Solo por ella o por ambas [Privado]

por **Ásbjörn y Sylmeria Dogli** Dom Nov 10, 2013 2:58 pm

A mitad de semana tras haber llegado a tierras parisinas, ahora parecía ser el turno del varón de la dinastía de Habsburgo en buscar trabajo, por muy pequeño que fuera, le daba igual trabajar con tal de poder llevar comida o dinero para comprar comida a su hermana que el parto, estaba avanzando bien, pero con lentitud, y claro, un médico no podían costeárselo a no ser que hiciera falta decir su nombre verdadero el cual nunca diría. Solamente dudaba si en tierras extranjeras iba a ser reconocido como tal o si iba a ser alguien atendido como digno de un rey.

Por ahora era esto lo que tenían, simplemente ahora él estaba caminando por París, yendo por oficina de oficina buscando empleo, pero en ningún sitio le cogían. Algunos le decían que no, porque era demasiado alto, otros solamente porque su faceta solo atraería a mujeres por su atractivo pero que no entrarían o les dejarían en ridículo. Así estaba él ahora mismo. Sintiéndose que solamente estaba haciendo el ridículo y su abrigo que poco le abrigaba, otorgado por obras caritativas de la iglesia, le cubría del frio.

Su hermana estaba en un pequeño hostal, la cual era propiedad de aquella mujer de cabellos grises que se había acercado a ellos la otra noche. Por lo menos en ese aspecto estaba a salvo, estaba a salvo ella, su propia consciencia del estado de su hermana. Hubo, las noches siguientes que su hermana se había escapado, él lo sabía pero nunca había dicho nada. Solo esperaba que no se fuera a dar paseos por si sola a callejones, pero siempre a la vuelta traía olor a pan o llena de azúcar en las manos. No quería meterse en su vida, pero había veces que le preocupaba y se sentía fuera de lugar, como si le hubieran dejado en el banquillo.

Termino situándose sobre la madera de un banco en mitad de las múltiples tiendas de Paris, algo podría hacer, solamente necesitaba tener dinero para poder empezar una nueva vida, él y su hermana, juntos y sin ningún problema de tener que depender de sirvientes. Al decir verdad se sentía bastante excitado por lo que estaban empezando a hacer por si solos, pero a su vez sentía como la sangre se le helaba cuando tenía que hacer frente a algún problema del embarazo de su hermana o simplemente tener que seguir siendo rechazado por todo aquel al que pedía trabajo. Él mantenía la cabeza alta y seguía adelante. El tenía sangre de los Habsburgo, tenía el valor de enfrentarse a todos los obstáculos que pudieran aparecer. Basta de huir.

Se quedó varios minutos repasando el periódico por la sección de empleos. Se quedó mirando con atención un puesto en un…-vio bien- ¿Un burdel? –Se quedó pensando un momento que significaba aquella palabra, jamás lo había escuchado en su vida aquella palabra, pero buscaban un tipo que les sirviera de ayuda en servir copas y demás refrigerios. Había otros puestos, pero no tan llamativos; Bailarín, no supo porque la intuición le decía que el puesto de bailarín, incluía quitarse la ropa. El…nunca se había quitado la ropa en presencia de una mujer. Un suspiro salió de sus labios. Estaba exasperándose demasiado en no encontrar nada. Lo señalo en la mente, y siguió buscando trabajo, recostándose en aquel banco, el calor se había acoplado en su cuerpo. Por el momento, no tenía más frio.

Ásbjörn y Sylmeria -> Mélyna -> Alfred Lanagan --> Garth Lanagan

por **Roxanne Aimerich** Sáb Nov 16, 2013 10:00 pm

Llevaba días sin dormir de una manera decente, el trabajo en el burdel le había parecido tan bueno en esos días que opto por no ir a su hogar hasta que la cantidad de dinero fuera suficiente como para poder descansar algunos días y llenarse de renovadas fuerzas para seguir vendiendo su cuerpo a hombres en busca de un poco de calor y placer femenino.

El cuerpo de la cortesana sentía el agotamiento de esos días sin descansar apropiadamente o si quiera comer como era debido y eso le llevaba a avanzar con dificultad por las calles. Algunas personas le miraban, debía tener la peor pinta posible pero si ellos hubiesen sabido todo lo que había tenido que hacer más de uno hubiera ignorado el pensamiento de que se encontraba terriblemente enferma. Inconscientemente se miro por el vidrió de un negocio cerca de la zona comercial y se percato de su mal aspecto. Era ridículo aquello; a pesar del cansancio y aprovechando que se miraba, se acomodo un poco los cabellos e intento poner la mejor mueca posible en su rostro, algo que no le hiciera lucir tan deplorable.
Permaneció un buen rato mirándose, hasta que la sonrisa que obligo a dibujarse en su rostro le convenció algo de que estaba en buenas condiciones y entonces se dispuso a seguir avanzando por las calles; aún faltaba bastante para su hogar y sobre todo para llegar a su cama.

Suspiro algo más relajada de que la gente no le mirara tanto como antes, después de todo no era muy bueno que le miraran o eso era algo que pensaba. Considerando la clase de trabajo que realizaba lo mejor era pasar desapercibida y ser solo notada cuando alguien requería sus servicios, fuera de eso prefería ser un fantasma para todos. Observaba con algo de envidia a las mujeres que tenían la posibilidad de vivir de una manera diferente a la suya, sobe todo a las que podían trabajar en tiendas y no tener que rebajarse a niveles impensados solo para conseguir un poco de dinero para vivir.

Pasaba cerca de un grupo de bancas contiguas cuando el mareo se hizo presente. La cabeza comenzó a darle vueltas y se detuvo apenas unos segundos en lo que se sentía mejor.
– Vamos… si puedo llegar a casa… – susurró para si misma, animandose a no darse por vencida, su familia requería aquel dinero, ellos necesitaban que Mélyna llegara. Si bien el mareo paso un poco, no se retiro del todo y aún así decidió continuar dando pasos cada vez más lentos. Su visión se afectó de un momento a otro y su cuerpo sucumbió unos segundos al cansancio.
Para fortuna de la cortesana se encontraba cerca de una banca, lo malo era que esa banca no estaba vacía y termino sobre el cuerpo de alguien más.

No tardó mucho en recomponerse de aquel incidente y cuando su mirada volvió y recobro la plena consciencia de donde estaba y que estaba sobre alguien más se sintió sumamente apenada, mucho más al ver aquel rostro masculino que le miraba.
– Lo lamento… – se incorporo con algo de dificultad y sonrió de manera falsa – No se que me ha pasado, perdone el inconveniente señor… – susurró bajito y agacho la mirada. Pensaba en decir aquello e irse, más sabía que si intentaba dar algún paso terminaría nuevamente desfalleciendo del cansancio y en la siguiente ocasión en lugar de terminar sobre alguien era probable que terminase en el suelo.

por **Ásbjörn y Sylmeria Dogli** Lun Dic 09, 2013 2:25 pm

Estaba leyendo tranquilamente mientras leía el artículo, cada vez se convencía más de ir al burdel hasta que una mujer le aplasto sobre su cuerpo, acabando mirándola fijamente a los ojos. No tenía un buen aspecto y parecía estar bastante cansada. No habrá dormido bien toda la noche y eso a él le preocupaba. Dejo el periódico a un lado en donde estaba marcado el anuncio del burdel y lo siguiente que hizo fue coger en brazos a aquella mujer que parecía estar bastante cansada.

No quiso preguntas ni nada por el estilo, solamente la cogió en brazos para ir caminando lentamente, sin prisas hacia donde ella le dijera-…¿Dirección? –Pregunto ya que el desconocía la casa de la muchacha-….No aceptare un NO por respuesta…-Fue lo último que dijo antes de que se pusiera a caminar en principio hacia delante.

La gente los miraba. No todos.

Pero eso le daba prácticamente igual a aquel que llevaba a una bella mujer. Esperaba que su hermana le esperase quieta o durmiendo y que la señora esa estuviera siendo una buena compañía para ella. No quería encontrarse con nada disparatado. No quería…-suspirando estoy de veros tan cansada…-sonrió-…Me recordáis a mi hermana a la que cuido….-sonreía lentamente a aquella mujer con una de sus múltiples suaves sonrisas.

-¿Sabe de al…?-Iba a preguntarle si sabía de alguna tienda en la que él pudiera estar dispuesto a buscar algo de ropa y en la que pudiera también llevar algo de ropa a su hermana, estaban sin ninguna muda pues habían salido huyendo de su país con ciertas prisas, con muchos aspavientos y huyendo de la muerte que su propio tío podría haberle infligido.

por **Roxanne Aimerich** Jue Dic 12, 2013 1:37 am

Creyó haber terminado cayendo o quizás incluso muerta. De un segundo a otro dejo de ser consciente del su cuerpo solo para sentirse levita en el aire pero pronto se dio cuenta de que no era por ninguna de las razones que ella creía, sino porque el hombre sobre el que cayó ahora le cargaba en peso y Mélyna no pudo hacer más que mirarle atónita al igual que algunas personas que andaban por ahí.

Estaba por abrir la boca, decir que ella misma podía llegar hasta su hogar el cual ya no estaba demasiado lejos de donde se encontraban, más la voz masculina la hizo callar al segundo. Se sonrojo aunque pensó que eso era lo ultimo que podía pasarle ante el cansancio tanto físico como mental que sentía, pero por algún motivo estar en aquellos brazos no era para nada desagradable.
– De… derecho… – susurró, mirando al frente para indicar de esa forma además a donde se dirigían.

Cansada era una palabra bastante suave para como ella se sentía, agotada debía ser la palabra correcta para todo aquel dolor en el cuerpo y en el espíritu. Trabajar en un lugar como el burdel después de un tiempo terminaba por absorber todo lo que podía de las personas. No dijo nada solo sonrió en respuesta a las sonrisas que le regalaba aquel desconocido y espero que en alguna otra vida, ella también pudiese tener un hermano que le cuidara y no solo responsabilidades de hermanos a quienes cuidar, los cuales solo velaban por sus intereses y sus gustos sin preocuparse jamás si Mélyna podía o no hacer las cosas.

Se recargó en su pecho suavemente y cuando él guardo silencio, cerro los ojos, sumergiendo su mente y cuerpo en el sueño.

Fue la misma sensación de calidez que le invito a dormir un poco, quizás unos cinco minutos lo que hizo que despertara de golpe, recordando que aquel no era sitio para dormir.
– Lo lamento, le estoy causando muchas más molestias de las que provoque ya al caer sobre usted, mi casa esta cerca en aproximadamente tres calles más – desvió la mirada – co… ¿cómo podré pagarle? – llevaba dinero, eso era lo bueno de todo – estoy segura de que habrá algo que necesite para la hermana a la que cuida o para usted mismo – le miro sonriendo y una de sus manos acaricio la mejilla del hombre suavemente, aunque estaba sintiendo como de nuevo el cansancio le invitaba a cerrar los ojos unos segundos más – no hay hombres tan amables… – sus ojos se cerraron suavemente – en el… burdel… – y la oscuridad hizo de nuevo de las suyas, llevándole a un lugar en el que podía descansar cómodamente al menos unos minutos.

por **Ásbjörn y Sylmeria Dogli** Mar Ene 07, 2014 9:00 am

Después de una 30 minutos de camino….

-Gracias….- Ásbjörn había comprado pan con algo de embutido tras haber dejado a la joven bajo la sombra de un árbol descansando. Le pareció que estaba viendo a su hermana, sonrió una vez la volvió a encontrar para poder encaminarse hacia ella. La había arropado con su única chaqueta aun estando el muerto de frio. Pero, ¿Qué podría pasarle? Simplemente que su tío lograra su cometido de verdad. La muerte de su sobrino le alegraría y no tendría que buscarle por más tiempo, pero estaba su hermana quien estaba en cinta y no sabía qué hacer con ella si el…desapareciera. Había tardado mucho en tener una respuesta en que supiera algo de sus únicos aliados, pero aquello no iba a pasar. Esperaba aun instrucciones de donde estarían aquella gente que los ayudaría de nuevo a recuperar su derecho al trono.

Se sentó con cuidado al lado de aquella mujer que había transportado en sus brazos hasta el lugar en donde estaban sentados. Sintió cierta calidez mientras rodeaba con un brazo el cuerpo de aquella muchacha…aunque…suspiro al recordar que era una cortesana, justo adonde quería ir a preguntar por trabajo. Aunque se lo preguntaría después. Terminó por juntarla a él, levanto la vista mientras se recostaba sobre la corteza del árbol y entonces fue cuando miro a una mujer de dorados cabellos, que estaba llorando o había llorado demasiado.

Era su hermana que andaba a rastras, jadeaba y tenía mucho miedo en el cuerpo.

Chasqueo la lengua al ver que tenía a la cortesana cerca de él, y noto como había menos espacio entre ambos-…Perdón….-Salió corriendo hacia ella, hacia su hermana que estaba escondiéndose de algo. Cuando Ásbjörn llego a ella, Grisellia se asustó dando un chillido que callo deprisa con una mano sobre sus labios por parte de su hermano, entonces esta se abrazó a él con fuerza, después Ásbjörn se la llevó de allí hacia donde estaba la muchacha de cabellos dorados y aspecto cansado. Debería pensar en que hacer ahora.

-Ven Grissy…-Dijo con dulzura a su hermana, sentándose donde estaba antes y sentó a su hermana sobre sus piernas con las piernas hacia un lado, acurrucándola y meciéndola para que sus miedos se disiparan. Ásbjörn se moría por preguntarle qué era lo que había sucedido, pero no sabía si iba a hacer correcto en formular sus palabras para “solamente” desquitarse su curiosidad…Hasta que no pudo más – Dime que ha pasado…

-La señora en la que habíamos confiado….No era una persona normal…no era como Gaspar…-murmura recordando al cambiaformas al que a veces recordaba en sueños. Ásbjörn recordó a aquel hombre que se cruzaron hace dos noches, suspiro en busca de paciencia-….Y me metió en una jaula cuadrada, comenzó a dar latigazos contra los barrotes aquella anciana mientras preparaba una gran cazuela a fuego hirviendo casi…-Ásbjörn abrazo a su hermana lo máximo que pudo, terminando por besarle la frente. Esto no se iba a quedar aquí, aquella anciana la encontraría y la metería a fuego hirviendo dentro de un horno – Y…reconocí el emblema que nuestro tío impuso cuando huimos del imperio….-Aquello fue la gota que colmó el vaso.

No estaban solos en Paris al parecer.

-Grissy…-suspiro-….Esto se acabará, ya lo verás…-noto como la cortesana se movía a su lado-….Después de la tormenta…siempre viene la calma….y todo volverá a ser como antes…-Susurro con palabras dulces a su hermana quien la mantenía abrazada con cariño.

por **Roxanne Aimerich** Vie Ene 17, 2014 6:29 pm

Cuando la oscuridad había caído sobre sus pensamientos de nuevo, no existió nada que le sacara del mundo de los sueños. Al menos en ese lugar, Mélyna era completamente libre de hacer o vivir de la manera en la que se le viniera en gana.

Desde tiempo atrás tenía siempre un sueño recurrente. Uno en el que se encontraba parada en medio de un enorme campo de rosas y no tenía preocupaciones de nada; en aquel lugar no tenía hermanos, madre, ni clientes que atender así que solo estaba ella y la paz que inundaba lentamente el lugar. En su sueño deseaba quedarse en aquel lugar por siempre, pero sabía que no era posible e incluso durante esos momentos en los que su sueño era lo más hermoso del mundo había deseado incluso morir. Pero la vida no podía ser tan sencilla e igual y era probable que debiera hacer más cosas aún antes de morir pues a pesar de sus deseos nada sucedía jamás.

Lentamente fue siendo consciente de que la voz masculina que antes le hablaba a ella continuaba pronunciando palabras que aún era incapaz de captar completamente. Después de las palabras de él hombre vino la voz de una mujer y así fue que Mélyna termino por abrir los ojos. En un principio fue completamente incapaz de ver algo más que un par de figuras borrosas a su lado, pero paulatinamente se volvieron más claras, hasta que fue capaz de reconocer al hombre que antes le había ayudado.
Aquel par estaban demasiado cerca el uno del otro y para la cortesana le parecía una grosería estar ahí, en medio de una pareja que lucía tan feliz por eso y por la vergüenza de haber dormido en brazos de aquel hombre fue que se dispuso a hablar.
– Lo siento… – susurro mientras que aquel hombre le miraba – me he quedado dormida y… ha debido incluso prestarme sus ropas siendo que su… acompañante las necesita mucho más que yo – estiro la chaqueta que antes había estado usando, mientras que un escalofrío le recorría el cuerpo entero – muchas gracias por todo… lo mejor será que me vaya ahora…

Ya no se sentía cansada como antes pero aún así cuando intento incorporarse las piernas no le dieron mucho y termino por caer de nuevo sentada justo en el lugar donde segundos antes estaba. Suspiro; no podía ser posible que debiera quedarse ahí a causar la incomodidad de la aparente pareja pues en la mente de Mélyna le parecía imposible que aquella mujer fuese su hermana.
– Me iré en cuanto pueda, por favor ignoren mi presencia… – pidió con el sonrojo en las mejillas y la mirada desviada de ellos; estaba luciendo como una torpe y eso era el colmo.

De una manera completamente inintencionada, su mirada fue a la joven de cabellos claros que él sujetaba en los brazos. Por algún motivo entonces fue que le pareció que esa joven no estaba bien; tenía los ojos llorosos y su cuerpo temblaba a ciertos momentos, no parecía ser del frío pues ciertamente la cortesana solo había sufrido del enfriamiento momentáneo por la calidez del sueño pero ella.
– Se… ella… ¿esta bien? – le miro con preocupación. No podría hacer mucho, pero aquel hombre le ayudo antes y ahora ella podía pagar quizás la deuda.

por **Ásbjörn y Sylmeria Dogli** Vie Ene 24, 2014 8:20 pm

Estaba puesto a la orden del día y que tenía que obedecer a todo lo que se le ordenaba, pero aquella pregunta no se lo esperaba.

-….-miraba hacia delante el varón de los Dogli, aquel apellido falso que se crearon por mero juego de palabras en un momento de escape. Estaba pensando mucho las palabras y en eso se atrevió la joven que estaba sobre las piernas de su hermano.
-Discúlpale…esta algo alterado al verme así de mal…-Entonces cuando Grisellia quería hablar más de la cuenta, su hermano la interrumpió-
-Disculpa a mi hermana, pero hemos tenido un percance…-suspira-…al…-suspira nuevamente-…al …. El lugar el cual podíamos resguardarnos del frio, no es seguro. Llevamos unos días andando, durmiendo en pequeños hostales de mala muerte o en establos, comiendo en el comedor comunitario o apenas ni eso. Mi hermana esta en cinta y en unos meses…-suspira-…Bueno...usted ya sabe que sucede…después de 9 meses…-suspira, no hacía nada más que suspirar en aquellos momentos. Abrazo a su hermana, pero Grisellia se separó de él un poco para poder respirar. Se estaba ahogando entre tantos problemas que si estabas en palacio, nada pasaba y había otras personas que te hacían el trabajo sucio.

Pero ahora mismo estaban sin nada de nada. Grisellia se llevó de recuerdo un bebe que nacería dentro de poco y el, rumores y más rumores que eran totalmente falsos y por si fuera poco, seguramente lo habían desterrado de la familia de los Habsburgo por como era su tío. Si tío, aquella persona que quería verlos muertos y así poder hacer su propia descendencia cuando en realidad le tocaba llevar el peso de la corona a Asjborn. Pero ahora tenían que mirar el presente y pensar en el futuro del niño que no sabía cómo poder hacerlo en verdad.

-…Hermano…tengo hambre…-Murmuro un poco menos atormentada la dulce de Grisellia, miraba entonces ahora a la muchacha que estaba de pie, pero que le agradaba su presencia de delante. Era una hermosa mujer, mucho más de lo que ella misma podría llegar a ser -…Es hermosa…-murmura con una sonrisa tímida -...pero parece cansada…-se dio cuenta de que estaban posiblemente molestando a aquella mujer-….Lo sentimos…yo…nosotros…mi hermano…creo que le molestamos…
-Grissy…la he traído hasta aquí…estaba cansada…-Asjborn sonrió lentamente a la mujer- … ¿Cuál es vuestro nombre? Si…me lo habéis dicho, debéis disculparme…-dijo mientras se acomodaba contra el árbol. Seguía mirando a ambas, a su hermana y a la joven – Y no lo sienta…-sonríe aún más -….Tengo de la bolsa varios bollos que espero que te sientan bien…-mira a su hermana- …y a ti, que vales por dos…-Rio con aquella pequeña broma. Grisellia se rio y beso en la mejilla a su hermano. Ambos se querían, pero solo había eso.

Solamente un amor fraternal y nada más.

por **Roxanne Aimerich** Vie Ene 31, 2014 11:30 pm

Miro a uno y otro, cuando la mujer había comenzado a hablar fue interrumpida. La cortesana sonrió a ambos al saber que eran hermanos, pero le resultaba curioso, eran bastante diferentes uno del otro o eso le parecía a ella pero bueno, incluso entre sus hermanos podía ver diferencias notables. Mélyna en realidad no se parecía a ninguno de sus hermanos y es por eso que muchas veces se ganaba algunos problemas con ellos; ya que le decían que no tenía derechos en su propio hogar.

Sintió algo de pesar por ellos, parecían ser buenas personas que la estaban pasando realmente mal y aunque ella no fuera tampoco una mala persona, creía que no merecía nada bueno en su vida.
– Hay pocos lugares seguros para resguardarse aquí aunque… – miro a Grisellia – si su hermana esta en cinta debe tener muchos más cuidados y creo que es por eso que luce tan decaída – se animo entonces a inclinarse y a estirar poco a poco su mano y acariciar los rubios cabellos de la mujer – pero todo estara bien ya lo veras – si bien su situación no era la mejor, siempre pensaba en a que había posibilidad de poder ayudar a otros de maneras en las que ella no fue antes auxiliada por nadie y aquella mujer lucía inocente, sin mencionar que el bebé lo era aún más.

Mélyna no dijo nada ante el inocente comentario de la mujer. Si, ella lo sabía… estaba cansada de todo y algunos momentos creía que no podría continuar más. Volvió a sentarse junto a ellos y negó a las palabras de la mujer.
– Tu hermano me ha ayudado, porque tienes razón… estoy cansada y no podía continuar más pero tu hermano me ha traído hasta aquí – observo al hombre y le sonrió – Es una buena persona y a las buenas personas siempre les pasan buenas cosas – estaba segura de sus palabras.

Rió suave al escucharle hablar de nueva cuenta a él y negó.
– De hecho no nos hemos presentado, solo caí sobre ti y no te dije absolutamente nada. Mi nombre es Mélyna y ¿los de ustedes son? – miro la bolsa de bollos en lo que aguardaba una respuesta y termino por negar nuevamente – Eres muy amable, pero ustedes lo necesitan más que yo. He comido suficiente solo necesitaba descansar un poco que llevo varios días sin dormir; eso es todo. De hecho como no llegara a casa pensaba detenerme con… – sus ojos se iluminaron y miro a ambos hermanos – Creo que tengo una casa en la que serán bien recibidos. La mujer ha perdido a sus hijos y esposo así que esta absolutamente sola en el mundo y agradece la compañía de las personas dandoles un techo… respecto a la comida, deberán conseguir francos por su cuenta pero ella esta dispuesta a cocinar si es que le brindan la oportunidad – Marie, ese era el nombre de aquella mujer que en más de una ocasión había ayudado a Mélyna y que le había distraído de sus penas con historias de días más gloriosos para ella y su familia. A pesar de estar sola, la mujer era bastante alegre y parlanchina así que le parecía excelente idea llevarlos a ese lugar – Claro que, se los mostrare solo si les interesa – se encogió de hombros y miro el pasto.

por **Ásbjörn y Sylmeria Dogli** Jue Feb 20, 2014 7:14 pm

-G…-Ella iba a empezar con buen pie y no le diría mentiras desde un principio-….Mi hermano me llamaba Grisellia para escondernos de oídos cotillas y ociosos que busquen nuestra muerte desde el sacro imperio que es de donde hemos venido tras ser desterrados por nuestro odioso tío…-Sylmeria fue levantándose con un poco de esfuerzo, Ásbjörn le siguió detrás como si temiera de que cayera al suelo nuevamente, pero al parecer con los ánimos de aquella mujer, parecía haberse recuperado con facilidad -….Soy Sylmeria…y él…-se puso al lado de su hermano, dándole un empujoncito hacia Mélyna-…él es Ásbjörn, mi hermano quien cuida de mí…-Sonriendo se mantuvo quieta, cerca mientras sabía que su hermano miraba a quien había ofrecido un poco de ayuda a su favor.

Ásbjörn mantuvo cerca a su hermana, pero se fijaba en Mélyna. Escuchándola hablar sobre la casa de aquella anciana-….No lo sé….Tu oferta es bastante generosa ¿sabes? ….-miro a su hermana-….No creo que mi hermana esté dispuesta a meterse en otra…casa con alguna otra mujer mayor…por muy dócil y generosa que sea…-Suspiro, pero entonces noto el pellizco de su hermana, enseñándole modales de compostura una vez más.

-Disculpa a mi hermano…-tomo una de las manos de Mélyna para sostenerla entre las suyas--…Iremos contigo a ver a aquella anciana de gestos generosos y que seguramente puedan brindarnos compañía mientras…eh…-miro a los lados, intentando pensar en que decir-….Ásbjörn busca trabajo por aquí cerca, seguro que anda en deseos de saber en dónde te encuentras si has estado toda la noche fuera de casa… ¿Vive con ella?…-Sylmeria se quedó observando a su hermano y a Mélyna alternativamente, entonces se acordó de los panes que trajo-…Disculpad…no puedo tener más hambre…que ahora mismo…-Sylmeria con una reverencia fue alejándose de ambos, dejando a Ásbjörn a solas un poco con Mélyna.

Hubo silencio entre ambos o eso noto Ásbjörn mientras pensaba en algo para decir o romper el hielo. Había dejado un panecillo para Sylmeria y él se había tomado medio -…¿Quieres desayunar un pan? –le ofreció la bolsa en el que había un bollo caliente, recién hecho de la panadería-…discúlpame…-suspiro-…Es algo difícil…y lo que te ha dicho mi hermana…es cierto…-dijo mirándola-…No te conozco…pero veo en el brillar de tus ojos que puedo confiar en ti…y que….voy a hacerlo y dejaré que nos guíes hacia esa anciana amiga tuya que al parecer comentas con bastantes cumplidos y que dices que es de buen fiar….-Murmuro cerca de su rostro, tentándola mientras con el panecillo aun en la bolsa-….Toma un panecillo….

-¡Ásbjörn! –Dijo con asombro Sylmeria, alzando la mano hacia delante de sus ojos que estaban confundidos por la sorpresa que se encontró delante. Ásbjörn se giró hacia donde su hermana señalaba, fue a su lado, pero volvió al lado de Mélyna para seguir ofreciéndole el panecillo-…Vamos cógelo…-sonrió con su acostumbrada sonrisa de aristócrata pero que no era sarcástica sino sincera y justa. Sylmeria no espero a su hermano y los males se le paso enseguida en cuanto vio a Alfred o quería pensar que era él, se fue directamente hacia Alfred, pero ¡Por Odín! También estaba Garth siguiéndole de lejos. No lo pudo evitar, se fue hacia Garth, a tirarse sobre él con lo que ambos terminaron al suelo. Termino riendo sobre él -…hay! Lo siento!-Dijo dándose cuenta de que lo estaba aplastando y enseguida miró a Alfred al que sonríe y llorando de la emoción se abrazó a su cintura-…Ay…dime que no es un sueño que estéis aquí…

por **Alfred Lanagan** Sáb Mayo 03, 2014 11:45 pm

No tenían mucho tiempo andando por las calles de París en busca de los hermanos que hacía algo de tiempo ya no veían, exactamente desde que fueran desterrados de su país y que tanto Alfred como Garth, debieran quedarse a fingir ser parte fiel de aquel grupo de personas que habían derrocado a los reyes y quitado el trono a Ás. En base a lo que habían escuchado e investigado, sospechaban que tanto Ás como la amada Sylmeria de Alfred estaban por las calles de París.

Llevaban varios días andado, interrogando a toda persona que creyeron podría guiarles un paso más a aquellos a quienes siempre demostrarían su lealtad - Garth, creo que de nuevo nos han enviado por una pista falsa - suspiro pesadamente, mirando al mayor de ambos hermanos. Según lo que la anciana de un puesto de frutas, había observado a un par de jóvenes con la descripción que dieron, andando en la dirección que iban pero hasta esos momentos no aprecia nadie que se les asimilara y él comenzaba a perder las esperanzas de encontrarles por aquel sitio.

Alfred sabía que su hermano tenía una misión más personal, aparte de encontrar a los hermanos aquellos y sospecho que dejaría de buscar cuando Garth giro sobre sus pasos para comenzar a regresar. Estaban cerca de lo que era un parque y al ver a su hermano, él suspiro. No había razón para seguir adelante y apenas estaba comenzando a girarse cuando su vista cruzo con un trío que se encontraba por allá y fueron los cabellos dorados de una de las jóvenes lo que llamo su atención. Apenas una mirada más detallada y los ojos de Alfred se iluminaron - ¡GARTH! - grito al otro, que se encontraba un poco más lejos y comenzó a ir con velocidad en dirección a aquellos que estaban en el césped. Cuanto más se acercaba, más seguro estaba de que era ella y la teoría se vio confirmada cuando salió disparada en dirección a ellos y se lanzo a Garth para después abrazarse a la cintura de Alfred - Sylmeria… dios santo… les hemos buscado como locos - le levanto el rostro con ambas manos, sin poder quitar la sonrisa de su rostro ante la felicidad de verle ahí, pese a que estaba creyendo que era un sueño, uno del que no esperaba despertar jamás.

por **Garth Lanagan** Dom Mayo 04, 2014 12:00 am

París le estaba enloqueciendo lentamente, ya fuera porque no encontraban a Ás y Sylmeria, o porque era incapaz aún de encontrar a Iss. Los Lanagan habían ido hasta aquel país siguiendo las pistas de aquellas tres personas que eran realmente importantes para ellos, aunque Iss lo fuera solo para él. Alfred se dedicaba enteramente a buscar el paradero de Ás y Syl, mientras que él ayudaba en las mañanas a esa búsqueda y por las noches las dedicaba a buscar a Iss. Aquellos días maratonicos le tenían agotados y ese día no era la excepción.

Andaban ambos con los ojos bien abiertos y siguiendo las indicaciones de un anciana que a Garth no le pareció para nada confiable, pero Alfred se dejo ir, guiado por la esperanza de ver a Syl y la cual, se desvanecía poco a poco ante los inexistentes frutos de la búsqueda de la mujer de rubios cabellos que tenía de cabeza a su hermano desde que fueran pequeños - Creo que tienes razón y nuevamente no llegaremos a nada, solo a más frustraciones - sus pasos estaban a la par de los de su hermano, pero cuando decidió que era suficiente, se giro sin dar palabra alguna al menor y avanzo en dirección de regreso al hotel donde hasta esos momentos se mantenían alojados. Estaba pensando en descansar algunas horas antes de reanudar la búsqueda de su amada Iss, cuando el grito de Alfred le hizo girarse y a la distancia reconoció la figura de Sylmeria que se levantaba e iba a toda prisa en dirección a ellos.

Aquello era tan increíble que volvió sobre sus pasos y fue en dirección a ellos, terminando por ser lanzado al suelo, cortesía de una emocionada Sylmeria. Garth en un tiempo sintió un deseo muy fuerte por aquella mujer, pero ahora no podía verla más que como una hermana pequeña, su futura cuñada y nada más que eso - Sylmeria por dios… arriba mujer… - no le disgustaba abrazarla o tratarla de la manera que le era usual, pero Garth quería mucho a su hermano y sabía que la manera de actuar de aquella mujer le hería en lo profundo aunque no dijera nada. Desde donde estaba, le pellizco la mejilla y de echo a reír - [color=#8f7154]no somos un sueño, pero arriba que quiero ver a Ás - ordeno mirando a Alfred para que ayudara a Syl a levantarse.[/color]

por **Ásbjörn y Sylmeria Dogli** Vie Jun 13, 2014 11:06 am

El mismo podía solo reírse de lo divertida que era la situación, pero se mantuvo en su sitio y al lado de Mélyna. Tenía ganas de abrazarles y preguntar cómo era que habían llegado hasta Paris o simplemente porque. De todos modos sabía que los Lanagan eran duros de pelar, que nadie podía engañarles aunque en el principio lo hicieran. Eso sí, eran leales hasta la muerte y gente, por no decir la única por el momento en quien podía confiar ciegamente. Abrió los ojos cuando vio a Sylmeria caer en el suelo sobre Garth, lo que hizo que su risa sonara aún más estrepitosa.

-….Son unos buenos amigos de donde provengo…-comenzó a relatar a Mélyna que estaría a su lado – Pero lo que me pregunto es su presencia en Paris cuando han podido seguirles…-suspiro preguntándose el peligro que esto podría surgir, pero quizás, podría ser momento de olvidar los problemas por el momento y no ser descortés –Quédate aquí…o...bueno…-Iba a acercarse hasta el grupo pero el grupo se acercó a ellos -…Hola muchachos! –Sonrió aunque no abrazo a nadie, temía que alguien les hubiera seguido -…Esto es una locura, os habéis puesto en peligro vosotros mismos…-murmuro en bajo cerca de los hermanos que estaban cerca – Sylmeria…quédate con Mélyna y Alfred, quiero hablar con Garth…
-Si hermano…-Dijo agarrando el brazo de Alfred para llevarlo junto con Mélyna-Mira Alfred, te presento a Mélyna, es nuestra nueva amiga….-Dijo presentándola -…Mél…Este es Alfred…y ehm…bueno, mi prometido hasta la fecha…-en aquel momento que dijo aquello, Sylmeria tosió mirando hacia un lado, hacia la nada y después sonrió a ambos - ¿Lo eres no? –Sylmeria estaba con la duda, se quedó mirando a Alfred mientras ahora se sujetaba cariñosamente del brazo de Mélyna.

Mientras en una parte Sylmeria estaba intentando ordenar toda su mente, Ásbjörn se fue a un lado apartando consigo a Garth del grupo -…¿Cómo es que tomáis esta decisión tan arriesgada? ¿Qué se supone que piensan tus padres? ¿eh? No hace ni 24 horas que huimos del Sacro Imperio de Austria y estáis aquí…-suspiro con pesadez, mirando de vez en cuando hacia el grupo-…Seremos un blanco…-suspiro nuevamente, esta vez parecía estar estresado ya que sus manos querían casi arrancar los rizos castaños de su cabello por puro estrés -….No quiero que os pase nada…además….-miro a los lados, se acercó al oído de Garth con disimulo y murmuro que Isserielle estaba en París, pero que no sabía de su ubicación precisa –Oí que una mujer de nuestro imperio fue vendida en algún burdel de esta ciudad….-susurro con tranquilidad y después termino por separarse -…Mantén esta información hasta que podamos estar bajo un techo y seguros….-suspira-…Mi hermana necesita cuidados ya que …puede tener problemas de salud….
-¡Ásjbörn! –Grito desde su posición intentando captar la atención de su hermano -….-No dijo nada, prefirió acercarse ella hacia quienes estaban hablando -….Hermano…Mélyna debe de estar cansada….
-¡Ay! ¡Que cabeza la mía! Seré despistado….
-Demasiado diría yo…-replico Sylmeria con un suspiro al final, quedándose mirando de reojo a Garth, pero que después le tomo del brazo para acercarlo junto con su hermano y Alfred.

Ásbjörn se acercó rápidamente hasta Mélyna y termino por cargarla en brazos. Tenía fuerzas para parar un tren extrañamente –Te llevaré a tu casa….-Giro con ella en brazos y miro hacia el grupo-…Sylmeria, quédate con Alfred y Garth hasta que yo vuelva….¿Lo harás?
-Ten cuidado…por favor…
-Siempre lo tengo…

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