The night is beautiful ... but not when you have memories that curse you[Mar Santini]

** ¿Vas a salir?

-el crujir de la cama había despertado a un hombre que aún a pesar de que había hablado estaba aún alertagado, la mujer de cabellos pelirrojos escondía la orgullosa silueta de su cuerpo en una sábana apenas transparente- Ya sabes el acuerdo -con indiferencia se empezó a vestir con aquel regalo que le había dado aquel hombre además de su bolsa de monedas que esperaba pacientemente a su nueva dueña le había regalado un vestido que podría ser la misma envidia de las mujeres que la contemplasen ( vestido de mar ) del color que siempre le había gustado, rojo. Sus ojos claros así como su piel parecían albergar cierto placer cuando una prenda de color rojo acariciaba su cuerpo, acentuaba no solo el tono blanquecino de su piel sino también el color de sus labellos, de sus labios rojizos por un pinta-labios mientras se dejaba mirar por aquel hombre.

Sonrió de medio labio con la coquetería habitual tomando la bolsa de monedas dejándola caer en su bolso, era un bolso con doble fondo así que si intentaban robárselo o atracarle solo encontrarían un perfume, algo de maquillaje y por último unas monedas para poder permitirse algo de comer, lo otro estaba a buen recaudo. Se marchó colocándose el último ornamento a aquel regalo unos tacones de punta delgada que parecían débiles incluso ella había tenido sus dudas pero cuando se los puso, sus talones se alzaron como una mujer de primera clase realzando sus caderas así como acentuando sus senos, con un pequeño beso lanzado al aire se despidió escuchando el suspiro de aquel hombre ya entrado en años que volvía a la soledad de su habitación mientras ella salía al abrigo de la noche.

agradeció que las temperaturas le diesen un respiro- Hoy da gusto pasear - habló para si misma mientras miraba hacia la noche, deteniéndose en un punto de aquella concurrida calle, las estrellas titileaban con su habitual apariencia de inmortales, ella era una mortal pero incluso a veces tenia envidia de aquellas personas que no morirían, la envidia despues desaparecía sabiendo que el gusto de los mortales, esa felicidad, ese deseo por vivir era precisamente porque si uno pestañeaba estaba perdido pudiendo encontrar el final incluso mientras se estaba dormido, siguió andando moviendo sus caderas en un vaivén apetecible para los hombres introduciéndose en el bosque, había un sendero que siempre visitaba cuando la noche estaba tan hermosa como ahora, una muchacha de costumbres tan antiguas como eran a veces los tiempos que corrían, donde las mujeres escondían sus cuerpos hasta que un hombre quisiera tocarlos escabulléndose del pecado o del mismo placer.

Era algo dificil, caminar en el bosque con aquellos tacones por lo que los tomó con cierto cuidado guardándolos en el interior de su bolso- es un alivio -se sentó en una piedra que sobresalía por su tamaño palpando la planta de sus pies con el pulgar hasta encontrar cierto alivio, vigilando recelosa de que no hubiese nadie a su alrededor ya que gustaba de ser una mujer fuerte siendo aquellos momentos de debilidad los que delataban su feminidad, se levantó casi como un resorte en cuando escuchó un ruido; No le competía realmente de quien se trataba pero lejos de pensar eso su curiosidad parecía siempre al acecho transformando sus deseos imaginarios en deseos reales ¿que había sido eso? era lo que había en su cabeza;

Además de que lo único que pensaba era en hecharle un vistazo no en hacer nada más, de ese modo mientras se convencía a si misma que no hacía nada de mano en acercarse a la fuente del ruido empezó a andar escondiendo su presencia con cierta habilidad escondiéndose tras un árbol- Vaya es solo un hombre -ingenuos remordimientos acerca de la indiferencia con la que se había mostrado al ver lo que era le obligaron a acercarse, como si se hubiera sentido decepcionada era algo que le avergonzaba por haber pensado de ese modo, aún así se acerco poco a poco- ¿estais bien monsieur? -era una especie de "teatro" que ella misma protagonizaba para que no pareciese una mujer curiosa que había estado observando su dolor sin hacer nada- ¿necesitais ayuda? -sus pies aún así, no hacían ruido al moverse manteniendo siempre los instintos despiertos, la vida le habia enseñado que no debía de fiarse ni de los muertos-