Confesiones de media noche (Montserrat S. Brightman +18)

por **Stefano Rossi** Mar Jul 24, 2012 6:36 pm

Todo había pasado tan rapido, de una noche invernal en medio del cementerio, hoy me encontraba en este extremo de la ciudad de París, mi objetivo era ver por primera vez a mi pequeña creación con otros ojos, con la mirada que solo puede dar aquel hombre que desea a una mujer en cuerpo, corazón y alma.
Poca era la gente que se encontraba a esas altas horas cerca del hotel, en realidad solo estaban despiertos aquellos que necesitaban un espacio para desahogarse en brazos de las cortesanas, olvidando el fiasco de vida que llevaban entre las piernas de las damas, suspiraba y negaba con la cabeza quizá fuera por que entre Montserrat y yo todo estaba aclarado pero esas actitudes de amantes por una noche se me hacían como decirlo... nefastas.
Si, nefastas aunque yo también lo hice con tal de olvidarla, probar aquellos cuerpos delicados que ninguno era lo suficientemente perfecto para este viejo vampiro. Debía tener paciencia, yo sabía que tarde o temprano ella llegaría, no era tan fácil vivir su "vida", aún necesitaba cubrir las apariencias de una humana hija unica y de familia, necesitaba engañar a todos en su casa, esperar a que morfeo les cogiera en sus brazos y entonces ella vendría a los míos.
No entre al hotel, vestido de elegante estampa , le esperaba en un extremo de la ornamentada puerta, no quería que mi incosiente o mi rpopia mente empezará a atormentarme con la idea de que todo había sido en vano, que me dejaría aqui plantado, era tantas cosas las que quería decirle, tantas confesiones que hacernos a media noche que dudaba de que no viniera, solo debía aguardar y fijar mis ojos en aquellas solitarias aceras llenas de sombras y de niebla, sabía que de ellas emergería su figura y sus ojos de color aún más conplejo que el de la esmeralda estarían señalandole en su andar que finalmente había llegado hasta el creador y amante que en ellos se reflejaba y que su corazón tanto anhelaba.

por **Montserrat Vasari** Miér Oct 17, 2012 12:31 am

Once y media marcaba el reloj en mi habitación cuando mis padres se quedaron profundamente dormidos, era difil ser un vampiro completo cuando se estaba obligada a fingir ser humana... en fin creo que es pensamiento lo tuve desde que sañó de casa con dirección al hotel de París que ignoraba su nombre más no su existencia, mi visita no era objeto de alimento o de una presa corrupta y sucia a la cual saborear, no, era pasar una noche con Stefano y ponernos a charlar sobre todo de lo que nos habíamos perdido durante el año que vivi sola en esta ciudad.
Era de esperarse que llevara mis mejores ropas algo galante y seductor, debía empezar a acostumbrarme que ahora era más que una simple creación para Stefano, debía aprender a amar... a desear.
Las campanas dieron pronto aviso de la media noche en la catedral, no podía creer que por ir perdida en mi pensamiento había hecho tanto tiempo de mi hogar al Hotel.
No sabía si era normal esa sensación que de pronto sobresalto mi espiritú, pues al ver la calle completament vacia, inclusive las aceras solitarias que el no vendría, que quizás tras ese silencio en el cementerio cuando todo termino no significaba maas que su indeferencia al saber que yo quería se de los dos y no solo de Stefano, pero fue entonces que al levantar la vista le encontre con la misma expresión de preocupación que yo, fue una gracia que los dos estuvieramos conectados, Antes de acercarme a él respire profundo y acomode mi vestido rojo, el vuelo y el escote mas de una vez, se dibujo una sonrisa de satisfacción en el rostro y como si fuese una pequeña me acerque cubriendole los ojos, invitandolo a adivinar de quién se trataba esta vez -Vamos digame... ¿quién soy yo elegante caballero?- mi voz tomo tinte de seducción de un instante a otro -¿Esperaba a alguién en especial?, porque no me molestaría en lo más minimo hacerle compañia mientras espera... se dice que París es peligrosa de noche- mo pude contener la risa, era extraño pero me sentía felíz después de largo tiempo, esa emoción que me había acongojado instantes antes habia desaparecido para dar paso a algo nuevo... me sentía como decirlo... completa.

por **Stefano Rossi** Miér Oct 17, 2012 9:18 pm

Una niña alegre aparecio en la escena cegandome con sus suaves manos por un momentos mientras esperaba a la mujer de mis noches eternas, sus preguntas me hicieron que de mi brotara una sonrisa -¿Quién podrá ser?, ¿una niña valiente y perdida en una noche tan fria como esta? o ¿una Julieta buscando a su joven Romeo?- con cuidado cubir sus manos manos con las mías brindandole caricias sinceras -dejeme tocar sus manos petit, estan... algo heladas, frías, ¿serán acaso de una hermosa Julieta de marmol o de un pequeño querubín de alas negras?- de a poco baje sus manos hasta que tuvieran el contacto con mis labios, y estos de a poco comenzaron a comerselas a besos, no pude escuchar su risa -Su risa mi dulce petit ha conmovido mi corazón, este corazón que solo latiría por la mujer que espero, Por ti Montserrat- finalmente gire a verle y fue casi imposible contener el bseo que en sus labios di, un beso con pasión, con aferración, le acariciaba su cuello y sus cabellos, pareciamos dos recién enamorados.
-Luces preciosa, eres hermosa- le dije mientras me separaba de la y le brindaba miradas largas y cariñosas, me quite el abrigo y lo coloque en su espalda -Ven entremos al cuarto que he preparado y reservado unicamente para los dos-.
Me registre en la recepción aclarando que solo sería una noche, el elegante hotel parecía el lugar perfecto para una princesa, subimos las escaleras de marmol y el barandal de metal dorado, hasta la habitación mas lujosa del hotel -Bienvenida a su castillo- dije sin más esperando que pudiera lograr de esta noche la mejor y más feliz de su existencia.

por **Montserrat Vasari** Jue Oct 18, 2012 9:03 pm

Nunca me imagine que Stefano pudiera tener ese tipo de halagos con las damas y menos conmigo, pense que la pequeña travesura de taparle los ojos le molestaría pero al contrario coenzo a besar mis manos, sentía algo extraño cundo sus labios frios y perfectos roazaban mi piel, reía de felicidad , de la emoción que me provocaba el hecho de que tuviera finalmente una pareja como hace mucho le vi inprobabilidades a esa opción.
M hizo sentir protegida el abrigo en mi espalda es como si el estuviese detrás mio todo el tiempo, solía hacerlo cuando estabamos en Venecia, cuando comenzaba a cazar, le preocupa en extremo que llegara a meterme en problemas o que alguién quisiese ganarle la partida y convencerme de marcharme a un mejor lugar.
El hotel era magnifico y elegante para mí, era hermosamente decorado por los barandales de metal dorado y los pisos de marmol, las esculturas de polata o quizás solo era simulación de otra forma nos provocarían daños severos, la gente que en realidad era poca portaba buena vestimenta y caminaba o se dirigia con educación, lastima que no todas las cortesanas que llegaban con los viejos millonarios de vez en cuando no pudieran contener su conduta.
Para mi eso ya no era extraño, Alessandro y Stefano sabían darse grandes lujos y proporcionarmelos a mi también, así que solo deje que el se registrará mientras le contemplaba como un niño contempla a un gran caramelo rojo, con la mirada le daba besos silenciosos y finalmete después de todo aquello llegamos hasta este punto, la habitación más lujosa del hotel, donde al abrir sus puertas me dio oprtunidad de ver, la hermosa y gigantesca cama que se hayaba en el centro, con elegantes sabanas rojas y velas encendidas por doquier, dando como resultado un lugar acogedor e intimo -Que puede decir la princesa, que no le haya dicho ya a su Romeo- dije mientras entrecerrraba el abrigo -¿Todo esto... es para nosotros en esta noche?- pregunte fascinada, al ver también copas y vino rojo en una pequeña mesita cerca del balcón -Tengo el presentimiento de que esta será una noche diferente a todas- dije mientras entraba a la habitación, dejando el abrigo en la cama para ir directo al balcón -Desde aquí puede verse todo... esta tierra es hermosa de noche ¿Cierto?- dirigi mi mirada a las copas sonriendo placenteramente -Debemos celebrar esta noche con creces y platicar de todo lo que nos hemos perdido, serán como "confesiones de media noche"- alce la copa y tome la suya -¿Brindamos?- pregunte mientras le veía tiernamente.

por **Stefano Rossi** Jue Oct 18, 2012 11:32 pm

Era una criatura magnifica, bellla y con una personalidad que pocos sabrían valorar o entender al menos que hubiese amor de por medio, me resultaba curioso como en momentos mientras estaba a lado mío se aferraba tanto a ese abrigo que en nosotros los vampiros no significaba otra cosa más que adornos o accesorios para pasar desapercibidos.
Sus orbes parecían brillar más que las esmeraldas con la luz de una vela o la luz clara de la mañana, era tanta la ilusión que le estaba haciendo realidad que era por demas notorio lo que se asomaba en su rostro, no tuve más que sonreir ante sus palabras -Basta con que me digas que me amas y me daré por bien satisfecho- finalmente entre a la alcoba, crerrando la puerta para que todo fuera más privado, cuando dirigi mi mirada ella se encontraba ya en el balcón contemplando toda la hermosa región parisina, mientras ella veía yo contemplaba su perfecta silueta, su espalda descubierta a medias, su rostro y su perfil y su cabello ondulado y hermosamente acomodado -Lo és, yo ni siquiera la estaba mirando- conteste a su pregunta, -Yo iba a decir lo mismo de las copas y el brindis pero tu te me has adelantado, te enseñe bien debo suponer- quede inmovil ante su mirada viendola de la misma forma que ella me contemplaba - Esa mirada me recuerda a los tiempos en que tu y yo estudiabamos literatura en el Palazzo, si supieras cuanto le extrañaba- me fui acercando de a poco -Permiteme petit yo abriré la botella, simplemente será algo simbolico para que den comienzo las confesiones de media noche- asi mientras ella sostenia las copas las llene solo lo conveniente, finalmente deje la botella y brinde -Brindo por esta noche, que será la más inolvidable de toda nuestra eterna existencia, brindo por la espera que tuve que soportar para que llegarás a mi vida- las copas chocaron y así comenzo la platica que se torno cada vez más interesante, de cuantas cosas ambos nos perdimos, cuantas cosas sufrimos y nos hicimos por el egoismo de no querer ser felices, hubo libaciones, chascarrillos y versos, risas y bailes que solo nosotros escuchabamos en nuestra memoria, eramos los mismos que nos reuniamos cada noche años antes.
Finalmente terminamos valseando una pieza que yo hace mucho tiempo había compuesto, no equivocabamos y volviamos a intentarlo, nos habíamos olvidado que existía un mundo allá afuera, cuando terminamos estabamos en la cama sentados mirandonos únicamente sin decir palabra, hasta que me acerque y la estreche contra mi pecho -Te amo- le susurre al oido, con afecto sincero, la separé para darle un beso en sus labios, beso que fue profundo, largo y apasionado y entonces le recoste en la cama -Te amo y quiero poserte en cuerpo y alma- poniendo sus manos en los costados enpece a besar con delicadeza su cuello, mientras mis manos jugueteaban en su cadera, recorriendo su silueta, hasta sus brazos extendidos, mis manos se juntaro con las suyas un breve instante cuando de a poco comence a bajar besando sus pechos, su vientre, acariciando sus piernas, regrese a su rostro pues notaba que no se oponía en absoluto -¿Quieres hacer esto?- le pregunte antes de continuar pues podía sentir su nerviosismo y ese pequeño temblor , como un escalofrío en todo su cuerpo, sabía era su primera vez y no quería hechar a perder otro momento de anhelado sentimiento.

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