¿Un encuentro fortuito? [Privado]

por **Rolf Van Abelard** Mar Nov 06, 2012 12:50 pm

"A la hora de la verdad, que es la de buscarse a sí mismo en lo objetivo, uno olvida todo y se dispone a no ser fiel más que a su propia sinceridad."
Gerardo Diego

Hoy al parecer no iba a ser un día corriente, desde que era por la mañana ya estaba nervioso por algo y ese algo era la noche, iba a ser la primera vez que odiaba que se hiciera de noche. ¿Por qué? Principalmente porque uno de mis amigos, un experto cazador, estaba apunto de casarse con una de las mujeres mas bellas que había visto y lo mejor de todo era que esa mujer también compartía el mismo "empleo" si lo podemos llamar así que su esposo, sí, los dos eran cazadores. Thomas era el nombre de mi amigo, al parecer como era de costumbre unos días o un día antes de la ceremonia los amigos del novio y las amigas de la novia se los llevaban a pasar una noche titulada "La última noche como soltero" o también conocida como "Despedida de soltero", según me habían ido contando era una noche de "descontrol" donde los amigos y el novio iban a un Burdel para pasar una noche de placer y esto exactamente era lo que yo no tenía claro. ¿Por qué si el novio estaba apunto de casarse iba a pasar una noche con otra mujer?, lo peor de todo era que en estos tiempos esto era bien visto en la sociedad y era algo común aunque a mi parecer era algo absurdo, no sabía si era mi punto de vista o que no había vivido tanto el "Ligoteo" como los todos los demás.

La noche había llegado, estaba algo mentalizado pero no sabía como iba a reaccionar en ese momento, yo todavía era virgen principalmente por culpa de mis padres los cuales me habían convertido en un siniestro cazador, siempre me hacían ir solo, cazar solo y trabajar solo para que me adaptara a la soledad con facilidad y sea un ser despiadado pero desde que llegue a París esto había cambiado, había conocido a mas gente, cazadores por lo que no siempre estaba solo. En cuanto a las mujeres... Sinceramente me daba "palo" hablar con ellas, mi cuerpo solía bloquearse cuando hacía esto en comparación con otras personas pero que le iba a hacer, yo siempre intentaba dar mi mayor esfuerzo.

Llevaba ropa normal, cómoda, es decir unos vaqueros sencillos con una camiseta sencilla y para tapar el frío una "chaqueta" de cuero de un color oscuro la cual había utilizado todas las noches de cacería. Había salido temprano para reunirme con un amigo el cual había recomendando el burdel ya que el solía frecuentarlos, según él nos dirigiamos todos al mejor Burdel de la ciudad, las cortesanas venían a mano de Thomas ya que el era el que se casaba. - ¿Nervioso? - Le pregunte a Luis, la persona a la que mejor conocía del grupo. - No, esto es lo mejor que nos va a pasar en el mes, vamos a follarnos a unas "putitas" y encima gratis - La sonrisa en su cara también lo decía todo. ¿Quizás este era el momento idoneo para que libere todo mi malestar en cuanto a estos temas?, no creo pero no podía negarme a hacer esto.

***

Estábamos ya dentro, el local tenía unas luces rojas las cuales no iluminaban mucho pero lo que si se notaba era la ausencia de ropa en las mujeres del lugar, según me había dado cuenta había habitaciones apartadas para poder "hacerlo" con estas damas sin que nadie te molestase pero al parecer también se podía hacer mientras todos te miraban, "Que gente tan perturbada"... Mire a mis compañeros al parecer íbamos a hacer una ronda de copas rápidas para ponernos a tono como ellos decían, eso de beber no me importaba mucho porque mi cuerpo toleraba muy bien el alcohol y encima era algo que me apasionaba. - ¡Por Thomas! - Gritamos todos para celebrar su despedida de soltero cuando comenzaron a aparecer una serie de mujeres que nos rodearon como "Seleccionando a quien querían" pero como yo estaba detrás de todo me toco la última de todas las chicas la cual me agarro del cuello de la camiseta para llevarme a la habitación y tirarme en uno de los sofás de la sala.

Mi cuerpo estaba algo paralizado y no sabía que hacer en este momento. ¿Qué se supone que debía hacer?... ¿La decía algo?... ¿La besaba?, sería la primera vez que besaría a una mujer... ¿Sabre hacerlo?. Sí, me había bloqueado.

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Off:

por **Aloqua** Miér Nov 07, 2012 5:59 am

Aquel lugar era tan... hermoso. Miré y contemple mi nuevo cuarto, sintiendo el placer corriendo por mis venas... Era distinto, era oscuro, de colores, pero no blanco. Ya no habría más blanco. Con un gemido de placer me tiré a la cama boca arriba y reí. Reí cual loca feliz, cual mujer maléfica a punto de cometer un crimen. Reí como cuando ví la sangre de mis víctimas salir de esa superficie llamada cuerpo. Mmm... era tan gratificante.

Una de mis compañeras, a la cual miré con una sonrisa ladeada y provocativa, me comentó, como quien no quiere la cosa, que había una despedida de soltero... Oh... Víctimas que iban a darme el placer que en esos momentos necesitaba. Quería tener sexo en esos mismos instantes, que me arrebataran aquella virginidad que tan odiosamente conserve en aquel horrible lugar. Pero yo era Aloqua y ese día, iba a ser el primero de mi verdadera libertad. Así que. Sin pensarlo. Salí de mi cuerpo, demorándome sin querer mientras veía al resto de mujeres ir a por todos... A mi me quedaba uno. Mis ojos se posaron en él como cazador enfila a su víctima y me acerqué sin pensarlo ni pedirlo. Agarré con fuerza el cuello de su camisa y me lo llevé a una habitación, donde lo tiré al cuarto.

Podrían pensar, que al no haberlo hecho nunca sería un poco menos... brusca. Pero, me encanta serlo. Me puse encia de él, poniendo cada pierna a un lado de su cintura y no pude menos que soltar una leve risita al ver sus nervios. Nervios... Aquel hombre tambén era virgen. Sonríe lasciva y me agaché hasta llevar mis carnososo labios a sus labios, mientras mis manos bajaban lentamente por su torso... Aquel torso musculado y tan... tan... apetecible.

- Tranquilo... - susurré con calma y perversión.- Te guiaré... Te daré el placer que nadie te dio. Disfrutarás como nunca... Creeme.- sonreí y empiecé a besar lentamente su cuello, mordiendo y marcando mientras mis manos se metían por su camisa.- Sois tan... Apetecible.- me mordí el labio inferior y me alcé para besarle de forma intensa, llevan mi juguetona lengua a moverse contra la suya. Como adoraba esa sensación...

por **Rolf Van Abelard** Miér Nov 07, 2012 11:39 am

Los nervios recorrían mi cuerpo, ¿Qué era exactamente esta sensación?, la mujer que tenía delante parecía encantarle esto, no como muchas otras cortesanas que debían hacer esto para poder ganarse la vida para ellas era necesario hacer esto. De pronto una voz suave y apasionada susurro una palabra que pretendía tranquilizar mi cuerpo, no mucho... Pero había conseguido algo nuevo en mi.

No tenía muy claro que era lo que estaba sintiendo en este momento, la mujer que tenía encima me excitaba pero no sabía que hacer exactamente. Al parecer incluso ella se había dado cuenta de lo que estaba pasando, es decir, se notaba demasiado que yo aun era "Virgen". Mis instintos como hombre se veían frenados ya que aunque si que quería conocer el placer mi cuerpo no me dejaba reacción, lo único bueno de esta situación era ella ya que quería encargarse de mi, o mejor dicho, quería guiarme y enseñarme lo que significa placer. Su voz, sus movimientos y la postura en la que estaba colocada encima de mi eran cosas nuevas las cuales acabaron fusionándose en el instante en el que sus labios tocaron mi cuello, sus dientes, esos suaves besos me hacían cerrar los ojos y soltar unos leves soplos de placer. ¿Era esto lo que me estaba perdiendo?... El tacto frío de sus manos por debajo de mi camiseta, era todo tan nuevo para mi.

- ¿Apetecible? - Susurre como podía ya que mi corazón se había acelerado repentinamente, no sabía muy bien a que se refería pero mas o menos podía interpretar ese afirmación. En un instante nuestras miradas se juntaron y en ese momento nuestros labios se fundieron, no sabía que hacer por lo que deje que ella fuera la que guiara mi lengua, un escalofrío de placer recorrió mi cuerpo, era el primer beso que daba a alguien, todo se sentia muy extraño pero estaba empezando a entender a la personas. -¿Qué se supone que debo hacer ahora? - Dije mirando sus profundos ojos, mis manos se movieron lentamente para poder colocarlos en su cintura.

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Spoiler:

por **Aloqua** Miér Nov 07, 2012 3:40 pm

Mmm... Era tan excitante saber que perdería mi primera vez ya. Con un hombre alto, rubio y robusto tan apetecible, con aquellos tan... Familiares. Extrañamente pensaba que los había visto en alguna parte, que ese rostro me sonaba. Pero, ¿cómo iba a sonarme si después de escapar de esa horrible sala blanca solo conocía el burdel? Daba igual, no me importaba.

Suspiré sobre sus labios mientras quitaba con rapidez su camiseta, dejando a la vista ese torso tan perfecto que me hizo morderme los labios de puro placer. Mis manos bajaron lentamente acariciándole hasta llegar al borde de su pantalón mientras volvía a besar insistentemente su cuello. Mis labios y lengua bajaban poco a poco, queriendo que aquel hombre se sintiera... Excitado. Quería notar como mi presencia y mi cuerpo conseguían que sintiera el deseo y lo consumiera por primera vez en su vida. ¿Qué si me gustaba ser la persona que quitaba a alguien la pureza? Me volvía loca...

- Tan apetecible...-susurra y alcé el rostro, mirando otra vez sus ojos y sonriendo de forma pervertida- Debes qui...tar...-esos ojos se me estaban clavando como a un vampiro las estacas en el pecho. Lo veía, lo notaba y ardía. Ardía como el fuego a punto de quemarme. Como aquel recuerdo abrasador de mis pocos años felices. -Tu... -susurré angustiada y apartándome de golpe. No podía, no quería... Él no podía ver en lo que me había convertido. Todos menos él...

por **Rolf Van Abelard** Jue Nov 08, 2012 4:46 pm

Los besos en el cuello eran algo que me estaba volviendo loco, nunca había sentido esa sensación de placer, mi cuerpo esta ardiendo y cuando nos besábamos notaba que ella también estaba sintiéndose como yo, era todo tan increíble. Sus manos con gran facilidad me quitaron la camiseta para seguidamente deslizarse por mi cuerpo quedándose justo en el borde de mi pantalón, sus besos se deslizaban por mi pecho y mi respiración se veía muy agitada y ella en cambio estaba la mar de relajada, ¿Cómo era posible esto?, sus manos estaban a punto de desabrocharme el pantalón cuando su reacción cambio de golpe y la última palabra que pude llegar a escuchar fue ese "Tú" tan redundante, ¿Qué es lo que acababa de suceder?.

La expresión de su cara cambio de golpe y sus actos también, de pronto se alejo de mi como si me tuviera algo de respeto. La mire extrañado, no conseguía saber quien era pero ahora me estaba dando cuenta de que las facciones de su rostro tenían una especie de parentesco a alguien que en algún momento de mi vida había conocido. ¿Quien era esta mujer que estaba delante de mi?. - ¡Hey!, ¿Te encuentras bien? - Pregunte para asegurarme de que no la estaba pasando nada malo. Todo se había vuelto muy raro, la situación había cambiado estrepitosamente.

Me levante un momento del sofá para poder acercarme a ella, quería intentar tranquilizarla para saber que se le había pasado por la cabeza en ese instante y porque había dicho esa palabra la cual se había quedado grabada en mi mente. Pose mi mano encima de su hombro para intentar tranquilizarla y fue en ese momento cuando un "flash-back" sembró mi mente, era uno de esos días lluviosos en los que papa y mama regañaban a Liese, mi hermana, por haber hecho una de sus travesuras cotidianas y como yo, como de costumbre, me iba con ella para que no se sintiera sola y nos divertíamos juntos con algunos de sus muñecos. Y ahora que lo pensaba... ¿Donde había quedado esa joven?, hacía como diez años desde que nos separaron... ¿Era posible que el tiempo nos había vuelto a unir?. - ¿Liese? - Dije con una voz suave.

por **Aloqua** Vie Nov 09, 2012 5:56 am

Dolía... Ardía... ¡Que parara ya! Lo recuerdos... Aquellas horribles imágenes no paraban de cesar en mi mente. Mostrándose, deleitándome y haciéndome sufrir cuando ya pensaba que había acabado con todo aquello en mi inminente huida del psiquiátrico. O mejor dicho; Manicomio. Yo no estaba loca... Nunca lo estuve... Solo era una maldita niña con poderes que mis padres no querían aceptar... ¿Por qué? ¿Por qué? No podía comprenderlo...

Entonces, sentí su mano en mi hombro y me aparté de él rapidamente, sentándome y acurrucándome en una de las esquinas del cuarto. Al igual que en aquella sala blanca... Cuando abrazaba mis piernas, miraba fijamente al frente... y solo me acunaba. Atrás... Adelante... Atrás... Adelante... Un escalofrío helado recorrió mi cuerpo y entonces lo oí. Algo que me dejó aun más helada durante unos instantes. Mis manos fueron a tapar mis orejas y me puse a gritar. ¡No quería recordar! Mi nombre... Mi nombre era Aloqua... Jamás volvería a ser...¿Liese? Ni siquiera... lo recordaba.

-Rolf...-Aquel nombre en gritos venía a mi cabeza. Los gritos de los momentos en que me ponían la camisa de fuerza y suplicaba que viniera. Mi hermano... No podía dejar de temblar. ¿Por qué nada más empezar mi nueva vida aparecía otra vez la antigua? Yo no quería ser esa niña... Ya no lo era...- No viene... ¿Por qué no viene mi hermano a sacarme? -cerré los ojos con fuerza mientras mis palabras salían al igual que en aquellos instantes cuando me encerraron. En esos momentos... No vivía en el presente, ni era Aloqua. Por el contrario, mi mente estaba en el pasado y era Liese.

por **Rolf Van Abelard** Miér Nov 14, 2012 9:53 am

Todo estaba siendo muy raro, ¿Por qué mi hermana estaba aquí?... Mi cabeza estaba dando vueltas era increíble todo esto. ¿Por qué mi hermana estaba aquí?, mi cabeza no paraba de repetirlo, mis padres me dijeron que ella había muerto a manos de uno de esos Vampiros que tanto odio, me obligaron a ir a luchar por su muerte para poder vengarla, pero pensándolo bien, es decir, con un poco mas de cabeza, era algo improbable que uno de esos vampiros apareciera en nuestra casa... Mierda, porque no había caído antes. Ella se había quedado paralizada, era normal.

Me levante, me dirigí con paso tranquilo a coger mi camiseta, no era el momento indicado para ir desnudo... Me acerque a ella, no paraba de repetir frases que no tenían mucho sentido, o por lo menos aun no tenían sentido alguno. Yo era su hermano mayor por lo tanto tendré que mantener la compostura, estaba muy inquieta, a que mundo la mando mi padre. Me senté en el suelo delante de ella, en mi cara se mostraba una sonrisa. - Tranquila, ya todo se a acabado. - Mis brazos la rodearon, la abrazaba con fuerza, no quería soltarla hasta que su cuerpo y su mente se tranquilizaran.

Volví a repetir la frase que había dicho con anterioridad, me levante, extendí mi mano hacía ella, no quería verla en el suelo acurrucada sobre si misma. - Vamos a salir de aquí, necesito que me cuentes donde te llevo "padre"... - Aunque no lo pareciera mi mente no paraba de dar vueltas, solo intentaba mantener la compostura para que ella me viera fuerte, como su hermano mayor, el cual siempre estuvo a su lado.

Off:

por **Aloqua** Jue Nov 15, 2012 7:28 am

Mis manos, mis pequeñas manos estaban presionando cada lado de mi cabeza... Como si intentaran que no explotara, pero, ¿cómo agarrar la cabeza y el corazón? ¿Corazón? Y yo que pensaba que lo había perdido... Pero no, ahí estaba otra vez: molestándome, haciéndome sangrar por dentro como yo hice sangrar a aquellas personas por el cuello. Quizá... Si, quizá me lo merecía. Solo levemente, pero yo no estaba loca. ¿Por qué? ¿Por qué a mi?

Entonces sus brazos rodearon mi cuerpo con fuerza, haciéndome recordar aquellos momentos cuando éramos pequeños; cuando mis padres me gritaban por hablar con muertos y él era el único que venía a consolarme. ¿Hacía cuantos siglos que no lloraba? No lo sabía, quizá desde aquellos primeros meses en el manicomio, pero en esos instantes yo no era dueña de mi cuerpo y me derrumbé por completo. Mis lágrimas bañaban mi rostro mientras mis sollozos se escuchaban por toda la habitación. Que triste... ¿Por qué no podía ser Aloqua? Entonces se alejó y escuché sus palabras.

- ¿Necesitas? ¿A dónde me llevó padre? -poco a poco, entre tanta lágrima que seguía brotando, una sonrisa loca apareció en mi rostro y sin evitarlo, volví a ser yo. Me eché a reír como si no hubiera mañana, echando la cabeza hacia atrás y olvidándome de su mano para tumbarme en el suelo.- Mmm... ¿Qué te parecería si te dijera que vengo de estar todo este tiempo de una sala completamente blanca? ¿Con una camisa de fuerza que me impedía moverme? Ni gritar... Ni llorar... -volví a llevarme las manos a la cabeza desesperada. ¡Que se fueran! No quería esos recuerdos. Entonces algo vino a la cabeza y me levanté con tranquilidad, dirigiéndome a la puerta con cara derrotada- Será mejor que... Me cambie por una compañera... -volví a sonreír y me giré para verle.- Menos mal que me di cuenta, en parte... Iré a perder mi pureza con uno de tus amigos. Espero que tu disfrutes de perder la tuya con alguna chica de las de aquí... No estropearé tu gran día... -No quería irme, ¿y si no volvía a verle? ¿y si le perdía para siempre? Mi mano se quedó helada en el manillar ante esas preguntar que me estaban atormentando más que las anteriores.

Off:

por **Rolf Van Abelard** Sáb Nov 17, 2012 11:25 am

Notaba que aun se encontraba en una especie de estado de "Shock", que mal, por cuantas cosas a tenido que pasar, maldito padre... ¿Por qué siempre tenía que tratarla tan mal?... Una infancia difícil la cual se complicaría según iban pasando los años. Desde que Liese desapareció de casa mis padres siempre me trataron como el hijo legitimo, como si Liese hubiera desaparecido. ¿Que motivos tendrían para hacerla desaparecer?. Mire a todos los lados de la habitación cuando de pronto Liese cambio su manera de ser, en un principio creía que se había relajada cuando una risa espeluznante invadió la habitación.

Según con los acontecimientos que acababan de ocurrir por una serie de analogías pude darme cuenta de que había sido enviada a algo que se denomina "Loquero" o en su caso Manicomio... Tantos años encerrado ahí, " Mierda... Tuve que haberme dado cuenta. " Repetía una y otra y otra vez en mi cabeza. Seguía arrodillado, ella estaba en la puerta apunto de irse, pero, no podía permitirselo, quería hablar con ella, saber el motivo por el cual mis padres hicieron esto...

Me levante rapidamente apoyando mi mano en la puerta para cerrarla. - Lo siento, no puedo dejar que te vayas, quiero pasar tiempo contigo... Recuperar nuestra relación de hermanos... ¿Quieres venir a mi casa y vivir conmigo?... NO quiero volver a perderte. - No quería nombrar su pasado, no era una buena opción, según tenía entendido los Manicomios son un lugar espeluznante lleno de gente aun mas espeluznante, que podía volver loco a cualquier persona que estuviera en ellos.

Ahora la pregunta que necesito que sea respondida es el por qué... El por qué desapareció, acaso... Ella era una de estas personas sobrenaturales que gobernaban el mundo desde las sombras... O simplemente mis padres querían librarse de ella. ¡Maldita familia de locos!.

por **Aloqua** Jue Nov 22, 2012 6:07 am

Mi mano estaba helada en el manillar justo cuando noté que cerraba la puerta con su mano, haciéndome que me quedara allí, mirando la madera de aquella vía de escape a un pasado que extrañamente anhelaba más de lo que mi yo actual deseaba. Cerré los ojos, sintiendo y escuchando sus palabras, sin saber del todo como debía reaccionar. ¿Por qué me controlaba? ¿Por qué no dejaba salir a la que era en esos instantes la verdadera yo? ¿Por que mi corazón se empeñaba en mantener estable en esos instantes a la niña del pasado?

-Yo... ¿Quieres vivir con alguien como yo? -me di la vuelta para encararle, intentando mantenerme serena y controlar mi locura, a mi demonia interna.- Soy cortesana y pienso seguir siéndolo, además... Yo ya no soy Liese, ni si quiera recordaba el nombre...-bajé la mirada, confundida y asqueada por eso. ¿Cuanto tiempo estuve pidiendo y suplicando a gritos que él apareciera? ¿Y justo aparecía en esos momentos? No sabía que hacer, que debía decir ni siquiera como debía comportarse ni se se controlaría. Solo había algo que tenía realmente claro, y es que no quería volver a perder a mi hermano.-

Tenía demasiadas cosas en la mente. Toda esa información de golpe no podía ser bueno para ninguna cabeza, ¿pero acaso la mía ya no estaba estropeada? Un suspiro salió de mis labios y apoyé la frente en su pecho, sintiéndome extrañamente protegida, aquella sensación que solo él era capaz de proporcionarme y es que, ni siquiera en lo que era mi casa estaba a salvo.

-¿Cómo están nuestros padres? ¿No se enfadarán si saben que escapé y tu me has encontrado?

por **Rolf Van Abelard** Miér Nov 28, 2012 4:05 pm

La miraba a los ojos, hacia mucho que no veía esos bellos ojos llenos de dudas he inseguridades proporcionadas por los acosos constantes que sufrimos en nuestro pasado. Nuestro padre no era una buena persona ni tampoco el mejor maestro de la historia, la educación que nos daba estaba llena de palos y gritos, realmente ninguno de los dos estábamos seguros en esa casa. Para su mala suerte ella había sido la que peor parada había salido en toda esta terrible historia pero su futuro aun estaba por decidir, nunca se sabe lo que esta por llegar.

- Para mi... siempre seras Liese. - Dije poniendo un dedo en sus labios antes de que llegara a terminar la frase, mi hermana se había puesto un poco a la defensiva, era normal, había pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, tanto tiempo que ya ni lo recuerdo. Toda la situación que se acababa de formar llega a rozar lo bizarro, ¿Por qué aquí y ahora?. Un recuerdo reboto en mi cabeza, la sensación de su cabeza apoyada en mi pecho no era para nada nueva, era algo habitual en ella, siempre lo hacía cuando se encontraba mal o cuando quería como "Esconderse" de nuestros padres, se podía decir que era una manera que teníamos los dos de sentirnos protegidos.

- Mama a muerto, tu otro hermano... También, el único que creo que sigue vivo es Papa pero no le he seguido la pista, hace mucho que abandone el nido. -

Off:

por **Aloqua** Jue Nov 29, 2012 6:09 am

La sensación que sentía, tan cálida y nostálgica, era como veneno ardiente en mi pecho. Era el deseo de volver a estar con él, de sentir que por fin tenía a mi hermano conmigo después de tantísimos años separados... Pero también era el dolor del recuerdo de todo lo que tuve que vivir, de los llorosos y sollozos de cuando era tan solo una niña normal. Una niña que veía cosas que los demás ni podían imaginarse. ¿Pero eso era malo? ¿De verdad merecía tal castigo de llevarme a aquel horrible lugar que había marcado mi vida para siempre?

-Seré Liese para ti... pero para el resto soy Aloqua.- quizá él podría entender el significado del nombre, alguna vez nos habían hablado de ángeles y demonios, como ejemplificándolo en humanos... ¿qué si lo entendía? Ni lo hice en su momento, ni lo hacía ahora,... de hecho, ni recordaba quien me lo había comentado.

Suspiré, abrazándome más a él mientras escuchaba sus palabras. Fue entonces cuando la rabia volvió a invadirme por dentro y clavé con fuerza mis uñas contra las palmas de mis manos hasta que la sangre salió. Mi otro hermano... Lo recordaba más levemente, era más mayor que Rolf y no había tenido tanto contacto, pero a él también le eché de menos, también había sido bueno conmigo, no como nuestros padres. ¿Justo tenía que haber salido con vida aquel hombre?

-Nuestro hermano...-me alejé de él y le di la espalda, sentándome en la cama y ocultando mi rostro por el pelo que lo cubría, justo cuando estaba encerrada en aquella horrible sala blanca.- ¿Y lo mató papá? Que envidia... Él tuvo más suerte que yo.- realmente, hubiera preferido mil veces la muerte que aquel lugar al que me encerraron.- ¿por qué no me mataron? ¿por qué me encerraron en un sitio tan horrible? ¡solo era educada! ¡Los muertos no hacen daño a nadie! -ya estábamos otra vez... Cerré los ojos con fuerza y lleva las manos a mi cabeza, agarrando con fuerza mi pelo. Estaba loca, pero lo que más me atormentaba era la lucha interna que llevaba. Aloqua quería salir, quería que Liese desapareciera por completo...

por **Rolf Van Abelard** Sáb Dic 01, 2012 8:20 am

Era normal que no aceptara su nombre como tal, era un nombre lleno de dolor y desesperación y por los gestos, cambios repentinos de humor y mas situaciones era lógico que Liese había sufrido la mayor de las torturas posible, el abandono, la soledad y desesperación. No pude salvarla, es mas ni si quiera sabía que ella estaba viva pero todo esto iba a cambiar, apartir de ahora yo iba a intentar volver a lo que anteriormente eramos, hermanos. Su nombre ya no era el mismo de siempre, supuse que era principalmente para abandonar y olvidar todo lo que ocurrió y poder centrarse en el presenta el cual estaría lleno de sorpresas.

Sus brazos me abrazaban fuerte pero la sensación cambio por completo, las palabras fluían llenas de rabia de la boca de Liese, hablando de muertes, asesinatos y la suerte hacia nuestro padre por haber sobrevivido. – No lo mato Padre, lo mato la guerra… Pero aun así fue Padre quien nos envió a ella. - "¿Por qué sobrevivio mi padre? "Todo el mundo se lo preguntaba, mi hermano era el mejor guerrero de la familia y siempre sabía por donde moverse para no salir herido, nunca me había hecho este tipo de preguntas pero desde que encontré a Liese todo el pasado me parece muy borroso y lleno de interrogante.

Aprovechando que estaba sentada en la cama me puse delante de ella para poder arrodillarme enfrente suya, aparte el pelo de su cara y la mire a los ojos. – Lo mejor será que olvides todo, dejemos de hablar de esto. Mírame a los ojos. Ya no tienes nada mas que temer. – En mi cara se encontraba una sonrisa, intentaba principalmente que ella se relajara y así poder comenzar con nuestra nueva vida, la cual, claramente seria diferente hasta tal punto que podría llegar a ser Feliz.

- Deberíamos irnos un rato de aquí, podrías recoger tus cosas para llevarlas a mi casa y así te instalas cuanto antes. Y que quede claro, aunque muevas tus cosas de aquí podrás seguir trabajando sin problemas, no soy quien para prohibirte nada. -

por **Aloqua** Lun Dic 24, 2012 10:05 am

La sensación era horrible, sintiendo como mi pasado aprisionaba mi pecho y no me dejaba respirar ni pensar con claridad. Aloqua, Aloqua... Yo no era ese angelito de Liese, yo era Aloqua. ¿Pero por qué en esos momentos mi corazón se resistía tanto? Tenía como dos personalidades en el cuerpo y no me resultaba para nada agradable. Yo ya no era esa niña a la que había encerrado, murió cuando maté a aquellas personas del psiquiátrico en el que me habían encerrado.

-¿Acaso padre quiso a alguien que no fuera si mismo? Le detesto...- Y a mi madre también, ¿pero por qué invertir mi odio en alguien difunto cuando no podía ser yo quien la matara? Pero la imaginen de ellos vino a mi mente y volví a sentir un puñetazo en el estómago. ¿De verdad me sentía incapaz de hacerle daño a ninguno de ellos?- ¿Por qué os envió a la guerra? ¿A que guerra?

Se puso delante de mi y mis ojos contemplaron los suyos; tan familiares, tan suyos... Me ablandaba con su sola presencia y no sabía si podía permitírmelo. ¿Pero acaso no era aquel hermano que siempre gritaba y suplicaba que viniera? Sabía, en mi corazón, que él jamás me haría absolutamente nada. ¿Pero de verdad no tenía nada que temer? Me mordí el labio inferior y acabé asintiendo. Empezar mi nueva vida había sido un caos, pero quizá el podría ayudarme.

-¿No? ¿Ni aunque llegue herida y ensangrentada?-le miré alzando una ceja y respiré hondo para contenerme en decir alguna burrada.- Voy, pero por tu bien no te metas en mi vida... Si hablo al aire, no preguntarás y si vuelvo con sangre sonriendo, tampoco.- le tendía la mano e intenté sonreír como cuando era niña.- ¿Trato?

por **Rolf Van Abelard** Vie Ene 18, 2013 11:37 am

Se notaba a la legua que todo estaba siendo muy chocante para ella, era lógico, ella debía saber lo que había pasado todos estos años en los cuales ella estaba desaparecida que por una parte me reconfortaba el saber que ella estaba bien, que ella no tuvo que luchar ni blandir una espada, una ballesta, un arco… O el cuerpo de algunos de los caídos. La guerra había sido muy dura para mi pero ella había vivido su propia guerra y aun no se había acabado ya que constantemente se notaba el cambio de pensamiento que había en su interior, la diferencia entre lo que era y lo que es. Aloqua y Liese.

Seguía mirándola, mi cara mostraba una sonrisa para ocultar lo que de verdad quería mostrar, el odio profundo hacia mis padres… La educación que nos dio… Todo lo que hizo. En cuanto a sus palabras solo pude asentir, mi padre era una mala persona que nos llevo por un camino de dolor en el que él era el único que salía ganando. “Maldito”, varios recuerdos nublaron mi mente.

- Como ya sabes, vivíamos en un momento lleno de tensiones entre los dos bandos, el nuestro y el país contiguo, un día, los Reyes de cada País acordaron una reunión y paso algo inesperado, en aquel concilio el Rey del otro país fue asesinado involucrándonos a todos en la Guerra, como de costumbre nuestro Padre nos mando a todos a la guerra para que fueramos “Hombres” pero todo salió mal, él estuvo escondido durante todo lo sucedido y finalmente muchas personas murieron… - Le conté toda la historia y cuando acabe mis ojos se veían un poco húmedos es mas, de mi ojo izquierdo se pudo ver como una gota recorrió todo mi rostro.

Deje de lado ese tema, no quería seguir hablando de nuestro pasado, quería vivir el presente y lo que esta por venir y sin esperármelo ella lanzo esa pregunta, “¿Cómo que sangre?”, me quede sorprendido, asustado, pero si quería que ella viniera conmigo debía seguir sus indicaciones lo mejor posible, quizás ella estaba metida en un lio que no se podía explicar con normalidad, es mas mi instinto de hermano salto en ese momento. – Tranquila, no voy a decir nada, aunque no lo parezca no suelo meterme en los asuntos de los demás… - La felicidad invadió mi cuerpo, mi hermana querida había vuelto de entre los muertes y ahora podríamos pasar todo una vida juntos. – Supongo que te esperare fuera, cuando saques todas tus cosas me avisas y te ayudo a trasportarlas. -

por **Aloqua** Sáb Ene 19, 2013 6:03 pm

Escuchaba con atención sus palabras mientras en mi cabeza venían imágenes imaginarias sobre aquello que podría haber pasado. Veía la guerra, a mi familia luchando contra a saber que y a mi hermano muriendo. Vi su rostro en esos instantes, lo vi con total claridad, cosa que me hizo dar un brinco en la cama y mirar a todas partes. No. No. Él no estaba ahí, aunque hablara con muertos no estaba, ¿o si? ¿Podría haberle visto después? ¿Acaso podría ser? En el psiquiátrico los fantasmas me pasaban más que desapercibos. Todo era tan blanco... ¡Blanco! Mi cuerpo volvió a temblar ante aquellos pensamientos tan horribles, pero no podía quitarlos de mi mente.

-En realidad no lo se... ¿Cuántos años tenía? Pocos, ¿no? De hecho.- le miré a los ojos con curiosidad.- ¿Cuántos años tengo? - el tiempo en aquel horrible lugar se me había hecho eterno, pero había perdido por completo la cuenta. No había calendarios, ni sabía con exactitud el día en el que me encontraba.

Me sentía idiota y enfada conmigo misma. No en si por no tener ni idea de los años que tenía, sino porque Liese parecia apoderarse cada vez de mis actos y palabras. Acaricié con suavidad su mejilla, limpiando aquella lágrima que caía por su rostro. Entendía como se sentía, pero los motivos de dolor, para mí, se habían esfumado un poco de mi corazón. Besé durante unos instantes sus labios, no como lo haría una mante, sino con un hondo cariño. Ya podría acostumbrarse, porque yo era así.

-Me parece perfecto, Rolf... -sonreí un poco y me levanté, dirigiéndome al armario.-En realidad no tengo mucho, acabo de salir de la sala blanca y no cobré por mantener relacions aun, así que tengo la ropa justa.- saqué una pequeña bolsita que había encontrado por la calle y metí un par de prendas de lencería y un vestido.- Ya está todo, toma.-le tendí la bolsa con rapidez y suspiré.- Te eché de menos, ¿sabes? Al principio solo gritaba que vinieras... -bajé la mirada ante ese recuerdo de los últimos días de cordura en mi cabeza. Aloqua quería gritar y ponerse a pegar a las paredes, pero Liese... Liese solo ansiaba acurrucarse y llorar.

por **Rolf Van Abelard** Lun Ene 21, 2013 3:40 pm

Una nueva etapa esta a punto de comenzar, por fin mi hermana había vuelto a mi, es decir, alguien de mi familia, alguien importante para mi estaba vivo y lo mejor de todo, esta a mi lado, hablando conmigo, notaba las mariposas en la tripa, todo esto había sido mágico. Mis ojos, mostraban felicidad, sabía de sobra que Liese iba a venir conmigo a vivir, a mi casa, era normal supongo que los dos deseamos estar juntos, como cuando eramos pequeños, los dos notamos ese anhelo, esa perdida. En este mismo momento no me importaba nada mas que proteger a Liese, quería volver a sentir sus abrazos y no esos llenos de miedo y tristeza, si no los otros, los que me daba cuando aprendía algo nuevo o simplemente cuando pasaba un día sin que la regañaran o la tacharan de loca, quería volver a verla sonreír, esa sonrisita tierna y bonita que me regalaba todas las noches cuando íbamos a dormir, con la que me despedía cuando tenía que ir a practicar con mi hermano el arte de la esgrima o cuando simplemente dejaba de llorar. Su vida había sido muy triste pero a partir de ahora… Todo debía de cambiar.

Me extrañe, “¿Cómo era posible que un supiera en que fecha vive?, Maldita sea, ¿Dónde la encerraron?”, volví a mostrar mi sonrisa, como ya dije, las lagrimas se acabaron, hoy era el principio, había que olvidar el pasado, es decir, borrón y cuenta nueva. – Pues si no me fallan los cálculos tienes veintiuno. – La miro con atención, quería saber cual era la cara que esta iba a poner al saber su edad, habían pasad alrededor de 10 años desde la ultima vez que la vi por lo que realmente es una gran diferencia de edad.

Me acerque, recogí la bolsa que me estaba dando, mire a sus ojos y la di el último abrazo. – Yo también pensé en ti desde que desapareciste de mi vida, aun no llego a entender el por que de todo esto… Pero ahora ya estas aquí. – Me separe de ella, salí de la habitación. – Respira hondo, yo te espero fuera para llevarte a casa. – Cerré la puerta tras de mi, quedándome en el pasillo del burdel, mis amigos seguían dentro con sus respectivas prostitutas, la verdad, no aguantaba mas ese ambiente pero que le iba a hacer, camine por el pasillo cruzándome con varías de estas mujeres las cuales poseían una mirada sensual con la que podrían atraer a cualquier hombre, pero no era algo que me llamase la atención. Llegue al final del Burdel, la puerta para salir del lugar, la puerta que cambiara la vida de Liese.

por **Aloqua** Mar Ene 22, 2013 9:32 am

Mis ojos se posaron en los suyos marcando una intensidad interesante. ¿Había dicho veintiuno? Estuve así unos instantes hasta que decidí bajar la mirada por mi cuerpo. Había dado un gran cambio, eso seguro. Pasé mi mano por mi pecho, los cuales habían crecido desde mi infancia aunque no tanto como desearía, luego las baje por mi cintura, la cual había aparecido, pues antes ni tenía. Luego las llevé al culo y eché la vista hacia atrás, sonriendo ladina. Tenía un buen culo... Mmm... Y piernas... Reí un poco y me miré al espejo, empezando a dar vueltas para mirarme entera.

-Soy hermosa, ¿verdad? -ladeo el rostro y luego vuelvo a la realidad, mirándole a él.- Es que antes no era así...-no sabía bien si pretendía excusarme o que, pero era cierto. Antes era una niña en toda regla.

Sonreí cuando me abrazo y escuché lo que decía, replanteándomelo un poco. Me quedé observando como salía del cuarto y mi sonrisa no desaparecía de mi rostro. Era como si hubiera recuperado una parte de mi vida, motivo por el que Aloqua no dejaba de dar golpes contra todo mi ser, maldiciendo y queriendo romper todo cuando había a mi lado. Liese, estaba contenta, se sentía protegida y, estaba claro, que empezaría a haber una mezcla entre las dos. No quería sacar a Rolf de mi vida, no ahora que había vuelto de verdad.

Salí tras él, dando pequeños saltitos y pasando por las habitaciones de las demás. Escuchaba sus gritos de placer, sus gemidos y eso hacía que me excitara sin poder evitarlo. Y pensar que yo habría podido disfrutar de eso si no me hubiera dado cuenta de quien era... Charqueé la lengua y me encontré con él en la salida, agarrándome a su brazo con fuerza.

-Vamos pues, hermanito.

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¿Un encuentro fortuito? [Privado]

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