El Secreto del Ángel.

Mil doscientos…
Mil doscientos uno….
Mil doscientos treinta…
Mil doscientos cincuenta….
YAP! Estés lista o no ahí voy!!!

Sonreí con malicia pues había hecho trampas al contar, pero es que era impaciente y quería buscar a Elle cuanto antes! Jugar al escondite era divertido en un lugar como aquel. Seguíamos en el castillo de papá mientras él se encontraba en su despacho. Había dicho que tenía que buscar unas partituras así que teníamos bastaaante tiempo por delante.
Camine por el jardín, mirando las fuentes y entonces vi uno de los envoltorios de caramelo que Elle llevaba en el bolsillo. Indicaba que se había metido en el laberinto.

-Muajajajajaja ya te tengo hermanita! Comente con unas sonrisa picara mientras juntaba las yemas de mis dedos en un gesto que me había gustado y que había visto hacer a papá.
me metí en el laberinto. Rebuscando alguna otra pista mientras me adentraba mas y mas en el.

Gire a la izquierda, luego a la derecha, luego seguí recto, luego otra vez a la izquierda, luego derecho…y cuando ya pensaba que me había perdido encontré el centro. Camine con calma y mire la escultura que allí había. Me quede un instante mirando la figura del angel sosteniendo una rosa entre sus manos. Y me sorprendió un poco que fuese del tamaño de una persona adulta. Normalmente las figuras tenían una base y eran más altas para que no se pudiesen tocar…
Sin poderlo resistir me acerque y toqué la rosa que sostenía.

Crac! Crac! Crac!

Un extraño ruido de engranajes comenzó a sonar y fue entonces cuando la figura se movió y la rosa que habia tocado se hundió un poco en las manos del ángel. Como si hubiese encajado en algo.

AAAAAAAh!! No pude evitar dar un pequeño grito y retroceder. Fue entonces cuando escuche un crujido cerca. Me gire para mirar los arbustos por donde habia entrado y puse los brazos en jarras mientras miraba con el ceño fruncido.

-Elle!!.....Oye Elle..se que estas por aquí cerca…se te han caído los dulces….Oye….si esto es una broma ya no tiene graci….Pero no pude acabar porque en aquel momento algo comenzo a deslizarse. Gire el rostro con calma y vi como la escultura se movía poco a poco de su posición habitual para dejar un espacio donde antes si situaba.
Me acerque con los ojos abiertos y la curiosidad en aumento. Mire el hueco oscuro y la escalera que mostraba que por ahí se podía bajar.
Una sonrisa de oreja a oreja se formo en mi rostro.Era una entrada secreta!!!!!

EEEEEEEEEEEEEEEEElleeeeeeeeeee Veeeen!!! COOORREEE tienes que ver esto!!!! Grite emocionado, sin poder evitar dar algunos saltitos por la emoción contenida.
Tesoros? Monstruos? Craneos? Cadáveres? Fantasmas?...¿que habrá abajo??? Comente notando como crecia la exitacion mientras me asomaba con cuidado a la espera de que llegase mi compañera de aventuras a darme algún veredicto…

Y corrí y corrí lejos de mi hermano mientras éste contaba, riéndome mientras le dejaba una pista falsa frente al laberinto, pues le conocía demasiado bien y sabía que su cerebro funcionaba como si de un detective se tratara. ¡Ingenuo…! Tras dejar caer el papel del caramelo, giré a la izquierda y subí unos escalones que conducían hasta un pequeño estanque lleno de ranas, nenúfares y algunas esculturas de hadas y ninfas. Adoraba aquél espacio oculto entre las cortinas de un par de enormes cerezos florecidos, cuyos pétalos caían sobre la superficie acuosa formando un paraje casi paradisíaco.

Me quité los zapatos y los lancé hacia uno de aquellos árboles, riendo cuando sus ramas sostuvieron el calzado y un par de cerezas cayeron sobre mi cabeza junto con algunas de sus hojas. Miré a un lado y a otro, cerciorándome que nadie me veía, y me deshice de aquél vestido bufado y con un estampado de cuadritos rojos y naranjas que mamá me había regalado por ayudarla a preparar un rico pastelito. Escondí el vestido entre el césped que rodeaba la laguna y sólo entonces me lancé al agua, nadando sigilosamente para esconderme a la sombra de un árbol y poniendo sobre mi cabeza uno de aquellos nenúfares, preparada para hundir mi rostro si escuchaba los pasos de Biél yendo en mi búsqueda.

Pero los minutos pasaban… y pasaban… y yo me aburría en aquella espera interminable. A demás, el agua empezaba a resultarme de temperatura gélida y un escalofrío recorrió mi espalda tras un sonoro estornudo que asustó a un par de aves que descansaban en una rama del árbol bajo el que me hallaba. Decidí asomarme en la baranda de mármol por el que podía ver el laberinto y el lugar en el que había dejado a Gabriél contando. Fruncí el ceño y entrecerré los ojos para buscarlo en la lejanía, sonriendo cuando comprobé que había caído en mi trampa y se encontraba en el laberinto. Pero entonces, su grito resonó y asustada di un brinco y salí del agua con el pulso martilleándome la cabeza.

- ¿Biél…?- le grité, aunque me mordí la lengua y me escondí de nuevo tras la baranda: ¿y si era una estrategia para encontrarme? No podía dejarme ver todavía.

Pero la curiosidad siempre había sido mi debilidad y cuando de nuevo me gritó, tomé el vestido, me lo puse aun y estando empapada y corrí hacia dónde se encontraba, atravesando el laberinto sin dificultades ya que me lo conocía de memoria. Al llegar dónde él estaba, en silencio, me acerqué por su espalda y contemplé asombrada unas escaleras que descendían.

- Uau…- escapó de mi boca, mirando primero las escaleras y luego a Biél, en cuyos ojos vi reflejado el nenúfar que todavía llevaba sobre mi cabeza. No pude reprimir una carcajada.- ¿Bajamos?- le pedí casi suplicante, tomándole de la mano y mirándole con ojos de cordero degollado.- ¡Oh, vamos, vamos, hermanito!- insistí con voz dulce, tirándole levemente de la mano para conducirle hacia la oscuridad. A lo lejos… mamá gritó nuestros nombres.

Que si bajamos? Que si bajamos!???
Pues claro que si! Imaginas lo que habrá abajo? Puede puede!...Puede haber cualquier cosa!

En mi mente ya imaginaba un monstruo de tres cabezas que se alimentaba de niños y cuyo vientre además de tripas albergaría tesoros que se había tragado para protegerlos…
Elle tomo mi mano y yo la conduje conmigo, pero junto antes de poder poner un pie sobre la escalera esa voz a lo lejos nos llamo…
Mire a Elle con los ojos como platos, pensando a toda velocidad en un plan…Si mama nos veía ahí, nos indicaría que volviésemos y no nos dejaría bajar en absoluto. Mire a Elle y le tome por los hombros acercándome a su rostro con gesto serio.

-Si mamá pregunta porque no fuimos con ella, es porque no le escuchamos…y si nos pillan ahí abajo…diremos que nos caímos por accidente…Asentí muy seguro de mi mismo y me adelante soltando a Elle. –Yo ire primero!...Asi que si me pasa algo…Comencé a bajar poco a poco las escaleras percatándome de lo oscuro que estaba todo, fue entonces cuando mi pie resbalo de uno de los peldaños, debido a la humedad de aquella escalera. Vengaameeeeee!!!
Grite mientras caia. Pero la distancia no había sido mucha, afortunadamente. Caí sentado sobre el suelo de aquel lugar oscuro y me palpe la retaguardia algo adolorida.

Ñiaaah! Dichosas escaleras….Estoy bien! Baja con cuidado! Grite mirando hacia arriba mientras esperaba a Elle. Me puse en pie y palpe a tientas el aire hasta topar con la pared, me apoye en ella mientras esperaba que bajase mi cómplice.
Rebusqué entre mis bolsillos una pequeña cajita de cerillas y encendí una mientras la esperaba
La luz no era mucha pero me permitió en aquel momento ver que estábamos en un pasillo. Al parecer un largo pasillo…
Mire donde me encontraba y vi que a mis pies había una antorcha, sonreí cual aventurero intrépido con mucha suerte y encendí con la cerilla la madera, obteniendo así mas luz.

En aquel momento los engranajes de la escultura volvieron a sonar y yo mire aterrado hacia arriba…¿¿¿¿Se estaba cerrando la entrada????...

Asentí a su maquiavélico plan aunque odiaba tener que mentir a mamá o a papá, ellos eran tan buenos con nosotros… ¡y tan pacientes! Me alarmé cuando Biél gritó y se escuchó un golpe, pero me alivió saber que estaba entero. Tomé una bocanada de aire y miré a lado y lado, pues no quería testigos para aquella enigmática aventura. Pero cuando puse un pie en la primera grada, la presencia de mamá apareció tras de mí con gesto muy severo, con sus brazos cruzados a la altura del pecho y una mirada casi felina. Ups… mamá se ha enfadado…. Ella despegó los labios, probablemente para exigirme una explicación de por qué estaba tan empapada y llevaba un nenúfar en la cabeza… o quizás le interesaba más el hecho de haber descubierto aquél pasaje secreto bajo la estatua del ángel y le horrorizaba la idea de inspeccionarlo. De cualquier modo, mamá no pudo hablar cuando, en un intento de retroceder, tropecé con el escalón y me agarré a lo primero que encontré, la flor que sostenía el ángel que, por cierto, rompí, quedándome con el capullo entre las manos y siendo testigo de cómo la puerta empezaba a cerrarse tras de mí, mientras yo caía por las escaleras y mamá gritaba mi nombre con ansiedad… hasta que choqué con mi hermano y algo mareada, me puse en pie y me agarré a su ropa para que mis rodillas no me hicieran flaquear.

- Si salimos de aquí… nos espera un problemón bajo la apariencia de mamá.- comenté en un suspiro antes de alzar la vista y dar un brinco, asombrada por el lugar en el que habíamos llegado sin quererlo.- ¿Dónde estamos?- pregunté estúpidamente, pues ambos sabíamos lo mismo sobre aquél lugar, es decir, nada.- Hace frío y huele a… a… ¿humedad?- susurré apegándome a la espalda de Biél mientras olisqueaba el ambiente.

Al querer dar un paso al frente, mis pies todavía descalzos tropezaron con algo extraño, de tacto peludo aunque consistente. Bajé la vista y…

- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!- grité, saltando a los brazos de mi hermano y escondiendo mi rostro contra su pecho con tal de no ver al murciélago muerto que acababa de pisar y sin darme cuenta que con el susto y el brinco, había hecho caer la antorcha al suelo y el fuego se había desvanecido, regresando de nuevo a la más absoluta oscuridad.- Ups…- me disculpé en una risilla nerviosa.

Era la voz de mama? Oh dios mío…Estábamos en una buena.
Pero fue cuando la puerta comenzó a cerrarse que me asuste. Elle aun estaba allí aunque ahora había bajado y ...

AAAH que pasa que pasa!!!??? Pregunte mientras dejaba caer la antorcha y hacia equilibrios para mantenerme en pie mientras sujetaba a Elle que se escondía agarrándose a mí.
Mire con la poca luz de la antorcha que se apagaba el bicho muerto e hice una mueca de asco.
Adelante un pie para darle un puntapié y lanzarlo un poco más lejos.

-No te preocupes…esta muerto no puede hacernos nada! Comente mientras le daba unas palmaditas a ciegas en el hombro, rebuscando entre mis bolsillos la cajita de cerrillas para encender otra vez la antorcha.
Saque una y busque a tientas la madera. Pasándosela a Elle para que la sostuviese mientras yo la encendia, pero cuando lo hice me quede pensativo un momento…SI había un murciélago muerto ahí eso significaba que…
Subi la antorcha encendida y eleve el rostro con suma calma con una sonrisa de medio lado que era la que me salía cuando estaba un poco asustado.

Elle no mires hacia arriba….Que no! Que no mires….
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!!
Ambos corrimos como almas que llevaba el diablo! Tome a Elle de la mano y corrimos con la antorcha en donde el pasillo nos llevase, mientras escapábamos.
Contemple parpadeando como los miles de murciélagos que estaban boca abajo comenzaban a moverse al apreciar la luz, despertando todos a la vez, moviéndose y comenzando a volar sobre nuestras cabeza salvajemente!

Coooorree Cooorreeee!!!!!!!!!!! Grite a Elle sin soltar su mano mientras nos adentrábamos en el pasillo. Encontrando una puerta al final de esta. Lance la antorcha a Elle y forceje con el pomo hasta abrirlo, ambos entramos ahí veloces como rayos y cerramos con el pulso por las nubes y los nervios crispados.
Me apoye en la misma puerta y me deje caer sentado mientras miraba a Elle.

…Te dije …te dije….ah..que…que…uf….que…no…miraras….hacia…arriba….Porque no me haces caaasooo!comente tomando aire por lo cansado que estaba. Intente respirar y me dije en que la estancia no estaba tan oscura, pues podía ver a Elle claramente ¿Donde estabamos?

Aunque jadeante, mareada, confusa, húmeda y sucia… pude contemplar la sala en la que mi hermano y yo habíamos logrado escondernos del feroz ataque de aquellos murciélagos. Y aunque la idea de salir a su encuentro estaba lejos de mi mente por el pavor de ser devorada por aquellos bichos repugnantes… pero en realidad, aquella habitación no me daba mejor espina, puesto que nos encontrábamos frente a lo que era una cripta. Sí, así como lo lees, ¡una cripta! Los muros eran de piedra y por ellos pasaba un gélido viento que me ponía la piel de gallina. Estaba a oscuras, pero la presencia de algunas velas alrededor del absis iluminaba la estancia lo suficiente como para identificar cada elemento de ésta. El suelo era arenoso y olía a humedad. Junto a nosotros, dos gárgolas que representaban dos fieros leones custodiaban la entrada. Ante nuestros ojos, una tumba se hallaba bajo otra estatua de un ángel ésta vez, sin la rosa, pues este elemento floral se encontraba depositado justo sobre el ataúd. El rostro del ángel parecía compungido, lleno de dolor y casi moribundo. El ataúd no era liso, tomaba los contornos de una figura y movida por la curiosidad, ignoré las palabras de Biél y caminé hacia la tumba, desvelándoseme algunos enigmas con sólo contemplar el grupo escultórico. No se trataba de un ángel… sino de una bellísima mujer alada que depositaba una rosa sobre el pecho de un joven muchacho de rostro angelical. En la base de su lápida, una larga inscripción en latín, y supe que era latín, porque papá se había encargado de darme lecciones de alfabetismo y ahora, prácticamente ya sabía leer latín y francés… ¡e incluso algo de noruego! Sin prestar atención a mi hermano, traduje en voz alta:

- Y aquí descansa el vid entre los pétalos de la rosa… ¿el vid?- enarqué una ceja y me giré para mirar a Biél con un gesto contradictorio.

Me acerque a Elle para ver lo que leía.

Vid…Oh el vid. Ya sabes…Lo de aquella historia que nos conto papá…Pero eso…era una historia, porque habría una cosa así aquí en casa? Pregunte con curiosidad mientras me acercaba y perfilaba con mis dedos el contorno de aquella flor esculpida sobre la tumba.
Crees que haya alguien aquí?...ya sabes…alguien “importante”? pregunte haciendo referencia a la tumba, aun jugueteando con los relieves de la flor, que sin darme cuenta se movieron ante mis ojos.

Ah…Elle…la flor…Parpadee, mire a mi tete y como pensé que no me creería seguí hurgando la rosa. Golpeándola con el dedo índice repetitivamente, hasta que mis dedos dieron con una de las hojas talladas, y ésta cedió hundiéndose en la roca como si fuese un botón cualquiera. La piedra donde se había hundido comenzó a resquebrajarse, formando una enorme grieta que atravesó toda la tumba. Eh…am….Esto… Jejejejee…Observe la profunda grieta que atravesaba la superficie. Seguramente se trataba de una tumba antiquísima, quizás por eso era frágil y por eso se habia resquebrajado…

Ay dios mío me he cargado la tumba!…Papá me va a matar!!y luego me cortara en pedacitos...y luego me enterrara aqui!!.Puse ambas manos en mis mejillas como si hubiese descubierto un gran secreto, miré a Elle con cierto pánico.
Y luego me enterrara aquí! y quizás ya hay más niños enterrados!!! y por eso esta ésta tumba aquí!!!...Oh dios mio!! oh dios mío!!!
Comencé a pasear en círculos tomando mi cabeza entre mis manos, mientras pensaba en como huiría ahora.
Deje de prestarle atención a aquello, pero Elle se acerco a mirar la tumba. Pues mientras yo seguía hablando acababa de sonar un pequeño “clack”

…Y entonces me tendré que ir…y me tendré que cambiar el nombre…Porque papá me buscara…y entonces tendré que cambiar de identidad!...Y me pondré Rodch…No!...Capitán Rodchenkorbon! Si…Ese apellido no despertara sospechas…y me hare pasar por ruso…Si! Seré un capitán ruso!...Pero mientras seguía con mi plan paranoico de escape y cambio de identidad. Elle tiro de mi brazo. Para conducirme cerca de la tumba, le mire sin entender al principio para luego ver que había algo más. Me asome junto con ella y mire algo confuso a mi tete pues en la tumba, además de la grieta que yo había hecho, parecía haberse abierto una pequeña zona en la piedra, que se deslizo a un lado justo donde estaba aquella rosa tallada. Como si fuese una pequeñita tapa.
Nos inclinamos y miramos dentro del pequeño compartimento que había abierto.-En el fondo se apreciaba un pequeño objeto-
Es una cajita!...Acerque mis dedos con cuidado hacia ella, tome la cajita entre mis manos y la mire con detenimiento, tenía unos símbolos extraños que parecían egipcios, me puse a toquetearla dándome cuenta que algunas de las piezas se podían deslizar por la superficie de aquel cubo raro. Se la extendí a Elle…Mira!...se parece a los rompecabezas. ¿Sabes lo que es?

Fruncí mi nariz y examiné la pieza desde todas sus perspectivas posibles, olisqueándola, incluso. Finalmente, la guardé en el bolsillo del delantal y miré a mi hermano con una sonrisa triunfante y alzando mi mano derecha con el dedo índice en alto, como si hubiese dado en la solución de aquél misterio.

- Hace mucho, muuuucho tiempo, en un lejano lugar, un esclavo egipcio se enamoró de una princesita y, aunque ella estaba ya casada con un rey malo maloso, se escapaba para reunirse con el esclavo, hasta que el rey malo maloso los descubrió y entonces hizo… Flash! Zas! Zas!- imité, moviendo mi mano como si llevara una espada y batallara con un ser invisible.- Y como la princesita estaba triste y lloraba por el esclavo, se iba muriendo de pena, por lo que cuando le salieron las alas para ascender al cielo con los buenos buenosos, el rey decidió hechizarles y convertirles en estatuas para que así la princesita se quedara en la tierra y siempre viera a su amante muerto sin poder desviar la mirada o acariciar sus heridas.- concluí orgullosa, señalando al par de estatuas allí presentes.- Esta cosa…- volví, sacando de nuevo aquél objeto con inscripciones egipcias.- Debe ser la llave que rompe el hechizo.- murmuré con los ojos centelleantes.- ¡Quizás el conjuro se rompe cuando leamos en voz alta estos símbolos!


Y mientras yo hablaba y parloteaba, Biél a penas me escuchaba, más pendiente de los contornos de aquellas figuras que de lo que yo decía. Me crucé de brazos e hice un puchero infantil, reclamando su atención sin conseguirla realmente.

- ¿Qué es lo que miras ahí? ¿A caso se… mueven?- le pedí con el rostro compungido por el terror que me producía la sola idea de verles moverse, quizás buscando que se les devuelva la vida sin que nosotros supiéramos muy bien cómo hacerlo.


La curiosidad fue más fuerte que mis temores, por lo que me acerqué a la tumba del difunto y miré la grieta formada allí, descubriendo lo que parecía ser…

- ¡UNA MANO!-grité de repente, brincando hacia atrás hasta casi caerme de culo al suelo, con las pulsaciones por las nubes y mis ojos casi llorosos del susto.- ¡Biél, hay una mano! ¡Una mano con brazo!- seguí vociferando, esperando que fuese él quién me sacara de allí, pues mis extremidades no me obedecían.- ¡BIÉL!


La respiración agitada martilleaba en mis oídos aquellos pálpitos desenfrenados. Sí, lo cierto era que tenía miedo. Y claro que si mi teoría era correcta, era lógico encontrar a alguien bajo aquella capa de piedra, pero… ¡no dejaban de ser mis fantasías infantiles! ¿Qué se suponía que debíamos hacer? ¿Ayudarles para que volvieran a ser humanos como Biél y como yo, y así unirles tras tanto tiempo separados? Si mis hipótesis eran ciertas…

- Tenemos que deshacernos de la piedra para que así cuando repitamos el contra-hechizo, se liberen.- refunfuñé, ya controlando mis emociones para que mi hermano luego no pudiera burlarse de mis miedos.- Tú empuja el ataúd… yo miraré de descifrar el conjuro.- le pedí, dándole la espalda para sentarme con aquél extraño cubo y recostando mi espalda contra la peana del sarcófago.- Papá dijo que el halcón representaba a Horus… pero mamá me contó que se pronunciaba como una eme… ¿entonces…? Aunque también parece un pollito… ¿Biél, qué pajarito crees que es éste símbolo…?-volví, alzando la vista hacia mi hermano que, por cierto, había logrado abrir aquél ataúd con la ayuda de un hierro oxidado que había pertenecido a una gran lámpara de techo.- ¡Lo conseguiste!- grité exaltada, saltando y abalanzándome hacia él para abrazarle cuando, por su rostro, supe que algo iba mal.


Tragué saliva ruidosamente y muy poco a poco, fui girando mi cabeza hacia aquello que ahora había quedado a nuestra vista…

- ¡Papá!

Mientras forcejeaba con aquella pesada piedra, pensaba en aquel pajarito que aparecía en las inscripciones.

-Mmmm Heqet?....mmmm Ah no ese no que ese símbolo era como una ranita…Papá dijo que habían varios símbolos que usaban aves para representar algunas cosas…quizás es Imhotep mmmm, Comente mientras forcejeaba con aquel hierro empujando la roca hasta que esta cedió y cayo a un lado. naaah seguro que es horus. Ese era como el del grabado, ves que parecía un halco…? Mis palabras se vieron cortadas ante lo que vi. Pues delante de mi, ante mi total sorpresa contemple la mano que Elle había visto, notando como mis ojos se abrían poco a poco mientras mis ojos reseguían subiendo la vista a su brazo, a su hombro, contemplando el elegante traje oscuro que vestía, seguí subiendo mis ojos para contemplar aquel mentón partido, aquellos labios amoratados, aquella nariz perfilada…Contemple con espanto la piel demasiado blanca para ser de una persona viva, los pómulos y las facciones de aquel rostro parecían demasiado perfiladas y oscurecidas, como si las hubiesen tallado con un cincel, los parpados y las ojeras de aquel hombre se veían de una tonalidad realmente oscura y siniestra debajo de algunos mechones pelirrojos que caían con total suavidad por su frente y sobre sus ojos...No había duda…era él! Abrí los ojos de forma desorbitada, y abrí la boca en una mueca de completo espanto cuando reconocí ese rostro.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH PAPÁ!!!!! Agarre a Elle y tire inconcientemente de ella hacia atrás de mí, mientras yo retrocedía. Como si quisiera ocultarla de algo que nos iba a atacar, pues yo era el hermano mayor, yo tenia que cuidar a mi tete!
Note que mis piernas temblaban y que se me hacia un nudo en la garganta. Estaba asustado, y aquel lugar me daba escalofríos por momentos, senti que mis labios temblaban y que mis latidos iban a mil por hora. Mire a todos lados aun con el hierro en una mano, sosteniendo la mano de Elle con la otra, le sujeté con firmeza. No sabia exactamente de que me había asustado, de si ver a mi padre ahí, con aspecto de muerto o de si me había asustado de imaginármelo como un zombie, levantándose de la tumba para venir a por nosotros y robarnos nuestros cerebros…

Eh…Elle…Note que mi corazón parecía desbordarse de mi pecho. Es….Es….¿¿¿¿papá????
Le mire y vi sus ojos brillantes ante aquella situación que comenzaba a ser de terror. Note que me empezaba a costar respirar. Abrí la boca jadeante e intente recuperar el aliento. Desvie la vista para que mi hermana no me viese así, pues me avergonzaba tener miedo, ya que yo tenia que cuidar de ella y ser fuerte por los dos...Eso era lo que me habia dicho papá siempre...Que cuidase de ella...

-“ Vamos Biel, tranquilízate!! No seas llorica...Eres el hermano mayor tienes que dar ejemplo!..." Gire el rostro hacia la tumba y sentí una gran angustia…"Él nunca nos haria daño…Aunque fuese un zombie! ....y si es Papá?….Pero se supone que se fue de viaje hace casi dos semanas...No le hemos visto desde entonces....y si no se fue? y si le encerraron aqui?...Oh dios mío...ES PAPÁ!" Pense angustiado al caer en ello.

Elle! Elle!! Es Papá!! Le dije mirándole angustiado y entendiendo que ella me había comprendido. Ambos corrimos veloces hacia la tumba y le agarramos de los ropajes, tirando de ellos, asustados, llamándole, gritándole!. Toque su rostro y aparte los cabellos de su rostro con las manos temblorosas.Agarre los ropajes de su pecho arrugandolos entre mis dedos.

Elle!!! Que hacemos?? Esta vivo?? Tenemos que despertarle! Tiene que despertarse!
La sola idea de que no se despertarse, me pareció desoladora, pues ya había perdido a mis padres adoptivos una vez….La idea que aquello se repitiera.... simplemente no me parecía soportable…

- ¡Claro que es papá! –le aseguré tras darle un pequeño e inocente capote a mi hermano en su cabeza pelirroja.- ¡Tenemos que sacarle de ahí!


Mientras le zarandeábamos para despertarle de su siesta, mi mente no hacía más que hacer suposiciones… ¿Sería él, el esclavo egipcio enamorado de la princesita buenosa y por la que el rey maloso le hechizó? Si así fuera… ¿sería mamá aquél ángel celestial que había depositado aquella pétrea rosa sobre el ataúd de papá? ¡No era posible! Mamá estaba fuera, esperando que saliéramos de aquella cripta para regañarnos… ¿Significaba eso que mamá no era la princesita? ¿Que no era el amor de papá? ¿Que había otra por la que papá había sido castigado? Dejé entonces de zarandearle, frunciendo el ceño molesta ante semejante idea. ¡Papá nos había abandonado para irse con otra princesa que no era ni mamá ni yo! ¿Y si merecía permanecer como una roca algún tiempo más? Así no se iría con aquella princesa malosa que quería robarnos a papá…

- Necesita sangre, zanahorio.- farfullé malhumorada, apartando a mi hermano antes de acercar mi muñeca a la rosa partida que adornaba la tumba en la que yacía Jerarld, cerrando los ojos y conteniendo un gemido cuando la piedra rasgó la frágil piel de mi muñeca hasta hacerla sangrar, abalanzando la herida sobre los labios amoratados de mi progenitor, esperando que aquél pequeño sacrificio tuviera sus frutos pronto, pues empezaba a dolerme.


Mientras el color carmesí de mi sangre coloreaba sus labios, yo gritaba en mi mente para que mi padre leyera mis pensamientos y supiera que aquello era un pacto: Biél y yo le salvábamos a cambio de que no se marchara con ninguna otra princesita. ¡Y más le valía cumplir!

De repente, su lengua relamió sus labios y sus ojos se abrieron de par en par con un brillo que me erizó la piel. En su mirada no vi la paz, la dulzura, la cordura de papá. Vi el reflejo de un monstruo sediento de sangre… y tanto mi hermano como yo, nos habíamos convertido en sus presas más fáciles que cazar. Tragué saliva ruidosamente y tomé la mano de Biél.

- ¡CORRE!- grité, dando media vuelta hacia dónde habíamos entrado con la clara intención de salir de allí, pues se había convertido en una trampa para ratones y nosotros ya habíamos mordisqueado el queso. Era cuestión de tiempo…