[Diègue Theodor Döhler]Debería comenzar a reir por tal casualidad [Privado]

por **Aitziber D’ Lemoine** Sáb Jul 21, 2012 12:30 pm

Recuerdo del primer mensaje :

en ocasiones los lugares elegidos son los mas relevantes, cuando había una cita importante, el sitio en donde se daba tenia de suma importancia. ¿a que jugaba Aitziber? Prácticamente se estaba metiendo a la boca del lobo, comenzaba zapatear en la cueva del dragón con tanta intolerancia que debía hacer mucho esfuerzo de no vomitar al ver los adornos que idolatraban a un ser muerto. Se había vestido con un elegante vestido azul opaco, que la hacía parecer una fiel devota, no estaba en desacuerdo con la iglesia, pero ya sentía disgusto por el hecho de haber matado a su maestro, aquello la llenaba de ira.

Ironía… había vuelto al mismo lugar a donde se conocieron, recordaba muy bien todo lo que él había hecho en ese lugar, se sentía bien, aquel ligar para ella no significaba una casa de dios, significaba un fragmento de sus recuerdos, un recuerdo que lo mantiene tan cerca de su conciencia para nunca olvidarlo. Gracias a el había podido abrir sus ojos y como un ave cuando abre sus alas, dejarse llevar por el viento.

Ya no había tiempo para respirar, no había podido hacer nada para salvarlo, aun así… lucharía por sus ideales, que eran por suerte casi los mismos de ella. Había dejado a su caballo negro que eligió del establo de su padre lejos de la catedral, a salvo de cualquier peligro, pero sin la libertad que tal vez deseaba, no tenía ni idea de su nombre, parecía ser un potranco que aun no había sido domado, pero con su firmeza lo llevo, no perdería contra un animal. Un ruido la hizo girar del asiento que estaba, parecía que había otra persona cerca… las ironías crecían… las cosas inesperadas parecía que la llamaban y eso era lo que más le gustaba.

-Monsieur Döhler- susurro sonriendo levemente mientras veía la figura aparecer cerca de ella -no se si decir que es una sorpresa para mi verlo… o simplemente mostrarme fascinada… el tener una similitud en un recuerdo… casi se podría decir que es un Deja vu… pero estoy cien por ciento segura que no lo es- giro su cuerpo quedándose sentada en aquel banco de madera en donde los devotos se quedaban por horas escuchando las predicas del padre.

por **Aitziber D’ Lemoine** Vie Nov 01, 2013 4:19 pm

Y todo había terminado, así se resumía la aventura llevada por aquellos dos. La desgracia de tener a Isabel, dentro de ella, la había sentirse cada vez mas apegada a aquel mundo, podría decirse que era el ancla que la mantenía así. ¿Terminaría sucumbiendo al capricho de un fantasma? Que se quedara ella, la bruja se iría, pero no podía dejar que ese ente paseara de aquí y allá, como si nada, iba a cortar cualquier lazo con ella, se separarían para siempre, ya el parasito no tendría su alimento.

Susurrando algunas palabras, que el viento llevo, llego a ella una pequeña muñeca de trapo, con ojos de botones y cabello castaño, hecho con cabello humano, vestía un pequeño trapo negro, que cubría su cuerpo, la bruja tanteo su cuerpo, en donde escribió con la sangre que salía de sus ojos, algunas figuras que se volvieron un sello, este se ilumino y pareció que la luz acariciaba su rostro, librándola de cuanta pena estaba pasando en esos momentos.

Que alegría fue para ella cuando dejo de sentir el dolor de sus ojos, pero al abrir sus ojos, noto que la muñeca lloraba, ahora todas las penas la poseía ella. Con el temblor moviendo todo no tuvo tiempo de detallar más cosas, solamente sabía que había logrado su objetivo y preparando su mano toco la muñeca para traspasar completamente a Isabel a esa muñeca, que se quedaría en aquel plano, con sus nuevos amigos.

“Estas son las consecuencias de los hechos”

Ahora estaba libre, con los ojos manchados de sangre, con sus mejillas pintadas de un carmesí que se secaba a cada segundo, miro hacia los lados y noto que el brujo ya no estaba. Otro temblor hizo que soltara la muñeca de trapo, no le dio importancia, estaba más preocupada en caminar tratando de mantener el equilibrio entre esas ruinas que se formaban. El cielo de desgarraba de manera majestuosa, casi podía escuchar las trompetas del un prejuicio final.

Era la caja de pandora, pero ella no intentaba ponerle cuidado a cada uno de los cambios, estaba ya interesada en salir de ese lugar. La muñeca ya estaba cansada, busca dormir, tiene gana de dormir, pero no lo puede hacer si se mantiene allí. A sus pies llego un pequeño niño con una golosina, el tenia otra, la cual comió y pronto en piedra se formo y de destruyo.

¿Se arrepentía de dejar a Isabel en ese lugar? No, no lo hacía, la vida le había enseñado a dejar atrás lo que le hacía más daño que bien, así fue como abrió la golosina y se la comió, mientras notaba como a su alrededor se detenía, se paralizaba, para luego seguir la destrucción.

“No te duermas, Aitziber, Despierta”

Tenía los ojos cerrados, pero no estaba durmiendo se mantenía estática en el lugar, con sus manos entre su regazo sintiendo la calidad de su vestido, realizo un pequeño gesto de molestia, estaba a punto de soltar un pequeño alarido “Isabel no estoy dormida” pero pronto recordó todo y abriendo poco a poco sus ojos susurro — Ella ya no está — miro a su lado para encontrarse con Digue — Parece que han pasado años ¿No cree? — una pequeña risa dejo salir, una calmada, cálida, con una pequeña sensación de nostalgia — Hemos agotado nuestra reserva de energía, más de lo recomendable — sentencio, sintiendo como una ola de cansancio recorría su cuerpo, al parecer su encuentro con las bebidas seria después.

por **Diègue Theodor Döhler** Vie Nov 29, 2013 2:13 pm

El cielo verde esta
EL pasto azul va
Espera así no era
Siempre fue así
De niños
De muertos
RISAS

El tiempo parece ir muy rápido para unos, para otros va corriendo tan lento que puedes ver cada movimiento de la naturaleza desde que germina una rosa hasta cuando cae una hoja, para aquellos que no pueden apreciar la verdadera vida, aquello les parece penoso con un grado de ser patético, pero a aquellos que aprecian lo que ven y no se ve a simple ojos, es el regalo más maravilloso de todos, poder apreciar el arcoíris de los perros en toda su magnificencia y gloriosidad de colores, más absurdo parece aquellos que viven en el gris y no desean salir de esa miseria.

¡oh vidas patéticas, santa muerte llévatelas pronto!

La muerte es el estigmatismo del final, pero ahí donde todos comentan pero no hablan, se equivocan ferozmente, pues la muerte es solo un principio que pocos son los llamados a apreciar y admirar como da comienzo una nueva vida, lo que hace suponer que quienes pasaron a esa vida no tienen apegos con los observadores de esa obra, al contrario se vuelven a equivocar hay una mayor relación porque aquellos observadores se vuelven participes en la obra de la muerte, porque sin ellos los actores principales carecerían de voz de vida mismo, sería otra vez todo gris.

Las lágrimas limpian y exhortan las culpas de la vida de pecados que llevamos, aquellas cristalinas lágrimas son el resultado de un dolor, de una pena tan grande que no podemos ocultar, quizás por culpa de uno o de otros, al final solo importa el gran dolor y vació en nuestras almas ahora se encuentra, ese vació que nadie podrá llenar.

-Animo, ella esta mejor donde esta, está feliz, si no fuera así no estarías aquí viva o sí?- la sonrisa cálida del brujo se hace presente sentándose en la bancas de la iglesia con la ilusión de su hermano atrás de él una ilusión que se ve más fantasmagórica –No te equivocas bruja, la energía, que se usó nos agotó hasta el punto de matarnos, no es una energía del bien, sino del mismo infierno y agota al dueño del cuerpo, para evitar matar al cuerpo, necesitamos un sacrificio y tu amiga, fue eso, el sacrificio para poder salir todos de ahí, o te quedabas y morías o ella moría, Isabel lo sabía porque si no te soltaba absorberíamos tu energía para volver, aunque estaríamos tirados en el suelo dormidos y tu cadáver estaría completamente frío como si se tratara de semanas ya que tu alma sería arrancada brutalmente—eso era el significado de una disculpa –y por eso ella te dejo para que seas libre y fuerte- una sonrisa una disculpa un lazo que se va creando.

Zape
Oye bastardo
Soy tu hermano
RISAS

-Creo que una bebida y una buena comida nos ayudará a recargar energías, por cierto Diègue Döhler, mucho gusto y mi hermano Theodor- Una venia y un saludo formal mostrando a su sombra con enojo y por ser tan amable –No quedarás desprotegida Theodor y yo te cuidaremos aunque no podamos estar como tu amiga Isabel, estaremos siempre contigo, toma, llevad siempre contigo esto- una moneda del Sacro Imperio entrega a la joven, una moneda diferente, no de dinero sino como una reliquia, con la insignia Döhler, el escudo de armas de los Döhlers y las palabras “nostra vos vehemens et periculosum magicis”.

Aquello cierra la alianza entre Los Dóhlers y Aitziber D’ Lemoine, la primera alianza.

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