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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Louis J. Bouquet Dom Dic 11, 2011 6:29 pm

Confundí tu piel de nácar con la mañana,
confundí tus ojos verdes con agua clara,
tu cabello con la noche,
y tu cuerpo con mi almohada,
yo estaba soñando y tú a mi lado acurrucada...


Eran al menos, las cuatro menos quince de la tarde. Una de esas en las que el sol ya no calienta como en el verano. Con un otoño que poco a poco cae en un sueño, dejando paso a la estación mas fría del año. La verdad que estaba emocionado. Jérémie adoraba el invierno. Como niño pequeño, esperaba por la primera nevada. Sentir la nieve en su mano. El frio en las mejillas, que no tardarian nada en ponerse rojas. Agradecia poder disfrutar sin temor a caer enfermo. ¡Que horrible pasar tantos dias en cama por un refriado!

Esperaba sentado, en una de las mesas en el espacio mas intimo de aquel restaurant. Solo, con una copa de agua entre sus manos. No era momento de beber alcohol. No aun. Y no podia pedir nada, hasta que llegara aquella persona. Cerró los ojos, con una sonrisa. Si lo hacia, podia verla con claridad. Ah, que linda muchacha. Eran más flashes de su memoria gatuna. La humana estaba totalmente turbia. Mas eso no le quitaba esa sensación de… ¿culpa? Que le carcomía lentamente, como los roedores que muerden las puntas de los sacos en las bodegas. Lentamente, hasta que llegan a un limite. Louis acaba de llegar a el.

De aquella noche, solo recordaba aquel calor. El sabor del alcohol en sus labios. Y las estrellas como cobijo, mientras una respiración le golpeaba el cuello. No necesitaba saber que habia pasado. No era idiota. Y eso era lo que lo tenia asi. Si bien el no era y nunca fue un casanova, no por ello, queria ser… ni por esa vez, de aquellos que hacen y corren. Eso no estaba bien. Asi que, quizás ella no sabia su nombre, bueno, si lo sabia, pero Lyuba no sabia que el gato y el demonio de ojos claros como manantial perdido entre las montañas de aquella noche, eran un mismo ser.

Queria verla una vez mas. Le habia simpatizado bastante aquella joven. Estaba encantado. Y por un par de semanas no se le quito esa idea del pensamiento. Por ello, tan solo tres dias atrás, habia ido hasta la zona de los gitanos. Sabia que ella era una de ellos, y a pesar de que tenia miedo de pisar de nuevo aquel lugar, por la mala experiencia que tuvo en el circo, se trago aquello, y le busco. Después de todo, no habian sido ellos los que casi lo matan. No la encontró, pero dejo recado con una de las señoras que mas confianza le inspiraron. No estaba seguro que le pasaran el mensaje, pero… al menos, estaba intentado, no?

Miro el reloj. Solo cinco minutos para la hora en que le habia citado. Esperaba de verdad, la morena hubiese aceptado ir, a encontrarse con prácticamente un desconocido. Solo habia dejado instrucciones a los de la entrada, que le condujeran hasta el. Se frotó las manos. Esperando.



Última edición por Louis J. Bouquet el Mar Ene 10, 2012 11:31 am, editado 1 vez


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Mensaje por Lyuba A. Yumara Lun Dic 12, 2011 1:54 am

Lyuba seguía observando las llamas del fuego jugar como bailarinas profesionales en un escenario repleto de admiradores. Los ojos de la morena se derretían entre aquellos colores y su cuerpo se estremecía ante su calidez. No prestaba atención a sus hermanos, los cuales pasaban por su lado observando su vientre demasiado crecido. “Cuanta impertinencia! Dios sabrá quién es el padre. Es el hijo del demonio!”. Unas palabras que al principio atormentaron a la morena. Solo eran palabras, el mundo creía lo que les convenía y si su hijo era el demonio, se encargaría personalmente de enseñarle el infierno. Aun sentada, sobre una silla de madera y con una capa sobre sus hombros, dejaba que el fuego impregnase su piel de aquel olor a quemado mezclado con la hierba de primavera. Nada ni nadie podía perturbar la tranquilidad de la morena , sus propios pensamientos lograban salir a flote y de vez en cuando, la gitana, los ahogaba .

Una hora desde que Lyuba seguía calentándose ante el fuego , con los pensamientos esparcidos entre sus llamas y con el cuerpo relajado. Hasta el pequeño estaba relajado!. Una de las ancianas del campamento se acercó a ella , era una de las pocas mujeres con las que la morena seguía manteniendo contacto, los demás gitanos señalaban -no solo con un dedo, si fuese posible con toda la mano – su vientre y algunas que otras veces se burlaban. Se aprovechaban de su silencio pero no estaban conscientes de que en la mente de la morena, cada uno de ellos, obtenía una muerte lenta y dolorosa. Así pues la anciana comenzó a desperdiciar unas palabras y Lyuba siguió el curso normal de una conversación ajena. Como despedida, la anciana sacó de su bolsillo una carta para Lyuba. Sin sorprenderse, tomó la carta.

Louis Bouquet. Totalmente desconocido, aunque podremos culpar a la gitana de que no había echo ningún esfuerzo por recordar a la persona con dicho nombre. Abrió la carta y leyó entre las líneas con objeción. Entre la poesía de sus palabras, de sus cursivas letras, la morena se dio cuenta de que estaba citada a un restaurante. Era la primera vez que un desconocido la invitaba a cierto lugar, no confiaba en aquel señor...y aunque deseaba ir..debía de estar atenta a cualquier gesto de este. Tiró la carta al fuego y se levantó con tranquilidad de la silla.

Acabó de vestirse rápido , su cabello negro había crecido mucho más y jugaba con el viento cual si fuera hojas de un árbol, caídas. Su rostro poseía un ligero maquillaje que hacían resaltar sus ojos color mar. Había madurado, tanto físicamente como en sus decisiones y otros aspectos. Su personalidad había cambiado y estaba mucho mas fría que un mármol. Su cuerpo cubierto por un vestido hasta los pies con un color simple, negro y elegante. Aunque no era pomposo debido a que no podía llevar (y menos permitírselo) por el embarazo. Hacía frío por lo tanto obtuvo por ponerse el abrigo rojo y unos guantes blancos y mientras caminaba sobre las calles de Paris, pensaba en aquel extraño que la había citado. No tardó mucho y sus ojos encontraron el restaurante. Cruzó la calle y una vez enfrente de la salida , quiso entrar pero dio un paso..

¿Qué demonios estaba haciendo?¿ En que estaba pensando? ¿Y si era un vampiro o un enemigo de una vida pasada?. La gitana se atascó entre las preguntas que su mente y sus recuerdos ejercían sobre ella. Aun así, entró haciendo sonar una campanita. Algunas personas se giraron y otras seguían con los ojos en sus respectivos platos. Un encargado le tomó el abrigo y los guantes, tratándola como a una verdadera dama de sociedad. Agradeció ante aquello y el encargado ,sin saber de que se trataba le indicó el lugar donde se encontraba Louis – Su esposo la espera en esa esquina.. - ante aquella indicación, la morena arqueó una ceja respondiendo cortante – No es mi esposo – sin mas , dio media vuelta y dejó a sus tacones riendas sueltas para hacer el ruido necesario mediante caminaba.

Llevó una mano al vientre, buscando al sujeto con la mirada. El encargado seguía detrás de ella y una vez frente a un rubio , le indicó el lugar. “¿QUE DEMONIOS?” . Ni mas ni menos era el padre de la criatura que en su vientre crecía con tanta rapidez. Habían pasado ocho meses desde entonces . Recordaba vagamente su olor, sus caricias y ….decidió marcharse pero ya estaba en frente de el. Miró con disimulo el reloj y se dio cuenta de que no había tardado ningún minuto – Señora, tome asiento – entre el encargado y ..Louis , Lyuba no sabía a quién golpear primero. Frunciendo sus cejas y mostrando diplomacia, se sentó en frente de este sin articular palabra . Tan solo sus ojos observaba aquel rostro, que sin duda , le había echado de menos.



No me a gustado T_T pero prometo mejores!recién me e levantado xD



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Mensaje por Louis J. Bouquet Lun Dic 12, 2011 9:24 pm

Las manos le temblaban ligeramente. En verdad, que parecía un niño impaciente. La verdad, que aquel comentario, que una vez le hicieran, no podía tener mas que puros tintes de verdad. Era un niño en el cuerpo desarrollado –según esa persona sensual- de un hombre maduro. Cualquier otro, quizás seria mas disimulado que el mismo. Sonrió, nervioso, a la copa que lo acompañaba. Estaba deseoso de ver a la chica, con aquella sonrisa. Por que aquellos labios componían una de las más hermosas que haba visto. Dio otro sorbo, acomodando aquel corbatín de encaje blanco, coronado con aquel broche de rosa roja. Eran su flor favorita, y en un sentido extraño de su concepción del mundo, el se atrevía a creerse una.
Era simple y complejo. Cerró los ojos. ¿Y si no llegaba? Que sucedía si Lyuba desconfiaba de aquella letra tan cuidada? ¿si pensaba que era algún tipo de broma? La verdad que no le importaba esperar un par de horas. Sin importar que ridículo se viese, allí, mientras los encargados le miraban desde la barra y al pasar, podía escuchar los murmullos de burla, por que a aquel caballero de pupilas avellana de un azul casi blanco, le habían dejado plantado. Sus manos entrelazadas sobre la mesa, mientras tenía su semblante mas pensativo. Concentrado, como si quisiera poseer un poder ultraterreno y pudiera llegar a invocarle mentalmente.

La campanilla de la entrada, sonó. Alzo apenas la mirada, sin mover el rostro. Deseaba con ferviente de, que fuera la mujer de aquella noche en la estación. El olfato de los seres cambiantes, es un mito. Parte de la leyenda y cuentos populares. Pero es cierto. Un cambiaformas, siempre recuerda los aromas de las personas. Lugares. Como etiquetas dentro de un archivo enorme, como una de las bibliotecas mas completas, llenas hasta el techo de estantes, que estaban tapizados de libros forrados en cuero, madera y alguno, por que no, pergaminos.

Ahora, todo se hace invisible,
dejándome solo a mi.
Te dibujo, a ti, quien apareces nuevamente,
en mi pensamiento, y cierro los ojos.
No seré nunca, capaz de olvidarte…


Volvió a recostar la espalda sobre el respaldo de aquella silla.
Con los ojos aun cerrados, mientras… ¿Se estaba imaginando ese aroma?
“tap, tap, tap”. Pasos apresurados, firmes, que se acercan. No queria salir de su burbuja. Por que algo… no le, no le cerraba del todo. Era un olor que sin duda, era el de la mujer de hechizantes pupilas, como olvidarlo, si se lo llevo en la piel. Pero… ¿y aquel vago aroma? Le hacia recordar a Izam o Kaine, ¿Qué tenían en común aquellas personas? Sacudió la cabeza un poco, apretando sus ojos. No, eso no era posible. Se quedo realmente estupefacto, por esa razón… y una mucho más notoria.

Lyuba estaba encinta.
Y si era observador, estaba algo avanzado. Louis no sabia mucho de niños, nunca tuvo un hermano, ni siquiera fue adoptado… El señor Thomas era viudo o algo así, y ya mayor. No, en realidad, el se habia relacionado poco con gente en estado…. y… pero, por alguna extraña causa, se sintió contento. Si, no habia nada mas bonito que ver a una mujer esperando un hijo. Vaya, el tiempo acababa de pasar volando. Apenas, ella se sentó, regreso a la realidad, parpadeando de manera historiada. Jérémie si, era bastante cuidadoso en sus propios movimientos. ¿Por qué? Puro esteticismo, sobre el cual baso gran parte de su juventud. Pocos sabian eso. La única que quizás conociera a un Louis diferente, fuera Stef, pero hacia mucho que no veía a esa joven.
Sonrió de la manera mas dulce que pudo a aquella mujer, acomodándose nuevamente, inclinando su cuerpo un poco adelante, mientras sus piernas se cruzaba bajo la mesa. El encargado, fue entonces por la carta, dándoles un par de minutos solos. Los primeros. Acomodo un mechón rubio detrás de su oreja, y pronuncio, sin dejar irse la sonrisa.
-Vaya, como pasa el tiempo. A veces, va tan deprisa, que temes de deje atrás. Otras, transcurre tan lento… ¿Te… te acuerdas de… mi?-La verdad que no era su fuerte hablar. Si, era actor, pero eso no le ayudaba, era tímido debajo de las tablas. Se sentía intimidado, de cierta forma, por el rostro serio de la morena. Lo que habia dicho, no era tal vez lo mas sensato o listo, pero no se le habia ocurrido alguna otra cosa-Yo… espero no haberte causado alguna… molestia con… tu… ¿esposo? –-murmuro, desviando la mirada de sus ojos, al vientre, que asomaba un poco. Curioso, ¿le dejaría ella poner una mano encima? De verdad que le agradaría… sentir al bebe moviéndose.



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Mensaje por Lyuba A. Yumara Mar Dic 13, 2011 3:57 pm

Carraspeó en el silencio abrupto que se había formado entre los dos , sin contar al encargado con la mirada inquisitiva. No dijo nada. No deseaba decir nada. De por sí, la situación estaba siendo una de las que mas odiaba la morena:penosa, asquerosa . No sabía como describir con exactitud. Quería levantarse y volver por donde había venido, pero dar la espalda a la realidad y sus problemas significaba cobardía y ella no poseía tal defecto. Observaba con sus ojos marinos, mucho mas llamativos desde que fue convertida. Estaba infectada hasta en la mente, todos sus planes, su mentalidad...absolutamente todo había cambiado. Parecía devorar a Louis con los ojos,no de la manera de ser una persona irresistible, si no de la manera aquella “ agh,maldito bastardo te devoraré peor que un animal” . Dios sabrá cuantos corazones había roto Louis, cuantas mujeres habían sido testigos de sus caricias tan perfectas que solían llevarlas al cielo y hacerlas gozar tal cual hizo con la gitana.

Arrugó su nariz disimuladamente, por la repugnancia de sus recuerdos y por un olor extraño. De echo, había variedades de olores en aquel restaurante. Suponía que era cosas de cocineros y sus dotes de cocineros, aunque le pareció extraño. Demasiado pronto para que Lyuba supiese diferenciar los olores. Por otra parte, el de Louis era totalmente distinto. Podía sentirlo hasta en sus venas, impregnándolas de un olor fresco pero uno extraño. Ambos combinados con desdén . Con la misma sutileza y discreción, Lyuba volvió a arrugar la nariz. No podía dejar de un lado aquel olor tan fuerte. Tal vez le ocurría aquello debido a que estaba embarazada y sus instintos estaban mas alerta o tal vez porque no podía controlar con exactitud sus sentidos y menos ignorarlos. Recién había sido convertida y ella seguía ignorando aquel echo, solo el rostro y las imágenes eran los testigos de caracterizarla como una bestia.

Los menús fueron entregados a las dos personalidades diferentes. Lyuba seguía con la vista expuesta en el hombre, intimidándole ante las pupilas frías . Cuando comenzó a decir unas palabras, ella puso los ojos en blanco, haciendo una mueca con sus labios. Estaba molesta porque había osado en interrumpir aquel silencio sepulcral, un silencio que se requería solo en situaciones como aquellas. “Mira por donde! El tiempo pasa demasiado rápido, ocho meses y estoy a punto de dar la luz a nuestro hijo. ¿Raro verdad? “ mediante el rubio hablaba, ella respondía con cinismo e hipocresía mediante su mente. Pensamientos profundos que no deseaban ser esparcidos por sus labios en ningún momento. Hundía sus olas de mar en el menú, sin interés alguno, solo era un pretexto para dejar de observar sus ojos llamativos. Ante la pregunta , levantó la mirada de golpe con demasiada frialdad y brusquedad. No debía haber echo esa pregunta estúpida, pero sin embargo la había echo. Le maldijo en su interior.

“Desgraciadamente, querido,desgraciadamente” respondió mentalmente volviendo a bajar la mirada. Encontraba mucho mas interesante los nombres de los manjares que la conversación o al menos las palabras del joven asiático. Pasó la pagina del menú, así como debía haber echo con Louis. Por su parte, deseaba olvidar el incidente, pero el había echo lo posible para volver a verla. ¿Por que?.Tras tantos meses el la buscaba. Patético . Pero aun había, Louis suponía que Lyuba estaba casada y que estaba embarazada de un ...hombre. Ironía de la vida!. Se mantuvo callada, sin soltar ninguna palabra, sin hacer ruido. Tras humedecerse el labio inferior, se lo mordió con fuerza reprimiendo así asustar a todos con una risa maléfica pero a la misma vez musical. Cerró de golpe el menú, con la misma brutalidad con la que solía mirar a Louis. Lo empujó un poco mas al centro de la mesa y se inclinó lo suficiente como para susurrarle - ¿Que es lo que quieres? - nada de formalidades, solo un tono arrogante acompañado de una ceja arqueada, hambrienta de respuestas. Volvió a echarse hacía atrás, acomodando su espalda elegantemente en el respaldo de la silla sin dejar de observarle.





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Mensaje por Louis J. Bouquet Miér Dic 14, 2011 11:42 am

Odiaba los espacios sin sonido de ese tipo. Le hacían zumbar los oídos, y hervir aun más de inseguridad, miedo, vergüenza. Algo de desespero. Su espalda la podía sentir recorrida por un sudor helado. ¿Por qué lo miraba de esa manera? ¿Dónde quedo el calor de esas pupilas? No le decían mucho. Eran como pozos de agua cenagosa. Grises, que te mataban lentamente. No sabía el chico que podía ser peor. Que Lyuba le dedicara esas miradas fulminantes, o que algún matón le amenazara con una daga al cuello para vaciarle todos los francos del bolsillo.- No sabía cuál era más letal. Le dolía que lo observara de esa forma, por eso, las pupilas del cambiaformas, no podían permanecer más de dos segundos, en las de aquella hermosa mujer. Si, parte de ese complejo… y esa estúpida costumbre de esperar siempre lo mejor de las personas. Era un minino para nada familiarizado, con el desprecio, en últimas fechas. No porque jamás hubiera sufrido, ja, toda su infancia lo hizo, como miles de niños en lo ancho del mundo. Peor al crecer, aprendió a disfrutar, quizás, para mal, de la bondad de los demás.

Por un momento, tras pasar saliva, consciente de la estupidez que acaba de preguntarle, y al ver su gesto… ¿era desprecio? Supuso de alguna manera, que se debía a ello mismo. Bajo el rostro, soltando un suspiro. Era obvio, que él no estaba en el top de la lista de personas amadas para su interlocutora. Seguro, pensaba lo peor de él. Un hombre que solo usa, satisface sus deseos carnales y se larga, sin apenas decir su nombre. Ah! Como odiaba entonces, que se le comparara él, con un hombre que solo busca placer, que no entrega sentimientos. Porque él no tenía esa intimidad con cualquiera, y si bien, había sido algo influenciado por el vino, no por ello, no le había amado, de verdad, intenso, mientras le tenía entre sus brazos. El neko era alguien con el corazón siempre abierto. Sus manos se aferraron al cartón de aquel menú. Sintiendo la mirada como una losa, mientras solo silencio era respuesta a sus preguntas. Sabía que no era el mejor hombre en el mundo, ni en Paris, pero… esa pesadez, no podía ser normal. Joder, que le costaba dedicarle al menos un par de palabras? Decidió aguardar. No estaba en la disposición de exigir. Solo esperar. No importaba cuanto le costara. De verdad, quería ver un atisbo de la Lyuba que conoció en su forma gatuna.

-Pide lo… lo que desees, no te detengas… eh… yo…- aprovecho la llegada de aquel mesero, para desviar y alejarse de ese glaciar. Pido cualquier cosa, apenas un balbuceo extraño. Y claro, una botella de buen vino, por los buenos tiempos… si es que de alguna manera existían. Porque esa mirada, ataco de nuevo, y esta vez, no pudo evitar morder su labio inferior, casi dolido. De manera inconsciente, comenzó a rogar al cielo, un soplo de alguna emoción más alegre en la gitana. No estaba bien, no era correcto. Era la peor condena, ver a una mujer en ese estado. Por dios, ella debería estar contenta! ¿Acaso ese bebe, esa pequeña vida, que habitaba dentro de su ser, no le causaba dicha? Para él, que quizás siempre creyó en los cuentos de hadas, ese tipo de cosas, estaban dadas por hechas.

Se movio sobresaltado en su asiento, de manera casi ridícula, cerrando sus ojos un poco. Ese golpe no solo resonó en sus oídos. Se quedo quieto, mientras para su sorpresa, ella se acercaba. Bajo la mesa, una de sus manos se apretaba, hasta hacerle daño. Paso de nuevo, saliva, de pronto, no sabia como hablar. No, en realidad eso no era posible. Solo se habia esperado otro tipo de pregunta. Suspiro de nuevo, acomodando la servilleta sobre sus piernas. Levanto la mirada, y como si con ello quisiera combatir toda la negatividad de la morena, le sonrió de manera dulce. -Yo… en realidad, no tengo excusa. Espera… si la tengo. ¿Es tan malo, Lyuba, que haya querido, verte? Me… gustaría, si… si me lo permites… Estar contigo. Ser tu amigo. -una pequeña pausa, mientras su mano se movía nerviosa sobre la mesa.

Aún así, consigo aquello que quiero;
posiblemente, la amabilidad que sostenían mis manos
esté desapareciendo.



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Mensaje por Lyuba A. Yumara Sáb Dic 17, 2011 10:27 am

"Tu mirada y la mía enlazadas y adheridas por el interminable deseo de tenernos en frente…"

Era consciente de que su mirada molestaba e intimidaba . Eran sus ojos los cuales transmitían los recuerdos de su pasado, de aquella noche ahogada en el vino y en la pasión que ahora, los unía. No iba a mentir, Lyuba sentía mas que atracción por el asiático , pero eso nunca se lo diría. Construía cada vez mas aquella fría pared de mármol, para prohibir que el la viese tal como era, una persona débil y con un corazón abierto. Pensándolo mejor, nadie iba a verla de aquella manera, salvo su hijo. La personalidad cambiante y aquella inseguridad habían desaparecido en el mismo momento que su humanidad lo había echo. Arrugó de nuevo su nariz, con disimulo . No soportaba mas aquel lugar y menos la esencia de Louis. Demasiado extraño, inhumano e insoportable. Con el intento de tranquilizarse , entreabrió los labios un poco, permitiendo llenar sus pulmones de oxígeno. Desafortunadamente, solo lograba llenarlo de aquellos sentimientos inseguros del rubio y al mismo tiempo, de su olor.

Retiró ambas manos de la mesa para posarlas sobre el vientre, deseando protegerlo de aquel hombre rubio que solo sabía aprovecharse de las personas. Era por eso y por lo que crecía dentro de ella, la molestia de la gitana. Levantó la barbilla, aun con aquel aire de superioridad (aunque no tenía ningún motivo aparente para sentirse de aquella manera) esperando la respuesta a su pregunta. Era una persona impaciente y no iba a tolerar nisiquiera un minuto de espera. Cambios bruscos, personalidad brusca. Como señal de su impaciencia, comenzó por hacer ruidos molestos con sus zapatos , impaciente. Al parecer iba a esperar un rato mas debido a la intervención del mesero y la caballerosidad de Louis. Interesante. Aunque no le satisfacía ni mucho menos impresionaba a la morena. El encargado de antes llegó en el momento inoportuno, deseando saber lo que iban a tomar “ la aparente parejita feliz”. Despegó sus labios para decirle lo que iba a tomar pero la palabra “ Vino” la hizo tragar todas sus palabras. Arrugó las cejas y con frialdad dijo – Por si no te has dado cuenta, estoy embarazada – fue como un reproche por haber encargado aquello.

Volvió su vista al mesero . Poseía un olor agradable pero a la misma vez asqueroso, a mar, a las frutas marinas y a la sangre de estos. Podía escuchar su corazón palpitar con normalidad,era cómo un martillo en la cabeza de la morena. Insoportable. Tenía ganas de vomitar en aquel instante con solo imaginarse a un pulpo descuartizado y su sangre esparcida por el suelo – prácticamente, el olor del mesero - Emincé de poulet – encargó sin pudor alguno – Buena elección! - exclamó el mesero alegre . Una alegría que parecía arrancar los cabellos de Lyuba .Puso los ojos en blanco, ignorándolo completamente – Además, seguro que vuestro hijo le... - Lyuba interrumpió con calma – No me importa tu opinión. De ser así, te la hubiera pedido. Y no es nuestro hijo, es mi hijo. ¿Quieres irte ya? - la esencia de su maldad , sus ojos envenenados por la hipocresía llenaban a cualquier ser humano de una sensación negativa e insignificante . Avergonzado , el mesero carraspeó y pidió disculpas recogiendo los menús.

Se acomodó mejor sobre la silla pero con sutileza, demostrando ser algo que no era; una dama de alta sociedad. La voz de Louis marcó su presencia, ya casi olvidada por Lyuba. Le permitió hablar, era lo mínimo que podía hacer por él y además no requería esfuerzo alguno. Tras sus palabras, la gitana seguía observándole sin decir ninguna palabra. Su corazón latía demasiado fuerte y Lyuba podía percibirlo, tan fuerte que parecía sostenerlo en sus manos. ¿Esas sensaciones fuertes de donde demonios provenían?. Gruñó por lo bajo e hizo un esfuerzo por responder al asiático - ¿Después de ocho...meses? Si bien lo recuerdo.. - su voz era aterciopelada y sus susurro audibles pero suaves. Aun poseían la frialdad propia de la morena y la bestia de esta.
- Louis... - pronunció con su típico acento rumano , enfatizándolo con un poco de sarcasmo malicioso – Al parecer ese es tu nombre... - musitó para ella, reflexionando pero a la misma vez deseando burlarse de alguien emotivo – Créeme, al leer tu carta pensé que se trataba de otra persona. No conocía tu nombre, de ser así no entraría por la puerta de este restaurante – era mala, fría y una burlona pero en el fondo deseaba acariciar sus labios una vez mas.

El ambiente estaba tenso, por parte de la morena, la cual seguía a la defensiva con cierta calma insoportable. Deformó sus labios en un intento de formar una sonrisa cínica - ¿Estar conmigo? ¿Es que acaso me ves en otro lugar distinto? - preguntó arqueando una vez mas la ceja izquierda – Estoy aquí porque no tenía ni idea que se trataba de ti. Eres un error en mi vida y los errores no se pueden arreglar – su lengua era venenosa y sus palabras eran finas como la hoja de una navaja deseosa de mancharse de sangre – Mi amigo.. - repitió las mismas palabras cerrando un poco los parpados negros . No dejaba en ningún momento desaparecer aquella sonrisa que la caracterizaba de pies a cabeza - ¿Acaso no te basta en conocidos? - tras aquellas palabras llevó una de sus manos hacía el cabello negro, arreglando un mechón que prohibía visualizar e intimidar a Louis. Lucía extremadamente bien aquella noche. En el pasado, siendo una humana, no poseía una piel como en aquel mismo instante. Fina y con un color bronceado ligeramente, un rubor en las mejillas y una feminidad mucho mas acentuada. Por una parte era bendición,por otra maldición.

Sin poder evitar, la gitana apoyó una mano en la mesa y cerró sus ojos con fuerzas. Sintió un dolor insoportable y unos golpes fuertes de su hijo, demasiado inquieto en aquella noche fría. No, no era eso. Simplemente golpeaba a su madre por tratar de aquella manera horrenda al único padre biológico de este.




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Mensaje por Louis J. Bouquet Sáb Dic 17, 2011 9:41 pm

Fijo su atención en algún recuerdo, el que fuera, con tal de no verse totalmente apaleado. Emocionalmente, claro esta. La sonrisa juguetona de la Lyuba que el conoció, era algo fuerte. Era lo que mas le habia encantaddo de la hermosa gitana. ¿A dónde se habia ido? ¡Que alguien le dijera, por los dioses! Que una voz ultraterrena se atreviera a calmar su búsqueda de respuesta. Que le dijera que hacer, que decir, que pensar. No importaba como, pero habia que volver a hacerla sonreir de esa manera jovial. ¿Los demás sentian esa energia aplastante? ¿esa negatividad? Lo estaba poniendo malo. Pero Louis, no es de lo que no intentan algo, que ayude a sus semejantes. Lyuba deberia saberlo… al menos, si ella supiera que el gato que huyo cobardemente para volver como humano, era el. Si ella… Sonrio, un poco mas ¿seguro, tranquilo? Cuando le vio hacer ese gesto tan maternal. Una chispa de esperanza, que le decia que no estaba todo perdido. Que dentro de aquella mujer, aun… habia sentimientos menos duros. Menos hielo ardiente. De verdad, queria tomar esa escarcha con las manos, y arrojarla lejos. Tenso la mandíbula. Estaba tan nervioso y ese “tap tap” de los zapatos, que si seguia asi, le daria algo. Alguno de sus estupidos tics. Por que los tenia. Si no que le preguntaran a la señorita Von Misson, ella habia visto lo asustado que podia ponerse, hasta el grado de temblar y tartamudear. Dio un respingo y tallo su mejilla, cuando cayo en cuenta de ello. El no tenia la culpa de ser tan despistado. No tenia idea de los cuidados de una embarazada, por que el jamás… habia estado en esa situación. Lo habia deseado, si. Ese anhelo, que se quedaria en sus tesoros sin cumplir. No se quejaba. Tenia muchas cosas que lo compensaban. Pero… tenia ese… esa sensación, que solo se siente, cuando la ansiedad y la curiosidad se unen. -Eh… yo… vaya… lo s-siento… no pensé…

Si, el cambiante nunca pensaba antes de actuar cuando estaba en situaciones tan tensas, como aquella cuerda floja bajo el peso del acróbata. Perfecto. Acaba de meter la pata otra vez. Lejos de lograr un avance, parecia ir dando tumbos contra la pared. ¡Patético! No habia otra palabra para describir al cambiante de ojos claros. La voz de la joven interactuando con aquel muchacho, le sonaba mas lejana que las olas que golpeaban las playas de su primer hogar. Tan lejanas, como el canto de aquella ave de plumas azules. Su guía, el espíritu que marcaba su destino. No tenia ni la menor idea de que demonios pedia la chica, pero eso era lo de menos… ”vuestro hijo” eso fue lo peor que aquel pobre hombre, pudo haber dicho. Desvió la mirada apenadísimo. Sentía calor en sus mejillas. No era necesaria tan brusquedad. Pero alli estaba, mandándolo a meterse en sus asuntos. No podia negar, que aquellas dos palabras, le… le gustaron. ¿en alguna realidad alterna, eso era posible? Casi pudo imaginarlo… A través de una densa bruma con el olor de las rosas, en un jardín secreto, lejos de las miradas de todos. Jugando con un pequeño niño idéntico a su madre. El agua chapoteaba en la fuente de sus sueños, junto a las risas y el trinar de las aves…. Simplemente, una visión que deja sin palabras. -si, solo es tuyo…- murmuro, apenas. Casi inaudible, con un deje de ¿melancolia?

La gitana, al fin daba alguna respuesta algo mas que no fueran casi frases sueltas, y miradas asesinas. Pero no por ello, dejaban de tener esa especie de veneno que ahora parecia correr por las venas de Lyuba. Agacho la mirada, dejando que cada palabra lo golpeara, sabia que merecia muchas cosas. ¿Pero tanta hostilidad era necesaria? Mordio su labio fuerte. Le dejaba en claro que si estaba alli, era solo por que no habia podido dar un rostro a ese nombre en la misiva. Lo mismo que si fuera un anónimo.
Dolia que le dijera “error” con tanto desparpajo. Dolía, por que, según su propia creencia, los errores no existen, es como cuando creas un trazo a lápiz, boceto de alguna obra que adornara un pasillo. Cierto es que miles intentan borrar las lineas “fallidas” a como de lugar. No se dan a la tarea, de creer, de dejarlas tal y como están. Que cada una de esas lineas descartadas, alguna vez, en determinado momento, podrian ayudar a crear algo maravilloso. Louis era por tanto, una de esas lineas. ¿Acaso no podia verlo? Ese era el mismo principio básico, del por que habia ido hasta el campamento gitano, en búsqueda de esa mujer de hierro que tenia delante.
Era tanto el daño que las espinas se encajaban mas y mas, en su corazón. Una enredadera letal. No pudo evitarlo. Ser un “conocido”, no le gustaba. No era vanidad, era solo el deseo de… de ser algo mas. ¿Por qué ese muro? Sin poderlo evitar, pequeñas gotitas saladas, abandonaron sus ojos, marcando sus mejillas de porcelana. Ahora, no podia verle directamente. Ella tal vez, pensaba que para el, fue una mas de las que calentó su cuerpo y calmo sus ganas de lujuria. Pero no fue asi.


Intentando cambiar el pasado,
Detente. Si lo consigo, ¿me perdonaras?

Miserablemente lloro,
El castigo por haber olvidado…

Esta es la última vez que haré sentir mal a una mujer.


-Lamento… que fueran tantos meses… Se que no tengo derecho a pedirte nada. Pero no quiero que tengas… una mala imagen de mi…- Paso saliva, su voz todavía no mostraba aquello que sus pupilas acuosas estuvieran delatando. Con gesto casi delicado, saco un pañuelo y lo paso por su cara, apenas la punta, por sus ojos. Rogaba no salieran mas. Seria darle un listón de trofeo a la joven. -Yo… pasaron muchas cosas, no es justificación… pero…- Se detuvo, por que decir aquello, le traia los dias mas negros de su vida. Recuerdos que lo picaban como cuchillas ardiendo. Todavía. Las palabras no llegaban a el. Queria decirle muchas cosas, pero no podia, sin toparse de narices con esa mirada que le recordaba a las mañanas en la playa. Al menos esa noche, y no esa tarde.
Se detuvo, por que aquel gesto, hizo a la mascara de ¿maldad? Tambalearse, o al menos eso parecia… Sin dudarlo, en una muestra de su agilidad felina, se puso de pie, salvando la distancia entre su asiento y el de ella, en un mero acto reflejo, apoyo una mano sobre su hombro, mientras su cuerpo se inclinaba sobre el de ella. Y el deseo de su corazón, aquel pequeño anhelo que habia surgido cuando la vio entrar, busco cumplirse, aun a costa de que posiblemente, le supusiera mas que una bofetada. Una de sus manos, se coloco sobre el vientre ajeno. Cálido, aun a través de la ropa.-Lyuba… ¿e-estas b-bien?



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Mensaje por Lyuba A. Yumara Vie Dic 23, 2011 9:36 am

En todo lo que hago o sueño estás presente, como en el vino el sabor de las uvas.


- Aparta esa mano de mi vientre, coño! - exclamó de mal humor apartando su mano . No la apartó porque le tenía asco, ni tampoco porque ponía al pequeño nervioso. Al contrario, le apartó porque el pequeño pareció sentir a su padre cerca suyo, cuidándolo y protegiéndolo. Lyuba no deseaba que él supiera la verdad , ni su hijo ni Louis. Debía mantenerlo lejos a toda costa. Giró su rostro, apretando la mandíbula sin dejar de observar sus ojos con cierto rencor . No había esperanza alguna , no había dulzura para abrazar los ojos del rubio . ¿Se conformaría él con la frialdad de la gitana?. Arrugó ambas cejas aun observando su rostro. Estaba tan cerca su olor !.Lyuba no podía aguantar más y explotó – Joder! ¿Que colonia usas? - su pregunta fue cargada de una mueca que transmitía cierto asco. Asco porque su aroma no era idéntica a los demás – Da igual,no me contestes... - susurró para ella poniendo los ojos en blanco y clavando sus uñas en la mesa. El dolor se agudizó cuando Louis había apartado la mano . Recordó su comentario y no pudo evitar sonreír con burla - ¿Lo sientes? - preguntó incrédula – Por favor! ¿Que demonios no pensaste? .Eres el típico joven que utiliza a las mujeres para satisfacer sus deseos carnales.. - al ver que el intentaba contradecirla ,ella elevó la voz – Ni se te ocurra contradecirme! - tras aquella exclamación con un tono de voz demasiado alto, todas las miradas se dirigieron hacía ellos dos.

Era una escena dramática , no cabía duda pero las miradas incordiaban a la morena. Fulminó a todos con la mirada - ¿Y vosotros qué? .La mirada en vuestros platos ,no en los nuestros! - estaba de un humor negro y todos creyeron que hacía parte de su estado maternal. Por una parte tenían razón por otra no. Volvió a mirar al rubio aun transmitiendo su frío estado – Vuelve a tu sitio, no haces mas que empeorar las cosas... - tétrica era su sonrisa y endemoniados sus ojos – Bouquet – finalizó pronunciando su apellido como si fuese a esculpirlo en aquel mismo instante. Al ser una loba, una amante de la luna llena , Lyuba podía escuchar hasta una hormiga debajo de la tierra . Por eso mismo el susurro de antes fue escuchado con exactitud – Sí, solo mío. ¿Tienes algún problema? - mintió intentando relajarse. Tanto rencor, odio y desprecio no hacía bien al pequeño . Con el intento de tranquilizar su mente y su cuerpo, comenzó a jugar con un vaso vacío dirigiendo al mismo tiempo sus ojos. Seguir observándole no le causaba ningún sentimiento , salvo repugnancia. Las raíces malas de sus palabras dieron frutos , produciendo así unas lagrimas poco visibles en su compañero.¿ Acaso creía que conmovería de alguna manera?. Lyuba de antes había muerto, cosa que el no sabía. Dominada por la bestia interior , la morena no hacía nada para escapar de ella, solo le abría las puertas y le daba la bienvenida como si fuese un ángel del bien.

Dejó de jugar con el vaso y con gesto de aburrimiento , se masajeó la frente con la misma mano con la que antes había jugado – Ahorrate las lágrimas para otra .¿Quieres? - era igual de fría que la reina de un infierno helado. No era su culpa, era la culpa de la bestia . En su mente, varios pensamientos acechaban el momento en el cual su niño llegaría al mundo. “Iba a ser igual de cruel que ella? O iba a ser igual de emotivo que su padre?” . Escalofríos, varios, debido a la imagen que le estaba dando a su hijo – Me eres indiferente.. - sentenció esta vez mirándole a los ojos . Cuando los pares de ojos se encontraron, con destellos diferentes, ella lució una sonrisa poco común. ¿Endemoniada? ¿maligna?. Pueden caracterizarla como quieran, pero esa sonrisa parecía la copia perfecta del diablo. El mesero llegó con los pedidos . Sirvió el pedido de Lyuba tímidamente y luego al hombre . Ante el comentario de Lyuba, sobre el vino, el mesero pareció metérselo por otra parte pues traía aquella miserable botella. Lyuba reprimió arrancarle la cabeza al joven y sin poder evitar, sus ojos se tornaron de un color amarillo demasiado llamativo. Las pupilas se agrandaron de sobremanera y pareció como si sus dientes se iban a transformar en un hocico . Cerró con rapidez los ojos, escondiendo su rostro detrás de unos cuantos mechones de pelo negro, tranquilizando sus instintos asesinos .

Una vez tranquila y con la normalidad de siempre, observó al mesero. Intimidado por aquella mirada asesina, el joven deja caer la botella de vino . La única que intentó no provocar aquel incidente fue nuestra gitana, con una agilidad sobrehumana, atrapó la botella en una mano provocando varias miradas de sorpresa – S-s-eño-ra... - susurró el mesero totalmente sorprendido . Gracias a Lyuba este no iba a ser despedido . Debería de arrodillarse ante ella por aquella pequeña ayuda – Mu.. - tenía la intención de agradecer a la morena , pero ella sonriente comentó – No me des las gracias. Lleva esta botella a la cocina , no la hemos pedidos. Y..no lo hice por ti, no soporto el ruido de los cristales cuando algo se rompe... - fue bastante clara y seria. El mesero se marchó con la botella y Lyuba le observó hasta verlo desaparecer tras una columna – En cuanto a ti.. - comenzó observando al rubio - no deseo que me des ninguna explicación. Pasaron varias cosas, notables... - se refería al embarazo y para no levantar sospechas volvió a dejar unas palabras – Justificarte no cambia mi decisión – ahora la pregunta era..¿que decisión?. La decisión de olvidarse del asiático tal cual lo hizo con algunas personas que no merecían la pena. ¿Podía hacer aquello? ¿Podía olvidarle?. Era imposible, pues cada noche lograba sentir las yemas de sus dedos deslizarse por cada poro de su piel, sus labios parecía marcar cualquier curva de la morena en un camino lleno de deseos . Imposible. Lo sabía con certeza, pero renegaba cualquier pensamiento al igual que hacía con sus sentimientos hacía el hombre que tenía delante. Varias noches en vela por no volver a soñar con su rostro, varios días sin salir de su carreta por el miedo de ser encontrada por el , varias horas pensando en aquellas estrellas que marcaron cada caricia y varios minutos que se hacían infinitos cuando el solía besar sus labios.


Siento mucho si no es lo que esperasté leer...ando malita u.u y parece que no me deja contestar como Dios manda!>.<




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Mensaje por Louis J. Bouquet Vie Dic 23, 2011 2:38 pm

Encogió el brazo, asustado, dolido, poniendo la cara de un niño que tiene miedo de moverse un poco mas, por temor a enfadar a un mas a la persona que, de algún modo, le causo ese miedo. Sobre el pecho estaba esa mano que la otra, intentaba resguardar. No comprendía por que Lyuba lo había hecho. El podría ser un miserable sujeto, quizás malo, ya no sabia ni que pensar de si mismo. Pero, era incapaz de hacerle daño a la mujer, y menos, sabiendo que portaba una pequeña vida dentro de su cuerpo. No era de caer tan bajo, por dios. ¿Era un instinto maternal extremista el que la gitana tenia? No encontraba otra respuesta. Más, no se arrepentía de haberlo hecho, intentado. La redondez de ese vientre abultado ese brevísimo instante bajo la palma de su mano, fue una de las cosas mas bonitas que habia tenido el placer de sentir. Si, eso era algo esperado de otra forma, pero, a pesar de la mirada que parecía una cuchilla afiladísima, con la urgente necesidad de cercenarle el cuello, lo guardaría, como un… lindo recuerdo. La expresión dolida de las facciones del joven cambiaformas, fue victima de una metamorfosis. Ahora le miraba confundido. ¿Habia escuchado bien? Arrugo el ceño y abrió los labios para responderle alguna cosa, aunque no sabia que decirle, sin irritarla mas. Comúnmente, las personas solían decir que aquel chico de pupilas avellana, tenia un olor parecido al de las rosas. ¿Cursi, afeminado? No le importaba, por que, de cierta forma, se sentía comparado con una. No merecía tal cosa, pero no le desagradaba. Es por ello, que la pregunta de Lyuba, le cayo totalmente por improviso. Además, ¿Qué importaba eso? Oh, si, si que importaba, por que Louis se dio cuenta de ello cuando su cuerpo quiso volver a su asiento, manteniendo la mirada un tanto baja. No lo hizo. Lyuba no lo miraba molesta, si no con asco. Si, y sentía de alguna forma, que eso era peor. Se creyó, pequeño, sucio, horrible cual cucaracha que pulula por las alcantarillas de la ciudad. Entonces, sintió asco de si mismo. La confianza de Jérémie en si mismo, era tan frágil, como una copa de cristal. ¿Qué aparentaba, su semblante al resto? Posiblemente nadie creyera que ese chico, tuviera tantos altibajos emocionales.
-Nada… nada especial… solo… me gusta estar rodeado de flores, en casa, vengo de… de alli. ¿T-te m-molesta….?- Otra pregunta idiota. Vaya, que otra cosa se esperaba de el? Estaba realmente afectado. Y para rematarlo, Lyuba decia precisamente aquello, que el no queria escuchar. Que no deseaba que la hermoso gitana de largos cabellos oscuros, pensara de el. ¡Precisamente eso no! Llevo una mano a su rostro, tapándolo, estaba totalmente devastado. ¿De alguna forma, el era el culpable que la angelical personalidad de Lyuba, mutara en aquel espectro que parecía solo proyectar y sentir negatividad? Estaba haciéndole daño, pero, Louis, esa parte de el que estaba siendo golpeada hasta dejarla en carne viva, era la que lo hacia permanecer alli, con la espalda recta, sin irse. Al final, era un gatito dócil, y una vez comió de esa mano. ¿No?

Los gritos que la morena le dedicaba, terminaron por acarrearles un publico que en verdad, a Louis no le molestaba, estaba… de algún modo ido. Lo habia mandado callar, sin posibilidad a, válgase decir, contradecirla por muy suicida que ese hecho fuera. Lyuba no solo parecía. Era una mujer distinta. ¿Salvaje? Le hacia tener, mientras la miraba mandar a sus propios asuntos a los demás comensales, la idea de que esa chica, algo habia sufrido en esos meses, un suceso que la hacia estar a al defensiva. Como si fuera su destino ir sola contra todo aquello que se le pusiera enfrente. Pero el japonés no entendía, que ganaba con ello. Obedeció, como el animal que era, y regreso a su sitio. Empeorar… Si, el neko ya sabia que era nada mas que un incordio. Estorbaba en la vida de los demás. No podia mantenerle la mirada muchos segundos seguidos. ¿Lo llamaba por su apellido? Vaya… que… no lo soportaba, pero comenzaba a creer que toda esa frialdad del demonio, la hostilidad, lo hiriente de cada palabra, se la merecía. Si, el era malo, un ser perverso. No era digno mas que de eso. No merecia amor, palabras amables ni dulces. Si, Lyuba estaba dándole lo que realmente, se ganaba por derecho. - No… no soy nada para ti. Es tu hijo, y solo tu… y… su padre? Pueden decidir sobre el. ¿No era yo solo una mancha para ti? Sabes… te envidio Lyuba. Me gustaria… tener… algo como lo que tu cargas dentro de ti.- oh, vaya que si, la voz del chico temblaba.
El hecho de que comenzara a ser afectado de esa manera por las palabras de la gitana, no quitaba el hecho de que los ojos le escocieran, en ese intento de reprimir lo que ella, ya habria visto. No queria darle… aquella imagen, pero no podia mas. Si, ella lo juzgaria de charlatán y embustero. No le importaba nada de el. Aun asi, Louis no desistiría en su deseo de enmendarse de alguna forma para con la morena. La sonrisa que se habia apoderado de aquellos labios, le causo pánico, mas no desvió la mirada. - No… busco eso, lo siento, no pude reprimirlas. Anda, ya se que no te importo. Pero tu a mi si… llámame idiota las veces que quieras… Lo soy.- Todo vestigio de orgullo, se vino abajo, mientras sacaba un pañuelo y lo pasaba por debajo de sus ojos. Lagrimas pequeñas llenas de un dolor que le perforaba el pecho. No por todas las personas, lloraba. Solo por aquellas, que tenian un lugar especial dentro de su alma. Pero eso, Lyuba no deseaba escucharlo, no le creeria.

Un plato con algo que no identificaba y no le importaba ya, fue dejado delante de el. El mesero tenia tanto o mas miedo que el propio Louis. La diferencia, era que el cumplia con su trabajo, no le quedaba mas que eso. En cambio, Jérémie estaba alli, con aquel ser salido a saber de que circulo del averno, por… puro gusto. Si, si, era estupido y masoquista. Alzo la mirada y sus labios abiertos, mientras miraba la botella caer. No, no se estrello, Lyuba la detuvo… Pero, ¿Cómo? Era una muestra de habilidad que encerraba algo más. Y Louis tenía miedo. ¿Se relacionaba con esa esencia, que percibía en ella? Se permitió observarla con mas cuidado, mientras mandaba al mesero de nuevo a la cocina, con aquella botella de vino. ¡Maldita sea! Le hubiera gustado que no lo hiciera. Habia guardado la esperanza, de tomar aunque fuera el. Si, ponerse idiota con esa bebida. Tomar más valor que sobrio no tenia. Aun si eso, le sentaba pésimo. Su cuerpo no lo resistía. Un nuevo golpe, certero, que le hizo apretar los labios, y arrugar el ceño. ¡No le daba oportunidad de nada! Basta, no podía más. - ¿Crees que para mi, acostarme contigo fue solo… sexo por egoísmo mío? ¿Me odias por eso? Estas equivocada. Yo… ni siquiera… no soy de esas personas, Lyuba, puedo tener la cara de un maldito. Pero no… no lo soy… Para mí, esa noche no fue un error. Perdóname. -Por una vez en todo ese rato, se mostró mas firme. Mientras sus manos se apretaban hasta ponerse los nudillos más blancos de lo normal. Las uñas bien cuidadas, se encajaron en su palma. Ser bueno no le resultaba. Pero sabia que si hacia algo mal, si se atrevía a tan solo, tratarla un poco hostil como ella lo hacia con el, le… terminaría por perder, la ultima luz que el creía que podría encontrar en la gitana.



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Mensaje por Lyuba A. Yumara Vie Dic 30, 2011 5:59 am

No no no! No se refería al olor de su fragancia. Era consciente de que amaba su fragancia y le agradaba estar cerca suyo a pesar de las dificultades y aquel muro que ella parecía construir entre ellos. Pero no se refería al olor que le hacía único, se refería al aroma que desprendía de sus venas. Su sangre fluía con rapidez a través de sus venas y su corazón latía con mas fuerza obligando a Lyuba descontrolarse por completo – No me refiero a ese tipo de olor.. - fue la primera vez que su voz poseía un temblante mucho mas tranquilo y suave. Apenas había despegado los labios para pronunciar aquellas palabras, no sabía si era por el dolor de su pequeño o por el efecto de Louis. Pensativa, había abandonado el rostro del joven , pensando que demonios estaba pasando con ella. No se refería al comportamiento, pues se había comportado como debía comportarse con alguien que dejaba embarazadas a diestra y siniestra. Si no al aroma. Se volvía obsesión si no conseguía unas respuestas rápidas. De por sí, aquella noche le había caracterizado como un hombre extraño y seguía siendo, aun mas - ¿Que clase de especie eres Louis? - su voz esta vez fue desequilibrada. Podíamos decir que un poco asustada . Si el era otra especie desconocida, su hijo podía ser igual que el y esa idea la mataba . De allí sus tambaleantes palabras profanaban cualquier pensamiento siniestro e incluso irreal, deseando con todo corazón la palabra “humano, soy humano”.

-Por primera vez te doy la razón. No eres nada para mi ...- mintió. Lo era, era un pedacito de ella y lo seguiría siendo hasta el resto de sus días. Suena exagerado, pero era una persona importante en su vida. Cabe destacar que era la MAS importante, debido al “incidente” de aquella noche. Esta vez se mostró igual de fría que un vampiro. Odiaba aquella comparación pero así se sentía. Con cada gesto que hacía, cada palabra tan solo desprendía las cualidades de estos . Ironía : era un licántropo, lo opuesto a un vampiro – No. Solo yo . Su padre... - se quedó en silencio unos momentos sin saber como continuar. Buscaba en su mente las palabras adecuadas para describir a un padre imaginario, con otras cualidades y con otros defectos . Carraspeó suavemente esta vez mirándole a los ojos con el mismo destello de antes - no esta en condiciones para decidir por mi y por mi hijo. Es solo mío – decidió no comentar mas sobre aquel tema. Louis no era tonto, al contrario, su mente parecía divagar en unas cuantas imágenes y eso preocupaba a la morena. Louis se mostraba demasiado tierno con ella y eso le provocaba mas deseos de comportarse así con el. Su orgullo se vino abajo , hizo mal puesto a que ella ya estaba subida en una nube de egocentrismo . “Qué...qué ha dicho?” se preguntó internamente totalmente sorprendida.


Sus ojos se abrieron como platos y las palabras desaparecieron. Poco a poco Louis parecía derretir aquel hielo tal cual el chocolate se derrite en el paladar de un niño. Frunció sus cejas. Cuanta impertinencia al soltar aquellas palabras!. Estúpida idea de encontrarse con sus ojos . Las pupilas se movían de un lado a otro sin dar crédito ante lo que había dicho. Estaba en un estado de shock y pocas personas lograban eso de ella . Estaba furiosa y debido a su estado de ánimo, rompió el silencio golpeando el pedido con una mano. Tan solo fue un simple roce para provocar que el plato cayera al suelo - ¿Cómo puedes decir eso? - preguntó ladeando su rostro y quitándole importancia al gesto de furia que acababa de hacer – Maldita sea! - exclamó entre dientes ignorando todas las miradas que estaban posadas sobre ella. Aun así las gotas derramas en el vaso no fueran las últimas. Louis dejó escapar lagrimas que ,de algún modo, hicieron a Lyuba culpable (muy en el fondo). Frunció aun mas sus cejas – Ya basta de mentiras! - volvió a exclamar negando con lentitud la cabeza – No me conoces, tan solo has conocido a una persona diferente debido al estado que teníamos. Sabes perfectamente a lo que me refiero . ¿Ahora vienes a decirme que te importo? Tras ..ocho meses y algo?. Desde luego hay que ser un hipócrita para soltarme todas esas palabras – se levantó con el intento de marcharse.

- Oh, mis felicitaciones – antes de irse y darle la espalda levantó ambos brazos para aplaudir con ironía – Sientes seguridad pero ambos sabemos que hiciste un esfuerzo por demostrarmelo. No pierdas el tiempo con chorradas como estás. No necesito... - algo fuerte, algo imprevisto hizo detenerse y sujetar con una mano su vientre. Cerró los ojos con fuerza y mantuvó su echilibrio en la mesa . Los dolores eran multíples e insoportables. Crujía sus dientes ahogando gritos que podían asustar a cualquier ser humano. Venía, el niño parecía venir. Nunca antes había tenido esos dolores. Al abrir los ojos pareció que todo el restaurante daba vueltas con ella – Louis...te pido un favor y haz llamar a...Daniil Stravinsky y Doreen Caracciolo..no vive lejos..es..- apretó los ojos. ¿Que era Daniil?. Amigo, enemigo, amante... - médico y ella una de mis mejores amigas – finalizó tomando aire – El bebé .. - no logró acabar la frase pues soltó un grito de dolor y todos intentaron ayudarla . Lyuba buscó ayuda con la mirada. Deseando un lugar tranquilo donde dar la luz sin ninguna mirada.




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Mensaje por Louis J. Bouquet Sáb Dic 31, 2011 5:58 pm

Louis frunció el ceño un poco, no en ese tipo de gesto que denota algún tipo de desagrado, si no más bien, el de la duda, esa pequeña espinita llamada intriga y curiosidad. ¿Entonces, si no era a ese aroma, a cual se refería la gitana? El asiático no era muy listo para esas cosas, claro, después de todo solo era un niñato egoísta, ¿Qué le iba a importar el resto? ¿No se lo decía la misma mujer que tenia delante? Parpadeo, intentando procesar algún tipo de respuesta, aunque primero, debía comprenderla totalmente. Estaba en ese estado lento, como si cada movimiento, se hiciera a una velocidad pasmosa, afectando incluso sus pensamientos. Para sorpresa del cambiaformas, Lyuba parecía, al menos, por un brevísimo momento, darle tregua. Y aquellas palabras, dichas de aquella manera, casi fueron como un bálsamo. Como un hombre desesperado a mitad del océano, deseo aferrarse a ellas, no dejarlas ir. ¿Era eso el vestigio de que dentro, aun podía estar esa tierna muchacha? Si podía sostenerlas, quizás, pudiera llevar algo de luz, a ese profundo pozo de… ¿de que, en realidad? Por un segundo, Louis creyó que todo ese odio solo era para el. Ja, se lo hubiera creído verdaderamente, si no fuese por lo que había presenciado con anterioridad. Tras ese pequeño silencio, una nueva frase llego, y el chico palideció de golpe. Los orbes claros del chico, la miraron fijamente, sin dar respuesta. ¿Había escuchado bien? No podía creer que Lyuba le hiciera una pregunta así, tan directamente, en un lugar como aquel. No pudo sostenerle la mirada mucho tiempo. Sus pupilas se movían inquietas de un lado a otro. ¿Qué decirle? Tenía miedo, y no era infundado. Vaya que no. Pero, si la gitana le hacia esa pregunta, era, en primer lugar, por que, había podido oler que no era del todo humano. Y para ello, la chica, en si misma, no podía serlo. Cerró sus ojos un momento. Eso solo daba una pequeña respuesta para el chico… No, respuesta no. Era una confirmación. Se negó a responderle, fingir que no había escuchado, era mejor. Total, dado el tono de su voz, sabia que no habría contestación que el dijera, que agradara a la gitana. Al final, se limito a decirle, con un tono nada convincente ¿Especie? No querrás decir, raza? Soy asiático. Una respuesta que el mismo sabía, mas que nunca, que no era la que debía decirle. Tal vez, en otro momento.

Además, volvía a bajarle el ánimo con esas palabras. Nada. Si, Louis era la nada. Solo una pelusita molesta flotando en el aire delante de la hermosa mujer. Mordió su labio inferior, solo para cerciorarse, que seguía allí, y que al menos, el si parecía tener un corazón latiendo dentro. A pesar de lo duro de la mirada de la gitana, Louis no podía dejar de perderse en la profundidad de esta. Y volvía a decirlo. Ese bebe era solo suyo. Lo que dijo del padre, le hizo pensar que quizás, estaba enfermo. O… que Lyuba no lo amaba. ¿Muerto? También podía ser. Cualquiera que fuera la razón, sabia que ella no le diría más. Ni le pediría algún tipo de ayuda, precisamente a el. Así que no sabia siquiera si ofrecerse de algún modo.
El asiático, dio un salto en su asiento, el ruido de aquella pieza al caer, le sobresalto, como si el hubiera sido el que cayera victima del golpe. ¿Tanto miedo le tenia a esa gitana? La miro con ese toque límpido, que ni por un momento, dejaba de ser absolutamente dolido. -¡No te estoy mintiendo, por todos los dioses!- Olvidando donde estaban, elevo algo mas el tono de su voz, algo mas exasperado. ¿Qué no la conocía? Claro que no, no del todo, pero… el necesitaba hacerlo. Quería formar parte de su vida. Aunque, nadie puede ser obligado a aceptar a otro, dentro de su circulo cercano. Sus mejillas tenían ese leve tono rosado. Claro, el vino, había sido el detonante, pero… aun sin el… Louis muy en el fondo, sabia que… -Se que fue mucho tiempo… mas del que debía dejar pasar… Pero, en serio, no te miento, Lyuba, muy dentro de ti, sabes que soy un buen hombre. -Se incorporo la gitana, y Louis siguió aquel movimiento con la mirada, haciendo el amago de levantarse el también. No se iba a ir, así. Era… demasiado malo. Parecía que lejos de mejorar algo de la situación, la iba arrastrando más a pique.

Y el era cada vez más pequeño, más inseguro. ¿Acaso era una maldición la que tenia con las mujeres? Las que mas lo marcaban de alguna forma… Siempre se alejaban y terminaban odiándolo. La gitana no era la única que le dedicara esas miradas asesinas al cambiaformas. Se pregunto, de verdad, que había en él que merecía ser detestado de esa manera. Si muchachas joviales y de sonrisa angelical, como recordaba a la gitana en sus sueños, actuaba así… ¿Qué podía esperar, que algún día, Imre igual lo odiara hasta querer matarlo solo con un vistazo? Le aterraba ese pensamiento. Pero aquellas palabras, se vieron interrumpidas. El chico se quedo quieto en su sitio, más asustado, pero por otros motivos. El aspecto de la gitana era uno totalmente diferente. Parecía verla a través de un cristal. Lejos, irreal. No había más sonido que la voz de Lyuba. Su respiración. Le pedía ayuda, y no de cualquier tipo. Lo haría, ¡en ese momento le era útil! No perdería esa oportunidad. -Stravin… que…? - Fue lo único que atino a decir. En su vida había escuchado tales nombres. Inclusive, ambos, le costaba pronunciarlos. Louis no perdía ese acento de casa. ¿Qué esa mujer era una de sus mejores amigas? Le daba… ¿y si lo trataba tan mal como la gitana? ¿Le dejaría al menos decirle que Lyuba, tendría ya al bebe?. ¡Por los dioses! Tenia que estarse tranquilo!. Se llevo las manos a las sienes, arrugando su cabello, asustado, pálido y agitado, no sabia si de verdad moverse a por esas personas, o quedarse el allí e intentar hacer algo. Respuesta obvia, a pesar de que sus piernas se movieran tambaleantes, paso saliva y asintió -Tranquila, cielo, iré por ellos. E-Estarás bien… ya v-vengo… eh…-”El bebe…”. Era lo único que resonaba en la mente de cambiante mientras salía a toda prisa del restaurant, con el ceño fruncido, buscando alrededor. ¿Dónde ir primero? El , Daniil, era medico… debía tener algún letrero el lugar donde ejercía, si… eso estaba… ¿pero como hallarlo pronto? Se vio preguntando a todo aquel que se le cruzaba. Miradas recelosas para el chico, pero no importaba, tenia que hallar a alguien, por dios, a cualquiera de los dos. El uno le llevaría al otro, estaba más que seguro. -¡Maldita sea! ¿Por qué Paris y sus calles son tan grandes?-Se pregunto, cuando desesperado, -vaya, ni se daba cuenta por donde iba- golpeo el muro de ladrillo rojo de un edificio.




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Mensaje por Invitado Mar Ene 03, 2012 7:31 pm

Esa tarde-noche se encontraba, como siempre tras despertar, refundido en su consultorio que para su conveniencia estaba en casa. La gente que iba a buscarlo por ayuda médico sabía de él por la mejor publicidad del mundo, la que es de boca en boca, y en el poco tiempo que ya llevaba en París, había conseguido hacerse de cierto renombre, ese era su problema como vampiro que huye, cada vez que regresaba a un sitio tenía que labrarse un nombre de nuevo, aunque no le molestaba.

Sin embargo, aquella vez estaba embebido en papeleo de la Baronía de la que ahora ostentaba un título; prácticamente firmando y sellando cosas referentes a la corte rusa hasta que escuchó que tocaban a su puerta. Una amiga, de las pocas que ya había hecho en París, fue con él por consulta; Doreen Caracciolo era una joven que provocaba en Daniil querer protegerla de todo, le parecía tan frágil que hasta la más pequeña brisa podía romperla. Había ido escoltada por gente que no conocía, pero en alguna plática, ella le había confesado en qué demonios andaba metida y el por qué necesitaba ese tipo de protección; era una causa noble, encabezada por un Conde, según entendía, sólo le preocupaba que las cosas salieran mal y en ese tipo de asuntos, siempre los más inocentes terminaban pagando el precio. Prometió escoltarla de regreso, así que sus guardias se marcharon. Tal vez el doctor no estaba involucrado en la causa, pero desde afuera la apoyaba.

Resultó no ser más que un resfriado que se complicó por el clima, tenía congestionados los pulmones, le recetó algunos antibióticos, nebulizaciones por las noches y por supuesto consumo de vitamina c, confiaba que en ese sitio donde se había estado ocultando la cuidaran bien y le ayudaran a seguir las indicaciones. Le anotó todo en una hoja de papel con esa caligrafía femenina que Indro le criticaba tanto.

Luego, como prometió, la llevaría de regreso, y si no se le permitía acercarse a terrenos de la casa donde se escondían, la acercaría lo más que tuviera oportunidad, no podía permitir que algo le pasara, por aquello de querer protegerla y porque esa noche era su responsabilidad.

Abrió la puerta de su casa, una vieja casa medieval en el centro de la ciudad y dejó que Doreen saliera primero, iba a cuidarle los pasos, uno a uno, así avanzaron un par de metros hasta que observó a un joven con rasgos extranjeros avanzar en su dirección, parecía distraído, su aroma se parecía al de Badou y al de la señorita D’Luca… más como el de ésta segunda, y supo por qué y luego observó cómo caminó directo a una pared, arqueó una ceja y cuando el impacto se hizo, corrió en su dirección para ver que estuviera bien, dejando a Doreen atrás.

-¿Se encuentra bien? –se acercó para observarlo, parecía estarlo, pero no podía fiarse, al menos no se había caído. Algo verdaderamente grande debía estar cruzando su cabeza, pues los cambiaformas solían tener los sentidos más agudos que los de los simples humanos, o eso le habían dado a entender los pocos que conocía-. ¿Puedo ayudarlo? –luego preguntó, si buscaba una dirección o algo podía auxiliarlo, no conocía París, no el París de esa época al menos, a la perfección, pero sabía dónde estaba parado.

{Saben que soy algo lento en mis respuestas, voy a darle prioridad a este tema para no atrasarnos a todos, perdón de antemano}
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Mensaje por Doreen Jussieu Sáb Ene 07, 2012 2:56 pm

Casi llevaba una semana. La rubia a penas había podido pasar la noche tranquila, no sabía que clase de enfermedad había pescado, pero si antes se sentía débil, a esas alturas de su vida se sentía el doble. Los trabajos hogareños de la casa de la noche, eran realmente complicados, más de lo que cualquiera pudiera imaginar, a veces llegaban las altas horas de la noche, y ni Sybelle ni ella podían ir a la cama esperando a que el último de los caballeros llegara sano y salvo. No pueden culparla, Doreen se preocupa demasiado por los demás, no importa quien sea, pro debido a esas pasadas de sueño y a la falta de apetito, sus defensas estaban tan mal que ni siquiera podía reaccionar contra cualquier pequeña enfermedad. ¿A que acudir? ¿En quien podía confiar lo suficiente como para salir de la casa de la noche para ser atendida? Pues claro, simplemente en Daniil.

Cinco, o quizás seis eran las personas que cuidaban sus andares, en ocasiones se tenía que quedar parada para poder avanzar sin fatigarse y así llegar al lugar. Se lo sabía de memoria, pues antes de ser fugitiva, amaba venir a ver al doctor, le parecía una persona tan culpa que no desaprovechaba oportunidad para aprender de él, además de, divertirse con él, aunque este no tuviera idea de gracioso u ocurrente que podía ser. No fue mucho el tiempo que emplearon para llegar, tampoco para que la revisará, incluso a Doreen le sorprendió el beber un poco de las cosas que le recetó y sentirse mejor. Lo merecía, un poco de energía nunca esta demás. Regresar a la realidad después de una buena tarde, no parecía gustarle, pero al menos agradecía poder tener a alguien con quien confiar, poder sentirse segura, y así no sentirse tan sola en París, a veces la soledad de Daniil ella podía tomarla como suya, y es que la tristeza que en ocasiones se apoderaba de ella era muy parecida a la del vampiro, sin exagerar.

En ocasiones la joven volteaba a verlo de reojo, con ese sonrojo que la caracterizaba cuando o se sentía apenada, o se sentía cautivaba. Pero si algo ha aprendido la joven es que cuando menos lo esperes las cosas pueden tomar una dirección diferente, y esa tarde no sería la excepción. Su corazón se aceleró de tal manera que creyó se le saldría del pecho por el susto de ver aquel hombre ¿Espias? ¿Guardias? No tendría tiempo de correr, de escaparse, pero al ver a Daniil bien, preocupado y el rostro del hombre contrariado, se dio cuenta que de nada de eso se trataba. Se acercó demostrando con rapidez lo alarmada que estaba por el joven - ¿Qué le pasa caballero? ¿Necesita ayuda en algo? - Se acercó con cuidado a él, como si de un tigre frente a ella se tratará, y este estaba dispuesto a lanzar una mordida si esta se acercaba demasiado. Su rostro pálido casi como el de ella hizo que volteara a ver a su doctor amigo alarmada - Sosténlo Daniil, parece que acaba de recibir una noticia espeluznante - Una palabra bastante graciosa que había adoptado la joven para la época en la que estaba, pero la había adoptado de la historia de un libro de la biblioteca de Darcy. -¿En que podemos ayudarlo? - El cuerpo de la chica había dejado esa postura de defensa, sus formas ya parecían tan delicadas como siempre, tan sauces e incluso tiernas. Su sonrisa se ensanchó, intentando darle la confianza necesaria al joven presente, intentando calmarlo, aunque ni ella misma lo estuviera.


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Mensaje por Lyuba A. Yumara Sáb Ene 07, 2012 5:15 pm

- Agh ...vete ya!- exclamó ignorando cualquier comentario del joven rubio. El estado de la gitana era crítico , apenas respiraba y si lo hacía era con dificultad. Apretaba los dientes y sus ojos se movían con rapidez. No deseaba dar la luz en un lugar como aquel y menos con tanta gente. No era ningún espectáculo del circo leches! - Doamne ajuta* .- susurró en su lengua natal viendo como Louis estaba desesperado y a la vez confuso. Tuvo que hacer un esfuerzo por sentarse en la silla . Una mujer mucho mas avanzada en cuanto a la edad de Lyuba, intentaba animarla mientras los otros observaban su figura . Tomaba aire y lo exhalaba con tranquilidad o al menos aparentando tranquilidad. Louis no tardó en correr hacía la entrada, buscando a esas dos personas que tanto estima les tenía Lyuba – Ten cuidado, Louis – susurró para ella con la esperanza de que Daniil vendría. Necesitaba un médico en aquel mismo instante y en el restaurante no había ninguno, de eso estaba mas que segura. Apretó los ojos con fuerza ,gritando por el dolor que el pequeño le provocaba. La gente ya no sabía que hacer, como animar y como esfumar aquel dolor que parecía eterno .

Pasaban los minutos y Louis no hacía su presencia con Daniil ni con Dory. Algunos que pasaban por la calle se asomaban , satisfaciendo su curiosidad al escuchar aquel monstruo que gritaba sin pudor alguno. Con cada segundo que pasaba, Lyuba se ponía de un humor negro – CAMARERO!- gritó ella como una niña pequeña encaprichada con algún juguete . El joven que antes tuvo que soportar la humillación de la morena , llegó con rapidez, arrodillándose delante de ella – Quiero....una habitación libre. La cocina, la bodega..me da lo mismo!pero quiero privacidad...- tuvo que detenerse para expresar su dolor mediante una mueca – unos trapos limpios y agua...supongo que eso necesito ..- puso los ojos en blanco acariciando su vientre, deseando calmar a su hijo de alguna manera . El camarero asintió y dio la espalda pero de nuevo, ella lo detuvo – Y TRAEME UNA BOTELLA DE VINO O ALGO FUERTE !- gritó solo para hacerse clara . La mujer que estaba sujetando sus hombros – a saber porqué debido a que ella ya estaba sentada- negó con la cabeza – Madame,no puede beber cuando tiene ...- Lyuba giró su rostro de tal manera que sus ojos penetraron con brutalidad en los marrones de la mujer – Déjeme coño, necesito tranquilizarme y ustedes solo empeoran las cosas. Y quite esas manos de mis hombros ¿no me ve que estoy sentada? - con cada segundo su frente y todo su cuerpo desprendía pequeñas gotas de sudor .

- Joven! Si tú!¿por que cojones miras hacía atrás si te estoy mirando a ti? ¿sabes usar un abanico verdad?- poco le importaba su vocabulario . Debían entender que de alguna manera necesitaba respirar y con tanta gente a su alrededor era imposible. Sus ojos enfatizaron a un joven muchacho ,posiblemente de 18 años . No tardó en venir a su lado con una silla y airear su rostro frenéticamente. ¡Cuanto amaba aprovecharse de las situaciones para salir siempre en evidencia! - Ufff! -logró decir respirando con un poquito de tranquilidad aunque el bebé no se estaba quieto. Deseaba salir a toda costa, abrir los ojos y conocer el mundo y la vida que le esperaría. Golpeaba a su madre con las manos, las piernas y se empeñaba en salir a pesar de que no era ni el momento ni el lugar correcto para hacerlo. Lyuba era fuerte y seguía resistiendo, al menos hasta que Louis apareciese por la puerta. Hablando del joven rubio..¿donde demonios estaba? - Señora espero que ...no le importe si dará la luz a su precioso y ..- Lyuba tenía los ovarios hinchados por tanta admiración hacía alguien que simplemente no había nacido. Frunció las cejas y la tormenta comenzó a destrozar la tranquilidad de antes – ¿Pero tu...tu eres tonto o algo parecido? - preguntó incrédula . El joven muchacho de 18 años, al verla alarmarse de nuevo, comenzó a hacerle aire con mas rapidez intentando tranquilizarla - ¿Cómo sabes que mi hijo será precioso?. Bueno tienes razón,como su madre.. - tal vez era el delirio de la situación, pues todo se había sobrepasado de la realidad – Deja de darme la puta lata y llevame de una vez a la habitación... - su pecho bajaba y subía ,su corazón latía con una fuerza sobrehumana y sus ojos parecían salidos de las órbitas .

El camarero tomó una de sus manos para pasarla sobre su cuello y otro hombre hizo lo mismo con la otra- Ah ,aquí tiene – comentó el camarero tomando una de las botellas de vino mientras caminaban hacía la cocina. ¿De verdad iba a nacer en aquel lugar repleto de diferentes olores?. Daba igual, lo importante era traerlo al mundo sano y salvo. Lyuba se paró, obligando hacer lo mismo a ambos hombres. Llevó la botella a sus labios y bebió un trago para emprender la marcha. El dolor ,a pesar de que deseaba hacerlo desaparecer mediante la técnica del alcohol, parecía mucho mas punzante e insoportable. Gruñó como un verdadero animal , si se podía decir aquello de ella. Ambos hombres se asustaron y con razón aparente, puesto a que su gruñido no había sido normal. Abrieron las puertas de la cocina y todos los cocineros observaron aquella imagen con sorpresa – Fuera todo el mundo! - ordenó ella con la botella apunto de llevarla a los labios. Hicieron caso y sin rechistar salieron dándole las mejores palabras . Agradecía con la cabeza pues sus labios estaba atrapados con una botella, la misma que la había llevado al error cometido con Louis.

En una de las esquinas de la cocina, habían unas mantas en el suelo , el lugar exacto para que ella se tumbase a la esperar del doctor . La dejaron allí abajo, con cierta dificultad . Respiró hondo y miró al camarero seriamente – Tú conoces físicamente al rubio, vete fuera y cuando le localices junto con un hombre y....aaaaah!- gritó cerrando sus ojos con fuerza . Volvió a retomar la palabra cuando tuvo la ocasión – una mujer , condúcelo hasta aquí. Tu quedate conmigo – ordenó cerrando los ojos mientras apoyaba su cabeza en la pared blanca del local. Pero ...en aquel segundo sucedió algo que nunca había sentido o percibido. Sintió como si su mente transmitiese una imagen o mas a Louis, la imagen de que Lyuba tenía contracciones de tres minutos duración ,el agua se había roto y los dolores eran insoportables. Las señales de que pronto el pequeño estaría entre ellos.Y otra imagen era sobre los rostros de Doreen y Daniil. Abrió de golpe los ojos, mareada, tal vez por vaciar media botella de vino o por lo que antes había pasado. Pobre ingenua, aun no conocía los poderes de la licantropia, en especial aquel de visión remota. Dio otro trago a la botella y la tiró lejos de su alcance mientras sus ojos estaban fijos en las puertas de la cocina.

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Doamne ajuta* -Que Dios nos ayude.
{off: skeiadkernwhyqyoep les quiero!*o* (L)



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Mensaje por Louis J. Bouquet Sáb Ene 07, 2012 10:22 pm

¿Y si no daba con esas personas? No podía volver al restaurante y decirle a Lyuba con una sonrisa a modo disculpa tal cosa. Lo mas seguro, es que terminara maldiciéndolo allí mismo. O algo peor. Como eso que le dijera, y a saber que significaba. Estaba ansioso y al borde de la histeria. Si, se le daban bastante mal las situaciones delicadas. ¿Buscar las salidas más fáciles? No exactamente… Pero cuando la vida de alguien más estaba en juego… No podía permitirse fallas, verdad? .Le daban ganas de regresar sobre sus pasos, y estar al lado de la gitana. Aunque improvisar era malo, la idea más pésima de todas las que había tenido hasta entonces. Así que, lo que tenía que hacer, era serenarse, respirar hondo, y seguir buscando. Rogarle a los dioses, el que fuera, hasta en los que no creía, que ocurriera un bendito milagro.

Al menos, que su mano estuviera bien. Un dolor agudo en los nudillos, que no sobrepasaba el caos mental. Solo a él se le ocurría golpear un ente inanimado y sólido, como una pared. No creía haberse roto nada… Alguien se le acerco. Louis lo miro fijamente, pero al mismo tiempo, distante. ¿Le hablaba a él? Dioses, que vergüenza, perder los estribos en plena calle. Seguro que lo juzgaban loco. Y no era nada alejado de lo real, al final, no del todo. Parpadeo un par de veces, lo olisqueo, casi en automático. No presto mucha atención, pero no era un aroma humano. En realidad, ni siquiera se puso en guardia, como haría un minino receloso. Simplemente, observo con detenimiento los rasgos faciales de aquel hombre. Le… inspiraban confianza, un poco. -Si… si… solo… yo…--Desvió la mirada hacia su propia mano. Estaba enrojecida. ¿Ayudarlo? Pero… si, no perdía nada. Pero el hombre aquel, no llego solo. No. Una mujer lo ¿acompañaba? Si, eso parecía. El asiático se sintió aun mas apenado, no le gustaba ser llamativo en lo absoluto. De todas las cosas que pudo hacer para desahogarse, esa era la mas…. Ah… pero ella también le ofrecía ayuda, con esa sonrisa tan linda en los labios. Era como si aquel par de desconocidos, de verdad quisieran socorrerlo, no como todos los demás transeúntes que se había topado.. Pero no era solo ese ofrecimiento tan noble y desinteresado de ayuda, lo que mas capto de sus palabras; había una pequeñísima que brillaba, entre todas ellas, como si la hubiera enfatizado algún tipo de luz celestial. No entendía eso de sostenerlo. ¿Acaso parecía al borde del desmayo? No, Louis se sentía algo ido, pero no tan lastimosamente débil. Tenia que volver con la gitana, a como diera lugar, tenia que estar con ella. Aunque fuera para recibir otra tanda de miradas afiladas y palabras lacerantes.

-¿D-Daniil…? Se llama…-Miro a la chica fijamente un par de segundos, antes de volver su vista al caballero. Si, era posible que se equivocara, la ciudad era enorme. Pero ese nombre, no era tan común, estaba seguro. Paso saliva, valia la pena intentarlo-¿Es… es usted… el… m-médico… Daniil S-Stravinsky…?-Esperaba haber recordado bien el nombre. Si la respuesta era afirmativa, podría dejar ir el aire de sus pulmones tranquilo, y casi, gritar de júbilo por tan… buena suerte. Estaba cuanto menos emocionado, sin saber realmente si había tenido suerte o no. Tenia que sacarlo. Era como un niño que le mandan un recado y lo suelta todo a la menor oportunidad. Por temor a olvidarlo. -La señorita Yumara… me… me envió a buscarle… y tambien a una… mujer llamada Doreen Caracciolo y… Si, si eso… yo… ella…-Hizo una pausa mirando al suelo. De nuevo, llevo una mano a sus cabellos. ¿Y si no eran? Daba igual, con que le dijeran donde encontrar en todo caso a un medico, partera, brujo, lo que fuera, creía que seria suficiente. -Ella esta a punto de dar a luz…- Murmuro mirándolos angustiado, de verdad quería serle útil a la gitana. ¿Qué hacia allí? Joder, la chica estaba sola, tenía que regresar. Sus ojos se movían de un lado a otro, pensando que hacer, ¿eso, era producto de su imaginación? ¿Y si no? Al final, opto por mirar a aquellas personas una vez mas.-Soy… soy un idiota, ¿Cómo he podido dejarle…?-estaba dispuesto a echarse a correr en ese mismo instante, de regreso al local aquel. ¿Ya lo hacia? Todo le parecía ir a un ritmo pasmoso, pero volátil.




Off: Lo siento! haha en la anterior respuesta e.eU no me di cuenta del error-lo malo de subir las cosas medio dormido- tambien se te quiere Lyuba, cielo ewe! por cierto, que lindo pack *n* (la firma me gusto mas x3)


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Mensaje por Invitado Lun Ene 09, 2012 5:45 am

Se sintió mucho más seguro una vez que Doreen estuvo a su lado, estiró ambas manos para tocar al joven pero se arrepintió, si sabía lo que era, y seguramente lo sabía gracias a sus habilidades que él ya había detectado, tal vez huiría, o le daría un golpe. Comprendía que a la gente no le gustaba la cercanía de alguien como él, así que se detuvo a mitad de su movimiento y en cuanto escuchó su nombre de voz de su acompañante y amiga, se giró para verla y asentir, entonces concretó lo que había dejado a medias y sostuvo por un momento a aquel sujeto mirando la mano enrojecida y sabiendo a simple vista que no había huesos rotos.

Parecía muy alterado, y que quería decir algo importante, pero cuando repitió su nombre y luego lo completó con su apellido ya no entendió nada. Frunció el ceño y lo dejó que se explicara aunque lo hacía con dificultad, al escuchar el nombre de Lyuba el corazón le dio un vuelco y de inmediato volteó a ver a Doreen como si ella pudiera darle una respuesta a todo aquello, pero fue el propio joven quien dio un poco más de información. Lo soltó ante el impacto de recibir aquella noticia, estaba teniendo a su hijo, ¿había pasado tanto desde la última vez que se vieron?, supuso que su subconsciente había tratado de enterrar todo vestigio de la gitana para que no le hiciera más daño el recuerdo febril de su rostro, de su tacto, de su testarudez y fuerza. Como acto reflejo se llevó la mano a un costado, ahí donde ella había dejado una pequeña cicatriz al clavarle un cuchillo.

Tuvo que tomarse un par de segundos para recomponerse, tragó saliva y normalizó la respiración.

-Sí soy yo, Daniil Stravinsky –pausó-, Doctor Daniil Stravinsky –aclaró y miró a la rubia-, ella es Doreen, a quien también buscas –a veces le parecía que el destino tenía un sentido del humor algo retorcido, como haberlos juntado esa noche precisamente en la que ambos sería requeridos por Lyuba (sólo pensar en aquel nombre lo descolocaba de sobremanera), y todo por un refriado, un pretexto ideal para la ventura. Dio un par de pasos hacia atrás como para darle espacio al otro, quien comenzaba a culparse.

-Tranquilo –le pareció absurdo decir aquello, cuando él mismo no estaba tranquilo-, haz venido con las personas indicadas -miró a Doreen y luego otra vez al desconocido -¿dónde está ella? –todo le parecía irreal; Lyuba estaba teniendo a su hijo ¿y lo mandaba a llamar a él?, ¿es que acaso no entendía lo mucho que aquello le rompía el corazón?, pero su sentido de responsabilidad podía más, y la ayudaría, más tratándose de ella, a quien había prometido proteger aunque lo odiara por ser lo que era.

-Creo que no tenemos mucho tiempo, ¡llévanos con ella! –apresuró un poco desesperado, aunque había practicado por tantos años la calma y la mesura que era imposible ver algo de impaciencia en sus movimientos, o escucharla en su voz.
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Mensaje por Doreen Jussieu Mar Ene 10, 2012 1:47 am

Confusión era lo único que ella podía sentir en ese momento, sin embargo le preocupaba la situación del hombre que tenía enfrente. Por unos momentos se escondió detrás de Daniil temerosa de ser capturada, le jaló el brazo para que la envolviera con sus brazos y así ella poder sentirse segura, sin embargo el escuchar ambos nombres la hizo salir de su escondite, poco a poco todas las piezas empezaban a formar una sola idea. En realidad no entendía como los hombres se ponían de esa manera en este tipo de situaciones. Sus rubios cabellos se movieron cuando esta avanzó y se puso en medio de los dos - ¡Se calman los dos! - Alterada se encontraba solo de verlos de esa manera, por primera vez en la vída Doreen reclamaba tranquilidad a los demás, siempre había optado por portarse tranquila y dejar que los demás arreglaran las cosas como fueran. Vio de reojo a Daniil, lo conocía tanto que sabía lo que por dentro estaba pasando. Soltó un suspiro mirándolos con cierto enojo - Si se alteran no harán más que lastimar a Lyuba. - Su rostro paso al cambiaformas mirándolo de manera amenazante - Usted señor, sino se calma, juro que no dejaré que entre cuando este dando a luz, la terminará alterando demasiado, así que tranquilo o me vera molesta - ¿Doreen molesta? Eso seguramente seria un espectáculo bastante único de ver.

Tomó la mano de Daniil con cuidado para ser que este avanzará, espero a que el hombre les indicara el camino y entonces no se separó de él. En el trayecto, lo miró de reojo, su sonrisa no dejaba su rostro sin embargo estaba preocupada por su amigo vampiro - ¿Estás bien verdad? Se que puedes con esto, estaré contigo, a tu lado, no te soltaré para nada, lo prometo - Las palabras de la rubia no habían sido más sinceras porque ya no se podía, amaba a Daniil como un mejor amigo, como una figura que jamás imagino tener, que ahora tenía y no estaba dispuesta a perder. Apresuró el paso poco a poco hasta encontrarse a la altura del hombre que les había dado la noticia, se sentía un poco avergonzada por la manera en que le había hablado, peor este debía comprender que sino permanecía tranquilo, podía alterar la condición de su amiga y complicar el parto - Disculpe mi manera de hablarle, juro que no soy así - Sus mejillas pálidas habían tomado un tono rosáceo que dejaba en claro lo arrepentida que estaba pero también que quería saber un poco más de él - ¿Cuál es su nombre? - Preguntó con entusiasmo, y también queriendo saber que era de su amiga.

Doreen sabía que su función sería ayudar a Daniil para que el bebé de la gitana naciera con bien, peor también ayudaría a su amiga a estar distraída y no pensar tanto en el dolor, solo en que su criatura nacería con bien. El camino, comenzaba a hacerse un poco largo, incluso la intranquilidad que estos tenían se estaba apoderando de su cuerpo. Poco a poco dejo que estos avanzaran, la joven no haba notado que se estaba adentrando a zonas peligrosas, es decir, en ese lugar sería más lógico que la descubrieran, que fuera arrestada y llevada a la bastilla, sin embargo no le importaba, necesitaba ver a su amiga con bien, necesitaba ser parte de eso, ¿por qué? fácil, más de una de sus personas favoritas estaría en ese lugar, y en ocasiones las amistades como las que tenía con Lyuba y Daniil necesitaban apoyo como el de ella. De la nada, Doreen abrazo a su amigo, necesitaba saber también que sin importar nada estaría protegiendo de ella, sabía que no era el momento de pensar en capturas, pero era inevitable, más a sabiendas que si los seguían podían capturar también a la gitana y eso, si que sería un serio problema.


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del cual no me avergüenzo ni lo oculto. Este es mi camino, ¿dónde está el suyo?”
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Mensaje por Lyuba A. Yumara Jue Ene 12, 2012 7:44 pm

Su respiración se aceleraba con cualquier intento por respirar con tranquilidad. ¿Acaso podía hacer eso en aquellas circunstancias ?. Varios dolores atravesaban su cuerpo y se derretían en su piel en forma de gotas perladas . Con ligereza, sus pupilas se agradaron amenazantes y sus cejas estaban levemente enfurecidas a la espera de aquellas tres personas. ¿Que estaba pasando?. Tanto estrés podía matar al niño e incluso a ella. Se quejaba y con el estúpido intento de reprimir los quejidos, apretaba los dientes pero no era suficiente. El hombre,claramente desconocido no sabía con que ayudar a una futura madre. Nervioso como si aquel hijo era suyo, sujetaba la mano de la morena con fuerza y de vez en cuando limpiaba su frente con un pañuelo de la cocina. Un silencio abrumador pero Lyuba lo rompía tal cual una botella de cristal , en miles de pedazos. Clavó ,inconscientemente, las uñas en la mano del hombre . Ya no sabía ni quién era, ni del peligro que estaba corriendo. Pues ella se había unido a un grupo , que con el paso del tiempo se había convertido en su familia. Cada mañana era amenazante y cada noche era un paso mas a la cadenas que esperaban llevarla al vacío o quién sabe...a la misma muerte. Cerró los ojos con fuerza deseando despertar de aquella pesadilla y volver a ser la joven que había llegado a París, con un solo propósito ; matar a cualquier vampiro.

Estúpidas eran sus ideas y la manera de fabricar aquellos planes que en un final la condujeron por un mal camino. Tal vez había madurado, construido un muro alto y grueso entre la gente y ella y una ventana pequeña que permitía entrar a cualquier persona digna de estar tras ese muro,su muro. Al menos había cambiado la manera de pensar sobre los vampiros. Tenía preocupaciones diferentes , como el hijo que estaba por venir en cualquier segundo que pasaba. Su mente ,sus recuerdos, no eran nada mas que unos pequeños barcos ,otros grandes otros pequeños, que flotaban en un mar alterado y que de un momento a otro iba a hundir aquellos insignificantes barcos . Despegó los parpados cuando escuchó unos pasos apresurados , dirigidos hacía la cocina y las puertas de esta. Desde que había ...”cambiado”, sus instintos estaban muy alterados e incluso confusos, muy acentuados e insoportables. Giró su cuello con el corazón encogido por volver a ver a esas dos personas tan especiales para ella. Daniil, un vampiro inteligente pero totalmente diferente a los de su raza. Parecía humano pero no lo era, su piel fría y sus dientes delataban el monstruo que era. Tenía tantos recuerdos con el, desde el primer saludo hasta aquellos roces un poco íntimos . Sonrío tontamente, con una sonrisa estúpida ,parecía revivir sus recuerdos vagamente.

Dorren. Oh, su mejor amiga . Tan dulce como un cubito de azúcar capaz de derretirse en aquel líquido amargo para darle al menos, una pizca de su dulzura. Era especial para ella, y los recuerdos a su lado eran especiales. Tenía pocos, pero eran perfectos para darse cuenta de que a su lado tenía a una amiga y una protectora. Seguramente ella no sabía del cambio que había sufrido, tampoco deseaba asustarla o perder su amistad, solo necesitaba tiempo. Tiempo por explicar aquel accidente, por explicar como había caído en las manos de la muerte. Lyuba no pestañeó hasta ver las puertas abrirse con rapidez. Era el joven camarero , estaba solo. Lyuba frunció aun mas las cejas y tomó aire preocupada – No...no veo a nadie – musitó el evitando observarla a los ojos. Lyuba tragó saliva repentinas veces desviando también la vista y marcando un punto inexistente de la cocina . Su vista se nubló al instante, sin ser consciente de la gravedad de su situación. Estaba sola. ¿Louis había huido?. Posiblemente estaba nervioso, asustado y no deseaba formar parte de aquel problema. Menudo padre tenía su hijo!. Las lagrimas salieron mecánicamente y ella no hizo nada para limpiarlas . El camarero esperaba alguna otra orden mientras que el hombre estaba desesperado – Puedo..ir..a buscarlos... - comentó tras unos cuantos minutos de silencio. Lyuba no dijo nada, no se movía.

En un final, asintió con la cabeza mordiendo su labio por el dolor físico y al mismo tiempo por la decepción. El camarero, con un nombre desconocido , corrió hacía la zona que había visto al rubio salir y dirigirse. Con eso, demostraba que habían personas nobles, a pesar de ser tratadas de una manera cruel, como antes le había tratado la gitana. Aun corriendo, dobló una esquina y pudo distinguir a Louis y compañía . No pensó dos veces y con cierta torpeza se acercó a ellos, apenas tranquilizando su respiración agitada – Señor! Rápido! Su señora...o..bueno..la señora!puede dar la luz en cualquier segundo...el..agua...emm..su...agua...- hablaba con torpeza y con un nerviosismo propio . Cerró los ojos y suspiró – se a roto...- miró a la mujer por unos segundos y sus mejillas se vieron tornadas de un color rosado - ¿A que esperan? Vamos! - tras decir aquello volvió a emprender la marcha hacía el restaurante.
Lyuba tenía muchas mas dificultas en respirar y esta vez ya no lograba reprimir nada, gritaba aunque sus gritos podían ser escuchados desde afuera. Sorprendida ,temerosa,nerviosa y todas aquellas sensaciones la arrebataron en aquellos infernales dolores que seguían por brumar cualquier pensamiento positivo. ¿Su hijo estaría bien?. ¿Vendrían esas dos personas especiales con Louis?. ¿Moriría tras dar la luz?.



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Mensaje por Louis J. Bouquet Jue Ene 12, 2012 9:43 pm

El hombre quiso tocarlo, y Louis no se movió. No estaba dentro de su personalidad, huirle a seres como él. Tal vez tomaba confianza rápido, o de verdad fuera tonto, y algún día sufriera por ello. Pero Jérémie estaba acostumbrado a ese aroma. Vivía con el. Le era tan familiar, que por eso sabía reconocerlo al momento, aunque había seres de naturaleza malvada a saber por que, también los había amables y de buen corazón. A simple vista, aquel parecía uno de ellos. Iba con una humana, y Lyuba… confiaba en ese personaje. Y entonces, le soltó. Por la cara que puso, era claro que le tomaba por sorpresa aquella noticia. Pero lo que le importa a Louis, era que en efecto, tenía suerte y aquellas personas eran las que había ido a buscar. No sabía si reír o llorar por tan buena suerte, ni tampoco terminaba de creérselo. Era curioso, extraño… ¡Y no podía estarse tranquilo! ¿Por qué se lo pedía? Lyuba estaba pronta a tener al bebe, mientras ellos estaban allí, a mitad de la calle, perdiendo tiempo… dioses, dioses… ¿Y si no llegaban? ¿Pasaría algo con la criatura? ¿Con la gitana? Arrugo con más fuerza su cabello que sujetara con anterioridad. Miraba por el rabillo del ojo a la rubia, que hasta hace un momento, parecía tenerle miedo, mientras el vampiro le instaba premura.--¡Ya lo sé, y eso intento!-Un tono mas elevado de lo normal, clavando su mirada clara, ahora en el médico. Pudo haber agregado algo más, pero la chica se interpuso. Dio un par de pequeños pasos atrás, enderezando su espalda. No era muy alto, de por si, pero con eso, se quedo quieto, mirándola casi como infante regañado. Así era Louis, mucho mas sentido que la mayoría, bajando la mirada dolido, mientras aquella prácticamente desconocida para él, le miraba de esa manera y pronunciaba esas palabras. ¿El, alterar a Lyuba…? Mejor debería callarse, y no decirles el porque estaba con ella. En parte, Louis se sentía con ligera culpa. ¿No era verdad que la gitana se había molestado solo con velo, y que, durante todo ese tiempo, solo le había gritado y mirada de mala manera? ¿Y si eso había influenciado para provocarle el parto? Tenía escasas posibilidades, verdaderamente, de ver el nacimiento del hijo de la morena. Su sola presencia parecía alterarla, por más que se empeñara en sonreírle.

No dijo, mas, y comenzó a caminar, sabia que lo seguirían, intentaba controlarse y no correr, pero si llevaba un ritmo acelerado. Una de sus manos, iba frotando su cuello, como si quisiera disipar parte de esa tensión. Podía escucharla con claridad, la voz suave y musical de la mujer. No era de su incumbencia lo que aquellos tres tuvieran. Con serle útil, podría sentirse mas tranquilo. Después de todo, Lyuba lo detestaba… Apenas miraba la calle, si no se perdía, era por el aroma, aunque percibido con menos intensidad que en sus formas animales. De un momento a otro, la voz de aquella que respondía al nombre de Doreen, le hizo girar el rostro un poco en su dirección. Suspiro, bajando la mirada, sin dejar de avanzar, negando un poco-No se preocupe, lo comprendo. -La verdad es que para una persona con la autoestima baja como el cambiaformas, que le hablaran más alto o firme de lo normal, lo dejaba quieto, y con varios pensamientos, que en ese momento, por el bien de Lyuba, estaba manteniendo a raya. Sonrió cuando ese tinte coloreo de manera delicada las mejillas ajenas.-Louis Bouquet… - respondió con la mirada baja, y un suspiro. Era claro que su nombre no les diría nada. Dudaba que la gitana hubiera mencionado alguna vez su nombre con alguien más. ¿Qué podía decir de él? Que era un cobarde, embustero, ruin y demás cosas que no era ni por asomo. Solo las circunstancias mal cuidadas, que… esperaba componer.-Si… si no me deja… que es lo mas seguro, estar cuando nazca su bebe… cuiden… cuiden de ella…-¿Qué mas podía agregar? Aunque el quisiera… hasta sostener ese pequeño ser, por el simple de hecho de tener cerca algo que nunca tendría… sabia que no le dejarían hacerlo. Era solo una piedra en el camino de Lyuba. Siguieron avanzando, y mientras la rubia abrazaba al vampiro, se sintió extrañamente solo. Sacudió la cabeza, intentando que cayeran lejos esos pensamientos que no le hacían ningún bien. El camino se alargaba… Y su corazón latía fuerte. Más aún, cuando esa cara conocida, apareció. Palideció… y aligero sus pasos, mientras aquel los alcanzaba. Se llevo ambas manos a las mejillas. ¿Había roto fuente? Sus uñas se encajaron levemente en sus mejillas. ¡Tenían que correr, el vampiro delante, joder! ¡Quien fuera, pero pronto! El camarero se giró y corrió de nuevo al local, Louis esta vez no se detuvo a pensar, y corrió igual. Sabía que los otros se apresurarían también. Alcanzo la puerta y casi la azoto, entrando, con la respiración agitada, nerviosa. Olisqueo, buscando el aroma de la gitana, que era mas marcado, con ese otro perfume… No era necesario, en realidad, aparto personas con algo de brusquedad, no intencional claro, los gritos de Lyuba le encogían el corazón. Entro en aquel sitio, y se quedo mirándola, con las mejillas arreboladas, quitándose del marco, para dejar paso a esas personas que había ido a buscar por encargo de la chica. Sus piernas se movían ahora mas lento. ¿Aun podía hacer algo por ella? Permanecería solo lo que ella deseara. Y esperaba… que… Mordió su labio inferior, preocupado.



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Mensaje por Invitado Sáb Ene 14, 2012 4:27 am

Asintió ante las palabras de Doreen, ahora más que nunca la necesitaba, era su amiga y lo conocía aunque él era reservado, pero la sabía suficientemente inteligente para notar como su semblante cambió ante la sola mención de Lyuba, avanzó ausente de mente, pensando en muchas cosas y nada a la vez, era demasiado, incluso sintió una fuerte opresión en el pecho. Lyuba, por todos los cielos, a pesar de cómo había sido escrita su historia, sabía que dentro de ella aún existía la cazadora, y él… bueno, él no podía hacer nada ya al respecto de lo que era.

Luego escuchó el intercambio de palabras entre ella y el joven rubio, lo escuchó todo como quien mira algo fuera de foco, extraño y lejano, enrarecido, pero de cierto modo, dejaba claro algo, al menos sabía el nombre del desconocido ahora. Una leve sonrisa se dibujó cuando sintió a Doreen a su lado y ésta se disculpaba por sus modos con el cambiaformas, muy propio de ella.

Antes de poder seguir avanzando, alguien los encontraba en el camino y anunciaba aquello, Lyuba estaba a nada de dar a luz y él le había prometido algo, le había prometido cuidar de ella y de ese hijo o hija que, no podía evitar siempre agregar, no era suyo. ¿Había dicho “su mujer” en referencia al hombre que los guiaba?, sacudió la cabeza, no era momento de preguntarse aquello, de enfermarse de celos. Quiso apresurarse, hacer uso de esas habilidades que tenía, que sirvieran de algo por una condenada vez, pero no lo hizo, la mano de Doreen lo apretó, ¿o había sudo viceversa?, y aguardó al paso de su amiga humana. Llegaría cuando tuviera que hacerlo.

Siguieron al joven, Louis era su nombre y pronto estuvieron, algo en la desesperación del joven lo trastocaba mucho, pero no sabía qué era, eso y lo que escuchó antes, “su mujer”. Una vez que estuvo en el umbral de la puerta soltó la mano de su amiga y se volteó a ella.

-Necesito agua limpia y jabón para asearme, y agua caliente y paños para Lyuba –la agarró por los hombros dándole a entender lo mucho que la necesitaba, como enfermera, pero como apoyo para no derrumbarse también. Estar en un parto era de las cosas más sencillas para un médico como él, para un médico con la experiencia de siglos como la de él, pero se trataba de Lyuba, y eso lo hacía sentir un inútil. En la escuela de medicina no enseñaban a mantener la calma al auxiliar a dar a luz a la mujer que… cualquier cosa que Daniil sintiera por ella, ya no sabía nada.

Se acercó entonces a donde estaba ella, la gitana y de inmediato supo que algo era diferente, sí, olía a algo conocido, a la Lyuba que conoció, y a la Lyuba embarazada, pero algo era nuevo y tardó un par de segundos en saberlo. ¿Cuánto tiempo habían dejado de verse como para que tanto hubiese cambiado?, una vez ahí quitó de en medio al joven Bouquet, trató de hacerlo con sutileza pero resultó un movimiento más brusco de lo esperado, se quitó el abrigo y lo dejó en manos del cambiaformas y se subió las mangas de la camisa.

-Tranquila –fue lo primero que le dijo a la gitana mirándola a los ojos-, estoy aquí… respira profundo, pronto todo va a terminar –quiso esbozar una sonrisa, pero sólo un gesto triste se posó sobre su mirada.
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