Sustituto(Libre)

Un día más me encuentro en la calle tocando mi violín para conseguir algo de dinero .Como siempre no puedo evitar usar mi magia para hacer más bellas mis actuaciones, lo que produce una reacción afirmativa por parte del público. Una vez terminado mi improvisado concierto, recojo las ganancias que me han proporcionado las gentes de París y me dispongo a regresar al hotel. Antes de poder marcharme un hombre de unos 50 años, vestido con un traje elegante de color gris, me detiene. No tengo ningún problema en atenderle, y la verdad es que su propuesta me intriga bastante. Al parecer el señor tiene preparado desde hace días un espectáculo en el teatro para el que todas las entradas están vendidas. Muy a su pesar los artistas que iban a actuar se habían marchado de la ciudad antes de participar en el evento, por lo que necesita un sustituto de manera urgente. No puedo negarme ante la proposición y acepto, me encantan los escenarios, y las experiencias anteriores siempre me han reportado experiencias interesantes.

Una vez acordamos el trato, me dirijo al teatro para actuar. La verdad es que no debería hacerlo, ofrecer dos espectáculos en un día puede ser demasiado para mi cuerpo, pero cuando ofreces lo mejor que tienes al público y consigues hacer que sientan tu música, es una sensación indescriptible. A escasos 5 minutos de comenzar con mi espectáculo, me ajusto el traje de color negro que me han proporcionado con algo de tosquedad, no estoy acostumbrado a llevar este tipo de ropa, relajo los hombros y salgo al escenario. Ver todas las butacas ocupadas me causa algo de impresión, pero en lugar de tornarse en nerviosismo, esa impresión se torna en excitación. Me sitúo en el centro del escenario y hago una pequeña reverencia, no he pensado mucho lo que voy a hacer, así que tengo que improvisar.

-Señores y señores, niños y niñas. hoy van a asistir a un espectáculo que les sembrará la duda sobre su propia existencia así como la de todo lo que les rodea. Hoy todo lo que verán aquí dentro será producto de su imaginación...o al menos, eso querrán creer.

Suspiro para relajarme, coloco el violín apoyado en mi hombro izquierdo y comienzo a tocar. La primera melodía que hago sonar es un vals lento con el que, a ritmo de la música, comienzan a aparecer distintas figuras de nobles que siguen la melodía con un baile agarrado. El escenario se convierte en un salón de un palacio cualquiera entre las exclamaciones de sorpresa producidas por el público asistente. Bajo el tono y la velocidad con la que toco la melodía y me aparto del centro del escenario para dejar la posición a un joven de pelo color castaño. El chico va vestido con un traje de sirviente, y su mirada se centra en una de las figuras que bailan, una joven de cabellos dorados que brilla de entre todas las demás figuras, gracias a su belleza.

El joven desea acercarse a ella, pero piensa: ¿que podría hacer un sirviente como yo con una princesa?. Las letras de los pensamientos del joven aparecen en el centro del escenario y viajan por toda el teatro provocando sobresaltos en el público. Cambio el ritmo de mi melodía a una dramática y más rápida, que torna las imágenes del salón impoluto y maravilloso, a unas en las que la misma sala está en llama. Unos hombres asaltan el palacio y comienzan a capturar a los asistentes. El joven consigue librarse de sus perseguidores, pero observa que la joven princesa se encuentra perdida en el centro del salón sin saber a donde ir. Usando todo su coraje, el joven sale corriendo y agarra la mano de la princesa para ayudarla a salir de allí. Finalmente consiguen escapar, y a lomos de dos caballos huyen del palacio. Las imágenes de los jóvenes montados en caballos atraviesan a los espectadores del teatro provocando en ellos algunos caídas inoportunas.

Torno de forma radical la melodía de mi violín, pausando más el ritmo y cambiando a un tema más tranquilo. Ahora las imágenes encuadran a los jóvenes en un bosque iluminados por la luz de la luna. El chico no puede creerlo, la ha rescatado, a ella, a la mujer de sus sueños. La princesa se acerca a él y le agradece el gesto para después, aproximar sus labios a los del joven, momento en el que dejo de tocar para que los espectadores se centren en las imágenes. Cuando sus labios están a punto de contactar, toco tres acordes certeros del violín que provocan un desvío de los labios de la princesa hacía el cuello del joven. La mujer levanta la mirada hacía el público y saca unos enormes colmillos de sus fauces, para después, introducirlos ferozmente en el cuello del joven. Recupero el centro del escenario, disipo las imágenes y termino con un solo del vals con el que inicié mi aparición. Termino el espectáculo y hago una reverencia en respuesta a la atronadora ovación del público. Estoy a punto de desmayarme pero aún así vuelvo a saludar y salgo de escena para llegar a la zona de bastidores. Me siento en la primera silla que encuentro e intento recuperar el aliento, por un momento he llegado a pensar que me derrumbaría en el escenario, pero he conseguido terminar. Esbozo una sonrisa y comienzo a reírme, consciente de que estoy totalmente loco, pero de que acabo de hacer algo extraordinario.

La música y el teatro eran ahora las dos únicas cosas que hacían latir mi corazón, si es que tal cosa era posible en un corazón muerto. Pensé en lo mucho que le hubiera gustado a mi Maestro acudir a esta función. A él le encantaban las funciones. Decía que, paradójicamente, era el único lugar donde el hombre expresaba sus verdaderos sentimientos. Al principio no lo entendí del todo. Pero ahora, con mi casi un siglo de experiencia, creo que lo voy comprendiendo mejor.

LLegué al teatro y me acomodé en el palco 5. Aquel palco que siempre tenía reservado para mí. Como compositora y amante de las artes escénicas, eran muchas las veces que acudía a aquel esplendoroso teatro para ver una función. Aunque estuviera a rebosar de humanos, aquello era algo que no llegaba a desagradarme, si bien siempre mantenía una cierta distancia con ellos.

La función estaba a punto de empezar y me acomodé aún más en el asiento de terciopelo rojo. Desde aquel palco se tenía una vista casi perfecta del escenario. ¡Cuán fue mi sorpresa al ver salir, de entre las cortinas que cubrían los bastidores, a un hombre jóven portando simplemente un violín!
Aquello no era lo que estaba previsto. Poco después oí murmurar a la acompañante chismosa del Lord que estaba a mi lado que se trataba de un sustituto.

Entonces lo observé con más atención. El jóven comenzó a tocar diestramente, se notaba que era ducho en el arte del violín. Pero mayor fue mi asombro y admiración cuando el teatro por completo se llenó de lo que parecían ser imágenes espectrales pero hermosas bailando al ritmo de la música del violín.

Se trataba de una historia. Una historia de amor como sólo pueden ocurrir en los cuentos de hadas, pues todo el mundo sabe que la vida (y la muerte para mí) colma más de desgracias que de dichas.

Mentiría si dijera que el espectáculo no me estaba conmoviendo. Era algo que nunca había visto y que sin duda sólo podía ser fruto de la hechicería. El resto de asistentes probablemente pensarían que se trataba de un truco.

Sin embargo, el final me transmitió una mezcla de nostalgia e irritación. ¿Por qué ese final tan triste y amargo? ¿Acaso es que nosotros los Inmortales no podíamos sentir amor hacia los humanos? Odiaba la idea que algunos hombres tenían respecto a nosotros; pues para unos éramos simples criaturas de leyenda y para otros que sí sabían de nuestra existencia, éramos tan sólo burdos asesinos, como la princesa oscura de la función. ¿Por qué los vampiros no podíamos tener alma?

Decidí pues hacerle una visita al violinista responsable de la obra. El tal Yohann Moreau. Pedí permiso al guardia para que me diera paso hacia los bastidores, pues quería felicitar a monsieur Moreau por tan hermosa función y llamé cuidadosamente a la puerta del camerino.
-Discúlpeme,señor Moreau. ¿Puedo pasar?-Fue mi educada petición. Con voz refinada y un tanto fría.

Off: Espero no molestar, si algo no te gusta, mandame un MP y lo edito ^^

Para mí es imposible creer en el amor, más que imposible es poco recomendable. Algunos seres, aquellos a los que llamamos inmortales, temen al amor porque saben, que su eternidad los obligará a recordarlo por siempre, sin que la muerte pueda mitigar su dolor. En mi caso, tan sólo soy un brujo que se muere al usar la magia, y por lo tanto, si osase amar con el corazón a una mujer, el dolor que podría causar a esa dama con mi muerte es inimaginable. Si me comportase de esa manera, iría contra todo aquello que he querido hacer durante toda mi vida, difundir la ilusión entre las gentes. Tan solo yo, con mi magia y con mi violín, tengo que creer que tengo la capacidad para cambiar el mundo, y si lo creo, podré morir con una sonrisa en el rostro.

Obras como las de hoy me aportan una vida que ya tengo perdida, y hace de las noches sin dormir meros trámites que puedo soportar; los dolores pierden su intensidad cuando soy capaz de ser útil para la sociedad. El sonido de un puño golpeando la puerta del camerino me saca de mis pensamientos, parece que alguien ha venido a visitarme. Acepto la vista y observo que se trata de una mujer bastante hermosa y elegante. Me levanto de la silla sobre la que estoy sentado y hago una pequeña reverencia para saludar a la mujer.

-Soy Yohann Moreau, a su servicio, ¿qué desea de este humilde violinista?

Sujeto levemente la mano derecha de Carolina y deposito un beso en ella. Después levanto la mirada y la miro fijamente a los ojos esbozando una sonrisa.

-No me inclino ante su clase social señorita Vande Valley, Dios sabe que no reconozco ante esas banalidades. Sin embargo cuando tengo frente a mi a una mujer de su belleza, me veo obligado a hacerlo.

En su mirada puedo verlo, esa sed de sangre que solo tienen los vampiros. Lo que Dios también sabe es que nunca rechazo acercarme a un ser sobrenatural, y esta ocasión no iba a ser diferente.

-Me alegro de que la haya gustado el espectáculo. Y en lo referente a su contenido yo más lo tintaría de realista. Aquellas relaciones que se cimentan en única y exclusivamente la atracción física, suelen acabar de forma trágica. Aunque en esta ocasión lo haya representado de forma algo extremista.

Me sorprende ver como la vampiresa se ha visto afectada por mi espectáculo. Es como si quisiese negar lo que su naturaleza de depredadora la empuja a ser.

-Los vampiros son seres inmortales, superiores y sin duda, mucho más cercanos a la perfección que los humanos. Sin embargo, todo ser es libre de elegir su camino sean cuales sean las circunstancias. En su caso señorita Van de Valley, si usted cree que puede amar, amará. Si realmente es lo que desea ningún impulso asesino podrá frenar sus sentimientos-Me peino el cabello hacía atrás y suelto un suspiro-. Mi espectáculo iba más dirigido a los seres como yo, para los cuales amar de forma sincera es un hito inalcanzable.

Pese a que ambos sabemos que ella es un ser superior, su intención es ponernos al mismo nivel y sin duda eso me relaja. Normalmente, los vampiros prefieren que los humanos que se ven bendecidos por su presencia los traten como si fuesen entidades de un nivel superior. Sin embargo Carolina, me muestra detalles que no hacen más que confirmar que por alguna razón quiere atarse a lo que representan los humanos más de lo común.

-No es ninguna indiscreción no se preocupe. Digamos que un ser cuya vida esta sentenciada no merece establecer lazos emocionales con otro que si el destino no lo impide, sin duda vagara por este mundo todo lo que su salud se lo permita-Bajo la mirada hacía el suelo y niego con la cabeza-. La bendición de ilusionar, conlleva la consecuencia de una muerte prematura.

La pregunta de la vampiresa es tan interesante como difícil de responder, ya que mi postura en ese sentido siempre ha sido un tanto contradictoria. Podría decir que si he amado en alguna ocasión, pero mentiría, porque creo que eso nunca ha ocurrido, y si percibía que iba a ocurrir, simplemente me marchaba. Soy consciente de que alguna mujer me ha amado, y esa es otra de las razones por las que me he visto obligado a escapar de de las ataduras de esos lazos. Si tenemos en cuenta estos puntos, podría decirse que no quiero enamorarme, pero esa no es la conclusión adecuada ya que es algo que ansío con todas mis fuerzas. Una vez repasados mis sentimientos respondo.

-Creo que no, nunca he sido capaz de amar a nadie sentimentalmente-Una vez respondida la pregunta, me encamino a preguntar a la bella vampiresa acerca de porque afirma que entiende mi situación-. ¿A qué se refiere con esa afirmación de que me entiende?¿Ha pasado algo parecido?