AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
2 participantes
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
Recuerdo del primer mensaje :
Me había quedado solo en la clase, terminando de dibujar el bodegón que nos había puesto el profesor en el día de hoy.
Ya se había hecho de noche, pero deseaba terminarlo, costara lo que costase.
Tenía las manos llenas de carboncillo, y me estaba sinceramente desesperando, un sudor frío cubría mi frente ¿me estaba poniendo enfermo? Me daba igual, hasta que me desmayara seguiría con ello.
Muchos de mis compañeros me habían dicho que tenía una dedicación casi enfermiza por el arte, bueno qué, quizá era cierto. Si de algo tuviera que morir, sería de eso, con esto.
Me fui al baño para lavarme las manos, metí el carboncillo en mi bata. Los pasillos estaban oscuros, era curioso, los tonos que se discernian en el suelo cuando éste está tan tenebroso, me encantaban, además del silencio que se respiraba.
Volví a la clase para hacer las mezlcas con el óleo. Levanté la cabeza para mirar por la ventana, se veía la verja que cierra toda la escuela de pintores. Muy importante en Francia, por qué no decirlo.
Dí unos pasos para abrir la ventana, quizá eso me sentaba bien.
Ya se había hecho de noche, pero deseaba terminarlo, costara lo que costase.
Tenía las manos llenas de carboncillo, y me estaba sinceramente desesperando, un sudor frío cubría mi frente ¿me estaba poniendo enfermo? Me daba igual, hasta que me desmayara seguiría con ello.
Muchos de mis compañeros me habían dicho que tenía una dedicación casi enfermiza por el arte, bueno qué, quizá era cierto. Si de algo tuviera que morir, sería de eso, con esto.
Me fui al baño para lavarme las manos, metí el carboncillo en mi bata. Los pasillos estaban oscuros, era curioso, los tonos que se discernian en el suelo cuando éste está tan tenebroso, me encantaban, además del silencio que se respiraba.
Volví a la clase para hacer las mezlcas con el óleo. Levanté la cabeza para mirar por la ventana, se veía la verja que cierra toda la escuela de pintores. Muy importante en Francia, por qué no decirlo.
Dí unos pasos para abrir la ventana, quizá eso me sentaba bien.
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 30/06/2010
Edad : 41
Localización : York (Inglaterra). Residente en Paris.
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
- No os asustéis, jamás podréis llegar a ser como yo… - ¿Así que ella se daba cuenta de cómo era? Debo decir que me alivió saber que nunca podría ser como aquel ser.
– Tiempo… Lo que menos posee un mortal es tiempo, pero si es lo que pedís… Sólo os preocupa perder vuestra humanidad ¿Cierto? Sépase que no todos los hijos de la noche son iguales a mí, existen algunos que aún conservan su “humanidad” – Se colocó a mi espalda, yo no me moví, ya estaba cansado de intentar huir o protegerme, sería en vano.
Posó sus manos en mis hombros, yo respiré con dificultad a su tacto, y mucho más cuando se acercó a mi oído, para susurrarme unas palabras que jamás olvidaría de lo terriblemente dolorosas que me sonaron. – Yo perdí eso que anheláis conservar desde que tenía siete años, muchísimo antes de ser lo que soy ahora…
¿Cómo era eso posible? ¿Qué clase de vida había llevado aquel ser? ¿En qué clase de monstruo se había convertido a tan pronta edad? ¿La justificaba? No.
Me soltó dejándome en un total estado de abandono, mis ojos se fijaron en lo que tenía delante pero sin saber lo que era, como si hubieran perdido lo animado que tienen unos vivientes ojos, sí, con una mirada perdida.
- ¿Valdrá la pena? Eso solo vosotros podéis juzgarlo después de probar lo que os ofrezco ¿En que os convertiréis? En lo que vosotros queráis – murmuró, dejándome clavado en donde estaba, el regadero de lágrimas ya había cesado, quizá por el continuo estado de peligro, de alarma.
- Decidme… ¿Cuáles son los inconvenientes? ¡Dios! Todo lo que me decís dar, requiere un alto precio. – negué con la cabeza angustiado. – No puede ser cierto que vaya a convertirme en lo que yo quiero, seguro que dejaré de ser como soy. – caí de rodillas en el suelo, postrado ante la barbarie que asomaba por mi cabeza, estaba débil de nuevo, necesitaba su sangre, su adictiva sangre. – Os lo ruego, darme unos días.
Sí, tenía dudas sobre la elección porque algo dentro de mí, algo egoísta y ambicioso se apoderaba de mí, maldita sea odiaba con todo mi ser esa parte de mí ¿por qué no podría vivir el momento sin pensar en un exitoso futuro? Me odiaba, me repudiaba a mí mismo una y otra vez.
Me llevé de nuevo ambas manos al rostro, sufría como nunca, debatiéndome entre lo correcto y moral como jamás antes había hecho. Al instante clavé mis manos en el frío suelo, las lágrimas se mezclaron con mi propia sangre en un charco aterrador.
– Necesito vuestro elixir, vuestro dulce néctar. – bramé con la fuerza que me quedaba, podía desplomarme en el suelo si así no lo hacía. ¿Cuánto quedaba para el amanecer?
¿Debía rezar una oración a algún Dios en particular? No sabía qué hacer, necesitaba esa luz que muchos han visto en momentos tan extremos como éste.
– Tiempo… Lo que menos posee un mortal es tiempo, pero si es lo que pedís… Sólo os preocupa perder vuestra humanidad ¿Cierto? Sépase que no todos los hijos de la noche son iguales a mí, existen algunos que aún conservan su “humanidad” – Se colocó a mi espalda, yo no me moví, ya estaba cansado de intentar huir o protegerme, sería en vano.
Posó sus manos en mis hombros, yo respiré con dificultad a su tacto, y mucho más cuando se acercó a mi oído, para susurrarme unas palabras que jamás olvidaría de lo terriblemente dolorosas que me sonaron. – Yo perdí eso que anheláis conservar desde que tenía siete años, muchísimo antes de ser lo que soy ahora…
¿Cómo era eso posible? ¿Qué clase de vida había llevado aquel ser? ¿En qué clase de monstruo se había convertido a tan pronta edad? ¿La justificaba? No.
Me soltó dejándome en un total estado de abandono, mis ojos se fijaron en lo que tenía delante pero sin saber lo que era, como si hubieran perdido lo animado que tienen unos vivientes ojos, sí, con una mirada perdida.
- ¿Valdrá la pena? Eso solo vosotros podéis juzgarlo después de probar lo que os ofrezco ¿En que os convertiréis? En lo que vosotros queráis – murmuró, dejándome clavado en donde estaba, el regadero de lágrimas ya había cesado, quizá por el continuo estado de peligro, de alarma.
- Decidme… ¿Cuáles son los inconvenientes? ¡Dios! Todo lo que me decís dar, requiere un alto precio. – negué con la cabeza angustiado. – No puede ser cierto que vaya a convertirme en lo que yo quiero, seguro que dejaré de ser como soy. – caí de rodillas en el suelo, postrado ante la barbarie que asomaba por mi cabeza, estaba débil de nuevo, necesitaba su sangre, su adictiva sangre. – Os lo ruego, darme unos días.
Sí, tenía dudas sobre la elección porque algo dentro de mí, algo egoísta y ambicioso se apoderaba de mí, maldita sea odiaba con todo mi ser esa parte de mí ¿por qué no podría vivir el momento sin pensar en un exitoso futuro? Me odiaba, me repudiaba a mí mismo una y otra vez.
Me llevé de nuevo ambas manos al rostro, sufría como nunca, debatiéndome entre lo correcto y moral como jamás antes había hecho. Al instante clavé mis manos en el frío suelo, las lágrimas se mezclaron con mi propia sangre en un charco aterrador.
– Necesito vuestro elixir, vuestro dulce néctar. – bramé con la fuerza que me quedaba, podía desplomarme en el suelo si así no lo hacía. ¿Cuánto quedaba para el amanecer?
¿Debía rezar una oración a algún Dios en particular? No sabía qué hacer, necesitaba esa luz que muchos han visto en momentos tan extremos como éste.
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 30/06/2010
Edad : 41
Localización : York (Inglaterra). Residente en Paris.
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
“Tic, tac… Tic, tac… Tic, tac…
Uno a uno, cada segundo que pasa nos aproxima más al final del camino,
Uno a uno, cada minuto marca lo último que se vera en nuestro destino,
Tic, tac… Tic, tac… Tic,tac…
¡La muerte no se detendrá!”
Uno a uno, cada segundo que pasa nos aproxima más al final del camino,
Uno a uno, cada minuto marca lo último que se vera en nuestro destino,
Tic, tac… Tic, tac… Tic,tac…
¡La muerte no se detendrá!”
La tormenta que por fuera acurruca las pesadillas de los pequeños, esas que no pueden pasar más que de sus simples sueños, baña con su humedad cada rincón de París, envolviendo en un amargo, obscuro, tétrico manto el College de France y con el los habitantes… Una reacción prevista en los ademanes del joven Gerard hace que la vampiresa sonría con su tremendo afán por sentirse la dueña de la noche, pero no es más que un simple cadáver que deambula por allí privado de la vida a los más débiles ¡Que asco de existencia! Pero no puede quejarse ya que disfruta de cada lágrima derramada, de cada grito proferido, de cada angustia desesperanzada, de cada suspiro envenenado… Entonces ¿Por qué hasta ahora se le ve una facción de tristeza en su rostro? Recuerda aquella ocasión en la que perdió ante el más débil, sus movimientos no pudieron ser mejor citados que los que ahora ejecuta Gerard, sentimientos encontrados que consumen con desesperación el interior de cualquier mente flagelada. “¡No!” Piensa detenidamente antes de girarse y observar el arte que ah trabado durante la noche con aquel humano. Arquea una ceja al escuchar sus palabras, tirado en el suelo sus dudas no son más que sus demonios internos, aquellos que pueden enloquecer hasta al más cuerdo de los mortales, los que actúan por instinto propio, mismos que han hecho grandes logros en la historia y que otros por el contrario se han convertido en la desgracia de su portador. – Escuchadme… Nadie puede transformarse en algo que no desea, os aseguro buen hombre, que si vuestra naturaleza consta exclusivamente de la bondad no existe peligro alguno de que perdáis vuestros patéticos sentimientos… No obstante no puedo aseguraros lo mismo si vosotros sentís que en el interior existe un poco y efímera maldad… - Sí, aquello era real, la maldad sólo esta latente en aquellos que han nacido con esa maldición, alimentándola con cada mal trato que la vida les cruza en el camino, para desgracia de muchos la crueldad en Lorraine trago bastante amargura, soledad y sangre. – Es mi debe confesaros los inconvenientes, el más grande de todos es aquel en donde la luz de un nuevo amanecer jamás será observada nuevamente, la obscuridad de la noche siempre será eterna… Al menos que deseéis morir calcinado por los rayos del sol, salid de día. Una buena forma para el suicidio – Comenta la última frase con burla, ese maldito humor negro que pese a los años y en algunas ocasiones la seriedad de los eventos no puede permitirse perder.
Las suplicas queman sus recuerdos lentamente, es el vivo reflejo de la fémina siglos atrás. El sendero que recorrieron sus lágrimas esta visible ante la perfecta mirada de aquella mujer ¿Compasión? ¡Maldita sea! No puede ese pérfido demonio tener una pisca del sentimiento que describe esa estúpida palabra. Se muerde la lengua, emana la sangre de su boca como las insanas nubes que cubrieron todo parís, escupe su propia sangre manchando el suelo justo al lado del joven Gerard, limpie con su antebrazo la sangre que aún se queda plasmada en sus labios, sonríe, irgue su cuerpo a la altura del mortal – La decisión es de vosotros, vida ó muerte… - Sonríe mirando los ojos del humano, es la misma sonrisa que les dedica un a sus víctimas antes de morir, toma la barbilla de Gerard con una fría, pálida y huesuda mano la aproxima hasta sus labios y enreda nuevamente en un beso descomunal su lengua con la de su presa para que esta tragase la sangre que la inmortal le ofrece – Bebe, bebe ya… - Susurra acariciando el cabello de Gerard mirando con esa condescendencia efímera en sus pupilas – Tu infierno, termina esta noche… Miradme, miradme ya… Sin temor, no os lastimaré… -
Las suplicas queman sus recuerdos lentamente, es el vivo reflejo de la fémina siglos atrás. El sendero que recorrieron sus lágrimas esta visible ante la perfecta mirada de aquella mujer ¿Compasión? ¡Maldita sea! No puede ese pérfido demonio tener una pisca del sentimiento que describe esa estúpida palabra. Se muerde la lengua, emana la sangre de su boca como las insanas nubes que cubrieron todo parís, escupe su propia sangre manchando el suelo justo al lado del joven Gerard, limpie con su antebrazo la sangre que aún se queda plasmada en sus labios, sonríe, irgue su cuerpo a la altura del mortal – La decisión es de vosotros, vida ó muerte… - Sonríe mirando los ojos del humano, es la misma sonrisa que les dedica un a sus víctimas antes de morir, toma la barbilla de Gerard con una fría, pálida y huesuda mano la aproxima hasta sus labios y enreda nuevamente en un beso descomunal su lengua con la de su presa para que esta tragase la sangre que la inmortal le ofrece – Bebe, bebe ya… - Susurra acariciando el cabello de Gerard mirando con esa condescendencia efímera en sus pupilas – Tu infierno, termina esta noche… Miradme, miradme ya… Sin temor, no os lastimaré… -
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 1445
Fecha de inscripción : 02/02/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
Yo estaba todavía postrado en el suelo, mientras escuchaba sus discursos. ¿Había bondad en mí? Bueno nadie hasta el momento me ha dicho lo contrario, así que así debía ser. El mayor inconveniente dijo que era el que jamás volvería a ver un amanecer, el día, el sol que bañaba mis obras ¿cómo era posible? Me quedé allí reflexionando, cerrando mis ojos con fuerza. Noté unas gotas de sangre sobre el suelo, las miré desconcertado, con la poca luz que pasaba por la ventaba pude ver su brillo, su delicioso brillo.
– La decisión es de vosotros, vida ó muerte… - me miró a los ojos sonriendo, no sabría decir lo que sentí en ese momento, algo dentro de mi se rompió en mil pedazos. Me agarra del mentón para aproximar mis labios a los suyos, y así de nuevo cerré mis ojos para sentir como nunca aquel trago, me dejó obnubilado. – Bebe, bebe ya… - susurró acariciando mis cabellos. - Tu infierno, termina esta noche… Miradme, miradme ya… Sin temor, no os lastimaré…
Alcé las manos para agarrar su rostro entre éstas, hipnotizado por su mirada, creí estarme volviéndome loco. Dijo que no me lastimaría, ¿era eso verdad? De golpe volví a fundirme en aquellos labios, no dejé que la herida cicatrizase, deseaba su sangre, en ese momento vendería mi alma al diablo con tal de beber de ese elixir que en vez de darme la vida me estaba provocando lo contrario.
Creció la pasión en mí, como si su sangre hiciera explotar esa parte de mí, que apenas sale a la luz, era una sensación brutal. Mis manos descendieron de su rostro a su cuello, hombros, terminando con posarse en sus caderas, la retuve ahí, sabía que podía quebrarme si ella quería, sabía que podía matarme ahí mismo, pero Dios, en mi estado de desesperación era justificable, mis impíos actos eran consecuencia de ella, no sabía ni su nombre ¿tendría alguno? ¿Qué más daba? Fui apretando mis manos, separando mi boca y abriéndola levemente para tomar aire.
- ¿En serio que mi infierno termina esta noche? – pregunté abriendo los ojos, el que hablaba no era yo, estaba seguro, mis ojos se volvieron turbios, sonreí maliciosamente, y sin pensarlo la empotré contra la pared.
- ¿Mantenéis vuestra palabra que no me lastimaras?- agarré sus muñecas con la fuerza de la que fui capaz, aunque era una inmundicia comparado con la fuerza que ella posee, lo sabía perfectamente. Separé mi rostro del suyo por miedo a lo que pudiera hacer aquel ser, precavido siempre, aunque quizá ya era tarde. Lo unico que sabia era que no queria morir, no de momento.
– La decisión es de vosotros, vida ó muerte… - me miró a los ojos sonriendo, no sabría decir lo que sentí en ese momento, algo dentro de mi se rompió en mil pedazos. Me agarra del mentón para aproximar mis labios a los suyos, y así de nuevo cerré mis ojos para sentir como nunca aquel trago, me dejó obnubilado. – Bebe, bebe ya… - susurró acariciando mis cabellos. - Tu infierno, termina esta noche… Miradme, miradme ya… Sin temor, no os lastimaré…
Alcé las manos para agarrar su rostro entre éstas, hipnotizado por su mirada, creí estarme volviéndome loco. Dijo que no me lastimaría, ¿era eso verdad? De golpe volví a fundirme en aquellos labios, no dejé que la herida cicatrizase, deseaba su sangre, en ese momento vendería mi alma al diablo con tal de beber de ese elixir que en vez de darme la vida me estaba provocando lo contrario.
Creció la pasión en mí, como si su sangre hiciera explotar esa parte de mí, que apenas sale a la luz, era una sensación brutal. Mis manos descendieron de su rostro a su cuello, hombros, terminando con posarse en sus caderas, la retuve ahí, sabía que podía quebrarme si ella quería, sabía que podía matarme ahí mismo, pero Dios, en mi estado de desesperación era justificable, mis impíos actos eran consecuencia de ella, no sabía ni su nombre ¿tendría alguno? ¿Qué más daba? Fui apretando mis manos, separando mi boca y abriéndola levemente para tomar aire.
- ¿En serio que mi infierno termina esta noche? – pregunté abriendo los ojos, el que hablaba no era yo, estaba seguro, mis ojos se volvieron turbios, sonreí maliciosamente, y sin pensarlo la empotré contra la pared.
- ¿Mantenéis vuestra palabra que no me lastimaras?- agarré sus muñecas con la fuerza de la que fui capaz, aunque era una inmundicia comparado con la fuerza que ella posee, lo sabía perfectamente. Separé mi rostro del suyo por miedo a lo que pudiera hacer aquel ser, precavido siempre, aunque quizá ya era tarde. Lo unico que sabia era que no queria morir, no de momento.
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 30/06/2010
Edad : 41
Localización : York (Inglaterra). Residente en Paris.
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
“¿Por qué carajo cuando una persona es terriblemente condescendiente los demás sienten que poseen el poder suficiente para hacer flagelar a sus superiores?”
No, no, todo absolutamente todo se encontraba fuera de lugar. Escucho la cuestión del humano quien osaba a desconfiar de ella y eso era un completo error de su parte, jamás en la vida Lorraine ah tenido el atrevimiento de mentirle a alguien, la verdad es que no lo necesitaba, siempre comentaba lo que pensaba así fuese una terrible blasfemia en contra de algunas personas, eso le ere sumamente indiferente. Siente su cuerpo ir contra la pared, en una “brusquedad” por parte de Gerard . La vampiresa abre los ojos atrevidamente arqueando una ceja, admirando frente a ella a un varón que sin siquiera cuestionárselo siguió el impulso de sus instintos para defenderse. La fémina estaba cometiendo el error de seguir jugando con él, algo que al humano no le gustaba y había dejado más que claro, pero para los seres petulantes de la noche… Lo que le guste a su cena o no, simplemente no tiene cabida en sus prioridades.
La chica baja la mirada, sonríe de lado con su afán de chasquear la lengua y negar con su cabeza. El viento que afuera atropellaba a los indigentes, allí adentro, encarcelada entre el cuerpo del mortal y la pared no sentía ninguna maldita ráfaga de aire. Suspira admirando la ¿valentía? ¿Cobardía?... que se generó en un repentino momento, sus muñecas son prisioneras de la “devastadora” fuerza de Gerard, la mujer levanta la mirada sin una pisca de emoción en su rostro, clava sus furiosos ojos en los del joven y antes de que pudiese decirle o hacerle algo este separa la cercanía de su rostro, pensando en que era mejor mantener una cierta distancia… Lastimeramente tarde se dio cuenta.
- Un hombre valiente, atrevido y estúpido… Sabía perfectamente que tras toda esa facha alguien reverendamente interesante se escondía en vos, mucho mejor que el cordero asustadizo de hace unos instantes… pero… - Comienza su discurso con cierta alevosía, su voz es melodiosa y tranquila, no obstante, se opaca en el “pero” palabra que siempre lleva a una recriminación ó a algo que en este tipo de circunstancias no es nada bueno. La mujer suelta una de sus manos de las ataduras de las del humano para tomarle en un sordo movimiento por el cuello, no esta ejerciendo fuerza alguna por lo cual se puede decir que su garganta se encuentra en óptimas condiciones, si no fuese por existe cierto impedimento en que pase el aire a los pulmones del mortal. – Jamás, escuchadme bien… Jamás volváis a cuestionarme, mucho menos a querer ser quien tenga el poder. Si os dije que terminaría vuestra tortura así será. Un par de días eso es lo que tenéis antes de que venga a asesinaros… ¿Habéis comprendido? – La mirada de una terrible fiera se clava en los ojos de humano, una sonrisa letal curva los labios de la vampiresa, sus uñas se clavan débilmente en la piel de Gerard dejando pequeñas incisiones que no son nada comparadas con las heridas que ya poseía el joven. Lorraine abre su mano y deja caer el cuerpo de su presa contra el suelo…
La chica baja la mirada, sonríe de lado con su afán de chasquear la lengua y negar con su cabeza. El viento que afuera atropellaba a los indigentes, allí adentro, encarcelada entre el cuerpo del mortal y la pared no sentía ninguna maldita ráfaga de aire. Suspira admirando la ¿valentía? ¿Cobardía?... que se generó en un repentino momento, sus muñecas son prisioneras de la “devastadora” fuerza de Gerard, la mujer levanta la mirada sin una pisca de emoción en su rostro, clava sus furiosos ojos en los del joven y antes de que pudiese decirle o hacerle algo este separa la cercanía de su rostro, pensando en que era mejor mantener una cierta distancia… Lastimeramente tarde se dio cuenta.
- Un hombre valiente, atrevido y estúpido… Sabía perfectamente que tras toda esa facha alguien reverendamente interesante se escondía en vos, mucho mejor que el cordero asustadizo de hace unos instantes… pero… - Comienza su discurso con cierta alevosía, su voz es melodiosa y tranquila, no obstante, se opaca en el “pero” palabra que siempre lleva a una recriminación ó a algo que en este tipo de circunstancias no es nada bueno. La mujer suelta una de sus manos de las ataduras de las del humano para tomarle en un sordo movimiento por el cuello, no esta ejerciendo fuerza alguna por lo cual se puede decir que su garganta se encuentra en óptimas condiciones, si no fuese por existe cierto impedimento en que pase el aire a los pulmones del mortal. – Jamás, escuchadme bien… Jamás volváis a cuestionarme, mucho menos a querer ser quien tenga el poder. Si os dije que terminaría vuestra tortura así será. Un par de días eso es lo que tenéis antes de que venga a asesinaros… ¿Habéis comprendido? – La mirada de una terrible fiera se clava en los ojos de humano, una sonrisa letal curva los labios de la vampiresa, sus uñas se clavan débilmente en la piel de Gerard dejando pequeñas incisiones que no son nada comparadas con las heridas que ya poseía el joven. Lorraine abre su mano y deja caer el cuerpo de su presa contra el suelo…
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 1445
Fecha de inscripción : 02/02/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
Me arrepentí de haber actuado de esa manera en el momento, ¿en qué estaba pensando?
Al ser le habría parecido curioso lo que había hecho, pero a mí me aterraba, no se podría decir que el Gerard de siempre se atreviera a tratar a nadie de esa manera, con cierta ¿pasión? que temerario...
Los ojos de aquel ser se clavaron en mí, habría sido mejor morir que ver su rostro en ese momento.
- Un hombre valiente, atrevido y estúpido… Sabía perfectamente que tras toda esa facha alguien reverendamente interesante se escondía en vos, mucho mejor que el cordero asustadizo de hace unos instantes… pero… - Yo siempre he sido un jodido cordero asustadizo, quien diga que no miente. Pero…ahora viene lo malo, intenté recular pero no pude hablar, se soltó de una de mis manos y la colocó al acto en mi cuello, creí que iba a morir allí mismo, sí, me lo tenía merecido, la miré a los ojos, mientras seguía hablando. – Jamás, escuchadme bien… Jamás volváis a cuestionarme, mucho menos a querer ser quien tenga el poder. Si os dije que terminaría vuestra tortura así será. Un par de días eso es lo que tenéis antes de que venga a asesinaros… ¿Habéis comprendido?
Intenté abrir la boca pero no pude, solté su otra muñeca, Dios me libre, pensé.
Una peligrosa bestia ¿herida? Permanecía ante mis ojos, con su sonrisa venida de los mismos infiernos. Noté como clavaba sus uñas en mi cuello, cerré mis ojos, no podía más. Cuando creí que iba a hacer más fuerza hasta partirme el cuello, su mano se abrió y me dejó caer en el suelo.
Me quedé allí tirado, con una mano en el frío suelo, y otra en el cuello, ¿debía darle las gracias? Esto era una locura detrás de otra. Mi ojos se quedaron vacíos por un momento – Lo he comprendido, no volverá a pasar. – dije con un hilo de voz, volviendo a recuperar el aire. Si por cuestionarla había recibido esta reprimienda de imaginarme una segunda vez, no podría contarlo.
– No sé lo que me ha pasado, debéis perdonarme. – dije alzando la cabeza para mirarla, pensé en rodearla una de sus piernas en señal de suplica, pero era demasiado humillante, y si encima iba a morir, no quería hacerlo de esa manera, demasiado lo que estaba soportando. – Nunca osaría tener el poder. No soy quien, ya lo sabe. – dije mirando al suelo.
- ¿Asesinarme?- repetí, ¿cómo que asesinarme? Tiene un doble significado ese término… no supe qué pensar, ella había dicho que no me haría daño ¿asesinarme es su manera de decir que me iba a dar una vida mejor?
Intenté incorporarme del suelo, tardé un poco en levantarme, miré por la ventana ¿cuánto quedaría para el amanecer? Después pasé mis ojos en los suyos, seguro que se había dado cuenta de lo que acaba de hacer, di unos pasos hacia atrás.
- Debo imaginar que no avisareis de su vuelta ¿no es así? – dije llevándome las manos a la boca.
Al ser le habría parecido curioso lo que había hecho, pero a mí me aterraba, no se podría decir que el Gerard de siempre se atreviera a tratar a nadie de esa manera, con cierta ¿pasión? que temerario...
Los ojos de aquel ser se clavaron en mí, habría sido mejor morir que ver su rostro en ese momento.
- Un hombre valiente, atrevido y estúpido… Sabía perfectamente que tras toda esa facha alguien reverendamente interesante se escondía en vos, mucho mejor que el cordero asustadizo de hace unos instantes… pero… - Yo siempre he sido un jodido cordero asustadizo, quien diga que no miente. Pero…ahora viene lo malo, intenté recular pero no pude hablar, se soltó de una de mis manos y la colocó al acto en mi cuello, creí que iba a morir allí mismo, sí, me lo tenía merecido, la miré a los ojos, mientras seguía hablando. – Jamás, escuchadme bien… Jamás volváis a cuestionarme, mucho menos a querer ser quien tenga el poder. Si os dije que terminaría vuestra tortura así será. Un par de días eso es lo que tenéis antes de que venga a asesinaros… ¿Habéis comprendido?
Intenté abrir la boca pero no pude, solté su otra muñeca, Dios me libre, pensé.
Una peligrosa bestia ¿herida? Permanecía ante mis ojos, con su sonrisa venida de los mismos infiernos. Noté como clavaba sus uñas en mi cuello, cerré mis ojos, no podía más. Cuando creí que iba a hacer más fuerza hasta partirme el cuello, su mano se abrió y me dejó caer en el suelo.
Me quedé allí tirado, con una mano en el frío suelo, y otra en el cuello, ¿debía darle las gracias? Esto era una locura detrás de otra. Mi ojos se quedaron vacíos por un momento – Lo he comprendido, no volverá a pasar. – dije con un hilo de voz, volviendo a recuperar el aire. Si por cuestionarla había recibido esta reprimienda de imaginarme una segunda vez, no podría contarlo.
– No sé lo que me ha pasado, debéis perdonarme. – dije alzando la cabeza para mirarla, pensé en rodearla una de sus piernas en señal de suplica, pero era demasiado humillante, y si encima iba a morir, no quería hacerlo de esa manera, demasiado lo que estaba soportando. – Nunca osaría tener el poder. No soy quien, ya lo sabe. – dije mirando al suelo.
- ¿Asesinarme?- repetí, ¿cómo que asesinarme? Tiene un doble significado ese término… no supe qué pensar, ella había dicho que no me haría daño ¿asesinarme es su manera de decir que me iba a dar una vida mejor?
Intenté incorporarme del suelo, tardé un poco en levantarme, miré por la ventana ¿cuánto quedaría para el amanecer? Después pasé mis ojos en los suyos, seguro que se había dado cuenta de lo que acaba de hacer, di unos pasos hacia atrás.
- Debo imaginar que no avisareis de su vuelta ¿no es así? – dije llevándome las manos a la boca.
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 30/06/2010
Edad : 41
Localización : York (Inglaterra). Residente en Paris.
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
“Para un dominado el paraíso esta donde esta su Opresor”
El arrepentimiento cruzo por la mente del joven, tarde pero al menos ahora estaba seguro en no volver a tener semejante ocurrencia. El tono de su voz únicamente denotaba el terror al que su ser estaba siendo sometido, una dulce adición que llenará la sangre del mortal con un suculento y extraño sabor. Admira con esplendor los movimientos realizados por Gerard, escucha sus palabras y sonríe con saña al encontrar una cuestión aterradora para los principiantes. La muerte es tan sólo un regalo que por clemencia puede ofrecer la mujer cuando tiene bajo su yugo a personas tan insignificantes que ni siquiera se molesta en torturarles, pérdida de su valiosísimo tiempo.
“Serenidad” Precisamente esa es la palabra que debe evadir en un momento como aquel, más no puede retractarse si ya prometió no más arrebatos de su parte. Resopla los labios, acercándose de quien huye a su rostro, seguro que encontrará esa sádica sonrisa en sus más letárgicas pesadillas y ¿Quién con un sano juicio no lo haría? Pasa una de sus manos por la cabellera rizada del humano despeinando como si una abuela acariciara a su nieto en un ademán lleno de cariño. Esboza una sonrisa que bien podría pasar por una simple curvatura en sus labios, una simple mueca que no demuestra sentimiento alguno – Si no soy yo, el tiempo acabará con su vida Monsieur – Responde la cuestión del joven con una frase sin chiste alguno, la tonalidad de su voz se encuentra dentro de lo que se considera normal. Le guiñe un ojo, un toque picaresco para una dama tan cruel como ella, sin embargo, su humor no cambia. Surge entonces la cuestión si advertirá su llegada la próxima vez que se le meta en la cabeza la idea de atormentar al humano. Es mucho más excitante – no sólo para ella si no también para su mortal – el ser corrompido por el resultado de una sorpresa, ese algo que nunca que se espera y que puede ocurrir en cualquier momento. La vampiresa muerde su labio inferior, frunce el ceño para comenzar a pensar si sería una buena idea mandar un previo aviso de su llegada, igual no podría escaparse, mucho menos esconderse…
- Creo, Monsieur que no sería bastante apropiado otorgar ese tipo de información, no suelo ser tan atrevidamente condescendiente, aprovecharía más la situación si su mente se revela ante usted mostrándole mi pesadilla noche tras noche después de esto – Musita con su sonrisa en los labios, esa maldita caracterización de que la fémina se encuentra disfrutando de su obra, una historia de terror que para ella no es más que un simple cuento para niños. Deposita un gélido beso en los labios del jovenzuelo y desaparece de su vista – Pensad bien en mi propuesta… - Un susurro que bien pudo haber sido despedido por el viento hace su viaje hasta alojarse en los oídos de Gerard.
“Serenidad” Precisamente esa es la palabra que debe evadir en un momento como aquel, más no puede retractarse si ya prometió no más arrebatos de su parte. Resopla los labios, acercándose de quien huye a su rostro, seguro que encontrará esa sádica sonrisa en sus más letárgicas pesadillas y ¿Quién con un sano juicio no lo haría? Pasa una de sus manos por la cabellera rizada del humano despeinando como si una abuela acariciara a su nieto en un ademán lleno de cariño. Esboza una sonrisa que bien podría pasar por una simple curvatura en sus labios, una simple mueca que no demuestra sentimiento alguno – Si no soy yo, el tiempo acabará con su vida Monsieur – Responde la cuestión del joven con una frase sin chiste alguno, la tonalidad de su voz se encuentra dentro de lo que se considera normal. Le guiñe un ojo, un toque picaresco para una dama tan cruel como ella, sin embargo, su humor no cambia. Surge entonces la cuestión si advertirá su llegada la próxima vez que se le meta en la cabeza la idea de atormentar al humano. Es mucho más excitante – no sólo para ella si no también para su mortal – el ser corrompido por el resultado de una sorpresa, ese algo que nunca que se espera y que puede ocurrir en cualquier momento. La vampiresa muerde su labio inferior, frunce el ceño para comenzar a pensar si sería una buena idea mandar un previo aviso de su llegada, igual no podría escaparse, mucho menos esconderse…
- Creo, Monsieur que no sería bastante apropiado otorgar ese tipo de información, no suelo ser tan atrevidamente condescendiente, aprovecharía más la situación si su mente se revela ante usted mostrándole mi pesadilla noche tras noche después de esto – Musita con su sonrisa en los labios, esa maldita caracterización de que la fémina se encuentra disfrutando de su obra, una historia de terror que para ella no es más que un simple cuento para niños. Deposita un gélido beso en los labios del jovenzuelo y desaparece de su vista – Pensad bien en mi propuesta… - Un susurro que bien pudo haber sido despedido por el viento hace su viaje hasta alojarse en los oídos de Gerard.
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 1445
Fecha de inscripción : 02/02/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
Sus fríos labios volvieron a juntarse con los míos dejándome atontado.
- Pensad bien en mi propuesta… Me quedé mirando la figura que desaparecía ante mis ojos como si se tratase de un fantasma, me senté en una de las sillas y escondí mi rostro entre mis débiles brazos, un sudor frío me recorría la espina dorsal, no pensé en nada.
Pero ¿Se habría ido? Eso era lo que parecía, me apoyé en el respaldo de la silla y me miré la muñeca aquella herida me dejaría marca y tendría que esconderla, ¿qué pensarían mis compañeros al ver algo así? ¿Qué un animal me había atacado? Imposible, se veía claramente que la marca pertenecía a una dentadura humana, era “parecida” a nuestra dentadura, por decirlo de alguna manera.
- Dios mío…- suspiré. Me levanté de la silla y fui recogiendo los oleos, también me quité la bata y la colgué en una de las perchas.
Salí de la clase y fui al baño, allí me eché agua en la herida y en el rostro, me quedé mirando mi reflejo en el espejo, estaba horrible, pude ver las marcas que los dedos de aquel ser había dejado en mi frágil cuello, volví a pasarme la mano en él con angustia. ¿Qué había hecho yo para merecer esto?
Regresaría el día menos indicado, no podría huir, no podría esconderme, de seguro que si hacia una de esas cosas me encontraría, lo sabía, me esperaba cualquier cosa de ella, me desesperé.
Necesitaba irme a la residencia, quería tenderme en la cama como si fuese mi única salvación.
¿Una pesadilla noche tras noche? ¿Sobreviviría a esto? ¿Este suceso dejaría una marca terrible en mi alma?
Volví al aula para coger mi maletín, y salí de allí con paso firme y apresurado mirando al suelo, si aquel ser rondaba cerca podía sentirme, no tuve miedo, porque si ella hubiese querido me habría matado hoy mismo. “¡Ay de mí!” ¿Me estaba lamentando demasiado? Simplemente estaba perturbado.
Al entrar en mi residencia, no vi a nadie. Subí los escalones hasta llegar a la puerta de mi habitación, al entrar la cerré con llave, acto seguido me tiré en la cama dispuesto a dormir.
- Pensad bien en mi propuesta… Me quedé mirando la figura que desaparecía ante mis ojos como si se tratase de un fantasma, me senté en una de las sillas y escondí mi rostro entre mis débiles brazos, un sudor frío me recorría la espina dorsal, no pensé en nada.
Pero ¿Se habría ido? Eso era lo que parecía, me apoyé en el respaldo de la silla y me miré la muñeca aquella herida me dejaría marca y tendría que esconderla, ¿qué pensarían mis compañeros al ver algo así? ¿Qué un animal me había atacado? Imposible, se veía claramente que la marca pertenecía a una dentadura humana, era “parecida” a nuestra dentadura, por decirlo de alguna manera.
- Dios mío…- suspiré. Me levanté de la silla y fui recogiendo los oleos, también me quité la bata y la colgué en una de las perchas.
Salí de la clase y fui al baño, allí me eché agua en la herida y en el rostro, me quedé mirando mi reflejo en el espejo, estaba horrible, pude ver las marcas que los dedos de aquel ser había dejado en mi frágil cuello, volví a pasarme la mano en él con angustia. ¿Qué había hecho yo para merecer esto?
Regresaría el día menos indicado, no podría huir, no podría esconderme, de seguro que si hacia una de esas cosas me encontraría, lo sabía, me esperaba cualquier cosa de ella, me desesperé.
Necesitaba irme a la residencia, quería tenderme en la cama como si fuese mi única salvación.
¿Una pesadilla noche tras noche? ¿Sobreviviría a esto? ¿Este suceso dejaría una marca terrible en mi alma?
Volví al aula para coger mi maletín, y salí de allí con paso firme y apresurado mirando al suelo, si aquel ser rondaba cerca podía sentirme, no tuve miedo, porque si ella hubiese querido me habría matado hoy mismo. “¡Ay de mí!” ¿Me estaba lamentando demasiado? Simplemente estaba perturbado.
Al entrar en mi residencia, no vi a nadie. Subí los escalones hasta llegar a la puerta de mi habitación, al entrar la cerré con llave, acto seguido me tiré en la cama dispuesto a dormir.
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 30/06/2010
Edad : 41
Localización : York (Inglaterra). Residente en Paris.
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
“Las pesadillas sólo son más atroces cuando en ellas se pronuncia mi nombre”
¿En verdad Gerard cometió la estupidez de creer que se encontraba completamente solo? Una respuesta que por los actos del humano fue disipada. Esperando tranquila en la penumbra del College, admira los corredores esparcidos a su alrededor como viles laberintos de piedra que fácilmente puede destruir si se lo propone. Deambula entre aquellas paredes buscando algo en lo que entretenerse antes de seguir atormentando a su presa en sus sueños. El sol puede tardar un poco más en salir, la hora esta cerca pero en un par de segundos la mujer se verá prisionera de su marca de eternidad ¿Para que volver ahora si aún puede jugar? Una mueca se figura en sus labios, sus dedos se pasean entre las texturas de los muros, siente lo áspero a comparación de la delicada piel de su humano, así es, se atreve a llamarle de esa forma por que eso es en lo que Gerard se ah convertido, es un esclavo de la vampiresa, inconsciente ó quizá conscientemente él se encuentre al tanto de lo que le espera en el destino, cosa que la mujer no espera develarle hasta la noche previa a su muerte, sea cual sea la decisión que tome el joven la salida es la misma, debe morir primero…
El peso de un cuerpo hace eco en la estructura, son pasos de un ente que anda por allí paseando ¿Quién más si no es su juguete? Sonríe desde el otro lado del enorme pasillo, aparentemente y como es bien sabido, los ojos humanos no pueden ver nada en la obscuridad, más los de la lamia son cuales pupilas de una maldita águila. El monstruo sonríe y se encamina con pasos sigilosos que más bien pareciera estar flotando al cuerpecillo de Gerard, no desea que su víctima se entere que aún se encuentra cerca de allí. Es como ir al zoológico y admirar a los animales en su habitad mas o menos natural. La vampiresa observa tras su manto de tinieblas todas las acciones que su mascota ejecuta antes de ir a sus aposentos a descansar tras la tormentosa noche que ah sufrido. Como toda una madre que vela los sueños de sus hijos Lorraine se adentra en la habitación de Gerard esperando el momento en el que este se encuentre completa y totalmente perdido en el mundo de Morfeo, atrapado y sin salida pues el control le pertenece exclusivamente a la fémina a partir de ahora ¿Existe otra forma de tortura más letal que no sea la física? Lorraine no lo cree…
Sus pasos aproximan el cuerpo de la vampiresa con la cama del varón, coloca sus manos en las mejillas del niñato, lo acaricia cual mujer enamorada de un cuerpo muerto, lo mira atentamente con la ternura más falsa que puede apreciar en los ojos de un fallecido, despeina los risos que este tiene en su cabeza, enreda sus dedos en el cabello del joven una y otra vez. Se siente sobre el borde de la cama en un pequeño espacio que genera el cuerpo de su nueva adquisición, cubre con una sábana bien el cuerpo de su humano, se muerde el labio inferior. Arquea su cuerpo de tal forma que sus labios rosan el lóbulo del mortal, su gélido aliento choca entonces contra la cálida piel del jovencillo, la vampiresa quiere recitar los versos más atroces que se han escrito, una lírica llena de perdición, una canción de cuna para darle la vida a las pesadillas más indignantes que se pueden esperar – Escuchad latir tu corazón ¿Qué es a lo que más le temes? – Susurra en su oído permitiendo que sus palabras se adentren y tomen el control en la mente de Gerard, manipular el cerebro en un estado como este es aún más fácil que hacerlo cuando los humanos están consientes, la respuesta será emitida por los labios del niñato sin importar si duerme, sueña o despierta, esta bajo el control del demonio. Una bestia que arrulla con sus cruentos canticos el alma de un pobre soñador ¿Qué la pesadilla termine ó comience?
El peso de un cuerpo hace eco en la estructura, son pasos de un ente que anda por allí paseando ¿Quién más si no es su juguete? Sonríe desde el otro lado del enorme pasillo, aparentemente y como es bien sabido, los ojos humanos no pueden ver nada en la obscuridad, más los de la lamia son cuales pupilas de una maldita águila. El monstruo sonríe y se encamina con pasos sigilosos que más bien pareciera estar flotando al cuerpecillo de Gerard, no desea que su víctima se entere que aún se encuentra cerca de allí. Es como ir al zoológico y admirar a los animales en su habitad mas o menos natural. La vampiresa observa tras su manto de tinieblas todas las acciones que su mascota ejecuta antes de ir a sus aposentos a descansar tras la tormentosa noche que ah sufrido. Como toda una madre que vela los sueños de sus hijos Lorraine se adentra en la habitación de Gerard esperando el momento en el que este se encuentre completa y totalmente perdido en el mundo de Morfeo, atrapado y sin salida pues el control le pertenece exclusivamente a la fémina a partir de ahora ¿Existe otra forma de tortura más letal que no sea la física? Lorraine no lo cree…
Sus pasos aproximan el cuerpo de la vampiresa con la cama del varón, coloca sus manos en las mejillas del niñato, lo acaricia cual mujer enamorada de un cuerpo muerto, lo mira atentamente con la ternura más falsa que puede apreciar en los ojos de un fallecido, despeina los risos que este tiene en su cabeza, enreda sus dedos en el cabello del joven una y otra vez. Se siente sobre el borde de la cama en un pequeño espacio que genera el cuerpo de su nueva adquisición, cubre con una sábana bien el cuerpo de su humano, se muerde el labio inferior. Arquea su cuerpo de tal forma que sus labios rosan el lóbulo del mortal, su gélido aliento choca entonces contra la cálida piel del jovencillo, la vampiresa quiere recitar los versos más atroces que se han escrito, una lírica llena de perdición, una canción de cuna para darle la vida a las pesadillas más indignantes que se pueden esperar – Escuchad latir tu corazón ¿Qué es a lo que más le temes? – Susurra en su oído permitiendo que sus palabras se adentren y tomen el control en la mente de Gerard, manipular el cerebro en un estado como este es aún más fácil que hacerlo cuando los humanos están consientes, la respuesta será emitida por los labios del niñato sin importar si duerme, sueña o despierta, esta bajo el control del demonio. Una bestia que arrulla con sus cruentos canticos el alma de un pobre soñador ¿Qué la pesadilla termine ó comience?
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 1445
Fecha de inscripción : 02/02/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
Lo único que recuerdo es que había caído rendido en la cama, cogí el sueño bastante rápido, después de todo lo ocurrido de no haber sido así me habría vuelto loco.
Al principió soñé con mi apacible vida en el pueblo de York, con mis padres, allí no había mucho futuro para un pintor principiante, pero se estaba bien allí, rodeado de naturaleza, aunque con un contraste bastante bien conseguido con el poblado, lo que más me gustaba era visitar York Minister, una catedral preciosa, algún día volvería y la pintaría profusamente, me daba igual morir en el intento.
Estaba corriendo por los prados feliz de la vida, cuando escuché algo en mi subconsciente – Escuchad latir tu corazón ¿Qué es a lo que más le temes? – Me llevé las manos a los oídos en un acto reflejo, ¿de dónde venía aquella voz?
Mi corazón comenzó a latir con violencia, quizá era porque aquella voz me lo había pedido y me había puesto algo nervioso.
Empecé a dar vueltas intentando ver algo en aquel prado:
- ¿A lo que más temo? – Pensé en muchísimas cosas que me aterraban, el caso más egoísta era el hecho de que mi arte no fuera valorado y que todas mis obras fueran quemadas, eso sería un gran golpe para mí.
Otro temor, era no poder dejar marca en este mundo, que el paso de mi existencia no importase nada, que fuera un don nadie. La tierra que había bajo mis pies empezó a tragarme.
También temía que mis padres al verme no me reconocieran y que no vieran las grandes cosas que su hijo había conseguido, aunque fueran pocas, gracias a ellos estaba en una de las mejores escuelas de Europa cumpliendo su sueño, se lo debia.
– Temo morir, y al hacerlo acabar con todos mis sueños. – Esa era a la conclusión que llegaba.
El sol brillaba con mucha fuerza, tanto que dolía, intenté zafar mis pies de aquellas tierras que me estaban devorando, no deseaba morir, no ahora. - ¡No ahora!- grité enfadado.
El sueño era muy vivido - ¿Quién eres tú? – grité a una sombra que se movía por la arboleda.
Al principió soñé con mi apacible vida en el pueblo de York, con mis padres, allí no había mucho futuro para un pintor principiante, pero se estaba bien allí, rodeado de naturaleza, aunque con un contraste bastante bien conseguido con el poblado, lo que más me gustaba era visitar York Minister, una catedral preciosa, algún día volvería y la pintaría profusamente, me daba igual morir en el intento.
Estaba corriendo por los prados feliz de la vida, cuando escuché algo en mi subconsciente – Escuchad latir tu corazón ¿Qué es a lo que más le temes? – Me llevé las manos a los oídos en un acto reflejo, ¿de dónde venía aquella voz?
Mi corazón comenzó a latir con violencia, quizá era porque aquella voz me lo había pedido y me había puesto algo nervioso.
Empecé a dar vueltas intentando ver algo en aquel prado:
- ¿A lo que más temo? – Pensé en muchísimas cosas que me aterraban, el caso más egoísta era el hecho de que mi arte no fuera valorado y que todas mis obras fueran quemadas, eso sería un gran golpe para mí.
Otro temor, era no poder dejar marca en este mundo, que el paso de mi existencia no importase nada, que fuera un don nadie. La tierra que había bajo mis pies empezó a tragarme.
También temía que mis padres al verme no me reconocieran y que no vieran las grandes cosas que su hijo había conseguido, aunque fueran pocas, gracias a ellos estaba en una de las mejores escuelas de Europa cumpliendo su sueño, se lo debia.
– Temo morir, y al hacerlo acabar con todos mis sueños. – Esa era a la conclusión que llegaba.
El sol brillaba con mucha fuerza, tanto que dolía, intenté zafar mis pies de aquellas tierras que me estaban devorando, no deseaba morir, no ahora. - ¡No ahora!- grité enfadado.
El sueño era muy vivido - ¿Quién eres tú? – grité a una sombra que se movía por la arboleda.
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 30/06/2010
Edad : 41
Localización : York (Inglaterra). Residente en Paris.
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
Hermoso siglo en el que se vive en estas circunstancias, las leyendas de monstruos se esparcen por los humanos así mismo como las enfermedades sin cura alguna. En este caso, esta noche, junto a cuerpo indefenso e inerte de Gerard Montefeltro, su demonio personal vela por sus sueños que mejor pueden ser descritos como pesadillas. Lorraine tiene el conocimiento de las creencias que coexisten en la mentalidad de los mortales, las pesadillas en el siglo vivido suelen considerarse obras de míticos demonios que se sientan sobre el pecho de quienes duermen, oprimiéndolos con su peso. Absurdas ideas que tal vez tengan algo de real en este caso. La dama no se encontraba sobre el tórax de su anunciada víctima, si no mas bien descansaba a su lado, acariciando el rostro tan angelical de un muchacho cuya suerte se había visto ataviada con extravagantes sucesos que, sin duda alguna, no podrá olvidar el resto de su existencia, pues su vida quizá no tenga el mismo significado después de…
Es maravillosa la facilidad con la que se puede manipular una mente humana, una simple voz que se retuerce por su cabeza puede crear las figurillas más atroces que jamás hubiese poder imaginado. Entre el raciocinio y el entendimiento de las personas existe una brecha bastante delgada, el primero busca la coherencia de los actos y el segundo es la facultad de pensar para un individuo en cuestión, no obstante, es el raciocino el que altera el cerebro pues al no encontrar conexión alguna con “x” motivos se genera un laberinto sin salida… Es esa ruptura la que algunos aprovechan para implantar en la llamada mente, los mortíferos “sueños” que terminan por devorar la cordura de una persona. La demencia es lo que más enriquece a este mundo entre sus habitantes, pero también es la forma de discriminación mas marcada entre la sociedad que, erróneamente se siente en su completa elocuencia.
Disfrutando de su gran hazaña al introducirse en los sueños de Gerard, la vampiresa sonríe al escuchar sus palabras, el miedo común entre los humanos fue una vez mas pronunciado ahora por los labios del humano que yace en la cama. La muerte, todos y cada uno de los individuos en este maldito y miserable mundo, en alguna etapa de su vida tuvo ó tiene el temor hacia la muerte, algo que de igual forma se le tema o no llegará cuando menos se espera, cuando menos se imagina ¿Por qué desperdiciar ese sentimiento en algo tan banal como eso? La fémina sacude su cabeza un par de veces no para sacar de allí ideas absurdas o miedos mal sustentados, si no para hacer alusión a su disgusto por aquel temor. – Lorraine… – Susurra delicadamente en los oídos de su presa, es justo en ese momento del sueño en el que su figura se hace presente a través de los recuerdos vividos un par de horas antes, sin embargo, no devela aún su real identidad, por el momento solo se aloja como una sombra mas en el mundo de Gerard, un espectro destructivo que se pasea por allí entre sus imágenes divagas de lo que es un hermoso día en medio de la nada, adoquinado con maravillosos árboles que yacen desde la tierra hasta el cielo. Un hermoso y magnifico panorama como para que se tratase de una apocalíptica pesadilla.
Por fuera del estado en el que se encontraba sumergido el joven humano, la doncella con hermosa piel y rostro ángel, miraba con esplendor las reacciones que su amada mascota podría llegar a tener. Observadora del conjunto de emociones reacias en el rostro de un extraño mortal, percibe lo más común entre los semblantes de un pacífico rostro – en caso de encontrarse en un estado de relajación – particularmente ese rápido movimiento en los ojos cerrados de Gerard. Aunque la cama en la que se encontraba reposado el cuerpo del humano se trataba de una individual, el perfecto cuerpo de la lamia se acomodó junto al del jovenzuelo, cubriéndolo por completo con su gélida piel, ayudando a que las pesadillas se comenzaran a generar por el frío que el mortal siente a través de sus poros. Lorraine puede divisar en los labios del muchacho el aliento, el vapor que se escapa desde el interior de su cuerpo, la inestabilidad de sus músculos un poco tensionados por lo que en su mente cobraba vida – Temor a la muerte es algo tan trivial cuando se posee la vida eterna – Aloja en el pensamiento ajeno esa frase llena de místicos contrastes, una vez que la mujer captura la atención de su víctima en aquel aparcad lugar de la realidad le muestra en borrosos fragmentos de vídeo (por tener una imagen de lo que se intenta expresar), la fama por sus obras, la atracción de extraños, la fascinación de desconocidos, esa maldita adoración a su nombre… Como si estuviese en el más alto pedestal le muestra el mundo que puede llegar a comerse con tan solo una noche.
Los sueños pueden convertirse en pesadillas y las pesadillas cuando son reales, no pueden terminar una vez que despierta el individuo… Tras las maravillas de esa develación, algo sombrío se esconde y comienza por interpretarse en el repentino cambio de atmosfera, los que alguna vez fueron árboles frondosos ahora se encuentra completamente secos y sin vida, lo que en un tiempo predeterminado era admirado por el sol, esta vez es observado por un par de ojos escarlata desde la inmensidad de la nada. – ¿Os atrevéis a realizar un pacto con el diablo? – Pregunta, cuestiona… No espera respuesta alguna e inmediatamente sale de las sombras para mostrar su terrible rostro, hambriento, sediento de sangre humana, los labios de la mujer son de un negro tan intenso como la obscuridad de un abismo, su piel es aún más blanca de lo real, su cabello ondula por su espalda al compás de ráfagas de viento provenientes de la nada, su cuerpo escultural es igualmente tentador que en la realidad pero sus manos sujetan el cadáver de un extraño por ahora… En sus mejillas una mancha de sangre resalta entre lo grisáceo de su estructura, en su vestido se encuentra el mejor ángulo de ese fluido derramado, deja caer el cuerpo frente a Gerard y sonríe con gran saña – Bebe hijo mío, proveeré sangre para tu sed, así como fuerza para tu juventud y gloria -
Es maravillosa la facilidad con la que se puede manipular una mente humana, una simple voz que se retuerce por su cabeza puede crear las figurillas más atroces que jamás hubiese poder imaginado. Entre el raciocinio y el entendimiento de las personas existe una brecha bastante delgada, el primero busca la coherencia de los actos y el segundo es la facultad de pensar para un individuo en cuestión, no obstante, es el raciocino el que altera el cerebro pues al no encontrar conexión alguna con “x” motivos se genera un laberinto sin salida… Es esa ruptura la que algunos aprovechan para implantar en la llamada mente, los mortíferos “sueños” que terminan por devorar la cordura de una persona. La demencia es lo que más enriquece a este mundo entre sus habitantes, pero también es la forma de discriminación mas marcada entre la sociedad que, erróneamente se siente en su completa elocuencia.
Disfrutando de su gran hazaña al introducirse en los sueños de Gerard, la vampiresa sonríe al escuchar sus palabras, el miedo común entre los humanos fue una vez mas pronunciado ahora por los labios del humano que yace en la cama. La muerte, todos y cada uno de los individuos en este maldito y miserable mundo, en alguna etapa de su vida tuvo ó tiene el temor hacia la muerte, algo que de igual forma se le tema o no llegará cuando menos se espera, cuando menos se imagina ¿Por qué desperdiciar ese sentimiento en algo tan banal como eso? La fémina sacude su cabeza un par de veces no para sacar de allí ideas absurdas o miedos mal sustentados, si no para hacer alusión a su disgusto por aquel temor. – Lorraine… – Susurra delicadamente en los oídos de su presa, es justo en ese momento del sueño en el que su figura se hace presente a través de los recuerdos vividos un par de horas antes, sin embargo, no devela aún su real identidad, por el momento solo se aloja como una sombra mas en el mundo de Gerard, un espectro destructivo que se pasea por allí entre sus imágenes divagas de lo que es un hermoso día en medio de la nada, adoquinado con maravillosos árboles que yacen desde la tierra hasta el cielo. Un hermoso y magnifico panorama como para que se tratase de una apocalíptica pesadilla.
Por fuera del estado en el que se encontraba sumergido el joven humano, la doncella con hermosa piel y rostro ángel, miraba con esplendor las reacciones que su amada mascota podría llegar a tener. Observadora del conjunto de emociones reacias en el rostro de un extraño mortal, percibe lo más común entre los semblantes de un pacífico rostro – en caso de encontrarse en un estado de relajación – particularmente ese rápido movimiento en los ojos cerrados de Gerard. Aunque la cama en la que se encontraba reposado el cuerpo del humano se trataba de una individual, el perfecto cuerpo de la lamia se acomodó junto al del jovenzuelo, cubriéndolo por completo con su gélida piel, ayudando a que las pesadillas se comenzaran a generar por el frío que el mortal siente a través de sus poros. Lorraine puede divisar en los labios del muchacho el aliento, el vapor que se escapa desde el interior de su cuerpo, la inestabilidad de sus músculos un poco tensionados por lo que en su mente cobraba vida – Temor a la muerte es algo tan trivial cuando se posee la vida eterna – Aloja en el pensamiento ajeno esa frase llena de místicos contrastes, una vez que la mujer captura la atención de su víctima en aquel aparcad lugar de la realidad le muestra en borrosos fragmentos de vídeo (por tener una imagen de lo que se intenta expresar), la fama por sus obras, la atracción de extraños, la fascinación de desconocidos, esa maldita adoración a su nombre… Como si estuviese en el más alto pedestal le muestra el mundo que puede llegar a comerse con tan solo una noche.
Los sueños pueden convertirse en pesadillas y las pesadillas cuando son reales, no pueden terminar una vez que despierta el individuo… Tras las maravillas de esa develación, algo sombrío se esconde y comienza por interpretarse en el repentino cambio de atmosfera, los que alguna vez fueron árboles frondosos ahora se encuentra completamente secos y sin vida, lo que en un tiempo predeterminado era admirado por el sol, esta vez es observado por un par de ojos escarlata desde la inmensidad de la nada. – ¿Os atrevéis a realizar un pacto con el diablo? – Pregunta, cuestiona… No espera respuesta alguna e inmediatamente sale de las sombras para mostrar su terrible rostro, hambriento, sediento de sangre humana, los labios de la mujer son de un negro tan intenso como la obscuridad de un abismo, su piel es aún más blanca de lo real, su cabello ondula por su espalda al compás de ráfagas de viento provenientes de la nada, su cuerpo escultural es igualmente tentador que en la realidad pero sus manos sujetan el cadáver de un extraño por ahora… En sus mejillas una mancha de sangre resalta entre lo grisáceo de su estructura, en su vestido se encuentra el mejor ángulo de ese fluido derramado, deja caer el cuerpo frente a Gerard y sonríe con gran saña – Bebe hijo mío, proveeré sangre para tu sed, así como fuerza para tu juventud y gloria -
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 1445
Fecha de inscripción : 02/02/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
- Lorraine… – ¿Lorraine? Procuré memorizar aquel nombre para que no se me olvidase, la sombra se va moviendo, pero no sé qué es ¿es una mujer? ¿Sería esa tal Lorraine? Me pregunté. Aparté mis ojos de aquella figura para volver a mi verde prado, como si nada hubiese pasado, qué bien olía aquello, si no fuera por el sentimiento de inquietud que tenía se diría que estaba hasta bien, pero de repente sentí algo de frío, me llevé las manos a los brazos para volver a la temperatura apropiada, aparte de mi repentino cambio, todo lo que había a mi alrededor cambió.
- Temor a la muerte es algo tan trivial cuando se posee la vida eterna – me giré de nuevo sobre mi mismo para saber quién demonios hablaba, cuando me vinieron imágenes a la cabeza, no supe cómo, tampoco intenté buscarle una explicación, me vi a mi mismo rodeado de gente, la cual me felicitaba por mis obras, gente extraña que me adoraba, vitoreando mi nombre, eran abrumadoras aquellas imágenes, pero envidié a aquel futuro Gerard, movido por las masas, movido por la fama, ¿en qué me convertiría, en un joven de negocios pintando únicamente por el goce del dinero? Cuánto puede corrumpir la fama.
De nuevo estaba en aquel prado mirando hacia la arboleda, donde se escondía aquel ser. Pero todo lo que me rodeaba cambió dejándome sin aliento ¿y mis cuadros y mi “yo” idolatrado?
Los árboles habían muerto, como si un incendio hubiese abrasado su corteza y hubiese absorbido su vida, alcé la cabeza para mirar hacia el cielo donde el sol de antes había desparecido, ahora para mi horror había en ellos dos ojos como dos rubíes mirándome, solo dos enormes ojos, me desesperé, mi respiración empezó a agitarse y pequeñas convulsiones delataban mi estado de nervios. ¿Dónde estaba? Y lo más importante ¿Qué cosa había hecho para merecer esto?
- ¿Os atrevéis a realizar un pacto con el diablo? – Creí morirme allí mismo, estaba acongojado, ¿se me paso por algún momento llorar, rogar a Dios que esas imágenes parasen? No tuve tiempo.
El ser apareció avanzando con un rostro, si se puede llamar así, que me perturbó por completo, huir, quería correr, pero mis pies no podían moverse, no era la primera vez que me sucedía en un sueño, ¿gritar? Tampoco podía, me sentí totalmente ahogado por aquello. Iba a morir, iba a morir entre todo ese espectáculo aterrador y escalofriante. Sus labios negros detienen mis latidos por unos segundos, ¡un paro cardiaco! Si así salía de ésta, me apreté los brazos con un terrible miedo ¿estaría tan blanco como aquel ser? Empecé a tiritar, mis labios se volvieron violetas, cada vez estaba peor. Su pelo es lo más hermoso que podías observar en aquella figura pero era tétrico, bajé los parpados, pero al hacerlo pude ver que en sus manos sujetaba algo, era un humano ¡estaba muerto! Como deseé ser él, aunque quizá me quedara poco para acabar así. La sangre como protagonista, pensé en mis padres y mis compañeros de clase, levanté la cabeza cuando tiró el cuerpo sin vida a mis pies, estaba sonriéndome que daba miedo.
– Bebe hijo mío, proveeré sangre para tu sed, así como fuerza para tu juventud y gloria – Tragué saliva con dificultad, muerto de miedo, intenté gritar pero de nuevo me veía incapacitado, esperé unos segundo y ésta vez si pude. – ¡Si para tener juventud y gloria tengo que acabar como tú, prefiero mil veces acabar como él! – Mira a aquel ser con un intenso odio, mientras señala al cuerpo de aquel extraño. – Yo no soy hijo tuyo, me quitaría la vida si así fuera. – giré sobre mi mismo mirando todo aquel espectáculo tan bien ambientado. - ¡¿Qué es esto?! ¡Ah! ¿Lorraine, eres tú? – No era la vida real, debía estar soñando, o más bien mal soñando.- ¡¿Has creado todo esto para mí?!- me llevé con brusquedad la mano al pecho. - ¿Por qué disfrutáis haciéndome esto? ¿Dónde está vuestro corazón? – clavé mis ojos en los de aquel ser impasible.
- Temor a la muerte es algo tan trivial cuando se posee la vida eterna – me giré de nuevo sobre mi mismo para saber quién demonios hablaba, cuando me vinieron imágenes a la cabeza, no supe cómo, tampoco intenté buscarle una explicación, me vi a mi mismo rodeado de gente, la cual me felicitaba por mis obras, gente extraña que me adoraba, vitoreando mi nombre, eran abrumadoras aquellas imágenes, pero envidié a aquel futuro Gerard, movido por las masas, movido por la fama, ¿en qué me convertiría, en un joven de negocios pintando únicamente por el goce del dinero? Cuánto puede corrumpir la fama.
De nuevo estaba en aquel prado mirando hacia la arboleda, donde se escondía aquel ser. Pero todo lo que me rodeaba cambió dejándome sin aliento ¿y mis cuadros y mi “yo” idolatrado?
Los árboles habían muerto, como si un incendio hubiese abrasado su corteza y hubiese absorbido su vida, alcé la cabeza para mirar hacia el cielo donde el sol de antes había desparecido, ahora para mi horror había en ellos dos ojos como dos rubíes mirándome, solo dos enormes ojos, me desesperé, mi respiración empezó a agitarse y pequeñas convulsiones delataban mi estado de nervios. ¿Dónde estaba? Y lo más importante ¿Qué cosa había hecho para merecer esto?
- ¿Os atrevéis a realizar un pacto con el diablo? – Creí morirme allí mismo, estaba acongojado, ¿se me paso por algún momento llorar, rogar a Dios que esas imágenes parasen? No tuve tiempo.
El ser apareció avanzando con un rostro, si se puede llamar así, que me perturbó por completo, huir, quería correr, pero mis pies no podían moverse, no era la primera vez que me sucedía en un sueño, ¿gritar? Tampoco podía, me sentí totalmente ahogado por aquello. Iba a morir, iba a morir entre todo ese espectáculo aterrador y escalofriante. Sus labios negros detienen mis latidos por unos segundos, ¡un paro cardiaco! Si así salía de ésta, me apreté los brazos con un terrible miedo ¿estaría tan blanco como aquel ser? Empecé a tiritar, mis labios se volvieron violetas, cada vez estaba peor. Su pelo es lo más hermoso que podías observar en aquella figura pero era tétrico, bajé los parpados, pero al hacerlo pude ver que en sus manos sujetaba algo, era un humano ¡estaba muerto! Como deseé ser él, aunque quizá me quedara poco para acabar así. La sangre como protagonista, pensé en mis padres y mis compañeros de clase, levanté la cabeza cuando tiró el cuerpo sin vida a mis pies, estaba sonriéndome que daba miedo.
– Bebe hijo mío, proveeré sangre para tu sed, así como fuerza para tu juventud y gloria – Tragué saliva con dificultad, muerto de miedo, intenté gritar pero de nuevo me veía incapacitado, esperé unos segundo y ésta vez si pude. – ¡Si para tener juventud y gloria tengo que acabar como tú, prefiero mil veces acabar como él! – Mira a aquel ser con un intenso odio, mientras señala al cuerpo de aquel extraño. – Yo no soy hijo tuyo, me quitaría la vida si así fuera. – giré sobre mi mismo mirando todo aquel espectáculo tan bien ambientado. - ¡¿Qué es esto?! ¡Ah! ¿Lorraine, eres tú? – No era la vida real, debía estar soñando, o más bien mal soñando.- ¡¿Has creado todo esto para mí?!- me llevé con brusquedad la mano al pecho. - ¿Por qué disfrutáis haciéndome esto? ¿Dónde está vuestro corazón? – clavé mis ojos en los de aquel ser impasible.
{{ Off: *Aplausos* ¡Majestuoso! }}
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 30/06/2010
Edad : 41
Localización : York (Inglaterra). Residente en Paris.
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
“Genocidio Mental”
Gloria, sublime e inalcanzable para todos los débiles de corazón, voluntad y fuerza. La reacción de Gerard ante las imágenes de su fama sin duda alguna pudo despertar en el la codicia intacta que se encuentra sumergida en lo más profundo de sus creencias, no obstante, continúa pensando, defendiendo su propia ética al rechazar el pacto de Lorraine Las pesadillas que la mujer ah metido en su cabeza son tan solo el principio de una vida caótica ¿Por qué él? No hay respuesta lógica para una pregunta tan simple como esa, es el deseo de la lamia el sentirse bien, cegada por su egoísmo no piensa nada más que en su propia satisfacción aún cuando el precio de esta se encuentre lo más elevado posible.
En las facciones de un rostro lleno de pavor y repudio la mujer se refleja impacientemente en las pupilas danzarinas de su escuálido títere. Su sonrisa es sádica, sus pensamientos simplemente aguardan el momento indicado para salir de su escondite, pasar de ideas y fantasías a algo tan real como el dolor y la sangre. ¿Cuál fue el espasmo que enloqueció su mente a estas alturas? Se suponía que solo era un juego, nada más que pueda perturbar el letárgico sueño de Gerard pero en la mente de la vampiresa algo se rompió, miles de fragmentos recorrieron cada una de sus guaridas mentales, la cordura se le escapó como un relámpago en una tormenta eléctrica. – Lo que tu eres yo fui, lo que yo soy tu lo serás – Musita en medio de aquel tétrico panorama, para el humano no existe salida alguna, son sus sueños, sus pesadillas, de una forma u otra, independientemente si Lorraine lo esta manipulando o no él es el único con la clave para terminar con todo eso, desgraciadamente para su frágil estructura, su inconsciente se encuentra sumergido en la vorágine de un miedo descomunal.
Aprovechándose de sus sentidos la lamia disfruta, degusta el sabor que en los labios de Gerard se dibuja conforme pasa el tiempo, para ella se termina lentamente con la llegada de un nuevo amanecer, escasos son los minutos que le pueden o no quedar, valiosos segundos que debe aprovechar sin importarle absolutamente nada más que su impertinente deseo por culminar con su obra. El pobre humano se aferra fuertemente a su idea de que es un sueño nada más, esta en lo correcto pero para cuando despierte simplemente habrá dormido a la maldad que despertó. La frase antes dicha por los labios de esa gran arpía cobra vida frente a la vista de un mortal con ansiedad de salvación – ¡Miradme bien! No soy yo quien instala un mundo putrefacto en tu ser –El rostro de la mujer a la cual Gerard le ah clavado su mirada tiene una metamorfosis inesperada, sus ojos cambian del escarlata a un color más real, su cabello ondulado se risa hasta escasos centímetros de su cabeza, su figura de ángel pasa de ser divina a ser mortal. Frente a la vista del joven humano un clon perfecto de él se encuentra hablándole e incitándolo a un mundo de crueldad. – Todo este tiempo eh dormido en el interior de tu cabeza Gerard, yo soy tú y tú eres yo – Dicho esto lo que alguna vez fue Lorraine, mejor representado ahora por el cuerpo del humano, comienza una travesía en imágenes llenas de sangre. Crímenes, mutilaciones, genocidio, asesinatos cruentos, verdugos sin corazón, carcajadas socarronas, cadáveres… El paisaje se tiñe de rojo, susurros se esparcen junto al viento, pero la fatalidad llega a su clímax cuando la silueta negra que perpetro todos esos actos desencarnados revela su sonrisa. ¿Quién realizo tan asquerosos movimientos? – ¡Buuuu! – El rostro de Gerard completamente manchado en un líquido rojo, sediento de más derrame de sangre, mirada pérdida y llena demencia. Es el rostro de Gerard la entidad demoniaca que perpetro la devastación.
En las facciones de un rostro lleno de pavor y repudio la mujer se refleja impacientemente en las pupilas danzarinas de su escuálido títere. Su sonrisa es sádica, sus pensamientos simplemente aguardan el momento indicado para salir de su escondite, pasar de ideas y fantasías a algo tan real como el dolor y la sangre. ¿Cuál fue el espasmo que enloqueció su mente a estas alturas? Se suponía que solo era un juego, nada más que pueda perturbar el letárgico sueño de Gerard pero en la mente de la vampiresa algo se rompió, miles de fragmentos recorrieron cada una de sus guaridas mentales, la cordura se le escapó como un relámpago en una tormenta eléctrica. – Lo que tu eres yo fui, lo que yo soy tu lo serás – Musita en medio de aquel tétrico panorama, para el humano no existe salida alguna, son sus sueños, sus pesadillas, de una forma u otra, independientemente si Lorraine lo esta manipulando o no él es el único con la clave para terminar con todo eso, desgraciadamente para su frágil estructura, su inconsciente se encuentra sumergido en la vorágine de un miedo descomunal.
Aprovechándose de sus sentidos la lamia disfruta, degusta el sabor que en los labios de Gerard se dibuja conforme pasa el tiempo, para ella se termina lentamente con la llegada de un nuevo amanecer, escasos son los minutos que le pueden o no quedar, valiosos segundos que debe aprovechar sin importarle absolutamente nada más que su impertinente deseo por culminar con su obra. El pobre humano se aferra fuertemente a su idea de que es un sueño nada más, esta en lo correcto pero para cuando despierte simplemente habrá dormido a la maldad que despertó. La frase antes dicha por los labios de esa gran arpía cobra vida frente a la vista de un mortal con ansiedad de salvación – ¡Miradme bien! No soy yo quien instala un mundo putrefacto en tu ser –El rostro de la mujer a la cual Gerard le ah clavado su mirada tiene una metamorfosis inesperada, sus ojos cambian del escarlata a un color más real, su cabello ondulado se risa hasta escasos centímetros de su cabeza, su figura de ángel pasa de ser divina a ser mortal. Frente a la vista del joven humano un clon perfecto de él se encuentra hablándole e incitándolo a un mundo de crueldad. – Todo este tiempo eh dormido en el interior de tu cabeza Gerard, yo soy tú y tú eres yo – Dicho esto lo que alguna vez fue Lorraine, mejor representado ahora por el cuerpo del humano, comienza una travesía en imágenes llenas de sangre. Crímenes, mutilaciones, genocidio, asesinatos cruentos, verdugos sin corazón, carcajadas socarronas, cadáveres… El paisaje se tiñe de rojo, susurros se esparcen junto al viento, pero la fatalidad llega a su clímax cuando la silueta negra que perpetro todos esos actos desencarnados revela su sonrisa. ¿Quién realizo tan asquerosos movimientos? – ¡Buuuu! – El rostro de Gerard completamente manchado en un líquido rojo, sediento de más derrame de sangre, mirada pérdida y llena demencia. Es el rostro de Gerard la entidad demoniaca que perpetro la devastación.
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 1445
Fecha de inscripción : 02/02/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
– Lo que tú eres yo fui, lo que yo soy tu lo serás – Me quedé mirándola estupefacto, no había otra verdad detrás de las palabras hace segundos articuladas. Entre abrí mis labrios, de ellos se me escapó una porción de mi escaso aliento, hacia tanto frío en aquel lugar. No quise apartar mis ojos de Lorraine, tampoco quise acercarme por los miedos tan profundos que podrían explotar tan solo por dar ese paso, no me atreví.
– ¡Miradme bien! No soy yo quien instala un mundo putrefacto en tu ser – La miré sobrecogido por sus palabras, por su manera de dirigirse hacia mi persona, cuando mis ojos se quedaron subyugados por lo que estaba presenciando, un cambió en la figura que tenía delante de mí, me llené poco a poco los pulmones de oxigeno, que por cierto en aquella pesadilla me faltaba.
Asustado estaba ante mi propia imagen, no era como mirarse en un mero espejo, el reflejo que pude ver era muy distinto a la persona que me consideraba yo mismo.
– Todo este tiempo he dormido en el interior de tu cabeza Gerard, yo soy tú y tú eres yo – “¿Cómo?” Me pregunté a mí mismo, no pude creerme lo que veía, aunque era físicamente idéntico a mí, su forma de mirar y hablar eran aterradoras, ¿así podía ser yo?
-¿Tú?- murmuré alzando mi mano para señalarle con el dedo índice, confuso estaba. De nuevo un cumulo de imágenes volaron en mi cabeza, sangre, sangre, atroces imágenes que me hacían enloquecer, todo lo que ví era destrucción, maldad al fin y al cabo. Abrí los ojos, aunque pienso que nunca los cerré y vi todo cubierto de un rojo perturbador. Mis oídos eran capaces de oír susurros, - Por favor…- fui capaz de decir. Intenté moverme para salir de aquello, huir, algo se mueve con una velocidad pasmosa rodeándome en un huracán inmundo.
– ¡Buuuu! – Eché mi cabeza hacia atrás del increíble impacto que hizo sobre mí el verme a mí mismo con el rostro cubierto de sangre, con una siniestra mueca, la viva imagen del demonio. Supe inconscientemente que ese ser era el que había ocasionado todas esas imágenes.
-‘Un asesino que no merece vivir…’- narré sumergido en mi propia locura. –¿En eso quieres que me convierta?- Levanté mi mano para cubrir el rostro de mi mismo, de mi mismo transformado.- ¿Sois acaso “la puta del diablo”?- De nuevo la ira inundaba mi sangre, tanto así que hervía, ¿podría controlar aquellas visiones?- Decidme, ¿qué ganáis con esto? Con un corazón incapacitado para amar, solo sois un monstruo. – Me lo estaba demostrando una y otra vez con sus feroces fechorías. Agarré con ambas manos el cuello a mí “yo maligno”, empecé a ahogarlo, como si así consiguiera algo. – Muere ¡muere ya! Bestia infame.- Sumido en la locura, odiaba ver que dentro de mí podría haber tal ser carente de toda mi bondad.
Quería que aquella visión volviera a ser Lorraine, me vi a mi mismo ahogado en el suelo, me coloqué a su lado arrodillándome. – El día que aprendas a amar podrás hacer conmigo lo que quieras. – En ese momento deseé que el sol se abriera paso entre el cielo cubierto de sangre, que los rayos iluminaran el cuerpo de aquel ser, acaricié su rostro con una de mis manos.
– ¡Miradme bien! No soy yo quien instala un mundo putrefacto en tu ser – La miré sobrecogido por sus palabras, por su manera de dirigirse hacia mi persona, cuando mis ojos se quedaron subyugados por lo que estaba presenciando, un cambió en la figura que tenía delante de mí, me llené poco a poco los pulmones de oxigeno, que por cierto en aquella pesadilla me faltaba.
Asustado estaba ante mi propia imagen, no era como mirarse en un mero espejo, el reflejo que pude ver era muy distinto a la persona que me consideraba yo mismo.
– Todo este tiempo he dormido en el interior de tu cabeza Gerard, yo soy tú y tú eres yo – “¿Cómo?” Me pregunté a mí mismo, no pude creerme lo que veía, aunque era físicamente idéntico a mí, su forma de mirar y hablar eran aterradoras, ¿así podía ser yo?
-¿Tú?- murmuré alzando mi mano para señalarle con el dedo índice, confuso estaba. De nuevo un cumulo de imágenes volaron en mi cabeza, sangre, sangre, atroces imágenes que me hacían enloquecer, todo lo que ví era destrucción, maldad al fin y al cabo. Abrí los ojos, aunque pienso que nunca los cerré y vi todo cubierto de un rojo perturbador. Mis oídos eran capaces de oír susurros, - Por favor…- fui capaz de decir. Intenté moverme para salir de aquello, huir, algo se mueve con una velocidad pasmosa rodeándome en un huracán inmundo.
– ¡Buuuu! – Eché mi cabeza hacia atrás del increíble impacto que hizo sobre mí el verme a mí mismo con el rostro cubierto de sangre, con una siniestra mueca, la viva imagen del demonio. Supe inconscientemente que ese ser era el que había ocasionado todas esas imágenes.
-‘Un asesino que no merece vivir…’- narré sumergido en mi propia locura. –¿En eso quieres que me convierta?- Levanté mi mano para cubrir el rostro de mi mismo, de mi mismo transformado.- ¿Sois acaso “la puta del diablo”?- De nuevo la ira inundaba mi sangre, tanto así que hervía, ¿podría controlar aquellas visiones?- Decidme, ¿qué ganáis con esto? Con un corazón incapacitado para amar, solo sois un monstruo. – Me lo estaba demostrando una y otra vez con sus feroces fechorías. Agarré con ambas manos el cuello a mí “yo maligno”, empecé a ahogarlo, como si así consiguiera algo. – Muere ¡muere ya! Bestia infame.- Sumido en la locura, odiaba ver que dentro de mí podría haber tal ser carente de toda mi bondad.
Quería que aquella visión volviera a ser Lorraine, me vi a mi mismo ahogado en el suelo, me coloqué a su lado arrodillándome. – El día que aprendas a amar podrás hacer conmigo lo que quieras. – En ese momento deseé que el sol se abriera paso entre el cielo cubierto de sangre, que los rayos iluminaran el cuerpo de aquel ser, acaricié su rostro con una de mis manos.
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 30/06/2010
Edad : 41
Localización : York (Inglaterra). Residente en Paris.
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
La humanidad del joven no fue desvanecida en ningún momento, al contrario, cada que una nueva imagen vestida de sangre le acompañaba él más consiente estaba de no querer convertirse en la sombre de alguien como esa mujer. Nadie en su sano juicio desearía ser el vivo reflejo, la llama amarga y desolada de Lorraine Von Fanel. Inclusive ella misma se repudiaba de vez en cuando, esas malditas noches atrapada en su devastación en la que la nostalgia le envuelve, sí todos y cada uno de los vampiros tienen en algún momento de su vida aquella extraña sensación alojada en sus cuerpos, ese maldito sentimiento que recorre su vertebra, carcomiendo sus pensamientos, provocando su demencia. “Oh, Lorraine ¿Qué sería de ti si tu infancia no habría sido tan cruel?” Se pregunta en incansables ocasiones admirando la menguante luna hacia el horizonte, allí estática, sin moverse un ápice. El ventanal de su habitación se encuentra vacío al igual que su muerto corazón, no existe la vitalidad suficiente en su cuerpo, la esperanza mal pagada en sus pensamientos, ya no le queda nada, solo el hecho de aceptar su cruel destino y entregarse por completo a la perdición de la tanto desea huir una y otra vez pero a la cual siempre regresa con los abiertos.
Después de tanto tiempo encuentra un joven cuya corrupción es más difícil de lo que esperaba, cualquier estúpido, arrogante, blasfemo, torpe humano se entregaría a la muerte por algo tan exótico como la eternidad. Jamás en sus siglos de vida, que bien si son pocos, le han mostrado la decadencia de la mente mortal, nunca en ese par de siglos intactos en su rostro había tenido el atrevimiento de en verdad considerar la conversión de un humano, ni siquiera la absurda idea se le asomaba por la cabeza. Si en determinada ocasión pregunto a sus víctimas si deseaban la vida eterna, simplemente era parte de su plan, elevar sus esperanzas y terminar con sus sueños una vez que les develaba sus intenciones reales. No cabe duda que las extrañezas de un mundo, en su forma más pura pueden ser vista por todos, en cualquier momento, en cualquier lugar, pero no todos las admirarían con su esplendor, con su belleza, con su enseñanza… Ese hombre cubierto por el cuerpo de la vampiresa en cuerpo y forma, abatido por sus temores ¡No flagela! Su voluntad es más fuerte que el poder de la fémina. En su esencia la mujer reconoce que no son tan diferentes el uno del otro.
La fuerza salida de quien sabe donde, somete el cuerpo, el clon de Gerard bajo las manos del verdadero hombre. Sus palabras chocan cual estacas en el cuerpo de la vampiresa, su furia, su desprecio, el repudio hacia la maldad… Hacia lo que Lorraine representa, es completamente atrayente para ella. “La puta del diablo, un monstruo, bestia infame” Hermosos adjetivos calificativos para el mismísimo Satanás. Una carcajada socarrona se aloja en el sueño de Gerard, haciendo eco en su mente, resonando a través de sus sentidos, depositando la demencia de la mujer. Tras haber recapacitado un instante, la fémina aún no desea aceptar su condición, no ahora, no después de todo su trabajo en las pesadillas de su mascota. Entonces simplemente explota.
“¿Amar? Al coño con todo eso” Piensa para si misma sin decir nada, ese disparate rompe por completo su estructura ¿Cómo se le puede pedir a alguien que ame, cuando el mundo entero no le mostro otra cosa que no fuese el odio mismo? El inerte cuerpo de Gerard, ese que la vampiresa utilizó para depositar y mostrarle una realidad latente a su presa, se desvanece. Ella domina la mente de mortal pero es él quien se esfuerza por contrarrestar los efectos que esta genera en su cabeza. Los rayos de luz salen como si con aquel grito desesperado por parte del varón disipara toda la obscuridad del mundo, el verde prado que una vez observo en sus sueños, se extiende a su alrededor como si fuese real, como si en verdad pudiese palparlo, la mujer reaparece tras su espalda, coloca su gélida mano sobre el hombro de Gerard – No os confundáis, es el diablo quien obedece mis órdenes. ¿Qué gano con todo esto? Sentirme bien por lo menos un putrefacto minuto – Susurra peligrosamente cerca de su lóbulo, más no tiene intenciones de hacerle ningún daño, ya no… Camina delicadamente por el costado del humano sin despegar la mano de su hombro. Una vez que se encuentra frente a él - ¿Amar? – Cuestiona con una nota quebradiza en su tono de voz, sus pupilas se llenan de agua ¿Lágrimas en un muerto? Suspira fuertemente levantando la mirada a lo que aparenta ser un cielo, después baja su cabeza, sonríe con una dosil mueca en sus labios - ¿Acaso vos sabéis lo que es amar? -
Después de tanto tiempo encuentra un joven cuya corrupción es más difícil de lo que esperaba, cualquier estúpido, arrogante, blasfemo, torpe humano se entregaría a la muerte por algo tan exótico como la eternidad. Jamás en sus siglos de vida, que bien si son pocos, le han mostrado la decadencia de la mente mortal, nunca en ese par de siglos intactos en su rostro había tenido el atrevimiento de en verdad considerar la conversión de un humano, ni siquiera la absurda idea se le asomaba por la cabeza. Si en determinada ocasión pregunto a sus víctimas si deseaban la vida eterna, simplemente era parte de su plan, elevar sus esperanzas y terminar con sus sueños una vez que les develaba sus intenciones reales. No cabe duda que las extrañezas de un mundo, en su forma más pura pueden ser vista por todos, en cualquier momento, en cualquier lugar, pero no todos las admirarían con su esplendor, con su belleza, con su enseñanza… Ese hombre cubierto por el cuerpo de la vampiresa en cuerpo y forma, abatido por sus temores ¡No flagela! Su voluntad es más fuerte que el poder de la fémina. En su esencia la mujer reconoce que no son tan diferentes el uno del otro.
La fuerza salida de quien sabe donde, somete el cuerpo, el clon de Gerard bajo las manos del verdadero hombre. Sus palabras chocan cual estacas en el cuerpo de la vampiresa, su furia, su desprecio, el repudio hacia la maldad… Hacia lo que Lorraine representa, es completamente atrayente para ella. “La puta del diablo, un monstruo, bestia infame” Hermosos adjetivos calificativos para el mismísimo Satanás. Una carcajada socarrona se aloja en el sueño de Gerard, haciendo eco en su mente, resonando a través de sus sentidos, depositando la demencia de la mujer. Tras haber recapacitado un instante, la fémina aún no desea aceptar su condición, no ahora, no después de todo su trabajo en las pesadillas de su mascota. Entonces simplemente explota.
“¿Amar? Al coño con todo eso” Piensa para si misma sin decir nada, ese disparate rompe por completo su estructura ¿Cómo se le puede pedir a alguien que ame, cuando el mundo entero no le mostro otra cosa que no fuese el odio mismo? El inerte cuerpo de Gerard, ese que la vampiresa utilizó para depositar y mostrarle una realidad latente a su presa, se desvanece. Ella domina la mente de mortal pero es él quien se esfuerza por contrarrestar los efectos que esta genera en su cabeza. Los rayos de luz salen como si con aquel grito desesperado por parte del varón disipara toda la obscuridad del mundo, el verde prado que una vez observo en sus sueños, se extiende a su alrededor como si fuese real, como si en verdad pudiese palparlo, la mujer reaparece tras su espalda, coloca su gélida mano sobre el hombro de Gerard – No os confundáis, es el diablo quien obedece mis órdenes. ¿Qué gano con todo esto? Sentirme bien por lo menos un putrefacto minuto – Susurra peligrosamente cerca de su lóbulo, más no tiene intenciones de hacerle ningún daño, ya no… Camina delicadamente por el costado del humano sin despegar la mano de su hombro. Una vez que se encuentra frente a él - ¿Amar? – Cuestiona con una nota quebradiza en su tono de voz, sus pupilas se llenan de agua ¿Lágrimas en un muerto? Suspira fuertemente levantando la mirada a lo que aparenta ser un cielo, después baja su cabeza, sonríe con una dosil mueca en sus labios - ¿Acaso vos sabéis lo que es amar? -
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 1445
Fecha de inscripción : 02/02/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
Esa risa me estaba trastornado del todo, deseé que cesase, estar completamente sordo por un momento, aunque si tuviera que elegir un sentido que perder de seguro sería el del habla, no me era necesario. Mientras pensaba estas cosas, el cuerpo de “mí mismo” desaparece. De nuevo pude ver a Helios asomarse entre toda aquella devastación, el verde cobra importancia ante mis ojos, llenándome de gozo. Parecía tan real, pero yo sabía que no lo era, yo sabía que no estaba en York.
Sentí que algo se posaba en mí hombro, me quedé como estaba, inmediatamente supe que era ella, Lorraine.
- No os confundáis, es el diablo quien obedece mis órdenes. ¿Qué gano con todo esto? Sentirme bien por lo menos un putrefacto minuto – En mi rostro se reflejó el desprecio, la repulsión que sus palabras me había ocasionado, sus susurros me volvían histérico, además de colérico. ¿Cómo podía decir que ver sufrir a alguien le hacía sentirse bien? El calificativo de “monstruo” quedaba ya muy lejos de lo que en realidad era ese ser. Al final se puso delante de mí, yo la observe, sabiendo que podía manejar en cierta forma lo que mis ojos estaban viendo.
- ¿Amar? – Oír esa palabra de sus labios era una blasfemia, apreté mi mandíbula intentando controlarme a mí mismo, hasta que pude fijarme que sus diabólicos ojos se estaban empañando, algo en mí se desmoronó, fracturando mí ira, no me podía creer lo que estaba viendo, ¿era una artimaña de aquel ser para que yo bajase la guardia? Yo no odiaba nunca a nadie, así que deseé que ese sentimiento que estaba viendo en esa mujer, fuera cierto, sino la odiaría, por haberme hecho creer que podía tener algo de corazón. Su cabeza se alza al cielo con un suspiro bastante potente, yo no aparté mis ojos de ella, volvió a bajar la cabeza, con una sonrisa en sus labios, mi rostro estaba sereno en aquel momento.
- ¿Acaso vos sabéis lo que es amar?
-¿Y acaso tú sí?- pregunté al instante ahogando mi enfado, aparté delicadamente su mano de mi hombro y le dí la espalda, me puse a andar por el prado, pensando. Yo consideraba que sí sabía amar, en fin, amaba lo que hacía con todo mi ser, pintar era mi vocación, yo era amante del arte, fuera de eso, no lograba encontrar el amor que me hacía sentir el arte con una persona, ¿pero ese era mi problema o era el del resto? Me daba igual, yo era feliz con lo que hacía, no tenía porque depender de nadie. Sí, había amado alguna vez, pero no fui correspondido, quizá por ese rechazo mi corazón se había cerrado para las personas que intentaran ser más que una amistad, ¿quién se iba a interesar en alguien como yo?
Mis pies detuvieron su marcha, ¿por qué tendría que desechar la idea de que aquel ser no hubiera amado nunca? Al fin y al cabo había sido como yo en un momento de su vida, quizá la estaba subestimando y no le había dado si quiera una oportunidad, ¿y por qué tendría que hacerlo después de toda la perturbación que me había hecho sentir esta noche? ¿Por qué tenía que sentir pena por alguien que disfrutaba produciendo dolor en lo ajeno? ¿Por qué me era tan difícil ser imparcial con esto? ¿Por qué ese ser me hacía sacar cosas de mí que detestaba? Yo era un chico normal, calmado, respetuoso, un chico que intentaba poner algo de cordura en su vida, no metiéndose en la vida de los demás, porque así esperaba que la gente no se metiera en la mía. Ella sacaba todo lo malo de mi persona.
Me giré, algo de lastima sentí al verla – No sé nada de ti, solo sé lo que me estás mostrando, y así dudo que en ti pueda haber algo que pueda salvarse. Ahora bien, en tus manos está hacerme cambiar de opinión, pues a veces creo que no está todo perdido. – No pretendí cambiarla, solo quería saber para siempre que ese ser solo era merecedor de mi desprecio, quería estar seguro de que era digna de mi odio, ya que yo era digno de su disfrute.
Sentí que algo se posaba en mí hombro, me quedé como estaba, inmediatamente supe que era ella, Lorraine.
- No os confundáis, es el diablo quien obedece mis órdenes. ¿Qué gano con todo esto? Sentirme bien por lo menos un putrefacto minuto – En mi rostro se reflejó el desprecio, la repulsión que sus palabras me había ocasionado, sus susurros me volvían histérico, además de colérico. ¿Cómo podía decir que ver sufrir a alguien le hacía sentirse bien? El calificativo de “monstruo” quedaba ya muy lejos de lo que en realidad era ese ser. Al final se puso delante de mí, yo la observe, sabiendo que podía manejar en cierta forma lo que mis ojos estaban viendo.
- ¿Amar? – Oír esa palabra de sus labios era una blasfemia, apreté mi mandíbula intentando controlarme a mí mismo, hasta que pude fijarme que sus diabólicos ojos se estaban empañando, algo en mí se desmoronó, fracturando mí ira, no me podía creer lo que estaba viendo, ¿era una artimaña de aquel ser para que yo bajase la guardia? Yo no odiaba nunca a nadie, así que deseé que ese sentimiento que estaba viendo en esa mujer, fuera cierto, sino la odiaría, por haberme hecho creer que podía tener algo de corazón. Su cabeza se alza al cielo con un suspiro bastante potente, yo no aparté mis ojos de ella, volvió a bajar la cabeza, con una sonrisa en sus labios, mi rostro estaba sereno en aquel momento.
- ¿Acaso vos sabéis lo que es amar?
-¿Y acaso tú sí?- pregunté al instante ahogando mi enfado, aparté delicadamente su mano de mi hombro y le dí la espalda, me puse a andar por el prado, pensando. Yo consideraba que sí sabía amar, en fin, amaba lo que hacía con todo mi ser, pintar era mi vocación, yo era amante del arte, fuera de eso, no lograba encontrar el amor que me hacía sentir el arte con una persona, ¿pero ese era mi problema o era el del resto? Me daba igual, yo era feliz con lo que hacía, no tenía porque depender de nadie. Sí, había amado alguna vez, pero no fui correspondido, quizá por ese rechazo mi corazón se había cerrado para las personas que intentaran ser más que una amistad, ¿quién se iba a interesar en alguien como yo?
Mis pies detuvieron su marcha, ¿por qué tendría que desechar la idea de que aquel ser no hubiera amado nunca? Al fin y al cabo había sido como yo en un momento de su vida, quizá la estaba subestimando y no le había dado si quiera una oportunidad, ¿y por qué tendría que hacerlo después de toda la perturbación que me había hecho sentir esta noche? ¿Por qué tenía que sentir pena por alguien que disfrutaba produciendo dolor en lo ajeno? ¿Por qué me era tan difícil ser imparcial con esto? ¿Por qué ese ser me hacía sacar cosas de mí que detestaba? Yo era un chico normal, calmado, respetuoso, un chico que intentaba poner algo de cordura en su vida, no metiéndose en la vida de los demás, porque así esperaba que la gente no se metiera en la mía. Ella sacaba todo lo malo de mi persona.
Me giré, algo de lastima sentí al verla – No sé nada de ti, solo sé lo que me estás mostrando, y así dudo que en ti pueda haber algo que pueda salvarse. Ahora bien, en tus manos está hacerme cambiar de opinión, pues a veces creo que no está todo perdido. – No pretendí cambiarla, solo quería saber para siempre que ese ser solo era merecedor de mi desprecio, quería estar seguro de que era digna de mi odio, ya que yo era digno de su disfrute.
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 30/06/2010
Edad : 41
Localización : York (Inglaterra). Residente en Paris.
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
Así mismo como los enormes glaciales pierden su frialdad cuando los rayos de sol golpean su superficie, al igual que el cristal fragmentado por el choque repentino de algún objeto que a su paso dejo su marca para ser recordado; es precisamente de esa forma en la que las personas tienden a cambiar rotundamente y sin dar marcha atrás. Debe ocurrir algo verdaderamente extraordinario para que su estructura se vea sacudida por ondas inconscientes en su interior, pero ¿Puede pasar lo mismo con los demonios? Es algo inverosímil es cierto, pero nadie nació con el alma hecha en completo fiasco, en el lecho materno todas las personas crecen con la esperanza de algo, con una meta que quizá pueda ser superada, incluso Lorraine tenía sueños en su fúnebre infancia.
El destino es bastante incierto, abrumado, penumbroso e incluso puede ser mortífero. ¿Qué es lo que hace a las personas ser malas? Los factores externos, esos que son ajenos a su propio ser, son los que influyen más sobre si mismos que cualquier otra cosa ¿Será entonces que culpar a los demás en vez de culparse a sí misma este en lo correcto? Recordando su pasado la lamia encuentra todo lo que tuvo que soportar en los brazos de su madre, el desprecio y las blasfemias que arrojaba en contra de un pequeño cuerpo con ganas de vivir, los golpes patrocinados por su padrastro cuando la pequeña humana lo esperaba en el umbral de la puerta con los ojos lustrados en emoción al regreso de la figura masculina que la infante tomaba como símbolo de ser su padre y que este al verle desde lejos ya consultaba las cartas en su interior con el desprecio que le tenía a la pequeña. La discriminación de sus hermanos por ser “la agregada”, esas malditas burlas de la gente extraña al verle deambular por las calles de Londres con su ropa rasgada, sus pies descalzos, su carita manchada en ceniza, su cabello enredado y maltratado, las rodillas raspadas por las caídas agregando su arduo trabajo hincada, esos labios resecos a causa de la sed; a pesar de todo eso Lore no perdía la esperanza que algún día alguien pudiese amarla de verdad. “¡TONTERÍAS!”
Ese monstruo no sabe lo que es amar, lo tiene presente, marcando su pasado, lo que es ahora y quizá su futuro. No puede verse atrapada en las redes de algo tan insignificante como lo es el amor, una palabra que para la vampiresa carece de sentido, cuando por el lado se interpone la pasión, si esa sensación que envuelve y transporta a mundos completamente nuevos a las criaturas sin importar cual sea su raza, sin preguntar el estatus social ni nada por el estilo, la pasión es la que quema la piel, irrumpe en composición de cada uno violando indecentemente lo que esté a su paso. ¿amor? No, desconoce el significado de esa palabra y no pretende encontrarlo, no quiere creer en algo que le dio la espalda hace mucho tiempo, pero quien sabe… Todo en este mundo de locos puede pasar ¿Cierto?
Gerard le da la espalda, la vampiresa se queda inerte en su lugar, aturdida por su mar de recuerdos, por la tormenta de sentimientos encontrados y esa maldita diarrea mental que esta teniendo su cabeza ¿Cómo carajo su víctima logro hacerla inestable? Es ella quien juega con los sentimientos de los demás no al revés, pero no siempre se puede ganar una partida que involucre más jugadores. El humano se gira lentamente marcando en su mirada la emoción que la arpía despertó en él. Víctima y victimario frente a frente, hablando, cuestionándose cosas que jamás le habrían hecho a otra persona. La fémina repudia por completo la mirada del humano pues es la lástima que nunca le tuvieron de pequeña – ¡NOO! – Grita desesperadamente mostrando sus colmillos, atrapando su cabello desde su cabeza en sus manos sacudiendo la misma, cerrando los ojos. – No, vos no tenéis por que tenerme lástima cuando yo la merezco, por que los demonios no nacimos para eso – Escupe entre diente, apretándola la mandíbula. ¿Quién es el más fuerte ahora? Por lo visto la mujer del diablo tiene una debilidad. Nadie en su sano juicio se habría quedado hasta el final para averiguar algo tan ilógico como la revelación de esa madrugada. Tal pareciera que el chiquillo puede leerle la mente al igual que ella a sus presas. ¡Maldición!
Quiere gritar, correr y matar a Gerard en sus propios sueños, es una guerra mental en donde él esta tomando ventaja. En aquella obscura habitación los ojos carmesí de la vampiresa se abren cual alucinación en un bosque encantado. Se pone de pie y golpea parte de la pared, esta furiosa… Regresa al cuerpo del humano acaricia su cabello, su mejillas. – Si puedo ó no tener una redención, solo en mí quedará, vos no sois nadie para saber lo que se esconde tras mi antifaz – Susurra en el oído del mortal y crea una imagen verdaderamente fuera de lo común. Por primera vez en toda su existencia el semblante de la mujer es sereno, nada burlesco, pacífico… sin llegar a lo sombrío, sin ninguna expresión pero mostrando todo a la vez. Deposita en beso en la frente del varón, desvaneciéndose su persona del letárgico sueño que le hizo vivir – Duerme tranquilo ahora mientras puedas, aprovecha la salida del sol, que el crepúsculo nuevamente a vos regresará y os daréis cuenta de que el infierno esta por comenzar – Lírica fúnebre es alojada con un gélido aliento en la mente del humano, rimas de procedencia mortal que acunan un sueño del cual Gerard quizá desee pronto despertar.
El destino es bastante incierto, abrumado, penumbroso e incluso puede ser mortífero. ¿Qué es lo que hace a las personas ser malas? Los factores externos, esos que son ajenos a su propio ser, son los que influyen más sobre si mismos que cualquier otra cosa ¿Será entonces que culpar a los demás en vez de culparse a sí misma este en lo correcto? Recordando su pasado la lamia encuentra todo lo que tuvo que soportar en los brazos de su madre, el desprecio y las blasfemias que arrojaba en contra de un pequeño cuerpo con ganas de vivir, los golpes patrocinados por su padrastro cuando la pequeña humana lo esperaba en el umbral de la puerta con los ojos lustrados en emoción al regreso de la figura masculina que la infante tomaba como símbolo de ser su padre y que este al verle desde lejos ya consultaba las cartas en su interior con el desprecio que le tenía a la pequeña. La discriminación de sus hermanos por ser “la agregada”, esas malditas burlas de la gente extraña al verle deambular por las calles de Londres con su ropa rasgada, sus pies descalzos, su carita manchada en ceniza, su cabello enredado y maltratado, las rodillas raspadas por las caídas agregando su arduo trabajo hincada, esos labios resecos a causa de la sed; a pesar de todo eso Lore no perdía la esperanza que algún día alguien pudiese amarla de verdad. “¡TONTERÍAS!”
Ese monstruo no sabe lo que es amar, lo tiene presente, marcando su pasado, lo que es ahora y quizá su futuro. No puede verse atrapada en las redes de algo tan insignificante como lo es el amor, una palabra que para la vampiresa carece de sentido, cuando por el lado se interpone la pasión, si esa sensación que envuelve y transporta a mundos completamente nuevos a las criaturas sin importar cual sea su raza, sin preguntar el estatus social ni nada por el estilo, la pasión es la que quema la piel, irrumpe en composición de cada uno violando indecentemente lo que esté a su paso. ¿amor? No, desconoce el significado de esa palabra y no pretende encontrarlo, no quiere creer en algo que le dio la espalda hace mucho tiempo, pero quien sabe… Todo en este mundo de locos puede pasar ¿Cierto?
Gerard le da la espalda, la vampiresa se queda inerte en su lugar, aturdida por su mar de recuerdos, por la tormenta de sentimientos encontrados y esa maldita diarrea mental que esta teniendo su cabeza ¿Cómo carajo su víctima logro hacerla inestable? Es ella quien juega con los sentimientos de los demás no al revés, pero no siempre se puede ganar una partida que involucre más jugadores. El humano se gira lentamente marcando en su mirada la emoción que la arpía despertó en él. Víctima y victimario frente a frente, hablando, cuestionándose cosas que jamás le habrían hecho a otra persona. La fémina repudia por completo la mirada del humano pues es la lástima que nunca le tuvieron de pequeña – ¡NOO! – Grita desesperadamente mostrando sus colmillos, atrapando su cabello desde su cabeza en sus manos sacudiendo la misma, cerrando los ojos. – No, vos no tenéis por que tenerme lástima cuando yo la merezco, por que los demonios no nacimos para eso – Escupe entre diente, apretándola la mandíbula. ¿Quién es el más fuerte ahora? Por lo visto la mujer del diablo tiene una debilidad. Nadie en su sano juicio se habría quedado hasta el final para averiguar algo tan ilógico como la revelación de esa madrugada. Tal pareciera que el chiquillo puede leerle la mente al igual que ella a sus presas. ¡Maldición!
Quiere gritar, correr y matar a Gerard en sus propios sueños, es una guerra mental en donde él esta tomando ventaja. En aquella obscura habitación los ojos carmesí de la vampiresa se abren cual alucinación en un bosque encantado. Se pone de pie y golpea parte de la pared, esta furiosa… Regresa al cuerpo del humano acaricia su cabello, su mejillas. – Si puedo ó no tener una redención, solo en mí quedará, vos no sois nadie para saber lo que se esconde tras mi antifaz – Susurra en el oído del mortal y crea una imagen verdaderamente fuera de lo común. Por primera vez en toda su existencia el semblante de la mujer es sereno, nada burlesco, pacífico… sin llegar a lo sombrío, sin ninguna expresión pero mostrando todo a la vez. Deposita en beso en la frente del varón, desvaneciéndose su persona del letárgico sueño que le hizo vivir – Duerme tranquilo ahora mientras puedas, aprovecha la salida del sol, que el crepúsculo nuevamente a vos regresará y os daréis cuenta de que el infierno esta por comenzar – Lírica fúnebre es alojada con un gélido aliento en la mente del humano, rimas de procedencia mortal que acunan un sueño del cual Gerard quizá desee pronto despertar.
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 1445
Fecha de inscripción : 02/02/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
Me quedé de piedra al ver su reacción, en lo más profundo de ese “ser” algo se había detonado y explotado en pedazos, no sabía si por mi culpa (que realmente lo dudaba) o porque algo estaba acechando muy en su interior esperando el momento menos indicado para salir a la luz, o simplemente se había hartado de la manera en que la escena había cambiado, en como las piezas habían cambiando de posición.
Siempre descoloca el hecho de perder el control de las situaciones, pero no me lo expliqué.
No dejé que mi sobresalto se notase, aún así mi interior se debatía entre varios sentimientos que me dejaban más y más confundido. En mis pupilas se reflejaba aquel ser, mis ojos brillaron, no podía cerrarlos, estaba embrujado por lo que parecía un ser indefenso, pero yo también lo era, quizá por mi condición de mortal, ¿pero cómo era posible que ella estuviera en las mismas condiciones? Imposible.
Habría abrazado a aquel ser con tal de que se calmase, con tal de que dejara de sufrir, pero no pude moverme, tenía miedo de que al volver a atreverme a actuar, y que me costase caro, me sentí impotente apretando mi puño, me crispaba los nervios no poder hacer absolutamente nada, simplemente era un espectador sumido en un extraño sueño, así las fuerzas que conseguí momentos antes se desvanecieron.
Sus palabras me confundían, se consideraba a si misma un demonio, y como tal no merecía lastima, pero en ese aspecto se equivocaba, solo con ese cambio en sus ojos pude entender que no era todo cierto, que se mentía así misma, protegiéndose de algo que desconocía, pero aún así lo había notado, como un maldito intruso.
No me compadecí de ella, puesto que era algo que detestaba que hicieran conmigo, quise saber, pero el saber no está hecho para cualquiera, y hay cosas que es mejor no saber, o eso dicen.
Yo era un simple títere, nunca se me tenía que olvidar ese concepto de mi mismo.
Sentí una cierta brisa en mis mejillas y un ligero movimiento en mis rizos, cerré mis ojos inconscientemente, para luego seguir escuchando sus crueles palabras, yo como bien dijo no era nadie, quise asentir con la cabeza dándole la razón, nunca fui nadie para saber la realidad de las personas que me rodeaban, como ellos no eran nadie para conocerme en mi propia forma.
Bien sabe Dios que me habría gustado agarrar ese antifaz y arrojarlo con fuerza contra el suelo, y así dislumbrar la persona que había detrás, imaginé mis manos arder cuando pensé en ello, lo más posible es que yo no fuera el elegido para cometer tal hazaña de quebrar toda aquella mentira, yo no era nadie, y pronto o no dejaría de existir, estaba convencido.
Pude apreciar un rostro más parecido al de alguien humano, que al de un demonio sin piedad, sorprendido me hallaba, pero no me fiaba del todo ¿cómo iba a hacerlo?
Selló un beso en mi frente dejándome inmóvil, cuando quise darme cuenta su cuerpo estaba desapareciendo como la oscura y fría niebla, mi brazo instintivamente se alzó intentando retenerla, pero fue en vano, mis dedos se cerraron insatisfecho, exhalé un suspiro al oír sus últimas palabras, su advertencia que me hizo volver a la realidad, así era mi infierno había comenzado, no tenía elección.
Siempre descoloca el hecho de perder el control de las situaciones, pero no me lo expliqué.
No dejé que mi sobresalto se notase, aún así mi interior se debatía entre varios sentimientos que me dejaban más y más confundido. En mis pupilas se reflejaba aquel ser, mis ojos brillaron, no podía cerrarlos, estaba embrujado por lo que parecía un ser indefenso, pero yo también lo era, quizá por mi condición de mortal, ¿pero cómo era posible que ella estuviera en las mismas condiciones? Imposible.
Habría abrazado a aquel ser con tal de que se calmase, con tal de que dejara de sufrir, pero no pude moverme, tenía miedo de que al volver a atreverme a actuar, y que me costase caro, me sentí impotente apretando mi puño, me crispaba los nervios no poder hacer absolutamente nada, simplemente era un espectador sumido en un extraño sueño, así las fuerzas que conseguí momentos antes se desvanecieron.
Sus palabras me confundían, se consideraba a si misma un demonio, y como tal no merecía lastima, pero en ese aspecto se equivocaba, solo con ese cambio en sus ojos pude entender que no era todo cierto, que se mentía así misma, protegiéndose de algo que desconocía, pero aún así lo había notado, como un maldito intruso.
No me compadecí de ella, puesto que era algo que detestaba que hicieran conmigo, quise saber, pero el saber no está hecho para cualquiera, y hay cosas que es mejor no saber, o eso dicen.
Yo era un simple títere, nunca se me tenía que olvidar ese concepto de mi mismo.
Sentí una cierta brisa en mis mejillas y un ligero movimiento en mis rizos, cerré mis ojos inconscientemente, para luego seguir escuchando sus crueles palabras, yo como bien dijo no era nadie, quise asentir con la cabeza dándole la razón, nunca fui nadie para saber la realidad de las personas que me rodeaban, como ellos no eran nadie para conocerme en mi propia forma.
Bien sabe Dios que me habría gustado agarrar ese antifaz y arrojarlo con fuerza contra el suelo, y así dislumbrar la persona que había detrás, imaginé mis manos arder cuando pensé en ello, lo más posible es que yo no fuera el elegido para cometer tal hazaña de quebrar toda aquella mentira, yo no era nadie, y pronto o no dejaría de existir, estaba convencido.
Pude apreciar un rostro más parecido al de alguien humano, que al de un demonio sin piedad, sorprendido me hallaba, pero no me fiaba del todo ¿cómo iba a hacerlo?
Selló un beso en mi frente dejándome inmóvil, cuando quise darme cuenta su cuerpo estaba desapareciendo como la oscura y fría niebla, mi brazo instintivamente se alzó intentando retenerla, pero fue en vano, mis dedos se cerraron insatisfecho, exhalé un suspiro al oír sus últimas palabras, su advertencia que me hizo volver a la realidad, así era mi infierno había comenzado, no tenía elección.
Gerard Montefeltro- Humano Clase Media
- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 30/06/2010
Edad : 41
Localización : York (Inglaterra). Residente en Paris.
Re: Entre pinturas [Lorraine Von Fanel]
Aturdida por un místico encanto despertado en su fúnebre ser. Compungida por tantas y tantas cosas que se arremolinan en su cabeza, poco a poco sin respirar quiere alejarse de esa habitación. Promete comenzar el infierno de un miserable humano más que no merece la compasión, un simple mortal que tras el tedio de la vampiresa desaparecerá, quizá dejando una huella marcada en el corazón ó la esencia de otros individuos ó lo que es muy probable en estos tiempos el misterio de un desvanecido más y la ignorancia de los demás.
Se detiene lentamente en el umbral de la puerta, se gira sobre sus talones con un movimiento mudo, observa por última vez en esa noche a lo que representaba su víctima. Los dedos de su mano se deslizan a través de la estructura de madera con cierta suavidad, la caricia al material de a puerta es parecida a la entregada de una roca a un humano, lo áspero de la mujer contra lo delicado de la madera. El frío se disipa con su impactante lejanía, quien en su momento no podía respirar ahora lo hace como todo un infante con ese hambre por vivir. Un suspiro letal, de procedencia desconocida, de naturaleza muerta se escucha irrumpir en la calma después de toda esa maldita tempestad ¿Los vampiros pueden llorar?
Ese cambio tan radical en Lorraine, esa tonta y absurda metamorfosis que siempre niega; se posa en lo más profundo de su pútrida alma, el fétido resplandor de una chispa le hace sacar una mueca de vómito, pero por más que se aleje de su hilarante humanidad, esta regresa a ella, la encuentra, la abraza, la castiga, la llama, la enfrenta… Un retorcijón aparece en su estómago “!No!” Exclama en su interior, su mano se pasea hasta su pecho “No puedo…” Baja la mirada con suma tristeza, los pies que alguna vez persiguieron a Gerard ahora corren en dirección contraria al cuerpo del muchacho. Su velocidad es tan impresionante que sólo deja una ráfaga de viento tras su paso.
Se detiene lentamente en el umbral de la puerta, se gira sobre sus talones con un movimiento mudo, observa por última vez en esa noche a lo que representaba su víctima. Los dedos de su mano se deslizan a través de la estructura de madera con cierta suavidad, la caricia al material de a puerta es parecida a la entregada de una roca a un humano, lo áspero de la mujer contra lo delicado de la madera. El frío se disipa con su impactante lejanía, quien en su momento no podía respirar ahora lo hace como todo un infante con ese hambre por vivir. Un suspiro letal, de procedencia desconocida, de naturaleza muerta se escucha irrumpir en la calma después de toda esa maldita tempestad ¿Los vampiros pueden llorar?
Ese cambio tan radical en Lorraine, esa tonta y absurda metamorfosis que siempre niega; se posa en lo más profundo de su pútrida alma, el fétido resplandor de una chispa le hace sacar una mueca de vómito, pero por más que se aleje de su hilarante humanidad, esta regresa a ella, la encuentra, la abraza, la castiga, la llama, la enfrenta… Un retorcijón aparece en su estómago “!No!” Exclama en su interior, su mano se pasea hasta su pecho “No puedo…” Baja la mirada con suma tristeza, los pies que alguna vez persiguieron a Gerard ahora corren en dirección contraria al cuerpo del muchacho. Su velocidad es tan impresionante que sólo deja una ráfaga de viento tras su paso.
“Sólo soy un pobre demonio confinado en la depravación del infierno…Simplemente una bestia a la cual le arrebataron su tonto sueño.
Abriré mis alas, pero ¿Podré volar? Si una vez me caí ya no deseo volver a sufrir.”
FIN DEL ROL
LORRAINE VON FANEL
Abriré mis alas, pero ¿Podré volar? Si una vez me caí ya no deseo volver a sufrir.”
FIN DEL ROL
LORRAINE VON FANEL
Hela Von Fanel- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 1445
Fecha de inscripción : 02/02/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» ¿Me dejarás dormir al amanecer entre tus piernas? {Lorraine Von Fanel} +18
» Habemos muchos muertos del alma - [Lorraine Von Fanel]
» Caricia a la noche cual vieja amiga. [Lorraine Von Fanel]
» Espejito [Lorraine Von Fanel]
» La flor entre espinas, el terciopelo entre lijas...la mascarada vivida, hace presencia.
» Habemos muchos muertos del alma - [Lorraine Von Fanel]
» Caricia a la noche cual vieja amiga. [Lorraine Von Fanel]
» Espejito [Lorraine Von Fanel]
» La flor entre espinas, el terciopelo entre lijas...la mascarada vivida, hace presencia.
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour