Redención (Libre)

por **Raxa K. Stravinsky** Sáb Oct 27, 2012 8:48 pm

¿Cómo iba a saber yo que todo cuanto me rodeaba iba a reducirse a polvo y ceniza, que todo cuanto conocía iba a ser pasto de las llamas del olvido? ¿Qué error cometí? ¿Qué detalle dejé sin cubrir? Solamente tenía que cerrar los ojos y todos esos tormentos acudían a mi memoria sin que nada ni nadie pudiese impedirlo. Por más que me esforzaba en seguir hacia adelante siempre había algo que lograba hundirme otra vez, y yo no había llegado hasta aquí para rendirme ahora; pero a veces se hacía tan cuesta arriba... A pesar de todos mis logros, de todas las cosas buenas que me dio Shadil, de todo lo que he aprendido a lo largo de mi existencia... a pesar de todo eso, todavía a veces se apoderaba de mí la melancolía, como esa noche en la que me desperté y sentí un vacío en la cama, el vacío que dejó Shadil al desaparecer. Dioses, ¿dónde estaría? ¿Qué le habría pasado? Lo amaba, lo odiaba, lo amo, lo odio... y seguramente también lo amaré y lo odiaré por todo el amor que me dio y por todo el dolor que me ha hecho padecer.
En noches como esa, mi tristeza lograba vencer mi fuerza y mi voluntad, mis estandartes por excelencia. Me derrumbaba. Me rompía en miles de pedazos que avanzaban en miles de direcciones distintas, cada uno buscando su propio lugar y su destino. ¿Y dónde quedaba yo entonces? ¿Qué hacía yo cuando la desazón me abrazaba? Nada. No hacía nada. No podía hacer absolutamente nada. Sólo dejar que pasara, porque, por suerte, siempre era pasajera. Pero, durante el tiempo que durase, era capaz de hacer que me planteara otras posibilidades que no eran las metas que yo me había fijado y prometido cumplir. Y mientras la sensación se desvanecía liberando mi cuerpo de tan frustrante opresión yo sólo podía intentar distraerme con lo que fuera. Esa noche decidí salir a caminar por París, pero ni siquiera de alimentarme tenía ganas. No me atraían los corazones y su sangre, solamente tenía ganas de llorar y de abofetearme por sentirme una estúpida. Me contuve y dejé que mis pasos me guiaran por el adoquinado asfalto sin un rumbo fijo. Al final, terminé sintiendo una humedad y me acerqué a ella. Era la laguna, y se veía preciosa con el reflejo de la luna y las farolas. Me quité los zapatos para poder sentir la hierba fresca bajo mis pies y caminé hasta la orilla, donde me senté y apoyé la barbilla sobre mis rodillas. De alguna forma, el agua era como mi pasado. Tenía mucha fuerza y casi siempre estaba presente en todas partes... pero no tenía color, y podía tanto darte la vida al beberla como quitártela si tratabas de vivir sin ella.
Suspiré, cerré los ojos y me concentré en el sonido del agua. No era el mar, pero los sonidos propios de animalillos o las olas que provocaban las pequeñas brisas ocasionales hacían las veces de. Sin mayor misterio, ahí estaba yo. Frágil, débil y casi acabada. Esa era en realidad yo. Nací recibiendo palizas y mi fuerza se basaba en la resistencia, pero no era una fuerza innata. O quizá sí y yo a veces lo olvidaba. Dioses... ya ni siquiera sabía quién era yo.

por **Kazuki Kato** Lun Nov 12, 2012 5:11 pm

Los lugares a los cuales un gitano atribuía calma, como en cualquier ser humano, dependían de lo que había en su mente o en su interior. Agazapado en la oscuridad, se mantuvo quieto al verle llegar, podía verlo a través de un aura, que se pintaba de colores extraños, al menos la primera vez que los veías. Pero después de un tiempo, te dabas cuenta de que era porque no estaban vivas.

El había tenido a parte de su familia en París, era así que había terminado desde su país llegando ahí y siendo criado por una abuela que ya había fallecido. Su desconfianza tenía sin embargo sus ratos de dejarlo libre, como si no importara nada. Un destino, si había uno, ocurriría hiciera lo que hiciera. El que buscaba una venganza sin sentirla realmente. Porque no eran sus propios sentimientos, pero una promesa lo que le hacía ir tras ella. Podía creer en las maldiciones, pues los mismos gitanos le habían enseñado el arte y lo lejos que podían llegar estas.

No era como ser un tipo de hechicero con un arte especializado? Eso le había parecido mientras aprendía, pero las creencias eran diferentes, lo que podías hacer venía de una fuente distinta a la de la real magia que usaban los brujos y hasta cierto punto más básica.

Se levantó notando el ruido de sus pasos, si hubiese querido salir de ahí sin ser notado habría sido imposible. Pero el justamente se acercaba. No veía el peligro, nada en ella le indicaba eso, no aún. No podías confiar en los vampiros, en que no te matarían o cambiarían de opinión como cualquiera en un segundo -Pareces preocupada - Dijo al estar lo suficientemente cerca, como si ella de un humano se tratase, pudiese escucharle. Se quedó de ie a una prudente distancia, tal vez ella no quería ser molestada y él no era nadie para perturbar la calma de un ser, inmortal, humano o no.

por **Raxa K. Stravinsky** Lun Nov 26, 2012 6:06 am

Nada en la vida era como esperabas, ya fueses reina o plebeya. Los contratiempos siempre se imponían con una absurda lógica que no dejaba otra salida que asimilarlos sin posibilidad de rendición. Hacía poco que había sido coronada y ya me había dado cuenta de que nada había cambiado demasiado. Quizá fuese por mi condición de inmortal. Siempre de noche, siempre bebiendo sangre para saciar mi eterna sed y amigos y enemigos en todas partes. Lo único nuevo eran el lujo que me rodeaba y la corona que regía mi título. Soberanía. Viviéndola, esa palabra perdía todo su glamour.

Me dejaba llevar por el sonido de las olas cuando un olor humano llegó hasta mí. Aspiré hondo y de inmediato mis colmillos asomaron. Sangre fresca. Pobre de aquél que osara cruzarse en mi camino. Cerré los ojos y permití que mi instinto más básico aflorara cuando su voz resonó en el aire. Me levanté, despacio, misteriosa, llena de intriga, maligna. Abrí mis ojos y éstos se vieron brillantes, de color rojo fuego. Rojo como la sangre.

-¿Tú crees? -susurré antes de caminar hacia él y sonreír con una mueca fatal.

OFF: Siento no haber respondido antes, no había visto la respuesta xD Y siento también que sea tan escueta, hoy no es mi día xP

por **Kazuki Kato** Mar Dic 04, 2012 10:21 pm

El aura que emitía un vampiro era algo diferente, por el hecho posiblemente de que no poseían un cuerpo que aún pudiese llamar vivo. Pero podía distinguirlos justo por esa razón., Se detuvo cuando le vio acercarse, aun con la poca iluminación que la naturaleza le proporcionaba, veía claramente su pálido semblante, el brillo escarlata en aquellos ojos, sin duda sobrenaturales, como si sus demás sentidos pudiesen engañarle.

-No lo se... es la primera impresión que me ha dado al verle - Susurró como si por instinto supiese que sin importar cuánto bajase la voz ella podría escucharlo. Y por alguna razón su tono se mostró más respetuoso, no era aún miedo lo que sentía, solo un atisbo de precaución. Era esa sonrisa y sus colmillos que apenas y se asomaban por sus labios.

El estar frente a un vampiro, era algo curioso, porque nunca podías dejarte llevar por su apariencia o sus palabras, podían controlarte o doblegarte fácilmente, algunos solo disfrutaban del miedo o de hacerte sentir algo inducido por ellos. Kazuki había estado cerca de más de uno, tenía momentos en los que su total conciencia desaparecía, importándole poco el peligro que para un humano como él representaba estar cerca y verles de esa manera. Despertaban su curiosidad, pero no pretendía morir en el proceso solo por eso. Pero escapar no era algo que pudiese hacer solo corriendo. Le sonrió como quien desconoce las posibilidades, cuando eso no era cierto -Buenas Noches... ¿Puedo preguntar la causa que le ha traído aqui?- Sintió la necesidad de retroceder por el brillo en sus ojos, pero se mantuvo firme en su lugar.

por **Raxa K. Stravinsky** Jue Dic 13, 2012 2:41 am

Cuando eres presa de tus propios miedos te conviertes en esclavo eterno del destino. No puedes actuar, ni pensar, ni plantarle cara a nada. Te conviertes en un ser inerte carente de sentimientos y afecciones que causa mal y dolor allá donde fuere, aun sin pretenderlo. Olvidas cómo sonreír, cómo soñar, cómo vivir. Te consumes en tu propia sangre corrompida y, a menudo, como en mi caso, se necesita de una toma de sangre externa que te permita prolongar tu agonía al menos unos días más.

Mi mueca se incrementó cuando al acercarme más el olor del chico llegó por completo a mis fosas nasales e inspiré profundamente. Era un olor extraño que pocas veces había sentido, seguramente fuese un muchacho de la calle. Pero qué importaba eso, lo que a mí me interesaba estaba por dentro, recorriéndolo centímetro a centímetro, haciéndolo vivir y envejecer a cada segundo. Deseando que lo devorara.

-No me digas... -susurré tan débilmente que el sonido se perdió a pocos milímetros de mis labios. -¿Que qué me ha traído hasta aquí? -alcé entonces la voz. -Cosas que alguien como tú nunca podrá llegar a comprender... y que nunca querría llegar a hacerlo.

Sonreí mostrando mis colmillos a la vez que mi rostro parecía sereno y amigable.

por **Kazuki Kato** Miér Ene 02, 2013 1:53 am

Se habría asustado o sorprendido, pero realmente había algo que le hacía mantener la calma, probablemente la expresión en ese rostro de faciones cinceladas -No dudo eso, fuese lo que es o en cualquier otro caso, creo que sería difícil comprender la situación de cualquier persona- Siguió sonriendo, como si ignorase el hecho de que era un vampiro, lo cual claramente no hacía.

Como siempre estaba consciente de que estaba en deventaja y corría riesgos, sobre todo estando en un lugar apartado como ese. Pero no era la primera vez que decidía acercarse a alguien como ella -Pero a veces queremos decir algo, incluso si quien esta con nosotros es incapaz de entenderlo- Tal vez se equivocaba al decir eso, tal vez ella no deseaba hablar con él ni con nadie. En un lugar como ese tal vez buscaba una paz diferente, una que él podría haber roto con su presencia.

-Desea que me marche? -Nada como preguntarlo directamente. Si ella hubiese querido matarlo, probablemente ya lo habría hecho o al menos algún movimiento que lo indicara a sus sentidos de alguna forma. Sobre la sed de uno de ellos, no sabía diferenciarla aún, pero podía intentar vislumbrarlo, mientras no fuese a acabar con su vida, no tenía ningún dilema en dejarle beber, eso si llegase a darse un caso como tal, que tampoco quería pensar demasiado en ello -No necesita contarme nada si no lo desea, solo digame si mi presencia le molesta

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