Hogar, Dulce, Viejo, Sucio y Desmesuradamente Grande Hogar (Grupal)

por **Katya Berdiáyeva** Vie Mayo 20, 2016 11:08 pm

Treinta y cinco, treinta y seis, treinta y siete… Deberían ser cuarenta dos los paquetes apilados en el amplio recibidor de la mansión, compuestos por cajas, baúles, maletas y bolsos. Ningún mueble fue traído desde casa, pues se le ha dicho que esta mansión tiene todos los necesarios, sin embargo, con sólo echar un vistazo general, resultará ser que hay muchos que aquí sobran.

— No, espera. Eso déjalo aquí. — toma un florero que está encima de una mesa y lo aparta, dejándolo sobre la silla —Esas cajas también. — apunta hacia un montón de pequeños paquetes apilados en la entrada — Son livianas, la superficie estará bien. Sólo no la golpees. — indica, antes de dirigirse a la salida para verificar el camión donde vienen las demás cosas.

Le interrumpe el ruido del móvil, donde un mensaje indica un par de llamadas perdidas de Erich.

— Maldita sea. Habrá sido culpa de la pésima señal en el aeropuerto. — enseguida, marca el número indicado en la pantalla, pero da ocupado — Demasiado tarde… — levanta la mirada hacia el segundo piso, donde Jaska debe estar explorando.

Piensa que su hermano ha sido el siguiente objetivo de Erich, seguro le habrá llamado y habrá preguntado por qué el otro no contestó. Tendrá que disculparse con ambos, pero será más tarde, cuando se encuentre todo ubicado. Da la espalda a la mansión, para encarar el amplio jardín y respirar profundo, tratando de atrapar todos los aromas y darse un respiro. Pero el llamado de su hermano le interrumpe y obliga a volver a voltear.

— ¿Qué tienes entre manos? — se pregunta qué será tan difícil de cargar, que Jaska no puede solo.

Pronto, con pasos rápidos, cruza la entrada de regreso al interior de la mansión, atraviesa el corredor y se apresura a subir las escaleras en espiral. Arriba, echa un vistazo alrededor, ¿Por qué este sitio debe ser tan enorme? ¿Cuál es la necesidad? Ya sabe, para qué dudarlo.

— Aquí estoy. — se anuncia cuando da con la habitación donde está Jaska, después de haber asomado a otras dos anteriores sin encontrarle — ¿Con qué te ayudo? —

por **Aleksei S. Alexándrovich** Vie Mayo 20, 2016 11:12 pm

— Si, ningún problema. El vuelo fue tranquilo —sostengo el móvil pegado a mi oreja con el hombro mientras camino, mis manos está ocupadas en cargar un par de bolsos repletos de ropa e indumentaria— Está bien, no sé dónde, estará explorando, pero bien. Tiene su propio móvil ¿Sabes? —subo las escaleras— Claro, el salón del segundo piso ¿Qué? Vamos, hay ocho salones en esta casa —no estoy adivinando, los conté— No extrañarán uno —abro la puerta de doble hoja con las caderas— No, es muy pequeño… Ese también y no pienso dormir donde mi padre lo hizo —antes, escogería la caballeriza, sin dudarlo— ¿Me estás diciendo que, después de insistirnos en usar esta reliquia de casa, se negará a dejarme un salón? Sí, yo lo llamaré, y mi trauma estará en tu consciencia. Te hablo después, Erich.

Suelto los bolsos junto a la enorme mesa del salón y el móvil sobre ellos. Resoplo, tengo que mover dos docenas de muebles de una sola habitación para liberar un poco de espacio ¿Por qué tanta opulencia? Conozco la respuesta tan bien como conozco a mi padre, toda esa teatralidad para jugar con la mente de las personas a cambio de su propia comodidad (y la nuestra, obviamente), y no deja de molestarme.

— ¡Änthi! —llamo cuando logré llegar a la ventana, abrirla, y asomarme a ella— No vendrán esta noche, estaremos solos ¿Me ayudas con esto?

por **Artemisa De Witt** Vie Mayo 20, 2016 11:16 pm

Treinta y cinco, treinta y seis, treinta y siete… Deberían ser cuarenta dos los paquetes apilados en el amplio recibidor de la mansión, compuestos por cajas, baúles, maletas y bolsos. Ningún mueble fue traído desde casa, pues se le ha dicho que esta mansión tiene todos los necesarios, sin embargo, con sólo echar un vistazo general, resultará ser que hay muchos que aquí sobran.

— No, espera. Eso déjalo aquí. — toma un florero que está encima de una mesa y lo aparta, dejándolo sobre la silla — Esas cajas también. — apunta hacia un montón de pequeños paquetes apilados en la entrada — Son livianas, la superficie estará bien. Sólo no la golpees. — indica, antes de dirigirse a la salida para verificar el camión donde vienen las demás cosas.

Le interrumpe el ruido del móvil, donde un mensaje indica un par de llamadas perdidas de Erich.

— Maldita sea. Habrá sido culpa de la pésima señal en el aeropuerto. — enseguida, marca el número indicado en la pantalla, pero da ocupado — Demasiado tarde… — levanta la mirada hacia el segundo piso, donde Jaska debe estar explorando.

Piensa que su hermano ha sido el siguiente objetivo de Erich, seguro le habrá llamado y habrá preguntado por qué el otro no contestó. Tendrá que disculparse con ambos, pero será más tarde, cuando se encuentre todo ubicado. Da la espalda a la mansión, para encarar el amplio jardín y respirar profundo, tratando de atrapar todos los aromas y darse un respiro. Pero el llamado de su hermano le interrumpe y obliga a volver a voltear.

— ¿Qué tienes entre manos? — se pregunta qué será tan difícil de cargar, que Jaska no puede solo.

Pronto, con pasos rápidos, cruza la entrada de regreso al interior de la mansión, atraviesa el corredor y se apresura a subir las escaleras en espiral. Arriba, echa un vistazo alrededor, ¿Por qué este sitio debe ser tan enorme? ¿Cuál es la necesidad? Ya sabe, para qué dudarlo.

— Aquí estoy. — se anuncia cuando da con la habitación donde está Jaska, después de haber asomado a otras dos anteriores sin encontrarle — ¿Con qué te ayudo? —

por **Gretel Döhler** Vie Mayo 20, 2016 11:20 pm

Respondo con un gesto, no le daré un discurso a base de gritos por deliciosa que pueda resultarle mi voz. Le indico, con un movimiento de cabeza, el interior de la sala, y me alejo de la ventana para esperarle en la puerta.

— Esto —ahora señalo con la mano el despilfarro de muebles llenando cada metro cuadrado de la estancia, la mesa de al menos tres metros de largo (no tengo que inspeccionarla en detalle para saber que se trata de madera de alguna rara variedad de cedro, y es que, si no es ridículamente costoso, no sirve para mi padre), y una docena entera de sillas a juego, con tapizado de terciopelo rojo— Hay demasiada basura aquí —pero lo que me interesa enseñarle es el sofá, muy similar a un diván, que ocupa la esquina hacia donde camino una vez estoy seguro me ha puesto toda su atención, por consiguiente vendrá también— ¿Lo quieres? —su cuero negro, impecable, es muy del estilo de Änthi— Y, si quieres algo más de aquí, es ahora o nunca. Empacaré todo lo que sobre en el cuarto contiguo —literalmente, comprimiré todos estos muebles en un espacio de tres por tres metros, en menos de dos horas (va siendo hora de descansar), dudo que todo resulte ileso, pero más improbable será que logre sacar algo de allí después que cierre la puerta.

Mientras espero su respuesta, acomodo las sillas, de dos en dos, respaldo contra respaldo, para llevar de a cuatro por vez hasta la improvisada bodega aquí al lado.

— ¿Escogiste habitación? —ese es otro asunto importante— ¿Dormirás aquí?

por **Thanatos & Ariadne** Vie Mayo 20, 2016 11:22 pm

Jaska señala el interior de la habitación, pero, ¿Es que quiere que la queme? Cada mueble debe estar grabado en la retina y en la billetera de papá, sólo para matar al que se atreva a hacerle algo. Es más, ¿Siquiera pueden moverlos? Si no fuera por el medio millar de sirvientes que pululan por todas partes, a todas horas del día, es muy seguro que tres centímetros de polvo fueran capaces de estacionarse en cada mueble. Pero, de no ser apropiado, ¿Qué más da? No será esta la primera ni la última travesura que cometen.

— Está bien, es basura. Pero no es basura. —dice, mientras camina siguiendo las indicaciones — ¿Para qué quiero un diván? Es más, a papá le gustan los divanes. ¿Dónde crees que se estacionaba con su rubio? — niega, sacudiendo la cabeza con energía.

Cuando Jaska empieza a mover cosas, teme por el estado en que las deje, donde sea que las acomode. Sigue sus pasos para ir en busca del cuarto contiguo, un sitio donde no hay espacio para lo que su hermano desea mover.

— Espera, ¿Vas a meter todo eso… aquí? — indica con las dos manos, para dar énfasis — ¿Aquí? ¿En serio? ¿Quieres jugar al tetris con los muebles? — si, seguro que si, por tanto, será mejor que se ponga a amontonar cosas, para dar espacio a las que vienen.

Se adelanta y comienza por una mesa, de menores dimensiones que la del primer cuarto, pero igualmente aparatosa. La empuja, para dar con ella contra la muralla (con suavidad, para no estropear la pared y su decorado), luego es el turno de un sofá que quita del camino de la puerta, así Jaska puede deshacerse de la carga tras recorrer menor distancia. Las sillas serán las siguientes, que acomodará patas arriba, una por una, sobre la mesa anteriormente desplazada.

Aprovecha el regreso del segundo viaje de su hermano para responder a la pregunta.

— No he tenido tiempo de revisar la mansión, ya perdí dos llamadas de Erich y Alan me tiene el whatsapp lleno de mensajes. Además, los de la mudanza no se mueven si no se lo dices, son las reglas de la empresa. —