¿Día libre? [Libre]

por Invitado Vie Dic 16, 2011 1:14 pm

Era intensamente cansado el trabajo que realizaba como mayordomo aquel brujo, no es que quisiera decirle que no a su amo pero, ¿Un día libre en todos esos años?, era patético, como una burla que claramente el vampiro le jugaba, pero quizá era la privacidad, la pareja de ese vampiro había vuelto a la mansión y Fernand y León no se llevaban, por lo cual tendría que despegar su mente de tantas cosas por hacer, le gustaba caminar por las calles, tomo un abrigo y bufanda, claro aun siendo brujo era un humano y resfriarse con eso podría ser patético incluso para él quien presumía de resistencia, le gustaba el “tintín” del agua sobre las losetas parisinas, pero claro, era invierno, parecía que el brujo había olvidado las fechas en las que se encontraban, camino lento y con una sonrisa apacible, con el rostro relajado, como un tipo común y corriente.

Se quedo admirando los diversos panoramas, mujeres tomadas del brazo de sus amados, o de sus prometido, o quien les pretendiera, niños jugando, personas riendo, todo aparentaba normalidad, a sus fosas nasales llego un peculiar olor, ¿Café?, se pregunto, hacía tanto que no tomaba una taza de ese liquido, a decir verdad no sabía que hacer, era un día sin hacer nada, fácil le hubiera servido ir a la biblioteca y leer hasta caer en cama, o dormir recuperándose de las noches en vela contabilizando algunos negocios de su “querido amo”, o inventar algo, un veneno para matar a dicho vampiro, pero no encontraba aun motivos para empezar a sentirse liberado de la carga laboral.

Se quedo varado, mientras dos hombres cuya apariencia no le gustaba se acercaron a él empujándolo, hablaban parloteando tantas patrañas, pero él tenia fija su vista en aquel establecimiento, “Café, café” era lo que pasaba por su cabeza, abrió paso entre los hombres y se dispuso a marcharse para meterse al local, pero no, uno de ellos tomo el brazo del brujo y le hizo retroceder, Fernand le observo de mala gana, pero no se inmutaron, era como si se burlaran de la flaqueza y lo debilucho que este aparentaba, pero era eso solo apariencia, entonces se quedo ahí observando como apretaban su brazo entre esas palmas que parecían las de un gorila.

No hizo nada, la gente los miraba, extrañamente Fernand no quería reaccionar con violencia física, pero al paso, encontrarían al “León que lleva dormido”, claro tampoco ese hilo telepático serviría, estaban con los tenues rayos del sol, verter veneno sobre ellos, seguro que alguien vendría y le tacharían de hereje, sus facciones se movieron, ¡Claro que sentía!, sentía como le mallugaban la carne pero no encontraba que hacer.

por **Aitziber D’ Lemoine** Sáb Dic 17, 2011 8:26 am

Odiaba el frio ¿Cuánto lo odiaba? Aquel odio no se podría contabilizar tan fácilmente, la nieve era tan húmeda y fría y congelaba todo, lo que más le molestaba era que la hacía temblar y cuando comenzaba a hacerlo no podía parar. Debía afrentar la realidad, para irse a su casa debía salir de Spice Dame; su tienda de especias. Caminar por las calles de parís hasta llegar a su residencia.

Un estornudo salió de su dulce nariz, casi estaba que lloraba de la rabia ¡se sentía con mucho frio! Tenía una larga bufanda que llegaba hasta la cintura y que cubría todo su rostro, tenía su normal capucha cubriéndole todo el cuerpo y el hermoso vestido que Marianne le había confeccionado para ella, tenía la capucha arriba, tratando que cubrir todo los ángulos posibles de su cuerpo, la bufanda cubría todo su rostro, si hubiera podido cubrir sus ojos lo hubiera hecho, ¡Hasta sus pestañas se congelaban de frio!.

A simple vista no parecía una dama, parecía un forastero o extranjero, pero a ella le importaba una mierda lo que pudieran pensar las otras personas, ella tenía su propósito no sentir frio, asi que con paso apresurado comenzó a caminar entre el gentío.

Su mirada se encontraba baja, parecía que se centraba en las aberturas de La tierra u otra cosa que no era su camino, muy pronto sintió como tropezaba con algo, pensó que era una pared pero era muy suave para serlo, cuando subió la mirada se encontró con unos hombres grades y fuertes que sostenían a un hombre algo delgado comparado con ellos.

Cuando le vieron, lo maldijo como si fuera un chico, la bruja se quedo parada, su rostro estaba completamente tapado, por eso le habían confundido, pero no pudo evitar echarse una carcajada ronca y sonora; cuando había frio su voz se volvía ronca. El hombre le miro como de pocos amigos mientras aun sostenía al hombre quien le miraba algo preocupado, cuando lo miro le guiño el ojo juguetonamente.

Uno de sus acompañantes ya iba a sostener por los hombros, pero rápidamente le miro murmurando algo bajito que nadie más pudo oír, este se paró en seco, mostrando algo de miedo al desconocido.

-Achu…- estornudo inclinándose hacia abajo aun estando el hombre al frente de ella, cuando alzo su cabeza la capucha callo, había quitado la bufanda para rascar su pobre nariz que estaba congelada por el frio. Los hombres retrocedieron, ¿era una dama?.

-Chicos, Chicos- se acerco tocando levemente los hombros de los dos –¿de verdad quieren esto?- pregunto tratando de persuadirlos –dejadlo ir y se quedan conmigo ¿Qué os parece?- dijo guidándole el ojo otra vez al hombre.

Pobre de aquellos si aceptaban aquello, la señorita que apareció de la nada era experta en todo lo que se necesita saber para poder controlar al humano, tenía tantas tácticas que nunca se le acabaría la posibilidad de salir de una como esta.

Off: espero no molestar n-n

por Invitado Jue Dic 22, 2011 2:52 pm

Enarco una ceja, puesto que no le gustaba la situación, que más daba él brujo cuya magia residía en la maldad podía hacer muchas cosas, robarles el alma o más pero una mujer que aparentemente tenia el mismo don, claro, Fernand tenia la capacidad de oler a los suyos, ella de la nada apareció susurrando, diciendo y controlando, pero no le importaba a él, es más cuando le soltaron presto atención a su atuendo, estaba tremendamente calmado, tanto que podría estar en guerra y el feliz con una amable sonrisa que denotaban sus facciones, se acomodó el cabello bien peinado que tenia el saco, sin arrugar, y de la nada saco una pequeña botella, claro, era uno de esos venenos que solo el poseía, por la gripe de la mujer, sabía que no podría tener daños secundarios, dejo que se esparciera sobre el viento en dirección del olfato de esos dos, discretamente claro, típico de alguien así, comenzó a reír bajito de una manera que aterraba a más de uno era su locura la que reía en esta ocasión, su sosegado rostro cambiaba de forma continuamente. Más cuando podía disfrutar del sufrimiento de más de uno.

Tomo a la chica quien tontamente jugaba con apuestas, claro, no dudaba de que una mujer pudiera más con esos encantos, el agarre fue dócil, pulcro y con calma, mientras esos dos hombres caían poco a poco al suelo, - Vámonos Madame, ellos ya están en el limbo – sonrió malvadamente a ellos dos y a ella la llevo lejos. Era cierto, él no se preocupaba por nadie, bien si una vez lo hizo por aquel vampiro que consideraba hijo, y ahora amo. Le llevo hasta un establecimiento, quizá algo de compañía no le venia mal mas con una de los suyos, ¿Qué clase magia tendría la mujer? Y ¿Cómo Fernand podría sacarle provecho a eso?, con cuidado, pensaría estrategias y planes – Isaak Fernand – se dirigió para besarle el dorso – agradezco su ayuda, fue magnifica, estoy extasiado por sus encantos – sonrío de nueva cuenta – por lo que veo, necesita algo para entrar en calor, permítame invitarle un café por lo menos, Madame – estaban ya cerca de un establecimiento, ahora ella decidía dar el paso o no.

por **Aitziber D’ Lemoine** Jue Dic 29, 2011 8:59 pm

Caminar por un sendero,
un camino a la locura.
A sus lados lo vigilan
palmeras rosas, pinos verdes,
ojos estraños y arbustos apagados.

Había algo extraño en el aire, por aquel instinto sobrenatural que tenia se cubrió su nariz con la bufanda, muy pronto se vio arrastrada por el hombre que molestaban-pero…- protesto un poco, pero al verlos en aquel estado se dio cuenta que estaba al frente de alguien más, asintió dejándose ser guiada por el hombre.

Isaak Fernand era el nombre de su nuevo acompañante, ladeo su cabeza al ver aquel acto tan formal, era raro, eso le gustaba. Le miro con una chispa mientras dejaba que este hablase, le agradeciera y le adulara, eso no iba con ella, pero entrar en calor le retumbo en su cabeza.

-No es nada-murmuro acomodándose sus vestimentas. Se vio cerca de la cafetería. El olor del café entro por sus fosas nasales, suspiro como si encontrara el cielo en un pequeño lugar-Café…- murmuro entrando a la tienda.

Aceptaba su invitación. Entro buscando una silla de dos, la mesera llego, pidió un café fuerte caliente y un pastel de fresas. Dejo sus cosas en la cabecera de la mesa, dejo mostrar su belleza joven y duradera, aunque tenía 28 años muchos podrían decir que apenas tenía 17 o hasta 15 años. ¿Su secreto? No se lo diría a nadie, aunque no era gran cosa, la magia y energía que fluía en ella era lo que la mantenían viva y joven.

Cuando se sintió cómoda, su cuerpo caliente en aquel lugar acogedor se animo a hablar con el que tenia al frente de ella-Muchas gracias por la invitación- sonrió cruzando los dedos y posándolos en la mesa-¿Qué clase de hombre es usted?- pregunto tajante y de forma directa.

Ladeo su cabeza, detallando su rostro, como cuando una niña tiene un nuevo juguete, tal vez eso era para ella, algo nuevo que le había interesado.no decia su nombre porque no veia necesidad de decirlo, tal vez, un poco mas tarde le mostraria mas de ella.

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