Fresas con chocolate (priv)

Las palomas vuelan sin saber a que destino van a ir. Por lo que Máni en ese momento desconocia su destino e iba despreocupado por las calles de Paris. Observaba la multitud de gente caminando por la oscura noche, desconocia sus destinos pero Máni bien sabia hacia donde iban sus pasos. Hacia el lugar secreto de su amante. Una mujer que habia despreciado el tacto de muchos hombres pero no de unos cuantos selectos. Aquella mujer con los ojos claros como el cielo claro por el que se despertaba cada día tenía al licantropo bien
engatusado.

Su cabellera como el color del ébano era suave y excitante al tacto, a Máni le encantaba enredar sus dedos entre la cabellera de aquella mujer que era su amante, una mujer tambien casada que sufria el cansancio de la rutina del matrimonio. Fue para cuando entonces en aquel momento se dio cuenta de que había olvidado el detalle de la caballerosidad. En un puesto de flores que estaba a punto de cerrar compro un ramo de flores y un paquete de bombones en una licorería. Los comercios cerraban, las personas entraban en las funciones de teatro y de la ópera mientras que él iba a reunirse con la diversion de una sola mujer.

Su mujer no sabía de sus aventuras con dicha amante, porque si lo supiera, mal aventurado serian sus dias. No podria defender a su querida hija de las zarpas de ese Bolwby que la tiene hechizada, no podria mantener la buena reputacion que tenía hasta el momento. Sin embargo bien se cubria las huellas. Bien se otorgaba el silencio de sus pasos y sus acciones bien entrada la noche por lo que siempre respiraba con tranquilidad. A mitad de la noche, este volvia siempre a su hogar, se ponia un vaso de agua y su hija se ponia a hablar con él porque no podia coinciliar el sueño. Su padre en cambio le miraba a los ojos y siempre le decia que contara buenos momentos pues estos al fin y al cabo nos protegen de los malos sueños.

Máni estaba dispuesto a encontrarse con su amante, pero la sorpresa le pilló de sopeton, haciendole cambiar de ruta para no toparse con un grupo de personas que estaban jugueteando con afiladas espadas y pistolas de fogeo en manos ajenas. Eso le puso estar en alerta, cambio de direccion yendo en direccion hacia su hogar, sin poder evitarlo tuvo que entregar sus regalos a su esposa. Esta sorprendida le abrazo nada más llegar a casa, su hija se rió de lo ridículo que parecía con el ramo y los bombones y solamente un suspiro de frustracion salieron de sus labios. Amaba a su amante endiabladamente hermosa, pero no podia arriesgarse a encontrarse con alguien que llevara armas y que pudieran perseguirle y entonces añadir su aventura de la que nadie sabia nada.

Al dia siguiente, por la mañana fue al banco para despues si poder ir a la mansion de su querida amante de la que no pudo ir el dia anterior, pero sin tenerlo en cuenta, se habia dejado el sombrero en el mostrador del banco. Gruñendo por su mala pata, volvio al banco y para cuando ya habia recogido sus pertenencias que eran pocas, se chocó con una mujer o con alguien.

- Lamento mi torpeza – Dijo dentro del banco – No vi por donde iba.

Los labios de la cazadora se lanzaron sobre los propios sin previo aviso, no los rechazó y los tomo con agrado pero enseguida la detuvo por las miradas que levantaba en el resto de la gente y la llevo fuera del banco justo hacia uno de los callejones oscuros en donde no daba la luz del sol y en ese momento, el licantropo comenzo a comerle los labios en un beso demasiado pasional que no correspondia a los deseos nocturnos de una persona.

En cuanto se separó de Quimera este la miro, la aplasto sin cuidado alguno contra el muro de piedra y se quedo observandola con mala cara.

- ¿Que? ¿No has tenido exito en la extraccion de dinero despues de tirarte a aquellos amigos tuyos cazadores? - tuvo que gruñir por pura intuición, no pudo evitar enfadarse pero respiro durante un momento de manera profunda y se fue calmando poco a poco hasta quedar mirandola detenidamente a los ojos, esperando que la guapa y cazadora de Quimera se le ocurriera alguna otra excusa barata de las que siempre le daba para luego tirarse en sus brazos. Le cansaba ya ese comportamiento sabiendo que ella hacia lo que quería y él casi nunca estaba para poder ayudarla en algun otro caso del que pudiera sacarla vida y coleando.

Pero en realidad, seguía esperando a la muchacha, a Quimera aunque más o menos se esperaba lo que saldría de los labios de su amante.

- Vale intentemos esto de nuevo Quimera. - Tosió - ¿que coño hacías anoche que no estabas en tu casa cuando fui a verte? Oh ah, ya lo sé. Follándote a unos cazadores - Apoyo las manos de manera ruda y tosca a cada lado de Quimera, rompiendo algunos trozos de la pared debido a la fuerza extra que tenia entre sus manos o por su propia naturaleza. Vio siluetas a traves de la luz del sol que pasaban ahora cerca de donde ambos estaban.

Se separó un poco de Quimera y este resoplo extasiado - Sabes mejor me busco a otra muchacha que prefiera estar con alguien como yo  y no me haga perder el tiempo - Volvió a golpear la pared de un modo menos apresivo que antes y lentamente se iba separando de Quimera, para salir de aquel callejón e introducirse entre la sociedad, caminó durante un rato para después pararse en un chiquillo que repartía periódicos dejando una sonrisa en su rostro.