Paseando acompañada de la lluvia y el olor del bosque [Libre]

Ese día me encontraba mucho mejor y Gladis la sirviente a la que mamá pago para que estuviera conmigo en la cabaña del bosque, me animo a salir e ir a buscarle unas plantas que ella usaba para infusiones o usos medicinales. Llevaba un año viviendo con ella y como los días eran bien largos, me estaba enseñado los nombres de las plantas y sus futuros usos. Se portaba muy bien conmigo y hablaba muy bien de mis papás, pero ellos no venían a verme, hacía un año que no los veía, ni a ellos ni a mi hermanito pequeño.

Estuve recogiendo las plantas que me había dicho, introduciéndolas con cuidado en la cesta para no perjudicar ninguno de sus usos o seguramente ya no me iba a dejar ir a buscarlas. El bosque en esos momentos estaba más silencioso que de costumbre, las anteriores veces había aparecido algún que otro fantasma, primeramente me había asustado, pero los fantasmas que habían aparecido eran buenos conmigo, el miedo se desvaneció.

Vi una ardilla muy bonita correr de un lado para otro y subir a los árboles, comencé a perseguirla corriendo, deteniéndome cuando la tos se avecinaba nuevamente. –Ardillita, ardillita- Sonreí mientras la llamaba.

Me gustaba vivir en el bosque porque estaba rodeada de animales, y estaba conociendo muchos al igual que sus sonidos, algunos ya intentaba hasta imitarlos pero no me salían igual. Cuando quise darme cuenta me había alejado bastante de la cabaña y el cielo comenzó a oscurecerse un poco antes de tiempo, el rayo me asusto y me hizo dar un paso atrás. Corrí por el bosque buscando refugio. Gladis me había dicho que la tormenta con rayos no debía pasarse bajo un árbol, pero era lo único que encontraba en el bosque para guarecerme de la lluvia.

Vi un hueco en uno de los árboles, tal vez si me metía dentro nada pasaría y sólo tendría que esperar hasta que escampara. Eso hice, debido a mi tamaño fue fácil entrar allí dentro, me quede sentada con la cestita sobre el regazo y abrace a mi osito Pandora con fuerza, la tormenta me estaba dando mucho miedo, retumbaba en el árbol. Tosí nuevamente, comenzaba hacer frío y Pandora no era lo suficiente grande como para darme tanto calor, cerré los ojos apoyando mi cuerpo en el árbol, pensando que si dormía un poco todo pasaría más rápido.

Desperté cuando el hueco fue algo tapado por una silueta, se podía ver que era una mujer cuando un rayo caía cercano, la lluvia en vez de cesar caía con fuerza, insistente.

-Buenas noches señora, lamento si la asuste. Salí en busca de unas plantas en cuanto la lluvia llego, busque insistente un lugar para a guarecerme, y encontré este pequeño hueco en dónde la lluvia no llega y el frío se mantiene algo alejado- Expliqué.

Hacía mucho tiempo que no veía a nadie nuevo. Siempre era a Cladis, los animales y algún que otro fantasma. ¿Sería un fantasma? Pero ellos no tendrían porque guarecerse del agua, ¡no! Debía ser una humana como yo.

-Mi nombre es Evie, Evie Parnassus, y mi Osito de peluche es Pandora. Vivo en una casita en el bosque con Madame Cladis. ¿Vos es?- Mis papás y la señora Cladis, me habían enseñado a cómo dirigirme hacia los más mayores con respeto y educación, porque yo de educada era mucho.