La inactividad me pone de los nervios...necesito un encargo (Libre).

Tosí por el polvo al sacar uno de los libros de una de las estanterías polvorientas de la tienda, tendría que limpiarla a fondo o a alguien le podría dar un ataque al sacar cualquier libro. Me bajé de la escalera, dejé el libro sobre una mesa de madera y abrí el cuaderno donde tenía los registros de los libros. Busqué el nombre de éste y para mi sorpresa no estaba, así que lo apunte, título, autor y tema, le limpié el polvo y lo volví a dejar junto al resto. Así me pasaba la mayor parte del tiempo en aquella tienda de libros, ayudaba al propietario de la tienda con las gestiones, la organización, las compras, los encargos...No era un verdadero trabajo ya que lo hacía de vez en cuando y en cierto modo, como una especie de favor aunque el propietario siempre me pagaba por mi ayuda. Era un hombre ya mayor, con el pelo blanco, arrugas, encorvado y unas pequeñas gafas sobre una nariz demasiado grande pero era un hombre afable aunque a veces podía resultar algo gruñón. En cualquier caso, había dado con esa tienda por casualidad, poco después de instalarme en París, y debido a mi amor por los libros y a que por aquel entonces no tenía mucho que hacer por la ciudad, ofrecí mis servicios al hombre mayor y los acepto de buen grado. La tienda no solía recibir muchos clientes, además no estaba situada en un lugar muy visible pero el estar rodeada de libros y el tener algo que hacer era suficiente para mi. Aún así, era algo monótono y además hacia tiempo que no tenía ningún otro...trabajillo entre manos. Tenía suficiente dinero como para permitirme vivir en una casa modesta, en un barrio normal de la ciudad y en cubrir mis necesidades básicas de agua, comida y ropa más el mantenimiento de la casa, sin embargo mis ingresos no solo provenían de la que ganaba en la tienda sino de otros trabajos que realizaba a modo de complemento. No es que fuesen trabajos ilegales, al menos no la mayoría, solían tratarse la mayoría de entregar paquetes o sobres a ciertos destinos (yo no sabía lo que había dentro de esos paquetes o sobres y era mejor no preguntar, ya que si preguntabas mucho...venían los problemas), a veces de seguir a algunas personas durante un tiempo, o de localizar a cierto sujeto que había desparecido...cosas de ese estilo. No es que tuviese una reputación ni nada parecido, algunos de mis amigos oían cosas y ofrecían mis servicios y otras veces funcionaba por el boca a boca pero en general los trabajos no solían ser muy peligrosos y pagaban bien. Asesinatos y robos no aceptaba, iba en contra de mis principios, además tampoco estaba tan desesperada.
En cualquier caso hacia bastante tiempo que no tenía ninguno de esos trabajos, un mes y medio llevaba sin ningún encargo y lo cierto es que la inactividad me ponía de los nervios. Necesitaba acción, adrenalina, algo más que colocar libros, archivarlos y dar paseos por la ciudad.
Suspiré y moví la escalera hacia otra estantería cuando la puerta de la tienda se abrió y unos pasos resonaron sobre el suelo, no les presté mucha atención y seguía a lo mío.

Mi corazón parecía querer salir del pecho. El sentimiento de pánico unido a la esperanza de encontrar lo que llevaba tanto tiempo anhelando hallar, hizo que respirara hondo y exhalara el aire que había tomado en un jadeo largo.

Mi cabeza se levantó mirando el cartel de la librería. Sí. Este era el sitio. Intenté relajarme pensando en todos los sueños constantes que había tenido acerca de este lugar. Noche, tras noche, tras noche. Siempre el mismo lugar. Y yo, siempre de pie, frente a la misma librería, mirando el cartel. Sólo que el sueño de anoche fue diferente, esta vez, mis pasos me guiaban a la puerta, tomaba el pomo de ésta, de un tamaño monstruoso comparado con mi pequeña mano enguantada. Y, mientras tiraba de él, llegaba a entrar a la tienda, sabiendo, que fuera lo que fuese que se hallase allí dentro, daría una respuesta a lo que estaba buscando.

Bien, Ruslana- me dije a mí misma- eres una dama de clase alta, que esta mañana se ha enfrentado a su tía y se ha negado a acompañarla a una visita acordada, desde hacía más de un mes, a la lectura más importante de la temporada, para estar aquí. Así que, ¿vas a irte ahora?. No, no lo haría. Y tampoco quería recordar, lo mucho que la había sorprendido descubrir, toda la furia que puede contener una pequeña dama de metro y cincuenta centímetros, de estatura, como su querida tía. Sus gritos de protesta, debieron escucharse hasta el mismísimo museo del Louvre. Aunque, a pesar de todas sus protestas, su queridísima tía se había marchado al compromiso de lady fraise, con su garganta mermada, como única compañía.

Antes de que pudiese cambiar de idea y salir huyendo hacia el carruaje y decirle al señor Miles que la llevase a casa, se adelantó rápidamente hacia la puerta. Tomó el pomo con fuerza con su mano y tiró de él, abriendo la libreria.

De inmediato el olor a papel y tinta le golpeó, aturdiéndola durante unos instantes. Intentó recomponerse sacudiendo su cabeza, y mientras su vista se acostumbraba a la penumbra de la habitación, se quedó quieta.

Se escuchaba un golpeteo constante, como si.....

Sus pasos parecían tener vida propia, uno tras otro, la iban adentrando cada vez más en la librería. Hasta que descubrió la fuente del golpeteo. Una señorita estaba de puntillas recogiendo un libro que parecía muy pesado. Mientras lo abría y fruncía el ceño ante algo que estaba leyendo. Me dí cuenta de que había un sentimiento muy fuerte en ella. Uno, que yo comprendía demasiado bien.

Frustración, unido con unos hilos grises de tristeza y soledad. Aunque..... entrecerré mis ojos ante un fino hilo dorado. No pude hacer otra cosa que sonreír tristemente. Esa mujer, ten diferente a mi físicamente, con un camino recorrido en la vida, probablemente, tan diferente del mío, poseía sin embargo, los mismos sentimientos.

En ese momento me prometí a mí misma, que mi mano siempre estaría tendida hacia esa mujer. Ella tendría mi amistad, mi ayuda y mis lágrimas.

Pero antes, será necesaria una presentación. Aclaré mi garganta suavemente, mientras esperaba a que ella levantara su mirada. Más, no lo hizo. Ella me ignoró, mientras levantaba un dedo hacia mi, pidiéndome un minuto más, y continuó leyendo.

Fruncí las cejas abandonando mi expresión de perfecta tranquilidad. No tenía mucho tiempo, así que, reuní todo el valor que podía y alcé mi voz:

- Bonjour madame, disculpe la interrupción de su.... lectura. Sé que es descortés hacerlo cuando me ha pedido un momento más, pero, requiero con urgencia de su ayuda. Mi nombre es Ruslana. Ruslana del Mar...- Y antes de que pudiera contener mi lengua, ante mi futura amiga, no pude evitar agregar- ... deseo hallar lo mismo que usted no ha podido encontrar.

Aquel libro era realmente interesante, no lo había visto hasta ahora y lo cierto, es que los temas y escritos eran sorprendentes así como su antigüedad, era una verdadera pieza de arte. Lo abrí y hojeé mientras los pasos se acercaban en mi dirección, percibí un olor a perfume caro lo cual me extrañó, no solíamos tener clientes de clase alta a menudo. Los pasos se detuvieron a mi altura y levante un dedo en señal de que esperase, había captado mi atención una bonita ilustración de un dragón echa con oro y bellos colores... Sin embargo una voz femenina interrumpió mi contemplación, sus palabras captaron mi atención y a la última frase levanté la cabeza con el ceño fruncido mirando a la persona que había entrado en la tienda. Era una joven de clasa alta, joven, de pelo castaño, ropas caras...y desde luego no era humana a judgar por sus últimas palabras.
Me erguí y mire a la joven entrecerrando los ojos, sus palabras parecían sinceras pero...¿Cómo sabía lo de mis padres? Porque claramente se refería a eso que yo no había encontrado, mis padres biológicos.
-Yo soy Rubí Bluesky.-dije a modo de presentación (ella me había dicho su nombre así que lo justo era que yo le dijese el mío).-Es un placer conocerla sin embargo...no sé a lo que se refiere.-era mejor ser precavida. Para empezar no sabía de donde había salido aquella joven, ni porqué había venido a mi, ni como sabía lo de mis padres, ni lo que buscaba de mi y aunque estuviese buscando a sus padres, si es que los buscaba, era mejor esperar una aclaración por su parte.

Después de que sus ojos se fijasen en los míos, no pude respirar. Aquellos ojos reflejaban una gran inteligencia y también recelo. Aunque a mí no me hacía falta adivinar sus sentimientos en la turbulencia de sus ojos. Estos fluían libremente a su alrededor. El recelo, y una pequeña cantidad de miedo se entretejían ahora junto, a la tristeza.

- Encantada, madame Bluesky,- mientras me acercaba a ella, e intentaba ocultar la risa que se me escapaba ante su recelo, decidí contarle la verdad.- Verá.... siempre he tenido facilidad a la hora de saber qué sienten las personas que se encuentran a mi alrededor. Y, arriesgándome a asustarla o a que me rechace de por vida, le diré que he visto en usted sentimientos encontrados. Se encuentra sola, y frustrada, aunque, en el fondo de su corazón tiene esperanza. Si me observase bien, vería que mi rostro y mis ojos reflejan lo mismo.

Mientras desviaba mis ojos a la estantería llena de libros y pasaba uno de mis dedos por los tomos irregulares, dejé por un momento que todos esos sentimientos fluyeran por mi voz. Ella se merecía la verdad. Yo quería su amistad, y no dejaría que mis miedos se interpusieran en medio.

- Yo, madame Bluesky, a pesar de toda mi riqueza, jamás he tenido a nadie que me diera cariño. No hubo una mano que me acariciara la mejilla antes de dormir. No tuve una nana cantada por una madre. Y, jamás tuve el abrazo protector de un padre.- luchando contra las lágrimas que amenazaban por huir, volví a mirarla- ¿cree que no sabría reconocer cuando alguien está buscando un ser querido?, chèrie, no sé quien o quienes son, pero mi corazón me dice que su soledad es la misma que la mia. No deseo asustarla, sólo deseo su amistad Rubí. ¿Dejará que entre en su corazón?. ¿Se arriesgará conmigo?.

Mi expresión y músculos se relajaron al oír la explicación de la joven, sus palabras parecían sinceras y cargadas de sentimiento. En mi interior afloró un sentimiento de compasión y comprensión y varios recuerdos de mi pasado vinieron a mi mente encogiendo mi corazón pero me tragué las lágrimas y me mantuve firme mirando a la joven. Podía ver en sus ojos la desesperación y el deseo de encontrar a sus seres queridos, los mismos sentimientos que yo tenía y que había dejado apartados debido al fracaso de la búsqueda de mis padres.
Cerré el libro suavemente y le dejé de nuevo en el hueco que ocupaba en la estantería mientras ordenaba mis pensamiento e ideas. Aquella joven me tendía su mano, me ofrecía su amistad y su apoyo, tan solo porque ambas estábamos en una situación similar. A pesar de que no me conocía de nada y de que era de una clase inferior a la suya, se arriesgaba ofreciéndome su amistad y eso, decía mucho de ella.
Sé valorar a las personas y suelo tener un buen ojo a la hora de evaluar y calificar a las personas que me rodean, no suelo escoger a mis amigos al azar así como tampoco a mis enemigos, aunque con estos no era lo mismo. En cualquier caso, aquella joven me inspiraba confianza por alguna razón y dudaba que fuese a traicionarme en un futuro.
-Tiene razón madame, no pude encontrar a mis padres biológicos a pesar de que los estuve buscando. Nunca tuve una familia como tal, ni personas que me quisiesen y preocupasen por mi.-respiré hondo reprimiendo mis lágrimas y continué.-Sé lo que se siente al no encontrar a aquellos que debieran ser tus seres queridos y comprendo su dolor pues yo también lo siento en mi. Así que respondiendo a su pregunta, si, aceptaré su amistad y la ayudaré, en todo lo que esté en mi mano, a encontrar a sus seres queridos.-finalicé con una leve sonrisa.

Exhalando el aire con el que había mantenido mi respiración, me relajé y le dediqué una gran sonrisa. Estaba tan felíz. Había aceptado mi amistad y la proposición de búsqueda.

De repente, empecé a sentir un tirón, como si comenzase a formar una relación entre ambas y volví a ocultar rápidamente mi sonrisa. Desviando la mirada mi corazón empezó a latir fuertemente. - No, pensé. Ahora no-. No podía arriesgarme a sonreir mucho, pues últimamente había conseguido con ello una horda de pretendientes no deseados. Afortunadamente había aprendido a detectar cuando mis gestos daban lugar a este fenómeno extraño. Sabía cómo podía afectar a una persona. Y ella era su amiga, jamás se perdonaría hacerle daño, o modificar sus sentimientos. Ni siquiera cuando fuese sin querer.

Al sentir una mano que frotaba su espalda suavemente, se puso rígida.

- No se preocupe por mí, estoy bien. Ha sido... un exceso de sentimientos-. Evitando su mirada, me aparté y me encaminé hacia el mostrador.
Una vez hube controlado mi pánico. Me giré y ante su mirada de preocupación, le contesté con una leve sonrisa:

- Gracias. Es muy importante para mí su amistad. Sé que es un poco precipitado, pero, me gustaría invitarla a mi fiesta de presentación en sociedad. Mi tía a jurado enviar invitaciones a muchos personajes de la alta sociedad. Sin embargo, me sentiría sola sin usted. Vendrán otros amigos, y me sentiría afortunada de tenerla entre ellos.- Sacando un sobre de color marfil, con una leve fragancia a vainilla, estiré mi brazo para poderselo entregar-. Aquí se encuentra una invitación al baile.

Sonriendo, pensé que debería visitar una de las mejores tiendas de París, allí compraría un hermoso vestido acorde con la belleza de la señorita Bluesky. Tal vez encontrase una tela roja de seda, con la que brillaría. - Sí, su colgante podría hacerle juego-. Asintiendo con la cabeza, la miré decidida.

- Por favor, no se preocupe de nada madame Bluesky. Será una de mis invitadas de honor. Le prometo que se divertirá.- Poniéndome más seria, al recordar el porqué había entrado, continué- Respecto a lo de mi búsqueda.... Sólo deseo encontrar a mi padre. No sé nada de él. Sólo que tenia tendencia a meterse en problemas, según mi tía, y que no era español. Yo sospecho que ... tenía...ciertas habilidades como yo. Aunque... no estoy completamente segura. Sé que será una búsqueda difícil. Pero estoy dispuesta a pagar lo que sea por ello.

- Incluso a vestirme de hombre y visitar sitios infames- Pensó ella.

De acuerdo, aquella joven era una bruja, a judgar por su reacción y sus "habilidades" como ella las había llamado, llegué a esa conclusión. No es que me importase, es más, los brujos y brujas me caían bien, la magia que empleaban podía hacer verdaderas maravillas y nunca dejaba de asombrarme.
En cualquier caso, ahora tenía un sobre con una invitación a una fiesta de clase alta en la mano y la perplejidad pintada en el rostro. Hacia cinco minutos que me quejaba por el aburrimiento y ahora me invitaban a una presentación en sociedad...no estaba mal. Aquellos eventos y fiestas, sin embargo, no me entusiasmaban mucho, el ambiente y las conversaciones solían ser bastante superficiales e hipócritas, así como los asistentes. Tanto lujo, glamour y ropas caras me agobiaban pero decidí no ser descortés, acababa de aceptar la amistad de Ruslana y la había ofrecido mi ayuda, no podía rechazar su invitación. Además, quizás si iba y conocía a si tía y a otros miembros de su familia o círculo de amigos podía descubrir algo útil sobre su padre y su paradero.
-Me siento realmente alagada, madame. Mis más sinceros agradecimiento y por supuesto, cuente con mi asistencia a su presentación.-esbocé una amplia sonrisa al tiempo que me surgía la pregunta de que ponerme para ir a la presentación. No me acordaba de si tenía algún vestido apropiado para aquel evento...quizás tuviese que ir de compras...-Y en cuanto a su búsqueda...No preciso de su dinero, lo haré como un favor. Tan solo le ruego que me ayude en todo lo posible, en cuanto a información o datos y cosas por el estilo. Intentaré encontrar a su padre cueste lo que cueste, eso no le dude.-sentencié con decisión, quizás yo no había podido encontrar a mis padres pero si estaba en mi mano ayudar a otros a encontrarlos, lo haría sin dudar.

La alegría y la esperanza llenaban mi corazón. Mi mente bullía con ideas descabelladas sobre dónde comenzar la búsqueda.

- La verdad madame, es que poco sé sobre mi padre. Sólo sé que debía tener ciertas habilidades como yo, porque en mi familia no hay nadie más que las tenga. También he descubierto recientemente que no era Español, y que tenía cierta tendencia a meterse en problemas.- Cosa que al parecer, yo misma había heredado, pensé burlonamente. ¿Quién, sino yo, podría ir a un lugar con el que había soñado arriesgándose a sufrir algún percance?

- Como ve es poco lo que sé, pero mi tía odia hablar de mi padre. Créame, he intentado abordar el tema numerosas veces, pero jamás lo continua.- sacudiendo la cabeza y alejando el sentimiento de pena que amenazaba con borrar toda la alegría que hacía tan poco había hallado con la aceptación de su invitación.- Espero que asista usted al baile. Es libre de hacer lo que desee. Mi casa, será la vuestra.- Riéndose disimuladamente, con una mano ocultando su sonrisa continuó diciendo: Y, por favor, no tenga miedo de robarme de los brazos aristocráticos del aburrimiento-.