AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Fallout {Benvolio}
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Fallout {Benvolio}
Un par de estrellas asoman sobre el cielo teñido de un azul ultramarino, la brisa del otoño, deja su calidez paso a paso, el calor de esos rayos color de miel, que ya alumbran otros horizontes. La noche llega, como lo haría un amante puntual. Una noche, que es fresca, quizás demasiado, el joven cambiaformas, lo puede sentir sobre su piel, apenas ha tomado un largo saco, a juego con ese cielo. El minino, no se puede estar quieto. A salido a buscar un pequeño saco que dejara alli hace unas pocas semanas. Quizás ya no lo encuentre, pero siempre puede ir y cerciorarse por si mismo. ¿Por qué es tan despistado? Paris le ha sentado mal. Se ha vuelto aun más vulnerable. Gente como el, es el bocado perfecto de un depredador, sin importa de la especie que este sea. Puede ser eterno. Puede tener un cuerpo, unas caderas que inviten al pecado. Una mirada inocente. Louis cae ante todo, no se le debe culpar. En el fondo, es parte genética de los hombres, ¿Cómo decia aquel libro? Ah, si, eso venia desde el mito de la creación.
Una rama que no alcanzo a ver. Y su cuerpo fue a dar al suelo. Apenas pudo poner las manos y evitar el golpe de lleno. Se quedo alli, con las rodillas en el terreno sin forma. Lodoso. Era mucho pedir salir limpio. Y por una vez, eso no le importaba, se incorporo.
¿Dónde te llevan tus pasos? Al frente. Al futuro, siempre en una linea recta. Si te desvias solo un poco, puedes caer en un abismo. Si… pero quizas, ese abismo es tu hogar. Es donde perteneces… ¿Cómo saber que es malo? Jérémie, pequeño ingenuo. Eres demasiado pequeño aun. Un bebe de brazos. Un infante perdido. ¿Cómo quieres cuidar de tus seres queridos, cuando tu mismo no estas bien?
Soledad. Palabra que siempre lo rodeaba. La que siempre estaba con el. Su eterna amiga. Su siempre atenta, y cuidadosa amante. Sus dedos siempre rozaban su mejilla. Lo congelaban poco a poco. Esa sensación de vacio, que lo carcomia, lo envenenaba. ¿Por qué? Tal vez solo era ese sentimiento fatalista, que tenia, actuando por la vida. ¿No es parte del ser artista, estar y no? Crear y destruir. Ir mas alla.
¿Quien era el? A sus veintidos años de vida, ¿que esperaba hacer? Ya habia desperdiciado ese tiempo. Amando sin ser amado. Soñando con volar, sin tener alas. Debia ser sincero consigo mismo. No podia hacerle eso a Imre. La vida suya, era un suspiro, y aquel, ¿Cuánto viviria? Demasiado, en esa vida que ya no lo es. En esa condena, que es dar tu cariño, amor, a alguien que no puede quedarse por siempre contigo. Alguien que jura no hacerte daño. Y que lo hara tarde o temprano.
Louis no era el gato bueno que todos creian. Louis, si, ese chico con cara de efebo quieto, amable y educado, era algo que no tenia forma, y escondia una parte perversa, lo sabia, lo sentia. Otra cosa que lo mantuviera oculto. Pero, hasta cuando el tigre albino seria solo un espectador?
¿Cuándo sacaria las garras, y seria un cazador?
Se detuvo. Sus botas chapoteaban un poco. Sin duda, ese lugar estaba mas humedo, lo cual no sorprendia. Ese humedo pegajoso clima, que le hacia tener algunos mechones pegados a las mejillas y frente. ¿Dónde estaba? Ese lugar no le olia familiar. Arrugo la nariz. Después de todo, era un maldito narcisista y siempre cuidaba todo estuviera pulcro. El aroma del pantano, no era agradable, pero quedaba lejos la idea de quejarse. Estando solo, era libre.
Pero no queria serlo.
-Me solté de mi destino…- - susurro, sin saber por que esa frase broto de sus labios. Solo… solo sentia la necesidad, de oir algo mas que su respiración, sus pasos, el entorno.
Queria sentirse VIVO
Una rama que no alcanzo a ver. Y su cuerpo fue a dar al suelo. Apenas pudo poner las manos y evitar el golpe de lleno. Se quedo alli, con las rodillas en el terreno sin forma. Lodoso. Era mucho pedir salir limpio. Y por una vez, eso no le importaba, se incorporo.
¿Dónde te llevan tus pasos? Al frente. Al futuro, siempre en una linea recta. Si te desvias solo un poco, puedes caer en un abismo. Si… pero quizas, ese abismo es tu hogar. Es donde perteneces… ¿Cómo saber que es malo? Jérémie, pequeño ingenuo. Eres demasiado pequeño aun. Un bebe de brazos. Un infante perdido. ¿Cómo quieres cuidar de tus seres queridos, cuando tu mismo no estas bien?
…La gente penetra sus corazones con la soledad
Soledad. Palabra que siempre lo rodeaba. La que siempre estaba con el. Su eterna amiga. Su siempre atenta, y cuidadosa amante. Sus dedos siempre rozaban su mejilla. Lo congelaban poco a poco. Esa sensación de vacio, que lo carcomia, lo envenenaba. ¿Por qué? Tal vez solo era ese sentimiento fatalista, que tenia, actuando por la vida. ¿No es parte del ser artista, estar y no? Crear y destruir. Ir mas alla.
…¿No lo sientes? Intenta mirarme cuidadosamente
Soy falso, aunque nadie creerá eso…
Soy falso, aunque nadie creerá eso…
¿Quien era el? A sus veintidos años de vida, ¿que esperaba hacer? Ya habia desperdiciado ese tiempo. Amando sin ser amado. Soñando con volar, sin tener alas. Debia ser sincero consigo mismo. No podia hacerle eso a Imre. La vida suya, era un suspiro, y aquel, ¿Cuánto viviria? Demasiado, en esa vida que ya no lo es. En esa condena, que es dar tu cariño, amor, a alguien que no puede quedarse por siempre contigo. Alguien que jura no hacerte daño. Y que lo hara tarde o temprano.
Louis no era el gato bueno que todos creian. Louis, si, ese chico con cara de efebo quieto, amable y educado, era algo que no tenia forma, y escondia una parte perversa, lo sabia, lo sentia. Otra cosa que lo mantuviera oculto. Pero, hasta cuando el tigre albino seria solo un espectador?
¿Cuándo sacaria las garras, y seria un cazador?
Se detuvo. Sus botas chapoteaban un poco. Sin duda, ese lugar estaba mas humedo, lo cual no sorprendia. Ese humedo pegajoso clima, que le hacia tener algunos mechones pegados a las mejillas y frente. ¿Dónde estaba? Ese lugar no le olia familiar. Arrugo la nariz. Después de todo, era un maldito narcisista y siempre cuidaba todo estuviera pulcro. El aroma del pantano, no era agradable, pero quedaba lejos la idea de quejarse. Estando solo, era libre.
Pero no queria serlo.
-Me solté de mi destino…- - susurro, sin saber por que esa frase broto de sus labios. Solo… solo sentia la necesidad, de oir algo mas que su respiración, sus pasos, el entorno.
Queria sentirse VIVO
Última edición por Louis J. Bouquet el Dom Nov 20, 2011 8:45 pm, editado 1 vez
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Fallout {Benvolio}
-El destino... es algo así como lo que no esperas pero en realidad está ahí y, ¿sabes? Tarde o temprano te atrapará y no te dejará escapar jamás te deja escapar...-Aquellas palabras retumbaban en mi mente como si un tiovivo de colores girara y girara sin parar. Aquella noche de Otoño, mi cuerpo comenzó a recordar el pasado y como en pocas horas el destino se volvió en contra mía. No pensé en que fuera a ver tanta oscuridad, ¿más aún? El silencio rodeaba las copas de los árboles, dejandolos quietos y sin vida. Un poco escalofriante si te pones a pensar en ello, como si el hálito de un grito desgarrador te cortara por la mitad, haciendo desaparecer un lado en la nada y caminando con la otra mitad entre vagas caminatas que no llevan a ningún sitio. Me llamo Benvolio, de eso no hay duda, pero prefiero que me llamen Ben, oculto mi rostro bajo una mascara que el pasado quiso marcarme como lo que soy ahora, no es “Benvo” o “Benvi”...sería muy Obsceno manchar mi nombre con esos cortos motes que a la gente le gustaba nombrar y, no me gusta a pesar de que te deja un mal sabor de boca. Tengo veinticuatro años y apenas con algo de bondad, todo es codicia y ambiciones que la mayoría de las veces me llevan a replantearme las cosas. El porque de estar merodeando por un pantano que olía a pis de alce. El cielo nublado se cernía sobre los campos de Francia. El tiempo era fresco y ya se acercaba el final del otoño. Las hojas de los árboles, comenzaban a morir para desnudar las ramas que durante tanto tiempo les dieron la vida.
La gran capital de Francia, yacía bajo una capa oscura de enredadas nubes que presagiaban peligro. Toda París se preparaba para una vuelta inesperada que iba a cambiar el destino que probablemente era el que estaba escrito para mi. Con cuidado, me fui ocultando entre las columnas de los árboles, ocultándome antes de ser visto y evitar unirme a la hilera de campesinos de planta verde, dándome media vuelta hacia el camino por el que vine. Iba tan sumergido en mis pensamientos de huida que no vi el pequeño escalón que da comienzo al pantano. Tropezándome con él, caí de bruces contra el suelo de piedra, rasgándome el bajo del pantalón y quedando este hecho trizas. Era el único pantalón que habia salido limpio, el que al menos podía salir decente a la calle. Con todo el desastre, me olvidé de que en la plaza había una pulla y que un hombre alto e inmoralmente guapo rondaba por aquellos lares. Yo aun estaba en el suelo de tierra, embarronado hasta la camisa de seda, cuando una bota de cuero oscuro se plantó delante de mi cara. Me quedé mirando fijamente a aquella bota, se me había congelado el cuerpo y no podía reaccionar por el miedo. ¿Miedo? Pamplinas, eso lo deje olvidado en mi otra vida como caballero de la orden de Felipe V, aquel rey que ahora estaría muerto.
Al levantar la vista, mi mirada quedo cautivada en esos ojos...cautivadores...diferentes, dejándole la sensación de que la estaban quemando por dentro. Cada uno eran iguales, de color azul cielo como cuando aun podía recordar los dias soleados por la humilde granja de mi padrastro. Esa mirada si que transmitia el sentimiento que te hacia sentir al mirar al cielo. Libre, sencillamente sin nada que te atase. Me levanté con cierta torpeza, pero mis pasos fueron hacia atrás del desconocido que de ropas y aspecto pulcro miraba con su silencio cada centimetro de mi cuerpo. Los tiempos habían pasado rapidamente como en un suspiro que desaparece en el presente quedandóse en el pasado. Era la primera vez que veía a alguien luchar de esa forma, los continuos movimientos que apenas hacía en su silencio, que repetía una y otra vez ¿Qué hacia un hombre así en un país como París?
La gran capital de Francia, yacía bajo una capa oscura de enredadas nubes que presagiaban peligro. Toda París se preparaba para una vuelta inesperada que iba a cambiar el destino que probablemente era el que estaba escrito para mi. Con cuidado, me fui ocultando entre las columnas de los árboles, ocultándome antes de ser visto y evitar unirme a la hilera de campesinos de planta verde, dándome media vuelta hacia el camino por el que vine. Iba tan sumergido en mis pensamientos de huida que no vi el pequeño escalón que da comienzo al pantano. Tropezándome con él, caí de bruces contra el suelo de piedra, rasgándome el bajo del pantalón y quedando este hecho trizas. Era el único pantalón que habia salido limpio, el que al menos podía salir decente a la calle. Con todo el desastre, me olvidé de que en la plaza había una pulla y que un hombre alto e inmoralmente guapo rondaba por aquellos lares. Yo aun estaba en el suelo de tierra, embarronado hasta la camisa de seda, cuando una bota de cuero oscuro se plantó delante de mi cara. Me quedé mirando fijamente a aquella bota, se me había congelado el cuerpo y no podía reaccionar por el miedo. ¿Miedo? Pamplinas, eso lo deje olvidado en mi otra vida como caballero de la orden de Felipe V, aquel rey que ahora estaría muerto.
Al levantar la vista, mi mirada quedo cautivada en esos ojos...cautivadores...diferentes, dejándole la sensación de que la estaban quemando por dentro. Cada uno eran iguales, de color azul cielo como cuando aun podía recordar los dias soleados por la humilde granja de mi padrastro. Esa mirada si que transmitia el sentimiento que te hacia sentir al mirar al cielo. Libre, sencillamente sin nada que te atase. Me levanté con cierta torpeza, pero mis pasos fueron hacia atrás del desconocido que de ropas y aspecto pulcro miraba con su silencio cada centimetro de mi cuerpo. Los tiempos habían pasado rapidamente como en un suspiro que desaparece en el presente quedandóse en el pasado. Era la primera vez que veía a alguien luchar de esa forma, los continuos movimientos que apenas hacía en su silencio, que repetía una y otra vez ¿Qué hacia un hombre así en un país como París?
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Fallout {Benvolio}
Arrugo el ceño. Apenas unas finas líneas surcaban su frente, cuando hacia ese tipo de gestos. De cualquier forma, apenas y eso era notorio, por el flequillo tan largo y rebelde que su cabello generaba. No tenia caso peinarlo. Tenía vida propia, incluso, era peculiar como su pelaje gatuno se acomodaba. Tal vez era eso lo que lo distinguía de los que eran verdaderamente mininos. Vaya, de nuevo, pensando solo en su forma más vulnerable. Si, y al mismo tiempo, la que mas explotaba. Por que eso era. ¿No lo hacia desde que era un niño, perdido, casi muerto, en el puerto, ingles, donde paso un tiempo? Si, como humano, pasaba hambre y miradas extrañas.
Como olvidarlo, si el frío calaba en sus huesos. Pero aun más daño hacían esas muecas de desprecio. Las miradas duras. La indiferencia. Total, solo era un huérfano más. Uno pequeño y de estructura delgada. Uno con cabellos dorados, y unas pupilas límpidas, una ventana demasiado clara, al interior de ese muchacho. Uno que no era de esas tierras, y que generaba desconfianza, pues decía cosas en un lenguaje exótico.
¿Estaba loco? ¿Era peligroso? ¿Quién aseguraba que no fuera el mismísimo demonio?
Por eso las sombras habían sido sus compañeras de juego. Por que, cuando ellas llegaban, el felino aparecía, y el niño de pupilas extrañas, se desvanecia. Un gato genera menos desconfianza, si se es listo, y se sabe sacar partido de ello. No importaba que tuviera que comer cosas… no tan buenas. Total, una persona, da a los animales de acuerdo a sus posibilidades, y su corazón. Si, el desde que supo que era, con un ronroneo, era capaz de sacar una sonrisa y algo bueno. Tiempo después, en aquella Londres en crecimiento, ya no solo eran ronroneos en forma gatuna. ¿No era verdad que había visitado por meses, tabernas y burdeles, en ese momento de su vida, tan joven y que sentía perdido, aun de la mano guía del señor Lightner? Esas semanas aprendió muchas cosas. Como el hecho que su cuerpo no toleraba el alcohol. Como el deseo, de guardar su cuerpo, para alguien especial.
Quizás de las cosas que mas le dolían y quería enterrar, era precisamente esa, la de haber conocido ese amor que por orgullo, hizo mas daño y rompió mas cosas, desde el primer contacto. Desde el primer rechazo que el dio, a pesar de estar prendado a esa cortesana de pupilas turquesa.
Suspiro, mientras se convencía que aquello no estaba en ese lugar. Tal vez, debiera volver cuando el sol brillase. ¿y si pedía ayuda? Estaba seguro que Izam podría ayudarle. ¿Por qué recordaba a ese lobito? No tenia ni la mas remota idea, solo ese rostro y ese nombre. Nada mas. Bien pudo ser otro. Ya no sabia el porque de muchas cosas. Todo tenia su génesis en esa pequeña rasgadura, ese insignificante rasguño, se haría mas grande. Y el terminaría por perder la cabeza si seguía de esa manera.
Se llevo las manos a la cabeza, sus dedos largos, delgados, y sin embargo, perfectos para esas manos pequeñas, delicadas; se enredaron en sus cabellos. Si, un poco húmedos. Estupido clima. Seguro ese hedor y todo el conjunto de bichos, lo tenían hastiado. El no estaba hecho para esos lugares.
Y muestra de ello, cuando quería estar solo, aquel sonido sordo. Pesado. Y su vista se dirigió al suelo. No lo hacia, no precisaba hacerlo mientras avanzaba, pero aquello, había hecho que sus sentidos se pusieran atentos. ¿Estaba soñando? No lo había podido notar antes. Los seres como Jérémie, eran famosos por su olfato, sentido que tenían desarrollado en demasía. ¿Estaba fallando el suyo? O… o solo era que habían tantos aromas…
Nada, lo que fuera. Lo que importaba, era aquello que tenia delante. Paso saliva, no de manera fácil. ¿No estaba, imaginando, de verdad, aquella figura? ¿Esas pupilas claras, que lo miraban, con la misma intensidad que el lo hacia? Louis se sintió extraño. Su cuerpo se negaba a obedecer a su mente. Había algo en aquel desconocido que se incorporaba, que le hacia tener encendida una luz de alarma en su cuerpo. Y al mismo tiempo, ese algo, lo tenía allí.
Un silencio en el que ambos bailarines de esa danza introductoria, se reconocían. Se analizaban, hasta que alguien diera el siguiente paso en aquel baile en medio de aquel paraje tan poco propio de un baile de sociedad. Ah, pero eso no era un baile de regocijo. Eso era una mascarada. -Y si has salido de mi mente, ¿Por qué no te recuerdo?- –susurro, entornando sus pupilas. Estaba seguro que esa voz no parecía la suya. Y en realidad, nunca había sido mas propia de si, que en ese momento, donde no había tonos, donde no había intenciones. Donde el otro le parecía irreal, y así se lo manifestaba. ¿Qué no estaba siendo educado? ¡Y que! Esa noche, no era el mismo gatito de todos los dias. -Espero que no te hallas ocasionado algún daño…-
Como olvidarlo, si el frío calaba en sus huesos. Pero aun más daño hacían esas muecas de desprecio. Las miradas duras. La indiferencia. Total, solo era un huérfano más. Uno pequeño y de estructura delgada. Uno con cabellos dorados, y unas pupilas límpidas, una ventana demasiado clara, al interior de ese muchacho. Uno que no era de esas tierras, y que generaba desconfianza, pues decía cosas en un lenguaje exótico.
¿Estaba loco? ¿Era peligroso? ¿Quién aseguraba que no fuera el mismísimo demonio?
Por eso las sombras habían sido sus compañeras de juego. Por que, cuando ellas llegaban, el felino aparecía, y el niño de pupilas extrañas, se desvanecia. Un gato genera menos desconfianza, si se es listo, y se sabe sacar partido de ello. No importaba que tuviera que comer cosas… no tan buenas. Total, una persona, da a los animales de acuerdo a sus posibilidades, y su corazón. Si, el desde que supo que era, con un ronroneo, era capaz de sacar una sonrisa y algo bueno. Tiempo después, en aquella Londres en crecimiento, ya no solo eran ronroneos en forma gatuna. ¿No era verdad que había visitado por meses, tabernas y burdeles, en ese momento de su vida, tan joven y que sentía perdido, aun de la mano guía del señor Lightner? Esas semanas aprendió muchas cosas. Como el hecho que su cuerpo no toleraba el alcohol. Como el deseo, de guardar su cuerpo, para alguien especial.
Quizás de las cosas que mas le dolían y quería enterrar, era precisamente esa, la de haber conocido ese amor que por orgullo, hizo mas daño y rompió mas cosas, desde el primer contacto. Desde el primer rechazo que el dio, a pesar de estar prendado a esa cortesana de pupilas turquesa.
Suspiro, mientras se convencía que aquello no estaba en ese lugar. Tal vez, debiera volver cuando el sol brillase. ¿y si pedía ayuda? Estaba seguro que Izam podría ayudarle. ¿Por qué recordaba a ese lobito? No tenia ni la mas remota idea, solo ese rostro y ese nombre. Nada mas. Bien pudo ser otro. Ya no sabia el porque de muchas cosas. Todo tenia su génesis en esa pequeña rasgadura, ese insignificante rasguño, se haría mas grande. Y el terminaría por perder la cabeza si seguía de esa manera.
Se llevo las manos a la cabeza, sus dedos largos, delgados, y sin embargo, perfectos para esas manos pequeñas, delicadas; se enredaron en sus cabellos. Si, un poco húmedos. Estupido clima. Seguro ese hedor y todo el conjunto de bichos, lo tenían hastiado. El no estaba hecho para esos lugares.
…El clarín de rosas resuena en lo alto del cielo
Burlándose cruelmente de mi derrumbada realidad…
Burlándose cruelmente de mi derrumbada realidad…
Y muestra de ello, cuando quería estar solo, aquel sonido sordo. Pesado. Y su vista se dirigió al suelo. No lo hacia, no precisaba hacerlo mientras avanzaba, pero aquello, había hecho que sus sentidos se pusieran atentos. ¿Estaba soñando? No lo había podido notar antes. Los seres como Jérémie, eran famosos por su olfato, sentido que tenían desarrollado en demasía. ¿Estaba fallando el suyo? O… o solo era que habían tantos aromas…
Nada, lo que fuera. Lo que importaba, era aquello que tenia delante. Paso saliva, no de manera fácil. ¿No estaba, imaginando, de verdad, aquella figura? ¿Esas pupilas claras, que lo miraban, con la misma intensidad que el lo hacia? Louis se sintió extraño. Su cuerpo se negaba a obedecer a su mente. Había algo en aquel desconocido que se incorporaba, que le hacia tener encendida una luz de alarma en su cuerpo. Y al mismo tiempo, ese algo, lo tenía allí.
Un silencio en el que ambos bailarines de esa danza introductoria, se reconocían. Se analizaban, hasta que alguien diera el siguiente paso en aquel baile en medio de aquel paraje tan poco propio de un baile de sociedad. Ah, pero eso no era un baile de regocijo. Eso era una mascarada. -Y si has salido de mi mente, ¿Por qué no te recuerdo?- –susurro, entornando sus pupilas. Estaba seguro que esa voz no parecía la suya. Y en realidad, nunca había sido mas propia de si, que en ese momento, donde no había tonos, donde no había intenciones. Donde el otro le parecía irreal, y así se lo manifestaba. ¿Qué no estaba siendo educado? ¡Y que! Esa noche, no era el mismo gatito de todos los dias. -Espero que no te hallas ocasionado algún daño…-
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Fallout {Benvolio}
Acosaba el silencio tejiendo sigilosamente mi apreciación de aquel hombre de cabellos dorados, que en su mirada carecía la oscuridad, aunque cierta pena vi, que en sus ideologías pude notar vagamente-No me ha causado ningún malestar esta caída, pues simplemente he de elevarme de nuevo, cuando tiempo atrás la poesía era cantada al son de las cítolas, adornadas con bellos cantares líricos y bailada en regocijos-Un jadeo negué con la cabeza, había posado mi vista en el musgo de los arboles, en ello que señala el pase del tiempo por la dejadez del mimo. Había cogido la costumbre de meter las manos en los bolsillos, demostrando la inactividad de aquel momento, frente aquel peregrino que preocupó en incomodarse para saber de mi fortaleza. No era necesario-Mejor preocuparse por uno mismo que por el estado de los demás...preocúpese por sí mismo, no sea usted una caja de sorpresas...-me importunaba en ese instante, así que tomé parte de mi valor y me allegue hasta quedar frente a aquel querubín-...pero, no sé si tu eres capaz de comprender mis verdaderos motivos...-quedándome cerca de rostro, le mire a aquella ventana límpida de tonos azules que seguían vulnerando cierta pena o quizás, le daba miedo, vine de la nada, cruzándome con el suelo manchado de tierra y suciedad, para elevarme con lentitud y ahora quedarme frente a su angelical rostro, pálido con ciertos toques de un caballero de los cielos. Con una reverencia bastó para desviarme pasos hacia por donde había venido. Mi exterior al parecer, no estaba siendo solicitado en ese momento.
Podría perseguirle, hacerle varias torturas que darían ego a mis corajes, escuchar sus gemidos de aquella apariencia de porcelana. Sería algo con lo que podría soñar, pero en cierto modo, juzgar antes de conocer, no era un buen modo de ver una apertura de algo que podría resultar placentero-Mon Dieu, intenté escuchar los cantares de vuestra alma, pero quizás el silencio solamente me produjo cierta confusión...así...-Incliné mi torso hacia el suelo lo suficiente para hacer una reverencia bien ensayada-...que partiré hacia lugares donde requieran de mí...presencia...-Dije con cierta galantería adornada de una buena posición de pies en ángulo recto. Mi mirada se dirigió hacia atrás, pero algo dentro de mí, hizo que me diera arcadas, que volviera a sentir la debilidad que hace cinco siglos dejé apartada bajo el antiguo caballero que era. Bajo las cicatrices recibidas, fueron como premios de cada batalla en las que se volcaron muchísimas vidas al templo de Hades. Yo había cambiado durante este largo periodo, viendo como la hermosa París cambiaba ante mis ojos y que casualidad, que después de cinco siglos solo, aun seguía batiéndome en las entrañas de las sombras en las que andaba envuelto todas las noches. Ya no recordaba el sol. No recordaba el calor del sol sobre mi pálida piel, cuando se estaba bajo un árbol, tranquilo y observando a la mujer que gobernaba mi corazón mientras esta traía una bandeja de pasteles recién sacados de la hornera. Aquellos tiempos solamente eran ilusiones causados por un sentimiento que intentaba remediar.
Un sentimiento en el que no quería volver a recaer, un sueño que sería un baño entre rosas con espinas en sus tallos verdes. Ahora la paz reinaba mi conciencia y por si fuera poco, no quería que aquella tranquilidad recayera en algo por lo que luchar de nuevo por la calma. Volví con mis pasos avante el querubín de ojos azules, que podría haberse caído de los cielos para encontrarse con algo de oscuridad. ¿Necesitaba algo de oscuridad? Yo podría dársela, yo quería un perdón que me fue arrebatado, pero que intentaba recuperar, en cambio, yo podría calmarle la necesidad de sentirse vivo, pues según mis orbes verdes que fueron a posarse sobre la silueta rubia del hombre, no era la pena quien le reconcomía por su interior-¿Dolor? O ¿Simplemente sentirte con vida necesitas? Tiene el aspecto de cuando un mendigo carece de ánimos... ¿o me equivoco?-Deje ahí la pregunta para ver cuál era su reacción mientras volvía a meter mis manos dentro de aquellos huecos que tenían los pantalones. ¿En qué ser me convertí precisamente? Algo dentro de mí, en cierto modo se despertaba, pero no podía dejarlo salir a flote, no ahora no quería hacerme el don nadie si quería destacar, ¿pero en qué? Había pasado tiempo de las sombras envuelto entre escombros de lujos y de buenos vinos.
Esa noche en el pantano, crecía entre silencio repulgados de oscuras caricias sobre ti mismo. Seguía acechando con la mirada a aquel hombre, varón, todo los significados tenían diferentes nombres pero eran iguales. Un orden no alteraba el producto. Eran como cuentas de sumas y restas, multiplicaciones y divisiones. En cierto modo, era como la vida; naces y con ello sumas y multiplicas ya que la vida en si misma te enseña a restar y a dividir. Suspire agachándome en cuclillas para después mirar al suelo de nuevo, cansado con unas cuantas arrugas que se formaron en el ceño tras pensar en cómo haría para conversar con un desconocido. Quería entrar bien, pero no siempre acertábamos con el tipo de persona que solíamos jugar por la apariencia, ¿verdad?
Podría perseguirle, hacerle varias torturas que darían ego a mis corajes, escuchar sus gemidos de aquella apariencia de porcelana. Sería algo con lo que podría soñar, pero en cierto modo, juzgar antes de conocer, no era un buen modo de ver una apertura de algo que podría resultar placentero-Mon Dieu, intenté escuchar los cantares de vuestra alma, pero quizás el silencio solamente me produjo cierta confusión...así...-Incliné mi torso hacia el suelo lo suficiente para hacer una reverencia bien ensayada-...que partiré hacia lugares donde requieran de mí...presencia...-Dije con cierta galantería adornada de una buena posición de pies en ángulo recto. Mi mirada se dirigió hacia atrás, pero algo dentro de mí, hizo que me diera arcadas, que volviera a sentir la debilidad que hace cinco siglos dejé apartada bajo el antiguo caballero que era. Bajo las cicatrices recibidas, fueron como premios de cada batalla en las que se volcaron muchísimas vidas al templo de Hades. Yo había cambiado durante este largo periodo, viendo como la hermosa París cambiaba ante mis ojos y que casualidad, que después de cinco siglos solo, aun seguía batiéndome en las entrañas de las sombras en las que andaba envuelto todas las noches. Ya no recordaba el sol. No recordaba el calor del sol sobre mi pálida piel, cuando se estaba bajo un árbol, tranquilo y observando a la mujer que gobernaba mi corazón mientras esta traía una bandeja de pasteles recién sacados de la hornera. Aquellos tiempos solamente eran ilusiones causados por un sentimiento que intentaba remediar.
Un sentimiento en el que no quería volver a recaer, un sueño que sería un baño entre rosas con espinas en sus tallos verdes. Ahora la paz reinaba mi conciencia y por si fuera poco, no quería que aquella tranquilidad recayera en algo por lo que luchar de nuevo por la calma. Volví con mis pasos avante el querubín de ojos azules, que podría haberse caído de los cielos para encontrarse con algo de oscuridad. ¿Necesitaba algo de oscuridad? Yo podría dársela, yo quería un perdón que me fue arrebatado, pero que intentaba recuperar, en cambio, yo podría calmarle la necesidad de sentirse vivo, pues según mis orbes verdes que fueron a posarse sobre la silueta rubia del hombre, no era la pena quien le reconcomía por su interior-¿Dolor? O ¿Simplemente sentirte con vida necesitas? Tiene el aspecto de cuando un mendigo carece de ánimos... ¿o me equivoco?-Deje ahí la pregunta para ver cuál era su reacción mientras volvía a meter mis manos dentro de aquellos huecos que tenían los pantalones. ¿En qué ser me convertí precisamente? Algo dentro de mí, en cierto modo se despertaba, pero no podía dejarlo salir a flote, no ahora no quería hacerme el don nadie si quería destacar, ¿pero en qué? Había pasado tiempo de las sombras envuelto entre escombros de lujos y de buenos vinos.
Esa noche en el pantano, crecía entre silencio repulgados de oscuras caricias sobre ti mismo. Seguía acechando con la mirada a aquel hombre, varón, todo los significados tenían diferentes nombres pero eran iguales. Un orden no alteraba el producto. Eran como cuentas de sumas y restas, multiplicaciones y divisiones. En cierto modo, era como la vida; naces y con ello sumas y multiplicas ya que la vida en si misma te enseña a restar y a dividir. Suspire agachándome en cuclillas para después mirar al suelo de nuevo, cansado con unas cuantas arrugas que se formaron en el ceño tras pensar en cómo haría para conversar con un desconocido. Quería entrar bien, pero no siempre acertábamos con el tipo de persona que solíamos jugar por la apariencia, ¿verdad?
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Fallout {Benvolio}
Louis parpadeo, cuando la voz del otro le llego, suave, pero firme, como el aleteo de una mariposa. Como un ave viajera. Lo mismo que ese aroma, tan propio de esa raza. Y aun así, no temía. Estaba acostumbrado a tratar con ellos. Sabia que en un combate, siempre podría correr, hasta que amaneciera, hasta ponerse en un lugar seguro. Otra cosa es que quisiera hacerlo. Es del tipo cabezota que prefiere que lo usen de saco, a dejar solo a alguien. ¿Idiotez? Sin duda alguna. Llevo una de sus manos a su nuca, y la paso por allí, distraído. El otro estaba hecho un lío. No era justo. Era… casi un pecado para el sentimiento de belleza sobre el cual… No. Eso era mentirse a si mismo. La belleza estaba incluso en aquel inmundo lugar, que había dejado ya su huella en ambos, si, pero mas en el sujeto que ahora parecía haberse convertido en su interlocutor. Daban ganas de llevarse ese lodo, y dejarlo como la obra de arte que sin duda era. La bien marcada silueta delgada, pero regia, sin duda. Esos ojos claros… Ese labio superior que sobresalía de manera deliciosa… Costaba convencerse que acabara de surgir de la nada, literalmente, del suelo fangoso.
Y entonces, pronuncio algo que Louis sabia, algo que tenia bastante pensado, si, y sin embargo, jamás ponía a prueba. Siempre eran los demás antes de el. Ver sonrisas en rostro ajeno, eran su paga, y el era feliz con ella. ¿Pero alguien le preguntaba alguna vez, que necesitaba? ¿Qué deseaba? A veces el amor volvía ciego. Mentiroso e hipócrita, como bien le gritara Arianne en medio del calor de una habitación donde el amor era lo ultimo, y yacía, en todo caso, hecho añicos entre sabanas blancas.. ¿Era el un ser falso?
- Si nos dejamos de preocupar por el otro, no caeremos en… un lugar escabroso, donde solo estamos nosotros? ¿No estaremos hundidos dentro de un mar de aguas heladas? -Si, esa era otra forma de decir que le aterraba estar solo. Había estado de esa manera tanto tiempo, que le daba verdadero pánico, quedarse al fondo del callejón, en la oscuridad. Tenia miedo que su voz no pudiera lograr pasar aquella neblina, que fuera solo un vaho de muerte, y el no volviera a saber que era tener la luz del sol, dándole de lleno en el rostro. Un lugar donde el zumbido del silencio, te perfora los oídos.
Tanto, como el aliento de aquel hombre que ahora estaba demasiado cerca suyo. Louis se cruzo de brazos y le miro con la ceja ligeramente arqueada. - ¿sus verdaderos motivos? La verdad, es que no lo se, observo y comprendo. Pero tu eres un enigma. No se que veo en ti.- Era intuitivo, meramente, el no tenia esos dones dados por la sangre que condenaba a vivir eternamente. Lo que era mas, a pesar de sus variadas experiencias, y que vivía con uno, jamás había notado la intromisión de alguno de ellos. Sentido aquellos dones en carne propia. Y lo llenaba de curiosidad. Si, tal vez una enferma y extraña, pero curiosidad al fin.
Jérémie sonrió. Vaya, así que no había podido ver mucho dentro de el. Tal vez no era solo que de alguna manera, su sangre cambiante actuara de manera defensiva en un modo automático. Tal vez, no había nada que ver. Quizás, su alma en ese preciso momento, era un desierto. Ante la pronunciada reverencia, el minino no hizo mas que un leve gesto con la cabeza. Estaba demasiado absorto en los matices de la voz ajena. Y no quería que se fuera, ¿Por qué? Solo dios y el diablo lo sabían. Pero no podía retenerlo. ¿O si?
Lo observo alejarse un poco, en silencio, mientras se abrazaba a si mismo de manera inconsciente. El caminante nocturno se iba, como el viento que solo jugaba con sus cabellos.
Pero no podía decirle eso. -¿Que cosa has dicho? Cállate, tu no sabes nada. Estas equivocado, yo no necesito nada. -Susurro, con tono duro, arrugando el entrecejo, al igual que sus labios, ligeramente. Se sentía desnudo. En las palabras del otro, encontraba cierta verdad. El otro sabia. El desconocido, había visto sus ansias por ser libre. Pero a cambio le ofrecía dolor. Solo un ser sin nada que perder, aceptaría tal cosa, y el no… Pero aquel hombre, bien podría ser lo que estaba buscando, en realidad. ¿Qué podía ofrecerle? ¿Cómo pagarle? Consecuencias, si, las había por cada decisión tomada, y el no sabia si decir lo que en verdad sentía, o seguir haciéndose el fuerte.
Mas no se iba y parecía realmente esperar una respuesta de verdad. ¿tan mal miente?
Agacho su rostro, en dirección a la figura ajena. Su cabello cayo con gracia sobre su rostro, mas no le impedían ver aquella piel clara, una piel que era un punto luminoso, en aquel sombrío lugar. Solo quizás, después de todo, en verdad, aquel hombre, fuera aquella luz, que había logrado llamar con apenas un susurro en medio de un sueño que se difuminaba.
-¿Que es estar vivo? ¿Tu lo sabes?-
Y entonces, pronuncio algo que Louis sabia, algo que tenia bastante pensado, si, y sin embargo, jamás ponía a prueba. Siempre eran los demás antes de el. Ver sonrisas en rostro ajeno, eran su paga, y el era feliz con ella. ¿Pero alguien le preguntaba alguna vez, que necesitaba? ¿Qué deseaba? A veces el amor volvía ciego. Mentiroso e hipócrita, como bien le gritara Arianne en medio del calor de una habitación donde el amor era lo ultimo, y yacía, en todo caso, hecho añicos entre sabanas blancas.. ¿Era el un ser falso?
- Si nos dejamos de preocupar por el otro, no caeremos en… un lugar escabroso, donde solo estamos nosotros? ¿No estaremos hundidos dentro de un mar de aguas heladas? -Si, esa era otra forma de decir que le aterraba estar solo. Había estado de esa manera tanto tiempo, que le daba verdadero pánico, quedarse al fondo del callejón, en la oscuridad. Tenia miedo que su voz no pudiera lograr pasar aquella neblina, que fuera solo un vaho de muerte, y el no volviera a saber que era tener la luz del sol, dándole de lleno en el rostro. Un lugar donde el zumbido del silencio, te perfora los oídos.
Tanto, como el aliento de aquel hombre que ahora estaba demasiado cerca suyo. Louis se cruzo de brazos y le miro con la ceja ligeramente arqueada. - ¿sus verdaderos motivos? La verdad, es que no lo se, observo y comprendo. Pero tu eres un enigma. No se que veo en ti.- Era intuitivo, meramente, el no tenia esos dones dados por la sangre que condenaba a vivir eternamente. Lo que era mas, a pesar de sus variadas experiencias, y que vivía con uno, jamás había notado la intromisión de alguno de ellos. Sentido aquellos dones en carne propia. Y lo llenaba de curiosidad. Si, tal vez una enferma y extraña, pero curiosidad al fin.
Jérémie sonrió. Vaya, así que no había podido ver mucho dentro de el. Tal vez no era solo que de alguna manera, su sangre cambiante actuara de manera defensiva en un modo automático. Tal vez, no había nada que ver. Quizás, su alma en ese preciso momento, era un desierto. Ante la pronunciada reverencia, el minino no hizo mas que un leve gesto con la cabeza. Estaba demasiado absorto en los matices de la voz ajena. Y no quería que se fuera, ¿Por qué? Solo dios y el diablo lo sabían. Pero no podía retenerlo. ¿O si?
Lo observo alejarse un poco, en silencio, mientras se abrazaba a si mismo de manera inconsciente. El caminante nocturno se iba, como el viento que solo jugaba con sus cabellos.
Me estoy ahogando en la tristeza,
Cayendo muy bajo,
Siento que no hay ninguna salida,
¿Hay alguien ahí? ¿Dónde estoy?
Locura y soledad
Arráncame mi corazón herido…
Cayendo muy bajo,
Siento que no hay ninguna salida,
¿Hay alguien ahí? ¿Dónde estoy?
Locura y soledad
Arráncame mi corazón herido…
Pero no podía decirle eso. -¿Que cosa has dicho? Cállate, tu no sabes nada. Estas equivocado, yo no necesito nada. -Susurro, con tono duro, arrugando el entrecejo, al igual que sus labios, ligeramente. Se sentía desnudo. En las palabras del otro, encontraba cierta verdad. El otro sabia. El desconocido, había visto sus ansias por ser libre. Pero a cambio le ofrecía dolor. Solo un ser sin nada que perder, aceptaría tal cosa, y el no… Pero aquel hombre, bien podría ser lo que estaba buscando, en realidad. ¿Qué podía ofrecerle? ¿Cómo pagarle? Consecuencias, si, las había por cada decisión tomada, y el no sabia si decir lo que en verdad sentía, o seguir haciéndose el fuerte.
Mas no se iba y parecía realmente esperar una respuesta de verdad. ¿tan mal miente?
Tengo que encontrar un camino que me saque de aquí.
Gritando sin voz,
Llamándome desde el interior de mi corazón,
Gritando sin voz
Ahora es el momento en el que tengo que hablar en voz alta…
Gritando sin voz,
Llamándome desde el interior de mi corazón,
Gritando sin voz
Ahora es el momento en el que tengo que hablar en voz alta…
Agacho su rostro, en dirección a la figura ajena. Su cabello cayo con gracia sobre su rostro, mas no le impedían ver aquella piel clara, una piel que era un punto luminoso, en aquel sombrío lugar. Solo quizás, después de todo, en verdad, aquel hombre, fuera aquella luz, que había logrado llamar con apenas un susurro en medio de un sueño que se difuminaba.
-¿Que es estar vivo? ¿Tu lo sabes?-
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Fallout {Benvolio}
Atendí como me mandaba callar. ¡Pardiez! No sabía con quien estaba intrigando. No, no lo sabía. Vi como aquella piltrafa se envolvía a sí mismo, viendo como el viento le mimaba los cabellos de querubín que caían en cascada sobre aquel grácil rostro de leche. Preguntó sobre la vida, yo ladee el rostro intentando asimilar aquella pregunta, intentando pensar en que si de verdad yo sabía aquella respuesta- Sentirse vivo....es...lo contrario a estar muerto...como lo está usted ahora...-Eleve mis rodillas para situarme rígido y pesadamente me acerque a un árbol para afirmar mi espalda, mirarlo más de cerca-La vida y la muerte son, en terminante, dos caras de la propia fortuna. La preexistencia humana implica la figura de ambas, tantos secretos ocultos en los límites del tiempo, dentro del baúl que hay bajo la cama, ves que guardaste aquello que en realidad te dio la vida, esos buenos repasos son solo recuerdos transitorios que parecen extinguirse con el tiempo. Pasan los meses como si fueran suspiros habituales. Yo ya he olvidado aquellos días en los que me sentía vivo al lado de mi espada, luchando...-baje el rostro pues me estaba haciendo recordar a mí mismo.
Aquellos rostros llenos de sangre y sudor, que por los campos de batalla solía batallar sin descanso, al lado de valerosos guerreros que daban su vida por la lucha, estuviera haciendo calor, lluvia o incluso tormenta. El temporal nunca nos fue un inconveniente, es más siempre luchábamos con un temporal mediocre. No quería seguir ahí, ese tipo me deprimía mucho, pero ¿Qué iba a hacer yo? ¿Adónde iba a ir para desahogarme?
En realidad creí estar en algún paseo con la soledad, ya no hablo más del pasado, de aquellos días que se tornaban con bastantes recuerdos amargos-Escucha....-me acerque un poco más, a ver qué pasaba-Si quieres saber lo que es estar vivo, vete a un precipicio, y tírate, a ver si sientes esa adrenalina crecer en ti....-me acerque, me daba igual los modales, pero me quede sobre él, atrapándole entre aquel pequeño tronco en el cual estaba sentado, pensando sus melancolías que se guardaba para sí mismo.
-Si te gusta ir por ahí, diciendo que vas en las sombras... ¿Por qué no me dejas eso a mí, mientras tu andas consumiéndote la cabeza con pensamientos absurdos?-de algún modo me tropecé en una postura muy “sugerente” por encima de él. Exacto, así debía ser, él debajo de mí, yo era superior, tenia eternidad y poder, pero con ello tenía que vivir pese a lo que hiciera en todos mis pasos entretanto mi dilatada vida. No creo que sea correcto el pensar en que todo se había acabado. Pensé que cuando estaba con Marie, aquella vida lejos de la espada podrían ser los mejores en adelante, pero las cosas cambiaron a parecer y todo se torno en sombras, pensé que todo...pudiera cambiar a mejor, pero no fue así. En cambio, la oscuridad atrapo parte de mi cuerpo, envolviéndolo en un gélido toque que elimino la calidez de mi cuerpo sustituyéndola por frio e impasividad.
Miraba al muchacho, hombre, varón en aquella mirada fría que parecía asustada sobre la mía. ¿Él estaba asustado? Yo era el asustado. Yo siempre ando asustado entre los imbéciles poetas eternos que van escribiendo líneas en cursiva para que sean copiados por los eternos pasos falsos de cualquier ser viviente. ¿Dónde me había metido? Me separe enseguida de aquel individuo y me apoye contra el árbol, dándole la espalda. ¿Qué había dicho? ¿Qué había hecho?
Aquellos rostros llenos de sangre y sudor, que por los campos de batalla solía batallar sin descanso, al lado de valerosos guerreros que daban su vida por la lucha, estuviera haciendo calor, lluvia o incluso tormenta. El temporal nunca nos fue un inconveniente, es más siempre luchábamos con un temporal mediocre. No quería seguir ahí, ese tipo me deprimía mucho, pero ¿Qué iba a hacer yo? ¿Adónde iba a ir para desahogarme?
En realidad creí estar en algún paseo con la soledad, ya no hablo más del pasado, de aquellos días que se tornaban con bastantes recuerdos amargos-Escucha....-me acerque un poco más, a ver qué pasaba-Si quieres saber lo que es estar vivo, vete a un precipicio, y tírate, a ver si sientes esa adrenalina crecer en ti....-me acerque, me daba igual los modales, pero me quede sobre él, atrapándole entre aquel pequeño tronco en el cual estaba sentado, pensando sus melancolías que se guardaba para sí mismo.
-Si te gusta ir por ahí, diciendo que vas en las sombras... ¿Por qué no me dejas eso a mí, mientras tu andas consumiéndote la cabeza con pensamientos absurdos?-de algún modo me tropecé en una postura muy “sugerente” por encima de él. Exacto, así debía ser, él debajo de mí, yo era superior, tenia eternidad y poder, pero con ello tenía que vivir pese a lo que hiciera en todos mis pasos entretanto mi dilatada vida. No creo que sea correcto el pensar en que todo se había acabado. Pensé que cuando estaba con Marie, aquella vida lejos de la espada podrían ser los mejores en adelante, pero las cosas cambiaron a parecer y todo se torno en sombras, pensé que todo...pudiera cambiar a mejor, pero no fue así. En cambio, la oscuridad atrapo parte de mi cuerpo, envolviéndolo en un gélido toque que elimino la calidez de mi cuerpo sustituyéndola por frio e impasividad.
Miraba al muchacho, hombre, varón en aquella mirada fría que parecía asustada sobre la mía. ¿Él estaba asustado? Yo era el asustado. Yo siempre ando asustado entre los imbéciles poetas eternos que van escribiendo líneas en cursiva para que sean copiados por los eternos pasos falsos de cualquier ser viviente. ¿Dónde me había metido? Me separe enseguida de aquel individuo y me apoye contra el árbol, dándole la espalda. ¿Qué había dicho? ¿Qué había hecho?
Última edición por Benvolio D'Argouges el Dom Dic 18, 2011 10:16 am, editado 1 vez
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Fallout {Benvolio}
Louis paso saliva. Apenas era capaz de notar que el otro sin duda representaba un peligro para el. Con su esbelto cuerpo de mármol. Ladeo su cabeza, sin embargo, con una mirada escéptica brillando en sus pupilas herencia paterna. ¿Qué te dicen mis ojos de muñeco, querido? La respuesta a esa muda pregunta, no se hizo esperar en la frase que salio de aquellos labios. Intento el joven cambiaformas, pronto, rebatir tal cosa, pero de su garganta, nada salio, un mudo “yo no…” sin voz. ¿en verdad el estaba muerto? ¡Y se lo decía un vampiro!
Ah, pero en sus palabras podia ver que no se equivocaba en su extraña afición por ellos. En que les tenia, si admiración. A Louis le fascinaba la idea de que esos seres le contaran mil y un historias pasadas. Como un niño, que quiere escuchar de la voz materna una nana que cuenta batallas de tiempos perdidos. Y el, ahora, no lo deseaba lejos. Por que el neko tenía sus orejas atentas, y había escuchado algo mas que verdad, había escuchado el asomo de un recuerdo. Y los recuerdos, son tesoros de las personas. Valioso, aunque el que los posee no lo crea de esta manera.
Con los brazos al pecho, seguía sus movimientos, sin mudar una expresión defensiva, de aquel que pone su mascara de orgullo, para no verse descubierto por sus congéneres. Para que no vean que es un cachorrillo asustado, del mundo, pero más de si mismo, por que el peso de cada palabra, es infinito, y se encajan en su pecho. La verdad siempre duele.
Cuando el vampiro se acerco, el joven en automático, se removió un poco atrás, no por cobarde, no con la intención de huir. ¿Posición de ataque? No del todo…
Y su aliento se sintió más cercano. No necesitaba arrojarse por ningún lado. Por que con ese simple movimiento, la adrenalina, aquella bendita droga del propio cuerpo, se disparo. ¿Qué planeaba hacerle? ¿Por que se había acercado de esa manera? ¿Era una provocación? Contuvo el aliento.
Un nuevo golpe bajo, bien dado. Le estaba cantando sus verdades, y eso le provocaba variadas emociones. Tenia ganas de echarse a llorar. Pero también de tomarlo por el cuello de la chaqueta y golpearlo. Lo miro casi con pánico. ¡Que demonios le sucedía!
De un momento a otro, por la mas extraña designación de los cielos, el otro cayo un poco sobre suyo. Y ese roce lo hizo estremecerse, en contra de su voluntad, o no? El gato no podía dejar de admitir, que el otro era bastante guapo. Con ese aire salvaje, que lo intrigaba…
Ah! Pero alli iba, en un arranque se levanta, mientras sus miradas se cruzan. Y el tiene la mente en blanco. Demasiado perdido en ese espacio brillante. Con el ceño fruncido, va tras el, y lo toma del brazo, fuerte, lo mas que le permite su propia naturaleza pacifica. -¿Absurdo? Tu no sabes nada de mi. ¿Cómo puedes decirme eso? Parece que nunca hubieras sido humano. ¿O acaso, eres del tipo que ya se cree semi-dios?- dijo en un tono mordaz que no usaba casi nunca. No sabia por que, pero deseaba tentar su suerte con aquel hombre. ¿Era ese desconocido de ojos verdes, casi grises, aquel precipicio, que el mismo, había mencionado?
Si, si lo era. Había que ser un completo idiota, para no verlo.
-Me intrigas…. - susurro, cortando la distancia. Que el de cabellos castaños supiera, que el también podía correr esos riesgos, que el también era capaz de faltar a la norma del decoro del espacio personal, o como diablos se llamase, proteger tu burbuja de seguridad -¿Ahora tienes miedo? ¿Temes ver un ángel de muerte en las pupilas de hielo que mi padre me dio? -- sonrió de medio lado, serio, con un brillo diferente, menos dulce, menos amable, en aquellas pupilas avellana. Mucho más fieras -Vaya, quien diría que me toparía con alguien como tu en este lugar… - una falsa seguridad, daba sabor a aquellas palabra que de su boca salían. Solo era una obra mas.
Ah, pero en sus palabras podia ver que no se equivocaba en su extraña afición por ellos. En que les tenia, si admiración. A Louis le fascinaba la idea de que esos seres le contaran mil y un historias pasadas. Como un niño, que quiere escuchar de la voz materna una nana que cuenta batallas de tiempos perdidos. Y el, ahora, no lo deseaba lejos. Por que el neko tenía sus orejas atentas, y había escuchado algo mas que verdad, había escuchado el asomo de un recuerdo. Y los recuerdos, son tesoros de las personas. Valioso, aunque el que los posee no lo crea de esta manera.
Con los brazos al pecho, seguía sus movimientos, sin mudar una expresión defensiva, de aquel que pone su mascara de orgullo, para no verse descubierto por sus congéneres. Para que no vean que es un cachorrillo asustado, del mundo, pero más de si mismo, por que el peso de cada palabra, es infinito, y se encajan en su pecho. La verdad siempre duele.
Cuando el vampiro se acerco, el joven en automático, se removió un poco atrás, no por cobarde, no con la intención de huir. ¿Posición de ataque? No del todo…
…¿Es que estas soñando con los ojos abiertos?
La realidad viene de tu sensibilidad
Construye tu mente con aquellos pensamientos que no cambian con la transformación
Ponte de pie con tus propios pies.
Lo vez…? Reconoces el dolor, y cantas para protegerlo…
La realidad viene de tu sensibilidad
Construye tu mente con aquellos pensamientos que no cambian con la transformación
Ponte de pie con tus propios pies.
Lo vez…? Reconoces el dolor, y cantas para protegerlo…
Y su aliento se sintió más cercano. No necesitaba arrojarse por ningún lado. Por que con ese simple movimiento, la adrenalina, aquella bendita droga del propio cuerpo, se disparo. ¿Qué planeaba hacerle? ¿Por que se había acercado de esa manera? ¿Era una provocación? Contuvo el aliento.
Un nuevo golpe bajo, bien dado. Le estaba cantando sus verdades, y eso le provocaba variadas emociones. Tenia ganas de echarse a llorar. Pero también de tomarlo por el cuello de la chaqueta y golpearlo. Lo miro casi con pánico. ¡Que demonios le sucedía!
De un momento a otro, por la mas extraña designación de los cielos, el otro cayo un poco sobre suyo. Y ese roce lo hizo estremecerse, en contra de su voluntad, o no? El gato no podía dejar de admitir, que el otro era bastante guapo. Con ese aire salvaje, que lo intrigaba…
Ah! Pero alli iba, en un arranque se levanta, mientras sus miradas se cruzan. Y el tiene la mente en blanco. Demasiado perdido en ese espacio brillante. Con el ceño fruncido, va tras el, y lo toma del brazo, fuerte, lo mas que le permite su propia naturaleza pacifica. -¿Absurdo? Tu no sabes nada de mi. ¿Cómo puedes decirme eso? Parece que nunca hubieras sido humano. ¿O acaso, eres del tipo que ya se cree semi-dios?- dijo en un tono mordaz que no usaba casi nunca. No sabia por que, pero deseaba tentar su suerte con aquel hombre. ¿Era ese desconocido de ojos verdes, casi grises, aquel precipicio, que el mismo, había mencionado?
Si, si lo era. Había que ser un completo idiota, para no verlo.
-Me intrigas…. - susurro, cortando la distancia. Que el de cabellos castaños supiera, que el también podía correr esos riesgos, que el también era capaz de faltar a la norma del decoro del espacio personal, o como diablos se llamase, proteger tu burbuja de seguridad -¿Ahora tienes miedo? ¿Temes ver un ángel de muerte en las pupilas de hielo que mi padre me dio? -- sonrió de medio lado, serio, con un brillo diferente, menos dulce, menos amable, en aquellas pupilas avellana. Mucho más fieras -Vaya, quien diría que me toparía con alguien como tu en este lugar… - una falsa seguridad, daba sabor a aquellas palabra que de su boca salían. Solo era una obra mas.
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Fallout {Benvolio}
¿Pero qué...? Apreté los puños sobre sí mismos-¡BASTA!-Me di la vuelta hasta cruzar mis orbes verdes con la mirada límpida de aquel querubín. El querubín que osaba decirme palabras atrevidas con un aspecto mordaz, inexperto y que si dejaba a mi mente funcionar, tentaba la suerte al demonio, pero no supe qué quiso decir con aquello de la intriga, ah sí, la falsedad con su cercanía que postro ante mi después de una pregunta sobre el miedo. El miedo que le haría temblar si seguía sonriendo con aquella cara que intentaba ser la máscara de alguien inseguro. Su cercanía rozaba el límite de mi espacio personal, le eche hacia atrás para que viera que mi incomodidad era notoria, apenas le conocía, estaba en realidad tirando la casa por la ventana en cuanto intentaba acercarse a mí. ¿Desde cuándo se había convertido él en quien llevaba los pantalones? Grita Benvolio sobre todos tus miedos, sobre todos estos años de fiestas y regocijos que en parte suele ofrecer la eternidad. Ríe bebe, canta, celebra que ahora eres joven para toda...tu vida.
Yo ya morí, mas no dolor podría sentir que el cantar de las agujas del reloj de latón que retorcía mis recuerdos entre mas polvo, mas polvo y mas polvo. Sentí humedad en los delgados dedos de la muerte, aquellos que en mis últimos segundos de puro éxtasis envenenado, recorrían mi cuerpo dejándolo sin vida para darle una nueva oportunidad en las sombras. Ya tiempo atrás no dominaba mis silenciosos pasos, ahora estaba puesto sobre aquel tronco de madera el cual el necesitado de rubios cabellos había estado sentado, merodeando entre penas varias. El silencio, entendí que por ello muchas voces acallaban para dar paso a mucho mas silencio. En cualquier caso comenzaba a sentirme animado en presencia de esa persona, de quién me había cogido del brazo. No, otra vez no. No quería volver a sufrir, pero en realidad, era algo...era algo...no sabía cómo era el sentimiento, que me estaba pasando...negué pensando en que no sabía lo que me estaba pasando.
Hubo un vínculo entre ambos.
Se rompió.
Le grite al cielo por qué no me dabas
otra oportunidad, pero un no escuché.
Mi verdadera alma te la llevaste,
la hiciste añicos con tu desprecio,
como a una marioneta le quitaste los
hilos de la vida
Mi corazón está podrido como una fruta escarchada que se fue yendo arrugando por el paso del tiempo. Quería llorar en ese mismo instante, soltar los cálices de los pensamientos del pasado que aguardaban en mi subconsciente, pero que de algún modo los retenía dentro, lejos de liarme con algún momento vergonzoso. En cierto modo quise pensar que todos estos años, he estado esperando en algo que quizás estuviese fuera de mi alcance. El amor es algo efímero. Es algo incondicional que puede darse a una persona a la que amas, pero caes en la trampa de de que no seas correspondido con la misma intensidad de ese amor, puede que esté dividido entre una persona y en ti mismo, pero nunca estaba al cien por cien enfocado en ti.
Era algo curioso que a pesar de dedicar una vida entera a esa persona, esa persona piense en alguien más. Estos pensamientos me hicieron pensar en aquellos pobres ilusos poetas que escriben con el corazón en la mano para sorprender a su bella dama. Todas las mujeres son unas arpías, engatusándote, lentamente entre sus redes de seda, para después comerse tu alma al instante con unas simples lágrimas y finalmente-¡¡¡Aaaaaaaaaaaaghh!!!-No pude aguantar más, por ahora las odiaba, no quería confiar en nadie, ni en hombres ni en mujeres. Levantándome del tronco me fui con pies ligeros a un extremo para coger unas ramas caídas en el fungo para después lanzarlas a donde quiera que les lleve el viento. Comenzaba a hartarme de viejas historias de abuelas, del amor-¡Y DE CUENTOS FELICES QUE DESPUES ACABAN MAL!-Había gritado de más, dejando parte de mis pensamientos libres, desahogándose sin haberles dejado libertad. Estas locuciones atrapadas, se escaparon para expresarse por sí libres y desoladas. Me había pasado. Yo solo quería el perdón que me correspondía, ser amado y vivir en paz. Que eso a la que muchos condenados aspiran, pero desisten en encontrarlo.
Yo ya morí, mas no dolor podría sentir que el cantar de las agujas del reloj de latón que retorcía mis recuerdos entre mas polvo, mas polvo y mas polvo. Sentí humedad en los delgados dedos de la muerte, aquellos que en mis últimos segundos de puro éxtasis envenenado, recorrían mi cuerpo dejándolo sin vida para darle una nueva oportunidad en las sombras. Ya tiempo atrás no dominaba mis silenciosos pasos, ahora estaba puesto sobre aquel tronco de madera el cual el necesitado de rubios cabellos había estado sentado, merodeando entre penas varias. El silencio, entendí que por ello muchas voces acallaban para dar paso a mucho mas silencio. En cualquier caso comenzaba a sentirme animado en presencia de esa persona, de quién me había cogido del brazo. No, otra vez no. No quería volver a sufrir, pero en realidad, era algo...era algo...no sabía cómo era el sentimiento, que me estaba pasando...negué pensando en que no sabía lo que me estaba pasando.
Hubo un vínculo entre ambos.
Se rompió.
Le grite al cielo por qué no me dabas
otra oportunidad, pero un no escuché.
Mi verdadera alma te la llevaste,
la hiciste añicos con tu desprecio,
como a una marioneta le quitaste los
hilos de la vida
Mi corazón está podrido como una fruta escarchada que se fue yendo arrugando por el paso del tiempo. Quería llorar en ese mismo instante, soltar los cálices de los pensamientos del pasado que aguardaban en mi subconsciente, pero que de algún modo los retenía dentro, lejos de liarme con algún momento vergonzoso. En cierto modo quise pensar que todos estos años, he estado esperando en algo que quizás estuviese fuera de mi alcance. El amor es algo efímero. Es algo incondicional que puede darse a una persona a la que amas, pero caes en la trampa de de que no seas correspondido con la misma intensidad de ese amor, puede que esté dividido entre una persona y en ti mismo, pero nunca estaba al cien por cien enfocado en ti.
El halito de tus caricias me embriaga.
Crecen a pesar de los vientos salvajes,
que cantan soledades en penurias,
crecen a pesar del olvido existente.
Crecen a pesar de los vientos salvajes,
que cantan soledades en penurias,
crecen a pesar del olvido existente.
Era algo curioso que a pesar de dedicar una vida entera a esa persona, esa persona piense en alguien más. Estos pensamientos me hicieron pensar en aquellos pobres ilusos poetas que escriben con el corazón en la mano para sorprender a su bella dama. Todas las mujeres son unas arpías, engatusándote, lentamente entre sus redes de seda, para después comerse tu alma al instante con unas simples lágrimas y finalmente-¡¡¡Aaaaaaaaaaaaghh!!!-No pude aguantar más, por ahora las odiaba, no quería confiar en nadie, ni en hombres ni en mujeres. Levantándome del tronco me fui con pies ligeros a un extremo para coger unas ramas caídas en el fungo para después lanzarlas a donde quiera que les lleve el viento. Comenzaba a hartarme de viejas historias de abuelas, del amor-¡Y DE CUENTOS FELICES QUE DESPUES ACABAN MAL!-Había gritado de más, dejando parte de mis pensamientos libres, desahogándose sin haberles dejado libertad. Estas locuciones atrapadas, se escaparon para expresarse por sí libres y desoladas. Me había pasado. Yo solo quería el perdón que me correspondía, ser amado y vivir en paz. Que eso a la que muchos condenados aspiran, pero desisten en encontrarlo.
Con vivacidad coge una mímica,
ríete de la eternidad, embrómate, proponle
los días crápulas que puedes llegar a redimir
El guardián tembló, y la palidez lo sobrecogió;
Mientras el fantasma buscaba su sombría mortaja,
Cuando al final (ahora nada puede salvarlo)
En un diente de hierro fue capturado,
Cuando el luctuoso brillo de la luna se apagaba,
Cuando sonoro estalló el trueno de la campana,
Desvaneciendo el esqueleto, deshecho en migajas.
ríete de la eternidad, embrómate, proponle
los días crápulas que puedes llegar a redimir
El guardián tembló, y la palidez lo sobrecogió;
Mientras el fantasma buscaba su sombría mortaja,
Cuando al final (ahora nada puede salvarlo)
En un diente de hierro fue capturado,
Cuando el luctuoso brillo de la luna se apagaba,
Cuando sonoro estalló el trueno de la campana,
Desvaneciendo el esqueleto, deshecho en migajas.
Rasque el puente de mi nariz. Mire al extraño y le me arriesgué con la única persona que no huía de mí.
-Benvolio...Benvolio D’Argouges....
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Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Fallout {Benvolio}
Si, si, tienta a la suerte. Pequeño minino que hoy lanza zarpazos, y al momento siguiente, con una sola elevación de voz, das un paso atrás, agazapado, cubierto del torbellino que pueden generar tus acciones. Tu corazon late aprisa, por que no sabes, que te sucede. No sabes que acontece en el otro. Pero mientras lo mira perder la cabeza- o asi le parece- Se da cuenta de lo atractiva de aquel perfil. De la fuerza salvaje que corre por esas venas. Si, vuelve a tocarlo, para apartarlo. Y le gusta como lo ha hecho.
Por que es solo como si le molestara el contacto. No es como si fuese a darle una golpiza, como la que recibiera el otro dia por una completa estupidez. De eso solo le quedaban un par de costillas resentidas. De haber sido plenamente humano, quizás ni siquiera estaria alli de pie delante de aquel hombre con piel de alabastro. Centellante. Ardiente. Louis queria quemarse…
Si, al desconocido le ponia mal tenerlo cerca. Pero Louis era asi. Del tipo que es demasiado curioso. Del que se acerca a pesar de las señales de cuidado. ¿Acaso no tenia apego a la vida? ¿Acaso no tenia a alguien que le esperaba en casa? De nuevo. Dudas. Caminos que se entrecruzan y callejones sin salida.
Lo miro, serio, con una mascara inexpresiva, mientras los colores pugnaban por salir, atrapados dentro de si mismo. ¿Por qué no se alejaba simplemente? Por que estaba intrigado. Y la necesidad de no sentirse solo esa noche, le hacian querer permanecer ante ese interlocutor sin nombre. Habia prometido a Imre ser un hombre. Ser fuerte para poder cuidarlo, protegerlo y ¿amarlo? Como era debido. Pero… fracasaba estrepitosamente. No podia cuidarlo, por que el mismo no se tenia aprecio, lo cual estaba reflejado en sus ansias de sentir ese vértigo, esa ansiedad en el estomago. Coquetear con el mas allá.
El joven cambiante, dio un paso atrás, topando su espalda con una de los arboles vecinos. La cosa de estar en lugar como aquel, era que la vegetación en zonas es cerrada. Ayudando a la maldita humedad que tenia su frente con pequeñas gotas de sudor. La parte baja de su camisa… tambien. La caminada, ¿o las acciones de aquel vampiro? Parecia un loco. Pero dentro de estos hay clases. Y el… ¿Cuál era la causa de esa demencia? Y entonces, esa frase. Su corazon se encogio por el tono, la forma en que esa frase habia pasado por la garganta de aquel hombre, como si el mismo, la hubiera gritado. Y quizas en las noches de soledad y deseos de muerte que pasara en el suelo de su casa, aquel suelo de madera que lo habia abrazado, mientras se negaba a comer, mientras era asechado por pesadillas aun sin dormir. Cuando el alcohol fue lo unico que lo mantuvo vivo, lo habia hecho.
No recordaba mucho. Sus ojos ardian y su corazon estaba hecho añicos en esa misma habitación. El comprendia el dolor de la separacion. El dolor de quedarse solo, creyendo que no habian historias felices. El mismo maldijo, por que no tuvo un final feliz después del primer beso.
El de largos cabellos cobrizos, parecia tranquilizarse, o al menos, eso aparentaba. Y no fue mas un desconocido, pues de sus labios, tras ese arranque de ira, broto un nombre. Un nombre hermoso, tenia que decirlo, le gustaba como sonaba. Ansiaba repetirlo en voz alta, saborearlo con exquisitez. Pero habia lazos que le impedian un deseo que no se arevia a dejar salir. Por que tenia que protegerlo. Empezando, por su misma felina persona.
El cambiante se acerco, si, de nuevo, temerario, extendiendo su mano, para rozar esa mejilla con la punta de sus dedos. Y le sonrio.
- Que bonito el nombre del angel que cae en medio de este lugar tan poco elegante. ¿Cómo quieres que me llame? Puedes darme el apelativo que desees. No importa. Mi madre me puso Louis, Louis Bouquet-
Por que es solo como si le molestara el contacto. No es como si fuese a darle una golpiza, como la que recibiera el otro dia por una completa estupidez. De eso solo le quedaban un par de costillas resentidas. De haber sido plenamente humano, quizás ni siquiera estaria alli de pie delante de aquel hombre con piel de alabastro. Centellante. Ardiente. Louis queria quemarse…
Si, al desconocido le ponia mal tenerlo cerca. Pero Louis era asi. Del tipo que es demasiado curioso. Del que se acerca a pesar de las señales de cuidado. ¿Acaso no tenia apego a la vida? ¿Acaso no tenia a alguien que le esperaba en casa? De nuevo. Dudas. Caminos que se entrecruzan y callejones sin salida.
Lo miro, serio, con una mascara inexpresiva, mientras los colores pugnaban por salir, atrapados dentro de si mismo. ¿Por qué no se alejaba simplemente? Por que estaba intrigado. Y la necesidad de no sentirse solo esa noche, le hacian querer permanecer ante ese interlocutor sin nombre. Habia prometido a Imre ser un hombre. Ser fuerte para poder cuidarlo, protegerlo y ¿amarlo? Como era debido. Pero… fracasaba estrepitosamente. No podia cuidarlo, por que el mismo no se tenia aprecio, lo cual estaba reflejado en sus ansias de sentir ese vértigo, esa ansiedad en el estomago. Coquetear con el mas allá.
El joven cambiante, dio un paso atrás, topando su espalda con una de los arboles vecinos. La cosa de estar en lugar como aquel, era que la vegetación en zonas es cerrada. Ayudando a la maldita humedad que tenia su frente con pequeñas gotas de sudor. La parte baja de su camisa… tambien. La caminada, ¿o las acciones de aquel vampiro? Parecia un loco. Pero dentro de estos hay clases. Y el… ¿Cuál era la causa de esa demencia? Y entonces, esa frase. Su corazon se encogio por el tono, la forma en que esa frase habia pasado por la garganta de aquel hombre, como si el mismo, la hubiera gritado. Y quizas en las noches de soledad y deseos de muerte que pasara en el suelo de su casa, aquel suelo de madera que lo habia abrazado, mientras se negaba a comer, mientras era asechado por pesadillas aun sin dormir. Cuando el alcohol fue lo unico que lo mantuvo vivo, lo habia hecho.
No recordaba mucho. Sus ojos ardian y su corazon estaba hecho añicos en esa misma habitación. El comprendia el dolor de la separacion. El dolor de quedarse solo, creyendo que no habian historias felices. El mismo maldijo, por que no tuvo un final feliz después del primer beso.
Sonriendo, toque tus mejillas y te dije “mátame”. Las lágrimas se juntan en mis ojos, nublándolos. Y luego desaparecen. Sácame, sácame, ¡sácame de este sueño!...
El de largos cabellos cobrizos, parecia tranquilizarse, o al menos, eso aparentaba. Y no fue mas un desconocido, pues de sus labios, tras ese arranque de ira, broto un nombre. Un nombre hermoso, tenia que decirlo, le gustaba como sonaba. Ansiaba repetirlo en voz alta, saborearlo con exquisitez. Pero habia lazos que le impedian un deseo que no se arevia a dejar salir. Por que tenia que protegerlo. Empezando, por su misma felina persona.
Una luz carmesí desorientada,
en un sueño de una noche al final de verano,
quizás pueda volar lejos y encontrar el amor.
Te miras en el espejo, de tus pesadillas.
Al mirar con los ojos cerrados, ves tus malas costumbres.
Solo estoy acá, emborrachándome de dolor,
en el farol de la playa, junto al sol depresivo.
Locamente comienzo a cantar el nombre de alguien.
Que adorable, en este mundo de sueños,
Que es donde conoceré el tuyo…
en un sueño de una noche al final de verano,
quizás pueda volar lejos y encontrar el amor.
Te miras en el espejo, de tus pesadillas.
Al mirar con los ojos cerrados, ves tus malas costumbres.
Solo estoy acá, emborrachándome de dolor,
en el farol de la playa, junto al sol depresivo.
Locamente comienzo a cantar el nombre de alguien.
Que adorable, en este mundo de sueños,
Que es donde conoceré el tuyo…
El cambiante se acerco, si, de nuevo, temerario, extendiendo su mano, para rozar esa mejilla con la punta de sus dedos. Y le sonrio.
- Que bonito el nombre del angel que cae en medio de este lugar tan poco elegante. ¿Cómo quieres que me llame? Puedes darme el apelativo que desees. No importa. Mi madre me puso Louis, Louis Bouquet-
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Localización : In the 13Gate (?) Ok no, pero, posiblemente más cerca de lo que esperas
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Re: Fallout {Benvolio}
No había quitado mi contemplación de la de Loui, no por nada del mundo querría relegar de aquellos cabellos claros para después quitarlos de mi mente. La intensidad de la mirada con la que le miraba mientras una sonrisa ladina se asomaba en esos voluminosos labios masculinos, aquel tacto masculino sobre mi mejilla hizo que me entrara nauseas al cuerpo. De un escueto golpe en su mano, se la aparte de mi pálida piel, aparte diantres, sabrá lo que soy, sabrá del depravador del que estoy hecho, del que ahora, por culpa de esto, vago entre las sombras para ser rechazado de nuevo. No sentía apego acerca a aquel presente que me miraba atrevido en la humedad del pantano.
Quería que le llamase con algún apelativo-¡¿Queréis que os nombre con algún apelativo? ¿Eh? ¿Lo queréis?! ¡No más! ¡Que el nombre que vuestra santa matrona os dio! Curioseo por doquier a encontrar algo a lo que aferrarme, palabras sin sentido salen de mis adentros para ¿Qué? Para nada, eso es lo que soy, ¡nada! Tengo el nombre de la nada, soy la nada envestida con una piel muerta, de tonos leche que es cubierta por más y más mascaras que en un baile de salón-Terminé por poner punto final a la frase, por finalizar por poner la guinda del pastel.
Avante todos mis pies movieron en dirección oeste, adentrándome en los rincones de cada hueco de madera, huyendo de tener que dar más evasivas, bueno, no quería ¿Podría dejar de querer alguna vez? El ser correspondido no estaba en mi seno, el jamás ser amado por alguien estaba fuera de mí, era un lujo que pocos podían obtener. Un rumor que alguien echase sobre ti mismo, ya era el desencadenante de suspicacias, miradas bestias de gente ajena a tus espaldas, sin que tú las veas o las escuches al instante. Puedes preguntar a un amigo ¿Qué tal?, el amigo te dirá que esta de maravilla, que desea ser tu amigo por mucho tiempo, que luchara por ti o hasta que la expiración se cruce en su camino, pero en realidad, solo calienta el lecho de su cama con la mujer a la que amas, te roba el dinero para juntar más riqueza mientras tú te hundes en miseria y con una sonrisa miras al frente para decir: “Todo irá bien”
Paré de andar sobre los fungos encontrados por el pantano. No había más camino que perderse para poder encontrar otros distintos, no sabía qué hacer en ese momento, había desconfiado hasta de mi propia seguridad ¿Cómo se hacía eso? Miradas inquietas sobre la oscura madera de los árboles que tristemente parecían bailar en la nada, por si solos con tan solo quedarte mirándolos...uno...dos...tres...bailan y bailan, mueven sus ramitas pequeñitas para abrirlos a la par, como si fuera un bello baile floral. Ya ahora estaba completamente solo. Me caí, deje caer mi cuerpo al suelo, ya me daba igual que me pasara. No podía pasarme nada, era de acero, era un hombre de hojalata, sin corazón el cual se lo habían quitado con apuestas de vudú a escondidas. El ovillo de mi cuerpo seguía formando un perfecto ovalo.
Esperaría quieto en estos lugares, hasta que algún rayo de sol apareciese entre las copas de los árboles. Los tonos azules, rosados, morados, naranjas de los que se teñía el día inconstante, los había olvidado. Quizás, podría recordarlos una vez más, podría estar junto a ella, pero no quería que estuviera presente, la podría hacer daño incluso si obtenía antes el perdón. Ciertos caminos se cerraban, para dejar otros libres. Escoge uno, podría saber que había tras esos caminos, pero algo hacia quedarme donde estaba, ahí, mustio y seco como alguien que perdió la esencia de la vida. ¿De qué servía vivir si apenas podías sentirla dentro de ti? La población del planeta tierra en el que vivimos, ha ido en decadencia hasta alcanzar los límites de la mediocridad, que ya de por sí, no se aceptan los unos a los otros por el mero hecho de ser diferentes, pero yo me preguntaba, donde queda eso de la igualdad.
Antes se luchaba por un país, un hogar o un amor. Ahora ¿Eso sigue en vigor? ¿Dónde ha quedado la filantropía con una dama? ¿Dónde están aquellos vocablos en las que una dama se fundía con tan solo una silaba? ¿Dónde? ¿Dónde estoy? Parece que esta no es mi época, este lugar ya me queda muy grande al dedo.
Frescas como el primer rayo brillante sobre la vela,
convocando a nuestros amigos del inframundo,
triste como el último lamento agónico
que se hunde en el abismo con todo lo que amamos.
tan tristes, tan frescas, como los días que ya no serán.
Quería que le llamase con algún apelativo-¡¿Queréis que os nombre con algún apelativo? ¿Eh? ¿Lo queréis?! ¡No más! ¡Que el nombre que vuestra santa matrona os dio! Curioseo por doquier a encontrar algo a lo que aferrarme, palabras sin sentido salen de mis adentros para ¿Qué? Para nada, eso es lo que soy, ¡nada! Tengo el nombre de la nada, soy la nada envestida con una piel muerta, de tonos leche que es cubierta por más y más mascaras que en un baile de salón-Terminé por poner punto final a la frase, por finalizar por poner la guinda del pastel.
Avante todos mis pies movieron en dirección oeste, adentrándome en los rincones de cada hueco de madera, huyendo de tener que dar más evasivas, bueno, no quería ¿Podría dejar de querer alguna vez? El ser correspondido no estaba en mi seno, el jamás ser amado por alguien estaba fuera de mí, era un lujo que pocos podían obtener. Un rumor que alguien echase sobre ti mismo, ya era el desencadenante de suspicacias, miradas bestias de gente ajena a tus espaldas, sin que tú las veas o las escuches al instante. Puedes preguntar a un amigo ¿Qué tal?, el amigo te dirá que esta de maravilla, que desea ser tu amigo por mucho tiempo, que luchara por ti o hasta que la expiración se cruce en su camino, pero en realidad, solo calienta el lecho de su cama con la mujer a la que amas, te roba el dinero para juntar más riqueza mientras tú te hundes en miseria y con una sonrisa miras al frente para decir: “Todo irá bien”
Paré de andar sobre los fungos encontrados por el pantano. No había más camino que perderse para poder encontrar otros distintos, no sabía qué hacer en ese momento, había desconfiado hasta de mi propia seguridad ¿Cómo se hacía eso? Miradas inquietas sobre la oscura madera de los árboles que tristemente parecían bailar en la nada, por si solos con tan solo quedarte mirándolos...uno...dos...tres...bailan y bailan, mueven sus ramitas pequeñitas para abrirlos a la par, como si fuera un bello baile floral. Ya ahora estaba completamente solo. Me caí, deje caer mi cuerpo al suelo, ya me daba igual que me pasara. No podía pasarme nada, era de acero, era un hombre de hojalata, sin corazón el cual se lo habían quitado con apuestas de vudú a escondidas. El ovillo de mi cuerpo seguía formando un perfecto ovalo.
Solo siento aquella mirada verde,
que con odio supe amar,
para verlos desaparecer,
en el mar de tus pensamientos.
que con odio supe amar,
para verlos desaparecer,
en el mar de tus pensamientos.
Esperaría quieto en estos lugares, hasta que algún rayo de sol apareciese entre las copas de los árboles. Los tonos azules, rosados, morados, naranjas de los que se teñía el día inconstante, los había olvidado. Quizás, podría recordarlos una vez más, podría estar junto a ella, pero no quería que estuviera presente, la podría hacer daño incluso si obtenía antes el perdón. Ciertos caminos se cerraban, para dejar otros libres. Escoge uno, podría saber que había tras esos caminos, pero algo hacia quedarme donde estaba, ahí, mustio y seco como alguien que perdió la esencia de la vida. ¿De qué servía vivir si apenas podías sentirla dentro de ti? La población del planeta tierra en el que vivimos, ha ido en decadencia hasta alcanzar los límites de la mediocridad, que ya de por sí, no se aceptan los unos a los otros por el mero hecho de ser diferentes, pero yo me preguntaba, donde queda eso de la igualdad.
Antes se luchaba por un país, un hogar o un amor. Ahora ¿Eso sigue en vigor? ¿Dónde ha quedado la filantropía con una dama? ¿Dónde están aquellos vocablos en las que una dama se fundía con tan solo una silaba? ¿Dónde? ¿Dónde estoy? Parece que esta no es mi época, este lugar ya me queda muy grande al dedo.
Frescas como el primer rayo brillante sobre la vela,
convocando a nuestros amigos del inframundo,
triste como el último lamento agónico
que se hunde en el abismo con todo lo que amamos.
tan tristes, tan frescas, como los días que ya no serán.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Fallout {Benvolio}
Y fue asi, como la careta de chico rudo y desafiante, sufrio una nueva serie de grietas. Como aquel lago congelado, que al caer una piedra, comienza a cuartearse. Y con el sol, terminan por separarse, quedando flotando un tiempo por el agua del que nacieron esos trocitos de hielo. Louis no soportaba que lo trataran mal. No soportaba los golpes, los desaires. No soportaba que le gritaran, y Benvolio, lo hacia. No solo habia apartado su mano, cuando en un gesto atrevido y curioso, pero con algo de cariño, toco su mejilla.
Miro su mano, como si no diera credito a esa accion. Nadie se negaba al tacto de felino. Eso dolia en el corazon. ¿o en el orgullo del chico japones? Paso saliva, confundido. El otro demandaba su nombre. ¿Y cual era? Ah, si, ese. Con la vista clavada en el suelo, y la mano aun flotando en el aire, intento pronunciar algo. Pero el otro no lo dejaba. ¿Decia que era la nada? ¿Aquel hermoso vampiro? Por que Louis lo supo si quiera antes de tocarlo. El aroma de esos seres, le era sumamente familiar. Estaba en sus venas, por decirlo de alguna manera. El estaba marcado, como propiedad de uno, por que era al unico al que le habia dejado alimentarse de aquel liquido carmesí que daba color a las mejillas apenadas del cambiaformas.
Benvolio no sabia lo que estaba diciendo. Notaba en aquel hombre, soledad, amargura. Dolor. Y le daba un sentimiento enorme. Pero, tambien aquel hombre, podia notarlo sin esfuerzo, era alguien regio. Orgulloso, como le decia aquel golpe que no habia dolido, pero que notaba palpitar. No se percato, en que momento robado al tiempo, se fue aquel hombre, dejandolo solo. Solo el mismo, su cuerpo, y algun murmullo. ¿Lo habia soñado?
No, claro que no. Se sintio mal. La primera vez que intenta ponerse diferente, menos dulce, menos frágil. Menos blanco para un puñal en el corazon, y terminaba haciendo daño. Se sentia peor que basura. Apreto sus puños, y alzo la vista. El aroma de Benvolio, estaba en el aire. Asi que sin pensarlo dos veces, corrio, sin importarle caerse, en su búsqueda. Si, persiguiendo a alguien prácticamente ajeno y extraño.
Cayo una y otra vez, llenando se las mejillas de barro, El cabello. La camisa. La tela de las rodillas. El cabello se pegaba su frente, pero solo queria… decirle algo mas. No podia irse asi. Los pulmones le ardian por el esfuerzo, y las ropas enlodadas le pesaban. Pero… al final dio con el.
Se acerco despacio, hasta quedar bastante cerca. Estaba en el suelo, hecho un ovillo, cual bebe asustado. Y no lo penso. Nunca lo hacia.
Se recosto a su lado, pegandose, pasando un brazo por su cintura, abrazandolo fuerte, su aliento golpeo la nuca, que iba cubierta por aquel cabello tan largo. Con cariño. -No eres la nada. Por que eso no existe. Y tu estas aqui, en este lugar, conmigo, Benvolio. Vives, de una forma, u otra, pero eso haces, eres un guerrero. - Un apretón algo mas fuerte, mientras le hablaba con un tono diferente, apoyandose donde alcanzaba, haciendose un ovillo a su lado, pegado. El vampiro era mucho mas alto.- Louis Jérémie Bouquet, ese es mi nombre, querido.
Miro su mano, como si no diera credito a esa accion. Nadie se negaba al tacto de felino. Eso dolia en el corazon. ¿o en el orgullo del chico japones? Paso saliva, confundido. El otro demandaba su nombre. ¿Y cual era? Ah, si, ese. Con la vista clavada en el suelo, y la mano aun flotando en el aire, intento pronunciar algo. Pero el otro no lo dejaba. ¿Decia que era la nada? ¿Aquel hermoso vampiro? Por que Louis lo supo si quiera antes de tocarlo. El aroma de esos seres, le era sumamente familiar. Estaba en sus venas, por decirlo de alguna manera. El estaba marcado, como propiedad de uno, por que era al unico al que le habia dejado alimentarse de aquel liquido carmesí que daba color a las mejillas apenadas del cambiaformas.
Benvolio no sabia lo que estaba diciendo. Notaba en aquel hombre, soledad, amargura. Dolor. Y le daba un sentimiento enorme. Pero, tambien aquel hombre, podia notarlo sin esfuerzo, era alguien regio. Orgulloso, como le decia aquel golpe que no habia dolido, pero que notaba palpitar. No se percato, en que momento robado al tiempo, se fue aquel hombre, dejandolo solo. Solo el mismo, su cuerpo, y algun murmullo. ¿Lo habia soñado?
No, claro que no. Se sintio mal. La primera vez que intenta ponerse diferente, menos dulce, menos frágil. Menos blanco para un puñal en el corazon, y terminaba haciendo daño. Se sentia peor que basura. Apreto sus puños, y alzo la vista. El aroma de Benvolio, estaba en el aire. Asi que sin pensarlo dos veces, corrio, sin importarle caerse, en su búsqueda. Si, persiguiendo a alguien prácticamente ajeno y extraño.
Cayo una y otra vez, llenando se las mejillas de barro, El cabello. La camisa. La tela de las rodillas. El cabello se pegaba su frente, pero solo queria… decirle algo mas. No podia irse asi. Los pulmones le ardian por el esfuerzo, y las ropas enlodadas le pesaban. Pero… al final dio con el.
Se acerco despacio, hasta quedar bastante cerca. Estaba en el suelo, hecho un ovillo, cual bebe asustado. Y no lo penso. Nunca lo hacia.
Se recosto a su lado, pegandose, pasando un brazo por su cintura, abrazandolo fuerte, su aliento golpeo la nuca, que iba cubierta por aquel cabello tan largo. Con cariño. -No eres la nada. Por que eso no existe. Y tu estas aqui, en este lugar, conmigo, Benvolio. Vives, de una forma, u otra, pero eso haces, eres un guerrero. - Un apretón algo mas fuerte, mientras le hablaba con un tono diferente, apoyandose donde alcanzaba, haciendose un ovillo a su lado, pegado. El vampiro era mucho mas alto.- Louis Jérémie Bouquet, ese es mi nombre, querido.
Escucha, copo de nieve,
si pudieras pintarnos de blanco hasta nuestros corazones
¿Podríamos haber compartido entonces nuestra soledad?
Presione mi oido contra tu corazón
quiero ir descendiendo despacio,
hasta ese lugar profundo donde nace tu voz,
encontrémonos una vez mas, alli…
si pudieras pintarnos de blanco hasta nuestros corazones
¿Podríamos haber compartido entonces nuestra soledad?
Presione mi oido contra tu corazón
quiero ir descendiendo despacio,
hasta ese lugar profundo donde nace tu voz,
encontrémonos una vez mas, alli…
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Fallout {Benvolio}
Quedándome con la duda de aquellas suaves remilgos. Miré y estaba sucio oculto por barro y mas lodo que cubrían con confianza toda la luz que había visto en Louis. El me dijo su nombre, yo le dije el mío. Ahora no éramos desconocidos, sino un poco conocidos. Se acurrucaba a mi lado para imitar mi soledad, posiblemente algo de lo que me había rodeado durante mucho, mucho tiempo atrás. ¿Habría llegado mi hora de estar con alguien mejor que Marie? Para ella, lo era todo. A pesar de haberla olvidado -¿Me...Mejor?-comenzaba a jadear por un repentino roce del ronroneo que emitió Louis a mi lado. Marie la había borrado de mi mente, pero parte de ella, permanecía persistente en mi corazón.
No sabía cómo poder quitármela de en medio. ¿Quizás con un par de bofetadas sobre mi rostro para ir a mejor? O ¿simplemente escapando de la vida, ofreciendo mi cuerpo al dios de la luz y del día? –Un guerrero no huye de su destino...y yo si lo he hecho...-baje la mirada por las pocas ganas de enfrentar la mirada celeste de Louis, aquella ventana que podría estar hablándome con la verdad y la que yo evadía con facilidad-...y ¿Qué más? Di algo que no sepa ya...-mire hacia delante y giré finalmente para mirar la cara de Louis, aquel que parecía un ángel sacado de los cuentos de hadas.
Tu mirada azul me erizaba el cuero cabelludo
Me ponía nervioso mirarte y quería tocarte,
pero el aroma del compañerismo te noté.
Con la eternidad de la soledad, fui temido
y temido soy ahora.
No quería hacerlo. De nuevo una pulsación en mis venas muertas aparecía cuando miraba aquellos ojos celestes que ahora no sabía que me transmitían-No me mires así, pues me incitas a hacer algo erróneo que podría causarnos problemas...-miraba con atención cada poro, cada centímetro de piel de leche que estaba cubierto por unas ropas ahora manchadas de barro-¿Por qué...?-mi mano quería tocarlo, ahora mi dedo índice le acariciaba el rostro, lentamente por su mejilla suave como el terciopelo bajaba hasta posarse sobre la curva de su cuello. Una sequedad en mis labios aparecía, no comí desde hace tiempo, me lamí los labios para no sentir más la sequedad, pero seguía insistente si no probaba de su cuello-¿Seguiste los pasos hasta encontrarme aquí?...-No obtuve el don de la dominación, pero la ilusión que le mostré sobre la mano recta que poseía, pareció atraerle. Acorde era con las personalidades de la gente, en cambio, una triquiñuela como una bola de lana sobre la mano se posaba sin movimiento.
Aprende a diferenciar lo real de lo que no es real,
puedes equivocarte y cometer alguna indulgencia.
Amor es amor y odio es odio, no se deben confundir.
Yo ahora sentía un poco de amor por ti y odio sentiré
por mi mismo por querer amarte y no ser amado en
vuelta.
Mejor me iba y saldría de aquel lugar oscuro lleno de nieblas y penurias gritando por una libertad no concedida. La bola de lana, la metí dentro de la camisa, mirándolo a los ojos fijamente para después, en esa distracción, rozar con mis manos desnudas parte de su pecho desnudo, con picardía en mis labios y un escueto beso en el cuello de este. Si no quería amar en ese momento, yo jugaría como bufón enjaulado en una fiesta interminable. Le miro, el no sé si me estará mirando, pero si consigo lo que quiero siempre que quiero, mis dedos a su mentón se fueron para que la mano dentro de su camisa le desabrochase dos, tres, cuatro botones y quedase mas suelta y una vista jugosa a mis ojos. Unos milímetros de acercamiento acorte entre ambos, proporcionándole la adrenalina que con gritos me pedía en silencio-Vamos...lo cargas reclamando desde que me percibiste....-mis labios se acercaron a su pecho dándole una lamida corta para mirarlo con juego y una sonrisa abierta-...di no y todo terminara...-Pobre muchacho. Parecía tenerme miedo, no tenia que transmitir aquello. ¿O era un maestro del diablo?
No sabía cómo poder quitármela de en medio. ¿Quizás con un par de bofetadas sobre mi rostro para ir a mejor? O ¿simplemente escapando de la vida, ofreciendo mi cuerpo al dios de la luz y del día? –Un guerrero no huye de su destino...y yo si lo he hecho...-baje la mirada por las pocas ganas de enfrentar la mirada celeste de Louis, aquella ventana que podría estar hablándome con la verdad y la que yo evadía con facilidad-...y ¿Qué más? Di algo que no sepa ya...-mire hacia delante y giré finalmente para mirar la cara de Louis, aquel que parecía un ángel sacado de los cuentos de hadas.
Tu mirada azul me erizaba el cuero cabelludo
Me ponía nervioso mirarte y quería tocarte,
pero el aroma del compañerismo te noté.
Con la eternidad de la soledad, fui temido
y temido soy ahora.
No quería hacerlo. De nuevo una pulsación en mis venas muertas aparecía cuando miraba aquellos ojos celestes que ahora no sabía que me transmitían-No me mires así, pues me incitas a hacer algo erróneo que podría causarnos problemas...-miraba con atención cada poro, cada centímetro de piel de leche que estaba cubierto por unas ropas ahora manchadas de barro-¿Por qué...?-mi mano quería tocarlo, ahora mi dedo índice le acariciaba el rostro, lentamente por su mejilla suave como el terciopelo bajaba hasta posarse sobre la curva de su cuello. Una sequedad en mis labios aparecía, no comí desde hace tiempo, me lamí los labios para no sentir más la sequedad, pero seguía insistente si no probaba de su cuello-¿Seguiste los pasos hasta encontrarme aquí?...-No obtuve el don de la dominación, pero la ilusión que le mostré sobre la mano recta que poseía, pareció atraerle. Acorde era con las personalidades de la gente, en cambio, una triquiñuela como una bola de lana sobre la mano se posaba sin movimiento.
Aprende a diferenciar lo real de lo que no es real,
puedes equivocarte y cometer alguna indulgencia.
Amor es amor y odio es odio, no se deben confundir.
Yo ahora sentía un poco de amor por ti y odio sentiré
por mi mismo por querer amarte y no ser amado en
vuelta.
Mejor me iba y saldría de aquel lugar oscuro lleno de nieblas y penurias gritando por una libertad no concedida. La bola de lana, la metí dentro de la camisa, mirándolo a los ojos fijamente para después, en esa distracción, rozar con mis manos desnudas parte de su pecho desnudo, con picardía en mis labios y un escueto beso en el cuello de este. Si no quería amar en ese momento, yo jugaría como bufón enjaulado en una fiesta interminable. Le miro, el no sé si me estará mirando, pero si consigo lo que quiero siempre que quiero, mis dedos a su mentón se fueron para que la mano dentro de su camisa le desabrochase dos, tres, cuatro botones y quedase mas suelta y una vista jugosa a mis ojos. Unos milímetros de acercamiento acorte entre ambos, proporcionándole la adrenalina que con gritos me pedía en silencio-Vamos...lo cargas reclamando desde que me percibiste....-mis labios se acercaron a su pecho dándole una lamida corta para mirarlo con juego y una sonrisa abierta-...di no y todo terminara...-Pobre muchacho. Parecía tenerme miedo, no tenia que transmitir aquello. ¿O era un maestro del diablo?
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Fallout {Benvolio}
Se mantenia pegado al cuerpo del vampiro. Quizas no fuera lo mas decoroso y sano estar asi. Tan vulnerable, olvidando que aquel hombre era un vampiro. Un cazador sediento de la sangre de sus hermanos los hombres. Si, el mito del vampirismo tenia bases religiosas en muchos lugares, la judeo-cristiana, por ejemplo, y que era lamas extendida, decia que ese era el legado del pecado de Cain, por haber privado de la vida a su hermano Abel. Al menos, algo asi recordaba haber leido. Podria estarse equivocando, era humano. Completamente natural ese tipo de pasajes. Louis suspiro, cuando escucho aquello. Cerro sus ojos. Calmándose, queria que el hombre aquel le entendiera bien. No era la persona mas indicada para ir por la vida dando consejos. No. Pero… no podia al mismo tiempo evitarlo. Una especie de estira y afloja. Una pequeña batalla contra si mismo. ¿Hacer, no hacer, dejar pasar, intervenir? ¿Qué hay a cambio? Satisfacción y bienestar? O quizás, la búsqueda futura de favores. Las personas, en su interior siempre buscan obtener alguna clase de premio por cada acción, buena o mala –en este caso, no es un premio, si no el mas cruel de los castigos, a modo de recompensa. -No has huido, Ben. Solo has tomado caminos diferentes. - murmuro con ese tono que es como una caricia que busca reconfortar, un abrazo mezclado con palabras. Simples, pero salidas desde el interior, con la mejor de las intenciones.
Las pupilas de su interlocutor, se posaron sobre el, que no se movió ni un poco -Puedo decirte muchas cosas. Cierto, muchas de ellas las sabes. Pero, si de verdad creyeras o las pusieras en practica, mi estimado Ben, ¿Puedo llamarte asi, cierto? No estarias en esta situación mucho mas delirante…? Que la mia. -Se detuvo. Esperaba que no le tomara de mala manera las palabras. Que no fuera un niño y tuviera un arrebato como hacia rato. No. Que demostrara ser un hombre maduro. Seguro que todos esos años de vida inmortal, algo podian hacer. Siempre lo hacian. A menos, que el hombre que respondia al nombre de “Ben”, fuera de esa especie de vampiro, a la cual pertenecía su propio amante, Gyula. Ese niño permanecia inalterable. Era lo que sacaba de quicio y lo que mas le atraía, al mismo tiempo. A pesar de llevarle mas de cien años, era aun mas niño que el.
Un estremecimiento, sacudió el cuerpo del asiático, cuando ese dedo lo toco. Cuando las caricias comenzaron de manera inocente, exploratoria, incluso, en su rostro. No habia manera de evitarlo. Sus ojos se entrecerraron. Le fascinaba el tacto helado, de los seres de esa especie. Asintio, levemente. -Si… tu aroma. Lo segui, no fue… f-facil… -Miro con sorpresa, aquel objeto ¿Cómo lo habia hecho? Louis no conocia mucho de los dones de la raza vampirica. Mucho menos, de brujos. Sus encuentros con ellos, se limitaban a pocas personas que se contaban con una mano. Una de ellas, le asechaba aun en sus pesadillas. Y no solo se quedo alli. Ben acerco aquella cosa a su cuerpo. La sintio calida en el pecho, y se relajo. Era… lindo. ¿Por qué lo hacia? ¿buscaba limpiarlo? Penso inocente. Hasta que se dio cuenta, que esa cosa esponjosa, en realidad, no existia. Era el mismo vampiro, quien aprovechaba aquel “conjuro” para tocarlo. Se quedo de una pieza, mientras sentia sus labios gelidos en su cuello. No hizo mas que quedarse alli. Si, estaba asustado. Temia por su vida. Temia que esos colmillos perforaran su piel y robaran su sangre.
Las caricias siguieron, y el solo puedo cerrar los ojos. Ben tenia razon, el queria sentir ese miedo. Pero… no a costa de ello. No podia darle su fisico a otro hombre, mujer o cosa sin definir. Su cuerpo era solo de Imre. Asi se lo habia jurado, aquella noche de su primer encuentro. Pero no podia hablar, no podia moverse y oponer resistencia. Por que no era dueño de sus emociones, de lo que su cuerpo reaccionaba. Aquella lamida, basto para hacerlo soltar un sollozo y ahogar un gemido al mismo instante. -tengo dueño, Ben. Solo puedes tomarme a la fuerza. Pero si llegas a hacerlo, bebe mi sangre hasta la ultima gota. Que no podria vivir, sabiendo que le he faltado. - Contrario a sus deseos, se aferro al pecho de la camisa ajena, temblando como un niño pequeño
Las pupilas de su interlocutor, se posaron sobre el, que no se movió ni un poco -Puedo decirte muchas cosas. Cierto, muchas de ellas las sabes. Pero, si de verdad creyeras o las pusieras en practica, mi estimado Ben, ¿Puedo llamarte asi, cierto? No estarias en esta situación mucho mas delirante…? Que la mia. -Se detuvo. Esperaba que no le tomara de mala manera las palabras. Que no fuera un niño y tuviera un arrebato como hacia rato. No. Que demostrara ser un hombre maduro. Seguro que todos esos años de vida inmortal, algo podian hacer. Siempre lo hacian. A menos, que el hombre que respondia al nombre de “Ben”, fuera de esa especie de vampiro, a la cual pertenecía su propio amante, Gyula. Ese niño permanecia inalterable. Era lo que sacaba de quicio y lo que mas le atraía, al mismo tiempo. A pesar de llevarle mas de cien años, era aun mas niño que el.
Un estremecimiento, sacudió el cuerpo del asiático, cuando ese dedo lo toco. Cuando las caricias comenzaron de manera inocente, exploratoria, incluso, en su rostro. No habia manera de evitarlo. Sus ojos se entrecerraron. Le fascinaba el tacto helado, de los seres de esa especie. Asintio, levemente. -Si… tu aroma. Lo segui, no fue… f-facil… -Miro con sorpresa, aquel objeto ¿Cómo lo habia hecho? Louis no conocia mucho de los dones de la raza vampirica. Mucho menos, de brujos. Sus encuentros con ellos, se limitaban a pocas personas que se contaban con una mano. Una de ellas, le asechaba aun en sus pesadillas. Y no solo se quedo alli. Ben acerco aquella cosa a su cuerpo. La sintio calida en el pecho, y se relajo. Era… lindo. ¿Por qué lo hacia? ¿buscaba limpiarlo? Penso inocente. Hasta que se dio cuenta, que esa cosa esponjosa, en realidad, no existia. Era el mismo vampiro, quien aprovechaba aquel “conjuro” para tocarlo. Se quedo de una pieza, mientras sentia sus labios gelidos en su cuello. No hizo mas que quedarse alli. Si, estaba asustado. Temia por su vida. Temia que esos colmillos perforaran su piel y robaran su sangre.
Las caricias siguieron, y el solo puedo cerrar los ojos. Ben tenia razon, el queria sentir ese miedo. Pero… no a costa de ello. No podia darle su fisico a otro hombre, mujer o cosa sin definir. Su cuerpo era solo de Imre. Asi se lo habia jurado, aquella noche de su primer encuentro. Pero no podia hablar, no podia moverse y oponer resistencia. Por que no era dueño de sus emociones, de lo que su cuerpo reaccionaba. Aquella lamida, basto para hacerlo soltar un sollozo y ahogar un gemido al mismo instante. -tengo dueño, Ben. Solo puedes tomarme a la fuerza. Pero si llegas a hacerlo, bebe mi sangre hasta la ultima gota. Que no podria vivir, sabiendo que le he faltado. - Contrario a sus deseos, se aferro al pecho de la camisa ajena, temblando como un niño pequeño
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Localización : In the 13Gate (?) Ok no, pero, posiblemente más cerca de lo que esperas
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Re: Fallout {Benvolio}
¿Qué fue aquel ruego?
“Tengo dueño, Ben. Solo puedes tomarme a la fuerza..........
¿Iba en broma?
........... la ultima gota. Que no podría vivir, sabiendo que le he faltado...”
“Tengo dueño, Ben. Solo puedes tomarme a la fuerza..........
¿Iba en broma?
........... la ultima gota. Que no podría vivir, sabiendo que le he faltado...”
El resultado de aquel gemido hizo que en mi interior la picardía exhalara una risa que apenas el pudo oír, era para mí, para mi propio gozo, sabiendo que ahora le temblaba de pies a cabeza. Jadeaba, le veía como su cuerpo era estremecido por mis gélidos toques que una en su pecho fue descendiendo divertida al cierre de su cinturón para hacerme de rogar, acariciando con el dedo índice sobre el metal por el que se componía la hebilla del cinturón, jugando aun mas a mi antojo. Solamente paré. No era justo. No era correcto.
No sé, cuánto tiempo fue el que estuve compartiendo a Marie sin ni siquiera saberlo yo mismo. La lejanía de ambos cuerpos, ya era constante en aquel pantano. Había estado jugando y, por si fuera por mi propio goce, diría que había estado divertido, pero podría haber conseguido un bonito enemigo. Estaba sentado al otro lado de un tronco, en donde había estado incordiando a Louis. Sí, siempre incordiaba, siempre parecía que sobraba en cualquier lugar que estuviese, Marie, la Orden, en cualquier lado era un peón al que movían al antojo ajeno. Poco a poco pude sentirme un poco deprimido. En cinco siglos, no me he sentido más solo que cuando me regalaron mi primer oso de peluche al que cogí un gran cariño. Convertido el polvo, el pasado comenzaba a comerme la cabeza con recuerdos que estaban dormidos durante tanto tiempo. La mirada avergonzada que tenía en mis ojos, era la marca que no quería nada que ver con el sujeto que tenía a mi lado.
“Tengo dueño, Ben”
Tiene dueño Benvolio...No puedes hacer nada, estás solo...nunca tendrás ni conocerás la felicidad...
No quería mostrar un espectáculo, no quería hacer de payaso de feria en aquel lúgubre lugar y menos delante de Louis a quien había incordiado con mis dotes de ilusionismo. La voz, aquella voz que me susurro en el torreón, la misma que me convirtió en lo que era ahora, retumbaba en mi cabeza como los movimientos pesados de las campanas de la catedral. ¿Podría tener razón? ¿Podría haber tenido razón siempre? Pensé en encontrar con Louis algo, pero me equivoque, pensé que si jugaba bien mis cartas, seria alguna vez su amigo, pero ahora sí que lo había hecho mal. Era verdad, la soledad, para mí ya era mi pareja, la que me acompañaba a todos lados, la que me cubría todas las mañanas en uno de los ataúdes en los que me cobijaba para ocultar mi presencia.
¿Y el silencio?
Era mi voz y lo seguía siendo en los trozos rotos de mi ánima que ya no respondían a ninguna emoción-¡Válgame Dios! Don Louis, según lo habéis explicado, las tentaciones que me disteis a despertar mi curiosidad por vos, caen en la creencia de que eso rechazo es....-miro con cierto recelo a esa mirada límpida, que de un ángel ahora de alas grises, ya de un escudo a su alrededor que el verdadero amor le cubre, pues que sea así-....más he de decir que obráis bien al que pertenecéis, pues la verdad huelo a tu alrededor-Una oración veraz que era mejor estar separados e ir por caminos apartados, lejos y emborracharme con el servicio otorgado de algún mesero que me ofreciese vianda alguna.
Mi cuerpo nervioso, intentaba calmarse, pero no a causa del frio, sino, que de la espera una brisa revolvió mis cabellos. Había obrado mal en haberme aprovechado vilmente de Louis en contra de su voluntad, pero la piel aterciopelada que roce con la palma de la mano, ya de por sí hizo que le apuntase en mi lista de deseados, para una muerte bastante erótica. Sangre, gemidos, dolor eran mis preferentes ¿El odio? En mis planes eso no entraba cuando yo andaba trabajando. Sí, era algo raro en mí, siendo cinco siglos atrás dueño del enamoramiento ocasional por una mujer que me tuvo engañado por mucho tiempo. Mi cuerpo comenzaba a sentirse unido a ese tronco tumbado en el que estábamos cada uno, en una punta distinta. Yo me levanté primero y patee con pocas ganas a una piedra. Mis manos se metieron dentro de los bolsillos de mi pantalón y conseguí mirar al frente.
-Lo siento.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Fallout {Benvolio}
Su respiración estaba agitada, pero, al mismo tiempo, se presentaba de una manera irregular, entrecortada, mientras su nariz se arrugaba, al mismo modo queso entrecejo. No molestia. ¿era, angustia? No, solo miedo. A muchas cosas. Pero… no a Benvolio. Si, una tonteria, pero aquel hombre que lo estaba tocando de aquella manera, no le hacia temer. Si temblaba asustado, era por lo que podia pasar. Por lo que una persona en busca de placer, puede hacer. Gemía en medio de sollozos, mientras intentaba reprimirlos de manera patética, mordiendo su labio inferior.
Sus pequeñas manos, seguian aferrándose a la prenda que cubria el pecho del vampiro. Como si quisieran tenerlo cerca, pero a la vez, un tanto lejos.
El cuerpo del cambiante, se movio, el tacto frio era sublime. Que decir… le gustaba, por que era… casi como el de él. Le gustaban los vampiros, no les temia, los amaba. Su novio era uno. Su amo lo mismo. Parecia destinado a ellos. Las caderas temblaron un poco, y un nuevo sonido salio de entre sus labios a perderse en el aire del pantano. Esa mano tan baja, tan… tentadora, sobre aquella fajilla que sostenia los pantalones en su lugar, lo estaba poniendo malo, en el sentido de sentirse acorralado.
¿Qué pasaba si se dejaba ir? ¿Qué pasaba si su… excitaba de mas? Eso era una vergüenza, lo sabia, de algún modo lo era. Por que era decir lo que acaba de soltarle al vampiro, y al mismo tiempo, gritarle “Házmelo”, como si fuera una vulgar zorra.
En algún momento, se detuvo, o ya no lo sintio. Cual fuera la razón. Quedo quieto, atontado, jadeando podia sentir las mejillas acaloradas. El miedo libera sustancias que producen sensaciones extrañas en el cuerpo… ¿se estaba excitando? Era algo parecido, por que el miedo, se mezclo con una especie de adrenalina. Miro un punto muerto. Y las palabras de aquel hombre tan extraño, llegaron. No comprendia a ese hombre. Era.. demasiado extraño. Esos arranques, y ahora esas palabras que no podia entender. ¿Era idiota, o por que no podia hacerlo? Si. Louis era un completo imbecil. Nadie dijo nunca que la amabilidad no dañara. Y eso es lo que acababa de hacer. Lo habia herido. No precisaba ser un genio, apenas algo de sentido comun en su rubia cabeza cubierta por una mata de alborotado cabello dorado.
Desvio su mirada, mientras se levantaba a medias del suelo, se quedo sentado, con el rostro bajo, el cabello cayo delante de sus ojos, mientras le decia aquellas palabras. Al menos, podia serle fiel al muchacho que vivia con el. Al que amaba, aunque fuera un idiota, terco, cabezota y le hiciera preocuparse tanto. Aunque fuera un niño mas grande que el. Era su pareja destinada. Simple como eso. Como el hecho de que Aly los unia ahora mas. Su pequeño capullito de rosa, su mariposa mágica. Su princesa.
No supo muy bien, que, o por que, pero no dijo nada. Dejo que el silencio se estancara y convirtiera esos minutos en un monologo del intrigante vampiro atormentado. Su cuerpo se deslizo, atrás, de modo que sentia aquel grueso madero en su espalda baja. Al escuchar ese lo siento, algo dolio en su pecho. ¿Por qué? Su labio inferior temblo, y se llevo las manos embarradas de barro al rostro. Estupidas lagrimas. Estupidos sentimientos. Estupida culpa. Estupido Louis. Eso gritaba su propia voz dentro de su mente, resonando en las paredes interiores. El interior de Jérémie, es como el cristal. Puede mancharse con facilidad. Del mismo modo, limpiarse. Pero, es demasiado frágil. Ari lo sabia, y no le importo resquebrajarlo. No es que se pusiera en el papel de victima, no por que aceptaba que le habia hecho daño. ¡Lo único que habria bastado para tenerla a su lado, hubiera sido demostrarle “su amor”, aquella noche en el hotel! Cuando toco a su puerta, sin saber que el estaba dentro. Si no hubiera sido tan tonto, tan cursi. Ahogo un sollozo, negando cuando la pequeña frase, “Lo siento”, salio de los labios del vampiro.
-No… no has… sido tu, quien obro mal, Benvolio. El que ha gritado que queria sentirse vivo, y al final corre como el pendejo que es, soy yo. Te he dicho que tengo… pareja. Si, le soy fiel, si, lo amo. Pero seria mentirte, el decirte que… que no… me has… hecho sentir algo, cuando me has tocado. - Levanto la mirada. Unas pupilas acuosas, que brillaban. Las mejillas sucias, arreboladas. La nariz tambien. Lloraba y no sabia del todo por que lo hacia. Salian solas. - Mi mente dice una cosa, y mi cuerpo… mi cuerpo… quiere sentir… - Llevo de nuevo sus manos al rostro. Si, el gatito, no era mas que una puta disfrazada. ¿Estaba mal tener esos deseos? Pero no lo haria, se mataba a si mismo. Mordio su lengua, antes de seguir, de llevar el dorso de su mano y limpiarse la cara con brusquedad. -Ben, no te vayas. No me has… hecho daño.
Sus pequeñas manos, seguian aferrándose a la prenda que cubria el pecho del vampiro. Como si quisieran tenerlo cerca, pero a la vez, un tanto lejos.
El cuerpo del cambiante, se movio, el tacto frio era sublime. Que decir… le gustaba, por que era… casi como el de él. Le gustaban los vampiros, no les temia, los amaba. Su novio era uno. Su amo lo mismo. Parecia destinado a ellos. Las caderas temblaron un poco, y un nuevo sonido salio de entre sus labios a perderse en el aire del pantano. Esa mano tan baja, tan… tentadora, sobre aquella fajilla que sostenia los pantalones en su lugar, lo estaba poniendo malo, en el sentido de sentirse acorralado.
¿Qué pasaba si se dejaba ir? ¿Qué pasaba si su… excitaba de mas? Eso era una vergüenza, lo sabia, de algún modo lo era. Por que era decir lo que acaba de soltarle al vampiro, y al mismo tiempo, gritarle “Házmelo”, como si fuera una vulgar zorra.
En algún momento, se detuvo, o ya no lo sintio. Cual fuera la razón. Quedo quieto, atontado, jadeando podia sentir las mejillas acaloradas. El miedo libera sustancias que producen sensaciones extrañas en el cuerpo… ¿se estaba excitando? Era algo parecido, por que el miedo, se mezclo con una especie de adrenalina. Miro un punto muerto. Y las palabras de aquel hombre tan extraño, llegaron. No comprendia a ese hombre. Era.. demasiado extraño. Esos arranques, y ahora esas palabras que no podia entender. ¿Era idiota, o por que no podia hacerlo? Si. Louis era un completo imbecil. Nadie dijo nunca que la amabilidad no dañara. Y eso es lo que acababa de hacer. Lo habia herido. No precisaba ser un genio, apenas algo de sentido comun en su rubia cabeza cubierta por una mata de alborotado cabello dorado.
Desvio su mirada, mientras se levantaba a medias del suelo, se quedo sentado, con el rostro bajo, el cabello cayo delante de sus ojos, mientras le decia aquellas palabras. Al menos, podia serle fiel al muchacho que vivia con el. Al que amaba, aunque fuera un idiota, terco, cabezota y le hiciera preocuparse tanto. Aunque fuera un niño mas grande que el. Era su pareja destinada. Simple como eso. Como el hecho de que Aly los unia ahora mas. Su pequeño capullito de rosa, su mariposa mágica. Su princesa.
No supo muy bien, que, o por que, pero no dijo nada. Dejo que el silencio se estancara y convirtiera esos minutos en un monologo del intrigante vampiro atormentado. Su cuerpo se deslizo, atrás, de modo que sentia aquel grueso madero en su espalda baja. Al escuchar ese lo siento, algo dolio en su pecho. ¿Por qué? Su labio inferior temblo, y se llevo las manos embarradas de barro al rostro. Estupidas lagrimas. Estupidos sentimientos. Estupida culpa. Estupido Louis. Eso gritaba su propia voz dentro de su mente, resonando en las paredes interiores. El interior de Jérémie, es como el cristal. Puede mancharse con facilidad. Del mismo modo, limpiarse. Pero, es demasiado frágil. Ari lo sabia, y no le importo resquebrajarlo. No es que se pusiera en el papel de victima, no por que aceptaba que le habia hecho daño. ¡Lo único que habria bastado para tenerla a su lado, hubiera sido demostrarle “su amor”, aquella noche en el hotel! Cuando toco a su puerta, sin saber que el estaba dentro. Si no hubiera sido tan tonto, tan cursi. Ahogo un sollozo, negando cuando la pequeña frase, “Lo siento”, salio de los labios del vampiro.
-No… no has… sido tu, quien obro mal, Benvolio. El que ha gritado que queria sentirse vivo, y al final corre como el pendejo que es, soy yo. Te he dicho que tengo… pareja. Si, le soy fiel, si, lo amo. Pero seria mentirte, el decirte que… que no… me has… hecho sentir algo, cuando me has tocado. - Levanto la mirada. Unas pupilas acuosas, que brillaban. Las mejillas sucias, arreboladas. La nariz tambien. Lloraba y no sabia del todo por que lo hacia. Salian solas. - Mi mente dice una cosa, y mi cuerpo… mi cuerpo… quiere sentir… - Llevo de nuevo sus manos al rostro. Si, el gatito, no era mas que una puta disfrazada. ¿Estaba mal tener esos deseos? Pero no lo haria, se mataba a si mismo. Mordio su lengua, antes de seguir, de llevar el dorso de su mano y limpiarse la cara con brusquedad. -Ben, no te vayas. No me has… hecho daño.
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Fallout {Benvolio}
Dime algo que ya no sepa. Algo que en verdad, debería de no saber, algo de lo que en cinco siglos se me haya escapado. No me hablas después de haberme confesado que habías sentido algo. Yo también sentí algo, sentí el poder de poseerte, pero sería injusto para ambos si te tomara aquí, pues sería engañarnos a los dos. Fue el miedo lo que le invadió, no el deseo. En mis múltiples viajes de escapatoria, en mis viajes por el tiempo, vi mucha cosas cambiar de golpe, vi como las costumbres cambiaban, las vestimentas cambiaban y se paraban en este siglo de restauración que poco a poco se iba llenando con inventores, tecnólogos y otras maneras de hacer del mundo algo mejor, pero en lo que a mí respecta, aun estaba, mi alma había muerto y se había quedado intacto en aquella época en la que aun se enfundaba una espada. No hacía falta escuchar los gemidos ahogados de Louis pues ya de por si sus palabras destilaban tristeza, no hacía otra cosa que culparse a sí mismo, eso no me gustaba nada.
-Deberías...estar agradecido, sentirte con suerte de que no te hubiera estampado contra el mugriento suelo de barro y haberte hecho el amor salvajemente, a pesar de que ya tu corazón ama-mis pies se giraron en el sitio y le miraron con fiereza, el no sé cuantos años tenía encima, pero yo era más viejo que él-...¿sabes...lo que es ser abandonado frente al peligro, rodeado entre un circulo de llamas y tener a la muerte....-las manos coloque delante de mi cara, de mi torso, simulando el mal rato de aquella noche que aun seguía vigente en mis recuerdos-...encima de ti? ¡NO, No lo sabes!...-Mi mirada gélida se clavaba en su rostro, sin apartarla de él, le propuse que reflexionara sobre aquello. Parte de la peor historia del mundo le conté a modo de reproche, no fue mi intención, pero que decirme que no le había hecho daño...En parte si se lo hice, lloraba, pero lloraba por mi culpa.
-..No llores...JAMAS...lo hagas por...-mis manos de arriba abajo fueron señalando mi silueta-..Mi...Louis, hazlo por alguien que se lo merezca de verdad...-no tuve más remedio que acercarme a su silueta pálida y dorada, manchada de barro por su torpeza de haberme seguido y sin asco alguno, le revolví el pelo, como se lo haría a un crio pequeño después de una reprimenda suave. No quería ser malinterpretado, pero era por su bien, si estábamos frente a frente a una línea separadora, y que solamente nos llevase a alguna amistad que para mí era mejor no tener más amor en mi corazón, era mejor para ambos, ninguno saldríamos herido...al menos él no saldría herido de mi estupidez. Ahora me sentía como un estúpido padre que había regañado a su retoño, pero no era así.
Eso esperaba, porque no querría saber si mi querida Marie, esa furcia empedernida, maestra del engaño en el azar del amor, habría tenido descendencia. Descarte esa posibilidad, sus rasgos no los conocía muy bien, desconocía su paradero. Mis rodillas flexionadas se pusieron a su altura para poder observarle mejor el rostro, embadurnado por aquellas lágrimas y el barro que le cubría por completo el rostro-¿Por qué eres tan extraño Louis y has de ser a la vez tan conocido?-Mi mirada celeste intentaba captar la celeste de Louis, le cogí del mentón acercándole nuevamente, seductoramente a mi rostro para fijarme más en él. Varias lagrimas rebeldes vi como salían de su límpida mirada. Con el canto de mi dedo índice, se las quite con suavidad, no iba a unirme a su ternura, pero estaba en un ángulo bastante adorable-¿quieres un caramelo pequeño?-Una pequeña broma no haría daño a nadie, podría calmar el ambiente tan pequeño, tan apretado para ambos.
El Oeste y el este de los pensamientos,
van de lado a lado, sin sur ni norte.
Es preocupación con la que miramos alrededor,
la paz que nos envuelve, se convierte en inquietud,
conduciéndonos a la duda y al miedo.
La paz apenas existió para mí, un caballero de la época medieval, que ahora viajaba eternamente entre los confines del tiempo, conociendo, ignorando y volviendo a conocer cosas de todo tipo. Le miraba, esperando a ver cuál era su próximo berrinche. ¿Y si no hubiéramos tenido este encuentro? ¿Ambos seguiríamos igual de perdidos? No lo sabía, pues ahora quizás jamás una sonrisa volvería a mis labios, pero empezar de nuevo, con alguien, nunca era tarde para mí, ni para nadie que hubiera vivido mil años en la soledad.
-Lo siento...pero mejor empezar de cero...-tendí mi mano a Louis para que viera mi intento de amistad-...Soy, Benvolio. . .yo...-¿Por qué ahora estaba en duda? Ya parecía haber pasado un tiempo a su lado, para ver que ya le conocía perfectamente. Le seguía mirando con seriedad, no era mi estilo mostrar algún sentimiento más que el de la socarronería y la diversión, pero no habría nada de amor. Nunca más.
-Deberías...estar agradecido, sentirte con suerte de que no te hubiera estampado contra el mugriento suelo de barro y haberte hecho el amor salvajemente, a pesar de que ya tu corazón ama-mis pies se giraron en el sitio y le miraron con fiereza, el no sé cuantos años tenía encima, pero yo era más viejo que él-...¿sabes...lo que es ser abandonado frente al peligro, rodeado entre un circulo de llamas y tener a la muerte....-las manos coloque delante de mi cara, de mi torso, simulando el mal rato de aquella noche que aun seguía vigente en mis recuerdos-...encima de ti? ¡NO, No lo sabes!...-Mi mirada gélida se clavaba en su rostro, sin apartarla de él, le propuse que reflexionara sobre aquello. Parte de la peor historia del mundo le conté a modo de reproche, no fue mi intención, pero que decirme que no le había hecho daño...En parte si se lo hice, lloraba, pero lloraba por mi culpa.
-..No llores...JAMAS...lo hagas por...-mis manos de arriba abajo fueron señalando mi silueta-..Mi...Louis, hazlo por alguien que se lo merezca de verdad...-no tuve más remedio que acercarme a su silueta pálida y dorada, manchada de barro por su torpeza de haberme seguido y sin asco alguno, le revolví el pelo, como se lo haría a un crio pequeño después de una reprimenda suave. No quería ser malinterpretado, pero era por su bien, si estábamos frente a frente a una línea separadora, y que solamente nos llevase a alguna amistad que para mí era mejor no tener más amor en mi corazón, era mejor para ambos, ninguno saldríamos herido...al menos él no saldría herido de mi estupidez. Ahora me sentía como un estúpido padre que había regañado a su retoño, pero no era así.
Eso esperaba, porque no querría saber si mi querida Marie, esa furcia empedernida, maestra del engaño en el azar del amor, habría tenido descendencia. Descarte esa posibilidad, sus rasgos no los conocía muy bien, desconocía su paradero. Mis rodillas flexionadas se pusieron a su altura para poder observarle mejor el rostro, embadurnado por aquellas lágrimas y el barro que le cubría por completo el rostro-¿Por qué eres tan extraño Louis y has de ser a la vez tan conocido?-Mi mirada celeste intentaba captar la celeste de Louis, le cogí del mentón acercándole nuevamente, seductoramente a mi rostro para fijarme más en él. Varias lagrimas rebeldes vi como salían de su límpida mirada. Con el canto de mi dedo índice, se las quite con suavidad, no iba a unirme a su ternura, pero estaba en un ángulo bastante adorable-¿quieres un caramelo pequeño?-Una pequeña broma no haría daño a nadie, podría calmar el ambiente tan pequeño, tan apretado para ambos.
El Oeste y el este de los pensamientos,
van de lado a lado, sin sur ni norte.
Es preocupación con la que miramos alrededor,
la paz que nos envuelve, se convierte en inquietud,
conduciéndonos a la duda y al miedo.
La paz apenas existió para mí, un caballero de la época medieval, que ahora viajaba eternamente entre los confines del tiempo, conociendo, ignorando y volviendo a conocer cosas de todo tipo. Le miraba, esperando a ver cuál era su próximo berrinche. ¿Y si no hubiéramos tenido este encuentro? ¿Ambos seguiríamos igual de perdidos? No lo sabía, pues ahora quizás jamás una sonrisa volvería a mis labios, pero empezar de nuevo, con alguien, nunca era tarde para mí, ni para nadie que hubiera vivido mil años en la soledad.
-Lo siento...pero mejor empezar de cero...-tendí mi mano a Louis para que viera mi intento de amistad-...Soy, Benvolio. . .yo...-¿Por qué ahora estaba en duda? Ya parecía haber pasado un tiempo a su lado, para ver que ya le conocía perfectamente. Le seguía mirando con seriedad, no era mi estilo mostrar algún sentimiento más que el de la socarronería y la diversión, pero no habría nada de amor. Nunca más.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Fallout {Benvolio}
Mil veces, tonto. Louis era… ¿Qué era, en realidad? Al llegar a esa zona, se sintió un hombre devastado, enojado consigo mismo. Hastiado de su vida, de alguna forma. La verdad, es que se estaba encegueciendo. Hacia un sentimiento enorme, los pensamientos negativos que nacen después de varios días malos. Louis no tenia por que ir por las calles y caminos con la mirada gacha, como ángel perdido, como querubín con alas rotas. Por que no lo era. En verdad, el pequeño cambiaformas, no se habia percatado, que para conseguir adrenalina, bien pudo ir hasta el centro de Paris, con su familia. Si, un simple paseo por una de las ciudades más populosas, era un riesgo constante. Debía aprender a encontrar en las pequeñas cosas, esas emociones intensas. Era joven, si, pero no lo seria siempre. Tenia que aprovechar cada segundo de su gatuna vida, para cuidar y hacer feliz a sus pequeños amores. Le aterraba, hasta el grado de volverse una obsesión, una locura, un miedo irracional, ¿Qué seria de ellos cuando el no estuviese? Se sentía impotente inútil. El siempre era un inútil, en todo y para todos. Siempre hacia lo contrario a lo que se proponía. Si no fuera así, Jérémie no estaría llorando, limpiando el barro de su cara de manera torpe. Y es que no le habia mentido al vampiro. Louis habia deseado ser por un momento, tomado con fuerza. Salvajemente, si, ser desgarrado, percibir en el aire su propia sangre, hasta que las lagrimas bañaran todo su cuerpo. Que ese sudor frio cubriera su cuerpo por completo, mientras gritaba, cualquier cosa. Se odia asi mismo. Se sentia asqueado de su propia persona. ¿Podia desear la muerte en ese preciso momento? Era un pecador, al tener semejantes ideas impuras. Nego suavemente. Haria mas daño al hablar, pero no podia quedarse con ese dentro. Tenia que sacar todo ese… -¿Agradecido, Benvolio? Te he dicho que amo a Imre, mi novio… pero mierda… deseaba… mi cuerpo… mi cuerpo es impuro…- Se tapo el rostro con las manos ligeramente crispadas. Desesperado. Odiandose mas que nunca. Llorando de manera amarga, y no por tristeza. La mirada de Benvolio le llegaba dura, y el solo podia mirarla, patéticamente, a través de esa cortina de llanto.
El vampiro le contaba algo, y el escuchaba, sintiendo el dolor ajeno, si, unido al propio. Louis paso la lengua por su labio inferior, humedeciendo esa zona que tenia el sabor a sal de sus lagrimas. El sabor incluso de la tierra húmeda. -No, puede que no lo sepa… ¡Pero no eres el UNICO que ha sufrido en esta vida, como un demonio! Te preguntaras, claro, quien soy para decirte que no te pongas en el papel de victima de las circunstancias, del destino que parece un infierno, la mayoria de las veces. Como si no existiera ayuda ni gracia celestial para uno… si soy el mas grande actor, mirame, llorando como la puta que se queda sin sexo, como el mocoso idiota que se adentra en lo que desconoce, y luego quiere ir a llorar a los brazos de mama… ah! Sorpresa, mama yace demasiados metros, en una tierra que no olvidas, pero… que es mas un sueño trágico. -Le dijo de una, agitando su respiración y arrebolando sus mejillas de un tono rojo que parecia imposible, demasiado marcado. Hasta las orejas y el cuello hasta el pecho que el propio bebedor de sangre habia dejado al descubierto. Volvia a sostener con decisión la mirada que era fria cual la nevada del dia mas solitario del invierno. -¿Qué llore por alguien que lo merezca? ¿y por que coño no puede ser por ti? Eh? Deja de creer que vas solo por el mundo. Deja que esa amargura y negatividad, se vayan. El odio solo te envenena, te hace una persona… Yo… -Se detuvo, negando con suavidad. No sabia si el otro lo entendia. Se mantuvo sentado en su sitio, abrazando sus piernas, escondiendo su rostro entre ellas nuevamente.
¿Qué era el al lado de un vampiro que presumía sus cientos de años? (independiente del hecho que dijera que era una existencia vacia y esas cosas) Un bebe de brazos. O quizás, ni eso.
Volvio a alzar la mirada al notarlo cerca. Tenia la cara llena de barro. No comprendia ahora lo que le decia. Estaba… perdido, y queria ir a casa. Si, tenia ese anhelo, mientras sentia el tacto del vampiro en su barbilla. Ese tacto frio que provocaba que se estremeciera. Su piel estaba calida, como lo esta, cuando se llora mucho. - Benvolio, crees de verdad que soy un niño? Sabes, lo demas siempre me ven como un crio demasiado bonito y amable, que no merece ser tratado mal. Como… ¿es que no soy un hombre? - Le respondio, cuando vio aquella mano delante de el, después de que las palabras anteriores ser perdieran en el basto archivo de sus memorias. Al final, dudo, pero tomo es amano con rapidez, solo un momento, y la volvio a juntar con sus rodillas. Abrazandolas, como si no hubiera nada mas en el mundo. -No es necesario regresar al inicio. Cada linea, que puede el pintor marcar con la palabra “error”, es, en realidad, solo otra posibilidad.
El vampiro le contaba algo, y el escuchaba, sintiendo el dolor ajeno, si, unido al propio. Louis paso la lengua por su labio inferior, humedeciendo esa zona que tenia el sabor a sal de sus lagrimas. El sabor incluso de la tierra húmeda. -No, puede que no lo sepa… ¡Pero no eres el UNICO que ha sufrido en esta vida, como un demonio! Te preguntaras, claro, quien soy para decirte que no te pongas en el papel de victima de las circunstancias, del destino que parece un infierno, la mayoria de las veces. Como si no existiera ayuda ni gracia celestial para uno… si soy el mas grande actor, mirame, llorando como la puta que se queda sin sexo, como el mocoso idiota que se adentra en lo que desconoce, y luego quiere ir a llorar a los brazos de mama… ah! Sorpresa, mama yace demasiados metros, en una tierra que no olvidas, pero… que es mas un sueño trágico. -Le dijo de una, agitando su respiración y arrebolando sus mejillas de un tono rojo que parecia imposible, demasiado marcado. Hasta las orejas y el cuello hasta el pecho que el propio bebedor de sangre habia dejado al descubierto. Volvia a sostener con decisión la mirada que era fria cual la nevada del dia mas solitario del invierno. -¿Qué llore por alguien que lo merezca? ¿y por que coño no puede ser por ti? Eh? Deja de creer que vas solo por el mundo. Deja que esa amargura y negatividad, se vayan. El odio solo te envenena, te hace una persona… Yo… -Se detuvo, negando con suavidad. No sabia si el otro lo entendia. Se mantuvo sentado en su sitio, abrazando sus piernas, escondiendo su rostro entre ellas nuevamente.
¿Qué era el al lado de un vampiro que presumía sus cientos de años? (independiente del hecho que dijera que era una existencia vacia y esas cosas) Un bebe de brazos. O quizás, ni eso.
Volvio a alzar la mirada al notarlo cerca. Tenia la cara llena de barro. No comprendia ahora lo que le decia. Estaba… perdido, y queria ir a casa. Si, tenia ese anhelo, mientras sentia el tacto del vampiro en su barbilla. Ese tacto frio que provocaba que se estremeciera. Su piel estaba calida, como lo esta, cuando se llora mucho. - Benvolio, crees de verdad que soy un niño? Sabes, lo demas siempre me ven como un crio demasiado bonito y amable, que no merece ser tratado mal. Como… ¿es que no soy un hombre? - Le respondio, cuando vio aquella mano delante de el, después de que las palabras anteriores ser perdieran en el basto archivo de sus memorias. Al final, dudo, pero tomo es amano con rapidez, solo un momento, y la volvio a juntar con sus rodillas. Abrazandolas, como si no hubiera nada mas en el mundo. -No es necesario regresar al inicio. Cada linea, que puede el pintor marcar con la palabra “error”, es, en realidad, solo otra posibilidad.
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Fallout {Benvolio}
-¡ASÍ! ¡Exprésate! Eres libre de hacer lo que te venga en gana Louis, eres...-me acerqué mas, le acerque de su mentón hasta que quedó una pequeñísima distancia entre ambos, no le llegaba a rozar sus labios por tentadores y suaves que fuesen, aquellos labios rosados y llenos de un ligero temblor que podría producirse gracias a mi presencia. La sangre invisible que por mis venas estaba muerta, solo mi cuerpo se movía con mis deseos de seguir vivo, de seguir sobreviviendo en este mundo horrible que era más abominable para mi gusto.
París cambio en cinco siglos una barbaridad, con un dedo índice, delinee lentamente una línea lenta sobre los labios de Louis, mirándolos estaba, observándolos poco a poco yo también quería disfrutar de aquel goce que ¿Imre había nombrado? Seguramente gozaba siempre que podía. Le solté con delicadeza el mentón, no esperaba que le hubiese apretado demasiado, un beso lento y tierno sobre su frente recibió solamente para ponerme enseguida mirándole a los ojos.
¿Cómo iba a predecir yo esto? ¡Por Dios! ¿Quién me decía que era el destino bien dichoso pues jugaba a su antojo, a placer cambiaba diciéndote unos planes, que catas planes acordados para ser destruidos y cambiados a última hora? Risas en mi interior querían florecer, ignoraría la buena intención de aquel cabelludo dorado que adornaba sus rodillas alrededor de mi mano con desesperación. Que me partiera Zeus, dios del Olimpo ¿o era Odín quien me llevaría junto con sus valkirias al destierro?-¡Eres un hombre!-Sorprendí al dorado sentado en el tronco con una amplia sonrisa- No estés tan serio, la verdad deberías replantearte el estar aquí deambulando por unas sombras que no son las tuyas...-Dije pues la actitud invadía sombras ajenas en las que en él albergaba luz, podía salir adelante-...Louis...soy un caso perdido, en realidad una mujer que en su corazón solo había engaño, el cual lo recibí todo en lugar de su amor, pero tú eres joven...creo..-reí pues no sabía su edad, ni sabía lo que era, bueno lo intuía al menos, no era tan idiota al fin y al cabo.
-Louis...-Trague saliva pues el habla poco a poco escaseaba en mi paladar-...Solo la pata he metido, no quise hacerte...enfadar, entiendes...de esta mera caída...-tire de su mano hacia a arriba para quedar de pie el uno frente al otro-...tenemos que salir a adelante...puede que nos parezcamos bastante ¿sabes?-Solté su cálida mano, no quería separarme de él, pero las circunstancias las requerían, no era quien el destino quiso para él, quizás la soledad era mi punto final en esta historia, quien...
Decía que los campos de trigo
son adormecidos con tu canto
gregoriano, en los que de nuevo
vuelves a tu verdadero hogar.
En cambio, si caminas junto a alguien, se te puede hacer menos larga la espera. Ya. No era en mi caso aquellas esperanzas en las que quería compartir con Louis, no podía sentir esperanzas, no podía sentir nada en absoluto. Era frío y mataba a gente para sobrevivir. Era alguien abominable, era parte de esta vida, parte en la que yo, mi ser. . . Suspire mientras me reflejaba en aquella mirada límpida, húmeda por las lágrimas que salieron con anterioridad. No sé porque se sobresalto ¿O acaso me hacia el sordo?
París cambio en cinco siglos una barbaridad, con un dedo índice, delinee lentamente una línea lenta sobre los labios de Louis, mirándolos estaba, observándolos poco a poco yo también quería disfrutar de aquel goce que ¿Imre había nombrado? Seguramente gozaba siempre que podía. Le solté con delicadeza el mentón, no esperaba que le hubiese apretado demasiado, un beso lento y tierno sobre su frente recibió solamente para ponerme enseguida mirándole a los ojos.
¿Cómo iba a predecir yo esto? ¡Por Dios! ¿Quién me decía que era el destino bien dichoso pues jugaba a su antojo, a placer cambiaba diciéndote unos planes, que catas planes acordados para ser destruidos y cambiados a última hora? Risas en mi interior querían florecer, ignoraría la buena intención de aquel cabelludo dorado que adornaba sus rodillas alrededor de mi mano con desesperación. Que me partiera Zeus, dios del Olimpo ¿o era Odín quien me llevaría junto con sus valkirias al destierro?-¡Eres un hombre!-Sorprendí al dorado sentado en el tronco con una amplia sonrisa- No estés tan serio, la verdad deberías replantearte el estar aquí deambulando por unas sombras que no son las tuyas...-Dije pues la actitud invadía sombras ajenas en las que en él albergaba luz, podía salir adelante-...Louis...soy un caso perdido, en realidad una mujer que en su corazón solo había engaño, el cual lo recibí todo en lugar de su amor, pero tú eres joven...creo..-reí pues no sabía su edad, ni sabía lo que era, bueno lo intuía al menos, no era tan idiota al fin y al cabo.
-Louis...-Trague saliva pues el habla poco a poco escaseaba en mi paladar-...Solo la pata he metido, no quise hacerte...enfadar, entiendes...de esta mera caída...-tire de su mano hacia a arriba para quedar de pie el uno frente al otro-...tenemos que salir a adelante...puede que nos parezcamos bastante ¿sabes?-Solté su cálida mano, no quería separarme de él, pero las circunstancias las requerían, no era quien el destino quiso para él, quizás la soledad era mi punto final en esta historia, quien...
Decía que los campos de trigo
son adormecidos con tu canto
gregoriano, en los que de nuevo
vuelves a tu verdadero hogar.
En cambio, si caminas junto a alguien, se te puede hacer menos larga la espera. Ya. No era en mi caso aquellas esperanzas en las que quería compartir con Louis, no podía sentir esperanzas, no podía sentir nada en absoluto. Era frío y mataba a gente para sobrevivir. Era alguien abominable, era parte de esta vida, parte en la que yo, mi ser. . . Suspire mientras me reflejaba en aquella mirada límpida, húmeda por las lágrimas que salieron con anterioridad. No sé porque se sobresalto ¿O acaso me hacia el sordo?
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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Re: Fallout {Benvolio}
Louis se dejaba hacer. Era demasiado pasivo. Era demasiado blando. Y por eso chocaba tanto con todo mundo. Con su mismo novio… ¿No lo hacia llorar? Cada dos por tres. Había algo que estaba raro allí. Jérémie suponía que serian cosas que mejorarían con el correr de los años. Pero algo que no sabia que aun tenia, lo estaba sacando esa noche, gritándole a ese vampiro, cosas que el mismo, debería poner en práctica para su persona. El cambiaformas rubio, era bueno para dar consejos, en mas de una ocasión, le habian dicho que para ser joven, tenia mucha sabiduría en las palabras. Tenia que ser verdad aquello. ¿O es que le habían mentido?
¡Cállate, blasfemo! Daban ganas de cruzarse el rostro con una bofetada. Esas personas que gastaran su saliva en elogiarlo, eran todas indudablemente honorables.
¿Expresarse? En verdad, no estaba soltándosele la lengua? -¿Soy? ¿Qué soy…?- Pregunto, sintiendo el aliento ajeno pegar directo a sus labios. Un roce que quizás… el otro anhelara y el mismo; pero por honor, orgullo, terquedad, en su caso, fidelidad, y a saber el Diablo de Medianoche, cuanto mas, ese contacto no llegaria, por que les haria daño a ambos. Solo quedaba ese mudo coqueteo. Por que Louis sabia claramente, que no era indiferente para ese vampiro de nombre Benvolio. Y el… el tampoco lo era para el cambiaformas. ¡Que pesa culpa llevaba en sus deseos!
Como deseaba que ese beso no hubiera sido en la frente. Cerró sus ojos, degustándolo, esa sensación fría sobre su frente que ardía. -Tu mismo piensas de ti, una mala persona. Benvolio, si lo fueras, tu sabes que mi frente no es lo que querías…-Murmuro, apenas, sintiendo como se alejaba de el. ¿Hacia daño al decirle eso? Claro, pero ya no podía callarse, no podía, por que tenia un alma impetuosa. Si ese pequeño beso, en efecto, hubiera tomado el curso que debió seguir…. ¿Habría el respondido? ¿Se entregaría?
¿Cómo puede arrancarse uno los valores, los sentimientos?
Benvolio le decia aquello: Eres un hombre. No lo decia de una manera vehemente, era mas, bien, como si quisiera animarlo, cobijarlo con esa sonrisa. ¡Como cambia el rostro con una! Sin importar los tonos con que esta este coloreada.- ¿Sombras que no son mías? Ben, a diferencia de ti, que tal vez sin pedirlo, fuiste transformado en lo que ahora eres, yo nací ya, así, maldito. Soy un ser de la noche igual que tu. La Luna es la que nos da ese poder. No me digas que no pertenezco a la oscuridad. Solo tengo el cabello dorado. Tú tienes piel de leche. Y una sonrisa maravillosa, sin importar que. Tienes un atisbo de luz. No puede decirme eso. Por que si yo tengo algo brillante, tú, querido, lo tienes de igual forma.--Le dijo, mientras limpiaba su rostro con el dorso de la camisa. No tenia que ser un genio ni tener un espejo delante, para saber que sus mejillas tenían surcos por las lágrimas. Sonrió, e igualmente, una risita escapo. Acompañando a la del vampiro. -Nadie es un caso perdido, no te digas así. Y… yo… soy un bebe a tu lado, de seguro. Tengo solo veintidós años.- Le informo. Sabia que a veces aparentaba una edad extraña. Y en ello influía su genética y el propio modo de vida al que estaba ya acostumbrado. Negó lentamente. El no estaba enfadado. ¿Por qué pensaba eso? Ya de pie, le miro. Serio. ¿Parecidos? Si era asi… no habia por que tener esa línea que les separaba. De un momento a otro, Louis se pego al cuerpo del vampiro, abrazándolo con fuerza. Era mas alto que él, eso no importaba, no existía corazón que escuchar. Pero si, un alma solitaria que reconfortar.
¡Cállate, blasfemo! Daban ganas de cruzarse el rostro con una bofetada. Esas personas que gastaran su saliva en elogiarlo, eran todas indudablemente honorables.
¿Expresarse? En verdad, no estaba soltándosele la lengua? -¿Soy? ¿Qué soy…?- Pregunto, sintiendo el aliento ajeno pegar directo a sus labios. Un roce que quizás… el otro anhelara y el mismo; pero por honor, orgullo, terquedad, en su caso, fidelidad, y a saber el Diablo de Medianoche, cuanto mas, ese contacto no llegaria, por que les haria daño a ambos. Solo quedaba ese mudo coqueteo. Por que Louis sabia claramente, que no era indiferente para ese vampiro de nombre Benvolio. Y el… el tampoco lo era para el cambiaformas. ¡Que pesa culpa llevaba en sus deseos!
Como deseaba que ese beso no hubiera sido en la frente. Cerró sus ojos, degustándolo, esa sensación fría sobre su frente que ardía. -Tu mismo piensas de ti, una mala persona. Benvolio, si lo fueras, tu sabes que mi frente no es lo que querías…-Murmuro, apenas, sintiendo como se alejaba de el. ¿Hacia daño al decirle eso? Claro, pero ya no podía callarse, no podía, por que tenia un alma impetuosa. Si ese pequeño beso, en efecto, hubiera tomado el curso que debió seguir…. ¿Habría el respondido? ¿Se entregaría?
¿Cómo puede arrancarse uno los valores, los sentimientos?
Benvolio le decia aquello: Eres un hombre. No lo decia de una manera vehemente, era mas, bien, como si quisiera animarlo, cobijarlo con esa sonrisa. ¡Como cambia el rostro con una! Sin importar los tonos con que esta este coloreada.- ¿Sombras que no son mías? Ben, a diferencia de ti, que tal vez sin pedirlo, fuiste transformado en lo que ahora eres, yo nací ya, así, maldito. Soy un ser de la noche igual que tu. La Luna es la que nos da ese poder. No me digas que no pertenezco a la oscuridad. Solo tengo el cabello dorado. Tú tienes piel de leche. Y una sonrisa maravillosa, sin importar que. Tienes un atisbo de luz. No puede decirme eso. Por que si yo tengo algo brillante, tú, querido, lo tienes de igual forma.--Le dijo, mientras limpiaba su rostro con el dorso de la camisa. No tenia que ser un genio ni tener un espejo delante, para saber que sus mejillas tenían surcos por las lágrimas. Sonrió, e igualmente, una risita escapo. Acompañando a la del vampiro. -Nadie es un caso perdido, no te digas así. Y… yo… soy un bebe a tu lado, de seguro. Tengo solo veintidós años.- Le informo. Sabia que a veces aparentaba una edad extraña. Y en ello influía su genética y el propio modo de vida al que estaba ya acostumbrado. Negó lentamente. El no estaba enfadado. ¿Por qué pensaba eso? Ya de pie, le miro. Serio. ¿Parecidos? Si era asi… no habia por que tener esa línea que les separaba. De un momento a otro, Louis se pego al cuerpo del vampiro, abrazándolo con fuerza. Era mas alto que él, eso no importaba, no existía corazón que escuchar. Pero si, un alma solitaria que reconfortar.
Louis J. Bouquet- Cambiante Clase Media
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Re: Fallout {Benvolio}
Que nueva muestra de cariño recibía. La primera en cinco siglos. ¿Qué suplicio era esto? Solo me respondía el silencio mientras me rodeaban por la cintura en un tierno abrazo. Basta, pensé, pero una tela negra enfundada con purpurina veía sobre mi cabeza. Creí que ya no reaccionaba a las lágrimas pues una se había escapado rebelde de mi límpida mirada celeste. Mire hacia la cabeza dorada de Louis y comencé a acariciársela con pereza, no era mi estilo el ir dando mimos a cualquiera, no era mi estilo el ir dando suaves roces a cualquiera. Solamente en cualquier de los casos para dormir a mi presa antes de sacarles toda la sangre de sus cuerpos agónicos. Y termine por abrazarme con él, contra la figura escurridiza de Louis quien entonces aun seguía manteniendo el abrazo contra mi cuerpo...ah, ya me repetí en mis pensamientos.
Basta, pensé de nuevo. Basta...de nuevo. Con delicadeza, aparte con mis manos desnudas al cuerpo de Louis hasta que nuestras miradas se quedaron mirándose la una a la otra. ¿Ahora qué pasaría? -¿Qué debe de pasar amigo mío?-Dije con cierto cansancio en la voz, un bostezo apareció de repente y me separe finalmente de Louis, de sus caricias que en parte me habían hecho sonreír con cierta debilidad, con pocas ganas de ser otro.
Me gustaba como eran las distancias entre dos personas que después de un abrazo quedaba esa distancia aparte que se hacía gélida con el paso de una suave y cortante brisa que se levantaba de repente, quedándose en vela y haciendo que después una suave bocanada de aire despeinara mi pelo hacia un lado, dejándolo revuelto y hacia adelante como si de un desperdicio del olvido se tratase.
-En cualquier de los casos, Louis, seas o no un yogurín, pareces sacado de un cuento donde doncellas de alta cuna te rodean con miradas lujuriosas...-Dije en parte divertido, desviando tema y de qué manera del tópico solitario en los que ambos parecíamos encontrarnos sin darnos cuenta-Louis...esto podría ir llenándose de mas criaturas peligrosas al transcurso de la noche y yo mismo no podre estar por aquí por mucho tiempo...-Le dije pues si no quería ser olvido al día siguiente, bien tenía que esconderme para no poder sufrir las consecuencias y convertirme en “nada”. No creo que a nadie le gustara eso, ni siquiera a quien había conocido.
A Louis a pesar de ser un asustadizo, tenía su parte de coraje. Mis manos con cierto pasotismo, las metí en mis bolsillos, comencé a deslizar mis pies hacia atrás y me gire en el sitio para comenzar a andar correctamente y mirando al frente orgulloso. Sonreía, a veces me gustaba hacerlo, quizás después de una locura de noche, después de estar acompañado por el calor de una mujer, pero la mayoría de las veces, me gustaba sonreír a solas.-¿Vienes o te dejo aquí solo?-Dije mirando al frente, aun no continuaba mi camino pues estaba esperando a un amigo.
No te comeré, no soy el lobo feroz.
Solo que cuando temas ven a mis brazos
pues yo con la cueva a falta de un corazón
te cobijare sintiendo tu corazón.
Basta, pensé de nuevo. Basta...de nuevo. Con delicadeza, aparte con mis manos desnudas al cuerpo de Louis hasta que nuestras miradas se quedaron mirándose la una a la otra. ¿Ahora qué pasaría? -¿Qué debe de pasar amigo mío?-Dije con cierto cansancio en la voz, un bostezo apareció de repente y me separe finalmente de Louis, de sus caricias que en parte me habían hecho sonreír con cierta debilidad, con pocas ganas de ser otro.
Me gustaba como eran las distancias entre dos personas que después de un abrazo quedaba esa distancia aparte que se hacía gélida con el paso de una suave y cortante brisa que se levantaba de repente, quedándose en vela y haciendo que después una suave bocanada de aire despeinara mi pelo hacia un lado, dejándolo revuelto y hacia adelante como si de un desperdicio del olvido se tratase.
-En cualquier de los casos, Louis, seas o no un yogurín, pareces sacado de un cuento donde doncellas de alta cuna te rodean con miradas lujuriosas...-Dije en parte divertido, desviando tema y de qué manera del tópico solitario en los que ambos parecíamos encontrarnos sin darnos cuenta-Louis...esto podría ir llenándose de mas criaturas peligrosas al transcurso de la noche y yo mismo no podre estar por aquí por mucho tiempo...-Le dije pues si no quería ser olvido al día siguiente, bien tenía que esconderme para no poder sufrir las consecuencias y convertirme en “nada”. No creo que a nadie le gustara eso, ni siquiera a quien había conocido.
A Louis a pesar de ser un asustadizo, tenía su parte de coraje. Mis manos con cierto pasotismo, las metí en mis bolsillos, comencé a deslizar mis pies hacia atrás y me gire en el sitio para comenzar a andar correctamente y mirando al frente orgulloso. Sonreía, a veces me gustaba hacerlo, quizás después de una locura de noche, después de estar acompañado por el calor de una mujer, pero la mayoría de las veces, me gustaba sonreír a solas.-¿Vienes o te dejo aquí solo?-Dije mirando al frente, aun no continuaba mi camino pues estaba esperando a un amigo.
No te comeré, no soy el lobo feroz.
Solo que cuando temas ven a mis brazos
pues yo con la cueva a falta de un corazón
te cobijare sintiendo tu corazón.
Benvolio D'Argouges- Inquisidor Clase Alta
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