AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
El Eclipse.
3 participantes
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
El Eclipse.
Recuerdo del primer mensaje :
Un viento cálido susurraba desde oriente,
Trayendo algo más que el aire consigo…
Aquella noche las sombras habían llegado a Paris,
Era noche de Eclipse…
Camine con rapidez hasta lo que era el salón de aquella mansión, portando conmigo el necromicon y un pergamino enrollado entre mis brazos, me dirigi con decisión haciendo que las puertas se abrieran solas de par en par para dejarme pasar.
Avance con mi semblante sereno y mire a los dos presentes, con lentitud. Fijándome en quien acaba de llegar.
Lamento….
Haberos hecho esperar.
Sonreí de medio lado mientras me acercaba a la enorme mesa redonda. Donde deposite con calma el libro, y deje el rollo de pergamino, sujetándolo por un extremo mientras tiraba de el dejando que se desenrollase cual largo que era sobre la mesa.
Aquel papiro se encontraba lleno de escrituras, grabados, símbolos egipcios, y algunos paganos, provenientes de las diversas ramas de la brujería. En su centro un mapa del mundo se mostraba en un delicado y detallado dibujo realizado hace milenios, -obviamente con sangre- Claro que esta estaba oscura y parecía simple tinta sobre el papel.
Ya falta poco para la media noche…Debemos esperar a que acabe la última campanada del día de hoy para poder comenzar.
Aquel ritual, era extremadamente sencillo si se tenían las reliquias cerca. Así que en aquella ocasión no sería distinto.
Erlend se hallaba en el jardín. Disponiendo de los últimos preparativos. Creando algunos conjuros protectores, y seguramente esperándonos.
Abrí en necromicon y comencé a pasar páginas con sutileza, buscando la que requería. Aunque sabía perfectamente la página que buscaba, simplemente me estaba haciendo el pensativo pues en realidad estaba espiando a aquel par.
La súcubus por un lado me miraba de reojo a mi y también al adultero. Tiñendo su rostro con una gran pena cuando sus ojos se encontraban por accidente con aquel inmortal. Su aspecto era impecable, sus lagos cabellos caían en perfecta armonía, pareciendo incluso que sus ojos melancólicos le diesen un aire aun más hermoso y torturado.
Y él…
¿Qué decir de él? Se hallaba apoyado en el piano de cola, observando el vacio con los brazos cruzados a la altura del pecho. Parecía pensativo como si no estuviese realmente allí con nosotros, su rostro se veía cansado y algo ojeroso además de disgustado. Fue entonces cuando sus ojos dejaron de mirar el vacio para clavarse en los míos.
Contemple esa mirada gris un instante antes de volver a fijarme en las palabras escritas en el necromicon.
Palpe el texto con mis dedos y comencé a leer mentalmente uno de los tantos versos de invocación.
"El tormento convocado se desatara esta noche…
Entre susurros, entre olvidos….Entre almas en penumbras
-…Si…Así es…hemos compartido el lecho tantas veces…
entre sombras de la noche, entre fantasmas del pasado…
-Tantas tantas veces que no se cómo es que aún le quedan fuerzas para estar aquí…
Sombras de oriente….sombras de occidente….
-¿Quieres verlo?..."
No tuve que alzar la vista hacia él para ver que seguramente ahora estaría furioso y posiblemente con los colmillos fuera…
Sonreí con malicia mientras pasaba la pagina del libro, para continuar cerrandolo con suavidad. Eleve el rostro con calma y contemple a Eyra que ahora me miraba.
Ya es la hora. Sera mejor que vayamos al jardín.
Las campanadas comenzaron a sonar, una a una, llenando el silencio mientras ellos dos se miraban en silencio como si conversaran mentalmente, antes de abandonar la habitación…
Un viento cálido susurraba desde oriente,
Trayendo algo más que el aire consigo…
Aquella noche las sombras habían llegado a Paris,
Era noche de Eclipse…
Camine con rapidez hasta lo que era el salón de aquella mansión, portando conmigo el necromicon y un pergamino enrollado entre mis brazos, me dirigi con decisión haciendo que las puertas se abrieran solas de par en par para dejarme pasar.
Avance con mi semblante sereno y mire a los dos presentes, con lentitud. Fijándome en quien acaba de llegar.
Lamento….
Haberos hecho esperar.
Sonreí de medio lado mientras me acercaba a la enorme mesa redonda. Donde deposite con calma el libro, y deje el rollo de pergamino, sujetándolo por un extremo mientras tiraba de el dejando que se desenrollase cual largo que era sobre la mesa.
Aquel papiro se encontraba lleno de escrituras, grabados, símbolos egipcios, y algunos paganos, provenientes de las diversas ramas de la brujería. En su centro un mapa del mundo se mostraba en un delicado y detallado dibujo realizado hace milenios, -obviamente con sangre- Claro que esta estaba oscura y parecía simple tinta sobre el papel.
Ya falta poco para la media noche…Debemos esperar a que acabe la última campanada del día de hoy para poder comenzar.
Aquel ritual, era extremadamente sencillo si se tenían las reliquias cerca. Así que en aquella ocasión no sería distinto.
Erlend se hallaba en el jardín. Disponiendo de los últimos preparativos. Creando algunos conjuros protectores, y seguramente esperándonos.
Abrí en necromicon y comencé a pasar páginas con sutileza, buscando la que requería. Aunque sabía perfectamente la página que buscaba, simplemente me estaba haciendo el pensativo pues en realidad estaba espiando a aquel par.
La súcubus por un lado me miraba de reojo a mi y también al adultero. Tiñendo su rostro con una gran pena cuando sus ojos se encontraban por accidente con aquel inmortal. Su aspecto era impecable, sus lagos cabellos caían en perfecta armonía, pareciendo incluso que sus ojos melancólicos le diesen un aire aun más hermoso y torturado.
Y él…
¿Qué decir de él? Se hallaba apoyado en el piano de cola, observando el vacio con los brazos cruzados a la altura del pecho. Parecía pensativo como si no estuviese realmente allí con nosotros, su rostro se veía cansado y algo ojeroso además de disgustado. Fue entonces cuando sus ojos dejaron de mirar el vacio para clavarse en los míos.
Contemple esa mirada gris un instante antes de volver a fijarme en las palabras escritas en el necromicon.
Palpe el texto con mis dedos y comencé a leer mentalmente uno de los tantos versos de invocación.
"El tormento convocado se desatara esta noche…
Entre susurros, entre olvidos….Entre almas en penumbras
-…Si…Así es…hemos compartido el lecho tantas veces…
entre sombras de la noche, entre fantasmas del pasado…
-Tantas tantas veces que no se cómo es que aún le quedan fuerzas para estar aquí…
Sombras de oriente….sombras de occidente….
-¿Quieres verlo?..."
No tuve que alzar la vista hacia él para ver que seguramente ahora estaría furioso y posiblemente con los colmillos fuera…
Sonreí con malicia mientras pasaba la pagina del libro, para continuar cerrandolo con suavidad. Eleve el rostro con calma y contemple a Eyra que ahora me miraba.
Ya es la hora. Sera mejor que vayamos al jardín.
Las campanadas comenzaron a sonar, una a una, llenando el silencio mientras ellos dos se miraban en silencio como si conversaran mentalmente, antes de abandonar la habitación…
Zhepyr D. Asrhan- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 29/11/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El Eclipse.
Fue el viento tras su beso el que me habló y acarició mi corazón, aliviando mi pesar y alegrando mi alma y cada uno de los poros que recubría mi anatomía, forjada desde mi nacimiento para amar locamente a aquél quién ahora me alzaba entre sus brazos entre carcajadas, alejando ya los reproches y el dolor que durante tantos días me habían pellizcado la piel y gritado a mi oído que el amor no era más que una fantasía juvenil, un juego de niños cuyos vértices podrían hacerte sangrar hasta morir.
El destino no había logrado separarnos, abriendo ahora la caja de todos aquellos bellos recuerdos que había guardado con tanto recelo, sueños que juntos forjamos, así como las horas de dicha infinita en las que sus labios sedosos acariciaban mi desnudez y en las que Jerarld me estrechaba entre sus brazos como amantes al arruyo. Había añorado tanto perderme en el aroma que impregnaba nuestras sábanas al despertar tras una noche en la que mi corazón en tinieblas le había buscado con ansia con el fin de convertirnos en un solo ser...
- Te tuve una noche de invierno; tu estabas muy solo y yo fantaseaba inocentemente. Yo nada te quise confesar de mí y tú nunca quisiste hablar de ti. Así, nacieron las seis de la mañana y un rayo de sol en mi ventana despertó de pronto el recuerdo de un hogar sin calor, haciéndome sentir pecadora por soñar siquiera con el amor. Lo que era deseo y aventura se fue revistiendo de ternura y aquella mañana huí de tu amor como aquel que roba una flor... siendo ese mi mayor error, el dejarte marchar una vez, incluso dos... pero ahora que vuelvo a tenerte conmigo... siento anunciarte que jamás volveré a dejarte ir.- reí, saltando hacia él, enlazando mis piernas alrededor de su cadera y mis manos envolviendo su cuello, juntando mi frente con la de Jerarld, sin perder aquella sonrisa cegadora.
Y cómo habíamos estado dando vueltas y vueltas, desplazándonos hacia un lado del barco, pronto a nuestros oídos llegó la música syrtaki de una canción griega, por lo que salté de los brazos de mi marido y dejé que mis pies marcaran el compás de la música, tomándole de las manos e invitándole a acompañarme en aquella improvisada coreografía cuyas carcajadas formaron parte de la danza, deslizándonos sin querer hacia el interior del barco, subiendo las escaleras sin cesar el baile, contoneando mis caderas por el estrecho pasillo de los camarotes mientras Jerarld, tras de mí, mantenía sus manos firmemente agrarradas a mi cintura, deteniéndome y voltando mi figura para volver a abrazarle con posesividad, arinconándolo entre el muro y mi cuerpo, mordisqueando sutilmente su cuello antes de dejar caer uno de mis tirantes del vestido, sonriéndole pícaramente con un guiño travieso.
- ¿En tu camarote o en el mío?- reí antes de mordiquearme el labio inferior en un gesto visiblemente provocador.
El destino no había logrado separarnos, abriendo ahora la caja de todos aquellos bellos recuerdos que había guardado con tanto recelo, sueños que juntos forjamos, así como las horas de dicha infinita en las que sus labios sedosos acariciaban mi desnudez y en las que Jerarld me estrechaba entre sus brazos como amantes al arruyo. Había añorado tanto perderme en el aroma que impregnaba nuestras sábanas al despertar tras una noche en la que mi corazón en tinieblas le había buscado con ansia con el fin de convertirnos en un solo ser...
- Te tuve una noche de invierno; tu estabas muy solo y yo fantaseaba inocentemente. Yo nada te quise confesar de mí y tú nunca quisiste hablar de ti. Así, nacieron las seis de la mañana y un rayo de sol en mi ventana despertó de pronto el recuerdo de un hogar sin calor, haciéndome sentir pecadora por soñar siquiera con el amor. Lo que era deseo y aventura se fue revistiendo de ternura y aquella mañana huí de tu amor como aquel que roba una flor... siendo ese mi mayor error, el dejarte marchar una vez, incluso dos... pero ahora que vuelvo a tenerte conmigo... siento anunciarte que jamás volveré a dejarte ir.- reí, saltando hacia él, enlazando mis piernas alrededor de su cadera y mis manos envolviendo su cuello, juntando mi frente con la de Jerarld, sin perder aquella sonrisa cegadora.
Y cómo habíamos estado dando vueltas y vueltas, desplazándonos hacia un lado del barco, pronto a nuestros oídos llegó la música syrtaki de una canción griega, por lo que salté de los brazos de mi marido y dejé que mis pies marcaran el compás de la música, tomándole de las manos e invitándole a acompañarme en aquella improvisada coreografía cuyas carcajadas formaron parte de la danza, deslizándonos sin querer hacia el interior del barco, subiendo las escaleras sin cesar el baile, contoneando mis caderas por el estrecho pasillo de los camarotes mientras Jerarld, tras de mí, mantenía sus manos firmemente agrarradas a mi cintura, deteniéndome y voltando mi figura para volver a abrazarle con posesividad, arinconándolo entre el muro y mi cuerpo, mordisqueando sutilmente su cuello antes de dejar caer uno de mis tirantes del vestido, sonriéndole pícaramente con un guiño travieso.
- ¿En tu camarote o en el mío?- reí antes de mordiquearme el labio inferior en un gesto visiblemente provocador.
Arlette- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El Eclipse.
Sujetándole por la cintura, entre risas y caricias, le observe mientras me presionaba contra la pared.Mirándole con picardía ante su comentario…
¿Tus aposentos…Los mios? …Mmmmmmm Desvié la mirada un instante, para ver como el capitán del barco caminaba por el pasillo en aquel instante, -a pocos metros de nosotros-, notando como una sonrisa traviesa cruzaba por mi rostro. Entonces me concentre en su mente y me cerciore de algunos detallas, luego éste paro al instante su caminata. Observe a Eyra.
Que tal en los del capitán? …
Seamos los dueños de la embarcación por una noche, comente bromeando. Mientras sujetaba a Eyra de la mano y le llevaba arrastrándole conmigo, ambos comenzamos a trotar por el pasillo, llegando en una pequeña carrera donde el capitán. Al cual le quite la gorra blanca, posándosela precipitadamente a Eyra mientras ambos continuábamos con aquella carrera de improvisto, subiendo mas escaleras hasta que llegamos a la planta de arriba del todo. Donde un largo pasillo dejaba ver solo una puerta, que indicaba aquella planta era en exclusiva del capitán.
Mire a Eyra y esta me miro picara antes de que nos volviésemos a fundir en un nuevo y apasionado beso, dirigiendonos a tientas hacia aquella puerta. A la que di un manotazo para abrirla hasta atrás, mientras ambos -aun ocupados - nos adentrábamos sin ver apenas los lujos y la decoración exuberante que nos recibía. Demasiado ocupados como para ver que habían unas escaleras de bajada...
¿Tus aposentos…Los mios? …Mmmmmmm Desvié la mirada un instante, para ver como el capitán del barco caminaba por el pasillo en aquel instante, -a pocos metros de nosotros-, notando como una sonrisa traviesa cruzaba por mi rostro. Entonces me concentre en su mente y me cerciore de algunos detallas, luego éste paro al instante su caminata. Observe a Eyra.
Que tal en los del capitán? …
Seamos los dueños de la embarcación por una noche, comente bromeando. Mientras sujetaba a Eyra de la mano y le llevaba arrastrándole conmigo, ambos comenzamos a trotar por el pasillo, llegando en una pequeña carrera donde el capitán. Al cual le quite la gorra blanca, posándosela precipitadamente a Eyra mientras ambos continuábamos con aquella carrera de improvisto, subiendo mas escaleras hasta que llegamos a la planta de arriba del todo. Donde un largo pasillo dejaba ver solo una puerta, que indicaba aquella planta era en exclusiva del capitán.
Mire a Eyra y esta me miro picara antes de que nos volviésemos a fundir en un nuevo y apasionado beso, dirigiendonos a tientas hacia aquella puerta. A la que di un manotazo para abrirla hasta atrás, mientras ambos -aun ocupados - nos adentrábamos sin ver apenas los lujos y la decoración exuberante que nos recibía. Demasiado ocupados como para ver que habían unas escaleras de bajada...
Jerarld Délvheen- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 476
Fecha de inscripción : 14/08/2011
Edad : 794
Localización : Paseando por el techo de casa...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El Eclipse.
Jerarld tropezó con unos escalones, rodando por ellos aun enlazados en un fogoso abrazo que hacía arder cada poro de mi piel, enloqueciéndome en desesperada lujuria que arañaba mi cuerpo con tal de darle carta blanca a su desembarco al buen puerto que representaba ser aquella boca de mi marido que ahora mi lengua recorría con ferviente anhelo.
Quedando atrapada por su cuerpo encima del mío y restregando mis piernas por las suyas en un movimiento puramente provocador, busqué a tientas el sombrero del capitán que había caído de mi cabeza para posarselo ahora en la de Jerarld, mordiendo su labio inferior antes de tomar una bocanada de aire entre ambos.
- Navega por mis piernas... quizás encuentres el tesoro.- susurré a su oído, lamiendo el lóbulo de éste hasta que su piel se erizó y un escalofrío recorrió su espalda, siendo ésta la señal que aguardaba para tomar el mando de la situación, girando con él enredado en mi cuerpo hasta colocarme sobre él, mordiendo su cuello despacio y profundamente, desgarrando aquél traje negro que se obstaculizaba entre mis fantasias y su desnudez.
Cuando su torso estaba libre ya de telas, deslicé mi lengua desde su ombligo hasta su garganta, en un juego de seducción basado en suaves caricias por la zona de su bajo vientre, pecho y costados, arrancándole alguno que otro jadeo. Una de mis manos se inmiscuyó bajo sus pantalones, jugando con su entrepierna antes de torcer una sonrisa y saltar de encima de él, dirigiéndome hacia la enorme cama de matrimonio que ocupaba la mitad de la sala, tumbándome con las piernas cruzadas y un sediento brillo en mis ojos mientras contemplaba cómo Jerarld se levantaba del suelo un tanto confuso y me buscaba con la mirada, localizándome en el lecho sosteniendo ahora dos burbujeantes copas de champagne francés.
Y entonces, abrí mis piernas, alargando el momento en cuanto sus ojos se fijaron en ellas, cruzándolas de nuevo en sentido opuesto y riendo sonoramente cuando casi podía vislumbrarle con las pulsaciones por las nubes de haber sido humano. Alcé uno de mis dedos y con picardía, le hice un gesto sensual para que se acercara a mí...
Quedando atrapada por su cuerpo encima del mío y restregando mis piernas por las suyas en un movimiento puramente provocador, busqué a tientas el sombrero del capitán que había caído de mi cabeza para posarselo ahora en la de Jerarld, mordiendo su labio inferior antes de tomar una bocanada de aire entre ambos.
- Navega por mis piernas... quizás encuentres el tesoro.- susurré a su oído, lamiendo el lóbulo de éste hasta que su piel se erizó y un escalofrío recorrió su espalda, siendo ésta la señal que aguardaba para tomar el mando de la situación, girando con él enredado en mi cuerpo hasta colocarme sobre él, mordiendo su cuello despacio y profundamente, desgarrando aquél traje negro que se obstaculizaba entre mis fantasias y su desnudez.
Cuando su torso estaba libre ya de telas, deslicé mi lengua desde su ombligo hasta su garganta, en un juego de seducción basado en suaves caricias por la zona de su bajo vientre, pecho y costados, arrancándole alguno que otro jadeo. Una de mis manos se inmiscuyó bajo sus pantalones, jugando con su entrepierna antes de torcer una sonrisa y saltar de encima de él, dirigiéndome hacia la enorme cama de matrimonio que ocupaba la mitad de la sala, tumbándome con las piernas cruzadas y un sediento brillo en mis ojos mientras contemplaba cómo Jerarld se levantaba del suelo un tanto confuso y me buscaba con la mirada, localizándome en el lecho sosteniendo ahora dos burbujeantes copas de champagne francés.
Y entonces, abrí mis piernas, alargando el momento en cuanto sus ojos se fijaron en ellas, cruzándolas de nuevo en sentido opuesto y riendo sonoramente cuando casi podía vislumbrarle con las pulsaciones por las nubes de haber sido humano. Alcé uno de mis dedos y con picardía, le hice un gesto sensual para que se acercara a mí...
Arlette- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El Eclipse.
Me relamí los labios, y lance la gorra de capitán a un lado mientras caminaba hacia ella, parando frente suyo para mirarle hacia abajo. Eleve su mentón hacia arriba incitándola a mirarme antes de posar la palma de mi mano sobre su pecho para empujarla hacia atrás, mientras ella, -picara y juguetona- retrocedía para no que le pudiese alcanzar, mientras yo comenzaba a deslizarme sobre el lecho, sonriendo cuando no pudo retroceder mas, y sus tobillos fueron arrastrados por mis manos, que tomaron de ellos y le tiraron hacia mí, acercándola lo suficiente como para que pudiese alzar una de sus piernas.
Tome de su tobillo, alzándolo hacia mis labios, para comenzar a besarla con suavidad desde el mismo hasta la rodilla, inclinándome sobre ella, para poder así subir con mis besos mucho más lentamente hacia el interior de sus muslos, acercándome al “tesoro” que me habían prometido.
Entonces, al notar que su respiración cesaba al encontrarme tan cerca de aquel misterio, mis manos sujetaron sus piernas, abriéndolas con rapides, comenzando a deslizar mis dedos desde su entrepierna hasta su abdomen. Encontrando en medio de aquellas caricias, el tacto de aquel vestido blanco.
Me incline un poco por encima de Eyra para mirarle a la vez que mis manos subían por sus senos.
-Es un vestido tan bonito…tan terriblemente escandaloso, sexy y provocador….
Que casi me siento mal por hacer esto.
Indique con calma sin despegar mis ojos de los suyos a la vez que mis dedos se agarraban a su escote, forzándolo y tirando de la tela hacia la izquierda y hacia la derecha. Rasgándolo por la mitad, haciendo que saltaran los decorados de pedrería en todas direcciones mientras una sonrisa victoriosa se expandía por mi rostro, al ver que nada se interponía ahora en mi camino ni en sus curvas.
Curvas que ya me hacían sentir hambriento...
Tome de su tobillo, alzándolo hacia mis labios, para comenzar a besarla con suavidad desde el mismo hasta la rodilla, inclinándome sobre ella, para poder así subir con mis besos mucho más lentamente hacia el interior de sus muslos, acercándome al “tesoro” que me habían prometido.
Entonces, al notar que su respiración cesaba al encontrarme tan cerca de aquel misterio, mis manos sujetaron sus piernas, abriéndolas con rapides, comenzando a deslizar mis dedos desde su entrepierna hasta su abdomen. Encontrando en medio de aquellas caricias, el tacto de aquel vestido blanco.
Me incline un poco por encima de Eyra para mirarle a la vez que mis manos subían por sus senos.
-Es un vestido tan bonito…tan terriblemente escandaloso, sexy y provocador….
Que casi me siento mal por hacer esto.
Indique con calma sin despegar mis ojos de los suyos a la vez que mis dedos se agarraban a su escote, forzándolo y tirando de la tela hacia la izquierda y hacia la derecha. Rasgándolo por la mitad, haciendo que saltaran los decorados de pedrería en todas direcciones mientras una sonrisa victoriosa se expandía por mi rostro, al ver que nada se interponía ahora en mi camino ni en sus curvas.
Curvas que ya me hacían sentir hambriento...
Jerarld Délvheen- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 476
Fecha de inscripción : 14/08/2011
Edad : 794
Localización : Paseando por el techo de casa...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El Eclipse.
Mordí mi labio inferior antes de menear la cabeza, un tanto disgustada porque realmente, me agradaba aquél vestido... aunque le debía una muerte como aquella, pues su escote me había devuelto a mi hombre y su ferocidad que tan loca me ponía cuando a destripar mi ropa volcaba sus energías iniciales.
- Si me despojaste de mi ropaje... ¡exijo tu piel como mi nuevo abrigo!-reí.
Ahora, en aquél extraño salón, ya no quedábamos más que él y yo, sin nadie que nos dijera dónde, cómo y cuando nos debíamos besar. Tenía ganas ya de pasar junto a él unos minutos soñando, sin un reloj que cuente las caricias que nos brindábamos en la penumbra. Había echado tanto de menos el ver a Jerarld aquí a mi lado, dejándose llevar...
Busqué con mis manos su nuca, inclinándome hacia su rostro para besar sus labios, desgastándolos con frenesí, buscando pegar su alma a la mía por aquella noche hasta la última de mi vida, dejando así que nuestra piel cumpliera uno a uno todos sus deseos carnales.
La fantasía que emanaba de aquellas burbujas de alcohol que sujetaba mediante unas copas de cristal, la arrinconé como a las mismas, depositandolas en la mesa de noche auxiliar para centrarme en mi varón, aquél que tras destripar la última barrera que nos separaba, viajaba desnudo por las curvas de mi anatomía, impregnando su cuerpo de mi dulce querer, de mi aroma compuesto a la vez por el suyo. Mis dedos corrieron por su espalda y con un suave deliz, hice que se detuviera el tiempo en aquél beso sincero, contemplando su anatomía desnuda bajo la tenue luz de la luna que iluminaba la estancia, sonriendo cuando la yema de mis dedos recorrieron los lunares de su piel, sus músculos, los huesos de su clavícula, de su mentón.. hasta que volví a caer sobre su boca, reposando cuando su saliva me envolvió y me sumergió en el ensoñado cielo de aquél amor que había nacido fruto de algo prohibido.
- Si me despojaste de mi ropaje... ¡exijo tu piel como mi nuevo abrigo!-reí.
Ahora, en aquél extraño salón, ya no quedábamos más que él y yo, sin nadie que nos dijera dónde, cómo y cuando nos debíamos besar. Tenía ganas ya de pasar junto a él unos minutos soñando, sin un reloj que cuente las caricias que nos brindábamos en la penumbra. Había echado tanto de menos el ver a Jerarld aquí a mi lado, dejándose llevar...
Busqué con mis manos su nuca, inclinándome hacia su rostro para besar sus labios, desgastándolos con frenesí, buscando pegar su alma a la mía por aquella noche hasta la última de mi vida, dejando así que nuestra piel cumpliera uno a uno todos sus deseos carnales.
La fantasía que emanaba de aquellas burbujas de alcohol que sujetaba mediante unas copas de cristal, la arrinconé como a las mismas, depositandolas en la mesa de noche auxiliar para centrarme en mi varón, aquél que tras destripar la última barrera que nos separaba, viajaba desnudo por las curvas de mi anatomía, impregnando su cuerpo de mi dulce querer, de mi aroma compuesto a la vez por el suyo. Mis dedos corrieron por su espalda y con un suave deliz, hice que se detuviera el tiempo en aquél beso sincero, contemplando su anatomía desnuda bajo la tenue luz de la luna que iluminaba la estancia, sonriendo cuando la yema de mis dedos recorrieron los lunares de su piel, sus músculos, los huesos de su clavícula, de su mentón.. hasta que volví a caer sobre su boca, reposando cuando su saliva me envolvió y me sumergió en el ensoñado cielo de aquél amor que había nacido fruto de algo prohibido.
Arlette- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El Eclipse.
Mi piel…mi carne, mi alma…toma todo lo que quieras. Es tuyo!
Dije entre risas antes de envolverla en mi abrazo. Lamiendo desde su clavícula hasta el lóbulo de su oreja, jugueteando con la punta de la lengua en su lóbulo antes de bajar muy suavemente para morder su cuello, guiando aquellos mordiscos por su mentón hasta que encontré sus labios, sin lograr redimirme, mordiéndolos un tanto más fuertes al notal mis colmillos fuera. Enterrándolos en su carne, y sorbiendo de las gotas carmesíes que comenzaban a resbalar por ellos. Sosteniendo incluso su rostro para impedir que se despegase de mi, besándole, mordiéndole y bebiendo de su esencia en pequeñas dosis, cual adicto a una droga que simplemente no puede dejar.
Y es que ella era así, simplemente adictiva.
Entonces, aun bebiendo de sus labios, solté su rostro y comencé a deslizar una de mis manos hacia su entrepierna, hurgando muy suavemente en su carne, notando como algunos estremecimientos recorrían su piel ante mi tacto invasor y curioso. Deleitándome con sus gemidos, con su piel que habría estado hirviendo de ser mortal, y con el sudor que como pequeñas perlas brillantes comenzaba a llenar nuestros cuerpos para bañarnos en el aroma del otro. Mientras mis labios besaban su piel intentando controlarse, pues mis dientes buscaban su cuello, y es que mientras seguía invadiendo su intimidad con mis dedos, vi en su gesto el deseo y el placer contenidos, tan contenidos como los míos. Y es que sin poder controlar ya mis impulsos, quite mis manos de su entrepierna para sostener sus muñecas sobre su cabeza, enterrando los dientes en su cuello de forma pausada pero profunda, jugueteando con mi lengua antes de lamerle, sediento de ella, de toda ella, de su esencia, de su aroma, de su piel, de su alma… mas sediento de lo que jamás imaginé.
Dije entre risas antes de envolverla en mi abrazo. Lamiendo desde su clavícula hasta el lóbulo de su oreja, jugueteando con la punta de la lengua en su lóbulo antes de bajar muy suavemente para morder su cuello, guiando aquellos mordiscos por su mentón hasta que encontré sus labios, sin lograr redimirme, mordiéndolos un tanto más fuertes al notal mis colmillos fuera. Enterrándolos en su carne, y sorbiendo de las gotas carmesíes que comenzaban a resbalar por ellos. Sosteniendo incluso su rostro para impedir que se despegase de mi, besándole, mordiéndole y bebiendo de su esencia en pequeñas dosis, cual adicto a una droga que simplemente no puede dejar.
Y es que ella era así, simplemente adictiva.
Entonces, aun bebiendo de sus labios, solté su rostro y comencé a deslizar una de mis manos hacia su entrepierna, hurgando muy suavemente en su carne, notando como algunos estremecimientos recorrían su piel ante mi tacto invasor y curioso. Deleitándome con sus gemidos, con su piel que habría estado hirviendo de ser mortal, y con el sudor que como pequeñas perlas brillantes comenzaba a llenar nuestros cuerpos para bañarnos en el aroma del otro. Mientras mis labios besaban su piel intentando controlarse, pues mis dientes buscaban su cuello, y es que mientras seguía invadiendo su intimidad con mis dedos, vi en su gesto el deseo y el placer contenidos, tan contenidos como los míos. Y es que sin poder controlar ya mis impulsos, quite mis manos de su entrepierna para sostener sus muñecas sobre su cabeza, enterrando los dientes en su cuello de forma pausada pero profunda, jugueteando con mi lengua antes de lamerle, sediento de ella, de toda ella, de su esencia, de su aroma, de su piel, de su alma… mas sediento de lo que jamás imaginé.
Jerarld Délvheen- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 476
Fecha de inscripción : 14/08/2011
Edad : 794
Localización : Paseando por el techo de casa...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El Eclipse.
Tras profanarme de nuevo mi intimidad y beber de mí como si fuese el oxígeno que sus pulmones necesitaban respirar, torcí una sonrisa divertida y usando mi fuerza, le empujé lejos de mí, tanto, que su cuerpo quedo pegado contra la pared frontal a la de la cama, abriendo grietas alrededor de su anatomía.
- Mi turno.- reí, quedando frente a él pasado una milésima de segundo.
Empecé por su cabello, enredando mis dedos en ellos, cerrando por un momento los ojos cuando aspiré el aroma que desprendían, abriéndolos para sonreírle con un deje tímido en mis labios. Llevé el dorso de mi mano derecha hacia su rostro, acariciando su frente, su mejilla, su mentón y su cuello. Apegué mi cuerpo al suyo hasta que mis pechos quedaron oprimidos por su piel, abriendo levemente mis piernas para que flanquear las suyas, no dejándole escapatoria para librarse de mi abrazo. Olisqueé su cuello, acariciándolo con la punta de mi nariz, riendo por aquél gesto casi inocente, como si fuera la primera vez que me entregaba a Jerarld. Tras una mirada de reojo en que vi cómo mi marido tragaba saliva ruidosamente, dejé aflorar mis colmillos, aunque no le mordí aun, lamiendo su garganta hasta que su piel se erizó. Mis manos recorrieron sus fuertes brazos hasta llegar a sus manos, entrelazando mis dedos con los suyos, con fuerza, omprimiéndolos para que no me soltara mientras flexionaba mis rodillas y mi boca iba dejando por su abdomen un rastro de besos sutiles y efímeros, recorriendo cada poro de su piel, descendiendo por su muslo derecho cuando, ladeando mi cabeza hacia el interior de éste, clavé mis colmillos en su piel, buscando mi arteria favorita por la que me alimentaba, situación que me dejó más a mi alcance su gran talento, con el que jugueteé tras lamer la herida a la espera de que se cerrara con rapidez y dejara de sangrar, pues suficiente había manchado las comisuras de mi boca. Así, me llevé su virilidad a mis labios, oprimiéndolos a su alrededor para dotarle de un placer dificil de superar, tan sólo por la boca que se localizaba en mi entrepierna y que se humedecía ante la simple idea de devorarlo por completo, llevándole hasta el firmamento y más allá, dónde la lujuria culmina en una explosión de placer de ensueño.
- Mi turno.- reí, quedando frente a él pasado una milésima de segundo.
Empecé por su cabello, enredando mis dedos en ellos, cerrando por un momento los ojos cuando aspiré el aroma que desprendían, abriéndolos para sonreírle con un deje tímido en mis labios. Llevé el dorso de mi mano derecha hacia su rostro, acariciando su frente, su mejilla, su mentón y su cuello. Apegué mi cuerpo al suyo hasta que mis pechos quedaron oprimidos por su piel, abriendo levemente mis piernas para que flanquear las suyas, no dejándole escapatoria para librarse de mi abrazo. Olisqueé su cuello, acariciándolo con la punta de mi nariz, riendo por aquél gesto casi inocente, como si fuera la primera vez que me entregaba a Jerarld. Tras una mirada de reojo en que vi cómo mi marido tragaba saliva ruidosamente, dejé aflorar mis colmillos, aunque no le mordí aun, lamiendo su garganta hasta que su piel se erizó. Mis manos recorrieron sus fuertes brazos hasta llegar a sus manos, entrelazando mis dedos con los suyos, con fuerza, omprimiéndolos para que no me soltara mientras flexionaba mis rodillas y mi boca iba dejando por su abdomen un rastro de besos sutiles y efímeros, recorriendo cada poro de su piel, descendiendo por su muslo derecho cuando, ladeando mi cabeza hacia el interior de éste, clavé mis colmillos en su piel, buscando mi arteria favorita por la que me alimentaba, situación que me dejó más a mi alcance su gran talento, con el que jugueteé tras lamer la herida a la espera de que se cerrara con rapidez y dejara de sangrar, pues suficiente había manchado las comisuras de mi boca. Así, me llevé su virilidad a mis labios, oprimiéndolos a su alrededor para dotarle de un placer dificil de superar, tan sólo por la boca que se localizaba en mi entrepierna y que se humedecía ante la simple idea de devorarlo por completo, llevándole hasta el firmamento y más allá, dónde la lujuria culmina en una explosión de placer de ensueño.
Arlette- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El Eclipse.
Mi cuerpo se estremeció cuando ella me mordió para beber de mi, y mas se estremeció cuando sus labios comenzaron a jugar conmigo, llevando su lengua a un terreno demasiado “sensible” como para no dar un brinco ante el placer de su tacto.
Erguí mi cabeza hacia atrás, conteniendo la respiración, pero entonces ella comenzó a subir muy poco a poco hasta que sus ojos encontraron los míos. Momento en el que deje que mis manos se deslizaran por sus caderas y subieran hacia su cintura, donde le sujete con firmeza antes de girarme con ella siendo yo quien ahora le empujaba con ferocidad contra la pared haciendo que esta se craquelarla a su entorno. A la vez que ella sonreía y mis manos se dirigían hacia sus muslos, para tomarlos con firmeza y sujetarlos contra mi, haciendo que enredase sus piernas a mi cintura para poder embestirla así con mayor ferocidad y salvajedad. Mientras ella extendía su cuello hacia atrás en un gemido que resonó en mi oído, estremeciéndome y aumentando la lujuria que había en aquel momento, como si aun se pudiese aumentar mas…
Sabanas de seda negras….Una de las únicas cosas que no habíamos destrozado en la habitación. Pues las paredes, el techo, los muebles, todo lo demás había quedado destrozado por nuestra fogosidad, por nuestra energía, por nuestro ímpetu, y por nuestra pasion desmedida.
Entonces ella abrió los ojos de forma calmada, encontrándome ahí junto a ella.
Buenos días…susurre mentalmente mientras le sonreía, deleitándome con su mirar brillante, ella me devolvió la sonrisa mientras envolvía sus brazos a mi cuello. Y entonces cuando quise acercarme a ella para robarle el primer beso del día alguien toco la puerta y posteriormente encajo una llave en la cerradura.
Ambos nos miramos y sonreímos divertidos. Mientras uno de los miembros de la tripulacion entraba en la habitación vislumbrando el panorama y llevándose las manos a la cabeza…
...O al menos eso creo yo que habrá hecho, pues nosotros nos levantamos utilizando nuestros reflejos para, rasgando las mismas sabanas salir por una de las ventanas, mientras las gentes del lugar se daban la vuelta para contemplarnos, posiblemente escandalizados, sin entender porque una dama como Eyra llevaría una sabana enrollada a la altura del pecho y un caballero como yo llevaba una sabana enrollada a la altura de la cintura. Pero francamente, no nos importaba en lo mas mínimo, pues ambos caminamos con la cabeza erguida y el gesto orgulloso hacia nuestros respectivos camarotes, donde después de despedirnos como antaño, nos citamos para desayunar…Era hora de buscar algo de ropa antes de reclamar una nueva habitación para los dos.
Y así, como si no hubiese pasado el tiempo, nosotros volvimos a hacer de las nuestras mientras los mares nos llevaban a nuestro destino. Donde juntos buscábamos lo que habíamos perdido hacia tanto tiempo, encontrando mas cosas de las que esperábamos por el camino…
Erguí mi cabeza hacia atrás, conteniendo la respiración, pero entonces ella comenzó a subir muy poco a poco hasta que sus ojos encontraron los míos. Momento en el que deje que mis manos se deslizaran por sus caderas y subieran hacia su cintura, donde le sujete con firmeza antes de girarme con ella siendo yo quien ahora le empujaba con ferocidad contra la pared haciendo que esta se craquelarla a su entorno. A la vez que ella sonreía y mis manos se dirigían hacia sus muslos, para tomarlos con firmeza y sujetarlos contra mi, haciendo que enredase sus piernas a mi cintura para poder embestirla así con mayor ferocidad y salvajedad. Mientras ella extendía su cuello hacia atrás en un gemido que resonó en mi oído, estremeciéndome y aumentando la lujuria que había en aquel momento, como si aun se pudiese aumentar mas…
…
A la mañana siguiente, abrí los ojos pesadamente, contemplándola entre mis brazos al dormirnos abrazados, mientras sonreía al acariciar mi nariz con la suya, aun envolviéndole cerca de mi, ambos envueltos en las lujosas sabanas de seda negra.Sabanas de seda negras….Una de las únicas cosas que no habíamos destrozado en la habitación. Pues las paredes, el techo, los muebles, todo lo demás había quedado destrozado por nuestra fogosidad, por nuestra energía, por nuestro ímpetu, y por nuestra pasion desmedida.
Entonces ella abrió los ojos de forma calmada, encontrándome ahí junto a ella.
Buenos días…susurre mentalmente mientras le sonreía, deleitándome con su mirar brillante, ella me devolvió la sonrisa mientras envolvía sus brazos a mi cuello. Y entonces cuando quise acercarme a ella para robarle el primer beso del día alguien toco la puerta y posteriormente encajo una llave en la cerradura.
Ambos nos miramos y sonreímos divertidos. Mientras uno de los miembros de la tripulacion entraba en la habitación vislumbrando el panorama y llevándose las manos a la cabeza…
...O al menos eso creo yo que habrá hecho, pues nosotros nos levantamos utilizando nuestros reflejos para, rasgando las mismas sabanas salir por una de las ventanas, mientras las gentes del lugar se daban la vuelta para contemplarnos, posiblemente escandalizados, sin entender porque una dama como Eyra llevaría una sabana enrollada a la altura del pecho y un caballero como yo llevaba una sabana enrollada a la altura de la cintura. Pero francamente, no nos importaba en lo mas mínimo, pues ambos caminamos con la cabeza erguida y el gesto orgulloso hacia nuestros respectivos camarotes, donde después de despedirnos como antaño, nos citamos para desayunar…Era hora de buscar algo de ropa antes de reclamar una nueva habitación para los dos.
Y así, como si no hubiese pasado el tiempo, nosotros volvimos a hacer de las nuestras mientras los mares nos llevaban a nuestro destino. Donde juntos buscábamos lo que habíamos perdido hacia tanto tiempo, encontrando mas cosas de las que esperábamos por el camino…
Jerarld Délvheen- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 476
Fecha de inscripción : 14/08/2011
Edad : 794
Localización : Paseando por el techo de casa...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: El Eclipse.
En cuanto el barco atracó en el puerto griego del Pireo, los pasajeros y sus respectivos equipajes empezaron a abandonar la embarcación, aunque Jerarld y yo tuvimos que escondernos en un baño para evitar la exposición de la tenue luz del atardecer que todavía reinaba en los cielos. Por suerte, fue poco tiempo y al menos a mí, me sirvió para vestirme y arreglarme antes de saltar por la ventana y poner los pies en tierra firme.
Alcé el mentón hacia el firmamento, pues la visera del sombrero azabache que lucía no me permitía tal gesto, sonriendo al comprobar que ya el sol se había escondido tras las distintas cadenas montañosas que rodeaban la ciudad. ¡Hacía tantos años que no la visitaba! Y sin embargo, el calor seguía siendo asfixiante, pues seguro que a esa hora aun no bajábamos de los treinta y cuatro grados. Las nubes auguraban cierta vestisca que de vez en cuando hacía peligrar el estado del sombrero sobre mi cabeza, aunque era igual de agradable recibirla.
Según el reloj del puerto, eran las ocho y media de la tarde, por lo que disponíamos de diez horas hasta que despuntara el alba hacia las siete de la mañana. ¡El tiempo era oro! Así que tomé la mano de Jerarld quién llevaba consigo el escaso equipaje que necesitábamos para aquél viaje y empezamos a correr hacia una verja, saltándonos así los incómodos controles de turistas que nos aguardaban en la salida. Fuera, las calles empezaban ya a ser desiertas aunque algunos carruajes cabalgaban hacia distintos puntos de la ciudad. Sin tiempo que perder, solté a mi marido y le indiqué que me esperara sentado sobre la rama de un árbol cercano, pues las sombras sabrían ocultar su figura. En cuanto a mí, me detuve en medio de la calzada y levanté la falda de mi vestido, mostrando mi muslo y toda mi pierna derecha, sacando un poco de pecho y alborotando mis cabellos. En menos de treinta segundos, el primer carruaje se detuvo frente a mí y asentí a las lujuriosas propuestas que el conductor de aquellos dos corceles me ofrecía, subiendo junto a él antes de sonreírle pícaramente, acercando mi rostro hacia el suyo como si quisiera besarle... cuando en realidad, desvié el camino de mi cabeza para hincar el diente sobre su cuello, sorbiendo de él con tanto frenesí que cayó al suelo inconsciente. Me relamí los labios y satisfecha, hice una señal a Jerarld para que tomara los caballos, pues el carro en si acabaría siendo una molestia y no haría más que retrasarnos en nuestra carrera contrareloj.
- Sigue encontrándose en Delphos.- murmuré ensimismada en aquél mapa que Zhepyr nos había entregado y cuya luz roja mostraba el paradero exacto de nuestro hijo, parpadeando cuando se movía dentro del mismo terreno montañoso que representaba Delphos.- Hay tres horas de trayecto hasta allí, así que debemos darnos prisa. ¡Sígueme!
Tomé las riendas de uno de aquellos corceles y tras instarle al animal que cabalgase con toda la velocidad que sus músculos le permitieran, empezamos a alejarnos del puerto y poco a poco, dejamos atrás la enigmática ciudad de Atenas rumbo las montañas. La noche cayó con una fuerte ventisca que formaba pequeño remolinos de arena y follaje que a menudo golpeaba mi semblante serio e impaciente, sobretodo cuando la luna ya iniciaba su descenso del cielo y a penas, a lo lejos, empezaba a ver las ruinas del oráculo de Delphos, animando a Jerarld a ir más deprisa cuando varias sombras se movían de un lado a otro, contemplando estupefacta cómo algunos árboles caían por el barranco y varias rocas procedentes de los tesoros que en el siglo V el pueblo griego había depositado en aquella senda, eran lanzadas por los aires hasta convertirse en polvo. Algunos gritos y aullidos, con el posterior fuerte olor a sangre, alarmaron mis sentidos y tensaron mis músculos. ¡Mi hijo podía estar en peligro! Por lo que bajé del caballo y el resto del trayecto decidí seguirlo contando sólo con la rapidez que mi raza me había brindado, rezando para que no fuera demasiado tarde...
Alcé el mentón hacia el firmamento, pues la visera del sombrero azabache que lucía no me permitía tal gesto, sonriendo al comprobar que ya el sol se había escondido tras las distintas cadenas montañosas que rodeaban la ciudad. ¡Hacía tantos años que no la visitaba! Y sin embargo, el calor seguía siendo asfixiante, pues seguro que a esa hora aun no bajábamos de los treinta y cuatro grados. Las nubes auguraban cierta vestisca que de vez en cuando hacía peligrar el estado del sombrero sobre mi cabeza, aunque era igual de agradable recibirla.
Según el reloj del puerto, eran las ocho y media de la tarde, por lo que disponíamos de diez horas hasta que despuntara el alba hacia las siete de la mañana. ¡El tiempo era oro! Así que tomé la mano de Jerarld quién llevaba consigo el escaso equipaje que necesitábamos para aquél viaje y empezamos a correr hacia una verja, saltándonos así los incómodos controles de turistas que nos aguardaban en la salida. Fuera, las calles empezaban ya a ser desiertas aunque algunos carruajes cabalgaban hacia distintos puntos de la ciudad. Sin tiempo que perder, solté a mi marido y le indiqué que me esperara sentado sobre la rama de un árbol cercano, pues las sombras sabrían ocultar su figura. En cuanto a mí, me detuve en medio de la calzada y levanté la falda de mi vestido, mostrando mi muslo y toda mi pierna derecha, sacando un poco de pecho y alborotando mis cabellos. En menos de treinta segundos, el primer carruaje se detuvo frente a mí y asentí a las lujuriosas propuestas que el conductor de aquellos dos corceles me ofrecía, subiendo junto a él antes de sonreírle pícaramente, acercando mi rostro hacia el suyo como si quisiera besarle... cuando en realidad, desvié el camino de mi cabeza para hincar el diente sobre su cuello, sorbiendo de él con tanto frenesí que cayó al suelo inconsciente. Me relamí los labios y satisfecha, hice una señal a Jerarld para que tomara los caballos, pues el carro en si acabaría siendo una molestia y no haría más que retrasarnos en nuestra carrera contrareloj.
- Sigue encontrándose en Delphos.- murmuré ensimismada en aquél mapa que Zhepyr nos había entregado y cuya luz roja mostraba el paradero exacto de nuestro hijo, parpadeando cuando se movía dentro del mismo terreno montañoso que representaba Delphos.- Hay tres horas de trayecto hasta allí, así que debemos darnos prisa. ¡Sígueme!
Tomé las riendas de uno de aquellos corceles y tras instarle al animal que cabalgase con toda la velocidad que sus músculos le permitieran, empezamos a alejarnos del puerto y poco a poco, dejamos atrás la enigmática ciudad de Atenas rumbo las montañas. La noche cayó con una fuerte ventisca que formaba pequeño remolinos de arena y follaje que a menudo golpeaba mi semblante serio e impaciente, sobretodo cuando la luna ya iniciaba su descenso del cielo y a penas, a lo lejos, empezaba a ver las ruinas del oráculo de Delphos, animando a Jerarld a ir más deprisa cuando varias sombras se movían de un lado a otro, contemplando estupefacta cómo algunos árboles caían por el barranco y varias rocas procedentes de los tesoros que en el siglo V el pueblo griego había depositado en aquella senda, eran lanzadas por los aires hasta convertirse en polvo. Algunos gritos y aullidos, con el posterior fuerte olor a sangre, alarmaron mis sentidos y tensaron mis músculos. ¡Mi hijo podía estar en peligro! Por lo que bajé del caballo y el resto del trayecto decidí seguirlo contando sólo con la rapidez que mi raza me había brindado, rezando para que no fuera demasiado tarde...
Arlette- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» El Eclipse
» Un eclipse,Sol Bosch ♥
» Eclipse total de la rosa y la luna (Le due maschere della notte Prt. III)
» Eclipse al medio día
» The fall into Eclipse || Privado
» Un eclipse,Sol Bosch ♥
» Eclipse total de la rosa y la luna (Le due maschere della notte Prt. III)
» Eclipse al medio día
» The fall into Eclipse || Privado
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour