la bailarina de una noche (privado)

por **Mar Santini** Miér Abr 25, 2012 9:27 am

*Riendo empezó a mover sus caderas al ritmo de la música, alli se sentia viva porque no habia desprecios al menos no demasiados incluso la gente le comprendia porque ellos tambien sufrian los rechazos de las personas, movió sus caderas imitando a la bailarina gitaba que estaba explicando como hacerlo pero nunca le salia tan bien como lo estaba haciendo ella mas bien lo contrario porque mar lo hacia con torpeza pero seduccion y la gitana conseguia alternar la sensualidad con la habilidad algo que mar estanyol no conocia mucho.

Habia sido invitada alli por un hombre pero aquel hombre le habia dejado una nota que no podia aparecer porque su mujer se habia puesto enferma y no podia salir pero como compensacion le dejo dinero, el que utilizo para entrar alli, lo bueno es que mar siempre se animaba en todos lados igual que lo que habia sucedido porque riendo se adentró sin ninguna vergüenza al escenario y empezo a bailar junto con las demás mujeres, recibiendo incluso un aplauso del público* Gracias Gracias

*Se inclino varias veces y despues marchó hacia otro sitio a buscar otro entretenimiento, lo encontro al mirar a un hombre escupir fuego, era increible por eso no veia donde miraba y choco con un hombre, por primera vez las mejillas de mar se colorearon arrodillandose a recoger unos caramelos que habia tomado en la entrada riendo por norma ella nunca se permitia ser torpe porque la mayor parte del tiempo sus sentidos parecian los de un perro, siempre alerta, estando atenta a los olores, los hombres, las mujeres, todo lo que le rodeaba basicamente* Perdoneme no veia donde miraba.

por Invitado Dom Jul 22, 2012 2:32 am

Tener un circo no le parecía suficiente, ¿Por qué conformarse con aquel circo de animales, cuando los humanos son más divertidos con sus ridiculeces?, esas criaturas se le hacía fascinantes, cada hombre tenía sus vicios, él los suyos, como las cosas aberrantes, las extrañezas humanas, perturbar los sueños de los niños con la más diabólica muñeca que podían crear sus manos y eso a él le parecía lo más hermoso que había visto, así mismo emprendió una de sus tantas aventuras en Paris, sabía que había razones poderosas para estar ahí compartiendo entre tantas que podrían ser sus victimas, pero sabía controlarse. Justo ahora solo deseaba una cosa.

¡A bailar y disfrutar del espectáculo!... su mente era una mañana de ideas tejidas por alguna tarántula, justo ahora, había entrado ahí como un payaso de circo más, guiado por los bajos instintos, coloco a la serpiente que llevaba en manos en los suelos de aquel lugar y camino con determinación al lugar, panderetas, fuego, el olor a comida, a sudor humano de aquellos cuerpo femeninos meneándose con seducción como lo hacía aquella serpiente entre la tierra y demás hierbas y entonces admiro cada paso, cada movimiento con detenimiento todo estaba animado entre esa hermosa gente, cada una de sus sonrisas, pero le parecían falsas, ¿Dónde estaba la diversión?, solo en su cabeza, cuando imaginaba orgias y cuerpo mutilados con sangre corriendo entre ellos. Era una locura.

Entonces ese pequeño golpecito, interrumpiendo el murmullo del habla de la gente y de cualquier cosa que en ese momento le tenía absorto, sonrío de manera amplia y observo a la menuda mujer –No hay necesidad que se disculpe, si nos acaba de asombrar con ese movimiento hipnótico de sus caderas. –Tomo su pequeña mano y la beso de manera caballerosa…-Un placer haber chocado con usted, será un encanto formar parte de todo este entretenimiento y encanto –Musito casi para si mismo.

Disculpa la tardanza, estaba en ausencia!

por **Mar Santini** Miér Jul 25, 2012 8:40 am

-La gente siempre ponía empeño en solo una cosa, aguantar los deseos asi como los instintos que afloraban en el interior del ser humano. Los hombres, las mujeres parecían tener caderas tanto en los pies como en las caderas. ¿Es que el alcohol, acaso tenía que hacer todo el trabajo? cuando estaban borrachos apenas medían las consecuencias de sus acciones mientras que ahora algunos querían bailar quedándose estáticos por que la gente estaba allá mirando, expectante para ver quien era el que empezaba.

Solo las gitanas parecían moverse con sensualidad incitando a algunas personas a que bailasen como ella lo había hecho momentos atrás. Colocó una mano en sus cabellos apartando los tirabuzones pelirrojos que cubrían su rostro contemplando al hombre con quien había chocado, sonrió entonces pues a su modo era un hombre atractivo que parecía no ser como los demás en cuanto a demanda de modales u etiqueta se exigía, eso era después de todo lo que a veces le molestaba a la cortesana, que todos los hombres debiesen de vestir de un modo, tener el pelo de otro hablar incluso segun los modales que se exigiese pero sin embargo no podía quejarse porque aún estaba allí abierta de piernas en pleno paris.

Con la sonrisa coqueta que nunca abandonaba sus labios, la pelirroja respondió a aquel hombre mientras negó- Es al contrario mi señor~ -Enfatizó las últimas sílabas para añadir más sensualidad a su pronunciación ya que la provocación siempre iba servida del modo en que ella vestía- Para mi es un honor conocerle esta noche -Bajó después el tono, formulando un secretismo a voces ya que a pesar de todo estaban en la calle aunque nadie les prestase especial atención- Aún no he escuchado su nombre caballero -La lengua de la cortesana barrió sus labios humedeciéndolos para añadir brillo a éstos, humedad que realzaba sus labios vestidos con una fina capa de pinta-labios de resistencia probada-

¿Como voy a saber como llamar a mi pareja de baile? -bromeó pues estaban en medio de aquel "bacanal" de gente que se estaba desinhibiendo con el contoneo de las mujeres, aun había estatuas humanas que miraban a los demás con una sonrisa casi envidiosa en los labios , sin faltar claro a las mujeres que apretaban los labios señalando su disgusto por el espectáculo. Mar abandonó aquella visión por unos instantes para centrarse en su interlocutor-

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