Enseñando con el corazón [Privado]

Me habían citado hoy al palacio, para reunirme con una señorita que prontamente seria una de mis alumnas...la invitaría también a mi nueva escuela de música, que se estaba recien inaugurando.
La verdad es que yo no conocía a la muchacha, pues solo me había llegado una carta de terceros, avisándome que ella necesitaba clases de música...estaba acostumbrado a este tipo de reencuentros con pobres almas que necesitan un guia...

En fin, había llegado ya al palacio...me indicaron una salón donde supuestamente tendría que esperar a la llegada de mi alumna...
Era un gran salón donde había una gran mesa, con una banquete...me habian dicho que era para mi llegada, por cortesía del Palacio, y yo me sentí extrañamente alagado....y no me atrevia ni a probar ni comer de las delicias de aquella mesa, yo solo he ido a cumplir con mi trabajo, pero al parecer querían llenarme de regalos....

Había un piano, y otros cuántos instrumentos más en el salón...y comencé a observarlos todos, un piano, un violín, un arpa, trombones, trompetas, saxos, flautas traversas...y otros más...al parecer en esta habitación se reunían cotidianamente otro músicos a practicar, estudiar, tocar...pero me avisaron que este día el salón solo estaba reservado para mi y mi "desconocida alumna*...
Me dediqué a observar detenidamente todo en general, la verdad es que me sentia orgulloso de estar pisando este lugar, siempre quise entrar aquí...pero mi padre no me dejaba, me llevaba a mostrar mi música a los lugares que solamente él quería...
Y este no era uno más de otros lugares lujosos de alta sociedad a los que he ido, era especial..era como un deseo que había surgido en mi hace algunos años y que ahora recien podía explotarse...y llenarme de satisfacción...siempre había querido mostrar mi música aquí.
En esos momentos por mi mente pasaban demasiadas cosas a la vez, y era normal, mi mente trabajaba siempre más rápido de lo normal...Comencé a preguntarme en cómo sería mi alumna, no me dieron detalles solo que era una jovencita con muchas ganas de aprender música, lo que me hacia tambalear un poco, es que era una señorita de clase alta...la verdad, es que siempre me he llevado mal con ese tipo de gente, pero sé que pagan bien por algo acepto este tipo de ofertas, y porque enseñar música es algo que a su vez alimenta mi alma....pero ojala esta señorita no tenga prejuicios ni nada por el estilo, porque si aborrece algo de mi música o si me aborrece a mi sin darme una razón elocuente, estoy seguro que le haré una escena dramática..pues no me gusta que me molesten.

Y en fin, me decidí por tocar algo para para pasar el tiempo y soltar mis manos un poco..abrí mi bolso de partituras sobre el piano y las saqué...me las quedé mirando unos segundos eligiendo que canción tocar...y me decidí de tocar una, proveniente de mis más grandes ídolos, y compatriota: Wolfgang Amadeus Mozart...

-Ah si...Fantasía en D menor, aquí estás...- dije contento, besando la partitura...era mi canción favorita del compositor...y comencé a tocar...

Spoiler:

Al terminar de interpretar mi canción favorita de mi compatriota, una dulce voz entró y alimentó audición...mi alumna esperada ya había llegado, la verdad es que crei que iba a ser una jovencita menor, pero era una bella mujer, se veia la madurez atraves de sus ojos..y solo atiné pensar perdiéndome en su presencia: "Crei que esto iba a ser más difícil, pero se ve que es una mujer con cordura que llega decidida a aprender lo que sea..."

Me levante del piano y le hice una reverencia:
-Mikelangelo Van Dort, madmoiselle...es un placer conocerle, no se disculpe por la demora, pero si llega a llegar tarde otra vez no le dejaré nada de comida a la próxima...- le dije sarcásticamente y me la quedé contemplando de nuevo, pues con la gente de la alta sociedad me era difícil llevarme, tengo un cierto rechazo, aunque una que otra persona me ha hecho cambiar esa relación como "Mi Gran Amigo Florent Mothe", no sé por qué me acordé el...aunque nunca quiso realmente aprender sobre mi o mi música, porque solo veía en su mirada envidia...tal vez, creo que por eso enseñar a gente de clase alta me ha producido una especie de rechazo, debido a que algunas personas, asi como él en particular son demasiado creídas y piensan que lo saben todo y que lo que enseña el maestro está mal...

En fin, me producía una cierta distancia mas o menos grande entre maestro de clase media y alumna de clase alta.

Nervioso la invité a tomar asiento a mi lado, cerca del piano y como soy tan directo para decir las cosas, me salieron brutamente:

-Bien entonces desea empezar altiro, o prefiere comer algo de esa mesa llena de alimentos de aqui atrás...??- dije apuntando con mi dedo la mesa, mientras miraba mis partituras -...la verdad señorita, le confieso que... no sé por qué me trajeron tanta comida, como si quisiesen engordarme o algo asi - me rei bulliciosamente de la estupidez que dije, (bueno la verdad es que me risa no era lo más matador que poseía... ya que es un tanto maniática y loca)

Luego me arrepentí de decir tan bruscamente lo anterior por lo que me disculpé:

-Madmoiselle, disculpe si mis palabras no son adecuadas para este nuevo encuentro...pero es que me pone de mal humor que me dejen esperando tanto tiempo...y no le estoy echando la culpa a usted, nada de eso! pero.. de seguro todos tenemos problemas en nuestros hogares no cree? - dije sutilmente sarcástico ante la diferencia de clase -...no todos llevamos una vida perfecta no?...y le digo, muchas gracias por sus aplausos, me halaga que pueda complacer a sus oídos- dije lo último mirandola profundamente y le besé la mano...

-Permítame decirle madmoiselle, que...espero poder enseñarle todo lo que quiera saber acerca de la música, y no le moleste esta diferencia de clases.- le dije directamente sin que me importase
-Las cosas deben estar claras desde un principio no cree?...- le dije tocando levemente su mejilla con suavidad
-Gracias realmente por escogerme Lady Nathaly- esta vez...le sonreí cálidamente, mostrando mi completa naturalidad y transparencia ante mis comentarios...espero no espantarla, ni perder mi trabajo.