AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un nuevo comienzo
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Un nuevo comienzo
[Privado]
En el mundo de las tinieblas no hay sueños, solo oscuridad; en el mundo de las tinieblas no hay emociones, solo placeres. La inmortalidad es un largo camino, constante, casi rutinario, donde la enfermedad o la muerte son cosas banales. Estar congelado en el tiempo, ser el mismo por fuera cada noche, al despertar…¿Qué beneficio tiene?, la constante búsqueda de una razón ha terminado. No hay una sola razón, hay muchas razones, pero la mayor parte del tiempo son irreconocibles. Lo que ayer me pareció hermoso fue perdiendo el brillo ya que lo había observado muchas veces y con el tiempo olvide lo que era observar detenidamente. Todo alrededor parecía gris, sin sentido, sin latidos. Los humanos solo eran sangre, los vampiros solo eran placer, los demás solo eran nadie o nada. ¿Qué ha cambiado entonces?, el punto de visión.
Me encontraba en el mismo punto desde mi conversión hasta ahora, esperando, siempre esperando…a encontrar una razón por la cual la inmortalidad fuera un regalo y no un castigo. Al principio todo fue fácil, vengar la muerte de mis padres y mandar al hades a los traidores y enemigos, tomó cuestión de un par de años, para alguien inmortal fueron como minutos. Después, consolidar un imperio, conquistar, destruir para conquistar y edificar para destruir. Todo era un ciclo que se repetía tras unos años y ¿para qué?, para sobrevivir en un mundo cada vez mas lleno, no solo de humanos, también de inmortales. Un futuro asegurado fue fácil de crear, mis hermanos, inmortales, gozaban del mismo atributo, no tenían que preocuparse de nada más que de prevalecer en el medio social y de hacer una aparición de vez en cuando para luego seguir con la vida que más les gustara.
Los pobres tienen más suerte, su vida es más emocionante porque aprecian todo lo que les es grato; nosotros solemos mirar lo ‘grato’ con indiferencia, porque sabemos que solo durara segundos o minutos, todo tiene un principio y un final. Entonces, mientras espero su llegada, mirando por la ventana la majestuosidad de la señora noche, pienso en que ya he estado demasiado tiempo en el mismo lugar, con las mismas personas, y con las mismas costumbres. Pienso que me he cansado de estar siguiendo siempre el mismo papel y mi naturaleza se rebela a seguir así y decide transgredir todas las normas que antes rigieron mi vida. Incluso cuando traté de aferrarme al pasado, buscando en él la respuesta, no encontré más que la realidad: el pasado se ha vivido, no puede ser reconstruido, es polvo. Las personas cambian con el tiempo, modelador de destinos, las situaciones también cambian.
Esta noche recordaba la puerta que había cerrado hacia solo un par de días. La puerta del pasado finalmente dejaría de atormentarme con los recuerdos ya que nada era como creía, era peor. Mi propio hermano mantuvo en secreto la existencia de la mujer que antaño amaba; ella misma se mantuvo anónima ante mí. Yo no era aquel joven humano, nunca volvería a serlo y ella nunca volvería a ser la doncella. Lo único que quedaba a dos seres con un pasado en común era mirarlo con cierta añoranza, por los momentos compartidos, por la amistad rescatada de él. Sentía como un peso se hubiera desprendido de mi alma (si es que aún tuviera una) y que en adelante era, finalmente, libre para seguir con una vida, que antes creía, sería siempre gris. Bastaba con cerrar los ojos, con estar ante la inminente oscuridad y sentir…el aroma del perfume.
Perfume que embriaga, perfume que era prohibido y que hoy no es recuerdo ni mucho menos pasado, es presente, palpable en una figura humana, real, a la que me permitiré abducir solo para mí gracias a mi reciente libertad. Es hora de romper los lazos con la formalidad, no me importaba lo que pensara la familia, la corte, el Sire…quizá ayer si me importaba, esta noche no me importa más. ¿Consecuencias?, seguro que las hay, aun así no me importan más, en adelante solo yo mandaría sobre lo que creía que era correcto y aquel que no estuviera de acuerdo conmigo estaba invitado a abandonar mi morada. El tiempo de gratitud por el regalo de la inmortalidad ya había terminado pues fue pagado durante más de novecientos años. Nuevas órdenes rondaron por el castillo de Inglaterra, contaba con un solo aliado, quien menos pensé en realidad, pero era hora de cambiar de aires.
Por ahora solo me preocupaba una cosa y esa era la llegada de aquella mujer, a quién era imposible apartar de mi mente, a quién añoraba volver a ver por ser la primera en liberarme del yugo de la costumbre. Ella no espero volver a verme, por ello es que precisamente se gano el derecho de hacerlo. Me había dado lo mejor de ella a cambio de nada, entonces, sin saber siquiera quien era yo, gano mi reconocimiento. Su inteligencia era admirable, tras una larga conversación me di cuenta que no era igual a cualquier otra mujer con la que hubiera hablado antes pues prácticamente no había de que hablar. Lo normal mandaba a seducir y disfrutar del placer que otorgaba el cuerpo de una amante pero con Viola De Lesseps no hubo prisa ni intención inmediata ya que estaba mucho mas gustoso de escuchar todo lo que de sus labios compartía.
-Mi señor, se ha cruzado la primera puerta- anunció uno de mis leales sirvientes, eso significaba que el carruaje avanzaba ya dentro de los muros del castillo y que pronto llegaría a las puertas de la entrada principal. Asentí y ordené a que en cuanto llegara fuera conducida a mi habitación. No tardaron más de diez en minutos en volver a anunciarme que el carruaje acababa de llegar y que enseguida la huésped seria conducida al lugar donde había ordenado. Entonces dejé sobre el escritorio el diario en el que solía escribir algunas veces y salí de mi despacho en dirección a mi habitación, lugar de donde salieron dos doncellas haciendo la respectiva inclinación al verme. Ninguna de mis amantes llegaba a conocer mi verdadera habitación, ya que en el castillo habían muchas, pero no planeaba que ella se quedara en otra que no fuera la mía así que esperaba no le molestara pasar esa noche conmigo.
Reconocí el cabello rojo aun en la oscuridad y, estando aun ella de espaldas, me acerque por detrás y pose ambas manos sobre sus hombros para luego acercar mi rostro a su cabello –Te he estado esperando…Viola De Lesseps- murmuré y aspiré el delicioso perfume que solo ella tenía impregnado en todo el cuerpo. Su cuerpo…tan blanco sin que ella fuera inmortal, era la fuente de todos mis deseos y al mismo tiempo la portadora de aquello que me pareció desconocido la primera vez que la toque más que poco a poco se me hacia familiar: la emoción por poseer un cuerpo único e inexplorado más que por mis dedos. No sería más el libertino que se divierte con un entretenimiento pasajero porque esta vez sabía bien lo que quería y lo tomaría, tenía el poder de hacerlo.
En el mundo de las tinieblas no hay sueños, solo oscuridad; en el mundo de las tinieblas no hay emociones, solo placeres. La inmortalidad es un largo camino, constante, casi rutinario, donde la enfermedad o la muerte son cosas banales. Estar congelado en el tiempo, ser el mismo por fuera cada noche, al despertar…¿Qué beneficio tiene?, la constante búsqueda de una razón ha terminado. No hay una sola razón, hay muchas razones, pero la mayor parte del tiempo son irreconocibles. Lo que ayer me pareció hermoso fue perdiendo el brillo ya que lo había observado muchas veces y con el tiempo olvide lo que era observar detenidamente. Todo alrededor parecía gris, sin sentido, sin latidos. Los humanos solo eran sangre, los vampiros solo eran placer, los demás solo eran nadie o nada. ¿Qué ha cambiado entonces?, el punto de visión.
Me encontraba en el mismo punto desde mi conversión hasta ahora, esperando, siempre esperando…a encontrar una razón por la cual la inmortalidad fuera un regalo y no un castigo. Al principio todo fue fácil, vengar la muerte de mis padres y mandar al hades a los traidores y enemigos, tomó cuestión de un par de años, para alguien inmortal fueron como minutos. Después, consolidar un imperio, conquistar, destruir para conquistar y edificar para destruir. Todo era un ciclo que se repetía tras unos años y ¿para qué?, para sobrevivir en un mundo cada vez mas lleno, no solo de humanos, también de inmortales. Un futuro asegurado fue fácil de crear, mis hermanos, inmortales, gozaban del mismo atributo, no tenían que preocuparse de nada más que de prevalecer en el medio social y de hacer una aparición de vez en cuando para luego seguir con la vida que más les gustara.
Los pobres tienen más suerte, su vida es más emocionante porque aprecian todo lo que les es grato; nosotros solemos mirar lo ‘grato’ con indiferencia, porque sabemos que solo durara segundos o minutos, todo tiene un principio y un final. Entonces, mientras espero su llegada, mirando por la ventana la majestuosidad de la señora noche, pienso en que ya he estado demasiado tiempo en el mismo lugar, con las mismas personas, y con las mismas costumbres. Pienso que me he cansado de estar siguiendo siempre el mismo papel y mi naturaleza se rebela a seguir así y decide transgredir todas las normas que antes rigieron mi vida. Incluso cuando traté de aferrarme al pasado, buscando en él la respuesta, no encontré más que la realidad: el pasado se ha vivido, no puede ser reconstruido, es polvo. Las personas cambian con el tiempo, modelador de destinos, las situaciones también cambian.
Esta noche recordaba la puerta que había cerrado hacia solo un par de días. La puerta del pasado finalmente dejaría de atormentarme con los recuerdos ya que nada era como creía, era peor. Mi propio hermano mantuvo en secreto la existencia de la mujer que antaño amaba; ella misma se mantuvo anónima ante mí. Yo no era aquel joven humano, nunca volvería a serlo y ella nunca volvería a ser la doncella. Lo único que quedaba a dos seres con un pasado en común era mirarlo con cierta añoranza, por los momentos compartidos, por la amistad rescatada de él. Sentía como un peso se hubiera desprendido de mi alma (si es que aún tuviera una) y que en adelante era, finalmente, libre para seguir con una vida, que antes creía, sería siempre gris. Bastaba con cerrar los ojos, con estar ante la inminente oscuridad y sentir…el aroma del perfume.
Perfume que embriaga, perfume que era prohibido y que hoy no es recuerdo ni mucho menos pasado, es presente, palpable en una figura humana, real, a la que me permitiré abducir solo para mí gracias a mi reciente libertad. Es hora de romper los lazos con la formalidad, no me importaba lo que pensara la familia, la corte, el Sire…quizá ayer si me importaba, esta noche no me importa más. ¿Consecuencias?, seguro que las hay, aun así no me importan más, en adelante solo yo mandaría sobre lo que creía que era correcto y aquel que no estuviera de acuerdo conmigo estaba invitado a abandonar mi morada. El tiempo de gratitud por el regalo de la inmortalidad ya había terminado pues fue pagado durante más de novecientos años. Nuevas órdenes rondaron por el castillo de Inglaterra, contaba con un solo aliado, quien menos pensé en realidad, pero era hora de cambiar de aires.
Por ahora solo me preocupaba una cosa y esa era la llegada de aquella mujer, a quién era imposible apartar de mi mente, a quién añoraba volver a ver por ser la primera en liberarme del yugo de la costumbre. Ella no espero volver a verme, por ello es que precisamente se gano el derecho de hacerlo. Me había dado lo mejor de ella a cambio de nada, entonces, sin saber siquiera quien era yo, gano mi reconocimiento. Su inteligencia era admirable, tras una larga conversación me di cuenta que no era igual a cualquier otra mujer con la que hubiera hablado antes pues prácticamente no había de que hablar. Lo normal mandaba a seducir y disfrutar del placer que otorgaba el cuerpo de una amante pero con Viola De Lesseps no hubo prisa ni intención inmediata ya que estaba mucho mas gustoso de escuchar todo lo que de sus labios compartía.
-Mi señor, se ha cruzado la primera puerta- anunció uno de mis leales sirvientes, eso significaba que el carruaje avanzaba ya dentro de los muros del castillo y que pronto llegaría a las puertas de la entrada principal. Asentí y ordené a que en cuanto llegara fuera conducida a mi habitación. No tardaron más de diez en minutos en volver a anunciarme que el carruaje acababa de llegar y que enseguida la huésped seria conducida al lugar donde había ordenado. Entonces dejé sobre el escritorio el diario en el que solía escribir algunas veces y salí de mi despacho en dirección a mi habitación, lugar de donde salieron dos doncellas haciendo la respectiva inclinación al verme. Ninguna de mis amantes llegaba a conocer mi verdadera habitación, ya que en el castillo habían muchas, pero no planeaba que ella se quedara en otra que no fuera la mía así que esperaba no le molestara pasar esa noche conmigo.
Reconocí el cabello rojo aun en la oscuridad y, estando aun ella de espaldas, me acerque por detrás y pose ambas manos sobre sus hombros para luego acercar mi rostro a su cabello –Te he estado esperando…Viola De Lesseps- murmuré y aspiré el delicioso perfume que solo ella tenía impregnado en todo el cuerpo. Su cuerpo…tan blanco sin que ella fuera inmortal, era la fuente de todos mis deseos y al mismo tiempo la portadora de aquello que me pareció desconocido la primera vez que la toque más que poco a poco se me hacia familiar: la emoción por poseer un cuerpo único e inexplorado más que por mis dedos. No sería más el libertino que se divierte con un entretenimiento pasajero porque esta vez sabía bien lo que quería y lo tomaría, tenía el poder de hacerlo.
Invitado- Invitado
Re: Un nuevo comienzo
Del diario de Andrews de Lesseps
Si pudiera describir el momento cuando la vi por primera vez, me quedaría corto de palabras, de sentimientos de adjetivos y de gusto… Alexia Ferdillans, una mujer de rasgos finos pero notables, de una cabellera tan negra como el anochecer, de ojos celestes como el cielo en primavera y de prominentes labios que de un color rosa pastel se acentuaban en tan bello rostro, alta de una piel tan blanca como la misma nieve de invierno, sus pechos tan pequeños como dos limones que destacaban por lo poco en su fino torso, sus caderas que acentuaban la figura de una mujer que nadie nunca había tocado me observo, desde el momento que entro a la perfumería, su madre una distinguida señora venia en busca de unos perfumes que me había encargado no la vi hasta que se acerco al mostrados y con su guante de encaje negro poso uno de sus dos sobre un frasco alargado que en el interior contenía uno de los perfumes del momento Angelique, lo tomo sin permiso y no la reproche observe cada uno de sus movimientos gráciles para tan joven dama de 18 años bien cumplidos, yo le llevaba por 3 años mi padre ese día me había dejado el local encargado…. Bendito ese día que conocí a la mujer de mi vida….
Amor a primera vista, a segunda o a tercera como fuera la quise desde el momento que roció sobre su cuello aquella fragancia que hizo que todo desapareciera para mí en ese momento. Me sonrió y hasta podría decir que coqueteo conmigo, un hombre de cabellera rojiza como el fuego con peca en el rostro con una mirada angelical, así me describió ella en ese segundo, nadie la podía callar, hablo sin pedir permiso su madre el regaño ahí, pero yo ya estaba embobado con ella, mi ángel…
(…)Al día de nuestra primera vista me escribió una carta Arlett, si ella me la traía ese día yo estaba en clases de equitación preparándome para una de las tantas muestras de la época… y su letra me enamoro aun mas, su caligrafía perfecta por lo demás me insinuaron otra junta, una fiesta donde las mascaras cubrirían nuestros rostro mas no nuestros sentimientos… De ahí en adelante recuerdo que nuestros padres hicieron los tratos correspondientes… (…)
Luego de dos meses hoy es el gran día, donde el Señor Ferdillans me la entregara en el altar, mi único amor… mi única mujer, mi único delirio… mi única… (…)
Los golpes en la puerta de mi habitación interrumpieron mi lectura, Arlett el día anterior me había traído este Diario a cambio de una promesa, me había dicho que tenía dos Diarios más de mi padre que me los daría según las cosas salieran a su favor, suspire pensando en las cosas que ocultaban aquellos escritos los necesitaba era una parte de mi padre que nunca había conocido sino hasta ahora – Adelante – mi voz sonó un tanto ansiosa, y tras la puerta apareció Darla con una carta entre sus manos, la note nerviosa, inquieta parecía que estallaría en ese momento – Que pasa mi querida – me levante de mi cama y camine hasta ella tomando aquello que traía en sus manos, no tuve que hacer ni decir nada solo me basto con ver el cello de aquel papel para que mi corazón prácticamente saliera, de mi pecho. No la abrí, no quería leer lo que decía tomándola el deje sobre una mesa, fui hasta mi cama y cuando ya estuve sola seguí con mi lectura.
(…)Mi única pasión más grande que crear perfumes, el sastre aun esta retocando mi traje, me pregunto cómo se verá ella vestida de un blanco perpetuo, con esa cabellera que muestra la fiera que esconde aquella mirada angelical, hace un momento le envié un regalo, con uno de mis sirvientes, mi padre me ayudo un poco para crear una fragancia que demostrara lo que sentó por ella, su nombre “Depende Del Azul del Cielo” denota una mezcla de fragancias dulces como la violeta ácidas como el limón y fuertes como lo que siento por ella hacen una mezcla perfecta para su tipo de piel, prometí no recrearan nunca y nunca se sabrá que contiene aquel aroma porque solo Alexia es digno de poseerlo… Me apuran… ya es hora…
Solté un suspiro ahogado de mis pulmones mientras cerraba aquel diario lo aprisione entre mis brazos y sonreí imaginando como se vería mi madre ese día… mis abuelos habían mandado a pintar un cuadro con ellos ese día… mas nunca lo he visto, mis ojos pasaron por la habitación y se detuvieron en la carta que reposaba campante en la mesa, me acerque con cautela hasta podría decir que sentía miedo de leer lo que en aquella hoja estuviera escrito, ese símbolo solo traía un centenar de recuerdos, de una noche de otoño donde el frio invierno parecía lejano con la lluvia otoñal que nos acompaño con su presencia. Con la carta ya en mis manos mi piel se erizo por completo, podía sentir la frialdad de su piel rozar la mía con tan solo tocar aquella carta, con cuidado la abrí y leí apresuradamente, sentía como el aire me faltaba, no logre entender las palabras ni mucho menos que significaba quizás no había leído bien pero no lo volvería a leer seguiría las instrucciones sin decir nada, al final no tenía nada que perder.
Dos días más tarde.
Me desperté de un salto cuando unos faroles comenzaban a iluminar una tierra de la cual había escapado para no ser presa de recuerdos de un pasado bastante feliz, últimamente no pensaba mucho en mis decisiones había decidido hace varias meses atrás no esperar nada, simplemente seguir con mi vida, seguir con lo que me había tocado vivir, ¿Era feliz? En realidad era tan importante eso, no lo sabía tenía muchos momentos felices pero no era siempre, quizás así les pasaba a todos, en realidad no lo sabía, mi vida había cambiado desde la primera y última noche que había visto a ese hombre, si, con el aprendí dos cosas en un solo segundo ¿Cuáles? Que existe el amor y que no dura para siempre. Extraña manera de pensar pero era cierto, no me iba amargar la existencia haber perdido algo tan valioso, al final había sido por amor, puro y simple amor.
El carruaje se detuvo frente a una de las más famosas entradas de Londres, el castillo, se adentro mis ojos iban clavados en los jardines, nunca me había llamado la atención un lugar como ese, ni mucho menos la gente que vivía dentro. ¿El porque? Simple independiente de quien reinara el País yo tendría que seguir trabajando, los pobres seguirían siendo pobres y los ricos seguirían llenándose la boca de requisas, pensamientos que a esas alturas ocultaban los nervios, las ansias que sentía verdaderamente, no lo había nombrado ni una sola vez desde que recibí aquella nota, porque quería, deseaba que fuera real. Por fin el carruaje se detuvo por completo y la mano de un sirviente aparecía por la puerta abierta para ayudarme a bajar, en ese momento todo cambio del cielo a la tierra, iluminado como se veía el lugar solo pude pensar que me esperaba, no hice preguntas, solo salude con la cordialidad que me distinguía, de un sirviente a otro llegue hasta el que me llevaría a mi destino, entre una sonría nerviosa, mi corazón parecía no saber qué hacer si latir o detenerse en ese momento, camine, en silencio ni siquiera observe la decoración ni nada, en mi mente solo una imagen habitaba la de aquel ángel de mis pesadillas Dorian Windsor.
Llegue hasta una habitación que con una luz tenue poco se podía observar avance y me quede como la estatua que adornaba el lugar, sentí un dolor extraño en mi interior como si el aire me faltara, como si la sangre que corría por mis venas se hubieran secados y la voz que retumbo en mis oídos hizo que volviera a respirar, que mi corazón volviera a latir y que mi cabeza formulara palabras lógicas para un momento diferente que quizás alguna vez espere, pero todo se veía tan lejano que ahora parecía un sueño, pero claramente no lo era. –La espera ya se acabo Dorian Windsor – las palabras salieron como hilos de mis labios, la cercanía que el acortaba entre ambos cuerpos me tensaba, como si de un extraño se tratara ¿A caso no lo era? De la comisura de mi labio se desprendió un gesto una media sonrisa que se pinto en mi rostro. No sabía cómo seguir, ni cómo actuar, hasta ser yo misma me costaba en ese momento, di un paso hacia adelante y gire mi cuerpo, quería verlo claramente, una milésima de segundo y ahí estaba frente a frente al hombre de mis sueños.
Si pudiera describir el momento cuando la vi por primera vez, me quedaría corto de palabras, de sentimientos de adjetivos y de gusto… Alexia Ferdillans, una mujer de rasgos finos pero notables, de una cabellera tan negra como el anochecer, de ojos celestes como el cielo en primavera y de prominentes labios que de un color rosa pastel se acentuaban en tan bello rostro, alta de una piel tan blanca como la misma nieve de invierno, sus pechos tan pequeños como dos limones que destacaban por lo poco en su fino torso, sus caderas que acentuaban la figura de una mujer que nadie nunca había tocado me observo, desde el momento que entro a la perfumería, su madre una distinguida señora venia en busca de unos perfumes que me había encargado no la vi hasta que se acerco al mostrados y con su guante de encaje negro poso uno de sus dos sobre un frasco alargado que en el interior contenía uno de los perfumes del momento Angelique, lo tomo sin permiso y no la reproche observe cada uno de sus movimientos gráciles para tan joven dama de 18 años bien cumplidos, yo le llevaba por 3 años mi padre ese día me había dejado el local encargado…. Bendito ese día que conocí a la mujer de mi vida….
Amor a primera vista, a segunda o a tercera como fuera la quise desde el momento que roció sobre su cuello aquella fragancia que hizo que todo desapareciera para mí en ese momento. Me sonrió y hasta podría decir que coqueteo conmigo, un hombre de cabellera rojiza como el fuego con peca en el rostro con una mirada angelical, así me describió ella en ese segundo, nadie la podía callar, hablo sin pedir permiso su madre el regaño ahí, pero yo ya estaba embobado con ella, mi ángel…
(…)Al día de nuestra primera vista me escribió una carta Arlett, si ella me la traía ese día yo estaba en clases de equitación preparándome para una de las tantas muestras de la época… y su letra me enamoro aun mas, su caligrafía perfecta por lo demás me insinuaron otra junta, una fiesta donde las mascaras cubrirían nuestros rostro mas no nuestros sentimientos… De ahí en adelante recuerdo que nuestros padres hicieron los tratos correspondientes… (…)
Luego de dos meses hoy es el gran día, donde el Señor Ferdillans me la entregara en el altar, mi único amor… mi única mujer, mi único delirio… mi única… (…)
Los golpes en la puerta de mi habitación interrumpieron mi lectura, Arlett el día anterior me había traído este Diario a cambio de una promesa, me había dicho que tenía dos Diarios más de mi padre que me los daría según las cosas salieran a su favor, suspire pensando en las cosas que ocultaban aquellos escritos los necesitaba era una parte de mi padre que nunca había conocido sino hasta ahora – Adelante – mi voz sonó un tanto ansiosa, y tras la puerta apareció Darla con una carta entre sus manos, la note nerviosa, inquieta parecía que estallaría en ese momento – Que pasa mi querida – me levante de mi cama y camine hasta ella tomando aquello que traía en sus manos, no tuve que hacer ni decir nada solo me basto con ver el cello de aquel papel para que mi corazón prácticamente saliera, de mi pecho. No la abrí, no quería leer lo que decía tomándola el deje sobre una mesa, fui hasta mi cama y cuando ya estuve sola seguí con mi lectura.
(…)Mi única pasión más grande que crear perfumes, el sastre aun esta retocando mi traje, me pregunto cómo se verá ella vestida de un blanco perpetuo, con esa cabellera que muestra la fiera que esconde aquella mirada angelical, hace un momento le envié un regalo, con uno de mis sirvientes, mi padre me ayudo un poco para crear una fragancia que demostrara lo que sentó por ella, su nombre “Depende Del Azul del Cielo” denota una mezcla de fragancias dulces como la violeta ácidas como el limón y fuertes como lo que siento por ella hacen una mezcla perfecta para su tipo de piel, prometí no recrearan nunca y nunca se sabrá que contiene aquel aroma porque solo Alexia es digno de poseerlo… Me apuran… ya es hora…
Solté un suspiro ahogado de mis pulmones mientras cerraba aquel diario lo aprisione entre mis brazos y sonreí imaginando como se vería mi madre ese día… mis abuelos habían mandado a pintar un cuadro con ellos ese día… mas nunca lo he visto, mis ojos pasaron por la habitación y se detuvieron en la carta que reposaba campante en la mesa, me acerque con cautela hasta podría decir que sentía miedo de leer lo que en aquella hoja estuviera escrito, ese símbolo solo traía un centenar de recuerdos, de una noche de otoño donde el frio invierno parecía lejano con la lluvia otoñal que nos acompaño con su presencia. Con la carta ya en mis manos mi piel se erizo por completo, podía sentir la frialdad de su piel rozar la mía con tan solo tocar aquella carta, con cuidado la abrí y leí apresuradamente, sentía como el aire me faltaba, no logre entender las palabras ni mucho menos que significaba quizás no había leído bien pero no lo volvería a leer seguiría las instrucciones sin decir nada, al final no tenía nada que perder.
Dos días más tarde.
Me desperté de un salto cuando unos faroles comenzaban a iluminar una tierra de la cual había escapado para no ser presa de recuerdos de un pasado bastante feliz, últimamente no pensaba mucho en mis decisiones había decidido hace varias meses atrás no esperar nada, simplemente seguir con mi vida, seguir con lo que me había tocado vivir, ¿Era feliz? En realidad era tan importante eso, no lo sabía tenía muchos momentos felices pero no era siempre, quizás así les pasaba a todos, en realidad no lo sabía, mi vida había cambiado desde la primera y última noche que había visto a ese hombre, si, con el aprendí dos cosas en un solo segundo ¿Cuáles? Que existe el amor y que no dura para siempre. Extraña manera de pensar pero era cierto, no me iba amargar la existencia haber perdido algo tan valioso, al final había sido por amor, puro y simple amor.
El carruaje se detuvo frente a una de las más famosas entradas de Londres, el castillo, se adentro mis ojos iban clavados en los jardines, nunca me había llamado la atención un lugar como ese, ni mucho menos la gente que vivía dentro. ¿El porque? Simple independiente de quien reinara el País yo tendría que seguir trabajando, los pobres seguirían siendo pobres y los ricos seguirían llenándose la boca de requisas, pensamientos que a esas alturas ocultaban los nervios, las ansias que sentía verdaderamente, no lo había nombrado ni una sola vez desde que recibí aquella nota, porque quería, deseaba que fuera real. Por fin el carruaje se detuvo por completo y la mano de un sirviente aparecía por la puerta abierta para ayudarme a bajar, en ese momento todo cambio del cielo a la tierra, iluminado como se veía el lugar solo pude pensar que me esperaba, no hice preguntas, solo salude con la cordialidad que me distinguía, de un sirviente a otro llegue hasta el que me llevaría a mi destino, entre una sonría nerviosa, mi corazón parecía no saber qué hacer si latir o detenerse en ese momento, camine, en silencio ni siquiera observe la decoración ni nada, en mi mente solo una imagen habitaba la de aquel ángel de mis pesadillas Dorian Windsor.
Llegue hasta una habitación que con una luz tenue poco se podía observar avance y me quede como la estatua que adornaba el lugar, sentí un dolor extraño en mi interior como si el aire me faltara, como si la sangre que corría por mis venas se hubieran secados y la voz que retumbo en mis oídos hizo que volviera a respirar, que mi corazón volviera a latir y que mi cabeza formulara palabras lógicas para un momento diferente que quizás alguna vez espere, pero todo se veía tan lejano que ahora parecía un sueño, pero claramente no lo era. –La espera ya se acabo Dorian Windsor – las palabras salieron como hilos de mis labios, la cercanía que el acortaba entre ambos cuerpos me tensaba, como si de un extraño se tratara ¿A caso no lo era? De la comisura de mi labio se desprendió un gesto una media sonrisa que se pinto en mi rostro. No sabía cómo seguir, ni cómo actuar, hasta ser yo misma me costaba en ese momento, di un paso hacia adelante y gire mi cuerpo, quería verlo claramente, una milésima de segundo y ahí estaba frente a frente al hombre de mis sueños.
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
- Mensajes : 2531
Fecha de inscripción : 17/06/2010
Edad : 38
Localización : Paris
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Re: Un nuevo comienzo
Hay un momento en nuestras vidas en que todo cobra sentido y las antiguas creencias solo mueren, se vuelven obsoletas, como si un velo fuera retirado de la visión que el ser humano piensa tener sobre su destino. En el pasado hubo gente que creyó tener el poder de dominar el destino de un joven que siendo humano solo pudo acceder a lo que se le ofrecía: poder. Pero el poder corrompe, corroe y mata. En el pasado existieron muchas equivocaciones, los que creyeron en mi se sintieron decepcionados y luego llego el odio, el rencor a aquel que se atrevió a desafiar el sistema, a destruirlo. La libertad no era gratuita y a cambio me había ganado unos cuantos enemigos demás pero todo valía la pena porque finalmente podía decidir todo lo que quería hacer sin tener que pensar en darle razones a alguien más. Ser rey era una costumbre adquirida, no habría un cambio muy grande en ello mas solo había una péquela diferencia, mi reino ya no era parte de ninguna camarilla y el único que decidiría como se llevarían las cosas seria yo. Los demás reinos me importaban poco o nada, Inglaterra era una potencia y así se mantendría por mucho tiempo, nada podía frenar el progreso de una nación tan poderosa.
¿Pero qué era lo que quería mas allá del poder total?, lo que quería como hombre, no como vampiro, sino en mi existencia vacía…solo tenía un nombre. La felicidad tenía nombre de mujer: Viola De Lesseps. Creí haber olvidado lo que significaba ser feliz, es más, nunca más podría serlo como recordaba pero ella me había enseñado una nueva forma de encontrar la razón que tanto había estado buscando. Con solo entenderme, sin preguntar nada, sin pedir nada, había logrado ir cavando en la oscuridad en la que siempre viví, donde me encontró y donde me permitió encontrarla. Ahora, que finalmente podía actuar con total libertad, todo lo que quería era tenerla a ella, sentirme posesivo una vez más, sin pensar siquiera en que solo era una aventura de otra noche, pues no lo era. Quería que esa mujer fuera mía, egoístamente, sin pensar con la experiencia de que su humanidad nos separaría o que mi vampirismo interfiriera. Ya no era hora de pensar sino de sentir.
Cuando me anunciaron su llegada supe que en adelante nada sería igual, ella había revolucionado mi mundo una vez, pidiéndole que se quedara para siempre ¿Qué sería capaz de hacer?, pero, para mí, siempre era en realidad un para siempre mientras que el de ella solo duraría el tiempo en que su humanidad se lo permitiera, un contratiempo que quizá en el futuro podríamos llegar a resolver de alguna forma. Curve una sonrisa de satisfacción, dibuje unos garabatos en mi diario y lo cerré, dejándolo en la habitación, un espacio en el que solo yo tenía acceso. Camino a mi habitación pensaba si ella luciría tal cual como la había conocido, habían pasado semanas, ¿meses?, desde aquella noche en su casa y también había algo que quería que ella me devolviera ahora que volvíamos a vernos, planeaba hacerle un cambio imposible de rechazar. Sin embargo, este objeto poco era en relación a ella, quería verla nuevamente, escuchar su voz, tocar su piel…sentir su perfume, el único que permanecía grabado en mi memoria.
Después de traspasar la puerta de mi habitación y cerrarla, quedamos dos sombras en un espacio sombrío, sin más luz que la que provenía de una chimenea cercana. Si silueta era perfecta, tal como la recordaba, el color de su cabello, aun en la oscuridad, se distinguía como su fuera una flameante llama y lo mejor…su aroma, ese perfume que se componía por esencias tan armoniosas y embriagantes, inundo cada rincón de la habitación y se filtro por mis fosas nasales hasta llegar a mi cerebro y obligarme a entrar en una especie de trance. Nuestros cuerpos se atraían como dos imanes, reclamaban cercanía, al igual que nuestros labios. El reencuentro fue mucho más prominente de lo imaginado, como si los dos lo hubiéramos estado esperado durante tanto tiempo, que nos sentíamos reconfortados y completos. Al escuchar sus palabras supe que ella se había dado cuenta el por qué estaba en esa habitación, en un lugar que podía resultarle dudoso ya que nunca le había dicho quien era yo ni cuál era mi ocupación. Tampoco le había dado testimonio de que fuera un inmortal y no sabía si ella sospechaba, lo único que sabía era que aquella noche seria larga, llena de confesiones y emociones.
Viola se giro para mirarme de frente, nuestra cercanía no permitía que pudiéramos pensar en nada más que acortar los milímetros que nos separaban, sonreí de la misma forma en que ella lo hizo o quizá extendiendo mas mi sonrisa en señal de alegría por tenerla tan cerca otra vez. Recordé la noche en que ella fue el cisne y yo el cazador, donde su canto cautivo todos mis sentidos y su porte majestuoso me hizo esclavo de su piel. En ese entonces solo pensaba en satisfacerme, en tener una aventura más y seguir con un estilo de vida rutinario, guiado en mis acciones de acuerdo a lo que mis sires pedían, cumpliendo el papel de un rey y a la vez el de un libertino. Que diferente era todo en la actualidad, todo gracias a sabias decisiones y al hechizo invisible de una mujer que solo necesito una noche conmigo para que yo cayera en mi propia trampa –Es reconfortante escucharlo de tus labios porque nunca antes la espera fue tan larga- respondí finalmente y rodee su delicado cuerpo con ambos brazos para estrecharla entre mis brazos en un abrazo que tuve que medir para no hacerle daño.
De modo que, mientras la abrazaba, sus cabellos rozaron mi rostro y sentí su calidez tan cercana que no controle ninguno de mis impulsos para con ella –Bienvenida a Londres, a mi mundo real, a mi vida real- dije cerca a su oído y la abrace por un tiempo que se detuvo porque lo único importante era tocarla, sin que me incumba durante cuánto. Seguido, nos separamos del abrazo unos milímetros, incline lentamente el rostro para acercarlo al suyo y nuestros labios se rozaron, sentí su halito, nuestras miradas se encontraron unos segundos y el magnetismo pudo más. Besé sus labios acariciándolos con los míos mientras mi lengua hacia lo propio a la suya, sin prisa pero si con ansiedad por sentirlos nuevamente, por recordar el sabor dulce de la ambrosia que una vez se me ofreció para ser elevado a la categoría de dios, pues era ella la fuente no solo de la belleza, sino también de la vida, de mi vida, la luz de mi existencia. Nada de esto supe, ni creí, que llegaría a significar Viola De Lesseps a pesar que desde el primer momento me di cuenta de especial, fui incapaz de prever que esa mujer cambiaria el sentido de mi vida y mi visión de mundo.
¿Pero qué era lo que quería mas allá del poder total?, lo que quería como hombre, no como vampiro, sino en mi existencia vacía…solo tenía un nombre. La felicidad tenía nombre de mujer: Viola De Lesseps. Creí haber olvidado lo que significaba ser feliz, es más, nunca más podría serlo como recordaba pero ella me había enseñado una nueva forma de encontrar la razón que tanto había estado buscando. Con solo entenderme, sin preguntar nada, sin pedir nada, había logrado ir cavando en la oscuridad en la que siempre viví, donde me encontró y donde me permitió encontrarla. Ahora, que finalmente podía actuar con total libertad, todo lo que quería era tenerla a ella, sentirme posesivo una vez más, sin pensar siquiera en que solo era una aventura de otra noche, pues no lo era. Quería que esa mujer fuera mía, egoístamente, sin pensar con la experiencia de que su humanidad nos separaría o que mi vampirismo interfiriera. Ya no era hora de pensar sino de sentir.
Cuando me anunciaron su llegada supe que en adelante nada sería igual, ella había revolucionado mi mundo una vez, pidiéndole que se quedara para siempre ¿Qué sería capaz de hacer?, pero, para mí, siempre era en realidad un para siempre mientras que el de ella solo duraría el tiempo en que su humanidad se lo permitiera, un contratiempo que quizá en el futuro podríamos llegar a resolver de alguna forma. Curve una sonrisa de satisfacción, dibuje unos garabatos en mi diario y lo cerré, dejándolo en la habitación, un espacio en el que solo yo tenía acceso. Camino a mi habitación pensaba si ella luciría tal cual como la había conocido, habían pasado semanas, ¿meses?, desde aquella noche en su casa y también había algo que quería que ella me devolviera ahora que volvíamos a vernos, planeaba hacerle un cambio imposible de rechazar. Sin embargo, este objeto poco era en relación a ella, quería verla nuevamente, escuchar su voz, tocar su piel…sentir su perfume, el único que permanecía grabado en mi memoria.
Después de traspasar la puerta de mi habitación y cerrarla, quedamos dos sombras en un espacio sombrío, sin más luz que la que provenía de una chimenea cercana. Si silueta era perfecta, tal como la recordaba, el color de su cabello, aun en la oscuridad, se distinguía como su fuera una flameante llama y lo mejor…su aroma, ese perfume que se componía por esencias tan armoniosas y embriagantes, inundo cada rincón de la habitación y se filtro por mis fosas nasales hasta llegar a mi cerebro y obligarme a entrar en una especie de trance. Nuestros cuerpos se atraían como dos imanes, reclamaban cercanía, al igual que nuestros labios. El reencuentro fue mucho más prominente de lo imaginado, como si los dos lo hubiéramos estado esperado durante tanto tiempo, que nos sentíamos reconfortados y completos. Al escuchar sus palabras supe que ella se había dado cuenta el por qué estaba en esa habitación, en un lugar que podía resultarle dudoso ya que nunca le había dicho quien era yo ni cuál era mi ocupación. Tampoco le había dado testimonio de que fuera un inmortal y no sabía si ella sospechaba, lo único que sabía era que aquella noche seria larga, llena de confesiones y emociones.
Viola se giro para mirarme de frente, nuestra cercanía no permitía que pudiéramos pensar en nada más que acortar los milímetros que nos separaban, sonreí de la misma forma en que ella lo hizo o quizá extendiendo mas mi sonrisa en señal de alegría por tenerla tan cerca otra vez. Recordé la noche en que ella fue el cisne y yo el cazador, donde su canto cautivo todos mis sentidos y su porte majestuoso me hizo esclavo de su piel. En ese entonces solo pensaba en satisfacerme, en tener una aventura más y seguir con un estilo de vida rutinario, guiado en mis acciones de acuerdo a lo que mis sires pedían, cumpliendo el papel de un rey y a la vez el de un libertino. Que diferente era todo en la actualidad, todo gracias a sabias decisiones y al hechizo invisible de una mujer que solo necesito una noche conmigo para que yo cayera en mi propia trampa –Es reconfortante escucharlo de tus labios porque nunca antes la espera fue tan larga- respondí finalmente y rodee su delicado cuerpo con ambos brazos para estrecharla entre mis brazos en un abrazo que tuve que medir para no hacerle daño.
De modo que, mientras la abrazaba, sus cabellos rozaron mi rostro y sentí su calidez tan cercana que no controle ninguno de mis impulsos para con ella –Bienvenida a Londres, a mi mundo real, a mi vida real- dije cerca a su oído y la abrace por un tiempo que se detuvo porque lo único importante era tocarla, sin que me incumba durante cuánto. Seguido, nos separamos del abrazo unos milímetros, incline lentamente el rostro para acercarlo al suyo y nuestros labios se rozaron, sentí su halito, nuestras miradas se encontraron unos segundos y el magnetismo pudo más. Besé sus labios acariciándolos con los míos mientras mi lengua hacia lo propio a la suya, sin prisa pero si con ansiedad por sentirlos nuevamente, por recordar el sabor dulce de la ambrosia que una vez se me ofreció para ser elevado a la categoría de dios, pues era ella la fuente no solo de la belleza, sino también de la vida, de mi vida, la luz de mi existencia. Nada de esto supe, ni creí, que llegaría a significar Viola De Lesseps a pesar que desde el primer momento me di cuenta de especial, fui incapaz de prever que esa mujer cambiaria el sentido de mi vida y mi visión de mundo.
Invitado- Invitado
Re: Un nuevo comienzo
Lo que había ocurrido hacia meses atrás una noche de otoño había sido la pieza de un puzle que nunca hice armar, aquel hombre que cautivante por su porte, mirada y trato para con mi persona había logrado calar en lo más profundo de mi propio cuerpo, ya ni siquiera mi alma sabía si era de él o me pertenecía a mí, todo se detenía al segundo que sus palabras volvían a resoplar en una habitación que poco me importaba, por que estar frente a él era todo lo que había necesitado desde el momento que abandono mi habitación, desde que se había llevado mi esencia. Mi respirar no estaba tranquilo y mi corazón alborotado por la emoción hacia que mi cabeza se sintiera fuera de lugar, lejos de ese momento, lejos de mi pero cerca de él. Porque él, el Ángel de mis pesadillas hacia que este momento fuera real. No era un sueño por primera vez en mucho tiempo me volvía a sentir viva, atrás quedaba la melancolía que había ocultado en los frascos de los más prestigiados perfumes, todos inspirados en el. Dorian Windsor, el único hombre que había cautivado mi alma pura, que me había quitado mi manto sagrado y me había hecho subir al cielo y quedarme en el infierno de mis palabras, ahora el me traía de vuelta a la vida….
Cuando el abrazo junto nuestros cuerpos volví a sentirlo mío, aunque no lo fuera, volví a sentir su aroma, su frialdad, su fuerza, su amor, su cariño, su vida. El roce de los labios tan solo eran las puertas a un cielo donde mis instintos querían cegarse, pero no, no podía pensar bien sabiendo que estaba ahí, agradecía estaba por su regalo que me hacia recordarlo, que era esto que sentía por él, difícil de explicar porque todo daba vueltas como en un juego de algún extraño parque de diversiones, él era el frio que junto al cliente de mi ser hacían de un compas la nota perfecta para un reencuentro que no entendía. Solo fui o había sido una mujer mas, que hacia ahora ahí, siendo presa del deseo de mis labios esperando que el dijera, que el hablara su lengua tomo posesión de mi boca y la mía se dedico a besarlo tan lento, tan suave, como si hubiera sido ayer que me había dejado y este solo era otra página de nuestra historia, una historia que no quería ser contada sino vivida. Entre palabras que se desvanecían quedaba atrás la bienvenida, recordé su mundo nuevamente estaba inmerso en, ¿Por qué?
No sabía por qué había accedido a hacer valer este encuentro, dudaba… si dudaba de lo que mi cuerpo y mi mente quisieran pero ahora la certeza se hacía prometedora, mientras mis labios seguían con los suyos su aroma tan peculiar me envolvió, si aun recordaba cada componente de él, de su piel, un hombre que simplemente había llenado todos los espacios para vaciarlos en el amanecer. No estaba sentida con él, yo misma sabia por lo que había vivido fue real, por que el me amo una noche, tanto como yo a él, le entregue mi alma, mi corazón y mi cuerpo y a cambio un anillo me dejo. Yo era una aprendiz a su lado, no sabía muchas cosas pero el, si aquel hombre que tenia entre mis brazos me había enseñado lo más valioso, lo más sagrado, Amar.
El tiempo se detuvo para los dos cuando con miradas cómplices nos decíamos más de lo que realmente queríamos saber, te extrañe, quizás pude decir pero aguarde silencio – Parece que fue ayer – salió de mis labios aquella frase como si de una caricia se tratara nuestros rostros estaban a centímetros en realidad no quería volver a sentirme vacía, por que él era ese complemente, el era el ingrediente faltante a toda conjugación en mi vida. El jubilo parecía apoderarse de mí, haciendo vibrar cada parte de mi cuerpo de una manera diferente, poco a poco aceptaba el hecho de que él me había buscado, y yo había sido lo suficientemente fuerte para dejarlo ir sin decir nada, que había logrado vivir con ese vacío que se llamaba Dorian, ahora mi rostro se pinto sonriente completo, entero – Mi Londres querida – amaba Londres mi niñez había sido en esta ciudad todo lo que era siempre estuvo acá la venda de mis ojos se caía porque en que de Londres es nunca se separa de él… - Ya estamos nuevamente juntos – suavemente mis palabras parecías tan siquiera acariciar el rostro de él. Me tome la libertad que podía sentir junto a él y pose mi mano en su mejilla le di una suave caricia sin dejar de mirarlo, sentir su suavidad era algo que necesitaba para sentirme entera… sentir que era yo Viola de Lesseps.
Cuando el abrazo junto nuestros cuerpos volví a sentirlo mío, aunque no lo fuera, volví a sentir su aroma, su frialdad, su fuerza, su amor, su cariño, su vida. El roce de los labios tan solo eran las puertas a un cielo donde mis instintos querían cegarse, pero no, no podía pensar bien sabiendo que estaba ahí, agradecía estaba por su regalo que me hacia recordarlo, que era esto que sentía por él, difícil de explicar porque todo daba vueltas como en un juego de algún extraño parque de diversiones, él era el frio que junto al cliente de mi ser hacían de un compas la nota perfecta para un reencuentro que no entendía. Solo fui o había sido una mujer mas, que hacia ahora ahí, siendo presa del deseo de mis labios esperando que el dijera, que el hablara su lengua tomo posesión de mi boca y la mía se dedico a besarlo tan lento, tan suave, como si hubiera sido ayer que me había dejado y este solo era otra página de nuestra historia, una historia que no quería ser contada sino vivida. Entre palabras que se desvanecían quedaba atrás la bienvenida, recordé su mundo nuevamente estaba inmerso en, ¿Por qué?
No sabía por qué había accedido a hacer valer este encuentro, dudaba… si dudaba de lo que mi cuerpo y mi mente quisieran pero ahora la certeza se hacía prometedora, mientras mis labios seguían con los suyos su aroma tan peculiar me envolvió, si aun recordaba cada componente de él, de su piel, un hombre que simplemente había llenado todos los espacios para vaciarlos en el amanecer. No estaba sentida con él, yo misma sabia por lo que había vivido fue real, por que el me amo una noche, tanto como yo a él, le entregue mi alma, mi corazón y mi cuerpo y a cambio un anillo me dejo. Yo era una aprendiz a su lado, no sabía muchas cosas pero el, si aquel hombre que tenia entre mis brazos me había enseñado lo más valioso, lo más sagrado, Amar.
El tiempo se detuvo para los dos cuando con miradas cómplices nos decíamos más de lo que realmente queríamos saber, te extrañe, quizás pude decir pero aguarde silencio – Parece que fue ayer – salió de mis labios aquella frase como si de una caricia se tratara nuestros rostros estaban a centímetros en realidad no quería volver a sentirme vacía, por que él era ese complemente, el era el ingrediente faltante a toda conjugación en mi vida. El jubilo parecía apoderarse de mí, haciendo vibrar cada parte de mi cuerpo de una manera diferente, poco a poco aceptaba el hecho de que él me había buscado, y yo había sido lo suficientemente fuerte para dejarlo ir sin decir nada, que había logrado vivir con ese vacío que se llamaba Dorian, ahora mi rostro se pinto sonriente completo, entero – Mi Londres querida – amaba Londres mi niñez había sido en esta ciudad todo lo que era siempre estuvo acá la venda de mis ojos se caía porque en que de Londres es nunca se separa de él… - Ya estamos nuevamente juntos – suavemente mis palabras parecías tan siquiera acariciar el rostro de él. Me tome la libertad que podía sentir junto a él y pose mi mano en su mejilla le di una suave caricia sin dejar de mirarlo, sentir su suavidad era algo que necesitaba para sentirme entera… sentir que era yo Viola de Lesseps.
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/06/2010
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Re: Un nuevo comienzo
Un ser libertino, años de la misma vida, justificados con una sola mujer, a quién no hubiera llegado a conocer de no haber seguido el impulso usual de poseer lo que me parecía más bello, y ella lo era. Los últimos eventos me habían cambiado de sobremanera pero ella no tenía porque conocer ese lado mío…aún. Lo único que quería era recapitular la noche en la que la conocí, esta vez sin que yo me tuviera que ir, dejándola en su habitación, en esa tierra lejana que pareció encantarme durante un largo tiempo. Sin embargo, no había ciudad como Londres, ni imperio más poderoso que Inglaterra. Ya en el pasado muchos se habían dichos invencibles y los ingleses demostraron que nada era invencible. Lo mismo que ocurrió en mi circulo vampírico, nadie resulto invencible, no sabía si yo podía darme los mismos atributos, quizá Viola fuera una prueba de mi propia debilidad, estaba cerca de averiguarlo.
Un ser posesivo, era hora de liberarme y ser como siempre había sido, sin más actuaciones dentro de lo considerado correcto, no existía nadie más que pudiera ponerme reglas en el camino, todos estaban muertos. Quería a Viola de Lesseps y la quería como mía, lo cierto era que quizá ella no volvería a salir de ese castillo, o quizá sería benevolente y dejaría que se marchara más sin oportunidad a regresar. El caballero quedo en Paris, conquisto una mujer, la mujer que vino por voluntad propia a entregarse al mismo fuego que yo sentía por ella. Por esa decisión había llegado la hora de mostrarle a Viola todas las facetas de aquel a quién creía amar. ¿Amaría al rey?, ¿amaría al libertino?, ¿amaría al vampiro?, ¿o solo amaría la imagen que tenía de mi en su mente?. Después de besarla, poseer sus labios, ella pareció satisfacer de la misma forma el deseo que ambos guardábamos dentro, nos quedamos frente a frente, con pocas palabras y muchos recuerdos -Juntos…- sonreí sin dejar de verla -por el tiempo que desees- concluí desviando la mirada por unos segundos.
Me aleje de ella unos pasos y me acerqué a una mesa donde yacía una tisana conteniendo vino, serví dos copas y le acerque una a ella -Brindemos por el reencuentro- dije y bebí un primer sorbo de mi copa. Miré a Viola de pies a cabeza, de un lado al otro, rodeándola, deseándola. Me di cuenta que no había perdido el gusto por ella ni aunque hubieran pasado meses desde la última vez que nos vimos. Algo de diferente había en su mirada, parecía no estar muy segura de estar frente a mí, quizá su instinto femenino la alertaba de alguna forma. Tomé un sorbo más de la copa y luego la arroje contra el piso, sin importarme que se hiciera añicos al caer, ni mucho menos el líquido que quedo derramado en la alfombra. Seguido la tome por detrás de la cintura y pase mis labios cerca a su cuello hasta llegar a su oído -¿Por qué has aceptado venir a este lugar, sabes quién soy?- susurre a su oído en un tono divertido, la pregunta podía tener muchas respuestas pero saber en verdad cual era la percepción que ella tenía, tal vez siempre hubiera estado en lo cierto, tal vez no.
Muchas ideas cruzaron por mi cabeza mientras esperaba su respuesta, la oscuridad cubría gran parte de la habitación, la misma que en adelante cubriría la vida de Viola. La mano con la que no la sujetaba descendió por su espalda y busco liberar su blanca piel de la tela que la cubría, porque ella era una escultura de mármol, y yo quería verla en su esplendor, el mismo que poseía solo para mí ya que era propio solo de mi mirada. No me consto ningún esfuerzo el encontrar la forma de despojarla de su ropa, la piel de su espalda era visible, la acaricie con las yemas de los dedos sintiendo su calor, su textura. Muchas cosas cambiaron sí, pero nada cambiaría mi naturaleza, mi vicio por el placer carnal, mi culto a la lujuria y esta noche Viola era la fuente de la que mis labios beberían néctar.
Un ser posesivo, era hora de liberarme y ser como siempre había sido, sin más actuaciones dentro de lo considerado correcto, no existía nadie más que pudiera ponerme reglas en el camino, todos estaban muertos. Quería a Viola de Lesseps y la quería como mía, lo cierto era que quizá ella no volvería a salir de ese castillo, o quizá sería benevolente y dejaría que se marchara más sin oportunidad a regresar. El caballero quedo en Paris, conquisto una mujer, la mujer que vino por voluntad propia a entregarse al mismo fuego que yo sentía por ella. Por esa decisión había llegado la hora de mostrarle a Viola todas las facetas de aquel a quién creía amar. ¿Amaría al rey?, ¿amaría al libertino?, ¿amaría al vampiro?, ¿o solo amaría la imagen que tenía de mi en su mente?. Después de besarla, poseer sus labios, ella pareció satisfacer de la misma forma el deseo que ambos guardábamos dentro, nos quedamos frente a frente, con pocas palabras y muchos recuerdos -Juntos…- sonreí sin dejar de verla -por el tiempo que desees- concluí desviando la mirada por unos segundos.
Me aleje de ella unos pasos y me acerqué a una mesa donde yacía una tisana conteniendo vino, serví dos copas y le acerque una a ella -Brindemos por el reencuentro- dije y bebí un primer sorbo de mi copa. Miré a Viola de pies a cabeza, de un lado al otro, rodeándola, deseándola. Me di cuenta que no había perdido el gusto por ella ni aunque hubieran pasado meses desde la última vez que nos vimos. Algo de diferente había en su mirada, parecía no estar muy segura de estar frente a mí, quizá su instinto femenino la alertaba de alguna forma. Tomé un sorbo más de la copa y luego la arroje contra el piso, sin importarme que se hiciera añicos al caer, ni mucho menos el líquido que quedo derramado en la alfombra. Seguido la tome por detrás de la cintura y pase mis labios cerca a su cuello hasta llegar a su oído -¿Por qué has aceptado venir a este lugar, sabes quién soy?- susurre a su oído en un tono divertido, la pregunta podía tener muchas respuestas pero saber en verdad cual era la percepción que ella tenía, tal vez siempre hubiera estado en lo cierto, tal vez no.
Muchas ideas cruzaron por mi cabeza mientras esperaba su respuesta, la oscuridad cubría gran parte de la habitación, la misma que en adelante cubriría la vida de Viola. La mano con la que no la sujetaba descendió por su espalda y busco liberar su blanca piel de la tela que la cubría, porque ella era una escultura de mármol, y yo quería verla en su esplendor, el mismo que poseía solo para mí ya que era propio solo de mi mirada. No me consto ningún esfuerzo el encontrar la forma de despojarla de su ropa, la piel de su espalda era visible, la acaricie con las yemas de los dedos sintiendo su calor, su textura. Muchas cosas cambiaron sí, pero nada cambiaría mi naturaleza, mi vicio por el placer carnal, mi culto a la lujuria y esta noche Viola era la fuente de la que mis labios beberían néctar.
Invitado- Invitado
Re: Un nuevo comienzo
Estaba ahogada de pensamientos, de palabras que nunca diría, porque el mismo me había traído hasta acá, tuve la elección de no acudir a este reencuentro pero que me atrajo nuevamente a estar parada frente al único hombre que había logrado despertar en mi los más bajos instintos, todos necesitamos amor… ¿a caso podría ser cierto? Claro que sí, claro que no, pensar con claridad frente al ángel oscuro de mis sueños y pesadillas me hacía temblar, me hacia excitarme de su presencia una que aun a pesar de los meses me seguía como la sombra que necesite en algún momento, libres si lo éramos, él como siempre moviendo las piezas de ajedrez y yo analizando sus movimientos. Pero esta noche, era diferente ya no era la joven ingenua que conoció, ahora sabia un poco más, la ingenuidad se había quedado en mis sabanas una noche donde mi cuerpo fue usurpado por él. El primero y único hombre con el que había estado de esa forma, de esa manera, porque muchos intentaron pero nadie era él. Porque Dorian Windsor había uno el que tenia frente a mí.
El tiempo parecía jugar de una manera muy satisfactoria para el encuentro, la noche siempre había sido nuestra y lo seguiría siendo, no había espacio a las dudas, luego del último beso me había quedado claro lo que necesitaba, lo que deseaba y por lo que había esperado. Ya no era la virginal joven ahora era la mujer que él había dejado para, volver a reencontrarla. Nos necesitábamos de una forma diferente, podía sentirlo en su mirada que, el aun me deseaba de la misma forma que me deseo aquella noche donde mi alcoba fue testigo de la entrega total de mi corazón, mi cuerpo y mi alma. Moje con suavidad mis labios observando cómo las copas eran llenadas de vino, había dejado pasar su frase ¿A caso el dudada de lo que yo quería? El tiempo que deseaba era el tiempo eterno. Infle mi pecho relajando mis hombros y estirando mi brazo para alcanzar la copa a medio llenar de aquel rojo y oscuro vino, no hable solo hice un ademan de brindis y cuando mis labios se posaron para dar un sorbo todo pareció cambiar del cielo a la tierra y de un salto mi cuerpo se erizo al escuchar el cristal de su copa romperse en el suelo y de mi mano que parecía no afirmar nada lo mismo hacia mi copa rompiéndose al tacto con el suelo. Mis ojos se abrieron más de lo que ya estaban y mi corazón acelerado queriendo escapar de mi pecho y mis labios apretados se relajaron a medio camino cuando mi cintura volvía hacer prisionera de él.
Sus labios o más bien la cercanía del hacia mi parecían enloquecer, mi interior, cada segundo que lento pasaba las piezas eran movidas con lentitud y yo estática como cual estatua solo cerré los ojos, no pensé, no imagine, su pregunta se clavo en mi cabeza como si el mismo se adentrara en mi para rebotar en cada espacio en mi interior. No falto mucho para poder sentir sus frías manos recorrer mi espalda, parecía conocer más de mi, tal vez así era, suspire sintiendo la parte de arriba de mi vestido aflojarse y mordiendo mi labio solo deje espacio a algo que recordaba a la perfección – Acepte por que deseaba volver a sentir… lo que sentí una noche cuando hubiera entregado mi vida si fuese necesario – mis palabras salían como una dulce melodía, era cierto, por el hubiera dejado todo. Pero aquel tiempo no era aun el tiempo de un nosotros ¿a caso este sí lo era? - ¿Quién eres? – sentí una puntada en mi corazón y como si hubiera leído aquel poema antes de bajarme del carruaje recite algo que para el seguramente se le haría familiar –
Eres el cazador, el elfo que desea a su cisne por una eternidad – ¿A caso no era cierto? Pues, algo había de cierto, algo había de mentira y solamente una única cosa era precisa, el cisne y el cazador volvían a estar juntos, porque al parecer el destino por lo juguetón que era los quería juntos. Sabía lo que era, aquel vampiro de mis sueños se había encargado de enseñarme lo que no sabía, lo que nunca pude creer. Que la eternidad existía y si yo hubiera querido ya no sería esto. Pero el tiempo, me trajo con vida, me trajo de nuevo a los brazos del único que podía tomar todo en mí y me seguiría cuidando, por que aquello era lo que creía. Porque Dorian Windsor no era un fantasma de mi pasado era mi eternidad en ese momento.
Me atreví, a girar mi cuerpo para volver a quedar frente a él - ¿Por qué me invitaste? – no necesitaba la respuesta, pero tenía que hacerla, poco a poco sentía ese impulso de pegar mi cuerpo junto al ajeno, porque aunque yo dijera otra cosa mi cuerpo y mi alma le pertenecían a él. Pecaría en mentir, en ocultar que lo que sentía por él era una mentira. No me importaba que fuera el Rey de una gran Nacion, y mucho menos que su pasado fuera el que muchos me habían comentado, el conmigo había sido sincero, tal como yo lo había sido y como lo era en ese momento.
El tiempo parecía jugar de una manera muy satisfactoria para el encuentro, la noche siempre había sido nuestra y lo seguiría siendo, no había espacio a las dudas, luego del último beso me había quedado claro lo que necesitaba, lo que deseaba y por lo que había esperado. Ya no era la virginal joven ahora era la mujer que él había dejado para, volver a reencontrarla. Nos necesitábamos de una forma diferente, podía sentirlo en su mirada que, el aun me deseaba de la misma forma que me deseo aquella noche donde mi alcoba fue testigo de la entrega total de mi corazón, mi cuerpo y mi alma. Moje con suavidad mis labios observando cómo las copas eran llenadas de vino, había dejado pasar su frase ¿A caso el dudada de lo que yo quería? El tiempo que deseaba era el tiempo eterno. Infle mi pecho relajando mis hombros y estirando mi brazo para alcanzar la copa a medio llenar de aquel rojo y oscuro vino, no hable solo hice un ademan de brindis y cuando mis labios se posaron para dar un sorbo todo pareció cambiar del cielo a la tierra y de un salto mi cuerpo se erizo al escuchar el cristal de su copa romperse en el suelo y de mi mano que parecía no afirmar nada lo mismo hacia mi copa rompiéndose al tacto con el suelo. Mis ojos se abrieron más de lo que ya estaban y mi corazón acelerado queriendo escapar de mi pecho y mis labios apretados se relajaron a medio camino cuando mi cintura volvía hacer prisionera de él.
Sus labios o más bien la cercanía del hacia mi parecían enloquecer, mi interior, cada segundo que lento pasaba las piezas eran movidas con lentitud y yo estática como cual estatua solo cerré los ojos, no pensé, no imagine, su pregunta se clavo en mi cabeza como si el mismo se adentrara en mi para rebotar en cada espacio en mi interior. No falto mucho para poder sentir sus frías manos recorrer mi espalda, parecía conocer más de mi, tal vez así era, suspire sintiendo la parte de arriba de mi vestido aflojarse y mordiendo mi labio solo deje espacio a algo que recordaba a la perfección – Acepte por que deseaba volver a sentir… lo que sentí una noche cuando hubiera entregado mi vida si fuese necesario – mis palabras salían como una dulce melodía, era cierto, por el hubiera dejado todo. Pero aquel tiempo no era aun el tiempo de un nosotros ¿a caso este sí lo era? - ¿Quién eres? – sentí una puntada en mi corazón y como si hubiera leído aquel poema antes de bajarme del carruaje recite algo que para el seguramente se le haría familiar –
En las aguas tranquilas de la laguna,
mas que en el vasto cielo, brilla la luna;
allí duermen los albos cisnes de Iduna,
en la margen tranquila de la laguna,
Cesa ya la fantástica ronda importuna,
su lumbre melancólica vierte la luna,
y los Elfos se acercan a la laguna
su lumbre melancólica vierte la luna,
y los Elfos se acercan a la laguna
y a los albos, dormidos cisnes de Iduna.
mas que en el vasto cielo, brilla la luna;
allí duermen los albos cisnes de Iduna,
en la margen tranquila de la laguna,
Cesa ya la fantástica ronda importuna,
su lumbre melancólica vierte la luna,
y los Elfos se acercan a la laguna
su lumbre melancólica vierte la luna,
y los Elfos se acercan a la laguna
y a los albos, dormidos cisnes de Iduna.
Eres el cazador, el elfo que desea a su cisne por una eternidad – ¿A caso no era cierto? Pues, algo había de cierto, algo había de mentira y solamente una única cosa era precisa, el cisne y el cazador volvían a estar juntos, porque al parecer el destino por lo juguetón que era los quería juntos. Sabía lo que era, aquel vampiro de mis sueños se había encargado de enseñarme lo que no sabía, lo que nunca pude creer. Que la eternidad existía y si yo hubiera querido ya no sería esto. Pero el tiempo, me trajo con vida, me trajo de nuevo a los brazos del único que podía tomar todo en mí y me seguiría cuidando, por que aquello era lo que creía. Porque Dorian Windsor no era un fantasma de mi pasado era mi eternidad en ese momento.
Me atreví, a girar mi cuerpo para volver a quedar frente a él - ¿Por qué me invitaste? – no necesitaba la respuesta, pero tenía que hacerla, poco a poco sentía ese impulso de pegar mi cuerpo junto al ajeno, porque aunque yo dijera otra cosa mi cuerpo y mi alma le pertenecían a él. Pecaría en mentir, en ocultar que lo que sentía por él era una mentira. No me importaba que fuera el Rey de una gran Nacion, y mucho menos que su pasado fuera el que muchos me habían comentado, el conmigo había sido sincero, tal como yo lo había sido y como lo era en ese momento.
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/06/2010
Edad : 38
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Re: Un nuevo comienzo
Sublime, la tentación era sublime y desde que había perdido la mayor parte de mi humanidad en las últimas noches de los planeados y bien ejecutados asesinatos, podía sentir la tentación mas latente en mi interior, incontrolable pero a la vez satisfactoria, mucho más que en el pasado. La sed era igual, la sangre me satisfacía más y podía pensar fríamente, acaso egoístamente, en lo que yo quería, conseguirlo no constituía ningún problema. “Dios salve al rey”, no había nada que salvar, el rey era rey y lo seguiría siendo por el tiempo en que quisiera. El rey ordenaba, los demás obedecían y el rey deseaba tocar a esa mujer que lo amaba. En el pasado, cuando aún era capaz de ¿sentir?, hubiera aceptado que la amaba también, que anhelaba su cuerpo y su vida al lado de la mía por toda una eternidad pero nada resulto ser como todo lo planeado, quizá resulto mejor o peor pero lo cierto era que el Dorian Windsor que Viola había conocido en Paris estaba más muerto que vivo, era más demonio que ángel, producto de la maldición del sire.
Esa mujer era amante de un rey vampiro, aunque estaba de moda que en la actualidad todos los reyes fueran vampiros, irónicamente. Esa mujer de perfume embriagador domó mis sentidos y los esclavizo a su gana y gusto, allá en Paris, aun lo recordaba, lo disfrutaba y quería revivirlo en piel. Al sentir su aroma nuevamente sentí como llegaba hasta mis huesos, despertando el deseo egoísta de poseerla para siempre, hacerla eterna solo para mi, aunque sabía que debía pensarlo bien antes de actuar porque no quería arrebatar una vida ajena ¿o sí?. No existía Paris allí afuera, solo la eterna Londres, mi reino, mi mundo. Viola estaba lejos de un lugar que podría considerar seguro aunque yo podía darle toda la seguridad que ella necesitara, la pregunta era quién la cuidaría a ella de mí cuando la bestia se apoderara de mis instintos, cuando la sed me pidiera beber de su sangre.
Después de tocarla, empezar a liberarla de las ataduras que la moda y costumbre imponía para cubrir el cuerpo desnudo, sentí el deseo de besar su piel pero me contuve hasta escucharla. Su respuesta me dejo conforme, entonces estaba segura de lo que quería, tal como yo lo estaba. Sonreí y bese su cuello con suavidad, apenas posando mis labios sobre su piel, sintiendo su textura y como al contacto empezaba a entibiarse y a ponerse húmeda. Entonces Viola recitó los versos que una vez salieron de mis labios, la noche en la que la conocí, recordé por un momento como era yo entonces, mucho más despreocupado de lo que sucediera a mi alrededor, esperando por la conquista de la noche, saciándome de los placeres de una ciudad francesa que ahora parecía tan lejana. Me detuve y camine rodeándola hasta encontrarme frente a ella -Soy el cazador sediento de sangre, el cazador que es consciente que tiene el poder de un rey y el deseo de un libertino. Soy quién encarcela la belleza del cisne para conservarlo por la eternidad porque lo más bello es solo mío y lo más bello aquí eres tú- respondí mirándola fijamente.
En mi mente pensaba otras ‘cualidades’ que a ella podrían no interesarle, Dorian el traidor, el Judas, el asesino de su propia sangre. No se sentía particularmente orgulloso de todos sus actos, era algo peor, no sentía nada, ni remordimiento ni satisfacción. Aún le quedaba un hermano y no sabía si quería matarlo o no, aun le quedaba una ¿esposa? y una hija, a quienes tal vez hubiera amado tanto como a Viola pero por quienes apenas sentía una conexión a causa de su pasado y nada más que frialdad, eterna frialdad, oscuridad y sombras que cegaron lo que le quedaba de corazón para a cambio aclarar su mente. -No soy más el ángel de tus sueños, soy un demonio, me encontraras en tus pesadillas y cuando despiertes te preguntaras el por qué de amar a alguien como yo. “Es bello” dirás pero muchos vampiros son bellos, característica incluida en la raza- continúe y sonreí burlonamente y lleve mis manos a los hombros de Viola, deslice el vestido por sus hombros hasta que cayó al suelo y entonces la vi tal cual me gustaba, semidesnuda.
-Te invite por egoísmo puro. No es secreto que te deseo, no es secreto que nunca deje de vigilarte, lo que quiero de ti es a ti, toda Viola, entera Viola. No puedo pedir tu corazón porque no tengo uno a cambio que darte, esa es tu decisión, lo único que quiero es poder amarte a mi manera, desenfrenadamente pasional, por esta y muchas noches- respondí a su pregunta, me acerque, la sujete entre mis brazos sin intención de lastimarla, aun podía ser delicado cuando lo deseaba porque ella era algo preciado para mi, era mi cisne. Mis labios volvieron a posarse sobre su cuello y la bese hasta llegar a sus labios color carmín, los cuales reclame como míos aunque no tuviera el permiso de Viola para hacerlo, esos labios me llamaban y lo sentía, tanto como los míos llamaban a su piel.
Esa mujer era amante de un rey vampiro, aunque estaba de moda que en la actualidad todos los reyes fueran vampiros, irónicamente. Esa mujer de perfume embriagador domó mis sentidos y los esclavizo a su gana y gusto, allá en Paris, aun lo recordaba, lo disfrutaba y quería revivirlo en piel. Al sentir su aroma nuevamente sentí como llegaba hasta mis huesos, despertando el deseo egoísta de poseerla para siempre, hacerla eterna solo para mi, aunque sabía que debía pensarlo bien antes de actuar porque no quería arrebatar una vida ajena ¿o sí?. No existía Paris allí afuera, solo la eterna Londres, mi reino, mi mundo. Viola estaba lejos de un lugar que podría considerar seguro aunque yo podía darle toda la seguridad que ella necesitara, la pregunta era quién la cuidaría a ella de mí cuando la bestia se apoderara de mis instintos, cuando la sed me pidiera beber de su sangre.
Después de tocarla, empezar a liberarla de las ataduras que la moda y costumbre imponía para cubrir el cuerpo desnudo, sentí el deseo de besar su piel pero me contuve hasta escucharla. Su respuesta me dejo conforme, entonces estaba segura de lo que quería, tal como yo lo estaba. Sonreí y bese su cuello con suavidad, apenas posando mis labios sobre su piel, sintiendo su textura y como al contacto empezaba a entibiarse y a ponerse húmeda. Entonces Viola recitó los versos que una vez salieron de mis labios, la noche en la que la conocí, recordé por un momento como era yo entonces, mucho más despreocupado de lo que sucediera a mi alrededor, esperando por la conquista de la noche, saciándome de los placeres de una ciudad francesa que ahora parecía tan lejana. Me detuve y camine rodeándola hasta encontrarme frente a ella -Soy el cazador sediento de sangre, el cazador que es consciente que tiene el poder de un rey y el deseo de un libertino. Soy quién encarcela la belleza del cisne para conservarlo por la eternidad porque lo más bello es solo mío y lo más bello aquí eres tú- respondí mirándola fijamente.
En mi mente pensaba otras ‘cualidades’ que a ella podrían no interesarle, Dorian el traidor, el Judas, el asesino de su propia sangre. No se sentía particularmente orgulloso de todos sus actos, era algo peor, no sentía nada, ni remordimiento ni satisfacción. Aún le quedaba un hermano y no sabía si quería matarlo o no, aun le quedaba una ¿esposa? y una hija, a quienes tal vez hubiera amado tanto como a Viola pero por quienes apenas sentía una conexión a causa de su pasado y nada más que frialdad, eterna frialdad, oscuridad y sombras que cegaron lo que le quedaba de corazón para a cambio aclarar su mente. -No soy más el ángel de tus sueños, soy un demonio, me encontraras en tus pesadillas y cuando despiertes te preguntaras el por qué de amar a alguien como yo. “Es bello” dirás pero muchos vampiros son bellos, característica incluida en la raza- continúe y sonreí burlonamente y lleve mis manos a los hombros de Viola, deslice el vestido por sus hombros hasta que cayó al suelo y entonces la vi tal cual me gustaba, semidesnuda.
-Te invite por egoísmo puro. No es secreto que te deseo, no es secreto que nunca deje de vigilarte, lo que quiero de ti es a ti, toda Viola, entera Viola. No puedo pedir tu corazón porque no tengo uno a cambio que darte, esa es tu decisión, lo único que quiero es poder amarte a mi manera, desenfrenadamente pasional, por esta y muchas noches- respondí a su pregunta, me acerque, la sujete entre mis brazos sin intención de lastimarla, aun podía ser delicado cuando lo deseaba porque ella era algo preciado para mi, era mi cisne. Mis labios volvieron a posarse sobre su cuello y la bese hasta llegar a sus labios color carmín, los cuales reclame como míos aunque no tuviera el permiso de Viola para hacerlo, esos labios me llamaban y lo sentía, tanto como los míos llamaban a su piel.
Invitado- Invitado
Re: Un nuevo comienzo
En ese momento mis oídos prestaron más atención a todo lo que él decía, ¿miedo? No, no era miedo lo que sentía en ese momento pero tenía que admitir que cada palabra que el pronunciaba causaba ciertos escalofríos recorrer por todo mi cuerpo, dejándome en claro que ya no era aquel que había conquistado mi corazón hacia un tiempo atrás. Aun cuando el no fuera el mismo, caballero que usurpo mi cuerpo y mi alma no podía dejar de sentir esto, si aquello que parecía a mor hacia él. Lo había leído en libros, en sonetos, escuchado en operas y deleitado en teatros, pero nunca lo había vivido, y podía dar fe que todo lo que ocurría en mi interior era producto de mi amor por él, porque había sido un amor a primera vista mi primer amor, mi primera vez, con el Dorian precisamente tenía muchas primeras veces y podía pensar que también quería que con el fueran todas las ultimas. Suspire nerviosa, porque no estaba del todo tranquila la ansiedad me estaba comiendo por dentro, pase saliva al sentir sus labios en la piel descubierta de mi cuello, su frialdad provocaba en mi una especia de éxtasis al contacto.
No necesitaba pensar mucho en mi respuesta, pocas veces me dejaban sin palabras y él lo había logrado, antes de si quiera poder pronunciar una simple frase sus labios capturaron los míos – Encarcélame a tu lado, porque si me voy no habrá un día mas para mi… Eres el cazador de mi corazón, aun cuando no lo quieras siempre ha sido tuyo, mi alma parecía desvanecerse en una ausencia que no pensé que durara tanto pero aquí estoy en cuerpo y alma para ti, para el Libertino, Cazador y Rey… - trague saliva mirando a sus perfectos ojos color cielo, podía reflejarme en ellos aun cuando su naturaleza lo hacía carecer del brillo que cualquier humano podía tener, me gustaba verme en ellos y ver cómo me observaba con ese deseo latente, con esa hambre de mi. – Si me quieres por siempre, aunque sea en la oscuridad estaré para ti – El rey tenía a su reina, aun cuando los rumores de ella corrían, los del rey también. Pero no me quedaría de brazos cruzados era un riesgo que quería correr, aun cuando podía ser mal vista ante los ojos de muchos ya no me importaba porque lo quería a él, para mí.
Una de mis manos busco la de él, para entrelazar ambos dedos mi corazón pareció agitarse al sentir como los besos en el cuello aumentaban, lo disfrutaba, me gustaba y hasta podría decir que me enloquecía. -¿Por qué amar a alguien como tú? – Pregunte en voz alta, el y yo necesitábamos aquella respuesta, no sabía quién mas pero tampoco sabía cómo dar una respuesta – La belleza – calle un segundo – Tu belleza es la caparazón para que damas jóvenes se fijen en ti… yo lo primero que vi en ti fueron tus ojos, carentes de un brillo en los cuales si indagaba un poco mas podía ver lo que en su interior aguardaba, a la bestia que queriendo salir se contuvo… No sé si fui yo la causante de eso o no… pero tus ojos me hicieron sentir querida, tus manos me hicieron creer que era en verdad deseable, tus palabras eran el adorno de la velada… tus besos me enamoraron y tu despedida me hizo amarte más, porque pudiste irte sin más a cambio dejaste algo tuyo en mi – si, el anillo de su familia el cual colgaba de mi cuello, me seguía a todos lados, no había día ni noche de la que no me separara de aquella pequeña alhaja. Sonreí con suavidad – Quiero ser tuya Dorian – simplemente esa frase era la que aguardaba en lo mas recóndito de mi ser, si oculta en mis sonrisas, en mis nervios eso había querido decir desde el momento que había llegado solo que aun no se presentaba el momento de pronunciarla.
Tome aire como si de mis pulmones faltara para poder respirar tranquilamente, pero aquello había desaparecido, la ansiedad aumentaba, los actos poco a poco me enloquecían, el simplemente el era el demonio de mi cuerpo, de mis pesadillas, de mi vida y como tal lo quería presente para siempre – Ámame como tú solo lo sabes hacer, porque yo te amare como tú me has enseñado a amar, quiero ser parte de ti Dorian… me tienes cautiva de le misma noche en que me dejaste, no podría amar a nadie más que no fueras tu. – la ansiedad se opacaba con mis palabras, mis manos parecían moverse lentamente buscando la piel de él, buscando su cuerpo que tallado en mármol parecía, por la suavidad y frialdad del mismo – Quiero una eternidad a tu lado, porque si tu eres egoísta yo lo quiero ser también con mi vida – mi diestra descanso en su mejilla mientras mis ojos sin darle tregua observaban los de el si fuera necesario nunca mas volver a Francia lo haría, no quería perderlo de nuevo por que no estaba preparada para sentir aquel vacio que dejo cuando se fue. Cerré mis ojos cuando mis labios chocaron con los fríos ajenos, me dedique a saborear, a besarlo con la pasión que el lograba desatar en mi, con lentitud porque no quería irme y si fuera posible quería que este instante fuera la eternidad para nosotros, pegue mi cuerpo aun mas al de él no deseaba alejarme y no lo haría.
No necesitaba pensar mucho en mi respuesta, pocas veces me dejaban sin palabras y él lo había logrado, antes de si quiera poder pronunciar una simple frase sus labios capturaron los míos – Encarcélame a tu lado, porque si me voy no habrá un día mas para mi… Eres el cazador de mi corazón, aun cuando no lo quieras siempre ha sido tuyo, mi alma parecía desvanecerse en una ausencia que no pensé que durara tanto pero aquí estoy en cuerpo y alma para ti, para el Libertino, Cazador y Rey… - trague saliva mirando a sus perfectos ojos color cielo, podía reflejarme en ellos aun cuando su naturaleza lo hacía carecer del brillo que cualquier humano podía tener, me gustaba verme en ellos y ver cómo me observaba con ese deseo latente, con esa hambre de mi. – Si me quieres por siempre, aunque sea en la oscuridad estaré para ti – El rey tenía a su reina, aun cuando los rumores de ella corrían, los del rey también. Pero no me quedaría de brazos cruzados era un riesgo que quería correr, aun cuando podía ser mal vista ante los ojos de muchos ya no me importaba porque lo quería a él, para mí.
Una de mis manos busco la de él, para entrelazar ambos dedos mi corazón pareció agitarse al sentir como los besos en el cuello aumentaban, lo disfrutaba, me gustaba y hasta podría decir que me enloquecía. -¿Por qué amar a alguien como tú? – Pregunte en voz alta, el y yo necesitábamos aquella respuesta, no sabía quién mas pero tampoco sabía cómo dar una respuesta – La belleza – calle un segundo – Tu belleza es la caparazón para que damas jóvenes se fijen en ti… yo lo primero que vi en ti fueron tus ojos, carentes de un brillo en los cuales si indagaba un poco mas podía ver lo que en su interior aguardaba, a la bestia que queriendo salir se contuvo… No sé si fui yo la causante de eso o no… pero tus ojos me hicieron sentir querida, tus manos me hicieron creer que era en verdad deseable, tus palabras eran el adorno de la velada… tus besos me enamoraron y tu despedida me hizo amarte más, porque pudiste irte sin más a cambio dejaste algo tuyo en mi – si, el anillo de su familia el cual colgaba de mi cuello, me seguía a todos lados, no había día ni noche de la que no me separara de aquella pequeña alhaja. Sonreí con suavidad – Quiero ser tuya Dorian – simplemente esa frase era la que aguardaba en lo mas recóndito de mi ser, si oculta en mis sonrisas, en mis nervios eso había querido decir desde el momento que había llegado solo que aun no se presentaba el momento de pronunciarla.
Tome aire como si de mis pulmones faltara para poder respirar tranquilamente, pero aquello había desaparecido, la ansiedad aumentaba, los actos poco a poco me enloquecían, el simplemente el era el demonio de mi cuerpo, de mis pesadillas, de mi vida y como tal lo quería presente para siempre – Ámame como tú solo lo sabes hacer, porque yo te amare como tú me has enseñado a amar, quiero ser parte de ti Dorian… me tienes cautiva de le misma noche en que me dejaste, no podría amar a nadie más que no fueras tu. – la ansiedad se opacaba con mis palabras, mis manos parecían moverse lentamente buscando la piel de él, buscando su cuerpo que tallado en mármol parecía, por la suavidad y frialdad del mismo – Quiero una eternidad a tu lado, porque si tu eres egoísta yo lo quiero ser también con mi vida – mi diestra descanso en su mejilla mientras mis ojos sin darle tregua observaban los de el si fuera necesario nunca mas volver a Francia lo haría, no quería perderlo de nuevo por que no estaba preparada para sentir aquel vacio que dejo cuando se fue. Cerré mis ojos cuando mis labios chocaron con los fríos ajenos, me dedique a saborear, a besarlo con la pasión que el lograba desatar en mi, con lentitud porque no quería irme y si fuera posible quería que este instante fuera la eternidad para nosotros, pegue mi cuerpo aun mas al de él no deseaba alejarme y no lo haría.
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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