Hogar. Mansión Principal. [Cara al público.]

La parte del anonimato lleva también consigo una vida "común". La familia Biermann se ha encargado de hacerse ver como cualquier poderoso imperio de comerciantes.
Por eso, ha adquirido desde años atrás una enorme propiedad a las afueras de París. La entrada está resguardada por una gran rejilla de color negro, que deja ver los amplios jardines que la decoran. Al entrar, puedes observar la gran cantidad de colores, desde arboles, flores, arbustos, hasta la misma hierva que está a los costados del sendero. El carruaje tardará máximo cinco minutos en llegar a la primera, y sólo posiblemente vista estructura. Unas enormes escales que tienen acceso a los costados es lo primero que llamará tu atención, pues las estatuas que la adornan son poco comunes. La puerta es de manera, enorme, y se divide en tres partes, ya que los grandes portales no se mueven, sólo una pequeña abertura que deja pasar a tres personas al mismo tiempo de ser posible.

Al entrar encontrarás pinturas abstractas, todas traídas de varias partes del mundo (Se dice que cualquier desconocido que pregunten por ellas, se mentira otorgando una historia sobre pintores pasados), peor en realidad son regalos de cazadores que vienen de sus lugares de origen. Tiene una gran alfombra que conecta con el cuarto de la chimenea, con una acogedora sala. También un salón de música, dónde se encuentra en medio un piano, algunos otros instrumentos y una pequeña pista de baile. El siguiente cuarto a mencionar es una biblioteca, que sólo es iluminada tres horas al día, por el temor del sol dañando las hojas de los libros más antiguos. La cocina es del tamaño de tres cuartos, y tiene el equipo necesario para poder poner en marcha a tanto trabajador como se necesiten ser alimentados los estómagos que pisen el lugar. Dos baños que se otorgan a los visitantes, repartidos entre cuartos, y algunos para los encargados de la limpieza y el mantenimiento de la mansión. Una sala amplia y acogedora, dónde crean las grandes reuniones de la familia. Y al final un salón de fiestas, con la capacidad de ciento cincuenta invitados.

El segundo piso soló estaba repleta de habitaciones con baño propio. Veinte en total, sin contar la principal. Pero claro, también existe una amplia terraza que está decorada con mesas listas para tomar una deliciosa taza de té, y un cuarto lleno del arte más llamativo de Paris.  

Como se puede apreciar, una mansión que dejan a los invitados dispuestos a seguir descubriendo al respecto, sin necesidad de llegar a los túneles que conectan con el verdadero atractivo del lugar.

Túnel trasero. (Conecta con el segundo edificio).

Detrás de la cocina se encuentran dos grandes puertas de madera, una es de color más claro que el otro, los tonos son en café. El más claro te lleva a la zona de jardines, dónde un laberinto te hará llegar al final de él de regreso a la casa, dejando que los invitados sientan una especie de emoción por el descubrimiento, pero impidiendo que descubran el secreto que se encierra en ese lugar.

La puerta más oscura es custodiada por dos candelabros a cada lado, siempre están prendidos, sin importar la hora del día, y el calor que pueda hacer en la cocina. Al abrirlo encontrarás oscuridad absoluta, y necesitarás un candelabro para poder guiarte entre los pasillos. Estos fueron hecho de la misma manera que la mansión, con materiales firmes, que no caerían, pero a diferencia de la estructura principal, no existen ventanas, y  la luz no puede entrar, sólo aquellos que tienen acceso pueden llegar a la otra orilla sin problema, pues aunque todo es lineal, pocos saben que a mitad de camino se necesita un poco de tranquilidad para no sofocarte y perder la cordura de las cosas. El poco aire que transita por ese lugar puede ocasionar una especie de claustrofobia, todo tiene manías, instrucciones, que deben ser acatadas por su seguridad, el de sus compañeros y el de la academia.