Fallout {Benvolio}

A primeras el ojiazulado celeste me sorprendió bastante para encontrarme con aquella confesión, pardiez, pero ¿Qué es lo que quería? No me pude creer lo que hizo. Apenas en un parpadeo toco la suavidad de mis rebordes rosados con cierta palidez haciendo juego con mi palidez. Esto era el principio de un caos que se acercaba en silencio. No...supe si el rubor de una doncella virgen se retrató en mi cara o que pasaba, pero no notaba ningún ardor ni ninguna sensación al haber sentido aquel escueto roce que apenas se le podría llamar “beso” Seguía mirándole y algo en mi interior quería propinarle un puñetazo en la cara, tense los puños hasta casi clavar mis uñas en mi piel, pero las palabras que escuche, fueron algo que me calmo poco a poco. ¿Qué necesidad había de sentirse ardiendo dentro de otro cuerpo? ¿Del mío? Por ejemplo.

Algo que yo exclusivamente no podría suministrarle en toda su integridad, ya veces uno ya arde por si solo excluyéndose así de la luz cegadora de ser libre, en cambio debería seguir jugando sin preocupaciones de que su cuerpo se queme con el mío. De sus muñecas le sujete para quitar sus manos de mis pómulos y con ello pudiera acercarme a él, un paso di para estar más acorde con su cuerpo, pero aun con mis manos, sujetándole las muñecas, mis labios fueron ladeándose para poder acercarse a los suyos, solo en un instante lo que podría cambiar un solo beso, un beso inocente, sin intención alguna que demostrar una escueta manera de cariño hacia alguien cercano, pero en lo que al mundo respectaba, un beso podría significar una catástrofe mundial, pero al estar palmo a palmo cerca de los labios de Louis, no pude evitar sonreír socarronamente al ver la respuesta de Louis , le temblaba el labio inferior, pero por suerte, solamente le bese la frente con cierta pausa hasta que después lo volví a abrazar contra mi pecho como si de un niño indefenso se tratase.

No le bese, porque no quise, le bese la frente porque no sentía nada hacia el excepto un repentino afecto que el mismo con sus palabras pareció ofrecerme sin darse cuenta. No estaba bien interrumpir en la vida formada de alguien. Yo no se lo haría a Louis aquello que a mí me hicieron en el pasado. Con cierto dolor, recordé apenas unas imágenes de cuando me llamaron a boca abierta para una audiencia del rey para entonces. Me llamaron para que ir en busca de aquel tesoro del cual estaba con veneno para aquel que osase burlar a la muerte, yo fui el pardillo que toco aquella pieza de plata, para después ignorar su significado y morir para vivir nuevamente en esta nueva forma de vida.

Un demonio, Un ser abominable de las tinieblas que quizás haya sido ese mi encanto el que le ha forzado a Louis a acercarse a mí y no por el mismo-...Recapacita lo que tu corazón siente....-comencé a rodearle la cintura con ambas manos para poder apegarlo contra mi pecho, con una mano le acariciaba el cabello-...no te conozco a penas y de amor ya hablas como si la luna no quisiera separarse del sol....-susurre con cierta calma mientras miraba hacia las estrellas ocultas tras las ramas entre las copas de los árboles. Estaba hermosa aquella vista aunque algo oscura a falta de la luz de la luna que no sabía la hora que era, pero debería de estar en lo alto, quizás esta escondida tras alguna oscura nube negra para no ver lo que hizo Louis en esa noche.

Comencé a reír brevemente para después creerme alguien que tenía prisa-..Oye, Louis...se hace tarde...-No sabía la hora que era, ni si el reloj de arena se habría parado para inmortalizar aquel instante, pero solamente supe que era tarde, el frio agonizaba aunque a mí no me molestase, pero Louis no era como yo, el gato de ojos azules no tenía la misma insensibilidad que yo y solo con mi brazo alrededor de su cuerpo pude notar un ligero temblor al que enseguida calme con un abrazo mucho mas protector. No sé cuánto nos tomaría en que lo llevara a su humilde morada, si es que lo era, pero ahora que daba con la pregunta-¿Dónde vives? Te puedo llevar...-Dijo antes de pasarlo hacia su espalda, agarrándolo con cierta picardía en sus muslos procurando que no se deslizara hacia el suelo-....no tardaremos mucho...-Le menee subiéndolo un poco mas y que sus brazos quedasen colgando en el aire. A ver cuando me daba una señal para que empezara a andar.

¿Dónde estabas tú?
Me hiciste esperar.
De mí ya no te irás.

Tienes esa luz que te hace especial.
Tu aroma no se va.
Y en un segundo me llenaste el corazón
y en sólo dos llegó el amor....

Solamente que ahora ya no estar al tanto
de dónde estabas tú
Ya no te esperaba más.

De mi te fuiste.
Tu tenias esa luz que
te hacia tan especial,
tu aroma se fue.

Dejando en mi corazón un vacio,
silencio y de lleno de
piezas rotas en el suelo,
para no sentir mas amor.

El amor no tenía ningún sinónimo que su discrepante el odio. A ciencia cierta habría un alba, en mi caso noche para volver a Louis de nuevo y que hiciera aquello de volver a verlo con aquella cara de joven que tenia, aquella tersa piel, pero sin más podrían ser coloquios matinales, la próxima vez dentro de algún lugar cubierto. Afuera hace frío, lo sobrellevaba pero notando en cómo se inmovilizaba de mi cuello el hombrecillo de cabellos dorados, chiste la lengua sacando una sonrisa astuta en la figura de mi rostro – Si... – Con sequedad, reservando la lengua para otros que aceres, para alguna cortesana quizás o simplemente para superar la sed que en pocos días me olvide de beber de alguien. Podría hacerme vegetariano como descuidara mi alimentación, pues la distracción me pillo de paso y me olvide de algo tan importante.

Podría aprovechar la sangre del individuo que llevaba a cuestas, pero no se me ocurriría dejar sola a una persona que por sus palabras había escuchado con mucho fervor y sentimiento. Si no fuera por lo que tenía en su propia vida, podría haberle concedido aquello que deseaba... ¿Morir? ¿Beber de él y dejarlo con pocas fuerzas para así...morir igualmente? Ya se me quitaron las ganas de ir matando a gente, succionándoles la sangre con cuidado y poder finalmente dejarlos sin vida. No, eso ya no justificaría nunca más mis motivos para sobrevivir. A falta de algo de percusión en mi vida, mis pies comenzaban a moverse a través de aquellos tramos oscuros del pantano. Lentos pasos. El no tendría prisa, pero yo sí. E iba con pasos lentos.

-Quizás nos volveremos a ver y...-Tosí, le agarre más de aquella zona, de sus muslos sujetándole con fuerza-...solo espero que el alba no roce mi piel antes de tu verdadera despedida...hasta otro día...-Dije pues era si no llegaba a su morada, yo mismo ya no podría existir para volver a ver otra noche mas y añadirla al calendario, para añadir un día más a mi nueva vida como ser inmortal y al parecer servidor de la manta oscura de Cronos. Solamente, Hera, ya no sabía cómo era.

-Louis...El día... ¿Cómo es?-Seguía caminando hasta que iba decelerando los pies y finalmente conseguí suspirar inquieto. En verdad ya me había olvidado de cosas tan simples de cómo era el dichoso día, de que si picaba o no el sol sobre la piel. Estaría vivo, con un alma inmortal, pero dichoso al desconocer el sentimiento verdadero del astro solar. Suspire, volví a coger a Louis, pues su peso vencía y continuaba caminando. Solo esperaba que estuviera yendo en el camino correcto.

Bueno, primero, Louis debería de estar fuera de sus cabales pues sus caricias eran poco usuales en el o es que yo desconocía de que era así de meloso con la gente que podría haberla estampado o haberle robado la sangre. Bueno, bien podría parar, el ya paro por los dos, se agarraba a mi cintura. Miraba a ambos lados intentando distraerme, le quite las manos de mi cuerpo, me separe dejando una distancia entre ambos.

-Así que nada cambio para mejor...todo sigue en una rutina-Y así seguiría. El mundo seguiría girando alrededor de los polos árticos, los días y noches seguirían pasando poco a poco. El alba ya es desconocida para mí y el anochecer con la que despertaba cada noche. ¿Ahora qué? Mas solo que la una, con una persona que podría tener una idea equivocada de mi, pero que posiblemente había empezado con un tacto suave. La piel de Louis, aquel que conocí ahora mismo, tenía la piel de porcelana, como el de una señorita, su aroma aun emanaba de algunos rincones de mi ropa, mi boca abierta mostrando mis incisivos, mis colmillos finos y elegantes, ahí estaban, tranquilos, sin ser tentados por ninguna gota de rojo carmesí.

¿No comer sin necesidad?
Comer con necesidad es ser esclavo.

Mi mirada giro sobre mi hombro para mirar con atención a los ojos cristalinos de Louis. Mi mirar era educado, ahora me acercaba nuevamente hasta él, estando a meros pasos de distancia de cada uno. Bien. ¿Qué pasaría ahora? – Louis, no estás gordito...aunque donde esta lo feo, esta la belleza, pero eso no significa que tengas que engordar para que parezcas más hermoso a mis ojos, pues yo ya te veo bien así....-Pobre del tonto que pensara aquella frase, bien no sabía que era, pero yo si lo sabía, aunque bueno, en el pasado, aquellos días de templario y cuando conocí a Marie, ella era rellenita y bueno, lo disimulaba entre bellos corsés que yo, los odiaba.

Cuando una vez vi que comenzaba a tener problemas de respiración, esta seguía insistiendo en llevar puesto siempre el corsé que le regale por su cumpleaños, tan humilde era, que no se lo quitaba por nada del mundo, pero al fin y al cabo, esta murió, presentándome nuevas personas que conocer y que menos la primera de ellas, Louis J. Bouquet. Después de tanto tiempo parece que tengo un amigo...-¿Tu me llegarías a mentir? Los amigos no se mienten...-Recalque pues si quería seguir o querer que le viera, tenía que ver que podía confiar en alguien.

Que imagen tenía delante. Esas caricias habían sido extrañas sobre mi cuerpo. Cosquilleos sentí. Mi mano se dirigió hacia el cuello de Louis para quitarle un bicho, más concretamente una pequeña arañita-Oh una araña....-Me fui hasta una rama y ahí en alto, la deje para que volviera y continuase su camino. Estábamos en territorio ajena. Había que respetar.

Podría decir que así seria.....

Nadie pensó en que todo dependía ahora de mis movimientos sobre el tablero de ajedrez. Bien estando cerca del individuo de cabellos dorados, me acercaba hasta colocarme por detrás de su hombro, quedándome cerca de su oído y así tentarlo con suaves susurros a modo de silencio sobre su pálida piel, rozando la curvatura de su cuello, llevando lentamente la mano por encima de sus hombros e ir introduciéndola por dentro de su camisa que estaba entreabierta.

Bien se quedo mi mano quieta sobe su pecho, rozando piel contra piel a la vez que mis labios se acercaban a lamerle aquella curvatura que brillaba tanto al brillo de la luna-Puede....Convénceme....-Susurré vacilante a oídos ajenos a los suyos en mitad de la soledad que estábamos disfrutando ambos-Depende de si es otra vida maldita o simplemente una vida con la rutina de por medio....-Lamí el lóbulo de la oreja de Louis, lentamente para que tuviera un largo escalofrió. No demore en partir con mi mano lejos de aquella pálida piel, para sacarla del interior de aquella camisa que me tentaba por abrir de nuevo completamente.

Sentí un escalofrió al sentarme al lado de Louis. Mire a Louis a los ojos, comencé a usar sin demora un poco de mis encantos personales, me tumbe finalmente a su lado, contemplando el cielo estrellado que se explanaba sobre nuestras cabezas. La luna estaba bien caprichosa esta noche, pensé en que quizás ella también quería algún que otro roce cariñoso, pero con mi brazo rodee la cintura de Louis, atrayéndolo hacia mi torso que estaba en línea horizontal al igual que mi cuerpo.

Bien no mas en ese momento tan solo le agarre de la cintura, para después posarla sobre uno de los glúteos de Louis y apegarlo aun mas contra mi cuerpo-...Mmm un aroma desprende de tu cuerpo....-mire a los ojos de Louis con cierto amor, con cierta sonrisa picara en mi rostro-....-No dije nada, tan solo me dedique a olerlo por aquel pecho al descubierto, pase mi lengua por el canalillo de entre ambos pechos que tentaban bajo una camisa mal cerrada.

-Agh...Louis...-Lamí mis labios para después cogerle del mentón, mirarle a los ojos fijamente-....Mira, la luna esta envidiosa de esta desdicha entre ambos...-Sonreía aun de lado a lado, aun con mis dedos entre el mentón de Louis, fijamente le acercaba con muchísima lentitud, le acercaba a mi rostro, entrecerrando los ojos, para finalmente rozar con sutileza mis labios contra los ajenos en un casto beso, pero obviamente queriendo dejar con más ganas mientras después le separaba y le acurrucaba sobre mi pecho.

Ahora no, pero ahora ¿Si? El tiempo lo dirá.

Mirando a mis hermanas hipnóticas las estrellas que miraban la escena que se desarrollaba en aquel mismo instante, tuve que sonreír como un niño obtiene un regalo enorme. Mi rostro estaba feliz pues mi resultado estaba haciendo, dando resultado de lo que ocurría ahora mismo. Me divertiría aquel momento, me puse sobre Louis, aplastándolo contra el suelo, yo encima de él, siguiéndole el juego, deslizando mis manos por su espalda hasta que se deslizaron hasta su pecho sobre la camisa.

Tumbados, yo sobre él, contra el suelo de tierra, y sobre nosotros la luna, oh que bello astro-¿Cuánto falta para que el sol llegue y me calcine...?-Eso podría molestarlo pues me moví hacia un lado, dejándole libre de mi peso sobre su espalda y glúteos que cuando me tumbe de nuevo, muy cerca suyo, pude contemplar alguna señal de ello, ¿De algún enojo quizás? No lo sé... ¿quién me lo podría decir?

Me levante, me puse de pie y me volví a sentar en el suelo, frente a Louis, mirándole fijamente. Digamos que tenía que mostrar algo, pero enseguida termine mi inquietud, volviéndome calmado para mirarle preocupado-Louis....-Dije suave, sin temperamento, acercándome a él, acariciándole su cabeza, aquellos tonos dorados de los que se componía su cabeza, entristecí mi mirada-...Louis....-De algún modo le tome del mentón para acercar sus ojos a los míos, tenerlos a medio palmo de distancia en lo que duro poco pues de nuevo mis labios se posaron sobre los suyos, demorando el momento de la separación, pero...le tome de su talle y enseguida, con cuidado me apoye sobre él, tumbándole en la hierba del bosque.

Aun seguía mis labios sobre los suyos, ahora acelere la separación para mirarle a los ojos, aquellos ojos cristalinos que parecían meterme prisa en que les prestara atención de inmediato-¿Tan opuesto me creo que me atraes aunque sea un poco?-No era mi intención malcriarlo en la fidelidad, pues olía a otro más de mi especie, pero seguramente, por el olor a jabón, debía de ser alguien con las intenciones cobardes de todo muchacho tímido o muchacha sin pizca de atrevimiento, olía el cuello de Louis, sí, olía a otro más.

No pude evitar coger la camisa ajena y deslizarla por los hombros hasta media altura de su pecho, lamiéndole la clavícula hasta llegar por detrás de su oreja y finalmente quedarme con las ganas de probar su sangre, mis colmillos que habían salido de inmediato en busca de mas excitación, los reprimí, acurrucándome, escondiendo mi rostro casi culpable del descontrol que podría haber cometido hace segundos contra la piel de Louis.