Encuentro con un bello ángel caído... (Raphael)

Una capa blanca rodeaba sus hombros y le cubría la espalda, sus pasos eran muy sigilosos, por algún extraño motivo el lugar en el que se encontraba le traía diferentes sensaciones, como si ya hubiera estado allí antes, si bien tenía el conocimiento de que había sido humano antes, no recordaba ni un solo día,no recordaba lo que era el querer o el amar, la amistad, la piedad, la pena, pero este lugar, le llevaba a pensar en el pasado que olvido, un dolor de cabeza gigantesco parecía invadirle, ¿dolor?, algo por el estilo, confusión tal vez, él no quería tener sentimientos pero deseaba recordar su humanidad, ¿por qué?, simple curiosidad, ¿o?, no sabría que más podría ser, por el momento, su costumbre era matar y dañar, proteger a Roma y nada más, la humanidad no debería y no sería tema de importancia para él, pero este lugar confundía sus deseos, sus intenciones, quizá tanto signo de Dios era lo que le causaba el malestar, la rabia por todo esto pronto llego, dio un gran golpe con ambas manos a una pequeña mesa suelta rompiéndola por completo en pequeños pedazos, una presencia más se noto en el lugar, un ser, si, inmortal, no se sentían latidos de algún corazón, ambos colmillos se mostraron fieros, matar, quería matar ahora, como medio para contrarrestar lo anterior, como cazador a su presa espero, rodeo el lugar tras ella, encargándose de no ser detectado, era momento ya de actuar, pero no, espero, se coloco tras los frondosos y altos árboles para observar a la supuesta futura asesinada, dejando pasar que ya estaba muerta claro, solo espero porque parecía ser que la mujer tenía el mismo interés, él por el lugar y las cosas de este, o quizá no sería el mismo, pero interés, sí, tenía, en ese momento, estiro sus brazos entre los árboles para observar mejor, pero la vampira se giro hacía él, en ese mismo instante dio un raudo movimiento escapando de su vista casi al instante de notar su mirada, la mujer le había visto, ya era tiempo, no se podía esperar más, espero un momento de distracción de la mujer, ante esto se colo nuevamente sigiloso detrás de ella, levanto ambas manos con la capa simulando nuevamente el estire de sus alas, cuando estuvo apunto de mencionar las palabras de siempre la mujer le hablo, como maravillada por su presencia, para sus adentros río, y cuando estuvo apunto de lanzarse contra ella con ambos colmillos a la vista, se detuvo trastabillando contra el suelo, pero llego a colocar su pierna derecha para inclinarse así, ambas manos se guiaron a su frente, una voz interna por así decirlo, no tendría motivo para atacarla, no debía dejar que este imprevisto con la humanidad le afectara de tal manera, no debería perder su compostura, ni sus costumbres con la sangre y la mujer, decidido escondió los colmillos y se ergio delante de la mujer tranquilamente - me llaman el Arcángel de la muerte, espero que eso cumpla con sus expectativas madame - , ahora yacía allí, hablando con una vampira que por la confusión casi aniquila, no sería justo para ella, ni para él, haber ensuciado las manos sin orden o necesidad, pero ahora quería quitarse las dudas de la cabeza, así que tendría que preguntarle a la vampira, ¿por qué también sentía interes por el lugar o las cosas?, quizá tras su respuesta podría encontrar la piedra filosofal de su encrucijada, así como también quedar más confundido de lo que ya estaba el Arcángel, pero algo si era seguro, no dañaría a la vampira, ni tampoco ofendería, sus instintos asesinos se habían ya calmado, ese auto control que tenía, a veces hasta a él mismo le sorprendía, pero daba gracias por tenerlo, ese respeto no era solo para él, sino para los demás.

Raphael frunció el ceño a escuchar todas sus palabras pero aún así luego calmo y dejo que la mujer acabara de hablar, dio unos tranquilos pasos hasta una endeble pared que aún se encontraba en pie, a penas - Este lugar esta en ruinas, lo que una vez fue, ya no será - así dijo y con un codazo derrumbo la que servía de apoyo, se sacudió el polvo de las ropas para clavar nuevamente la mirada en la vampira - Puede que no haya estado tan equivocada del todo, pero puede estar tranquila - una media sonrisa se mostró al terminar estas palabras, nuevamente avanzo unos pasos ante ella - es un gusto madame, mi nombre real es Raphael, al menos, eso recuerdo, tenga cuidado, no soy un ser divino, los seres divinos podrían castigarle por sentirse ofendidos, dicen que la furia de ese supuesto ser existe y es muy efectiva, aunque yo puedo hacer más por él en su nombre... - un silencio largo llego al ambiente, el Arcángel se coloco detrás de la mujer y le observo todo el cuerpo, hizo lo mismo por delante sin emitir sonido o pensar en algo más que en sus palabras fatales: "En nombre de Dios", era un buen método para evitar ser descubierto por la lectura mental - realmente desconozco mucho sobre la hermosura, la atracción, el sexo y demás asuntos, lo único que le puedo decir sobre este horrible lugar, es que es atrayente, así como atrae el de arriba, aunque el pobre solo recibe mis burlas y despecho, como pudo darse cuenta - Raphael observo lo que la vampira tenía entre sus manos y levanto la muñeca para mostrar su cruz de plata - algún parecido encontrará, aunque no soy creyente de Dios, o algún otro ser, más que en los vampiros y los perros - dijo lo último refiriéndose a los Lycans, es que no podría existir ser tan perfecto como Dios, tan superior a todos, no creía que Dios pudiera crear a los vampiros, seres tan detestables por la gran mayoría, las calamidades, la muerte, eso venia de los seres malignos como él y todos los demás, los que si existían y causaban daños reales - Eres muy joven aún, te convirtieron joven, muy poco con la inmortalidad, seguro aún vives de tu lado humano y con la humanidad en la mente, es común, y que te sorprendas de lo demás también, te lo digo yo, que ya llevo unos mil ochocientos en esto - luego de lo último guardo silencio sepulcral.

La noche sería entonces provechosa, una nueva adquisición valiosa, una nuevo miembro para agregar a su estirpe, el vampiro era funesto y se relamía ante cada palabra, aquella sonrisa retorcida se mostró en sus labios de par en par, pensando que nada se la podría quitar del resto, en esta ciudad aún no había encontrado a ningún vampiro que valiera la pena, pero esta vampiresa parecía valer para él, aún tendría que indagar un poco más, sus palabras eran reales, podía sentir el odio de la muchacha, el mismo lo disfrutaba, como el aura de la chiquilla impregnaba el lugar, es repudio, esas ganas acumuladas, todo lo negativo, tendría que ser uno mismo con todo aquello para alcanzar el poder absoluto, claro de nada serviría si no se tomaba el tiempo para almacenarlo, una neófita es una arma mortal si se guía y maneja bien, tendría que ver. Dio suaves paso hacia ella, cuando finalizo su dialogo – Entonces Montserrat, desde esta noche serás mía, pero no es tan fácil como decirlo y pedirlo, existen ciertos requisitos y rituales antes de completar ese trato, que es tan duradero como nuestra propia existencia, tenga eso por seguro, la marcha atrás no existe, ya que se pagaría con la desaparición total – sonrió torcido y subió las manos hacia el pecho de la muchacha, desató las vestiduras dejándolas caer, a primera vista parecería un actitud sexual, pero no lo era, dejo libre la zona, disfrutando de esa piel blanca que solo los suyos obtenían, las manos del Arcángel se posaron en el cuello de la muchacha, rozándolo apenas con las yemas de los dedos, luego por los hombros, elevó los brazos de la mujer rodeándolos, guiándolos por sus costados, sin prestar atención a sus senos desnudos, solo al recorrido mismo de los dedos propios con los colmillos salidos, el recorrido termino entre las caderas de la neófita – Todo esta correcto, son las siervas perfectamente delineadas que se pedían, tu nombre desde ahora para mi podrá ser Montserrat, tanto como Possesion, ten en cuenta esto, tu voluntad es tuya, pero la mía deberás agregarla a la tuya, no traicionaras a tu guía, no dañaras a tu guía, o mejor dicho, no intentarás dañar a tu guía, las consecuencias serán completamente altas y ninguno de los dos deseamos que sean pagadas - elevó el rostro hacia arriba mostrando los colmillos.

Nuevamente el rostro del vampiro bajo hacia el rostro de la muchacha, con las orbes azules pegadas a las ajenas - Cada palabra que has mencionado respecto a la humanidad, me he sentido citado en muchos aspectos, debo confesar que es agradable, enserio, es perfectamente exacto a lo que yo busco, odio, rencor, deseo de muerte, catástrofe, impulsos, decisión, por ahora las posees, algo me dice que no me defraudaras - camino por un costado dándole la espalda, se agachó y recogió un poco de tierra – No voltees – ordenó, nuevamente se giro hacia su espalda y esparció esta tierra por ambos hombros de la vampiresa – La sangre, es lo más importante para los vampiros reales, no existe mayor juramento que esta, “las palabras” “las emociones” “los deseos” no se deberían comparar con la importancia que conlleva la sangre, por ende nuestro trato se firmara con sangre, el que poseedor brindara tan solo gotas de la suya, el adquirido será absorbido, tomado por el poseedor, reafirmando así la diferencia entre ambos, aquella diferencia que tan solo se limita por el rango, ya que debes saber, que al firmar con tu sangre, la cuidaré como si fuera la mía, la atenderé como si fuera la mía, tan solo debes pedir y yo he de conseguir – pasó las palmas de las manos limpiando sus hombros, resaltaban de manera muy nítida con su piel los pedacitos de tierra – Los únicos limites que debes conocer son tres; mi sangre no se bebe de la fuente – refiriéndose al cuello.

Pauso unos segundos y luego continuó– La sangre de tu hermana tampoco se bebe de la fuente – Menciono refiriéndose a su otra Possesion – Mi voluntad no se cuestiona, se acata, por suerte, mi voluntad es muy acertada – susurró cada palabra en el oído izquierdo de la muchacha, con pasividad, lentitud, voz grave, acompañada por esos mil sonidos guturales nocturnos, cada animal, cada reflejo de luz, la luna era testigo de que nadie aquí estaba siendo obligado a nada, por lo cual el pacto era completo, libre y justo – Te entregas a mí a cambio de obtener ciertos objetivos, tus objetivos son los míos, al ser correctos y acertados bajo mi criterio, no descasaremos hasta conseguir eso que anhelas – el vampiro estiró las fauces, la lengua de este escapo entre los colmillos y dientes, para reposar en el cuello, lamiéndolo de forma etérea, a penas con la punta de la lengua, aquella zona por la cual tomaría el elixir carmín de la muchacha, ese elixir único, que sellaría el pacto por siempre, un pacto beneficioso para ambos, deseando que la carne blanca sea perforada ya – Estando todo más que claro, la eternidad nos depara un camino de muerte, sangre y ira, espero que lo disfrute tanto como yo – la carne se fue rasgando a medida que encajaba el primer colmillo, raspando la zona con lentitud, causando ardor sin igual, el primer hilo de sangre recorrido la zona bajando por el hombro, tomando recorrido hacia el pecho de la mujer, un camino fino de sangre al lado de su seno izquierdo se pudo observar, finalmente el primero fue clavado, saboreo con la lengua reiteradas veces, tan deliciosa, un manjar exquisito que a través de miles y miles de años nunca ha dejado de elogiar, el segundo colmillo finalmente hizo aparición, generando otro pequeño camino de sangre, el cual aumento el volumen del primer hilo al juntarse por la gravedad, aferro el cuerpo semidesnudo de su nueva Possesion por la cintura, tocando parte su piel fina y tersa, bebiendo, bebiendo, no sería la última vez que lo hiciera, pero la primera siempre resultaba un tanto especial, cada mordida era diferente, cada ser tenía un gusto distinto de cierta forma, un detalle mínimo que seguro a algunos se les podría escapar, pero no a él.

Tras unos cincuenta segundos que hubieran parecido horas separó la mandíbula, separó el cuerpo de ella unos centímetros y lo giró – Es tu turno – elevó la muñeca y la rasgo con los colmillos generando una herida profunda para que no sanara tan rápidamente, sujetó le mentón de la chica y lo pegó a la muñeca elevando esta, se aseguro que sus fauces estuvieran abiertas y dejo caer gotones grandes y largos dentro de las fauces de la chica, manchando los dientes blancos, tiñendo los colmillos de rojo, enrojeciendo más la lengua, tras cuarenta segundos la herida dejo de sangrar, por lo tanto libero de su agarre a la chica y nuevamente llevo las manos hasta las piernas propias – Dime entonces, ¿qué piensas hacer, cuál será tu primer movimiento siendo ahora yo tu dueño? - sonrió torcido relamiéndose los restos de sangre que aún le quedaban en los labios, alzó un dedo tomando sangre del hilo grueso pegado al seno izquierdo de la muchacha, rozando este a penas, bebiéndose lo que quedo en el dedo, el resto ya había secado y los orificios habían cerrado.