Sorpresas en el bosque...nunca sabes con lo que te puedes encontrar...(Evie)

por **Pamela Dioterello** Dom Mayo 27, 2012 9:13 am

El bosque era un lugar curioso...aunque había cambiado mucho a lo largo de los siglos. Antiguamente, el mundo entero estaba lleno de bosques, de árboles, o al menos casi todo el mundo. Pamela recordaba casi toda su vida entre bosques, entre árboles, en ríos...y alguna que otra vez en alguna tribu o choza. Pero nada más. Ahora, en cambio, el mundo se estaba volviendo cada vez más extraño. Cada vez había menos naturaleza, más gente...más...
A veces era tan triste.
Se paseó por el bosque levitando, en su forma transparente. Era además un alivio poder abandonar la forma corporal de vez en cuando, a pesar de que a su alrededor las cosas se helasen, las hojas se llenasen de escarcha y algunos animales huyesen de ella por culpa del frío.
Era por la tarde, casi había oscurecido del todo, y no había nadie por allí. Su cabello rubio ondeaba como si estuviese bajo el agua, dándole un aspecto curioso. Recorrió el bosque canturreando algo, como si fuese un alma en pena que se lamentaba por algo. Tocaba de vez en cuando alguna hola, hacía como que la olía y de vez en cuando llegaba incluso a posarse en la rama de algún árbol.
Y a veces hasta flotaba alto...muy alto, para ver la magnífica vista que se precedía desde allí.
Pero al cabo de un rato se aburrió de su forma transparente y regresó a su forma corpórea, no sin antes aterrizar en el suelo con gracilidad, por supuesto. No se había llevado otra ropa que ponerse, por lo que llevaba puesto el vestido indígena con el que había muerto, un precioso vestido color crema y de piel sin muchos adornos.
Paseaba entonces por el bosque, como una persona más.

por **Evie Parnassus** Mar Mayo 29, 2012 3:15 am

Me estaba acostumbrando a vivir tan cerquita del bosque, tanto que el día que mis papás vinieran a buscarme de nuevo, lo iba a echar de menos. Pero mis papás no habían podido abandonarme, yo era muy buena. Miré por la ventana, Cladis hacía rato que me había mandado a ir a la cama después de cenar, pero yo aún no tenía sueño, me puse una chaquetita y abriendo la puerta de la habitación, fui de puntillas.

Quería ir a darle las buenas noches al bosque, desde la ventana los animales de el no me oían. Cladis aún seguía en la cocina, así que comencé a gatear hasta llegar a la puerta, me puse en pie y en un movimiento rápido abrí la puerta y salí corriendo. A mitad de camino corriendo empecé a toser, la noche iba a ser fresca, me puse mejor la chaquetita, no quería enfermar más de lo que ya de por si estaba.

El bosque estaba muy tranquilo, di unos pasos más adentrándome en el. –Hola, vine a despedirme bosque, es de noche y en poco deberé de irme a dormir, o Cladis le dirá a mis papás, que soy una nena mala y ya no vendrán nunca más a buscarme- me encogí de hombros y suspiré. A pesar de que era habitual en mi dar las buenas noches, nunca nadie contestaba, no sé no esperaba que los animales me hablaran con mi mismo idioma, pero al menos un ruido de su parte algo. Miré el suelo esperando una señal, y alcé la cabeza nuevamente al oír un ruido fuera de lo normal.

-¿Bosque?- Caminé unos pasos más, hasta ver una silueta, corrí hacia ella, y me detuve tosiendo de nuevo. –Disculpe, es que estoy algo malita- Confesé, n quería que pensará que era maleducada. –Me llamo Evie Parnassus ¿Usted cómo se llama? ¿Es la hija del señor bosque y la señora bosque?- Cladis me había contado el cuento de la familia bosque y yo deseaba que esta existiera, porque vivíamos rodeados de lo poco que quedaba de el. -¿No tiene frío?- Iba sólo con un vestido, yo llevaba ya el pijama y una chaquetita encima.

por **Pamela Dioterello** Mar Mayo 29, 2012 1:48 pm

Pamela se giró cuando oyó cómo alguien le hablaba. Y vio entonces que era una niña pequeña en pijama que la miraba y que le había preguntado si era la hija del señor y de la señora bosque. No pudo evitar sonreír con ternura y con cierta añoranza. Ladeó la cabeza y contempló a la pequeñita con curiosidad. Se preguntó cuantos años tendría. ¿Cuatro, cinco? Más o menos alrededor de esa edad. Sonriendo aún, se agachó junto a la niña y dijo:
-Ooooh. Sí. Soy la hija del señor y la señora bosque, vago todas las noches por el bosque para dormir...ya que éste es mi hogar...¿vives cerca del bosque, pequeña?-dijo casi como canturreando. En cierto modo era cierto. El bosque le recordaba al lugar de dónde ella procedía. Le recordaba a su casa, al lugar de dónde procedía. Luego le preguntó si vivía cerca del bosque, quizás en alguna casa cerquita de las afueras.
Luego sonrió divertida. ¿Frío? No podía tener frío porque ella misma era frío, como si estuviese hecha de puro frío...algo a lo que estaba acostumbrada. Era de estar, llevando mil años muerta.
-No...no tengo frío. Soy yo quién le da al bosque su frío habitual por la noche...es el trabajo que me han encomendado...-dijo, dándole un toquecito en la nariz a la pequeña. Luego dijo...-un placer, Evie, mi nombre es Pamela, Pamela Dioterello.
Se preguntó entonces la fantasma si aquella niña podría verla si abandonase la forma corporal. Probablemente sería así. A lo largo de los años había visto algunos niños muy pequeñitos que podían ver a los espíritus. Pero no lo haría aquel día. No quería asustar a la pequeña Evie.

por **Evie Parnassus** Miér Mayo 30, 2012 3:30 am

¡Ala el cuento era verdad! La hija de los bosques existía y la tenía justo delante. Sonreí ilusionada, seguramente nadie me iba a creer o se pensarían que había vuelto a soñar cosas maravillosas, pero no estaba soñando esto era real, asentí con la cabecita a su pregunta. –Sí, vivo en una casita en el bosque. Vivo desde hace un añito, cuando nació mi hermanito Paul me enferme y mi mamá y mi papá, le dieron muchas monedas a Cladis mi nana, para que nos viniéramos a la casita del bosque. Y desde entonces vivo con ella, ya no sé nada de mis papás y mi hermanito- Me encogí de hombros con aspecto algo triste.

-¿Está bonito vivir dentro del bosque? Seguro que nunca estás sola o te aburres, yo me aburro mucho cuando empeoro y tengo que estar en la cama, pero entonces en esas veces, me asomo por la ventana y sabes- Los ojos se me iluminaron. –Aparece una ardillita siempre avistarme, estoy intentando que me deje tocarla, pero aún no se fía de mi- sonreí de nuevo.

- ¡Ala tú le das frío al bosque! Eso es mucho trabajo, el bosque aún sigue siendo grande, aunque cada vez menos, porque hacen más paseo. ¿Cuántos años tienes? Yo tengo estos- mostré cuatro dedos. –Los cumplí hace poquito y Cladis me hizo una tarta muy muy grande, no me la pude comer toda y duró una semana. Me regalo un vestido rosa y una muñequita hecha por ella, duermo con ella y con mi osito Pandora, si duermo con Pandora no tengo pesadillas-. Cuando se tenían pesadillas se dormía muy mal, cuando Pandora se me caía de la cama, soñaba nuevamente en el último día que vi a mis papás y eso era muy triste. Lo más triste es que los iba olvidando, ya no sabía ni de qué color tenían los ojos mis papás ni mi hermano.

- ¿Tienes hermanitos? Mi hermano Paul tiene un añito, pero no lo conozco- Me tape la boca cuando comencé a toser de nuevo, ladeando un boca la cabeza, cuando el ataque de tos paro, miré a Pamela con ojos brillantes. –Perdona, a veces me viene la tos y si no toso me ahogo-.

por **Pamela Dioterello** Miér Jun 27, 2012 12:16 pm

Pamela escuchó atentamente cada una de las palabras de la pequeña, sonriendo para sus adentros, con ternura. Siempre le habían gustado los niños...probablemente habría tenido hijos propios si hubiese vivido lo suficiente para casarse...pero de todos modos...¡ah, qué pesado era para un fantasma recordar la vida que había perdido! Eso era lo peor de todo.
Sonrió con ternura. Pero cuando la oyó toser se preocupó. Esperaba que la niña no estuviese enferma. O que fuese un simple resfriado. Por lo que ella sabía los niños solían tener pequeñas enfermedades. Ahora menos. Esperaba que no fuese por su culpa. Se sentiría culpable entonces.
Pero sobre todo se preguntó el por qué los padres de aquella niña le habrían dado unas monedas a la nana para librarse de ella. No se lo podía explicar...cómo unos padres podían librarse de un hijo. Ni aunque fuese una niña. Eso no tenía mucho sentido.
Al principio se planteó la posibilidad de poseer por un momento a la niña para comprobarlo. Pero luego descartó la idea. No quería que la niña se pusiese más enferma de lo que ya estaba.
Estuvo a punto de decirle que quizás sus padres volverían. Pero no tenía mucho sentido, porque la verdad es qué era fácil dudarlo muy mucho.
-Bueno...el bosque tiene muchos secretos-comenzó a decir la joven fantasma.-a veces estás sola y a veces no. En verano nunca se está sola...pero en infierno es muy triste. El frío lo supera todo. Nadie quiere estar aquí en invierno...-tampoco era mentira.
-Tengo una hermanita qué tiene muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuchos años y tampoco la veo...-dijo-Tiene los mismos años como yo, y ambas tenemos tantos años como el bosque. Miles de años.-dijo exagerando. Con decir mil años bastaría.
Luego la escuchó toser. Y no pudo evitar preguntárselo.
-¿Desde cuándo estás enferma?

Spoiler:

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