Borracho y maloliente. [Libre]

por **Alaric Rousseau** Jue Oct 27, 2011 11:27 am

Cuando ya caía la noche y las nubes se arremolinaban en el oscuro cielo, salía de la taberna dando varios tumbos por la oscuridad del callejón. El día había sido bastante agotador. La visita al mercado había sido una completa tortura. El cerdo que traía para la venta se me había escapado incontroladamente y había causado desperfectos en casi todos los puestos del mercado, por no añadir mis ropas rasgadas y mis cortes de haber sido arrastrado por el suelo por el maldito puerco. Por suerte, había conocido a aquel extraño hombre y nos habíamos divertido durante toda la tarde en la taberna tomando unas cervezas.

Debido a ello, ahora me encontraba totalmente fuera de lugar: borracho y maloliente. Y por si fuera poco, no tardaría en llover antes de que pudiera llegar a mi destino. Así que me convertiría en un borracho, maloliente y mojado. De todos modos, no tenía ni idea de a donde iría hoy. No me apetecía volver a mi casa después del último contratiempo repentino de mi familia. Debía prometerme a una noble de grandes dominios, títulos y riquezas para preservar el equilibrio moral de mi familia. Todo un reto para un muchacho desinteresado como yo. La verdad es que no sabía cómo no lo había visto venir. Desde muy pequeños nos habían juntado todos los veranos para que jugáramos y entabláramos una buena amistad. Por suerte, aquello solo se quedó en eso, amistad. Pero era evidente que aunque nuestra relación no se hubiera forjado como ellos esperaban, igualmente nos esperaría el mismo destino a ambos. Un destino, que ninguno de los dos apreciaría jamás.

Tendríamos que aprender a tratarnos como marido y mujer sin importar nuestros sentimientos, y lo que es peor aún. En la noche de bodas, yacería con ella en la misma cama para traer más herederos a la familia. No estaba muy seguro de cómo iba a conseguir aquel reto, puesto que, ella no me confería la atracción suficiente como para poder…

De repente, divisé en la oscuridad una silueta que detuvo mis pasos. No estaba seguro de si se trataba de un hombre o de una mujer. Estaba demasiado ebrio como para poder distinguir algo en la distancia. Bajé la mirada hacia el suelo y vi mis pies moverse hacia los lados, lo que me proporcionó cierto desequilibrio que me hizo perder el control de mi cuerpo.

por **Alfred Wilfred** Jue Oct 27, 2011 8:36 pm

Esa noche había estado en el burdel un buen rato hasta que por la falta de clientes me canse de esperar y me salí a dar unas vueltas. Claro que ya era plena noche y las calles que salían del burdel no eran las más amigables. Callejones oscuros que se unían a través de las tenues luces que proyectaban algunos faroles que estaban demasiado alejado uno de otro como para iluminar una calle completo. Así es como yo viajaba entre la oscuridad sin un rumbo, asustándome por algunos ruidos extraños, aunque por lo general se trataban de gatos que buscaban comida.

La verdad era que desde que había llegado a París nunca había dudado tanto de si no debería volver a Moscu con mi familia, si bien era cierto que ellos no me querían demasiado ni yo a ellos, eran mi familia y estaban aunque sea para darme algo de amor, y digamos que todo lo material lo tenía, en cambio acá ni una casa donde vivir, solo una habitación alquilada a una pobre señora. Pero yo soy demasiado orgulloso para volver a mi hogar, a un lugar del cual estoy completamente en contra, una vida de lujos, de nobleza, aislada completamente de la realidad social que vivía lo pobre gente que no tenía dinero ni para alimentarse.

Seguí recorriendo los callejones, no se porque, cual motivo me llevaba a caminar por esas calles tan peligrosas a esa hora, tal vez porque quería que algo me pasara, quería llamar la atención, quería que alguien me viera...

Iba caminando después de tantas vueltas cuando divise a un muchacho a lo lejos que claro no estaba muy controlado que digamos, se notaba que sus movimientos no estaban bien guiados y aparte el olor del alcohol llegaba hasta donde estaba yo. Me seguí acercando hasta que en un momento cuando se iba a caer corrí para cogerlo pero entre que yo tenía mucha fuerza y que el muchacho no era flaco que digamos cayo de rodillas aunque alivie su golpe y me hizo caer a mi también por el peso.

Allí caído no se porque pero me entro la risa de esa situación, no podía parar de reírme, que hacía yo con un borracho tirados ambos en el suelo en el medio de un callejón oscuro. - Se encuentra bien chico - le pregunte amablemente. Luego le levante un poco la cara, se notaba que estaba muy mal. - Debería llevarte hasta tu casa, o si no puedes venir a dormir a una habitación que estoy rentando, aunque sea te podrías bañar y asearte, esta no muy lejos de acá -. Se lo dije con las mas puras intenciones, ya que no pensaba engañarlo, ni robarle y menos querer algo con el muchacho, pero me daba lastima, tal vez ni sabría como volver a su casa, y sería mejor que duerma un rato.

por **Alaric Rousseau** Lun Oct 31, 2011 2:20 pm

De repente, mi vista se nublaba por completo y solo era consciente de que mi cuerpo caía inevitablemente y sin control alguno. Como si me fuese a sumir en un profundo sueño pero con la certeza de que mi mente estaba intentando con todas sus fuerzas recuperar el control del cuerpo. Sin embargo, después de que mis rodillas golpeasen contra el frío suelo, algo me detuvo. Como si hubiesen tirado de mí para mantenerme a flote.

Poco a poco comenzaba a sentir mi cuerpo, y fue entonces cuando mi mente sintió la presencia de alguien a mi lado. De alguien que me sujetaba con sus manos desnudas para evitar que mi cuerpo continuara descendiendo.

Lentamente, abría los ojos para descubrir de quién se trataba. No me sorprendió encontrarme a lo que parecía ser un hombre fuerte y fornido. De complexión atlética y semblante muy masculino. No obstante, su expresión parecía ser agradable y comprensiva a la vista. Así que, me detuve durante varios segundos sin preocuparme por nada más a mi alrededor. Hasta que, comencé a sentir un leve dolor en las rodillas, posiblemente, me había hecho daño al caer, pero no había sido consciente de ello hasta ahora.

-Creo que me he roto las rodillas –dije medio en broma contestando a su pregunta.

Acto seguido, el chico apoyó su mano en mi barbilla para ascenderla, de modo que nuestros rostros se encontraron nuevamente.

-No, no puedo volver –me negué en relación a volver a mi casa-. Al menos no ahora, todavía tengo que pensar... –me justifiqué entre hipidos-. Déjame aquí mismo, no quiero ser una molestia.

Obviamente, no me encontraba en condiciones de pensar, de opinar o de moverme, así que no me esforcé más en ello. Esperé a que el muchacho se decidiera por hacer algo que fuera razonable para el estado en el que me encontraba. Con un poco de suerte, el mareo se pasaría en unas horas.

por **Alfred Wilfred** Lun Oct 31, 2011 3:21 pm

Por lo menos el chico tenía la fuerza de contestar y de poder hablar algo, se notaba que lo de las rodillas era un poco en chiste, si no el chico estaría rogando por el increíble dolor que sentiría. No sabía en realidad muy bien que hacer, él no podía volver a su casa pero yo no podía dejarlo allí arrojado como si nada, así y nada más.

Lo siento pero jamas te dejaría aquí tirado, digo... ni a ti ni a nadie... - Me había sonrojado un poco ya que parecía como si se lo hubiera dicho al chico por que fuera algo especial, que en realidad no era un chico feo pero en ese momento mi mente estaba completamente en darle una mano al muchacho y que no se quede allí tirado como un perro.

Vamos hagamos un esfuerzo... intenta levantarte - Lo agarre de atras de su espalda para ver si con un poco de fuerza se lograba levantar, pero tampoco quería ser demasiado bruto porque tenía miedo de que le doliera algo y al intentar forzarlo le hiciera peor. - Vamos intentemos, dale así te llevo a donde vivo y te das una ducha, aquí no pienso dejarte...

por **Alaric Rousseau** Lun Oct 31, 2011 4:41 pm

El chico parecía divertido con la situación y hasta ahora no me había dado cuenta de ello, pero a medida que volvía en sí, me iba percatando de los pequeños detalles. Por suerte, el chico evitó que la caída hubiese sido peor, y con ello, evitado que pudiera haberme hecho daños mayores.

El muchacho me levantó entre forcejeos hasta que finalmente, con mi ayuda, pudimos estirar las piernas. No respondí a sus palabras, pero tampoco hizo falta, mi silencio indicaba que estaba de acuerdo. Además, si volvía a casa con estas pintas, mi padre me haría pasar la noche en la cuadra o con los puercos, y eso si que no hubiese sido nada agradable. Con un poco de suerte, el chico sería un buen anfitrión.

Anduvimos por las calles varias manzanas, ya que ningún coche pasaría a recogernos a estas horas y mucho menos del modo en el que me encontraba. Además, caminar no me sentaría nada mal para intentar despertarme.

Durante el camino, no pude evitar vomitar varias veces y aunque era desagradable, parecía que le sentaba bastante bien a mi estómago, por suerte el muchacho siempre estuvo ahí para evitar que cayera de trompicones al suelo.

Aún así, el chico parecía bastante preocupado por mi estado, y por ello, no se dignó a dejarme tirado por las calles de Paris. Sin lugar a dudas, me había topado con un hombre comprensivo y aventurado. No todo el mundo estaba dispuesto a ayudar a un borracho maloliente.

-¡Todo es culpa mía! –dije mientras caminábamos en una ataque de ira que ni yo mismo comprendí. Por suerte, mi compañero, no me hizo preguntas al respecto, probablemente fuera consciente de que no estaba en condiciones de mantener una conversación coherente en este estado.

por **Alfred Wilfred** Lun Oct 31, 2011 6:52 pm

Caminamos en silencio en dirección a donde yo estaba viviendo. No intentaba hablar mucho ya que no quería forzar demasiado al muchacho que parecía bastante débil. Debes en cuando vomitaba pero no para mi era mejor así se aliviaba y se despedía un poco de todo lo que tenía allí adentro, lo único que intentaba era que no cayera al suelo porque levantar lo de nuevo sería todo un reto difícil de cumplir.

Cálmate - Le dije suavemente cuando dijo que era todo su culpa - No tienes la culpa de nada, a veces uno no se da cuenta y se pasa tomando, pero ya estarás bien, ahora cuando lleguemos te tomas un baño y te dormís -.

Por fin habíamos llegado a la puerta de la casa. - Vomita todo lo que tengas ahora, no quiero que la señora se enoje, sabes. - Vómito un poco más. Recogí mis llaves e intente abrir la puerta lo más despacio posible. - No hagas demasiado ruido, y si ves que quieres vomitar me dices - Lo tome de la mano para que me siguiera adentro, era un enorme pasillo. Entramos y cerré la puerta - Ven por aquí - Le dije en el tono más bajo, estaba todo muy oscuro y no quería prender la luz para nada, ademas el chico no se mantenía mucho así que lo tome del hombro y lo fui guiando hasta el final del pasillo donde había una puerta que era la de mi habitación.

Ya adentro prendí la luz y lo senté en la cama - quieres que te prepare la bañera? - Le pregunte amablemente.

por **Alaric Rousseau** Sáb Nov 05, 2011 5:44 am

Alaric apenas era consciente de donde se encontraba, ni siquiera sabía cómo había acabado en aquel lugar con tanta facilidad. En otras condiciones, acceder a pasar la noche con un desconocido, se tornaba descabellado. Pero esta vez, era tal el temor de regresar, que no se lo planteó en ningún momento.

Avanzó pesadamente arrastrando los pasos, ayudado por su compañero, y accedió a su casa sin miramientos. Estaba tan agotado, que ahora mismo, solo ansiaba acostarse sobre una cálida cama y no abrir los ojos hasta el amanecer. Por ello, no se fijó en el lugar en el que estaba cuando su compañero encendió la luz.

Se dejó guiar hasta la cama y en cuanto se sentó sobre ella, se dejó caer hacia atrás de sopetón con los ojos cerrados. Aquello le pareció bastante reconfortante, tanto, que ni siquiera se preocupó en asearse, quitarse la ropa, o acomodarse bajo las sábanas. Por ello, apenas escuchó las palabras del joven desconocido cuando le ofreció un baño. Y es que, lo menos que le apetecía ahora era moverse, aunque la idea de darse un buen baño se tornaba interesante, no se sentía con fuerzas para levantarse. Tenía demasiado sueño. Estaba demasiado cansado. Había sido un día bastante agotador para él y había recibido noticias demasiado pesadas como para cargarlas él solo sobre sus hombros.

Su respiración se relajó profundamente y su mente comenzó a quedarse en blanco, fue entonces, cuando se sumió en un profundo sueño. Se había dormido tan rápido que ni su propio compañero se lo esperaría.

-Mañana hablamos, padre –murmuró entre quejidos sin ser consciente de ello.

por **Alfred Wilfred** Sáb Nov 05, 2011 11:02 am

Vi que el pobre joven se había quedado profundamente dormido, era lógico que en ese estado no resistiría demasiado despierto, me hubiera gustado que se baña ya que ese olor que tenía era tan espantoso y horrible que apenas era soportable.

Abrí la ventana para airear un poco la habitación. El chico estaba vestido y torcido en la cama, hacía frió y tenía miedo de que se enfermera ya que no pensaba dejar la ventana cerrada. Le saque la camisa que estaba manchada por el vómito y su pantalón también sucio, titubeaba algunas palabras mientras lo desvestía pero no hacía caso en escucharlo. Lo doble como pude para dejarlo derecho y luego lo tape con las sabanas para que se mantuviera caliente. Debería cambiar esas sabanas luego que seguro dejaría un olor espantoso. Deje su ropa en el baño dentro de una bolsa.

Me lave la cara y me bañe para relajarme, luego me puse mi pijama y recogí y me tire en un pequeño costado de la cama sin taparme, me puse una campera que tenía allí, me puse de espaldas al chico, no quería que se levantara y pensara que había querido acusarme de él, pero realmente no tenía otro lugar donde dormir. Apague la luz y me quede dormido, estaba bastante cansado.

por **Alaric Rousseau** Sáb Nov 05, 2011 3:29 pm

Alaric lanzó un grito y abrió los ojos, sobresaltado. Se incorporó sobre la cama, respirando entrecortadamente y sintiendo en el pecho los alocados latidos de su corazón.

“Solo ha sido un maldito sueño”. Pensó irritado.

Pero todavía temblaba. Había vuelto a soñar que iba al frente, a la guerra, y que disparaba de nuevo a aquel soldado de rostro sombreado, que no era ni más ni menos, que su prometida Emméline, suplicándole la libertad.

Intentó serenarse. Estaba temblando, y sentía una extraña angustia que atenazaba su corazón como una garra de hielo. Respiró hondo. “Solo ha sido una pesadilla”, se dijo. Pero no era la primera vez que soñaba con aquella escena, y se preguntó, una vez más, si podría significar algo, si podría referirse a alguna señal en su vida o tan solo era un sueño despertado por la angustia de su situación social.

Se pasó una mano por su pelo negro, revolviéndolo, y echó un vistazo a su derecha, buscando con la mirada a aquel hombre que recordaba haber visto en aquel callejón. Y del cual por suerte, no se había olvidado a pesar de su mal estado. Había jurado sentir su presencia a su lado.

De repente se topó con su mirada. El hombre parecía preocupado por el sobresalto de Alaric, es más no tenía buen aspecto, sin duda no habría pasado una buena noche.

Todavía se podían vislumbrar los rayos de la luna a través de la ventana. Así que, Alaric intuyó que aún sería de madrugada. Y que obviamente, aún estaba a tiempo de dejar de molestar a aquel muchacho. Ya había hecho mucho por él y además, ya se encontraba mejor después del descanso para poder seguir su rumbo. Aunque seguía sin saber muy bien a donde se dirigiría. La pesadilla, había vuelto a hacerle recordar él porqué se encontraba en ese estado, el porqué se encontraba en aquella extraña cama, en aquella extraña habitación, en aquella extraña casa.

Aún con la respiración entrecortada habló dirigiéndose al muchacho: -Lo siento… sé que le he dado demasiados problemas. Le agradezco lo que ha hecho por mí. –hizo una pausa para tragar- No ponga en duda de que le pagaré la deuda y…

por **Alfred Wilfred** Dom Nov 06, 2011 12:46 pm

Aún no estaba del todo dormido cuando me levanto por sorpresa el escandaloso grito del muchacho. Me sobresalte y lo mire como se sentaba encorvado en la cama tratando de respirar, se notaba que estaba todo traspirado y note como su respiración era muy agitada. Lo mire con cara de preocupación - No te preocupes, fue solo una pesadilla - Le acaricie las mejillas con mis manos y le tire un poco el pelo para atrás, posando mi mano en su frente - Estas ardiendo - Escuche lo que me dijo - No me diste ningún problema, sabes es poca la gente que conozco y creo que tu eres una gran persona, no me arrepiento de haberte ayudado, igual tu no te vas a ningún lado con esa temperatura, ya mismo te voy a traer un paño humedecido con agua fría-. Me levante de la cama y fui hasta el armario a buscar un pañuelo luego lo moje un poco con agua fría del baño.

Me acerque al chico y le deje una almohada tras de su cabeza para que la apoyara, le saque el flequillo y le deje el paño - Muy bien, ahora lo mejor sera que intentes descansar un poco, cuando te levantes te das una ducha. Vos no te preocupes que es agradable tener una compañía, después de todo siempre estoy solo aquí en París. Lo mire y me recosté a su lado. Levante un poco la cabeza - Cualquier cosa que necesites me decís.- Me recosté aunque sin cerrar los ojos.

por **Alaric Rousseau** Dom Nov 06, 2011 4:34 pm

Sorprendido por el estado en el que se encontraba. Alaric se dejó llevar, de forma que, dejó que el muchacho le palpara la frente sin complicaciones. Se recostó para que pudiera posar el paño en su frente con mayor facilidad y por un momento cerró los ojos para relajarse. Su respiración fue volviendo a la normalidad lentamente. Los temblores parecían estabilizarse y sus pesadillas, eran ya, parte de sus recuerdos.

Quiso olvidarse por completo de las imágenes que había visualizado en su pesadilla. Así que se centró en el agotado día que había vivido hoy. Recordando de nuevo, el altercado con el cerdo, la inesperada aparición del Cantinero, su visita a la taberna y después la figura oscura del callejón. Entonces recordó de repente, que la figura oscura, se había convertido finalmente en un apuesto muchacho que lo había socorrido. Y que ahora, se hallaba a su lado, compartiendo lecho, como si de un matrimonio se tratara. Aquella idea, sonrojó enseguida a Alaric, aunque no fue la sorpresa de sus pensamientos lo que le hicieron sentir ese sofocón, sino más bien, la sola idea de darse cuenta de que su compañía había conseguido despistarlo del resto de sus preocupaciones.

Se giró a un lado, lo suficiente como para observarlo, y que el paño no callera de su frente. El muchacho estaba boca arriba, con los ojos fijados en el algún punto del techo.

-Dime, ¿Por qué lo haces? Podría haber sido una mala persona –continuó diciendo sin esperar respuesta-. No me conoces y… yo no debería estar aquí…

Alaric desvió la mirada pensativo. Una vez más, le aterró la idea de haber pasado la noche compartiendo cama con un desconocido, o peor aún, con un hombre. Él no estaba acostumbrado a este tipo de trato. Es más, le habían educado para que solo una mujer fuera capaz de ver más allá de sus ropas, y sin duda, alguien le había desprovisto de sus más importantes prendas. Y solo estaban ellos dos allí. Así que era más que evidente que algo raro estaba pasando en aquella habitación.

-¿Puedo saber vuestro nombre? –dijo ya un poco más tranquilo. Probablemente el miedo y la fiebre hubieran hecho mella en él, provocándole cierta incomodes ante el desconocido-. ¿Cuál es vuestro trabajo?

No quiso ofender ni ser descortés en ningún momento, pero juraría que sus palabras podrían haber sido demasiado hostigadas para cualquier persona que fuera más sensible que él. Sin duda, estaban pasándole demasiadas cosas por la cabeza. Solo debía centrarse y organizarlas antes de hablar con tal desfachatez.

por **Alfred Wilfred** Dom Nov 06, 2011 6:38 pm

Me quede pensativo ante la pregunta del muchacho, es que ni yo sabía por que lo había hecho, era cierto que ese chico podría haber sido la peor persona del mundo, de hecho tuve suerte de que no fuera así.

No lo se, tal vez es solo que, me hubiera gustado que hicieran lo mismo por mi...- Me quede pensando - Creo que uno no debe esperar nada de la otra persona cuando se trata de ayudar, lo importante es brindar ayuda, creo que ese es el principal motivo.

Lo mire tiernamente - Me llamo Alfred, y tú? - Escuche la pregunta acerca de que trabajaba - Bueno por la mañana soy ayudante en el orfanato, aquí al norte de París, aunque no me pagan muy bien, pero lo disfruto mucho, es tambien creo una cuestión de brindar ayuda. Y por la noche... - Me quede pensando en como reaccionaría si le diría la verdad, no era fácil, pero tome valor y se lo dije - Soy...trabajo en el burdel...soy cortesano...se que te parecerá raro, va no se, no esta muy bien visto - Me sonroje por el momento.

Me acoste y mire al techo, pensar que estaba allí al lado de un joven tan apuesto, que yo mismo lo había despojado de sus vestimentas, que locura, realmente era una locura, ademas de que lo más probable es que fuera heterosexual, y yo pensandp en que lindo era, tal vez por eso lo había ayudado, aunque no creo, no, seguro que no fue por ese motivo.

Me di vuelta mirandolo, vi que él tambien me miraba, no se por que impulso mio, o que fue lo que me llevo a hacer esa locura, peor me acerque a sus labios y lo bese, no recuerdo si fue largo o corto, porque cuando me di cuenta de lo que había hecho me aleje de su rostro y me torne sonrojado, al rojo vivo más bien. Me despegue de su cercanía y sin poder mirarlo a los ojos atine a decirle - Ay no se que hice, lo siento mucho, debes tener ganas de matarme, soy un imbécil, disculpa es que fue solo un impulso, lo siento mucho de veras- No sabía como remediar mi error y ni siquiera abría los ojos, seguro que cuando los volviera abrir él ya se habría ido.

por **Alaric Rousseau** Lun Nov 07, 2011 8:12 am

El desconocido se quedó pensativo, y mientras, Alaric sostuvo su mirada indagando su expresión algún atisbo de respuesta. Hasta que finalmente, respondió. Sus palabras fueron bastante comprensivas y además, se podían distinguir la humanidad con las que las aplicaba. Sin duda, parecía ser un hombre con sus propios principios; decidido y dispuesto a dar su brazo a torcer ante las situaciones premeditadas. Todo un ejemplo.

-Mi nombre es Alaric-contestó a su pregunta. Acto seguido, comenzó a hablar de su trabajo, tan digno como él mismo. ¿Qué se podría esperar de una persona que ayudaba a los demás? Pues trabajar en el orfanato, como un acto de fe.

De repente sus palabras se detuvieron ante la noche. Alaric descubrió una breve confusión en los pensamientos del muchacho. Una lucha insistente y solitaria que parecía que debía permanecer en secreto. Hasta que finalmente, después de unas miradas de plena confianza, cedió.

Alaric se quedó helado. Inmóvil. Incapaz de hablar o pensar. Aquello le venía demasiado grande para sus estudios o educación. No era algo que en su familia estuviera bien visto, y menos cuando se trataba de un hombre. Por no hablar de que estaba sentado ahora mismo en la misma cama que él. Que se había pasado la noche borracho y apenas tenía lagunas de memoria de lo ocurrido esa noche. Aquello, había sido para Alaric como una jarra de agua fría.

Tragó saliva para quitarse el nudo de la garganta y levantó la mirada en busca de la suya. Observó en sus ojos, que no mentía. Observó su miedo al rechazo, y su compleja vergüenza. Alaric abrió la boca para hablar, pero volvió a cerrarla aún sin saber qué decir. Estaba completamente desorientado. Su fiebre no ayudaba en el asunto, y mucho menos el lugar en el que se encontraba.

El muchacho se recostó a su lado, abatido. Parecía que ya se esperaba la reacción de Alaric. Probablemente, muchos hombres manifestaran del mismo modo su asombro. Al menos, hombres como él. Familia de dominios y títulos de gran importancia.

Se hizo un silencio incómodo.

-Vaya… -rompió el hielo al fin-. No me esperaba…

Se reincorporó y se quitó el paño de la frente, apenas húmedo ya. Y acto seguido buscó el final de la cama para sentarse. Aún sin saber muy bien como actuar.

-Creo que será mejor que me marche a mi casa –se levantó tambaleante-. Usted, tendrá que descansar y… Bueno, ya me he aprovechado bastante de su hospitalidad. Me siento como nuevo –estiró los brazos en alto y después fue en busca de sus ropas. –Estoy seguro de que volveremos a vernos, y espero… espero poder pagar mi deuda. Soy un hombre de palabra.

Alaric comenzó a vestirse. Dispuesto a salir de aquella casa que tantas emociones le había brindado. Fuera por lo que fuera, se encontraba confuso, asustado, desorientado. Necesitaba buscar sus respuestas en otro lugar.

por **Alfred Wilfred** Lun Nov 07, 2011 10:23 am

No pude decir más nada, apenas mirarlo de reojo, estaba acostado en la cama y no quería hablar, me hizo sentir mal su reacción, no era agradable aquella situación, no la estaba pasando nada bien, así fue como hice un gran esfuerzo por no llorar pero las lagrimas comenzaron a salir descontroladamente aunque intentaba no hacer ningún ruido ni nada para que el chico, que se estaba cambiando, no escuchara. Menos iba a hablar así llorando que mi voz se haría denotar de mi tristeza, una angustia respecto a muchas cosas, no se porque pero creo que la opinión de los demás acerca de mí era algo que me importaba y me afectaba mucho.

por **Alaric Rousseau** Lun Nov 07, 2011 1:41 pm

-Bueno –dijo al terminar de vestirse-, quizá en otra ocasión, pueda entenderlo… Lo siento de verdad, no era mi intención ofenderte… yo no quiero…

Alaric se sentía culpable. Demasiado culpable de sus actos como para poder ordenar sus pensamientos. Es más, estaba completamente seguro de que lo que había ocurrido, no lo dejaría dormir durante varios días, hasta que pudiera volver a hablar con él, de hombre a hombre. De un modo más elegante, sin fiebre, sin embriaguez, sin mal olor. Quizá, lo que pasaba es que estaba avergonzado. Quizá es que no estuviera preparado para lo que se le había venido encima. Un cúmulo de cosas había desbordado su vaso. Y ahora, estaba huyendo, como tenía acostumbrado a hacer.

Se dio cuenta de que el muchacho lo ignoró por completo. No hablo, no le dirigió una mirada, no le expresó ningún sentimiento que le hiciera ver como se encontraba. Aquello incomodó aún más al orgulloso Alaric, que sabía que no sería capaz de volver a mirarle a los ojos, si todo acababa de ese modo. Tan seco, tan silencioso, tan serio y desafortunado.

-Lo siento…

Solo se atrevió a decir. Se giró y se marchó por la puerta, esperando quizá que el muchacho se dignara a hablar al fin, se dignara a quitarle el peso que acababa de hundirle los hombros a Alaric. Un peso que sin duda, le costaría quitarse de encima. Los malos entendidos no eran su fuerte y su consciencia siempre le jugaba malas pasadas. Sin duda, tendría que hacer una visita a la iglesia para disculparse por sus pecados.

“Soy un cobarde” –pensó al marcharse.

por **Alfred Wilfred** Lun Nov 07, 2011 6:29 pm

El chico se estaba yendo, así sin siquiera venir hasta mí y decirme algo, después de todo yo lo había visto tirado en la calle, bueno no tirado ya que yo mismo había evitado que él se cayera, luego le di mi brazo para que pudiera caminar, lo trate con toda mi amabilidad, sin tener ni siquiera una casa propia lo traje a mi pequeña habitación, si se hubiera enterado la mujer que vivía en la casa probablemente ya no estaría viviendo ahí. Lo acogí en mi cuarto, le dije dulces palabras, lo tape para que no tuviera frío, lo calme cuando se levanto de golpe, le tome la fiebre y le puse un trapo húmedo en su frente, se fue dejando todo su desagradable olor en la habitación, y ni siquiera podía ser lo suficientemente agradecido y venir a saludarme, que poco valiente.

Entiendo que lo del beso estuvo mal, nunca se lo tendría que haber dado, si es cierto, pero fue un impulso, es que realmente esa situación de estar allí en la cama con ese apuesto chico, poder estar tan cerca y desear tocarlo, sentirlo, besar lo, acariciarlo, desnudar lo por completo y que nuestros cuerpos se junten, bueno tal vez jamas debí traerlo, ese fue mi error, intentar ayudarlo.

Me sentía como un imbécil, como un trapo usado, un papel que lo usan para limpiarse el trasero y luego lo depositan en el inodoro arrojándolo a las aguas cloacales, de esa manera me sentía, como un idiota, y desde que llegué a Francia siempre me sentí igual, confiar en la gente para que despumes te dejen tirado, como si jamás te hubieran visto, gente desagradecida era la que había en París, al final no se que hacía yo allí, tal vez lo mejor hubiera sido nunca venir aquí, quedarme en Rusia con mi familia. Ser una buena persona, para que, para que todos te usen, eso era cierto.

Vi como se fue, dejando todo atrás, con un simple y apenas escuchado "lo siento", como si a mi eso me pusiera o hiciera sentirme mejor. Creo que continué llorando toda lo noche, no se si alguna vez dormí, pero seguro que si lo hice soñaba que estaba llorando, me sentía tan mal, quería desaparecer del mundo, borrarme de todo eso y nunca mas volver.

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