Bienvenida a mi hogar (Privado)

por **Teniente Lecrerc** Vie Nov 09, 2012 10:27 am

Lecrerc paseaba por los jardines de su mansión cómodamente, con un traje de paseo marrón bastante elegante, era de noche, y había poca luz, salvo la que llegaba desde el interior de su casa. Por fin había conseguido instalarse, aunque a las afueras, aquel era un buen sitio para la soledad y la investigación, las paredes de aquella gran casa eran sólidas, de bloques de piedra gris, con mucha decoración y un techo grisaceo que le daba un tono más tétrico si cabía.

El jardín que la rodeaba era amplio, y todo aquello estaba cercado por una valla metálica negra con remaches dorados, en ella se encontraba una gran puerta cerrada a cal y canto. No esperaba vistas.

El oficial simplemente llevaba su revólver en el bolsillo interior de su chaqueta, y su reloj de pulsera, normalmente dejaba la puerta de la mansión abierta, al contrario de la de la valla.

por **Lara Karstein** Vie Nov 09, 2012 10:45 am

No era que tuviese sed, sólo tenía antojos de dar un sorbo más, pero algo distinto. Ya había bebido de algunos delincuentes por ahí, la sangre que contenía mal siempre había sido mi predilecta. Fue entonces que recordé ver alguna vez a un hombre vestido de modo militar, no era un cazador, tal vez no tenía ni siquiera idea que existiera algo sobrenatural en su mundo, eran posibilidades. Lo recordé porque era buena opción para cerrar mi noche, seguro daría lucha como pudiera y eso haría interesante mi cena.

El lugar estaba con la mayor seguridad de la época, pero nada difícil para mí, podría saltar la seguridad más alta posible sin problemas. Una vez adentro, sentí el aroma de su sangre en el patio, la casa, aparte de él, estaba sola. Al entrar vi fotografías de sus uniformes y viajes y detallé varias cosas allí dentro, armas, escudos.... y él ni sintió mi presencia. Fue entonces cuando le susurré por la espalda.

- Que se sentirá morir en tu casa sin esperar a la muerte vestida de mujer?-

por **Teniente Lecrerc** Vie Nov 09, 2012 11:27 am

La sangre se le heló. Vaya, ya era hora de que se enconrara con alguno de esos seres de los que había oído hablar...y los que había estudiado detenidamente. Probablemente el pánico hubiera sido la reacción más común, pero él no era ningún pusilanime sin experiencias cercanas a la muerte. Así que se giró.

-Una mujer encantadora, bien... supongo que has venido o porque la decoración te ha atraído al lugar o porque buscas algo sustancial de mí, y ya puedo sospechar qué es. En fin, puedes sentarte hasta que traiga una copa de vino.

El Teniente se tomaba la situación con humor, ante el mal tiempo, buena cara. Es un dicho que solía decir su madre, hace muchos años.

Esperemos que aquella mujer no tuviera mucha hambre

por **Lara Karstein** Vie Nov 09, 2012 12:02 pm

Tal parece que no le era desconocida la existencia de nosotros. Cuando él giró, me dejé ver, era interesante ver la cara de los mortales a causa de la belleza inmortal.

- Gracias- Le respondí a su comentario primero. - Pero me temo que la decoración de guerra no es algo que me guste.-

En aquél jardín, habían unos bancos, de esos donde toman el té en esta época, entonces con total cinismo me senté y cruzando la pierna lo seguí observando.

- El vino me agrada, ha acertado. No tarde, traígalo pronto-

Claro que me gustaba el vino, después de la sangre era mi bebida favorita, incluso, por lo general me gustaba mezclarlas, tal vez al no tener mucha sed pudiera aprovechar por ambas y hacer de este mortal una de mis fuentes de sangre. Acaso, a que mortal no le gusta ser visitado y mordido por un vampiro cada tanto?

Sin embargo, me preguntaba que le pasaría a aquél mortal por su mente al notar que no lo mataba en el acto sino que me notaba tan serena.

por **Teniente Lecrerc** Vie Nov 09, 2012 12:09 pm

Al poco rato llegó con una botella de vino del bueno y dos copas al jardín, donde contempló a la mujer sentada en un banco, y, con despreocupación, se sentó junto a ella.

-Esta situación es un poco cómica... creo que eres la primera que conozco de tu raza, no has estado a la altura de mis expectativas, pensaba que ibas a lanzarte contra mí de forma animal y destriparme en mi propio jardín, pero veo que tienes sentido del decoro y no quieres mancillar mi precioso entorno, la sangre queda mal junto a mis Orquideas.

Lecrerc sirvió el vino en las dos copas con elegancia, una noche junto a un ser sobrenatural bebiendo una copa de vino en el jardín podía resultar incluso agradable, a veces se preguntaba si estaba loco.

-Bah, pero que modales... soy Guillé Lecrerc, el Teniente Guillé Lecrerc, de la Caballería Republicana...y usted es..? Bueno, da igual, la llamaré Dientes Largos.

por **Lara Karstein** Vie Nov 09, 2012 12:34 pm

Vaya, era confiado o tal vez curioso. Volvió pronto y se sentó como si en vez de sentarse con la muerte, se sentara con alguien que no le generaba sensación de peligro.

- Más que raza prefiero llamarlo especie. Y no somos irracionales, por Dios, estoy segura que incluso tengo mejor gusto que usted y de quererlo matar, lo haré, sin importar ni las orquideas, ni usted, ni nada. Pero.. - Le sonreí- Lo haré con estilo y usted será conciente de su muerte, no lo mataré como a una bestia de querer hacerlo.

Al menos había traído un buen vino, eso era bueno para... mi digestión. Luego se quiso hacer el cortés, digo se quiso porque no le duró mucho con el apodo que inventó a pesar que mis colmillos no eran tan notorios, podía incluso ocultarlos con facilidad.

- Más vale por su vida que me llame de otra forma, soldadito. A menos que se quiera convertir en mi postre y creo que no es así, verdad?- Todo lo decía con un tono bajo pero firme, los gritos no era algo que me gustara, auque creo que a él sí, por algo era teniente, supuse al tiempo que tomaba entre mis dedos una de las copas.

por **Teniente Lecrerc** Vie Nov 09, 2012 1:04 pm

Bebió un sorbo del vino y lo degustó durante unos instantes, tras esto, se rió ligeramente. A él ya no le importaba ni morir, ni vivir. Y por favor, cualquiera tendría mejor gusto que él, aunque casi nunca lo asumía.
Metió su mano en el interior de la chaqueta, sacando un gran revólver plateado y dejándolo con suavidad sobre la mesa.

-Bien, Colmillitos, ¿te gusta el vino? Es de lo mejorcito... ¿has comido muchos niños hoy?- preguntó, con otra risa.

Pensó en la gravedad de la situación, por una vez, pero... no le importaba demasiado, así que dejó de pensar y brindó con la vampiresa.

-Bonita noche para conocernos, Colmillitos.

por **Lara Karstein** Vie Nov 09, 2012 7:53 pm

Un arma, la tomé y jugué con ella dándole en vueltas en uno de mis dedos. Si él no sabía de nuestra velocidad, ahora lo sabría. Luego de ella la dejé de vuelta sobre la mesa, no representaba peligro alguno.

Por su forma de hablarme, más que tener miedo parecía sentirse a gusto, era extraño, pero bueno, una copa de vino jamás vendría mal y no siempre tenía conversaciones con mi posible cena. Por alguna fracción de tiempo me pregunto si acaso este hombre deseaba morir, porque así lo parecía; o tal vez sólo estaba algo demente. De todas maneras quería mi copa de vino y mejor que eso, se me antojaba que el vino fuese mejor.

- Siempre me gustó el vino, aunque siempre quiero un toque especial. Deme su mano, por favor.-

Y le extendí la mía boca arriba para que ubicara la suya. Con la otra puse la copa en la mesa y le miré.

por **Teniente Lecrerc** Sáb Nov 10, 2012 8:08 am

Una herida más no importaba. Era predecible lo que aquella mujer iba a hacer, así que extendió la mano y la colocó sobre la de la mujer, estaba fría...aquello era normal, él ya había sentido aquella frialdad tomando las manos de los cuerpos de sus amigos muertos en las arenas de Egipto, de aquello no hace tanto.

-Mientras no me conviertas en algo de los tuyos...Colmillitos-le dijo, mirándola a los ojos. Siempre le habían dicho al teniente que sus ojos eran bonitos y su mirada, rompía la mismísima piedra.

Bebió otro sorbo de vino antes de que la chica hiciera lo que hiciera con su mano.

por **Lara Karstein** Dom Nov 11, 2012 7:01 pm

Tuve dos opciones cuando pensaba en la forma en que actuaba aquél hombre: Era muy cínico, o, no le importaba en absoluto morir. Aunque seguro había tenido tan cerca a la muerte que ya no le aterraba, si en realidad era teniente tuvo que arriesgar su vida lo suficiente como para tener más temple ante la misma aunque cambiara la manera de presentarse antes sus víctimas. Eso era bueno, era poco común encontrar humanos así, o por lo menos así me lo parecia.

Él extendió su mano sin angustia y yo con una de mis uñas lastime la parte inferior de su muñeca. La herida no era grave, por supuesto, sólo quería un par de gotas para disfrutar de mi copa de vino. Efectué el corte y sostuve la muñeca hasta que manó lo necesario con relación también a la pequeña herida. Sin dejar de mirarle, le solté y luego con tranquilidad tomé la copa dándole un mínimo movimiento para mezclar sus sabores, mis dos favoritos.

- Le agradezco, es usted muy amable. Hay algo es esta noche que me llama sumamente la atención y es su tranquilidad ante mi presencia, es como si estuviera preparado para salir al jardín y saludar a la muerte, me equivoco?-

por **Teniente Lecrerc** Jue Nov 22, 2012 2:13 pm

Reflexionó sobre las palabras de la vampiresa, ¿la muerte? Era algo que ya no le asustaba...tantas veces la había visto, tantas veces la había palpado, tantas veces había sido su emisario, que la muerte ya no significaba nada para él. Solo Vacío.

-Un hombre como yo aprende a convivir con la muerte, y no sabría decir cual de los dos es más mortífero a la hora de ser emisario de la Parca, atravesar hombres con bayonetas, disparar, ordenar ejecuciones o cargas de caballería no son cosa fácil, ni si quiera son cosa agradable, pero es mi trabajo, y mi deber, mi deber de soldado.

Suspiró, y sacó un cigarro de su guerrera, se lo colocó entre los labios, pero no se molestó en encenderlo.

por **Lara Karstein** Vie Nov 23, 2012 12:30 am

Aquél hombre que tenía al frente no temía, era claro. No solamente me basaba en sus palabras, sino que no sentía su corazón latir desbocado como suele ocurrir con nuestras visitas a humanos, e incluso su frente estaba seca, sin el perlado habitual que da el sudor en casos de extremo nerviosismo. Sencillamente, nada. Tomé de nuevo en mis manos la copa de vino mezclada con la sangre del hombre y reclinandome en la silla ocre de aquél jardín, bebí un sorbo de mi copa y lo miré con detalle. Todavía me cuestionaba su respuesta, el porqué lo hacía de esa forma y que era lo que se le cruzaba por la cabeza. En principio creí que había ido a visitar a un loco, algún rezagado del ejército excluído por su locura, o tal vez su locura era la obsesión por su mando, los recuerdos de tantos enfrentamientos tan fijos en su memoria que serían para él los más importantes si no me equivocaba en mi teoría. Su posición como teniente era una mano más de su cuerpo, tan importante como un organo vital que le daba motivos para estar vivo. Lo que me decía tenía mucho sentido, había respirado muerte, causado muerte e incluso escapado de la misma, pero realmente hablabamos de puntos de vista diferentes, pues la muerte tiene disfraces o en el caso de nosotros, los vampiros, hijos.

- Es distinto, teniente. Verá, en una guerra, en general, se está en iguales niveles. Ambos bandos tienen sus soldados, sus dirigentes, sus armas... las tropas están ordenadas de tal forma que en un principio no se sabe quién ganará porque a primera vista la balanza está equilibrada. Pero, que sucedería si fuese una guerra de un ejército humano contra un par de inmortales? la balanza se mueve distinto y es justo lo que pasa ahora. Usted no ve la muerte que ha pasado sino que la muerte le habla desde un cuerpo que no fue vencido por ella. Me sigue?-

Tomé otra sorbo de vino de mi copa y analicé su respuesta como mis conjeturas me lo permitían. El detalle del cigarrillo encender, por ejemplo, me dió a entender que algo tenía en mente, algo pensaba, meditaba o tenía confuso, de no ser así, le habría dado al mismo su función y lo habría encendido de inmediato, pero no fue así. La noche incluso era demasiado tranquila y a causa de la temporada el viento no era un común denominador de estas noches.

Por otra parte, rondaba en mi cabeza la duda acerca de a qué le temía este hombre. Todos, vampiros, humanos o cualquier otra especie, tenemos el temor de algo, de lo que sea, de perder algo, de no actuar como se debe, de arriesgar a otros, de morir o, porque no, de vivir. Esa sería mi siguiente pregunta, su respuesta tal vez me diera un poco más de luz con respecto al extraño hombre que tenía frente a mí, uno de los pocos humanos a los que les permito hablar antes de cenarmelos o incluso, tal vez de perdonarle la vida, todo depende, del humano y claro está de mi sed.

- Y, si no le teme a la muerte como demuestra, entonces ¿A que le teme? A la vida, a la soledad, a que?-

por **Teniente Lecrerc** Vie Nov 23, 2012 8:29 am

Recapacitó sobre las palabras de aquella mujer, aquel ser inmortal que estaba frente a él. Las palabras tenían cierta veracidad, aunque los ejércitos no sean totalmente equiparables en un campo de batalla, los inmortales superarían a muchos ejércitos de ese tipo juntos.

-¿Conoce la Historia de Odín? Fue un Dios nórdico, allá, por los tiempos antiguos... Odín...-continuó, después de beber un sorbo de vino-Odín fue asesinado por su hijastro, Loki, que quería poder, quería controlarlo todo. Toda esta historia queda reflejada en una simple frase de Nietszche...Dios ha muerto. Y si el creador de vida muere, ¿también podrá hacerlo el creador de la muerte?

¿Miedo? Había experimentado el miedo en todos sus aspectos, cada segundo, a cada paso en las arenosas tierras egipcias, en cada bocanada de aire en los Estados Unidos de América, donde se estaba forjando una guerra civil.

-Todos tenemos miedo a algo, ¿no es así? Tengo miedo a cosas materiales, como al agua, o los gatos, ¿gracioso? Sí. Pero a lo que realmente le tengo miedo es al Caos, a la Anarquía, al desorden...tal vez eso me impulsó a ser militar, tal vez eso me impulsará a hacer algo con esta cloaca.

por **Lara Karstein** Miér Nov 28, 2012 8:04 pm

Vaya, vaya... este hombre tocó dos de mis temas predilectos. Dios y filosofía, sin duda era algo que manejaba debido a mis largas horas de estudio cada tanto tiempo a causa del gran interés que me generaba y porque ambos temas se conectaban increíblemente. La diferencia esta noche no eran filosofías, eso en general varía de un individuo a otro, sino que, por el contrario, teníamos diferentes motivos para matar, eso era lo que teníamos en común. Yo por sobrevivir y el por una causa a la que muchos de los suyos le llamaban "Noble", aunque para mí, de noble no tenía sino el nombre. Crucé la pierna y apoyé la copa en la mesa, observándo con más detalle su rostro y las heridas de guerra bien cicatrizadas y casi imperceptibles a los ojos humanos.

- La teoría que Dios ha muerto es tan incierta como muchas, a nadie le consta, nadie le ha visto. Los que lo dicen son los que menos le buscan y como bien mencionó en la primera historia, sólo podría ser matado un dios por sus iguales, y nosotros no somos sino una caja de muñecas a pequeña escalada comparado con Dios.-

Miedos, muerte, filosofía, Dios.... ese era el tema que encerraba todo, sus dudas y mi presencia inmortal frente a él, tomando un vino como cualquier visita pero con detalles peculiares. Sus miedos hicieron que contuviera una sonrisa, incluso llegué a pensar que aquél sujeto había enloquecido pero todavía nadie daba por hecho aquél suceso.

-Teme lo que un gato pero le teme a los mismos- Sonreí - Pero con lo siguiente que dice, me hace pensar que vino a Francia por algo en particular, no sé si sea un bien común, pero sí un fin propio. Me equivoco en eso, teniente?

Que era? una ciudad, el honor, el simple hecho de la guerra? Los humanos eran más complejos con cada década, incluso me atrevería a decir que eran más egoístas y más dados a buscar la fama y el renombre que en años atrás. Hasta ahora puedo decir que especulaba, pero este hombre revelaría sus intensiones y luego, decidiría que hacer con él. Vida o muerte? sus palabras marcarán el rumbo de su sangre.

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