - Libre

Mis ojos estaba cerrados, la brisa soplaba ligeramente hacienda que mi cabello se moviera junto a este mientras mis pulmones se llenaban en busca de poder relajar a mi cuerpo un poco más, olvidándome de todas esas exhaustas noches que había tenido hasta ahora. Se escuchaban los casquillos de los caballos pasar cerca de donde yo estaba, el bullicio de las charlas de la plaza se hacían presentes ante mis oídos, pero fue esa sensación que percibí que me hizo sentir de esa manera tan incómoda.

Abrí mis ojos de un momento a otro, como resultaba siempre que me sentía de la misma manera, fue solo poco lo que me dudo esa incertidumbre que se había apoderado de mì. Esos ojos de frente a donde yo estaba, casi parada en el centro de lo que era la plaza una joven me estaba observando desde esa distancia. No supe cómo entender a primera vista, pero fue notable su disgusto el cual no lograba entender porqué hasta que algo me hizo comprenderlo al ver los demás lugares ocupados.

Sonreí al pensar que era ello, nuestra vista aun permanecía en los ojos del otro y con una seña lateral en mi cabeza le hice a entender si le gustaba sentarse en la banca donde yo me encontraba. Me levante sacudiendo el frac que llevaba y había puesto sobre mis piernas, fue cuando se acerco y la note que deje salir nuevamente mi sonrisa mientras me paraba- Siento si he robado el sitio que usted deseaba, si hubiera sabido que lo quería, hubiera optado por buscar otro lugar donde descansar.

Poco a poco fue acercándose hacia donde yo estaba, sin duda alguna, la belleza de esa extraña era notable y por más raro que la situación fuera, me estaba pareciendo divertido el estar ahí parado escuchándole conforme ella había hablando, mientras que simplemente me había limitado al escucharle. Tal vez, otro en mi caso se hubiera sentido ofendido con la mirada que me había dedicado, no era de señoritas mirar de esa manera a un desconocido y más el acercarse de esa manera como ella lo había hecho, pero, diablos, ¿Cuándo antes me había importado toda esas normas que la sociedad había impuesto?... nunca.

Mi sonrisa, bailaba juguetonamente sobre mi rostro hasta terminar por ladearse hacia un lado al momento de contestarle y hacer una pequeña reverencia ante ella- En primer lugar, no soy casado señorita, así que descuide porque otra mujer venga a incomodarla con su presencia- atine a decirle sin dejar de romper el contacto visual que estábamos teniendo con el otro- y en segundo, supongo que si me presento como es debido, ya no seremos extraños y esas miradas que la gente nos está dedicando pasaran a molestar a otros- deje que mi sonrisa dejara ver mi blanca dentadura a la vez que le brindaba mi mano para presentarme como bien me había enseñado mi madre ante una dama- Luca Lauridsen, Barón de Escocia ante usted- le dije bajando ligeramente mi cabeza y tomando su mano para besarle ante mi presentación.

Cuando me erguí , reí ligeramente- Ahora supongo que podré saber el nombre de esta bella dama aquí presente, y así, dejaremos de ser unos desconocidos para pasar a tomar asiento y descansar de este agotador calor que hace a esta hora.

Poco duré en saber el nombre de mi acompañante, la sonrisa que me dedicaba era contagiosa, así que fiel a mi costumbre termine por sonreírle a la joven dama que tenía enfrente para después pasar a tomar asiento en la banca donde anteriormente había estado sentado. La escuche hablar, reí ante el comentario referente a su tía que hacía, haciéndome recordar mi infancia en mi natal Escocia cuando un familiar de mi madre nos visitaba.

Sonreí ante tal recuerdo, a la imagen que aun guardaba de mi madre n mi memoria – Sin duda, un paseo por estos lugares es muchísimo mas interesante que permanecer encerrado, es por eso que también he salido a despejarme de las obligaciones que tengo- comente asintiendo ligeramente mi cabeza hacia ella. La curiosidad, tanto sus preguntas causaron interés en mì al escucharle hablar sobre el río que noches anteriores había estado cabalgando a sus orillas junto a mi compañera de caza, gire levemente mis ojos al recordar a la pelirroja sonriendo tras eso- Si se refiere al río Sena, no se encuentra muy lejos de donde actualmente estamos y por lo que usted ha escuchado decir de el, déjeme decirle que es cierto- comenté aceptando la fruta que me hacia favor de obsequiar para calmar mi sed de ese día, hice una leve movimiento con mi cabeza para agradecerle y continúe- Lamentablemente, yo tampoco he corrido con la fortuna de conocer ese lugar durante el día, solo por el atardecer y la noche, donde resulta totalmente imponente ante la oscuridad pero sería un honor poder hacerlo durante el día con una grata compañía como la de usted.

Sonreí nuevamente en su dirección, sintiéndome como con ella a pesar del poco tiempo de conocernos, mis dedos, rosaron con ligereza la cáscara de la rojo manzana que tenía entre mi mano para después acercarla a mi boca y morderla en el acto.

Sin duda alguna, la fruta que me había ofrecido era jugosa, el líquido paso por mi garganta haciéndome disfrutar de su sabor pero en el acto, no pude evitar que mis labios quedaran manchados por este. No me percate de ello, estaba sonriendo y mirando con atención a la joven dama que estaba a mi lado hasta que note como ella miraba mis labios y poco después me ofrecía un pañuelo de batista blanco de buen gusto, sus palabras fueron escasos susurros lo suficientes para entender lo que sucedía y para que ella se volteara posiblemente avergonzada por lo sucedido a lo que solo me limite a sonreírle y aceptar su pañuelo.

La fragancia de este fue exquisita, me recordó en cierta forma a mi madre que acostumbraba poner esencia en sus pañuelos, haciendo que siempre disfrutara de ellos cuando me limpiaba ante alguna de mis travesuras – Le agradezco- le dije cuando me limpie con cuidado los labios y nuestra mirada se volvió a encontrar prestándole la atención debida, sin embargo, fueron sus palabras las que de apoco me fueron llevando nuevamente a mis recuerdos.

Conforme hablaba, sin poder evitarlo, esas imágenes que había decidido enterrar en mi memoria nuevamente fueron apareciendo con cierto dolor en mi pecho y haciendo que mi mandíbula se tensara un poco conforme ella seguía mencionando lo ocurrido a su madre-No crea que usted ha sido la único en vivir tan fatal accidente- alcance a decirle en voz baja pero al hacerlo mi mirada estaba fija en otro punto lejos de ella, pero fue nuevamente su voz la que atrajo mi mirada a su cuello cuando menciono su camafeo indicándome quien era la figura en este.

Atrevimiento o no, ya no importaba cuando mis recuerdos se apoderaron y por breves segundos en que mis dedos lo tocaron fue la imagen de mi madre en este que vi, sentí mis labios curvearse en lo que parecía ser una sonrisa pero al ser consciente de ello retire con brusquedad mi mano regresando mi vista a sus ojos – Perdone, fue descortés de mi parte atreverme de tocar algo que es tan especial para usted- le dije regresando a la posición de antes y mordiendo nuevamente la roja manzana dejando diluir esos recuerdos.

Unos cuantos segundos fueron acompañados de ese silencio que se había formado entre nosotros, donde mis recuerdos me habían atrapado por completo y había hecho que cometiera tal descortesía a la joven que estaba a mi lado. Limpie con suavidad nuevamente mis labios después de morder la jugosa manzana y dirigir una leve mirada a mi acompañante que permanecí callada con la mirada perdía en lo que parecía ser sus recuerdos. Fue el susurrar de esas palabras que me hicieron levantar ligeramente mis cejas sin comprender a lo que se refería con exactitud, ladee ligeramente mi rostro y seguí su mirada cuando esta bajo al rosario que estaba enrollado en su muñeca, el cual termino por apretarlo ligeramente.

Callé, era lo correcto, ella lo había hecho cuando me había perdido en mi pasado y sentía que era correcto hacer lo mismo sin preguntar alguna otra cosa que la hiciera entristeces aún más, asentí y me pare ofreciéndole mi mano por cortesía cuando menciono lo del río – No es ningún atrevimiento, como le mencione anteriormente, tampoco he tenido la fortuna de conocerlo y sin duda sería una buena experiencia hacerlo en estos momentos- le dije sonriéndole como lo venía haciendo desde que la había conocido- Y descuide, enfrente de usted solo se encuentra un educado y buen caballero- termine por hablar con una leve reverencia ante la dama.

Comenzamos a caminar hacia donde bien sabia el rìo Sena se encontraba, diversas personas recorrían los mismos rumbos que nosotros, y no dudaba que mas de una se dirigiera al tan conocido sitio. Caminamos a lado de otro, girando a mirarnos y sonriendo ante aquello, fue poco el tiempo que nuestro silencio duro y mi voz hizo su aparición- ¿Gusta que le ayude con la canastilla que lleva?- termine por preguntarle a la vez que la tomaba con uno de mis brazos- Es lo menos que puedo hacer ante la fruta que ha sido tan amable de darme- la cual había satisfecho mi sed al terminarla minutos antes.

Comenzamos a caminar por la orilla de la calle que conducía hacia el rìo Sena, conforme fuimos caminando la gente comenzaba a dispersarse hacia otros sitios, despejando las calles de menos gente. Era más agradable caminar a sí, el calor conforme los minutos pasaban iba siendo menos fuerte haciendo que fuera agradable estar fuero a esas horas. La canasta que ella había estado cargando y de la cual me había invitado aquella fruta, ahora la estaba cargando mientras seguíamos caminando y mi vista permanecia hacie el frente disfrutando del dìa.

Fue su risa la que me llamo la atención, enarque una ceja al no entender el por que de ella, por mi mente paso que tal vez era gracioso el verme con aquel objeto cargando, sin embargo al escuchar su explicación me hizo reì y negar nuevamente ante tal comentario por parte de ella. Sin duda, parecía tener a mi lado a una mujer con alma de niña de aùn, lo cual era agradable como la charla que habíamos estado teniendo – He tenido la fortuna de escuchar a tan brillante señor-comente mirándola después de que ella lo sacara a tema, me gustaba la música, y el escuchar sus obras, habìa sido por completo un deleite para mis oìdos- Le he de decir que me sorprende su música y es de lo màs agradable poderla escuchar, su talento es sorprendente- volvi a comentarlo para que ella siguiera hablando y yo le escuchara.

Para ese entonces, nuestros pies nos habían dirigido a una tienda de instrumentos y sus ojos observaban lo que un piano era, sin embargo, cuando menciono sus ultimas palabras me deje de llevar por ellas, “todos pueden convivir en paz”, me repeti mentalmente, consideraba que solamente los humanos podíamos vivir asì, esa era la forma en que mi padre y abuelo me habían educado y que por mucho tiempo había creido, había sido entrenado para matar a aquellos que pudieran hacernos perder el equilibrio, tal y como la iglesia creìa. Pero, aquel ataque que mi mi madre y hermana había sufrido, me había hecho darme cuenta de muchas cosas.

Mi mirada cambio, lo supe en el instante en que la mirada de sorpresa por parte de ella me observo, mi sonrisa había desaparecido quedando sumido en mis pensamientos y sin darme cuenta, llegamos hasta el lugar donde le había prometido llevarla –No tiene porque agradecer señorita- le dije ladeando mi boca sin llegar a ser una sonrisa- espero que lo que esta viendo ahora sea de su agrado- comente con un asentamiento.

Seguimos caminando conforma la tarde iba avanzando, el sol podía verse desde donde estábamos como comenzaba a meterse y crear una ilusión sobre el río Sena que parecía ser absorbido por las aguas de este. Sin duda, un lindo momento que hubiera disfrutado mas si no sintiera un poco de incomodidad ante lo que había sucedido antes cuando ambos estábamos frente al local de instrumentos musicales.

Mire a mi acompañante de reojo, buscando alguna emoción de su parte que me hiciera comprender lo que pasaba por su cabeza en esos instantes y fue su semblante triste el que me hizo preguntar si algo le pasaba, su contestación me hizo sonreír nuevamente- Es una verdadera lástima, si he de ser sincero me ha agradado su compañía- conteste para después dirigir mi mirada hacia una banca blanca no muy lejana y preguntarle amablemente si le apetecía tomar asiento un momento antes de emprender el camino de regreso.

Tome asiento junto a ella que poco tiempo dejo que pasara para saber si podía preguntarme algo, a lo que termine por asentir. Me sentía raro al hablar sobre algo como aquello, sentía mucha insistencia de su parte al hablar de ese tipo de criaturas pero al sentir la sinceridad con la que me había estado hablando, fui sincero también – Si viviera con ellos, simplemente me ocuparía de que no dañaran a terceros- comente subiendo mis hombros pero sin tener un contacto con sus ojos- considero que demasiado poder es malo, termina por volver locas a las personas pero sinceramente señorita, tendría que vivir algo parecido a lo que usted me pregunta para que yo le respondiera plenamente- termine. Por supuesto que me había enfrentado con seres que cambiaban de forma, pero sabía que eso no lo podía revelar, cada uno de esos enfrentamientos había tenido un porque… un acto que no estaba bien visto para la iglesia. Era así como trabajaba.

Seguimos platicando, dejando ese tema atrás y simplemente riéndonos con la nueva conversación que estábamos teniendo conforme el tiempo seguía transcurriendo y la noche amenazaba con llegar. Fue hasta que una chica con un cabellera pelirroja paso por enfrente de nosotros atrayendo mi atención, lo primero que pensé fue en Cath, en esa compañera de caza con la que pasaba todas las noches y que desde los últimos días había estado presente en mi cabeza más tiempo de lo que debía. Pero fue cuando la persona que veía se giro levemente que pude observar mejor su rostro, aquel rostro joven y dulce, con unos ojos entre azules y grises como los míos que me hicieron recordar a mi pequeña hermana.

Escuche hablar nuevamente a Maryeva, preguntar algo que no conteste de inmediato pero que por mi forma de actuar le había dado la contestación que deseaba pero malentendiendo un poco mis sentimientos- Amaba a esa persona, demasiado- conté mirándola de nuevo- pero no como usted amó a su prometido… mi hermana junto a mi madre eran…- no complete la frase y mi limite a suspirar- las amaba mucho y esa joven que paso me la recordó, ellas lamentablemente tampoco se encuentran en ese mundo.

Termine por decirle para poco después sentir como su cabeza se recargaba sobre mi hombro, me sorprendió aquello, simplemente no me había esperado que ella hiciera algo así. Pero pude comprender, el perder a alguien tan querido dolía y lo más seguro es que ella hubiera amado a ese hombre demasiado como sus palabras lo reflejaban. Acaricie su cabello, estuvimos sin decir más hasta que la noche comenzó a llegar con más insistencia y tras eso me tuve que parar y ofrecerle mi mano- Es una lástima pero creo que debemos regresar, no es lo más apropiado que una dama como usted ande tan noche por las calles, si me permite la acompañare de regreso- comente con una sonrisa cuando ella se puso de pie.

La caminata entre las calles fue hecha en silencio, ambos cruzábamos miradas pero sin hablar, o simplemente nos limitábamos a observar hacia el frente de la calle en donde otras personas también transitaban. Los negocios estaban ya cerrados en su mayoría, unos cuantos esperaban que el último cliente abandonara para dar el día como terminado, en otros, aún había bastante movimiento y fue en uno de esos donde mi vista se detuvo cuando sentí como mi acompañante lo observaba, haciendo que una pregunta pasara por mi mente mientras ambos seguíamos con paso firme.

Fue la presión en mi brazo que me hizo detenerme y mirar hacia esos ojos que parecían saber más de lo que ella había demostrado aquel día, asentí primero y ladee mi boca cuando menciono que una lluvia esta próxima a caer. A pesar de que había hecho calor y la noche se estaba acercando, por el cielo no había aparecido una nube que amenazara con ello y así fue cuando volví a alzar mi mirada hacia este y notar lo que ya sabía, sin embargo, una sonrisa juguetona apareció en su rostro antes de que yo empezara a negar lo que me había dicho, y sin más, un trueno se escucho para que posteriormente gotas de lluvia comenzaran a caer.

-Debería dedicarse a predecir el clima, había jurado que este día no llovería- le comente mientras ella tomaba mi brazo que caballerosamente le había ofrecido y nos encaminábamos al local que minutos atrás yo había observado que miraba. De inmediato, al llegar ahí fuimos atendidos y conducidos hacia una mesa donde retire la silla para que la dama se sentara y posteriormente yo hacer lo mismo enfrente de ella- Espero que en su casa no se preocupen de su tardanza, pero con esta lluvia creo que estaremos un poco más de tiempo por aquí- comente sonriendo mientras observaba como tomaba la carta que uno de los meseros nos había ofrecido, hice lo mismo para disponerme a leerla pero antes de ello comenté- También espero que no se haya aburrido de mi presencia este día.