AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
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Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Ya había perdido la cuenta de las veces que me había caído de camino a esa tienda, y también las veces en que me había maldecido por ser tan idiota al no ver por donde iba. Las personas que caminaban por donde yo me miraban con desdén y lástima (si es que se atrevían a mirar a un neomundista con harapos), y sólo un niño se me acercó a ayudarme, pero su padre casi le arrancó el brazo de un tirón para traerlo de vuelta a su protección, regañándolo y regañándome por "estar en su camino". Bueno, al menos fue un insulto amable...aunque la verdad me daba igual, estaba acostumbrado a regaños muchísimo peores que ese.
Me senté en el suelo con esfuerzo y vi como todo seguía su curso, aunque me dio un poco de pena ver al pobre crío mirarme echando atrás la cabeza y ser volteado por su progenitor. Suspiré y recordé de pronto que no tenía tiempo para descansar (¿Qué es eso?) así que me levanté; pero yo el muy imbécil también había olvidado que llevaba kilómetros caminando desde las afueras de la ciudad. De milagro no me volví a caer, y con esa misma suerte seguí hacia mi destino cuidando de no perder el papel que me identificaba para recibir el encargo aunque no tuviese idea de lo que decía. Cada pisada era un logro, pero cada inspiración me congelaba los huesos. No recordaba haber sentido tanto frío en mi vida...pero bueno, no había sentido calor tampoco; estar viviendo con alguien que parecía haber sido fría toda su vida no te daba mucho ala imaginación. ¡Ah! Quizás el metal caliente en mi espalda servía...
Tal y como me habían dicho, reconocí la tienda por sus colores y el resto al llegar fue un trámite: enseñé el papel y me entregaron una caja que parecía tener barras de hierro y cadenas por lo pesada que estaba. ¿En verdad eran velas como mi Ama me había dicho? Por curiosidad me tenté a abrir la caja, pero se me hubiera caído encima de los pies, conociendo mi mala suerte. Me estremecí de sólo pensarlo y me despedí con un "adiós", pero un "lárgate" acompañado de una risa burlona y un portazo en las narices fue todo lo que recibí. Volví a suspirar y empecé a caminar de vuelta a la residencia. Sería una noche tan larga y solitaria...
Me temblaba todo el cuerpo, y ni siquiera llevaba medio kilómetro cuando paré en una esquina y me puse a mirar la vitrina casi por reacción refleja: era una panadería. Mi estómago sonó inmediatamente y mi boca seca y lastimada se llenó de saliva, pero para variar no iba a poder comer. Tenía que rogar que mi Ama estuviera de "buen humor" para tirarme las sobras cual perro, y que no quisiera violarme toda la noche para no gastar las pocas energías que ganaba con esa comida.
En eso, sentí el inconfundible olor del pan caliente recién salido del horno, y me volteé para no seguir lamentándome, sentándome bajo la vitrina con la caja sobre mis piernas cruzadas a modo de meditación, entrecerrando los ojos. Empecé a sentir sueño casi de inmediato....no, ¡no podía dormirme! Sabía perfectamente que si lo hacía era mi perdición en todo sentido, pero no lo soporté. Morir de hambre y frío sí que era más digno que seguir con esto.
Me senté en el suelo con esfuerzo y vi como todo seguía su curso, aunque me dio un poco de pena ver al pobre crío mirarme echando atrás la cabeza y ser volteado por su progenitor. Suspiré y recordé de pronto que no tenía tiempo para descansar (¿Qué es eso?) así que me levanté; pero yo el muy imbécil también había olvidado que llevaba kilómetros caminando desde las afueras de la ciudad. De milagro no me volví a caer, y con esa misma suerte seguí hacia mi destino cuidando de no perder el papel que me identificaba para recibir el encargo aunque no tuviese idea de lo que decía. Cada pisada era un logro, pero cada inspiración me congelaba los huesos. No recordaba haber sentido tanto frío en mi vida...pero bueno, no había sentido calor tampoco; estar viviendo con alguien que parecía haber sido fría toda su vida no te daba mucho ala imaginación. ¡Ah! Quizás el metal caliente en mi espalda servía...
Tal y como me habían dicho, reconocí la tienda por sus colores y el resto al llegar fue un trámite: enseñé el papel y me entregaron una caja que parecía tener barras de hierro y cadenas por lo pesada que estaba. ¿En verdad eran velas como mi Ama me había dicho? Por curiosidad me tenté a abrir la caja, pero se me hubiera caído encima de los pies, conociendo mi mala suerte. Me estremecí de sólo pensarlo y me despedí con un "adiós", pero un "lárgate" acompañado de una risa burlona y un portazo en las narices fue todo lo que recibí. Volví a suspirar y empecé a caminar de vuelta a la residencia. Sería una noche tan larga y solitaria...
Me temblaba todo el cuerpo, y ni siquiera llevaba medio kilómetro cuando paré en una esquina y me puse a mirar la vitrina casi por reacción refleja: era una panadería. Mi estómago sonó inmediatamente y mi boca seca y lastimada se llenó de saliva, pero para variar no iba a poder comer. Tenía que rogar que mi Ama estuviera de "buen humor" para tirarme las sobras cual perro, y que no quisiera violarme toda la noche para no gastar las pocas energías que ganaba con esa comida.
En eso, sentí el inconfundible olor del pan caliente recién salido del horno, y me volteé para no seguir lamentándome, sentándome bajo la vitrina con la caja sobre mis piernas cruzadas a modo de meditación, entrecerrando los ojos. Empecé a sentir sueño casi de inmediato....no, ¡no podía dormirme! Sabía perfectamente que si lo hacía era mi perdición en todo sentido, pero no lo soporté. Morir de hambre y frío sí que era más digno que seguir con esto.
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Evidente era el cansancio que la gitana poseía. Estar a cargo de Judah no era una tarea tan fácil, apenas y podía sostenerse, cuidarse, y alimentarse con el poco tiempo que tenía, estar cuidando de un hombre tan grosero y testarudo la dejaba completamente agotada. Incluso aquello ya empezaba a perjudicarla por la salud. Siempre se le veía fatigada, con ojeras bastante grandes, sus labios comenzaban a demacrarse, su pelo dejaba de brillar, los pedidos que le hacían en aquella tienda de telas tardaban un par de días más en estar listos, ya que lo único que quería era dormir, y era lo que menos podía hacer. Aquella tarde andaba de un humor especialmente acido, buscaba cualquier cosa para ponerse a discutir con Judah, ni siquiera había avanzado ya pedidos. Escapó de la carpa para poder ir a refugiarse a su tienda de telas, no entendía como ese malagradecido hombre la agotaba tanto si lo tenía en sus manos, y sabía como controlarlo, y lo peor es que empezaba a sentir empatía por él.
La mañana comenzó a mejorar de una manera bastante sorpresiva. Había comido un par de chocolates que una señora le había llevado agradecida por unas prendas que Milenka le había regalado. Eso bastó para que sintiera una buena energía y terminará trabajos que la estaban agobiando. Pero bien dice el dicho que no todo lo bueno permanece… Judah había aparecido, con esa sonrisa de haber cometido un delito y tenía que salvarlo. Estaba vez la muchacha no hizo por él, y de manera amenazante le dejo hacer todas las cosas en la tienda que ella necesitaba terminar, sino lo hacía seguramente lo echaría de la casa y no le daría comida.
La joven estaba tan harta de pelear que lo dejó ahí, completamente solo, llevando telas en una caja para poder ir a colocar cortinas a la casa de una señora bastante adinerada, la había conocido a su llegada a Paris y ahora se habían vuelto buenas amigas, tanto que Milenka iba en ocasiones a comer con ella, y no se sentía incomoda por la diferencia de clases sociales y creencias, ambas estaban dispuestas a conocer de la otra, y eso fortalecía su amistad.
Pero así como la joven tiende a hacer responsable en sus deberes, también lo era de despistada, o de distraída, algunas calles se le pasaban de largo, o hacía otras actividades que le retrasaban las programadas. Esa era la naturaleza de Milenka, en ocasiones tan libre como el viento que desviaba su brisa, su vida debía ser así, nadie debía amarrarle, nadie como ahora se sentía amarrada a Judah, y que estaba empezando a desesperarla.
Entre sus divagues la joven siguió el torpe caminar de un muchacho. Achicó sus ojos al ver como apenas y podía sostener su cuerpo y le sorprendió la manera en la que veía aquellos alimentos en la repisa. La joven se acercó bastante preocupada, dejando aquella bandeja de cosas a un lado del cuerpo. Con temblorina en la mano, movió el brazo del joven - ¿Estás bien? - Preguntó de manera tonta, tonta por lo evidente que era la respuesta. Volvió a moverlo con insistencia, con aquel semblante lleno de preocupación y bondad. Paso su mano libre por su frente - Joven, hábleme - pidió alterada, observando como las demás personas no hacía nada.
La mañana comenzó a mejorar de una manera bastante sorpresiva. Había comido un par de chocolates que una señora le había llevado agradecida por unas prendas que Milenka le había regalado. Eso bastó para que sintiera una buena energía y terminará trabajos que la estaban agobiando. Pero bien dice el dicho que no todo lo bueno permanece… Judah había aparecido, con esa sonrisa de haber cometido un delito y tenía que salvarlo. Estaba vez la muchacha no hizo por él, y de manera amenazante le dejo hacer todas las cosas en la tienda que ella necesitaba terminar, sino lo hacía seguramente lo echaría de la casa y no le daría comida.
La joven estaba tan harta de pelear que lo dejó ahí, completamente solo, llevando telas en una caja para poder ir a colocar cortinas a la casa de una señora bastante adinerada, la había conocido a su llegada a Paris y ahora se habían vuelto buenas amigas, tanto que Milenka iba en ocasiones a comer con ella, y no se sentía incomoda por la diferencia de clases sociales y creencias, ambas estaban dispuestas a conocer de la otra, y eso fortalecía su amistad.
Pero así como la joven tiende a hacer responsable en sus deberes, también lo era de despistada, o de distraída, algunas calles se le pasaban de largo, o hacía otras actividades que le retrasaban las programadas. Esa era la naturaleza de Milenka, en ocasiones tan libre como el viento que desviaba su brisa, su vida debía ser así, nadie debía amarrarle, nadie como ahora se sentía amarrada a Judah, y que estaba empezando a desesperarla.
Entre sus divagues la joven siguió el torpe caminar de un muchacho. Achicó sus ojos al ver como apenas y podía sostener su cuerpo y le sorprendió la manera en la que veía aquellos alimentos en la repisa. La joven se acercó bastante preocupada, dejando aquella bandeja de cosas a un lado del cuerpo. Con temblorina en la mano, movió el brazo del joven - ¿Estás bien? - Preguntó de manera tonta, tonta por lo evidente que era la respuesta. Volvió a moverlo con insistencia, con aquel semblante lleno de preocupación y bondad. Paso su mano libre por su frente - Joven, hábleme - pidió alterada, observando como las demás personas no hacía nada.
Milenka Sandoje- Gitano
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Me encontraba en un lugar completamente oscuro. No se veía nada más que el color negro acompañado de una espesa neblina que haría perderse hasta al perro más inteligente. ¿En dónde me había metido? Yo no lo sabía, y no había nadie ni tampoco algo que pudiese darme una pista. Ante la ausencia de alternativas, lo único que se me ocurrió fue caminar. (¡Podía caminar sin tambalearme! Eso sí que era raro...) Y empezar a llamar a alguien, aunque más bien...estaba llamando a la única persona que quizás, tal vez...me podría escuchar. - ¡Doña Catalina! ¡Doña Catalina! ¡Ayúdeme, por favor!
Pero lo único que escuché fue mi propia voz retumbando en aquel lugar tan extraño que parecía infinito.
Mi mirada se fue al suelo, igual que mis rodillas y las palmas de mis manos, "palpando" aquella negrura que definitivamente no era normal. Sí, claro...¿cómo iba a ser normal un lugar completamente negro, sin aire, sin agua, sin luz y sin gente? Hasta que una idea que parecía loca se me pasó por la mente, y por eso fue que mi rostro se volvió a alzar. Acaso estaba...no. No podía pronunciarlo. El sólo intento de hacerlo causó que el sabor amargo de las lágrimas llegase con rapidez a mi boca, y luego cayese a aquel lugar sin fondo y sin vida. Como yo parecía estar.
Pero de pronto, escuché una voz hablarme. Era una mujer...pero no era el tono inquisitivo de mi Ama. Era una voz envolvente y cálida, tanto que empecé a sentir calor en aquel lugar. Me puse de pie, y estiré uno de mis brazos hacia el cielo. De allí venía. - ¡Ayúdeme! ¡Por favor!
Todo se volvió blanco por un segundo, tanto que no pude ver nada. Pero algo tocó mi frente, y abrí los ojos otra vez; siendo lo primero que vi una caja.. ¿Una caja? ¡La caja del encargo! ¡Había salido de allí! ¿Había sido un sueño? Pero fue tan real...tanto que estaba sudando frío y respirando agitado como si hubiera estado corriendo por horas, o como si hubiera sido violado por horas. Tragué saliva y miré a mi costado, pero lo único que reconocí fue a una figura que no dejaba de mirarme. Mi única reacción: cubrirme la cabeza dejando al descubierto mis brazos atestados de cicatrices y gritar - ¡L-lo siento! ¡N-no vol-volverá a-a pasar! ¡Pero p-por f-favor no...n-no me mate! - con tal volumen que algunas personas desgastaron sus cuellos para mirarme.
Hubo un silencio posterior...y yo seguía esperando el castigo que no llegaba. Alcé débilmente el rostro lloroso (¿El llanto también había sido real? Qué sueño...si es que lo fue) dejando que mis ojos verdes se asomaran cual sol por la mañana. - U-usted...n-no es mi Ama...-susurré bajito, concluyendo lo que parecía evidente.
Pero lo único que escuché fue mi propia voz retumbando en aquel lugar tan extraño que parecía infinito.
Mi mirada se fue al suelo, igual que mis rodillas y las palmas de mis manos, "palpando" aquella negrura que definitivamente no era normal. Sí, claro...¿cómo iba a ser normal un lugar completamente negro, sin aire, sin agua, sin luz y sin gente? Hasta que una idea que parecía loca se me pasó por la mente, y por eso fue que mi rostro se volvió a alzar. Acaso estaba...no. No podía pronunciarlo. El sólo intento de hacerlo causó que el sabor amargo de las lágrimas llegase con rapidez a mi boca, y luego cayese a aquel lugar sin fondo y sin vida. Como yo parecía estar.
Pero de pronto, escuché una voz hablarme. Era una mujer...pero no era el tono inquisitivo de mi Ama. Era una voz envolvente y cálida, tanto que empecé a sentir calor en aquel lugar. Me puse de pie, y estiré uno de mis brazos hacia el cielo. De allí venía. - ¡Ayúdeme! ¡Por favor!
Todo se volvió blanco por un segundo, tanto que no pude ver nada. Pero algo tocó mi frente, y abrí los ojos otra vez; siendo lo primero que vi una caja.. ¿Una caja? ¡La caja del encargo! ¡Había salido de allí! ¿Había sido un sueño? Pero fue tan real...tanto que estaba sudando frío y respirando agitado como si hubiera estado corriendo por horas, o como si hubiera sido violado por horas. Tragué saliva y miré a mi costado, pero lo único que reconocí fue a una figura que no dejaba de mirarme. Mi única reacción: cubrirme la cabeza dejando al descubierto mis brazos atestados de cicatrices y gritar - ¡L-lo siento! ¡N-no vol-volverá a-a pasar! ¡Pero p-por f-favor no...n-no me mate! - con tal volumen que algunas personas desgastaron sus cuellos para mirarme.
Hubo un silencio posterior...y yo seguía esperando el castigo que no llegaba. Alcé débilmente el rostro lloroso (¿El llanto también había sido real? Qué sueño...si es que lo fue) dejando que mis ojos verdes se asomaran cual sol por la mañana. - U-usted...n-no es mi Ama...-susurré bajito, concluyendo lo que parecía evidente.
Última edición por Fábio Oliveira el Miér Abr 18, 2012 11:00 am, editado 1 vez
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Todo se había detenido, el tiempo el espacio, las personas, y el escenario había desaparecido, parecía como si todo se hubiera esfumado de un momento a otro, y nadie podía ver la escena, como si nadie estuviera interesada en ayuda a una persona. Milenka volteó a todos lados, intentando que alguien se topara con su mirada, que alguien se apiadara de ellos, pero todo se había ido, todo era blanco, con algunos puestos del lugar pero cada uno estaba vacío, cerrado sin rastro alguno que pudiera delatar que aquello era una completa alucinación. Aquello era extraño, quizás un mar augurio, o quizás la gitana lo estaba imaginando todo, o mejor aun, estaba soñando, si, eso era lo más viable, estaba teniendo un sueño, pero no, algo así no podía ser un sueño, era una pesadilla sin duda alguna. Sintió dolor en su interior, dolor en el pecho, en los pulmones al tomar una gran bocana de aire, y no querer expulsarlo. O más bien no poder. Volvió a verlo a él, a aquel joven que necesitaba más de ella, que lo que ella necesitaba para olvidar sus temores.
Milenka pasó una mano sobre la frente del extraño, sintió como comenzó a moverse pero también notó las temperaturas tan altas que tenía. Se acercó otro poco, colocando la cabeza del caballero sobre su regazo, soplando con suavidad su rostro - Joven, reaccione - Repitió de manera suave, sencilla y con ese tono que tú madre emplea cuando esta demasiado preocupada, aunque claro, nada tenía que ver la relación de estos dos.
Un contacto físico hizo que la castaña se sobresaltara. Si alguna vez había odiado el hecho de toparse a Judah en todos lados, hoy estaba dejando en claro que había borrado todo rastro, que verlo a su lado con el rostro desconcertado por encontrarla así había dado un vuelco a su corazón, y no pudo evitar sonreírle con ¿afecto? - Ayúdame por favor - Le suplicó, sin poder respirar de manera correcta ¿Qué le pasaba al mundo? ¿Por qué tanta indiferencia con su gente? ¿Por qué tanta maldad? Antes que Judah pudiera tomar entre sus manos al desvalido, el joven despertó, sobresaltado como era de imaginarse. La chica le sonrió con ternura, y llevó una mano a sus labios acallando sus palabras - Shttt - Apenas se podía escuchar aquel gesto, pues el escenario verdadero había vuelto, y el estruendo de las personas retumbaba ahora en los oídos de la gitana - No te preocupes, estarás bien, no te alteres - Y la bondad en los ojos de una mujer que hasta la fecha se había mostrado una fiera con Judah, ahora dejaba ver una parte dulce y buena que pocos conocían, pues su carácter de acero lo doblegaban con dificultad, y contadas personas.
Se puso de pie y Judah le ayudó a llevar al chico y las cosas del chico las cargo ella misma junto con las suyas para volver a la tienda de telas, donde Atenea se encontraba acomodando unas telas que estaban aun dentro de paquetes. Antes de poder decirle a su amiga algo, esta entendió estirando una gran tela en el suelo para depositar al muchacho. Se fue por un poco de agua para que este pudiera ingerir sin problema alguno, sin embargo ni Judah, ni Atenea se atrevieron a darle, así que todo sería tarea de nuestra anfitriona. - Bebe, pareces deshidratado, y te daremos de comer en breves - Le sonrió pasando un trapo con agua por su frente, limpiando rastros de lo que había pasado. ¿De dónde había sacado el trapo? Simple, la gitana tenía una especie de conexión con Atenea que pocas personas tenían con el resto de la humanidad, ambas sabían lo que la otra quería, lo que la otra necesitaba, y por eso la amistad había llegado a grados cósmicos, que cualquier ser humano o alguien no creyente ni de Dios podría entender, solo… ellas.
Milenka pasó una mano sobre la frente del extraño, sintió como comenzó a moverse pero también notó las temperaturas tan altas que tenía. Se acercó otro poco, colocando la cabeza del caballero sobre su regazo, soplando con suavidad su rostro - Joven, reaccione - Repitió de manera suave, sencilla y con ese tono que tú madre emplea cuando esta demasiado preocupada, aunque claro, nada tenía que ver la relación de estos dos.
Un contacto físico hizo que la castaña se sobresaltara. Si alguna vez había odiado el hecho de toparse a Judah en todos lados, hoy estaba dejando en claro que había borrado todo rastro, que verlo a su lado con el rostro desconcertado por encontrarla así había dado un vuelco a su corazón, y no pudo evitar sonreírle con ¿afecto? - Ayúdame por favor - Le suplicó, sin poder respirar de manera correcta ¿Qué le pasaba al mundo? ¿Por qué tanta indiferencia con su gente? ¿Por qué tanta maldad? Antes que Judah pudiera tomar entre sus manos al desvalido, el joven despertó, sobresaltado como era de imaginarse. La chica le sonrió con ternura, y llevó una mano a sus labios acallando sus palabras - Shttt - Apenas se podía escuchar aquel gesto, pues el escenario verdadero había vuelto, y el estruendo de las personas retumbaba ahora en los oídos de la gitana - No te preocupes, estarás bien, no te alteres - Y la bondad en los ojos de una mujer que hasta la fecha se había mostrado una fiera con Judah, ahora dejaba ver una parte dulce y buena que pocos conocían, pues su carácter de acero lo doblegaban con dificultad, y contadas personas.
Se puso de pie y Judah le ayudó a llevar al chico y las cosas del chico las cargo ella misma junto con las suyas para volver a la tienda de telas, donde Atenea se encontraba acomodando unas telas que estaban aun dentro de paquetes. Antes de poder decirle a su amiga algo, esta entendió estirando una gran tela en el suelo para depositar al muchacho. Se fue por un poco de agua para que este pudiera ingerir sin problema alguno, sin embargo ni Judah, ni Atenea se atrevieron a darle, así que todo sería tarea de nuestra anfitriona. - Bebe, pareces deshidratado, y te daremos de comer en breves - Le sonrió pasando un trapo con agua por su frente, limpiando rastros de lo que había pasado. ¿De dónde había sacado el trapo? Simple, la gitana tenía una especie de conexión con Atenea que pocas personas tenían con el resto de la humanidad, ambas sabían lo que la otra quería, lo que la otra necesitaba, y por eso la amistad había llegado a grados cósmicos, que cualquier ser humano o alguien no creyente ni de Dios podría entender, solo… ellas.
Milenka Sandoje- Gitano
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Aquella señorita no era pálida, y su cabello no ardía con la fiereza del fuego del infierno alq ue yo estaba tan acostumbrado. Su sonrisa no era socarrona y su tacto no era frío en lo absoluto (o quizás yo estaba demasiado...eh...acalorado); y no me estaba moliendo a golpes por quedarme medio dormido en plena calle. No, sin duda no era mi Ama...y eso me hacía estar nervioso de todas formas. ¿Y si ocultaba alguna otra faceta detrás de toda esa dulzura? ¿Y si era una espía de mi Ama para vigilar que cumpliera con el encargo? Eso me puso aún más tenso, y si ni sus palabras de sosiego habían funcionado, mucho menos lo hizo el hecho de que una segunda persona apareciera para llevarme con ellos quién sabe dónde, pero que me alejaban de mi objetivo y de mis sobras de premio. ¡Quién me mandaba a dormirme!
- E-espere...y-yo no...- Balbuceé pero de nada sirvió; aquel hombre prácticamente me llevó cual hoja por el viento hasta lo que mis ojos identificaron como una tienda de telas. Me dejaron sobre una de éstas y yo hice amago de ponerme de pie, pero entre el cansancio y el trapo de agua mis piernas se clavaron en la suavidad del material - N-no p-puedo comer...a-ahora....t-tengo que m-marcharme...- miré a mi alrededor rogando encontrar la caja, y gracias al cielo que lo hice. Sin embargo, no me podía levantar. Mi estómago no me dejaba hacerlo. Ni tampoco mis nervios. - P-por favor....-supliqué apoyando una de mis manos para darme impulso e intentar levantarme, pero fue inútil.
Doña Catalina iba a terminar matándome de una forma u otra. Si llegaba a tiempo (lo que se hacía cada vez más lejano con cada segundo que pasaba en ese lugar) iba a violarme o bebería de mí hasta dejarme casi muerto...y si llegaba tarde o no llegaba...mejor ni imaginarlo. Ni siquiera quería pensarlo por el miedo que me sobrecogía.
- E-espere...y-yo no...- Balbuceé pero de nada sirvió; aquel hombre prácticamente me llevó cual hoja por el viento hasta lo que mis ojos identificaron como una tienda de telas. Me dejaron sobre una de éstas y yo hice amago de ponerme de pie, pero entre el cansancio y el trapo de agua mis piernas se clavaron en la suavidad del material - N-no p-puedo comer...a-ahora....t-tengo que m-marcharme...- miré a mi alrededor rogando encontrar la caja, y gracias al cielo que lo hice. Sin embargo, no me podía levantar. Mi estómago no me dejaba hacerlo. Ni tampoco mis nervios. - P-por favor....-supliqué apoyando una de mis manos para darme impulso e intentar levantarme, pero fue inútil.
Doña Catalina iba a terminar matándome de una forma u otra. Si llegaba a tiempo (lo que se hacía cada vez más lejano con cada segundo que pasaba en ese lugar) iba a violarme o bebería de mí hasta dejarme casi muerto...y si llegaba tarde o no llegaba...mejor ni imaginarlo. Ni siquiera quería pensarlo por el miedo que me sobrecogía.
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Su corazón se había roto al ver a aquel joven de aquella manera, Milenka nunca le contaba a las personas las veces que había pasado hambre, o que incluso había tenido que esconderse para no correr peligro, intentaba a toda costa borrar aquellos recuerdos de su memoria, no es que le avergonzaran, al contrario la hacían sentir fuerte, pero dado que debía mostrar con orgullo de donde venía, y mostrarse como una fiera frente a Judah, era mejor recuperarse de aquellos golpes. En ese preciso momento no podía ocultar su dolor al verle así, tampoco podía ocultar que en realidad era bastante frágil, debía evitar mostrar esas manaras de ser, pues Judah podría utilizarlo en su contra, y hasta ahora lo tenía bien controlado, y no pensaba perder ese control.
Estiró sus manos para limpiar los raspones, las marcas, y la suciedad de algunas zonas llamativas del cuerpo de su nuevo conocido. - Tranquilo, no te vamos a hacer daño - Le aseguró al chico sin dejar de sonreír. De repente, sintió como si estuviera temblando, pero pronto se dio cuenta que la única que estaba temblando era ella. Soltó un suspiro profundo, largo y prolongado, no entendía bien como ver a alguien así le traía recuerdos tan crudos que su cuerpo la delataba por completo. Milenka dejó el trapo a un lado, miró a Atenea, a Judah y soltó un suspiro enorme, intentando relajarse, que no se dieran cuenta demasiado de su alteración, no quería responder preguntas en ese momento, no estaba dispuesta a hacerlo.
Aclaró su garganta, se puso de pie y endureció su rostro - Si deseas marcharte entonces ponte de pie solo, y largare de aquí, personas como tú terminan muertas por no dejarse ayudar, eres un malagradecido. - La postura de la joven volvió a ser la misma que tenía frente a todos, claro, solo Atenea sabía que su amiga tenía un corazón de oro, y que este tipo de situaciones la ponían muy mal. Se dio la vuelta, comenzó a acomodar varias telas del local alejando aquellos pensamientos negativos de su cabeza, no podía huir todo el tiempo, tampoco toda la vida. - ¿Qué esperas? Vete si no nos necesitas - Dentro de ella no solo era ofensa lo que sentía, también coraje, pues todos tenemos la habilidad de salí de esos estados, solo que pocos se arriesgan.
Estiró sus manos para limpiar los raspones, las marcas, y la suciedad de algunas zonas llamativas del cuerpo de su nuevo conocido. - Tranquilo, no te vamos a hacer daño - Le aseguró al chico sin dejar de sonreír. De repente, sintió como si estuviera temblando, pero pronto se dio cuenta que la única que estaba temblando era ella. Soltó un suspiro profundo, largo y prolongado, no entendía bien como ver a alguien así le traía recuerdos tan crudos que su cuerpo la delataba por completo. Milenka dejó el trapo a un lado, miró a Atenea, a Judah y soltó un suspiro enorme, intentando relajarse, que no se dieran cuenta demasiado de su alteración, no quería responder preguntas en ese momento, no estaba dispuesta a hacerlo.
Aclaró su garganta, se puso de pie y endureció su rostro - Si deseas marcharte entonces ponte de pie solo, y largare de aquí, personas como tú terminan muertas por no dejarse ayudar, eres un malagradecido. - La postura de la joven volvió a ser la misma que tenía frente a todos, claro, solo Atenea sabía que su amiga tenía un corazón de oro, y que este tipo de situaciones la ponían muy mal. Se dio la vuelta, comenzó a acomodar varias telas del local alejando aquellos pensamientos negativos de su cabeza, no podía huir todo el tiempo, tampoco toda la vida. - ¿Qué esperas? Vete si no nos necesitas - Dentro de ella no solo era ofensa lo que sentía, también coraje, pues todos tenemos la habilidad de salí de esos estados, solo que pocos se arriesgan.
Milenka Sandoje- Gitano
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Aquellos suspiros poco amigables hicieron que mi temor se incrementara más aún si eso era posible. ¡Sólo quería ir con mi Ama, no quería ganarme más enemigos en el camino! La chica había sido tan amable...ofreciéndome alimento, limpiándome parte de mis heridas más recientes...y yo sólo causando problemas para variar. ¿Ven? ¡Si estoy mejor muerto!
- N-No es...e-eso...-dije con la cabeza gacha aunque mirando de reojo su femenina espalda, ¿Cómo explicarle? ¿Entendería realmente? No se veía como una esclava ni nada de eso...hacía lo que quería y tenía a sus amigos libremente para que le ayudasen. ¡Qué envidia me daba! - E-es que...s-si no v-vuelvo c-con...-tomé aire, cómo me costaba hablar de eso aún teniéndola lejos. Era porque los minutos finales de mi vida seguían acercándose con cada tic-tac del reloj - ¡M-mi Ama m-me matará si...si no ll-llego a tiempo! - Sí, ese era el problema principal...¿pero cómo diablos podía marcharme si mis piernas querían quedarse a acampar en la alfombra? Estaba perdido, total y absolutamente perdido; y por eso fue que callé. No servía de nada que reclamara, no servía de nada que pataleara si mis piernas no eran capaces de aguantar siquiera mi propio peso. ¿Cómo iba a llevar la caja?. Me mordí el labio y me llevé las manos a la cabeza, frustrado y resignado aceptando lo que me iba a tocar cuando regresase quizás una, dos más horas tarde a la residencia de mi Ama. Mis manos ya sentían las cuerdas y el palo de madera, y mi espalda se estremeció al imaginar la ronda de latigazos con púas mezclada con los gritos del demonio de cabellos rojos que después me iba a encadenar para violarme y luego me controlaría para hacerla gritar de éxtasis contra la cama toda la noche. Y tras eso, me dejaría sin comer por una o dos semanas de explotación fuerte. Ya me sabía la rutina de memoria, después de todo se había repetido desde que tengo uso de memoria.
Suspiré mirando de reojo mis piernas cruzadas en posición india y me revolví un poco el cabello angustiado. Me mordí el labio y volví a cubrir mi rostro con las manos, con una impotencia tan grande como el apetito sexual de mi Ama. Esa misma impotencia me hizo saborear prontamente gotas saladas que corrían por mis mejillas (lágrimas, qué otra cosa iba a ser), sin importarme si estuviera sólo o acompañado. ¡Malditas mis piernas que no me dejaban salvar mi vida!
- N-No es...e-eso...-dije con la cabeza gacha aunque mirando de reojo su femenina espalda, ¿Cómo explicarle? ¿Entendería realmente? No se veía como una esclava ni nada de eso...hacía lo que quería y tenía a sus amigos libremente para que le ayudasen. ¡Qué envidia me daba! - E-es que...s-si no v-vuelvo c-con...-tomé aire, cómo me costaba hablar de eso aún teniéndola lejos. Era porque los minutos finales de mi vida seguían acercándose con cada tic-tac del reloj - ¡M-mi Ama m-me matará si...si no ll-llego a tiempo! - Sí, ese era el problema principal...¿pero cómo diablos podía marcharme si mis piernas querían quedarse a acampar en la alfombra? Estaba perdido, total y absolutamente perdido; y por eso fue que callé. No servía de nada que reclamara, no servía de nada que pataleara si mis piernas no eran capaces de aguantar siquiera mi propio peso. ¿Cómo iba a llevar la caja?. Me mordí el labio y me llevé las manos a la cabeza, frustrado y resignado aceptando lo que me iba a tocar cuando regresase quizás una, dos más horas tarde a la residencia de mi Ama. Mis manos ya sentían las cuerdas y el palo de madera, y mi espalda se estremeció al imaginar la ronda de latigazos con púas mezclada con los gritos del demonio de cabellos rojos que después me iba a encadenar para violarme y luego me controlaría para hacerla gritar de éxtasis contra la cama toda la noche. Y tras eso, me dejaría sin comer por una o dos semanas de explotación fuerte. Ya me sabía la rutina de memoria, después de todo se había repetido desde que tengo uso de memoria.
Suspiré mirando de reojo mis piernas cruzadas en posición india y me revolví un poco el cabello angustiado. Me mordí el labio y volví a cubrir mi rostro con las manos, con una impotencia tan grande como el apetito sexual de mi Ama. Esa misma impotencia me hizo saborear prontamente gotas saladas que corrían por mis mejillas (lágrimas, qué otra cosa iba a ser), sin importarme si estuviera sólo o acompañado. ¡Malditas mis piernas que no me dejaban salvar mi vida!
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Milenka había pasado todo tipo de situaciones en lo que llevaba de vida. Las cosas podían ser buenas, malas, peores, horribles, y las mejores, todas se vuelven momentáneas, y aparecen según la manera en que te comportes, para ella todo lo que pasaba tenía que estar bajo control, no podía abrazar solo un momento bueno porque eso sería quedarse en un momento y luego vivir en el pasado. Lo estaba observando con mucha rabia, odiaba que no se diera cuenta que no le ibas a hacer daño. La joven observó como Judah se mofaba y se salía de aquella habitación hasta el fondo, como Atenea dejaba de sonreír y se centraba en doblar unas telas. Después se lo quedó mirando por mucho tiempo, más de lo que ella podía ver a las personas - A lado de ti hay un plato de comida - Indicó. Algo que nunca podría negar sería el alimento y el agua, pues al haber pasado tanto tiempo sin algo así, no deseaba que los demás sintieran el mismo dolor.
Sentir como el estomago comenzaba a retraerse, tú cuerpo se contrae, empiezas a sentir mareo, ansiedad, y mucha tristeza por la situación en la que vives. Los demás no saben que es sentir hambre, muchos de ellos nunca los sabrán, y por ello no les importa lo que piensen o sientan los demás. Milenka tomó un suspiro bastante amplio. Se acercó al caballero hasta sentarse frente a él. - ¿Por qué tienes tanto miedo? - Preguntó con firmeza pero casi en un susurro, quizás era mejor tomar las cosas con calma, volver aquel escenario privado. Ya que sus dos amigos se habían alejado del lugar, no estaba demás poder preguntar.
Lo miró sonriendo de manera tierna, aunque se notaba la rabia que aun apoderaba su cuerpo - ¿Quién te hace tanto daño? - Y antes de que el hombre pudiera objetar por las cosas se dispuso a hablar - Nadie que este dentro de este cuarto te hará daño, nosotros no buscamos el mal en los demás, y no le diremos a nadie, ¿Qué te ha pasado? - Volvió a insistir, bastante preocupada al notar marcas en el rostro, en los brazos, pero sobre todo en el cuello del muchacho.
Sentir como el estomago comenzaba a retraerse, tú cuerpo se contrae, empiezas a sentir mareo, ansiedad, y mucha tristeza por la situación en la que vives. Los demás no saben que es sentir hambre, muchos de ellos nunca los sabrán, y por ello no les importa lo que piensen o sientan los demás. Milenka tomó un suspiro bastante amplio. Se acercó al caballero hasta sentarse frente a él. - ¿Por qué tienes tanto miedo? - Preguntó con firmeza pero casi en un susurro, quizás era mejor tomar las cosas con calma, volver aquel escenario privado. Ya que sus dos amigos se habían alejado del lugar, no estaba demás poder preguntar.
Lo miró sonriendo de manera tierna, aunque se notaba la rabia que aun apoderaba su cuerpo - ¿Quién te hace tanto daño? - Y antes de que el hombre pudiera objetar por las cosas se dispuso a hablar - Nadie que este dentro de este cuarto te hará daño, nosotros no buscamos el mal en los demás, y no le diremos a nadie, ¿Qué te ha pasado? - Volvió a insistir, bastante preocupada al notar marcas en el rostro, en los brazos, pero sobre todo en el cuello del muchacho.
Milenka Sandoje- Gitano
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
¿Por qué seguía perdiendo el tiempo en lágrimas inútiles? No iban a ser ellas las que me ayudarían a salir de aquel tremendo problema. Mis piernas seguían ahí, pero yo ya ni las sentía por el cansancio acumulado y las ganas imperiosas de un descanso que fuera mayor a cinco minutos por día. Bueno, ahí ya llevaba más que eso...era hora de partir; sin embargo la chica me miraba muy feo, diciéndome que había comida a mi lado. ¡Gracias! Si no me hubiera dicho no me hubiera dado cuenta...y si la comida hubiera sido una serpiente yo ya estaría muerto y no contándoles mi experiencia. Miré al costado y ahí estaba el plato. Una sopa con unos trozos de pollo y pan. Sonreí tímido al tiempo que secaba mis lágrimas y cogía la primera cucharada que si se la daban a un muerto seguro revivía con júbilo. Mi estómago dejó de gruñir tras un rato, coincidentemente con que aquella severa chica se sentase frente a mí. Pude escuchar mi propia respiración preparándose para la respuesta, y mi corazón latir más y más rápido cuando la vi sonreír. Me preguntó lo obvio y yo sólo agaché la cabeza cual niño que aguantaba un regaño...esa reacción era tan inconsciente cuando tenía que hablar...me había acostumbrado a darle excusas a mi Ama por mis faltas y fallas con esa posición...aunque a veces también era estando de pie amarrado a un palo bajo la lluvia, con la sangre mezclándose con las gotas del agua. Al menos aquí estaba dentro de cuatro paredes y sin lluvia...y no había látigo...
- Yo... eh...mi Ama me...me encargó re-recoger unas velas...-empecé mirando mentalmente la caja motivo de mi futura tortura.- Pero...egh...-¡Cómo odiaba dar excusas!- estoy muy...cansado...la caja pesa mucho...y mi Ama vive a las afueras...-hice una mueca de lástima a mí mismo- Y si...no llego a- a la hora que...q-que me dijo...-cerré los ojos, abrazándome a mí mismo, palpando inconscientemente las cicatrices de los latigazos en mis brazos- Me va a castigar...sin comida...sin poder dormir...y...y...-hice más presión, escondiendo la cabeza en mis rodillas- me hará...¡me hará pedazos! - grité y me quedé ahí, temblando como si pudiera sentir su presencia detrás mío, una presencia que simbolizaba la Muerte misma.
- Yo... eh...mi Ama me...me encargó re-recoger unas velas...-empecé mirando mentalmente la caja motivo de mi futura tortura.- Pero...egh...-¡Cómo odiaba dar excusas!- estoy muy...cansado...la caja pesa mucho...y mi Ama vive a las afueras...-hice una mueca de lástima a mí mismo- Y si...no llego a- a la hora que...q-que me dijo...-cerré los ojos, abrazándome a mí mismo, palpando inconscientemente las cicatrices de los latigazos en mis brazos- Me va a castigar...sin comida...sin poder dormir...y...y...-hice más presión, escondiendo la cabeza en mis rodillas- me hará...¡me hará pedazos! - grité y me quedé ahí, temblando como si pudiera sentir su presencia detrás mío, una presencia que simbolizaba la Muerte misma.
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
La joven pudo percibir toda la tensión y el miedo acomunado del chico. Nunca había observado a alguien de esa manera. Se quedó pensativa y entonces recordó los ojos de Judah el día en que lo conoció, las marcas de su cuerpo, las marcas de su rostro, la expresión de sus ojos, y debía admitir que aunque odiaba la sensación de verse como una de sus verdugos, ahora se arrepentía al ver a quien tenía enfrente. Milenka casi llegaba a sollozar al recordar aquella imagen de su nuevo amigo, y ahora también sentía pesar por el joven que tenía enfrente. Se quedó callada esperando a que terminara de comer aguantando silencio, intentando sonreírle de manera sincera aunque su corazón estuviera hecho trizas.
Cuando comenzó a hablar sintió como un su corazón comenzaba a acelerarse - Tranquilo, tranquilo - Susurró repetidas veces - Aquí no esta tú ama - Intentó tocar su mano para poder apretarla, para darle cierto confort pero prefirió guardar distancias y no ser inoportuna. Se mordió su labio pensativa y volteo la vista, ahí, pudo observar como Judah los mirada, la sonrisa que el gitano le dio la tranquilizo y supo que estaba haciendo lo correcto.
Tomó una gran bocana de aire - ¿A que hora debes estar de regreso? - Preguntó con gran interés poniéndose de pie. - Quizás si caminamos podemos llegar a tiempo, yo te ayudaré a cargar, nadie sabrá nuestro secreto - La chica estiró su mano para invitarlo a ponerse de pie, para que el esfuerzo de erguirse no le hiciera daño. Se quedó esperando a que cediera, para nada estaba dispuesta a presionarlo, era mejor dejar que el accediera a su tiempo, que llenara su confianza. La comida que le había dado había sido demasiada, de hecho le había robado su porción a Judah pero ella le compartiría la suya o más tarde lo invitaría a cenar, ahora importaba la vida de ese chico. Se quedó con la mano en el aire, esperando a que accediera por completo.
Cuando comenzó a hablar sintió como un su corazón comenzaba a acelerarse - Tranquilo, tranquilo - Susurró repetidas veces - Aquí no esta tú ama - Intentó tocar su mano para poder apretarla, para darle cierto confort pero prefirió guardar distancias y no ser inoportuna. Se mordió su labio pensativa y volteo la vista, ahí, pudo observar como Judah los mirada, la sonrisa que el gitano le dio la tranquilizo y supo que estaba haciendo lo correcto.
Tomó una gran bocana de aire - ¿A que hora debes estar de regreso? - Preguntó con gran interés poniéndose de pie. - Quizás si caminamos podemos llegar a tiempo, yo te ayudaré a cargar, nadie sabrá nuestro secreto - La chica estiró su mano para invitarlo a ponerse de pie, para que el esfuerzo de erguirse no le hiciera daño. Se quedó esperando a que cediera, para nada estaba dispuesta a presionarlo, era mejor dejar que el accediera a su tiempo, que llenara su confianza. La comida que le había dado había sido demasiada, de hecho le había robado su porción a Judah pero ella le compartiría la suya o más tarde lo invitaría a cenar, ahora importaba la vida de ese chico. Se quedó con la mano en el aire, esperando a que accediera por completo.
Milenka Sandoje- Gitano
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Sí, ella no estaba presente, era cierto..pero si la mujer estuviera en mi situación también temblaría con sólo pensar en Doña Catalina, quien seguro sentía disminuir su paciencia y aumentar su ira al ver que sus órdenes no se cumplían de la manera exacta en las que las había hecho. No sabía si podía rastrearme considerando la distancia...pero tampoco sabía si ella estaba precisamente en la hacienda. ¡¿Y si había salido a buscarme?! En eso me pilló aquella proposición indirecta de acompañamiento, y le miré (ya que no se lo pude decir) con cara de "¡¿Es que quieres morir?!" Pobre, no tenía idea de lo que podía pasarle a ella y a sus...¿amigos? (Sí, parecía que eran sus amigos...) si me acompañaba. Me tendió la mano, y en ese momento no sabía cómo advertirle, cómo decirle que no; además de que se vería feo teniendo en cuenta que ella me había dado de comer...le miré como un perro faldero mientras mi mano se quería mover para tomar la de ella, pero yo la mantenía a raya en el piso. - E-en...m-media hora...- respondí más tranquilo que hace unos segundos atrás, pero aún con la tensión más que presente.- p-pero...yo tengo q-que hacerlo solo...n-no quiero p-ponerlos e-en p-peligro...- Si mi Ama veía, olfateaba, o siquiera percibía que yo estaba acompañado, y que peor aún, me estaban ayudando con lo que yo debía cumplir, no sólo me iba a ganar un castigo más grande que la fortuna de mi dueña, sino que seguro me haría presenciar (¡O incluso protagonizar!) una escena para nada "bonita".- S-si ustedes...s-se van conmigo....a-arriesgarían s-sus vidas...t-tengo que...-tomé aire- t-tengo que...ha-hacerlo yo...-terminé diciendo con una decisión inexistente, mirando a la mujer tratando de no desviar la mirada, porque incluso ella con su rostro fiero me daba un poco de miedo.
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Era cierto, la joven era poseedora de un gran corazón, siempre había deseado el bien a los demás, incluso había ayudado aunque tuviera que quitarse el pan de la boca, se dio cuenta que los último meses no lo había hecho, había estado abusando de Judah, aunque no es que él fuera una inocente palomita, lo necesitaba tanto como ella lo necesitaba a él para poder estar tranquilos, o al menos para poder encajar en una comunidad que no era la suya, porque quizás Judah había nacido ahí o quizás no, pero lo trataban como un desconocido, quizás después de esa tarde le pediría una disculpa, y dejaría que todo fluyera, quizás.
Sin embargo, por más que estuviera pensando en lo bien o mal que estaba obrando, comenzó a desesperarse, nunca fue una joven con mucha paciencia, la vida le dio a entender que la paciencia podía tornarse de diferente manera, que está era capaz de traicionar al más comprometido, y así como dicen, " das la mano, y te toman hasta el pie". La joven lo miró con una expresión rígida, molesta, y ciertamente endemoniada - Usted me ha cansado, no conozco su situación, sin embargo debo decir que si está de esa manera es porque quiere, si de verdad quisiera la libertad, la tendría, usted está así porque le gusta la mala vida - La gitana soltó un poco de su rabia.
Milenka no estaba para juegos, siempre se decía que no se podía ayudar a quien no quería ser ayudado, para ella era así de fácil, no había más, no necesitaba gastar energías en acomplejados que se hacen las víctimas, menos cuando cada quien es dueño de su vida, quizás por personas como él Francia estaba tan mal, porque todos se dejaban ser pisoteados, él era el ejemplo - Nunca te atrevas a decir que alguien no quiso ayudarte, que alguien no quiso sacarte de eso por que entonces eres un malagradecido - Milenka estaba a punto de correrlo de su local, pero ella podía más, esa situación no la iba a dejar actuar como si de verdad fuera un monstruo.
Sin embargo, por más que estuviera pensando en lo bien o mal que estaba obrando, comenzó a desesperarse, nunca fue una joven con mucha paciencia, la vida le dio a entender que la paciencia podía tornarse de diferente manera, que está era capaz de traicionar al más comprometido, y así como dicen, " das la mano, y te toman hasta el pie". La joven lo miró con una expresión rígida, molesta, y ciertamente endemoniada - Usted me ha cansado, no conozco su situación, sin embargo debo decir que si está de esa manera es porque quiere, si de verdad quisiera la libertad, la tendría, usted está así porque le gusta la mala vida - La gitana soltó un poco de su rabia.
Milenka no estaba para juegos, siempre se decía que no se podía ayudar a quien no quería ser ayudado, para ella era así de fácil, no había más, no necesitaba gastar energías en acomplejados que se hacen las víctimas, menos cuando cada quien es dueño de su vida, quizás por personas como él Francia estaba tan mal, porque todos se dejaban ser pisoteados, él era el ejemplo - Nunca te atrevas a decir que alguien no quiso ayudarte, que alguien no quiso sacarte de eso por que entonces eres un malagradecido - Milenka estaba a punto de correrlo de su local, pero ella podía más, esa situación no la iba a dejar actuar como si de verdad fuera un monstruo.
Milenka Sandoje- Gitano
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Se dice que los hombres no lloran, y sin embargo yo estaba tragándome las lágrimas para que aquella mujer no se enfadara más conmigo. Sus palabras me dolieron aunque no fueran del todo ciertas...lo serían si yo fuera una persona libre, algo que jamás he experimentado desde que tengo memoria. ¿Libertad? Era una realidad tan lejana a mí como mi distancia a mi tierra natal, pero tan cercana a mí como las miradas de lástima y desprecio que me ganaba en la calle con sólo observar a esa gente de ropa no rota y gracioso sombrero caminar por la calle o andar en caballo en...en carrozas; sí, así se llamaban.
- ¡N-no...n-no me malentienda, p-por favor! - Rogué mirándole con los ojos brillosos de angustia, con una mueca que era clarísima muestra de que me estaba aguantando el "ser un poco hombre", como mi Ama me decía. - Y-yo...y-yo soy un esclavo...¡n-no t-t-tengo r-recuerdos...d-de ser libre! S-sólo soy...u-una escoria q-que p-paga por...p-por e-estar vivo...- Murmuré mordiéndome el labio inferior, apoyando los puños en mis muslos.- N-nunca...n-nunca d-diría eso - Me refería a lo de decir que nadie había querido ayudarme. - Y-y l-le agradezco m-mucho l-lo q-que está haciendo...p-pero...-tomé aire- n-no miento...- Apreté más los puños - S-si m-mi Ama l-l-les ve conmigo...m-morirán... - Esperaba que me entendiera, y si no lo hacía estaba acostumbrado, pocos (por no decir nadie) escuchaban lo que un esclavo tenía que decir. Una mierda como yo no tiene ningún derecho a expresar lo que siente.
- ¡N-no...n-no me malentienda, p-por favor! - Rogué mirándole con los ojos brillosos de angustia, con una mueca que era clarísima muestra de que me estaba aguantando el "ser un poco hombre", como mi Ama me decía. - Y-yo...y-yo soy un esclavo...¡n-no t-t-tengo r-recuerdos...d-de ser libre! S-sólo soy...u-una escoria q-que p-paga por...p-por e-estar vivo...- Murmuré mordiéndome el labio inferior, apoyando los puños en mis muslos.- N-nunca...n-nunca d-diría eso - Me refería a lo de decir que nadie había querido ayudarme. - Y-y l-le agradezco m-mucho l-lo q-que está haciendo...p-pero...-tomé aire- n-no miento...- Apreté más los puños - S-si m-mi Ama l-l-les ve conmigo...m-morirán... - Esperaba que me entendiera, y si no lo hacía estaba acostumbrado, pocos (por no decir nadie) escuchaban lo que un esclavo tenía que decir. Una mierda como yo no tiene ningún derecho a expresar lo que siente.
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Por más desesperada que estuviera, o irritaba, Milenka no podía ser demasiado cruel, no tenía intenciones de correr, y siempre había pensado que arriesgarse por alguien más nunca estaba demás, quizás el hecho de ver como muchos habían sido apresados por su padre le hacía sentirse en deuda con Fabio, quizás el poder liberarlo de su "ama" le haría sentir un poco menos de culpa después de todo el daño que su padre hacía, no lo sabía pero sino lo intentaba al menos no se habría quedado con la duda. - ¿Libre? - ¿Y en realidad ella lo era? Aquella palabra era muy fuerte, y nunca se le había cruzado por la mente, quizás era libre de las cadenas de alguien, pero no de su propio juicio, entonces sintió culpa.
Suspiró profundamente, no quiso darle la contraria a las palabras de Fabio porque no estaba en aquella situación, entonces lo observó con detenimiento, con calidez y le sonrió con cierta nostalgia. - Si pudiera darte libertad no tendría problema con dar mi vida . - Y sus palabras eran sinceras, Milenka cargaba un peso que no era suyo, y sin embargo lo sentía de esa manera: Suyo. Se llevó ambas manos a los brazos, frotándolos con fuerza, como si necesitara un poco de calor, y es que si lo necesitaba, un abrazo cálido, pues su corazón se había congelado en ese momento.
Sintió tanta pena que deseaba correr con Judah, abrazarlo, y decirle que era libre, completamente libre, pero no podía, su parte egoísta no la dejaba, no porque quisiera hacerle daño, simplemente se había encariñado con él, y no sólo eso, no lo quería dejar ir, a ningún lado, que no fuera con ella. - ¿No me dejarás hacer nada por ti? - Susurró muy bajo, sintiendo una especie de nudo en el pecho, queriendo soltarse en llanto al notar como alguien estaba destinado a servir a un ser egoísta y cruel como su ama. Milenka se sentía así, la ama de Judah en ese momento, la maldita perra que lo había amenazado con dejar ser asesinado sino cumplía sus ordenes, se sentía tan mal, y ahora repararía ese daño.
Suspiró profundamente, no quiso darle la contraria a las palabras de Fabio porque no estaba en aquella situación, entonces lo observó con detenimiento, con calidez y le sonrió con cierta nostalgia. - Si pudiera darte libertad no tendría problema con dar mi vida . - Y sus palabras eran sinceras, Milenka cargaba un peso que no era suyo, y sin embargo lo sentía de esa manera: Suyo. Se llevó ambas manos a los brazos, frotándolos con fuerza, como si necesitara un poco de calor, y es que si lo necesitaba, un abrazo cálido, pues su corazón se había congelado en ese momento.
Sintió tanta pena que deseaba correr con Judah, abrazarlo, y decirle que era libre, completamente libre, pero no podía, su parte egoísta no la dejaba, no porque quisiera hacerle daño, simplemente se había encariñado con él, y no sólo eso, no lo quería dejar ir, a ningún lado, que no fuera con ella. - ¿No me dejarás hacer nada por ti? - Susurró muy bajo, sintiendo una especie de nudo en el pecho, queriendo soltarse en llanto al notar como alguien estaba destinado a servir a un ser egoísta y cruel como su ama. Milenka se sentía así, la ama de Judah en ese momento, la maldita perra que lo había amenazado con dejar ser asesinado sino cumplía sus ordenes, se sentía tan mal, y ahora repararía ese daño.
Milenka Sandoje- Gitano
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
¿Qué iba a responderle? Si le decía que sí, la estaba llevando a una muerte segura y mi Ama festinaría día y noche con eso en mi cabeza; y si le decía que no, la chica iba a estar triste y hasta enojada conmigo, como ya había demostrado antes. ¿Por qué no todo podía ser más sencillo? ¿Por qué mi vida tenía que ser así de injusta? Todavía no le encuentro respuestas, y no tengo una mísera pista. Me pregunto qué sería de mí si fuera una persona libre y con una familia...tendría madre, padre, quizás hermanos...o...t-tíos...primeros...no, primos...y todas esas cosas. ¿Hijos? ¿Espaso? ¡No! ¿Cómo era? Ah sí, espo...sa. Pero bueno, da igual como se diga: sigo siendo un objeto y una escoria cuyo único objetivo es sobrevivir. No sé cómo es estar muerto, así que de momento prefiero esto, aunque varios "compañeros" me hayan dicho que la muerte era mucho mejor que el estilo de vida que yo tenía. Tenían sus razones, supongo.
U-usted debe vivir...d-debe...disfrutar de su libertad...de su...eh...de que puede hacer l-lo que quiera...s-sin temor a que le maten...-expliqué mirándola, viéndome como un perro faldero a los ojos de quienes podían andar en pie porque no tenían sus piernas al borde del colapso cada noche. Arrastrarse no era tan malo...hasta que tenías que tocar acero caliente, nieve, vidrios o piedras...- Y-yo le dejaría...c-créame...d-de ser por mí...no habría p-problema...p-pero...- "Pero" ¡Siempre había un pero! - P-pero m-mi Ama...p-puede q-quitarle a-algo más qu-que su libertad...y-y n-no quiero que...s-sus a-amigos...- Eso supuse que eran, ¿qué iba a saber o si eran familia o no? - S-sufran p-por culpa de...u-un desconocido como yo...- Cerré los ojos y me abracé a mí mismo, tratando de encontrar un consuelo ideal para una "cosa" como se me trataba.- Lo...s-siento...d-de verdad...lo siento...-escondí la cabeza entre mis brazos y me quedé quietecito, resignado totalmente. Me iban a castigar de una forma u otra, mejor era reservar aire y sangre para cuando el momento llegase.
U-usted debe vivir...d-debe...disfrutar de su libertad...de su...eh...de que puede hacer l-lo que quiera...s-sin temor a que le maten...-expliqué mirándola, viéndome como un perro faldero a los ojos de quienes podían andar en pie porque no tenían sus piernas al borde del colapso cada noche. Arrastrarse no era tan malo...hasta que tenías que tocar acero caliente, nieve, vidrios o piedras...- Y-yo le dejaría...c-créame...d-de ser por mí...no habría p-problema...p-pero...- "Pero" ¡Siempre había un pero! - P-pero m-mi Ama...p-puede q-quitarle a-algo más qu-que su libertad...y-y n-no quiero que...s-sus a-amigos...- Eso supuse que eran, ¿qué iba a saber o si eran familia o no? - S-sufran p-por culpa de...u-un desconocido como yo...- Cerré los ojos y me abracé a mí mismo, tratando de encontrar un consuelo ideal para una "cosa" como se me trataba.- Lo...s-siento...d-de verdad...lo siento...-escondí la cabeza entre mis brazos y me quedé quietecito, resignado totalmente. Me iban a castigar de una forma u otra, mejor era reservar aire y sangre para cuando el momento llegase.
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Milenka hizo a un lado sus berrinches, y esas creencias que tenía, hizo a un lado la necesidad de querer ayudarlo, hizo a un lado el querer liberarlo de ese desastre, a veces, por más deseo que tengas de ayudar a alguien, las cosas no se pueden tener o hacer. Sintió una profunda pena, se sintió muy inútil, suspiró de manera profunda, y asintió a él, sonriendo. - Muy bien Fabio, lo haremos como tú desees, ya te alimentaste bien, ya estás descansando, cuando te sientas mejor puedes partir, tendrás la fuerza suficiente para llegar con bien, en la comida agregue un poco de hierbas y remedios para que te llenes de energía - Le sonrió con ternura, con emoción, le sonrió de manera tranquila para darle confianza y hacerle sentir bien.
Jaló una silla, y la colocó frente a él - ¿Puedo pedirte algo? - Espero a que accediera, al ver que no decía nada, suspiró, sonrió y se mordido el labio inferior para luego seguir con sus palabras, para que su voz delicada se asomará de entre sus labios y abrazará los oídos ajenos - Cuando vengas por compras o paquetes, ven aquí, te tendré comida caliente, y podrás descansar sin que tengas problema ¿Está bien? - Milenka hace mucho tiempo no se había portado de manera tan dulce y delicada con alguien, desde que Judah había entrado a su vida, su rostro parecía demasiado endurecido, pero ahora sonreía, su corazón frío se había descongelado.
Jaló una silla, y la colocó frente a él - ¿Puedo pedirte algo? - Espero a que accediera, al ver que no decía nada, suspiró, sonrió y se mordido el labio inferior para luego seguir con sus palabras, para que su voz delicada se asomará de entre sus labios y abrazará los oídos ajenos - Cuando vengas por compras o paquetes, ven aquí, te tendré comida caliente, y podrás descansar sin que tengas problema ¿Está bien? - Milenka hace mucho tiempo no se había portado de manera tan dulce y delicada con alguien, desde que Judah había entrado a su vida, su rostro parecía demasiado endurecido, pero ahora sonreía, su corazón frío se había descongelado.
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
"Lo haremos como tú desees." Guau. Eso me provocó que mi corazón comenzase a latir fuertemente; sentía ¿emoción? ¡Sí! ¡Era eso! ¿Cuándo había alguien hecho algo por mí? ¿Cuándo alguien había hecho caso a lo que yo, un mísero objeto de trabajo e intercambio decía? ¡Nunca! ¡Realmente esa señorita era increíble, y atiné a asentir varias veces ante lo que me explicaba, haciendo una sonrisa tan amplia o más como la que ella tenía al mirarme. Eso se me quedaría grabado de por vida: nunca nadie había sido tan bueno conmigo (que yo recuerde, porque en Brasil con suerte te miraban para correrte del camino...aunque aquí no era tan distinto). Era extraño, pero tenía ganas de salir corriendo y gritar, saltar, correr...nadar...hacer tantas cosas...pero las ilusiones se trizaban como vidrio de espejo y desaparecían cuando esos ojos miraban y no encontraban su reflejo. Hasta el espejo tenía miedo, creo...
Algo agitado (¿ALGO?) asentí de nuevo ante su "petición" y me sonrojé ligeramente cuando se mordió el labio y me empezó a hablar. En realidad era muy linda y acogedora cuando estaba así...aunque el contraste con su parte enojada era tremendo. Me pregunto cómo se vería mi Ama con una sonrisa y una voz de esas...No, no pude imaginarlo por mucho que lo intenté. Obviando eso moví la cabeza afirmativamente una vez más - Ah...c-claro...-¿Por qué le había dicho que sí? ¡Si mi Ama husmeaba en mis recuerdos estábamos todos acabados! Me mordí el labio yo asumiendo una tensa culpa y miré a mi alrededor, tenía la sensación de que había alguien más...pero al final fueron locuras mías. Miré a la señorita y me rasqué la mejilla, mirándole con inocencia - Gra-gracias...y p-perdone....-tomé aire- perdóneme p-por los problemas...q-que le he causado...n-no quería hacerla enfadar ni nada de eso...- Tragué saliva y sentí un agudo dolor en la mejilla que me hizo tocármela con la palma completa. Retiré la mano y en mi índice habían unas gotas de sangre. Sangre indigna, diría mi Ama...
Algo agitado (¿ALGO?) asentí de nuevo ante su "petición" y me sonrojé ligeramente cuando se mordió el labio y me empezó a hablar. En realidad era muy linda y acogedora cuando estaba así...aunque el contraste con su parte enojada era tremendo. Me pregunto cómo se vería mi Ama con una sonrisa y una voz de esas...No, no pude imaginarlo por mucho que lo intenté. Obviando eso moví la cabeza afirmativamente una vez más - Ah...c-claro...-¿Por qué le había dicho que sí? ¡Si mi Ama husmeaba en mis recuerdos estábamos todos acabados! Me mordí el labio yo asumiendo una tensa culpa y miré a mi alrededor, tenía la sensación de que había alguien más...pero al final fueron locuras mías. Miré a la señorita y me rasqué la mejilla, mirándole con inocencia - Gra-gracias...y p-perdone....-tomé aire- perdóneme p-por los problemas...q-que le he causado...n-no quería hacerla enfadar ni nada de eso...- Tragué saliva y sentí un agudo dolor en la mejilla que me hizo tocármela con la palma completa. Retiré la mano y en mi índice habían unas gotas de sangre. Sangre indigna, diría mi Ama...
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Las cosas habían mejorado de manera notoria, la gitana sintió una especie de alivio en su interior cuando el joven comenzó a sonreír y asentía a las cosas que le decía. Eso era una ventaja. Sintió que las coas que estaba haciendo no eran tan malas, y que en el fondo, si Fabio accedía a las cosas estaba sanando parte de su alma - ¿Me dijiste como te llamabas? Es que no lo recuerdo, lo lamento, todo el cambio de humor que tuve me borro la memoria - Hizo una mueca notoria, nunca se le había olvidado el nombre de nadie que se lo dijera - También dime… ¿Cómo se llama tú ama? ¿Dónde vives? - Eso no se lo podía negar, no pecarían al darse un poco de información, no bueno no lo veía nada mal ella, pero el podría tener otro tipo de reacciones.
- A veces soy muy temperamental, no puedo evitarlo, supongo que es parte de mi persona, tampoco quise que te sientas mal, sólo quise ayudarte, nunca había visto a alguien tan dañado físicamente como tú, espero me entiendas y no te ofendas - Se encogió de hombros dándole una sonrisa radiante.
Se puso de pie de nuevo está vez se giró y avanzó hasta toparse con la canasta de comida que había preparado para Atenea, Judah y ella - Te llevarás esto - Regresó hasta donde se encontraba el gitano y le extendió la canas - Te la llevarás, y puedes esconderla, en cualquier parte, durará aproximadamente unos tres días en el calor normal, podrás comer cuando tengas hambre y así tendrás las energías suficientes para poder despertarte esos días, cuando la termines traela, y te tendré más comida preparada - Le sonrió de manera radiante, no le costaba nada ser amable con él, después de todo, cuando ella había necesitado ayuda se la había brindado gente desconocida.
- A veces soy muy temperamental, no puedo evitarlo, supongo que es parte de mi persona, tampoco quise que te sientas mal, sólo quise ayudarte, nunca había visto a alguien tan dañado físicamente como tú, espero me entiendas y no te ofendas - Se encogió de hombros dándole una sonrisa radiante.
Se puso de pie de nuevo está vez se giró y avanzó hasta toparse con la canasta de comida que había preparado para Atenea, Judah y ella - Te llevarás esto - Regresó hasta donde se encontraba el gitano y le extendió la canas - Te la llevarás, y puedes esconderla, en cualquier parte, durará aproximadamente unos tres días en el calor normal, podrás comer cuando tengas hambre y así tendrás las energías suficientes para poder despertarte esos días, cuando la termines traela, y te tendré más comida preparada - Le sonrió de manera radiante, no le costaba nada ser amable con él, después de todo, cuando ella había necesitado ayuda se la había brindado gente desconocida.
Milenka Sandoje- Gitano
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
¿Nos habíamos presentado? Con tanto tira y afloja para convencerme se me había olvidado. ¡Qué descortés! Al menos ella no me golpearía por fallar en eso…aunque de todas formas a mi Ama no le interesaba que fuera así, sino que cumpliera con sus encargos y nada más. Negué con la cabeza sonriendo, comprendiendo su situación porque yo estaba igual, aunque no haya cambiado de humor como decía ella. – Me…me llamo Fábio…-No quise decirle mi apellido. ¿Para qué? ¿Para deprimirme? Estábamos tan bien que no quería que aquella señorita se enojara o deprimiera de nuevo; se veía demasiado linda sonriendo.- Ehm…- Preguntarme sobre mi Ama…ya no valía la pena ocultarle algo, ¿no? De todas formas ya me había retrasado con el encargo, me ganaría un buen castigo y problema resuelto, se quedaría con la información de todas formas. Tomé aire para no tartamudear demasiado al pronunciar ese nombre sinónimo de horror y muerte – Ca-Catalina…de los Ríos...y vivo en una hacienda a las afueras de la ciudad…p-pero no se le ocurra ir allí, ¿de acuerdo? – Le “advertí” con tono suave y una mirada de piedad. No quería perder a una persona tan buena como ella, ni mucho menos ser el causante del cese de sus latidos. No iba a decirle que se lo estaba contando sólo por formalidad, para que lo supiera y se quedara tranquila…y no se lo dije, sentía que estaba hablando con una caja de sorpresas…
…y esa sonrisa fue como el payaso que salta repentinamente. – Desde un principio supe que quería ayudarme…pero…e-es que mi situación es…un t-tanto compleja…-me rasqué la nuca cuidando de no hacerme otra herida ni reabrir las que ya estaban presentes como la de mi mejilla, que había quedado como una manchita roja. O no se había dado cuenta, o derechamente lo estaba dejando pasar…aunque no creía que fuera así. – Créame…si fuera…eh…libre…- Algo imposible, primero me matarían antes de dejar de ser esclavo - También haría todo lo que estuviera a mi alcance para ayudar…- Traté de sonreír pero todo lo que salió fue una mueca de patética resignación, la cual se fue cuando seguí con la mirada a la mujer hasta una canasta de comida que puso frente a mí. Mi sonrisa ahora fue más sincera y revisé levantando las telas para saber qué había…y por lo que vi pude notar que había cosas que nunca había probado. - ¿En serio…todo esto es para mí? – Tres días, wow…era muchísimo…aunque ya estaba pensando en compartirlo con algunos de mis amigos. - ¿Puedo…compartirlo con mis amigos esclavos…cierto? – Me atreví a preguntar por muy bobo que sonara; pero no consideraba correcto que sólo yo fuera el beneficiado, cuando éramos por lo menos diez que luchábamos por nuestra vida a cada hora del día.
…y esa sonrisa fue como el payaso que salta repentinamente. – Desde un principio supe que quería ayudarme…pero…e-es que mi situación es…un t-tanto compleja…-me rasqué la nuca cuidando de no hacerme otra herida ni reabrir las que ya estaban presentes como la de mi mejilla, que había quedado como una manchita roja. O no se había dado cuenta, o derechamente lo estaba dejando pasar…aunque no creía que fuera así. – Créame…si fuera…eh…libre…- Algo imposible, primero me matarían antes de dejar de ser esclavo - También haría todo lo que estuviera a mi alcance para ayudar…- Traté de sonreír pero todo lo que salió fue una mueca de patética resignación, la cual se fue cuando seguí con la mirada a la mujer hasta una canasta de comida que puso frente a mí. Mi sonrisa ahora fue más sincera y revisé levantando las telas para saber qué había…y por lo que vi pude notar que había cosas que nunca había probado. - ¿En serio…todo esto es para mí? – Tres días, wow…era muchísimo…aunque ya estaba pensando en compartirlo con algunos de mis amigos. - ¿Puedo…compartirlo con mis amigos esclavos…cierto? – Me atreví a preguntar por muy bobo que sonara; pero no consideraba correcto que sólo yo fuera el beneficiado, cuando éramos por lo menos diez que luchábamos por nuestra vida a cada hora del día.
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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Re: Solo ante la Muerte [Privado Milenka]
Ya se estaba predisponiendo, sintió como dentro de su corazón un poco de calor se derretía dejando pasar el frío de un rechazo gracias a la canasta. Sintió un ligero mareo, no estaba segura por qué se había sentido tan en deuda con ese joven, o quizás si, por Judah. En su interior un mar de emociones volvieron a correr como un río perceptible a su lado. Gracias a ese encuentro la mujer podría aceptar que sentía algo especial por el gitano que vivía con ella, y que juraba odiar. Si Fabio no hubiera llegado a su vida no se le hubieran removido mil y un sentimientos haciendo que conociera el verdadero que tenía en su interior. Suspiró repetidas veces, debía dejar de pensar en Judah y concentrarse en lo que estaba pasando.
Asintió repetidas veces a Fabio - Tienes un nombre bonito, parece Italiano ¿Lo es? - Lo miró con curiosidad - Mi nombre es Milenka, Milenka Sandoje, y está es mi tienda, puedes venir las veces que quieras - Seguía asintiendo en cada una de las palabras - Puedes compartirla, y si te hace falta también puedes venir por más, no tengas problema con eso, me gustaría por lo menos poder ayudarte en eso, además el alimento te dará energía para poder aguantar lo que esa mujer te hace - Milenka sintió coraje por unos instantes, odiaba tener que ser tan frágil y no poder darle el merecido a esa mujer, quizás después buscaría la manera de hacer algo al respecto, pero claro, no se lo diría a Fabio para no preocuparlo.
Se puso de pie, una pequeña ventisca de aire se había colado por las puertas y ventanas del local - Lamento mucho que tenga que irse tan pronto, hubiera sido bastante productivo poder hacer algo más y verlo calmado - Se encogió de hombros y sintió como unos ojos volteaban a verla. Se giró para ver y estaba Judah ahí, entre algunas telas, no pudo evitar sentirse nerviosa y a la vez a gusto con su presencia. - Vuelva cuando lo desee - Le indicó con una sonrisa radiante.
Asintió repetidas veces a Fabio - Tienes un nombre bonito, parece Italiano ¿Lo es? - Lo miró con curiosidad - Mi nombre es Milenka, Milenka Sandoje, y está es mi tienda, puedes venir las veces que quieras - Seguía asintiendo en cada una de las palabras - Puedes compartirla, y si te hace falta también puedes venir por más, no tengas problema con eso, me gustaría por lo menos poder ayudarte en eso, además el alimento te dará energía para poder aguantar lo que esa mujer te hace - Milenka sintió coraje por unos instantes, odiaba tener que ser tan frágil y no poder darle el merecido a esa mujer, quizás después buscaría la manera de hacer algo al respecto, pero claro, no se lo diría a Fabio para no preocuparlo.
Se puso de pie, una pequeña ventisca de aire se había colado por las puertas y ventanas del local - Lamento mucho que tenga que irse tan pronto, hubiera sido bastante productivo poder hacer algo más y verlo calmado - Se encogió de hombros y sintió como unos ojos volteaban a verla. Se giró para ver y estaba Judah ahí, entre algunas telas, no pudo evitar sentirse nerviosa y a la vez a gusto con su presencia. - Vuelva cuando lo desee - Le indicó con una sonrisa radiante.
Milenka Sandoje- Gitano
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