En la estanteria (Privado)

por **Bufon** Miér Dic 07, 2011 7:47 pm

Nunca en sus vida imagino que un lugar así existiese, cuando vivía en la iglesia siempre veía muchos libros, algunos en el pequeño estante del obispo y otros en su escritorio, sin embargo ellos tenia prohibido tocar cualquiera menos uno, un tomo grueso de tapa dura y desgastado que ponía en la portada “La biblia”, el sabia un poco de letras debido a aquel hombre que le leía y le enseñaba a leer aquel viejo libro, sin embargo no podía evitar trabarse debido a la falta de costumbre, por otro lado jamás en su vida había tocado una pluma hasta que conoció a su actual maestro. Sin embargo, lo que había ahí adentro era muy diferente a la oficina de su obispo, todo estaba repleto de libros, las paredes, los estantes las mesas e incluso había algunos tomos apilados en las sillas los cuales estaban a punto de ser archivados y acomodados en sus respectivos lugares.

En su mano apretaba un pedazo de papel con la dirección de aquel lugar al que llamaban biblioteca, ya había entrado a aquel lugar unos días antes sin embargo no dejaba de sorprenderse cada vez que entraba, sus pies habían comenzado a moverse despacio a través de los pasillos creados por estantes y hojas viejas mientras buscaba algo, le habían dicho que se hiciese un espacio para practicar su pobre lectura, sin embargo como siempre no sabia por donde comenzar, todos parecían tan llamativos, con portadas de diferentes colores y gruesos variados, colocados en diferentes posiciones, algunos mas desgastados que otros, era un mar de tinta y hojas de donde escoger, sus dedos se pasaron por los lomos de aquellas obras como tratando de descubrir algo en ellas aunque no estuviese muy seguro de que, y como siempre que se ponía a pensar abrió los labios para comenzar a tararear una canción

- Shhhh…-se dijo a si mismo colocando su dedo índice sobre los labios al darse cuenta de lo que estuvo a punto de hacer, ya le había advertido hacia unos días cuando fue por primera vez que no se debía cantar ahí adentro porque las personas que llegaban a leer se molestarían. Una mueca de confusión apareció en el rostro del bufón, ¿Por qué habrían de molestarse? ¿Qué tenia de malo que cantase? ¿Acaso nunca había escuchado una canción en su vida?. .. esta y muchas preguntas pasaron por su cabeza al pensar en aquella, a su parecer, absurda regla. Mientras estaba metido en sus pensamientos pudo notarlo, arriba, en una estantería sobre su cabeza se encontraba el libro “perfecto” para el, era uno pequeñito pero muy grueso, de color café… el cual se encontraba un poco mas arriba de lo que podía alcanzar… su mirada se quedo clavada en el libro mientras su cerebro pensaba en los trucos que podría inventarse para alcanzarlo

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por **Doreen Jussieu** Vie Dic 16, 2011 2:02 am

Días atrás había tenido una crisis bastante severa, había tenido encuentros con algunos vampiros y casi había perdido mi vida por pequeños arranques de rebeldía que había tenido. Lo cierto es que yo no era así, nunca me había considerado una chica que rompiera las reglas que le estuvieran imponiendo por más pequeñas e insignificantes que sean. Los castigos que había recibido por salir de la casa de la noche fueron bastante severos. Milo no era de esas personas que fuera muy rectas conmigo pero entendía a la perfección que escaparme de esa "guarida" es poner en riesgo la seguridad de todos los integrantes de la revolución y sobre todo mi vida. Su cara de enojo había sido bastante clara pero su indiferencia cuando termino de hablar fue la que más me había dolido. Después de un tiempo se había dado cuenta lo mucho que me costaba trabajo permanecer en ese lugar cuando solo me la pasaba ansiosa por saber como se encontraba Darcy o por el miedo a que alguien pudiera llegar con nosotros por eso me había dado permiso de salir de ahí ¿Cómo¿ Aun no lo entiendo quizás mi pena había hecho que no pudiera verme de esa manera, claro llevaba cuatro vigilantes que pudieran asegurar mi regreso a casa.

Sabía perfectamente a donde quería ir, esta vez no quería ningún bosque, ningún lugar donde pudiera costarme la vida: La biblioteca. Aquel lugar estaba rodeada a esas horas de pequeños que venían de orfelinatos, listos para empezar a practicar sus lecturas o incluso para disfrutar de un poco de convivencia, tenía ganas de convivir con niños de hace días para acá había estado soñando con ellos. De manera inconsciente lleve una de mis manos a mi vientre, como añoraba poder tener a un nuevo ser dentro de mi cuerpo, pero sabía que eso al menos en mucho tiempo no pasaría. Bajé del carruaje con la capucha puesta sobre mi rostro para no ser identificada y me adentre a la biblioteca, adoraba que la mujer que atendía el lugar fuera una revolucionaría pues así no tenía problema de cualquier cosa que pasará mucho menos sería delatada.

Mientras mis vigilantes se posaban por la entrada y por la puerta trasera me dedique a poner caminar por las estanterías del lugar observando la cantidad de libros, en uno de los pasillos pude notar una gran cantidad de niños viendo libros y me acerqué a ellos sonriendo de manera natural. Tome un libro de cuentos de hadas y los llame a todos a una salita aparte para poder leerles la historia. Todos venían sonrientes siguiendo mi paso, sin chistar, emocionados por la atención que se les estaba prestando. En uno de los pasillos del camino pude ver a un encantador hombrecito intentar tomar un libro. Me acerqué con cuidado hasta él - ¿Quieres ayuda? - Tomé el libro y lo puse en sus manos besando su frente - ¿Nos acompañas? Vamos a leer una historia - Le señalé el libro que tenía en las manos mientras avanzaba con los demás niños que estaban inquietos.

por **Bufon** Mar Ene 03, 2012 2:25 am

Bufón estiro sus pequeñas manos mientras sus pues se alzaban hasta donde la fuerza de sus plantas le permitían llegar, sin embargo aun así no lograba alcanzar aquel lugar de la estantería, miro su manos derecha la cual era bañada por un soñoliento rayo de sol en el atardecer el cual se coló travieso por una pequeña rendija ubicada en alguna de las paredes cercanas a su sitio, su palma parecía desaparecer entre la luz del astro rey y a pesar de que se estaba esforzando se dio cuenta de que sus ojos no lograba vislumbrar aquel viejo libro.
- ¿hu?-alcanzo a exclamar a penas al sentir aquella suave voz de terciopelo resonar en su cabeza y el tacto suave sobre su frente, entonces, su vista se nublo por completo siendo cegada por una increíble luz blanca que lo cubrió todo, el sonido desapareció de los alrededores y se encontró a si mismo en una zona libre, en un limbo oculto en algún lugar del espacio y el tiempo al que nadie podía llegar además de él, delante de su mirada apareció la sombra de un hombre encapuchado vestido completamente de negro, con una especie de armadura plateada sobre su cuerpo el cual le llamaba para mostrarle algo en una pileta de agua, él se acercó rápidamente, tanto que la punta de su cabello toco la superficie del agua causando que se formasen un grupo de ondas la cuales le mostraron una imagen que jamás olvidaría durante el resto de su probablemente corta vida, el cielo del reino estaba teñido de rojo a pesar de la oscuridad de la noche , tal vez se deba a la sangre que corría a chorros sobre un montón de cuerpos abandonados sobre el suelo o las llamas que consumían todo a su paso, a lo lejos escuchaba los gritos de un líder que incitaba a su ejército a invadir al palacio real y los vítores de la gente que lo seguían, no alcanzo a ver los rostros de los demás pero entre la el montón de gente alcanzo a ver un hermoso rostro lleno de algún sentimiento que él no alcanzaba a comprender “Guerra!!!”. Giro el rostro sorprendido hacia su peculiar acompañante y este solamente sonrió llevándose los dedos a los labios en una mueca juguetona “shhhh”, entonces estiro la mano y lo empujo hasta dejarlo caer en una abismo blanco que volvió a cegarlo- ¿Una historia?-pregunto repitiendo lo último que escucho mientras sus pestañas aleteaban sorprendidas, sus ojos esmeralda comenzaron a aclarar las imágenes a su alrededor encontrando a la muchacha de ser su visión sonriendo delante suyo, con la expresión mas amable y dulce que jamás alcanzo a imaginar, tan diferente a aquella expresión que mostraba segundos antes en su cabeza- Uh…Gracias!!!-exclamo sonriendo al notar que el libro ya estaba en sus manos, todo había durado apenas una fracción de segundo para la muchacha pero fue diferente para él, no lo sabía pero descubrió por primera vez una de las tantas cualidades de una verdadera y larga herencia gitana, la clarividencia- Que clase de historia es esa señorita??-pregunto curioso apretando su pequeño y grueso tomo en las manos, quería intentar leer aquel libro sin embargo para el sería mucho más fácil escuchar primero la lectura y luego descifrarla el solo, al mismo tiempo la compañía siempre le ponía de buen humor y a su alrededor había un montón de niños que comenzaba a arremolinarse a su lado al parecer también ansiosos por la perspectiva de la lectura, aunque sin duda mucho más inquietos que el quien simplemente trataba de sonreír y borrar aquellas raras imágenes de su mente, después habría tiempo para pensar en ello

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