La noche del chocolate

Recuerdo del primer mensaje :

Le observe con detenimiento, fijándome por primera vez en aquellas curvas, ahora ensuciadas de chocolate, para elevar la mirada poco a poco hacia arriba, fijándome en sus clavículas y en su fino cuello, para terminar observando aquellos labios carnosos y luego esa mirada felina, que me dejo absorto, como si no pudiese centrar mi atención en otra cosa.

¿..?
Oh...¿Que?....¿Que que pienso?...

Lo cierto es que no sabia del todo en que demonios estaba pensando, me había quedado un tanto hipnotizado con ella.
Después de todo, seguia encima de mi, y ahora solo vestida con el corsé...y el chocolate.


....
pensaba en que eres realmente hermosa...Creo que nunca te lo había dicho, indique ladeando el rostro, sonriendo, Sin poder evitar acercar un dedo a su escote y reseguirlo con rapidez para sacar parte del chocolate derretido.

Ademas, sabes bien. Indique bromeando mientras llevaba el dedo a mis labios, riendo cual niño pequeño.

Estoy bien Indique con una sonrisa.
Tu siempre me haces sentir mejor. No se como lo haces, algún día me lo tendrás que explicar.
Indique bromeando, sintiéndome un poco mal por haberle preocupado.
Por lo que deslice mi mano por su cintura, hundiendo un poco los dedos en sus costados, notando como se removía queriendo evitar las cosquillas, por lo que no desee ser mala persona y deslice mis manos por su espalda dejando de jugar con ella...pero al hacer eso un quejido escapo de sus labios y yo le mire, percatándome en sus ojos abiertos de par en par, sin entenderlo al principio...
Pero luego, al presionarle ligeramente, ella volvió a removerse de forma brusca.
Sonreí poco a poco para terminar sonriendo de oreja a oreja ante su mirada que parecía de absoluto horror.
por lo que deslice mis manos suavemente por su espalda, para comprobar lo que pensaba, percibiendo como ella saltaba y yo reía de buen gusto.

Oh dios mio! acabo de encontrar tu punto débil!!! Iris me miro enrojecida, con una mezcla de diversión, rabia y deseos de venganza. por lo que se removió tomando un cojín mientras yo tomaba el mio.
Aquello era la guerra, y yo llevaba la ventaja.

Ante su reclamo de guerra, yo me erguí y me posicioné ante él a la defensiva, mirándole como si le retara, esperando un movimiento en falso para atacarle, cansándome de esperar para así, tomar yo la iniciativa en aquella batalla.

- ¡Malditoooooo!- vociferé riendo, tapándome luego la boca y escondiendo mi rostro enrojecido al recordar que no muy lejos de allí, dormía plácidamente Nirvana, por lo que llevé mi dedo índice a mis labios para indicarle a Diétrich que debíamos jugar en silencio, aprovechando su distracción para esbozar una amplia sonrisa malévola y abalanzarme así, con el cojín en mano, sobre él, azotándole algo fieramente con éste, riendo a carcajadas cuando pronto las plumas empezaron a salir entre la tela arañada y cubría ya mi cabello y aquél lecho.

Cuando tomé aire por un momento -pues las risas no me dejaban respirar-, Diétrich aprovechó para tomarme del pie y arrastrarme de nuevo a la altura de las sábanas, posicionándose ahora sobre mí para alzar su cojín en mi contra por lo que me removí entre sus piernas y logré morderle el muslo con fuerza hasta que éste soltó un alarido y yo una carcajada, dejándome caer de espaldas sobre la cama para recuperar el aliento perdido mientras seguía riendo.

- No puedes conmigo, no... hahahaha... ¡No puedes vencerme!- carcajeaba aun, sintiendo cómo lloraba de risa antes de abrir mis ojo y contemplar el semblante de Diétrich que parecía reclamar venganza, por lo que, como pude, me giré hasta quedar bocabajo y empecé a gatear por las sábanas cubiertas de pluma con la intención de escapar de él, ya sin más armas que mis dientes.

AAh Pero serás!! Reí mientras ella se estiraba para tomar aire, mientras yo, sentado, me subía el pantalón más arriba de la rodilla para ver la bonita marca de mordisco que tenia ahora en el muslo, en la que habían quedado marcados todos sus dientes.

Le mire entrecerrando los ojos, moviendo los hombros, como si me estirase, gesto que ella entendió por que se puso a gatas para huir de mi mientras yo me abalanzaba sobre ella, cojín en mano, para darle unos cuantos azotes en su respingón trasero con el mismo cojin mientras ellas se zafaba riéndose y arrebatándome "mi arma de ataque", por lo que me apresure en sujetarte por la espalda para reseguirle con mis dedos, hundiéndolos, matándola a carcajadas antes de pillarla desprevenida, tomándola de la cintura para sostenerla así, rodando con ella mientras le dejaba boca arriba, ahora aprovechándome de las cosquillas de sus costados, pero Iris no se rendía jamás, menos sin luchar, por lo que empezó a rodar, arrastrándome con ella.

Hey hey…espera espera esperaaaahh!!! Y rodamos y rodamos hasta que no quedo mas lecho por el que rodar. Gesto que nos hizo caer de cabeza al suelo entre plumas, sabanas, brazos y piernas enredados.

JAJAJAJAJA Ay…ay mi cabeza jajajaaja me queje aun entre carcajadas, pues había aterrizado desparramado de brazos y piernas, con iris encima mío, desparramada también entre plumas cojines y parte del lecho .

Ríndete…Ríndete y te daré una muerte digna…Espete con sus cabellos tapando mis ojos, mientras ella me palpaba a ciegas la mejilla, quizas queriendo encontrar mi boca para taparla.

- ¿Rendirme? ¡Eso jamás!- repliqué riendo, palpándole a tientas pues no sabía si estaba junto a su pie o junto a su cabeza

Pero localicé su boca y sin querer, dos de mis dedos quedaron atrapados entre sus dientes, por lo que solté un alarido e intenté erguirme para fulminarle con la mirada.

- ¡Hey, eso es trampa!- me quejé sin un ápice de seriedad antes de volver a carcajear tan fuerte, que caí de escapldas contra el suelo, golpeándome la cabeza con la esquina de la tarima sobre la cuál estaba dispuesto el lecho.

Con la respiración agitada y la adrenalina por las nubes, gateé por el suelo cubierto de plumas hasta posarme de nuevo sobre su cintura, riendo, mostrándole mediante mi sonrisa triunfante, que la victoria era mía. Sólo entonces, y ante su mirada escéptica, llevé mis manos al nudo del cinturón que mantenía mi desnudez a salvo gracias al albornoz de seda que, al tirar del lazo, quedó abierto a lado y lado de mi cuerpo, gesto que distrajo a Diétrich y que aproveché para tomar sus muñecas con rapidez, envolviéndolas en aquél cinturón, atándolas a su vez, a la pata de la cama.

- No, no me rindo. Tendrás que venir a por mí.- le reté antes de depositar sobre la punta de su nariz un efímero beso, divertida, apartándome de encima suyo para, contoneando mis caderas grácilmente, bostezar teatralmente ante él, guiñánole el ojo y dando por terminada aquella guerra que por supuesto, yo había vencido.- Espero que duermas bien, primito.- bromeé entonces, destapando las sábanas para inmiscuírme de nuevo bajo ellas tras lanzar el albornoz sobre una silla, posicionándome de lado en uno de los extremos de la cama e incluso cerrando mis ojos, segura de que aquél juego ya había terminado...

... equivocándome por completo.

Me quede estirado en el suelo con las manos arriba de mi cabeza y un gesto de consternación digno de retratar, y es que me había quedado con los ojos entrecerrados y los labios fruncidos, aun con la imagen de su desnudes clavada en mis retinas.
¿Como se podía ser tan tramposa!?

Había intentado por todos los medios no mirarle ni ser indiscreto con ella, pero de nada había servido, ya le había visto como le habían traído al mundo por entero, con lujo de detalle, en un plano delantero y uno trasero... Asentí en silencio,cerrando los ojos. definitivamente era un hombre con suerte por las vistas que me habían dado, y es que podía estar orgulloso de mi prima, tenia un cuerpazo envidiable. Claro que no era necesario que me lo restregase. ¿o es que querría competir ahora para ver quien tenia los músculos mas marcados?...Nonono...definitivamente no iba por ahí el rumbo.

Empece a mover mis muñecas con toda la calma del mundo.Pero no tenia que mirarlo siquiera para saber que seria un nudo bien hecho, por lo que torci una sonrisa y gire el rostro hacia las patas de la cama, sabiendo que era lo que debia hacer.

Ais...Primita...Primita de mi alma...Querida mia...¿Estas dormida ya?...Que poco aguante por Dios...Indique bromeando, sabiendo que era demasiado pronto para que estuviese dormida... Espero que no me odies mucho...Tu sabes que yo te adoro verdad?...Eres mi prima favorita...Asi que...bueno...No me lo tengas en cuenta. Indique a la vez que ella se giraba en el lecho, quizás intrigada por mis palabras mientras yo aprovechaba para darle un enorme tirón a la pata de la cama, escuchando como esta crujía mientras yo me movía en el suelo, retorciéndome en el mismo para apoyar la rodilla en uno de los bordes, dándole un segundo tirón que rompió la delgada pata del lecho, haciendo que esta se inclinase hacia adelante mientras Iris se movia violentamente por el cambio de inclinacion de la cama, momento en que me alce rapidamente, cogiendo las sabanas que ella tenia encima de su cuerpo para enrollarlas aun mas en ella, haciendole girar sobre la superficie cual bolita de arroz, enrollandole en las mismas mantas mientras ella se quejaba y pataleaba sin mucha suerte, momento en que le tuve atrapada en sus mismas sabanas, y en que aproveche para coger el rollito de tela que era ahora mi prima para arrastrarlo por encima de la cama y posarmelo sobre el hombro.saliendo de la habitación y caminando con el bulto por el pasillo, riendo.

Bueeeno, querida y adorada prima de mi corazón. Ya que he tenido que romper la cama de invitados esta noche dormiremos en mi habitación ¿de acuerdo?...
Pero antes...no se...hace calor, ¿verdad?...¿No te apetece que nos "tomemos" algo fresquito? Indique con una sonrisa de oreja a oreja mientras conducía al bulto hacia el cuarto de baño.

Y así empecé a patalear mientras sacaba mis manos como podía y las usaba para pellizcar su nuca, su espalda, su trasero... Intentando luego agarrarme de la baranda de la escalera por la que descendimos, sin éxito alguno.

- ¡Diétrich Kaél Der Kláussen! ¡SUÉLTAME AHORA MISMO!- grité tirándole del pelo y mordiéndole el cuello cuando podía hacerlo.- ¿Así tratas a las damas? ¡Bájame!

Pero antes de hacerlo, se detuvo frente a una puerta que dejó atrás una vez entramos en uno de los baños de la casa, manteniéndome aun sobre su hombro mientras llenaba la bañera de agua. Fue entonces cuando forcejeé con más fuerza que antes... hasta que al fin, pareció que me soltaba, tomándome en volandas, mirándome pícaro y con una sonrisa de oreja a oreja. Y entonces comprendí cual era su plan, así que me adelanté a la jugada y en cuanto lanzó mi cuerpo enrrollado en aquellas sábanas al agua, yo le tomé de las manos y tiré de él.

- Si yo caigo... ¡tú caerás conmigo!- había anunciado antes de que ambos nos zambulléramos en el agua helada, sintiendo en mi cuerpo desnudo cómo las sábanas se apegaban a mí de forma molesta, amoblándose a cada una de mis curvas mientras yo intentaba salir a la superficie para respirar, un gesto difícil teniendo en cuenta que el cuerpo de Diétrich se hallaba sobre el mío, pero con un par de tirones logré sacar la cabeza del agua y llenar mis pulmones de oxígeno, buscando sus ojos grises para, entonces, empezar a reír a carcajadas y contagiar a mi primo con ellas, salpicándole incluso, jugando como si de un par de inocentes niños nos tratáramos.

Pero de inocentes... no teníamos nada.

Me erguí sobre el agua con todo el pelo tapando mi rostro, riéndome a pesar de que no le veía, por lo que me sente en la bañera moviendo mis cabellos hacia atrás, observando como intentaba aun despegarse de las sabanas, mientras el agua fría caía a borbotones encima nuestro.

No. No trato así a las damas, pero tu te los has buscado, indique riéndome a la vez que le chapoteaba a ella, dificultándole que pudiese quitarse los cabellos del rostro. Momento en que aun entrechocando entre nosotros al no habernos acomodado y aun con la ropa y mantas en medio del agua, comencé a desabotonar mis pantalones mientras ella intentaba despegarse de las sabanas sin prestarme atención. Hasta que sus ojos vieron como dejaba caer fuera de la bañera la unica ropa que me cubria, para tomar uno de los jabones, lanzandolo al agua bajo el potente chorro del grifo, un jabon que no tardo en crear espuma.

¿que?...No pretenderás que me de un baño con pantalones, ¿verdad?
Indique como si nada, mientras la espuma empezaba a subir poco a poco y yo dejaba que mi espalda se deslizara por la superficie de la bañera para hundirme poco a poco, mirandole con picardia, pues seguramente ella tampoco esperaba que yo no tuviese pudor alguno.

Cuando al fin pude librarme de las pesadas sábanas y las desheché fuera de aquella bañera me dispuse a respirar al fin, pero mis ojos se encontraron con el panorama y mi boca se entreabrió por la sorpresa que me embriagó, sin duda.

- Eres un torpe, Diétrich.- reí meneando la cabeza mientras gateaba hacia él de forma pícara y divertida.- Si querían seducirme no necesitabas toda ésta parafarnalia...- bromeé al llegar frente a él, inclinando mi cuerpo hasta que mi nariz rozó la suya, momento en el que, lenta y cuidadosamente, llevé mi mano hacia su hombro, pasando de largo para tomar así una vela que tenuemente iluminaba la estancia y a la que, sonriente, le dediqué un suspiro que apagó su llama y ambos quedamos en la penumbra, solamente iluminados por otra vela que se encontraba tras de mí.- Y ahora... que estamos aquí... tu... yo... la espuma que esconde nuestros secretos... la oscuridad que nos envuelve... ¿qué nos queda?- comenté en voz alta sin quererlo, sentándome sobre él cuando éste quedó sumergido completamente, suspirando antes de que su cabeza volviera a la superfície y me encontrara sobre él con la mirada encendida y la suya interrogante, por lo que disimulé.- Decía... que te exijo que seas tú quién frote mi espalda y me de un masaje... ¡ya te has vengado!- reí un tanto nerviosa al comprender cómo mi cuerpo empezaba a reaccionar ante la idea de tenerle desnudo entre mi piernas, girándome para darle la espalda, jugando con la espuma entre mis dedos, esperando sentir en mi piel el tacto de sus manos...

Arquee una ceja ante sus primeras palabras, ¿seducir? ¿ Había dicho seducir o le había escuchado mal? Lo cierto es que preferí no tomarle mucha importancia,porque aquella noche empezaba a sentir que mi cabeza me estaba tomando el pelo a cada instante, entorpeciendome, como si no me dejara pensar con claridad, y es que era eso o pensar que estaba ocurriendo algo allí entre los dos, algo prohibido y aun asi latente...Negué con la cabeza, pues no podía ser cierto.

Sumergí mi cabeza en las aguas, queriendo aclararme por un instante, y me elevé enseguida, ya con el cabello hacia atrás, en orden. Pero entonces le contemple realmente cerca de mi, y entonces, una vez mas, el orden de las cosas pareció desaparecer, la lógica y la razón no existían, y mi atención solo se centraba en ella, en el hecho de verle en la penumbra en medio del agua y es que me perdi en aquella mirada que parecia tener una chispa de vida propia, me perdi al vislumbrar su cuerpo entre la espuma, así como en sus cabellos pegados a su rostro...

Pero entonces ella se giro y me dio la espalda, haciendo que pudiese volver a respirar. Lleve mi mano a mi frente, apartando las gotas de agua que resbalaban por mi rostro cayendo en mis pestañas. ¿que me ocurria?
parpadee e intente serenarme, sin embargo tenerle allí, sentada sobre mi, no me facilitaba las cosas, por lo que lleve mis manos a su espalda, masajeandole con suavidad, queriendo distraerme así, y notando como lo hacia de veras, pues al principio toque sus hombros, y me deleite con aquella piel suave y calida, pero luego deslice mis manos por su espalda llevando la espuma con mis dedos, apreciando como las gotas caían deslizándose por su columna, llevándose la espuma consigo, haciéndome querer saber a donde querían ir aquellos senderos de agua...

Cerré los ojos y me mordí los labios, dejando que mis manos reposaran sobre sus hombros un instante, y es que no podia quedarme como si nada ante una situacion asi, ahi ocurría algo...

Mischa...Esto es...Un tanto... Sonreí, un poco avergonzado. Dime...¿Soy un demente para no querer que este baño acabe jamas? Negué con la cabeza, a la espera de que se girase y me cruzara la cara.

Y espere....

- ¡Claro que no, Diétrich!- respondí sosegadamente y sin dudarl, echando mi cabeza hacia atrás, realmente relajada con el contacto de sus manos que me aislaban de la realidad.- Ésto es... una verdadera... ahh... ouhh.. gozada...- balbuceé con los ojos cerrados.- Aunque... un poco de agua caliente sería ya, la guindilla...- reí entonces.

Pero como si alguien me pellizcara de repente, caí en la cuenta de la tonalidad usada por Diétrich en sus palabras y sentí cómo un enorme y pesado martillo golpeaba mi cara, dejándome varios pajarillos rondando mi cabeza hasta que logré dispersarlos, aferrándome a la realidad de aquél momento.

De ese modo, tragué saliva ruidosamente y muy lentamente, ladeé mi cabeza para mirarle, mordiéndome los labios, nerviosa y ansiosa, girando finalmente mi cuerpo hasta quedar a cuatro patas, mirándole a una distancia prudencial pero alarmantemente cerca.

- Es... espera...- le pedí con un hilo de voz mientras alzaba mi dedo índice señalando el cielo.- ¿A qué... a qué te refieres?- logré decir al fin, apartando un mechón de mi rubio cabello que se hallaba pegado en mi frente, esperando ahora, la respuesta de mi primo, pues en un primer momento, había creído que se refería únicamente al placer relajante de un simple baño de espuma, pero... ¿y si sus palabras tenían doble significado?

Sin poderlo evitar, una de mis manos -cubierta de espuma, por cierto-, recorrió su mejilla derecha hasta posarse sobre sus labios, momento en el que dejé de respirar y mi campo de visión se centró en él, sólo durante los segundos en los que ambos permanecimos sumidos en el silencio, distanciándome cuando él habló al fin para dar respuesta a mis inquietudes...

Intente recordar, lo facil que era inhalar y exhalar, tragando saliva, notando como aquel gesto sencillo parecia ahora costarme una enormidad. por lo que intente mirar sus ojos y hablar... y aclararme...y explicarme como una persona normal...

Yo...yo me referia a que...bueno, tu...
ehm...nosotros...
no no...
veamos...
esto. Cerré los ojos y me mordí los labios, nunca querer hablar de forma coherente me había costado tanto. Por lo que simplemente, abrí los parpados lentamente y deje que el aire se fuese, mirándole y sabiendo a ciencia cierta, lo que quería explicar, pero sin saber como hacerlo, por lo que embriagado en aquel baño, en su aroma, en su cercanía y en toda aquella aura que ella emanaba y que parecia incitarme a acercarme mas, hice algo que no solía hacer nunca, algo que iba en contra de mi naturaleza, algo que no me permitía jamas...
Dejarme llevar.

Por lo que me concentre en aquellos ojos cálidos y me incline hacia adelante, alzando mis manos hacia su rostro para sostenerlo, apreciando por un instante sus labios y luego su mirada centelleante antes de cerrar los ojos y recortar las distancias, percibiendo su aliento antes de encontrarme con aquellos labios carnosos, besándolos y acariciándolos con los mios, con suavidad, sin prisa alguna, notando su calidez, su rugosidad así como su textura similar a la de la miel.
Percibiendo como el tiempo se detenía, y como la realidad pasaba a un segundo plano, al menos durante el instante de aquel dulce y pausado beso.

Y entonces...Al alejare de ella, aun con los ojos cerrados, fruncí el ceño, volviendo a la realidad, y pensando en lo que acaba de hacer...Ella era mi prima, mi aprendiz, mi familia, mi compañera, mi mejor amiga, y encima se suponía que ella estaba con otra persona...o al menos hasta ese entonces era lo que sospechaba de Naeem.

Suspire y eleve la mirada, encontrándole ahí, frente a mi, sin saber que ocurriría en su cabeza, pues yo lo único que sentía era el corazón desbocado, y la cabeza hecha un murmullo insaciable.
Sonreí un tanto entristecido, dispuesto a aceptar las consecuencias de mis actos.

Ahora es cuando tu me cruzas la cara y te marchas indignada, insultandome por lo que acabo de hacer...Indique tragando saliva.

Le miré serena, sin ninguna expresión en realidad en mi rostro, pues Diétrich me había desarmado por completo. Mis gestos, no obstante, respondieron a mi yo interno, moviéndose mi cuerpo hasta quedar tumbada sobre él, abrazando su cuello y acercando mi rostro al suyo, perdiéndome en sus ojos que con un sólo centello, me devolvieron a la realidad.

- Diétrich...- murmuré en un suspiro sobre su boca.- Oh, Diétrich... Sosiega tu alma, te prometí que estaría siempre contigo y así será...-proseguí con dulzura, apareciendo entonces, una tímida sonrisa en mis labios, un gesto teñido de melancolía.- Pero estás confundido y lo entiendo, pero...

Tragué saliva ruidosamente, derrumbándome ante aquella mirada suya que me hacía estremecer entre sus brazos, que me hacía sentir pequeña y vulnerable. Entonces, una risilla escapó de mi boca mientras me encogía de hombros.

- Intenté ser quién pusiera el buen juicio a ésta situación... pero me rindo.- anuncié un tanto divertida antes de tomar su rostro entre mis manos, deleitándome por un momento de su cercanía para al fin, volver a perderme en los rincones inexplorados de su boca, bañándome en su saliva, percibiendo cómo los latidos de mi corazón se aceleraban vertiginosamente y mi respiración se fundía con la de él, del mismo modo que mi piel parecía buscar la suya para formar un único vestido desnudo, un único ser palpitante...

Lo cierto es que jamas pensé que me abrazaría...ni mucho menos que se adelantaría hacia mi para besarme...Mi lado catastrofista me advertía siempre que no debía esperar nada bueno, que debía medir las posibilidades, y en este caso todo tenia pinta de ir en mi contra. Por eso me quede consternado...Pero aun así, sonriente. y es que en cuanto sus labios encontraron los míos, que sentí que mi corazón volvía a latir con fuerza, golpeteando mi pecho.
lleve mis manos a su alrededor, abrazándole mientras ella se agarraba a mi nuca.
separándonos al cabo de un tiempo indeterminado, para contemplarnos, mirandole y perdiéndome en aquella mirada cristalina. Negando con la cabeza.

No estoy confundido, no te estoy utilizando por sentirme solo...Es solo que me siento pleno cuando tu estas cerca...y vacio cuando te vas...Eres mi necesidad...mi aliento...
En aquel instante enrojeci, cual niño atolondrado... Perdóname...Nunca había dicho algo asi a nadie...Desvie un poco la mirada sonriendo y tapándome los labios, como si hubiese soltado una gran blasfemia, definitivamente cuando me dejaba llevar era realmente sincero, y no estaba acostumbrado a aquello.

Pero entonces un tema rondo en mi mente, y quise preguntarlo, porque la duda me hirió.
Quizás me estoy adelantando pero...Hay...algo entre Naeem y tu? yo...No quisiera interponerme entre vosotros, menos ante lo que habéis pasado y convivido en vuestras vidas...Indique sereno, apartando un mechón de sus cabellos que volvía a su frente.
Deslice las yemas de mis dedos por su espalda, esperando a sus palabras, y es que el silencio se me hizo eterno, hasta que sus labios se despegaron, momento en que mi corazón dio un vuelco ante sus palabras...

Un tanto sonrojada por sus palabras, tomé a Diétrich del mentón para que volviera a mirarme, robándole un beso más, sonriente ante sus palabras, pues si él nunca le había dicho algo así a nadie, jamás escuché a nadie decirme algo semejante. Me conmovió profundamente y no pude evitar sentirme más cerca de él, más que nunca, mejor que nunca.

- Oh, Kaél... yo...- balbuceé un tanto nerviosa, mordiéndome los labios cuando quise pronunciar las palabras mágicas gracias a las cuales ambos desnudaríamos al fin nuestros sentimientos y un nuevo vínculo se crearía entre nosotros, fuerte y peligroso del mismo modo.

Pero él se adelantó y me sorprendió que sus palabras se dirigieran ahora a Naeem, sin poder contener una pequeña carcajada antes de abrazar su cabeza entre mis manos, acercando su oreja a mi pecho para que escuchara el tuntún agitado de mi corazón, cuyo motivo por el que se encontraba acelerado era él y no Naeem.

- Cuarenta mil años de lenguaje humano y no hay palabras para describir lo que Naeem y yo éramos.- reí entonces, intentando animar el semblante serio de Diétrich con el paseo de las yemas de mis dedos sobre su pecho cubierto de espuma.- Fuese lo que fuese, ya no existe nada entre nosotros... más que una fuerte amistad inquebrantable.- sonreí, abrazándole de nuevo para así apoyar mi cabeza sobre su hombro.

Durante unos minutos mantuve el silencio que se formó entre ambos, jugueteando con la espuma y su desnudez, acariciando su piel o enredando mis dedos en su pelo húmedo, pero lo cierto era, que algo mantenía mi cabeza nublada, incapaz de disfrutar plenamente aquél momento, por lo que decidí ser valiente y expresar mi preocupación en voz alta, compartiéndolo con él.

- Dime, Diétrich... ¿Qué será de nosotros ahora?- susurré con temor a mirarle a los ojos, temerosa de lo que en ellos pudiera descubrir, perturbada ante la idea de ser perseguidos por la Inquisición o incluso por nuestra propia familia, todos ellos poniendo el grito en el cielo por un pecado que debíamos remendar.

Un gran suspiro escapo de mis labios cuando ella aclaro lo que sucedía con Naeem...
Pues por un momento me sentí como la pieza que sobraba y que se metía en donde nadie le llamaba, donde nadie le buscaba....
Pero entonces, sus dedos se enredaron en mis cabellos húmedos y su tacto me hizo estremecer, cortando nuevamente mi respiración.

Nosotros...Aquella palabra me hizo sonreír, me gustaba como sonaba, significaba que seguíamos siendo aquel equipo de siempre, pero aun mas unido y compenetrado -si cabía- que antes. Pero entonces mi sonrisa se torno en una triste, pues entendía lo que me preguntaba y la respuesta...no era precisamente grata.
Debemos mantenerlo en secreto.
Si la inquisición lo descubre me relevaran como tu mentor. y nuestra familia.... Reí nerviosamente. Debemos tener cuidado con Mac, sobretodo con él...con tan solo una mirada que nos demos el lo sabrá...Me gustaría saber como diantres lo hace...
Indique negando con la cabeza.

Aunque te imaginas?...Si el lo descubriese....jeje...Me castraría eso seguro y después haría que desapareciese y que pareciera un accidente. Reí mientras bromeaba con ella entre mis brazos, relajando la tensión que se había formado de pronto. Sin embargo su silencio me hacia pensar en que seguía preocupada, por lo que lleve mi mano a su mejilla, haciéndole alzar el rostro hacia mi.

Encontraremos una solución,no te preocupes...Todo ira bien. Incluso Naeem podría colaborar con nosotros si supiera lo que ocurre, comente en tono de broma, queriendo indicarle que habría formas de proceder...Aunque en aquel momento, con ella allí entre mis brazos,con su piel en contacto con la mía, con sus labios a escasos centímetros de los míos y con su mirada felina clavada mi, supe que no me importaría cuantas cosas se pusieran de por medio, si ella estaba a mi lado, nada nos podría parar.

Asentí una vez con la cabeza, con los labios en forma de puchero infantil, acomodándome mejor sobre su pecho, jugando mis dedos con los suyos mientras escuchaba sus palabras que ahora me pedían discreción.

- Si la Inquisición lo descubriera, ambos seríamos condenados a morir, pues creerían que te manipulo para alargar mi sobrevivencia. Y sabes que ellos no vacilan a la hora de dictaminar su voluntad...- suspiré meneando la cabeza, ahora un tanto triste.- No quiero que te hagan daño por mi culpa... por lo que soy.- añadí con un hilo de voz, incapaz de mirarle hasta que Diétrich bromeó sobre mi padre y su forma de aceptar o no nuestra...- ¿...Relación?- se me escapó en voz alta, parpadeando y sintiendo un intenso rubor colorear mis mejillas, intentando disimular como pude.- Lo sé, encontraremos una solución, siempre la hay. Y Naeem...- repetí frunciendo el ceño.- Sí, él podría ayudarnos. Quizás él podría ser como mi tapadera, al fin y al cabo, la sociedad cree que ambos estamos unidos por el matrimonio, dado que ya a nuestra llegada convivimos juntos en una misma residencia y no se nos suele ver con otras parejas...- medité, extendiéndose mi sonrisa al llegar a aquella conclusión.- ¡Hablaré con él y le pediré que se case conmigo...!- parpadeé con una risilla nerviosa al contemplar su mirar.- Postizamente, claro.- reí a carcajadas entonces, intentando contagiarle mientras mi boca se acercaba de nuevo a la suya, en busca de los besos que me debía.

Parpadee, sabiendo que mi semblante seria el de un jugador de poker. Hasta que ella rió y yo no puede evitar contagiarme con su risa, cerrando los ojos, y mordiéndome los labios.

Vale..Si Naeem nos ayuda, por mi perfecto. Indique sosegado, abriendo los ojos para asentir con calma.
Pero que no se tome confianzas! Mira que diréis que estáis casados y claro, a vista de todos seréis una pareja y deberéis demostrarlo y entonces deberéis mostraros siempre en publico juntos y dedicaros gestos...ya sabes, gestos de pareja.
Indique un tanto estresado, mirando a un lado, sin darme cuenta de que estaba gesticulando con las manos y todo, cual celoso que se explica como puede.
Pero entonces caí en mis palabras y baje mis manos, carraspee y hable mas sosegado, aun mirando a un lado para no encontrarme con sus ojos.

Si. Un matrimonio postizo no levantaría sospechas, es una buena idea...Indique buscando la lógica al asunto.
Pero entonces, sin poderlo contener, un intenso rubor dio color a toda mi pálida cara, me mordí los labios aun avergonzado por aquel inesperado descontrol de mi lengua.

Disculparme un momento. Indique sujetando su cintura y acomodándola un poco, para poder asi, dejarme deslizar por la bañera, dejando que el agua cubriese mi cabeza, quedándome bajo el agua oculto por la espuma, esperando con los segundos que se me fuera la vergüenza, aunque aun así podia escuchar las carcajadas de Iris que sentada encima de mi, disfrutaba como una niña pequeña ante mis actos.

Solté una carcajada y tras menear la cabeza mientras murmuraba cuán loco estaba aquél hombre que ahora se había escondido bajo la espuma, decidí que era momento de hacerle compañía, por lo que me hundí del mismo modo hasta apoyar mi cabeza sobre la suya en lo que esperaba, fuera un gesto cariñoso, un abrazo al fin y al cabo, pero justo cuando yo descendía hacia él, Diétrich volvía a la superfície, por lo que nuestras cabezas chocaron de forma un tanto brusca y ambos buscamos la superficie para reírnos de tan estúpida situación, asegurándonos de que el otro estuviera bien, riendo finalmente, alardeando de nuestra torpez y falta de romanticismo, probablemente.

Y si bien podría decir que aquella noche transcurrió en calma y fui colmanda de ternura por sus manos, lo cierto es que no sería sincera de hacerlo.

El sonido de unos cristales rompiéndose a un par de habitaciones de nosotros nos hizo poner en guardia, por lo que ambos, sigilosamente, salimos del baño y aun desnuda, corrí por el pasillo dejando tras mis pasos varios charcos de agua y espuma, llegando a la habitación de invitados para tomar el albornoz del que me había desprendido poco tiempo antes del baño, envolviéndolo en mi desnudez antes de usar la ventana para salir al exterior, deslizándome por un canal hasta que mis pies desnudos tocaron el gélido césped del jardín, escuchando cómo alguien, asomado en una de aquellas ventanas, exclamaba a sus compañeros mi situación exacta. Tras una de aquellas ventanas, Diétrich me contemplaba con el ceño fruncido y yo le dediqué un beso que soplé en su dirección, risueña antes de empezar a correr y saltar la verja que separaba su residencia de la calle.

Entré en el primer teatro que encontré abierto al público, colándome entre el gentío hasta sentarme junto a un joven muchacho de cabello dorado que parecía contrariado por mi presencia, quizás por el escaso atuendo que lucía. En cuanto tras de mí, la puerta se abrió y aparecieron aquellos hombres con gavardinas, me hundí en el asiento y le robé al hombre sus gafas de sol para pasar desapercibida mientras ellos me buscaban entre la gente y la oscuridad de la sala pues en el escenario, se representaba una obra teatral, una sátira política, creo. Cuando más cerca se encontraban mis perseguidores de mí, más me acercaba al joven en cuestión, llegando incluso a robarle un beso para disimular, gesto que pareció ser suficiente para que éstos se marcharan.

Después de ello, le devolví las gafas de sol al joven y tras una disculpa, salí por la puerta trasera, respirando aliviada hasta que me encontré con varios de ellos cortándome el paso, por lo que no tuve más remedio que volver dentro del teatro, correr entre la gente, saltar al escenario entre los gritos de los actores, subir hacia la azotea del teatro y desde allí, saltar al edificio contiguo, que para mi suerte, era un hotel. Un lujoso hotel. Tras descender por las escaleras de emergencia, logré colarme en una de aquellas habitaciones dónde un bohemio barbudo tocaba la guitarra envuelto en una pestilente cortina de humo de tabaco por el que casi extraigo mis pulmones ante tanta tos que me produjo. Allí, encontré un provocativo vestido negro de corsé que según me dijo, pertenecía a la ramera que andaba arreglándose en el baño antes de darle un homenaje al susodicho bohemio. Después de cantar juntos la canción Halellujah, me despedí con un guiño y salí del hotel tras pasar por la cocina y robar un par de zanahorias que fui masticando por el camino.

Y cuando ya más cerca me encontraba de casa, uno de ellos se abalanzó sobre mí y forcejeamos sobre el pavimento, por lo que tuve que propinarle un rodillazo en la entrepierna para que se apartara, robándole la pistola con la que momentos antes me había apuntado para, así, deshacerme de él o, al menos, asegurarme de que no tendría descendencia con sus genes.

Pero habíamos hecho mucho ruído y sus compinches no tardarían en venir a por mí, por lo que tuve que volver a emprender aquella carrera y mientras sonreía al alba que arañaba ya el cielo de un nuevo día, logré infiltrarme en un museo, escondiéndome en él hasta que un hermoso cuadro me sedujo y pensé en que quedaría divinamente en mi salón. Y por ello lo tomé entre mis dos manos -era bastante grande, a decir verdad- y como pude, escapé de allí por su tejado, saltando de casa en casa hasta que finalmente, decidí saltar a una fuente que me recibió con los brazos abiertos y un buen moretón en mis glúteos cuya marca no desaparecería en un buen trecho. Pero así, entre risas y saludando a los que me habían perseguido toda la noche, terminó aquél día inolvidable, no sin antes, recibir un ramo de flores del muchacho que había conocido en el teatro y que por lo visto, le había causado tanto interés que también él me había estado buscando desde entonces.

PD: Finalmente, el cuadro era tan grande que no cabía por la puerta de casa, por lo que Naeem me obligó a devolverlo...