Such a beautiful night...[Lenneth P. Stratowski]

Después de un dia trabajando, me dirigi hacia mis habitaciones en el hotel, pero tenia sed, asi que me dirigí hacia el pequeño bar que había dentro del hotel.
Me siento en una de las mesas redondas y me pongo a esperar a que venga el camarero. Dirigo mi mirada azul por los alrededores del pequeño bar y algo atrapa mi atención.

Un hombre, que vestia con un traje de color gris, junto con un sombrero gris y plateado, pero apenas podia ver su cara. Su flequillo ladeado hacia un lado, ocultaba parte de sus facciones...
Aparte mi mirada de aquel desconocido que me habia robado aquellos segundos y me centre en el plan de trabajo que tenia para los proximos días.
-¿Desea algo, madame?-Dijo el camarero cuando llegó a mi mesa.
-Un whisky suave, por favor.-Dije mirando al camarero. De repente detrás del camarero, el hombre seguia en la barra.-Si, por favor un Whisky-Dije volviendo la mirada al camarero.
-Enseguida, madame.-Dijo antes de darse la vuelta hacia la barra.

Observe como el caballero gris se acercaba hacia donde me encontraba. Para nada. No me puse nada nerviosa. Con mero descaro, arrastró la silla, se sento y comenzo a hablarme, asi que le conteste.
-Buenas noches-Dije con una sonrisa-solo estoy de paso.-Dije antes de volver mi mirada a mi apretada agenda. Estuve un momento parada y le volvi a mirar a la cara.-¿que hace usted solo, aqui?-Le dije a aquel hombre que vestia de gris.- ¡Que descaro! ¿Como se atreve a venir como si nada hacia mi mesa?-Pensé intentando que no notara incomodidad.

El chico se recargo en el respaldo de la silla, dejando su vaso sobre la mesa, a la par que cruzaba los brazos sobre su pecho.
-Vaya, entonces, debo suponer, que usted es extranjera al igual que yo... Bienvenida a la ciudad, si es que llevaba poco tiempo- Observó que tenía una mirada acuosa realmente linda. Aunque, nada por lo que un hombre como el, perdiera los estribos a la primera. Habia que ver que el pequeño coreano, era muy especial con las personas humanas.
Y sonrió, enarcando una ceja, no podia evitarlo, de verdad que no.
-Quizás se viera descarado, mi estimada señora, pero, si me he acercado, si he tomado tal atrevimiento, fue por que me sorprendió que una dama con su porte y belleza, anduviera sola a esta hora...

"Me tapo con la mano de la verguenza por tal comentario."-Venia de paso y decidí tomarme un merecido descanso, pero lo mismo podria decir de usted, señor....-Me quede pensando durante unos segundos y volvi a mirarle de nuevo con el rostro relajado.-Si, soy nueva por los alrededores de París y debo decir que son muy bellas las calles,-Paré y vi que el camarero se acercaba a la mesa, dejando el vaso de whisky ante mis ojos.-Pero de donde yo vengo.-Dije terminando en una sonrisa.

El bar donde nos encontrabamos, estaba casi vacio, como si hubiera sido reservado para nosotros. Era una sensación bastante extraña y de repente, sentí como la cabeza me comenzo a dar vueltas.
-Dios mio...ay..-Cerré los ojos un momento y apoye mis manos sobre mis muslos. Respire varias veces y cuando abrí los ojos, ya todo estaba normal.
El caballero del traje gris me miró con el ceño fruncido, pero le hice un ademán despreocupado.-Perdón...ha sido nada. -Intenté levantarme pero mis fuerzas me fallaron y cai desplomada en la silla.

-No se preocupe, deben ser los cambios de temperatura.-Dije mientras me apoyaba con el codo en la mesa. Aquel hombre me miraba con preocupación.-Deben ser eso. De donde vengo, el clima es bastante frío, pero aqui en París, es un poco distinto, no me haga caso, estoy diciendo tonterias-Dije mientras me escondia entre las manos. Ya me encontraba mejor, bebi y dedique una sincera sonrisa al caballero de gris.
-Y...¿A que se dedica?-Dije por preguntar algo.

-¿Esta segura? Por que en verdad, no tengo problema por atenderla si... -.El chico se detuvo y suspiro. No estaba bien, no debia encariñarse con todo el mundo. Al final, podía causarle daño a ella. Como se habia ocasionado a May, aunque eso, era más bien su bien de ella. Si, lo mejor era haberla dejado siendo una tierna humana.

Negó levemente, mientras hacia girar el vaso y a su vez el contenido fuerte de su interior. El muchacho apenas parpadeo
-Nada de tonterias. Y... bueno, me supongo que su lugar de origen debe quedar muy al norte, si es que el invierno francés, uno de los más crudos en Europa, le parece tan... diferente. Seguro que es un lugar donde los paisajes blancos, son frecuentes....-Se encogió de hombros antes de beber un trago con rapidez. Y mirar la sonrisa de aquella mujer. Era demasiado cambiante. Y le preguntaba ahora por su ocupación
-¿Mi trabajo? Bueno, soy el único que queda de mi familia, asi que debo hacerme cargo de los negocios... Sabe? me hubiera gustado poder trabajar en el campo... Me gusta sentir el aire sobre la piel, azotando mis cabellos sobre la superficie de mi rostro... Es mejor a trabajar en un lugar cerrado, no lo cree?

-En realidad vengo de Rumania, un país frio y con la nieve más blanca que haya visto.-Contesté al caballero de gris.[color:bab4=crimson.]-La verdad es que yo trabajo en un orfanato, pero estoy la mar de agusto.-Dije terminando en una sonrisa.

Volví a mi Whisky y le dí un pequeño trago. Miradas descuidadas se dirigían con curiosidad hacia la mesa donde estaba con el caballero gris. Pero especialmente le miraban a el. Miré a ambos lados y me quedé mirando al caballero gris. Me acerqué con cuidado a la oreja del caballero gris y le susurre:-¿Porque le miran tanto a usted?-Pregunté en voz muy sensual a la vez que en un tono bajo para qué el solo me escuchara.

Aquello me extraño mucho mientras me volvía a mi posición erguida de antes. Apoyé disimuladamente mi mano en mi mejilla a la vez que apoyaba el codo en la mesa. Esperé una respuesta hasta que derepente, las luces en la pequeña cafetería del hotel se apagaron sin razón alguna.

Las luces seguían apagadas. Aquella respuesta a lo que le siguió una pregunta en forma peligrosa, puso a mi cuerpo los pelos de punta. Algo noté por mi rodilla que subía lentamente. Mi mano apartó aquel roce misterioso por el que subía por mi rodilla, pero de nuevo lo volví a notar. Noté algo peludo y lo eché de mi rodilla de inmediato.


-Sí, quizás...-Dije tajantemente mirando hacia el frente. La luz de la luna se filtraba por las ventanas y podía ver un poco. Vi al caballero de gris que sonreía poco a poco en una sonrisa picara. –Yo le miró simplemente porque le tengo delante de mí, Monsieur-Dije mientras me alejaba de él un poco, tirando de la silla hacia atrás.

Las luces de la pequeña cafetería volvieron poco a poco. Un camarero entró en la sala y calmó los nervios de la gente. Pero, los nervios que el hombre de gris había puesto en mí con esa voz, iba a ser difícil de quitármelos.

-Señor, Buenas noches...-Cuando me estaba despidiendo, el camarero se dirigió hacia nosotros, recogió el vaso y se fue-Yo...-De repente, de nuevo las luces de la cafetería comenzaron a fallar otra vez.-Otra vez, no....

El chico le miró con la ceja arqueada, mientras se preguntaba que demonios le pasaba a esa mujer. Era tan extraña...
Le pasaban varias cosas en mente. Entre esas, que le estaba dando hambre. Pero no comería de alguien asi. Solo por el bien que hacia a los niños, solo por eso.
No borró aquella sonrisa llena de cinismo, cuando la escuchó, por lo demás se limitó a dar un sorbo a su bebida mientras le veía por encima del borde del vaso
-También puede mirar a otro lado. No es preciso en realidad, mirar a la persona con quien hablas, no lo crees? Hay personas que son muy listas y habiles, y pueden hacer más de cinco cosas a la vez... Y no necesitan mirar todo lo que hacen...

Se encongió de hombros mientras miraba al muchacho que fue a recoger el vaso de ella. Tenía buena constitución fisica. Le recordó por un momento a su merjo amigo en casa.-Buenas noches, madameLas luces volvían a fallar, y cualquiera que no tuviera una vista desarrollada corria peligro de romperse una pierna en la escalera, Rei con tinte burlón, mientras me ponía de pie y pasaba a su lado
-Que pena... que no puedas llegar a tu habitación... Buena noche, Lenneth-El sabia su nombre, por que podia leer su mente a ratos. Solo quería ver su reacción. Divetrirse un rato como el pillo que era

De algún modo supo mi nombre. Era alguien que llenaba los cotilleos de la nobleza y demás temas políticos. No me gusto ese tono. Las luces de la cafetería volvieron en sí y vi a todos los presentes que había en la cafetería, estaban nerviosos y el camarero volvió a poner calma en el ambiente. El camarero me vió intranquila y me dijo que me sentara, pero negué con la cabeza y el caballero de gris estaba cerca de mí.


Iba a llegar a mi habitación perfectamente. Salí de la cafetería a paso ligero, me fui a recepción y pedí la llave de mi habitación. Una suite de lujo que se adecuaba a mis gustos. Corrí las cortinas de terciopelo bañadas en tonos borgoña y pasamería dorada alrededor de los bordes. Las cortinas tenían estampados con flores de lis en dorado. Eran unas hermosas cortinas que hacían juego con el resto de la suite. La cama con dosel, con sabanas blancas y una colcha aterciopelada. Todo estaba bien puesto y muy ordenado. Me quité el sombrero con cuidado y lo dejé en la mesa de cristal que había en la habitación.


Me dirigí a un tocador que había y comencé a cepillarme el pelo. Iba mechón por mechón y cuando ya terminé de acariciar con las púas del cepillo mi hermoso cabello, me desabrocho los dos primeros botones de mi vestido por la parte de delante. Me quedé quieta, mirando a la nada en el espejo y una suave brisa se coló en mi habitación acariciándome mi hombro derecho. Me giré un poco mientras seguía sentada en la silla del tocador pero no ví a nadie excepto una ventana abierta. Menudo susto. Me levanté y cerré la ventana para que dejara de entrar el frío.

El hotel estaba bien, pero tendrían que revisar las ventanas de vez en cuando. En fin, que al final no era nada. Me calmo y el miedo que sentía, se esfumó de repente. El silencio esta vez destilaba a calma de una noche de verano. El insinuado silencio me invadía por todo mi cuerpo relajándolo hasta alejar todas mis tensiones poco a poco. Estás ropas se cernían sobre mi cuerpo como un guante de seda. El corpiño de encaje negro con el fondo en tonos azules, mi falda negra de volantes y a rayas verticales azules haciendo juego con la camisa que estaba desabrochada por los dos primeros botones del cuello. Mis manos fueron jugueteando poco a poco por las curvas de mi cuerpo. Mis manos se pararon en los botones que seguían a continuación y desabroché un botón, luego me fui a mis manos y me quité los guantes que aun los llevaba puestos. Tenía mis delicadas manos al descubierto y mi mano derecha junto con la mano izquierda fueron de nuevo a mi camisa azul cobalto que estaba sin desabrochar, con calma, fui desabotonando la fila de botones poco a poco hasta que al final se quedó abierta de par en par y se mostraba mi camisa interior. Era un conjunto exclusivo de Le Petit Collete’s Fashion que una vez me trajeron como regalo de bienvenida al instalarme en el hotel. Lo llevaba puesto y me quedaba como un guante, perfecto. Los tonos borgoña y negro de la ropa interior, resaltaban el tono de mis mejillas y cuando me miré en el espejo del tocador, estaba radiante.


Iba a quitarme la parte de abajo, pero cuando me agarro por atrás el enganche de la falda, un chirrido de un muelle suena cerca de la cama. Me quedo estupefacta del pensar en que alguien podría estar observándome o a lo mejor eran cosas mías. Me tapé de nuevo con la camisa y abotone todos los botones de nuevo dejando tres desabrochados y dejando ver un poco de mi ropa interior. Me acerqué al borde de la cama por donde la luna bañaba con su luz la colcha aterciopelada de mi cama y me senté en el borde. Escuché otro chirrido y este fue cuando yo me senté. Me apoye con un codo en la colcha y sonó de nuevo el chirrido. También fui yo. Entonces me levanté de golpe y los muelles no sonaron. Pensé que debían de ser cosas mías. Me senté en el borde de la cama, me tumbé con mis piernas aun fuera de la cama y me puse a pensar en el caballero gris. Quizá lo habría ofendido de algún modo. Mi rostro asustado se fue poniendo triste, pero la luna estaba justo delante de mis ojos. Me quede en blanco mientras la observaba. Lo único que me vino a la mente fue la palabra eternidad. Eso podría representar la luna. La luna era eternamente bella. Y era mi astro favorito.


(Off: espero que sea de tu agrado ; ))

-El coreano pudo haberse echado a reir al escuchar ese gritillo de niña asustada. Era agradable escucharlo. ¿Maldad? No, simplemente ganas de molestar. La miró alejarse, y le sorprendió, en verdad, que pudiera hacerlo. Que no se dejara caer por la sorpresa. Se giró sobre la cama y se acostó por completo, girando la cabeza para seguir con la mirada sobre Lente. Sus cabellos cayeron sobre un costado de su cara, mientras el sombrero yacía medio tirado a un lado de él. Visto asi parecía casi un niño inocente. El no tenía la culpa que su propia raza le ayudara a aparentar mucho menos edad, y menos cuando ponia expresión ausente
-Yo? Solo quería visitarle, acaso no puedo? Yo se muchas cosas… y otras no. No querrá saberlo.
-El muchacho sonrió apenas, mordiendo su labio inferior. El no deseaba hacerle nada, no entendía el por que de ese pudor. Como si no la hubiera ya visto antes. Tomó su sombrero y lo hizo girar entre sus manos, mirando el techo del dosel, si le miraba, no era con morbo y cosas asi, quizás, solo se preguntaba que tal sabría el liquido carmesí de sus venas. Mucho mejor que el bourbon, no habia duda, por el rabillo del ojo seguio sus movimientos, y no puedo evitar reir cuando la vio caer.

Anda niña, fijate por donde vas. No te haré nada…. Lamento escuchar eso del moretón… -A veces le causaba gracia esas reacciones en la gente. ¿Le temía por ser un hombre? O…. simplemente por que no sabia como se habia colado en ese lugar? Parecía como si el destino quisiera que provocarle algo como un deseo carnal, al hacerla caer de ese modo, dejando a la vista algo más de su piel. Pero Jae Wook no tenia sexo con cualquier persona. Las elegía bien. Era especial en ese sentido.
Aún asi, la chica le seguía tratando con calma, haciendo que el hiciera un pechero molesto, preferia dar miedo que ayudar, pero ante todo, era un hombre caballeroso, al menos, cada vez que podía. Se levantó con pesadez, y arrastrando sus piernas, con una sonrisa falsa, pero amable en el rostro, se agachó frente a ella, y le dio su mano
-Eres una señorita muy extraña,Lenneth