Los hombre las prefieren brutas… pero la realeza NO [Privado]

por **Sophia D'Luca** Lun Jul 02, 2012 11:19 pm

Lady Sophia estamos llegando a Paris – fue lo que escuche y una de mis doncellas se preparaba para arreglarme como era de costumbre, una a la cual nunca me acostumbraría mis ojos se abrieron y podía escuchar como en aquel vagón del Tren todos se movían de un lado a otro, estime que aun faltaba algo más de media hora, conocía Paris, al final de cuentas viví por largos años por sus bosques. Me levante mirando a mis doncellas que preparadas acudían hacia mí, solo hice un gesto de negación deteniéndolas antes de tocarme un solo pelo. Poniéndome de pie les sonreí de manera grácil, no podía ser mal educadas con ellas que me acompañaban a todas partes, Zarek me había reservado una habitación en el Hotel, pero yo definitivamente no me quedaría ahí, mas mis guardias y doncellas sí, no había venido a Paris para estar en la mira de ellos, sabia cuidarme sola, muy pocos sabían de la coronación al menos por estos días. Ya la semana entrante todos los reinos aliados y mis amigos estarían invitados a aquel gran encuentro. Busque en un baúl un vestido de tonalidades verdes y cambiándome sin ayuda, me dedique a mirar mi rostro en el espejo, aun era yo, la mujer de ojos salvajes. Reí sola por mi solo pensamiento, solté mi cabellera a lo que escuche un murmullo a mis espaldas, tomando aire me gire y las quede mirando – Hoy, simplemente seré yo… por favor que sea un secreto entre nosotras – les advertí, si el Rey se enteraba de seguro ellas pagarían y era lo que menos quería. El tren comenzó a bajar la velocidad y saliendo de aquel gran compartimiento les di las ordenes a mis doncellas, nada de guardias, ni seguimientos – Al amanecer estaré en el Hotel – susurre y cubriendo mis hombros de una capucha de tul negra, avance ocultando mi rostro; el tren ya se había detenido y tenía que esperar a que mis guardias hicieran lo suyo, me baje y mis escoltas me siguieron hasta mi carruaje.

Dos horas más tarde.

Había sido fácil burlar a los guardias, no era la primera ni sería la última vez que lo haría, una de mis doncellas se disfrazaba de mí e haría el papel en la habitación del hotel que custodiada de afuera por los guardias incompetentes no se habían dado cuenta de su gran error.

Aun con la capucha negra que cubría mi cuerpo camine por las calles de parís, libre como siempre lo había sido reconocí aromas, lugares que muchas veces visite, me pase por las afueras del Restaurante donde había sido Chef, me hizo feliz ver que aun estaba ahí intacto con su misma clientela y los mismos camareros que recordaba, no entre no quería que me vieran así, tan bien vestida, mis pasos siguieron hasta llegar al sector más pobre de la ciudad donde aun el piso de mi querido pintor estaba ahí, sentí el impulso de visitarlo pero no, nuestro ultimo encuentro había sido lleno de desilusiones, me había herido y yo a él, mi hermano y amigo el único que había dado un peso por mí, Anuar mi pintor. Y al otro lado de la calle, las cortinas rojo intenso donde estuvo la consulta del Doctor Stravinsky, los rumores habían corrido, si, el había corrido por una suerte similar a la mía. Aquel doctor mi gran amor a segunda vista, ¿algún día nos volveríamos a topar? Reí en complicidad por que a final de cuentas era el mi gran amigo. Mis pies siguieron hasta llegar a los bosques y más lejos aun donde mi historia en Paris había comenzado, las zonas alejadas…

Ya no les temía, claro que no me detuve al llegar a las chozas a medio caer, donde me oculte algo así como un año hasta que me habían robado todo, ahí fue si avance con cuidado hasta ver que el tiempo no había pasado en vano, el lugar seguía igual, más sucio lleno de vegetación silvestre, la luz de la luna se filtraba por el escaso techo que tenia y la melancolía me envolvió al tiempo que una lagrima rodo por mi mejilla, si ahí había descubierto el valor de todo y nada a la vez. Por que cuando lo perdí todo… había aparecido el pintor a prestarme ayuda sin hacer preguntas, le confesé mi secreto y me acepto en mi forma felina, como Lit de mi muñeca colgaba mi cascabel con la piedra negra que tantos secretos tenia… - Ya no hay Bandidos que quieran arrebatarte tus pertenencias Sophia – hable para mi mientras quitaba mi capa, y mi vestido con cuidado mis sentidos abiertos y siempre alerta me permitían escuchar que había detrás oculto y por el momento ninguna amenaza. No quería dejar mi ropajes tirados ahí, sabía que a los sirvientes les costaba trabajo limpiar y tener todo a la perfección (como lo solicitaba el Rey), mi cuerpo al instante sintió el frio penetrar por todos lados, mi corazón acelerado hacia que el fluir de mi sangre aumentara su presión, mi respiración por otro lado agitada hacia que mi cuerpo temblara de una extraña pero familiar forma, mi lengua se seco, y el cosquilleo comenzó de manera rápida mis ojos clavados en la luz de la luna lograron ver en la oscuridad al tiempo que todo pareció ser más grande de lo que en realidad era, mi piel cubierta de aquel pelaje anaranjado relucía mis garras afiladas se clavaron en el suelo y el dolor de la transformación hacia que cada célula de mi cuerpo humano desapareciera dando paso a tan majestuoso animal.

Poco tiempo paso para que convertida en felino me encontrara, de forma involuntaria estire mis patas hacia adelante y clave mis garras en la tierra húmeda fue ahí que cada hueso mientras me estiraba quedo en su lugar, solté un pequeño maullido y quede sentada sobre mis patas mirando el lugar, pensando.

Los segundos o minutos en mi forma felina eran casi impredecibles, perdía el sentido del tiempo de una manera sobrenatural, mas solo podía en esos momentos guiarme por mis instintos que habitaban en mi interior. Poniéndome en cuatro patas comencé mi recorrido silencioso por el lugar, ahí tendría que volver por mis ropajes así que alejarme solo lo necesario, tenia al final de cuentas que cuidarme de no toparme con algún enemigo. De un salto Salí de aquella choza que cualquier trueno podría destrozas y camine por aquellas zonas con el sigilo que me caracterizaba, escuche al búho ulular, a lo lejos pude sentir como un roedor que temeroso ante mi aroma escapaba a su cueva. Un manjar para la gata, pensé y encaramándome a un árbol con mis garras subí hasta llegar a una rama mas menos alta, sintiendo el poder mágico que tenía esa zona.

De noche todos los gatos son negros, sí que lo somos, mimetizarnos era algo que sabíamos y conocía a la perfección. Y en el segundo donde uno cree que podía estar en paz, un crujido en el suelo hizo que mi cuerpo reaccionara, mis ojos redondos y grandes buscaron al causante de aquel tan insignificante ruido, diez metros mas allá logre ver, entre sombras una silueta mejor dicho dos. Y mi pelaje automáticamente quedo engrifado, de mi hocico salió un rugido que reprimí al instante saltando de aquella rama y volviendo al suelo avance entre los matorrales, al acecho del vampiro, con ese aroma tan característico, mi corazón latió aun mas rápido, adrenalina definitivamente… y oculta como si fuera a cazar vi aquella escena, que causo la sensación de miedo, terror e ira en ese momento… un paso en falso y todo cambiaria…

por **Alexander Toreto** Lun Jul 09, 2012 9:39 pm

Aquella noche después de atender los pendientes para el nuevo negocio familiar, salió de casa, el pequeño en casa le hacia mantenerse mas atento de su alimentación, no deseaba pensar en la sangre de Jerome, sus hermanos reunidos ahora con él en parís, Jerome, la clínica, el deseo que ardía cada vez mas fuerte y ferviente por la única mujer que no debería tener, caminaba por el paramo de nuevo, despreocupado , esperando a que sus presas se acercaran tal cual era su costumbre desde hace unos días, camino con desdén sobre el camino, su mente vagaban en los últimos hechos que acontecían en su vida, y la sus amados hermanos, recordó a la joven Christine y a su hermano tocando juntos en el salón en Viena, recordó a su hermana y su padre despedirse antes de partir a parís, a Jerome entrar en la casa de la mano de Elliot, tantas y tantas cosas habían rodeado su llegada a parís, la hermandad y sus nuevos conocidos, sonreía con ironía al pensar en tantos y tantos sucesos. Se concentro de nuevo en el camino al escuchar a un hábil asaltante moverse tras el entre los matorrales, giro su cuello destensándose y preparándose pues la cena iniciaría de un momento a otro, estudio la mente de aquel ser, no quería errar.

Una escena cruzo su mente, el recuerdo mas fresco de aquel hombre, una mujer llorando le pedía se alejara, le tendía su bolso y rogaba por que se alejara, le arranco el bolso de la manos y después se arrojo sobre ella; abrió los ojos y sonrió maquiavélicamente, mientras los pasos del hombre se hacían mas rápidos y sonoros, aquel hombre se arrojo sobre él con un cuchillo en la mano, le rodeo el cuello, se aferro a su mano y sin cuidado alguno le sometió aplicando fuerza suficiente para, romperle el brazo, cedió un poco al oír el crujir de sus huesos , le arrollo fuera del camino y le levanto de la ropa, - ¿planeabas algo?- pregunto antes de arrojarlo de nuevo al piso. Era un hombre robusto, alto y pesado, se levanto colérico sin pensar un segundo en el tamaño de quien le atacaba, sonreía al notar el aroma de su sangre acelerada, el sabor de la sangre llena de adrenalina, rio al recordarla mientras esquivaba sin esfuerzo el puñetazo desesperado y soso que le lanzaba, el tipo, sin ampliar mas su lucha necia y desesperada le sujeto del cuello y le levanto un poco, solo para que notara su fuerza, adoraba ver esa cara de pánico antes de comenzar a beber, golpeo su estomago con la otra mano y después lo atrajo a su boca, clavo con sagacidad sus colmillos en el cuello del hombre mientras este luchaba por salvar su vida, bebía lento notando todo lo que su alrededor se encontraba, bebió lentamente reviviendo en su mente el ataque de aquella joven, de vestido azul que había visto poco antes en su memoria, poco a poco cedió su fuerza y poco a poco sus alrededores se hicieron mas vividos mas notorios, aquella sensación de la sangre aun en sus garganta le encantaba, todo cambiaba a su vista en aquel instante.

Levanto de apoco la vista aun manteniendo al cuerpo ya sin vida cerca de él , le miro con indiferencia, y cerro la marca que había dejado, se giro de apoco había notado la presencia de un sobrenatural sin embargo aquello no le preocupada del todo, escucho con atención antes de soltar el cuerpo a un lado del camino, y miro hacia el camino y de entre los matorrales escucho una respiración, acelerada, cargada de sensaciones entre ellas temor , busco adentrarse en aquella mente pero ceso de su intento al notar que no había nadie mas y al notar tan temerosa a aquella joven sin duda, se giro lentamente comenzando a dar pasos lentos y comenzó a hablar sabría le escucharía – tranquila no hare nada para dañarle, lamento la escena- dijo mirando hacia atrás,- puede acercarse si lo desea, prometo no moverme si eso le tranquiliza- dijo quedándose a menos distancia de los matorrales se agacho para poderle ver debajo de los matorrales, se quito el saco y se lo tendió sobre la hierva, para que se acercara y lo usara si lo deseaba –adelante no le hare daño- se alejo un par de pasos para darle espacio y espero a que saliera de aquel escondite, le miraba con atención aquella criatura era perfecta, siempre había admirado de los cambia formas la manera en que aun siendo otros seres podían reflejar igual su belleza, se quedo ahí esperando, apenado y cauteloso.

por **Sophia D'Luca** Jue Ago 02, 2012 6:10 pm

Como tigre al asecho escondida bajo la piel de un simple animal que adoraba más que nada estaba yo una linda gatita, la simpleza la había dejado el día que demostré todas mis capacidades de supervivencia cuando aquella fiera en un bosque lejano había querido arrebatarme lo más preciado que tenia, mi vida. Una pata delante de la otra a ras del suelo ahí sin mover un musculo observe la atrocidad un acto cruel y macabro, eso era sentí repudio, asco, pero yo hacía lo mismo para con otro tipo de animales, si ratas, conejos, aves entre otros claro nunca humanos. En silencio, pude sentir como los latidos del humano se iban debilitando a medida que aquella bestia camuflada en un cuerpo de hombre bebía de él. ¿Miedo? Claro que sí, ya había visto morir a varios de mi especie bajo la mano de aquellos, los vampiros, ¿confiar o no? La última vez había confiado y ahora enamorada de uno estaba. Y ahora aquel que me sentía y sabia de mi presencia se acercaba, acto reflejo cada pelo de mi pelaje anaranjado se engrifo mis ojos abiertos a más no poder y mi cuerpo perfectamente encorvado lo miro aun con desconfianza solté un pequeño rugido para que no se acercara más de la cuenta.

Sus palabras, me descolocaron al acto que cada frase salía de los labios de aquel vampiro, mis patas traseras avanzaron hacia atrás, pero el ya me había reconocido. La duda no estaba permitida en mis sentidos, ¿Dañarme? A caso cree que me alcanzaría, bueno era probable que si, mas ahora que seguramente estaba fuerte por su alimentación, solté el aire de mis pequeños pulmones, aun en retaguardia por si se le ocurría atacarme, ya tenía en mente transformarme en guepardo, así era más rápida y me podía camuflar mejor, pero las sorpresas de la noche venían de la mano de aquel ser de la oscuridad. Mi cabeza se levanto, dejando que mi cuerpo y mas mi cara de gato sobresaliera, vi lo que hizo con su saco realmente me pareció curioso que hiciera algo así, el avanzaba hacia atrás y yo hacia adelante. No daría mi brazo a torcer y no confiaría a menos, a menos que…

Avance con la delicadeza que mi raza me lo permitía de lado eso sí, aun engrifada como si hubiera visto al mismísimo demonio y ¿acaso el no era lo más cercano a uno? Di un salto hacia el saco que tendido en el suelo se encontraba, para asegurarme que no se tratara de una trampa, mis garras se aferraron a el de manera fuerte, mi cola estirada era mi sensor si él quisiera hacer algo, gire en mi propio eje y al final lo quede mirando, no maullaría no era el caso, el sabía lo que yo era y viceversa, avance hacia atrás, con la ayuda de mi hocico y mi cabeza levante aquello, metiéndome entre el saco y el poco pastizal que había ahí, saque mi cabeza para ver que aun estaba ahí parado sin moverse ni un solo centímetro. Tome una bocanada de aire cerrando mis ojos, me volví a esconder posicionándome con las cuatro patas en el suelo intentando quedar en medio de aquel abrigo, que me serviría de mucho en ese momento.

Mi corazón comenzó a latir feroz mente en la pequeña cavidad torácica que poseía, aquello hacia fluir mi sangre con mayor rapidez, mi respiración parecía agitada y lo era, mis garras se clavaron en el suelo húmedo para no despegarme de ahí, un rugido salió del interior de mi cuerpo mientras el pelaje desaparecía, todo se volvía más pequeño, mi cuerpo comenzó a cambiar ya no era el pequeño gato sino más bien un humano común, una mujer mientras el rugido seguía se transformaba en un débil grito que terminaba con el fin de aquel cambio, el dolor disminuía y todo volvía en sí, en posición de feto quede revisando que todo estuviera en calma total mis rodillas quedaron apoyadas en el suelo húmedo, mi temperatura corporal había aumentado unos siete grados, lo sentía por que el vapor se desprendía de mi, uno de mis brazos cubría mi busto mientras el otro acomodaba aquel saco en mis hombros, de un aroma familiar pero muy diferente al de los otros vampiros de los cuales me había topado. Trague saliva y me levante con calma, el miedo y los nervios habían quedado atrás, mis ojos que poco cambiaban se posaron en el hombre del cual un momento me había olvidado. – Si hubieras querido acabar con mi vida dudo que hayas hablado – mis palabras salieron entre dientes mientras terminaba de pasar mis brazos por las mangas del saco. No di ni un solo paso me quede ahí, aun desconfiada, pero sabía que si algo me llegase a suceder, Zarek daría todo por una venganza llena de sangre.

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