[Badou] No te burles de ella...[Privado]

por **Aitziber D’ Lemoine** Mar Dic 13, 2011 4:29 pm

Nunca te burles de la muerte, que ella siempre te observa por detrás sintiendo el frío de su aliento en tu oído.

Oía tranquilamente los animales como huian de una presencia aun mas grande que ella, ¿Qué podría ser? Se preguntaba mientras daba salticos pequeños para evitar los charcos de aquel camino embarriado…

Muerte…

La muerte es tu verdadera amiga, es la única que te saca de los problemas.

No sabía porque ese día estaba pensando tanto en cuando llegara el fin, tal vez por haber visitado el hospital, si debía ser eso, pensaba mientras súbitamente se detenía y miraba hacia atrás como si algo la estuviera mirando “siempre te observa por detrás”. Su cuerpo sintió algo helado recorrer su espinazo, fue tan feo que dejo salir un suspiro de desesperación; nunca se había percatado de que el fin podría llegar de forma tan temprana e inesperada.

Había llegado muy temprano al hospital; le habían encargado unas hierbas medicinales hace un mes y habían llegado hace poco, con aquello harían un jarabe curativo para las heridas de unos pequeños niños de 5 y 10 años que habían estado en un incendio, sin quererlo había visto todo lo que había pasado.

Sus padres habían muerto en el incendio (sus almas estaban en el hospital, tratando de comprender el porqué no podían abrazar a sus hijos) Ait no era médium y lamentándolo mucho no podría ayudarlos, pero les trato de explicar con lo más calma posible lo que pasaba. Uno de los niños; el más pequeño. Aun tenía aquella habilidad innata y sentía a sus padres. Se sintió muy triste, sentía que era inevitable la muerte, aquel niño los sentía, porque era el que muy pronto estaría con ellos.

Después de recordar todo aquello, sintió como sus ojos se hundían en lágrimas, quiso maldecir al mundo, pero en segundo entendió que era la vida, aquella carrera que siempre termina en muerte. Miro hacia adelante, le faltaba media hora para llegar a la ciudad de parís. Su corazón estaba tan triste que no quiso volver a su tienda, prefirió despejar su mente un poco hasta que se encontró en aquel lugar.

Genial. Como siempre se dejaba llevar por la mente y al final se encontraba en donde sabe quien, pero lo que si sabía es que siempre era bien lejos de su hogar, bueno tampoco era que alguien se preocuparía por ella; sus hermanas con sus esposos, sus padres en su mansión y ella solita en aquel lugar. No le importaba tampoco, la soledad o la compañía de alguien le parecían iguales…

por Invitado Mar Dic 13, 2011 5:23 pm

Estaba un poco enojado, pues su ‘padre adoptivo’ le había empapado noche tras noche con agua de día no lo veía porque él le había explicado que moriría de salir a ver el sol, entonces Badou comprendía todo bueno casi todo, era un muchachito atractivo y a simple vista sabiondo, la verdad es que no tenía idea de casi nada, paso su vida tras una jaula, en un circo y con su amo un amo que amaba muy en el fondo aunque ese le pegara, hace poco el incendio acabo con todo y Badou fue se parado de su estrella, su hermana Atriella, aquella bailarina que hacía bajar cometas, aquella que dibujaba lazos de sangre al pasar las dagas por los cuerpos tirados de los seres humanos, mientras el permanecía como cachorro mirando por la carpa, cuando comenzó su aventura en la ciudad se encontró de todo, un mundo mágico.

Ahora vivía con su padre adoptivo y con una señorita que era ‘como su hermana’ pero no estaba feliz, extrañaba ver a Atriella, le gustaba cuando ella se acostaba sobre sus piernas y miraban el cielo viendo menear las hojas de los árboles, le gustaba ver a las orugas retorciéndose, justo como lo hacía el vampiro que encontró bajo el cuerpo del otro que le daba miedo, una vez probo una oruga aprovechando su forma de cachorro, pero no le gusto.

Este día Badou salió de esa casa, quería ir a fuera y correr, correr y correr, y así lo hizo, dejo sus ropas a un lado y se metió donde la laguna, nadando como un perro, después de haber salido fue en busca de sus ropas pero una mariposa le distrajo llevándolo donde una niña, era bonita como su hermana, pero su cara estaba llorosa, se acercó viendo por entre la hierba, quiso salir pero le asusto ese respiro que ella dio.

Finalmente se acercó mirándola y moviendo la colita, le ladro un par de veces, y sus ojos tenían agua, esa misma que Badou tiraba unas cuantas veces, pero su amo le pegaba y le decía ‘Badou no debes llorar las personas como tú y yo lo tenemos prohibido, si lloras te vuelves débil’ y después de unos buenos azotes, Badou dejaba de llorar, aun cuando encontró a su hermana después de haber pasado patadas, frío, hambre, no pudo llorar por que seguro que él le perseguía y vendría con el látigo a darle.

Miro a la señorita, linda y limpia, la olfateo por las piernas, por las prendas, olía dulce, como las flores, estornudo un poco pero lamio su mano y jadeo con adrenalina, respirando por la felicidad y le ladro dando vueltas sobre sí mismo, como si persiguiera su cola, pero para verla reír. Ladeo el rostro mirándola.

Badou era un cachorro aun, pequeño, blanquecino y hermoso, aunque travieso e inquieto como un niño de tres años, era un torbellino que agradaba a cualquiera a pesar de lo duro que había vivido.

por **Aitziber D’ Lemoine** Mar Dic 13, 2011 6:18 pm

¿Un ladrido? Dejo que su cuerpo girara mientras se encontraba con un peculiar cachorro, con el dorso de su mano seco sus lagrimas mientras le miraba sonriente, entendía bien lo que le decía, pero tenía aquella costumbre de tener cuidado con los animales callejeros; aunque esa regla ella siempre la rompía con sus amados mininos.

Parecía que había estado nadando en alguna laguna o algo así, pues estaba algo empapado, la joven bruja ladeo su cabeza, ya no lloraba mas y aquel animal le parecía simpático, tenía algo que le atraía hacia él, bueno siempre sucedía con los animales, aunque era más con los gatos

-Deja de hacer eso- dijo riendo suavemente mientras tocaba su mano en donde el Can había lamido, le había hecho cosquillas, cuando vio lo que hacía comenzó a reír aun mas.

Se inclino abriendo sus brazos para que este viniera hacia ella, tenía un lindo vestido Azul, con un escote en su senos y una falda muy libre y corta, su cabello estaba sujetado por una cinta del mismo color que le quitaba cualquier cabello de su cara, dejaba ver su dulce sonrisa que parecía el de una niña pequeña; siempre tenía aquella expresión, tan lisa viva, apenas unas pequeñas arrugas se le acentuaban en su rostro, que le hacían ver más juvenil y humana.

Toco sin ningún miedo al can, lo toco tanteando su pelaje aun mojado, para ver primero si no había ninguna herida, verificar que todo estuviera bien, le acaricio el hocico depositando un pequeño beso en su nariz mojada; eso le decía que no tenía fiebre. -Parece que está en buena forma- dijo abrazándolo mientras se arrodillaba sin importarle mucho su vestido; no era de aquellas chicas que estaban preocupadas por su apariencia, y lo necesitaba se dañaría todo su apariencia de niña linda.

Acaricio la cabeza de su nuevo compañero mientras su mirada se perdía entre los árboles que había por ese lugar, de verdad que era una monada, muy pronto se vio abrazándolo nuevamente, de verdad se sentía feliz por sentirse feliz, algo extraño pero cierto, el simple hecho de que aquel compañero la hiciera reír era mas que suficiente para ella, en ese momento podría morir en paz, pues había visto la cara de la otra moneda.

No importaba cuando una persona podría sufrir, ¡Seria feliz! Al menos pequeños momentos… era feliz… aquel momento era feliz.

por Invitado Vie Dic 16, 2011 4:17 pm

Se apartó ligeramente, se detuvo mirándola y ladeando el rostro, ella era rara, le transmitía algo que no sabía, algo que no podría describir, era desconocido e interesante no como la muchacha del lago que le intento hacer de cosas y de las cuales aun tiene miedo, Badou se levanto en sus patitas traseras, empujando a la joven, como queriendo llamar su atención le ladraba para que se animara como diciéndole ‘Vamos, deja de llorar’, y eso hizo, comenzó a tocarle, cosa que no sentía raro, porque siempre o lo abrazaban o le pateaban, una de dos, así que se puso más contento abrazándola casi, pero no podía, cuando ella toco su nariz, este no pudo evitar estornudar.

Vio como le rodeaban con los brazos, era una sensación cálida y a la vez le recordaba a su hermana, pero la panza, más bien el apetito y sus tripas, le hicieron la mala pasada, cuando aún Badou en cachorro se encontraba la transformación acababa, dejando al humano que era, al muchachito desnudo que venía el lago, en el regazo de la joven que un perro acariciaba.

Le volvió a mirar mientras sentía su cuerpo engrandecer y dejar aun lado el pelaje para convertirlo, en piel, dejo de ladrar y comenzó a hablar - ¿Estas bien? – su voz, su tono, su todo, eran varoniles y sin pudor, recordando que estaba desnudo se apartó de ella, solo un poco, solo se le veía el torso, él le seguía abrazando como si ella fuera Atriella – Hola – sonrío y rasco su nariz como lo haría un niño de tres años llevándose todos los dedos al momento de hacerlo.

Se apartó y busco sus ropas, ella no le hablaba, saco las ropas y empezó a ponérselas como si nada, arreglándose como pudo, un chico de clase baja, pero sus ropas lucían al menos aliñadas y su imagen un poco fuera de ese parámetro.

por **Aitziber D’ Lemoine** Sáb Dic 17, 2011 7:43 am

Ya había dejado de llorar, ahora lo que quedaba era una niña toda mocosa abrazando a un animal muy lindo por cierto, con el dorso de la mano se limpio su nariz, mientras un estaba pegadita al animal que le había alentado a sonreír.

Cerro sus ojos para suspirar largamente, ya estaba más tranquila, pudo escuchar como la panza del animal sonaba graciosamente, la bruja comenzó a reir dulcemente mientras le miraba. Desvio la mirada hacia un punto determinado cuando sintió un cambio con el sentido del tacto.

El pelaje ya no era pelaje ¡era piel! Le miro algo sonrojada, pues como veía era un cambiaforma y los cambiaformas cuando están en una forma animal, dejan las ropas aun lado trato de no mirar hacia otro lado, centrándose en su rostro.

-…- no podía hablar. Se separo de él mientras este amablemente le preguntaba si estaba bien; si lo estaba solo un poco avergonzada.

Dejo que se apartara mientras ella giraba hacia otro lugar, pero aun seguían abrazados, y el joven parecía una mezcla entre un joven, varonil y hermoso además de joven con una personalidad dulce rosada e inocente.

-Hola…- murmuro mientras dejaba que el se apartar.

Cuando lo vio con ropas se sintió algo mas aliviada, se levanto del suelo mirándole aun con las mejillas rojitas y bonitas, parecía también una niña de 3 años en con esa expresión de inocencia.

Ya estaba acostumbrada a los cambiaformas era un imán para ellos, Louis siempre aparecía en forma de felino por su tienda así que era algo casi normal ver la trasformación de animal a humano, pero aun no se acostumbraba a verlo cuando llegaba a ser humano pues ¡Nunca tenía nada! Ash… ¿Cómo una dama podría superar ese trauma? Nunca ya estaba echada a perder.

-No te preocupes- le dijo posando sus manos en los hombros-No tengo intenciones de hacer nada malo-

Sonrio. Pero había algo malo, en ese momento varios galopes, fuertes y estruendosos comenzaban a llegar, Ait sujeto la mano del chico para llevarlo a una orilla de la carretera para que no le lastimaran ni a el ni a ella. Aproximadamente cuatro hombres aparecieron en fuertes y robustos caballos, parecían gitanos de otras tierras, ella estaba indefensa en hablar o negociar con ellos, desde que Evelyne se había ido, no había podido hacer amistad con otro gitano.

-Señorita…- dijo al parecer el líder entre dientes. Los caballos se detuvieron justo en donde estaban ellos.

Ait llevo hacia atrás al chico, tratando de protegerlo, no sabía porque pero no quería que ni siquiera lo miraran. Hizo una reverencia mientras invitaba a caminar deprisa al chico apretando su mano para ser no se metiera en problemas.

Los hombres se rieron armoniosamente mientras hacían que sus caballos trotaran para quedar al paso de nosotros, la bruja les miraba como si deseara matarlos, con la mirada les decía que se fueran o les iba a pasar algo muy feo, pero ellos no acataban la advertencia de la bruja. Eso haría que les fuera muy mal

por Invitado Jue Dic 22, 2011 2:13 pm

Se había pues mal sus atuendos, apenas le dio tiempo de reaccionar y su mirada tierna se dirigía a los de esos pequeños orbes rasgados que la chica poseía, le agradaba como le hablaba, por primera vez no se quedo en blanco cuando uno de esos seré (mujeres) se le acercaban, suficiente fue el trauma que tuvo aquella vez en el lago, no otra vez, ese recuerdo no lo quería en su mente, bostezo lentamente pues el estar dentro del agua le había relajado, se hubiera tumbado en la hierva con la barriga sosteniendo su peso, mientras el sol le arrullaba con el abrazador calor, pero no, esa chiquilla necesitaba sonreír porque para Badou así era mucho mejor.

Comenzaron a caminar y él ni siquiera artículo palabra anteriormente, ella lo llevaba por senderos raros, - Hey, ¿Qué?...- no completo la pregunta puesto que su instinto se interpuso, algo no marchaba bien, ese olor, olfateo el aire buscando algo, un indicio, eran hombres, de esos que se dedicaban a viajar, justo como el amo de Badou, en un primer instante tuvo miedo, miedo a que su ‘amo’ le buscara y ahora le encontrara para azotarlo cuantas veces para desquitar su ira.

Estrujo esa mano, y por más que ella le quisiera ocultar, él no quería, ahora era libre, podría convertirse en lobo y morderle las carnes si hacían algo, pero estaba confundido y temeroso por lo que pudiera pasar, le tomo de los hombros y susurro - ¿Qué esta pasando? – observo a uno de ellos, el que dirigía el bando, sus ojos tenia un brillo algo que él no comprendía como cuando Badou veía un pedazo de carne en los restaurantes después de haber vagado día y haber comido las sobras de algún callejón.

Se puso frente a la chica, extendiendo los brazos, le recordó la vez que ayudo a Spencer, y tuvo que mentirle, ahora ella sabía quien era Badou, - No se atrevan – dijo con voz firme aunque un ‘niño’ como él no podría hacer mucho, se veía blandengue, nada de fuerzas, pero era el tipo de animal hábil y fuerte, no por nada Atriella su hermana le había enseñado a defenderse de los demás. – Sera mejor que se vayan – trago saliva, pero el hombre con una sola de esas gordas y grandes manos, le tomo del hombro, haciendo que su cuerpo se tambaleara, que flaqueara, pero solo quería ‘proteger’ a la chica, como cuando su hermana se hería. Gruño bajito, y le miro filosamente – Largo, he dicho ¡No la toque! – era la primera vez que Badou se sentía inseguro.

Querían seguro a la chica, aunque él no sabía porque, pero no podían llevársela, porque Badou inocentemente imaginaba que la llevarían a un circo para hacerle lo que a él, encerrarlos, aunque la realidad era otra, en los ojos de esos hombres solo había brillo diferente.

por **Aitziber D’ Lemoine** Jue Dic 29, 2011 9:01 pm

La densa niebla en el valle
se pierde al final del camino,
camino manchado de sangre
por el dolor de toda una vida.
¿Caminarán mis pies castigados
por la empinada colina?
¿Se perderán en la niebla,
de la pena y el olvido?

-Déjalos- suplico la joven bruja sosteniéndolo de su mano con un rostro preocupado
Risas, ¡ah! Aquellas risas la volvían loca, no deseaba ver lastimado al joven que le acompañaba, era simplemente una estupidez, pero aquellos hombres parecían querer más, sostuvieron a la joven de brazos y pies llevándola hasta uno de los caballos y montándola. Ait trato de resistirse pero apenas podía lugar con sus pocas fuerzas.

-Bastardos…- murmuro la joven gruñendo y mostrando sus dientes.Rasguñaba a los hombres en su cara, dejándole marcas que solo los hacían enojar mas, miro detenidamente al joven quien parecía querer entrometerse en ello.-No te metas!!- le advirtió antes de que moviera un pie.

Le dio una patada a uno de ellos que lo dejo caer al piso, grito con todas sus fuerzas para que su compañero no se acercara mientras seguían con la lucha. Con la mirada decía que se alejara, debía irse un poco más, tranquilo no pasara nada, trataba de decirle con la mirada, todo está bien, solo aléjate un poco.

Mordió a uno de ellos, cayendo del caballo en donde estaba, su lindo vestido se había desgarrado dejando ver su pierna y parte de su ropa interior, eso hizo que los hombres la miraran de una forma lasciva, ella casi rio al ver esa mirada, cuando sintió la tierra, entre sus dedos, encontró tranquilidad.

Se levanto sujetando las riendas del caballo mientras les tiraba arena en la cara a los hombres, jugaba con ellos, se reía en sus caras y hacia mofas, miro por el rabillo del ojo al joven, estaba detrás de ella mirándolos, todo estaba bien, según ella.

Un ruido sordo se escucho entre los altos matorrales, tres cuerpos putrefactos llegaban abalanzándose a los hombres, habían tardado un poco pero había llegado, controlo al cabello quien se comenzaba a asustar por los alaridos de los hombres que luchaban en vano con aquellos cuerpos.

-No mires- le ordeno al contrario obligándolo a voltear-tapate los oídos ¡ahora!- ordeno de forma brusca mientras los gritos comenzaban a hacer más fuerte.

La escena era fuerte y ella no quería que la viera, a uno de ellos le habían arrancado el corazón, tenían sus manos en su pecho, buscando algo que ellos nunca tendrían, alma, al otro su cuello comenzaban a quebrárselo como una simple pajilla.

por Invitado Lun Ago 13, 2012 1:35 am

¿Qué revolución era toda esa cosa que pasaba a su alrededor?, fue como una especie de espejismo, como un mundo extraño, se quedo perplejo, aunque a decir verdad era más que eso, las cosas para Badou marchaban de manera siniestra de un lado a otro, era simple, quizás complejo, necesitaba algo para calmar todas esas sensaciones que le recorrían el cuerpo, desde una electricidad que le hacía titubear y temblar como si fuera el más crudo de los inviernos pero no, no era invierno, eso estaba lejos de serlo y tampoco tenía frío, jamás había visto semejantes hombres, solo a su amo, solo a ese ser le permitía hacerle de cosas.

Cuando le observó de esa manera, el ser capturada, casi se habría lanzado a ellos, pero esa voz le hizo frenar, era como cuando su hermana le daba una orden y no podía hacer nada, también era cobarde y aquello le paralizaba de sobre manera, entonces solo hizo caso de ello, sus labios emitieron un gruñido, así como cuando se transformaba en lobo. Solo retrocedió un poco al verse acorralado, al ver que la muchacha se las apañaba de esa manera fiera, ¿Qué haría Badou?, solo escucho el relinchar de aquel caballo.

El muchacho se apartó cuando le observó echarle arena aquellos hombres, pero lo que vio no tenía nombre, Badou se espanto, se petrifico ante esos hecho tan horrendos, ¿Qué eran esas cosas?, ¿Por qué ella le decía aquello?, no, Badou no se tapo las orejas, más bien volvió a su forma de perro y se refugió lejos de ese lugar, corrió como nunca antes lo había hecho, sintió una especie de cosa maligna, las patitas del pobre perro apenas dieron para alcanzar una velocidad increíble, ni siquiera se dio cuenta cuando se transformo en lobo haciendo más ágil aquella huida.

Si su hermana le viese seguro que le daría una tunda, pero ¿Qué cosa era eso, de dónde salió?, estaba tan confundido, le asustaba el mundo, llegó a las orillas de aquel lugar, se había metido en alguna especie de bosque, no puso atención, se quedo ahí y empezó a emitir una especie de chillido con un aullido de desesperación fuerte, ahora apenas recordaba que había dejado a la chica ahí, pero tenía un caballo bien podría huir, bien podría alcanzarlo pero ¿Qué pasaría con esas criaturas que salieron de la nada?

[Lamento mucho el MEGA retraso, estaba buscando el link y de pronto se me olvidaba hasta hoy que estuve en la papelera, perdón _ _!]

por **Aitziber D’ Lemoine** Vie Ago 31, 2012 12:54 am

El había huido ¿había sido demasiado para él? Sus aliados había ya terminado con la ultima vida del lugar, los caballos estaban asustados agitados, aquellas creaturas que deberían estar acostados en un plácido sueño mortal les veía deseosos de también destrozar sus hermosos y poderoso cuello. Aitziber chasqueo lengua con cierto despoje. Como habían llegado habían desaparecido. Ella miro hacia los lados, estaba sola, solamente era acompañada por unos animales que no huían gracias a que ella los tenía en su poder.

Lo había visto trasformado en canino y salir corriendo por el bosque, bueno parecía que los cambiaformas siempre eran interesantes, ya había conocido a algunos, los felinos la enamoraban y por alguna razón cuando se trataba de ellos eran personas adorables tanto en su forma animal como en la forma humana (los que con había interactuado). Había podido dejar lo así en ese estado de miedo en el que estaba, pero le daba lástima hacerlo, así que sujeto a uno de los caballos sujetando a otro y dejando ir a los demás que eran de los delincuentes ya muerto. A los dos animales los guio entre los grandes árboles que se alzaban en el bosque.

Un Aullido hizo estremecer a todo el bosque, la joven bruja dejo salir un suspiro, los caballos habían detenido su paso, estaban de alguna forma aterrorizados por aquella señal de peligro –Shh…- susurro ella con cierto aire tranquilizados –Tranquilos chicos… no les hará daño- con una dulce voz les dijo mientras acariciaba la crin del que estaba ella montada. Era increíble que pudiera tranquilizando siendo ella una persona que lo único que podría implantar en una persona era sentimientos negativos.

Ella parecía tan amable, tierna y solidaria, pero estar mucho tiempo cerca de la bruja podría ser perjudicial, su propia esencia hacia que tantos se deprimieran, tal vez por eso le gustaba alejarse de su familia (que era la que debía estar más tiempo con ella) así ningún mal era provocado por ella. Sacudió su cabeza mientras ordenaba moverse al animal. ¿Por qué estaba pensando en aquellas cosas? Todos teníamos problemas, cosas del pasado que deseaban olvidar… ¿Cuáles serian las de aquel chico cambiaforma? Solo esperaba no hacerle daño mientras le buscaba para solamente saber si estaba bien.

Había llegado a un riachuelo en donde había una figura más grande que la canina, dejo a los caballos entre el bosque y se bajo de ellos. Los había dejado en un lugar con sombra y fresco. Ella se atrevió a acercarse al animal que cuando tuvo la posibilidad de visualizarlo era un hermoso lobo, dejo salir un suspiro, aun no sabía si era el así que estaba siendo de alguna forma precavida –Oye…- dijo en voz alta pero precavida –estas bien? No te lastimaste?- con sus brazos detrás de la espalda se inclinaba levemente mientras pasos cortos se acercaban al animal. ¿sería él? Podría ser… como podría ser un lobo cualquiera.

por Invitado Sáb Ene 05, 2013 11:54 pm

El cachorro había sentido aquella aura, algo diferente, algo extraña, era como si sus sentidos le pidieran averiguar que sucedía pero el miedo inundaba su cuerpo, como si aquella dulce mujer de rasgos extraños que había encontrado de pronto no fuera amable, como si ocultase algo más allá que no se puede percibir a menos siendo humano, pero siendo un cambiante como él, nacía la curiosidad, Badou que era un niño apenas tenía demasiado que descubrir, conocía pocos seres que habitaban París, como otros similares a él, como los vampiros, que decir de esos últimos, Badou vivía rodeado de vampiros, desde que nació lo primero que sus sentidos llegaron a percibir fue la maldad, la frialdad y la sed de sangre, así había llegado en este mundo, criado por un vampiro que se decía su dueño, al cual por más malo que fuera el perro le tenía cariño, sin importarle las diversas veces que llegó a pegarle siendo humano o siendo un cachorro común y corriente. Para los ojos de Badou el mundo era así, cruel, frío y lleno de un aura oscura pero dentro de todo eso, aunque las personas poseyeran esos sentimientos se mostraban tan dóciles, tanto que podían ser amigos del cambiante y él, él simplemente llegaba a atesorarlos sin olvidar un rostro o alguna persona que había cruzado palabra con él.

Cada persona era un personaje importante en el cuento que se llamaba vida, desde Deker la oruga, hasta Aurélien su pequeño puñito de sal al cual adoraba, sus padres, su ‘negrita’ quien era su hermana de sangre, o la ‘morita’ quien era Bea, todos, todos era esenciales en la vida de Badou, mientras esperaba entre las hierbas escondido, se preguntaba quién sería la pequeña damita que le daba miedo y a su vez le brindaba amabilidad y protección. Se puso a dibujar como si aquello fuese lo más normal, pintando un cuadro donde ‘ella’ era la princesa que se salvaba de esos feroces ‘dragones’ una protagonista con armadura, ella sería esa persona, Deker la oruga, Morita, Sal, sus papas y el cachorro la veían de lejos. Si, esa guerrera amable y temible sería ella, Badou sonrío al encontrar por fin un oficio para ella, tanto que se había distraído con aquello, hasta que le observó regresar, como si nada, como una heroína, sin rasguño alguno.

Acercándose al perro, dirigiéndose a él, pero un estornudo el cambiante volvió a ser humano, viéndola fijamente, observándola de pies a cabeza, se levantó como si nada, sin pudor alguno y se le abrazo –Gracias por salvarnos, sin duda eres una heroína –Musitó de forma suavecita parpadeando antes de separarse –No me ha pasado nada, pero pude percibir como luchabas contra esos maleantes, con tu espada los mataste y por fin volviste –La imaginación de Badou se había disparatado, así que probablemente ella no sabía de qué hablaba.

[Perdón por haberme atrasado de nuevo, tarde pero seguro Wink

]

por **Aitziber D’ Lemoine** Miér Ene 16, 2013 5:07 pm

Dio un salto para atrás cuando en sus ojos este se trasformo, nunca se acostumbraría a ello aunque pasara mil veces al frente de ella, dejo salir una leve risa mientras estaba buscando reincorporarse, pues había caído en bruces al suelo de la sorpresa, en su rostro se pudo ver el dolor en sus nalgas, pero rápidamente alzo la mirada para que este, quien aun le miraba fijamente. Ella se comenzaba a levantar cuando él lo hizo de manera rápida y salto a abrazarle, Aitziber cayó nuevamente de bruces, sintiendo un dolor recorrer su espina dorsal, pues su coxis había sentido toda la presión al caer por segunda vez, pero solamente se limito a reír de forma nerviosa, pues un chico desnudo completamente la estaba abrazando, otra vez, pensó sin darle mucha vueltas al asunto. Parpadeo dos veces, pues había jurado que había sentido algo blando cerca de su rodilla y aquello hizo que su rostro de volviera de color tomate –Ehh… no hay de que…- susurro mientras sentía como se separaba y a ella aquello la hacía dar un suspiro de alivio, pero su preocupación volvió cuando escucho lo que el chico decía -¿Con mi espada?- dejo salir un suspiro, con mirada incrédula ahora ella lo veía, ¿le estaba jodiendo? No había conocido a una persona que estuviera tan…. No tenia palabras para aquello, pero decidió seguir su juego, era mejor tener una espada que un puñado de cuerpos sin alma.

-¡Claro!- dijo alzando el mentón mientras levantaba y alzaba su mentón con orgullo –soy una caballero con brillante armadura, como los caballeros medievales… ¿los conoces? Como los de la mesa redonda- ahora ella estaba diciendo disparates, pero todo lo hacía para poder animar al chico y aunque estuviera equivocado darle la razón por el bien de su salud mental, aunque estaba dudando que tuviera salud mental. Hablaba de aquellos héroes que pintaban en los libros de historias, los caballeros que más le gustaba eran los españoles, tal vez porque su padre siempre le había leído algún cuento de ellos al dormir, no sabía exactamente porque, pero siempre le había encantado aquellos caballeros.

Se le quedo mirando por unos segundos, dándose cuenta que aun estaba desnudo, sus ropas habían quedado en aquel lugar, sus mejillas volvieron a calentarse para girar su cuerpo y darle la espalda –eh… no nos hemos presentado soy Aitziber D’ Lemoine- dijo ella mientras se cruzaba de brazos dándole la espalda -¿y tú? Ah… iré a buscar tu ropa para que cubras tu “espada y escudo”- susurro con un poco de vergüenza puesto a que le estaba prácticamente ordenando que se vistiera, pero él debía entender, ella era una señorita de la sociedad que no estaba acostumbrada a ir por allí viendo hombres desnudos en medio de la nada. Estaba consciente de cómo los cambiantes tenían a cosa, pero aun no estaba acostumbrada, pues no tenía la desgracia de convertirse en animal y dejar la ropa en cualquier parte.

-No te muevas- dijo para entre un paso moderado comenzaba a caminar hacia el mismo lugar que habían estado antes. Solamente duro unos minutos hasta llegar a la carretera de tierra en donde habían estado hace unos momentos. Giro su rostro mirando la ropa en donde había quedado, estaba polvorienta y algo sucia, pero por suerte no le había salpicado nada de sangre, sujeto la camisa y dio unos pasos más hasta donde estaba el pantalón. Miro hacia los cuerpos destrozados frunciendo levemente el ceño con cierto pesar, había confirmado lo que había estado pensando hace unos minutos, la muerte llegaba de forma rápida e improvista, nunca se sabía de qué forma tomaría. ¿Le molestaba haber matado aquellos hombres? Para nada, ellos mismo se lo habían buscado, tal vez si hubieran buscado un trabajo decente en vez de estar rondando por esos lugares buscando lo que no se le había perdido, hubieran vivido un poco más. Chasqueo la lengua dejando en su mano bien dobladita y despejada de todo polvo la ropa del chico mientras se acercaba a los cuerpos buscando cualquier cosa que pudiera servir, encontró unos cuantos francos, entre todos había reunido más de cien francos, algo que tal vez para ella no era mucho, pero era mejor traerlos consigo.

Ya los fantasmas de los hombres se había disuelto, ella caminaba devuelta hacia donde estaba el chico con su ropa y otro pedazo de tela que había utilizado como saco para el dinero que había agarrado de los cadáveres –Aquí está tu ropa- dijo dándosela mientras se sentaba para terminar de contar lo que tenía en aquel pedazo de tela que había agarrado de una de las camisas de uno de aquellos muertos

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