Reflejos (Libre)

por **Terpsícore Tsartsaris** Sáb Feb 18, 2012 8:33 pm

Cuan ínfima y perfecta podía llegar a ser la lluvia de invierno. Siempre era igual. Nunca cambiaba. Cada vez que caía su presencia permanecía adherida a la tierra, clavándose en lo más profundo del subsuelo. Y cuando se respiraba sobre un terreno húmedo la sensación de frescor que se producía en el interior del cuerpo era mucho más que sublime. Y aunque no era exactamente igual, sobre el pavimento de la ciudad la sensación era la misma. Frescor por dentro y gotas bañando la piel por fuera. Y no sólo la piel, sino también acariciando el alma. Una sensación que se repetía con cada paso que daba hacia adelante, repiqueteando sus tacones contra el suelo como lo hacían las gotas que no caían sobre ella. Avanzaba en paz, sin miedo, sin temor a nada. No se podía tener miedo cuando era éste quien temía a la persona.

Se deslizaba por entre las sombras confundida gracias a la capa oscura que la cubría, incluida la cabeza por la capucha. No obstante, sus avellanados ojos eran inconfundibles, de igual modo que su tez pálida. Cuando se movía era igual que una luz momentánea alumbrando un lugar concreto. De pronto, en una esquina que doblaba, pisó un charco. Escuchó el sonido bajo sus pies. A lo lejos ya podía apreciarse un atisbo de luz, quizá de una calle principal, por lo que las pequeñas olas producidas por el movimiento pudieron distinguirse débilmente. Sonrió de lado. Pensó unos instantes y se retiró la capucha y dejó ver su espesa melena clara, que empezó a mojarse. Pero eso a ella le daba igual. Miraba el charco y veía cómo las gotitas caían sobre él y el impacto provocaba salpicaduras. Con un gesto elegante se recogió la capa, que dejó ver los faldones de un vestido rojo, y se agachó para poder admirar su reflejo. No hacía falta un sol delante de ella para poder estimar su belleza. Porque tenía una sonrisa capaz de cautivar al mismísimo Diablo.

Se miró unos minutos y después se levantó al sentir una presencia. ¿Qué pobre desdichado podría estar vagando a esas horas y en una noche como esa por unos oscuros callejones? Ciertamente, no le importó en absoluto. Pero el hecho de violar su intimidad lo consideraba como una ofensa. -Muéstrate. -ordenó con tono firme y colocándose la capucha de forma que le cubriera el rostro hasta la mitad. Evidentemente, si nadie aparecía por su propio pie ella ya se encargaría de convencerle “buenamente”.

por **Vanessa Flynn Boyle** Lun Feb 20, 2012 3:59 pm

El día había sido de total aburrimiento para una dama que no conocía de costumbres dela realeza, pues como siempre le tocaba estudiar sobre el comportamiento de una dama y los buenos modales que esta debe de tener, algo difícil de comprender para una persona que paso la mayor parte de su vida entrenando su vida para llegar a ser una gran cazadora de seres de la noche y aprender cosas nuevas que tiene que ver con portarse como una dama era algo difícil, era dar una vuelta a su vida, en dejar de pensar como hombre para pensar como una bella dama que tiene que depender de otros, pero así eran las cosas y quisiera o no tenia que hacerlas.

Pero pasaban mas de las cinco de la tarde ya era mucho estar que atender a sus institutrices, así que como era costumbre por la ventana de su alcoba salió como ave en libertad dejando a tras de ella furiosas mujeres que a su regreso se la tomarían con ella, algo habitual que ella era costumbre; el clima frio y húmedo era algo cotidiano de lugar, pues vientos que hacían mover los precioso vestidos con elegancia y una lluvia que traía consigo una nostalgia que se podía sentir en el ambiente, las dulces gotas que caían una tras otra endulzaban con su sonido las calladas y desiertas callejuelas, pues pocos se atrevían a salir con este frio, pues da típico pasar las tardes lluviosas en sus casas frente a la chimenea con una buena taza de te, muy al estilo ingles, pero aun con el frio y la constante lluvia había gente que disfrutaba de pasear por las calles y los callejones de tan misteriosa ciudad.

Perdida en sus recuerdo aquella bella dama que cubría su cuerpo con un delicado abrigo de piel, iba pasean do sin rumbo, paseando mas en su mente y recordando tantas cosa, recuerdos que bien cual gotas de agua y se van como la marea, despreocupada por lo que pasaba a su alrededor olvido una de las reglas de un cazador, el sigilo, pues era mas que obvio que estaba en su propio mundo de recuerdos, cuando una vos la sorprende, pues la voz sonaba algo molesta, recapacitando y dando se cuenta que había caminado sin rumbo se dio cuenta que no sabia donde estaba y que alguien le exigía mostrarse, pero típico de ella desenfundo sus gemelas(dos pistolas una de oro y la otra de plata), para tener las cargadas, y estar preparada, pues si ya se había metido en una situación confusa no quería cometer mas errores.

Paso a paso se fue acercando, pero realmente no estaba preparada para un enfrentamiento, pues salió de su casa apresuradamente por lo que no puedo cambiar su vestimenta, así que unos zapatos hermosos de tacón descubiertos, y un vestido digno de su envergadura era su vestimenta, algo que le podía dificultar moverse, por que cuando salió a la vista de aquella que le exigía mostrarse, insegura de si misma respondió con un tono de los que había estado practicando con sus institutrices, pero con un tono de soberbia típico de ella.

-por que mostrar mi presencia alguien que no conozco, extraña por que mejor te presentas ante mi, para yo también presentarme, al fin y al cabo los buenos modales ante todo.

Dicho esto detuvo su andar en una parte sumamente oscura, con las manos en sus pistolas estaba preparada para cualquier cosa, a un que estaba bastante limitada en sus moviminetos.

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